viernes, 30 de agosto de 2024

¿Cuándo Enloqueció Chile?

El domingo pasado vi en El Mercurio que el best-seller, la obra literaria más vendida de "ficción", se titulaba "El Libro de Bill". En una tincada demostrativa de lo perdido que ando en la vida, pensé que era un texto humorístico y lleno de ironías cultas.

Lo mandé comprar, porque no salgo a ninguna parte por temor a las encerronas, asaltos y balas locas. Pero me contestaron que estaba agotado y que, cuando llegaba a las librerías, desaparecía en el acto.

Más ganas me dieron de leerlo. Así es que, pagando un sobreprecio razonable, me lo iban a "reservar", me dijeron. Porque si no, se iba.

Hace un par de días ¡por fin! me llamaron y lo fui a buscar, antes de que otro, alguien, me arrebatara ese precioso ejemplar puesto a salvo de la voracidad lectora de los chilenos. Porque ya estaba agotado el último pedido de treinta ejemplares que había recibido la misma librería. Manejé desalado, recién almorzado. 

Llegando de vuelta a casa le saqué (a la joya literaria más vendida del momento) el envoltorio plástico e, impaciente, quise empezar a leerla y disfrutarla cuánto antes. Y ¡no pude! 

Es una mescolanza satánico-drogadística de disparates latosos, lugares comunes, invocaciones esotéricas, todas difíciles de leer porque están escritas en letra sepia sobre fondo amarillo, negro o rojo o vice versa. Nada es normal ni tiene sentido. Es una gigantesca pitanza. 

Incoherencia total. Hay páginas enteras que dicen "ha-ha-ha" y nada más. 

Otra página al azar, en colores, dice "POPOTES BOBOS. ¡Oye, mira mi colección de popotes bobos!" y otras sandeces, y hay unos tubos plásticos de diferentes colores. Otra dice "CÓMO LLEGAR AL CIELO" en la primera línea... y el resto está en blanco.

Dos páginas completas de monos animados muy desanimados. Fomes. Inexplicables.    

Nada tiene que ver con  nada. En otra página dice (sic) "El libro de Bll" (sin la "i"), fondo rosado, luego estupideces inconexas.

¿Quién me está tomando el pelo? En la portada dice "Planeta". ¡Ah, ya! ¡Devuélvanme mis dieciséis lucas!

¡Aquí hay unas escasas páginas "normales"! Las leo con dificultad, porque son borrosas. Son reproducciones sacadas de una antigua novela norteamericana, "El Gran Gatsby". Lamentablemente, son pocas. No permiten concluir nada.

Otra página con letras blancas dice: "VAYA VAYA VAYA" en distintos tipos, sobre fondo negro y añade: "¡Aquí estamos al fin. He esperado una eternidad para conocerte!". Y otras sandeces. Y nada más.  

Otra se titula "El exorcismo de William Lucifer" y es una lata ramplona y aburrida. Ni siquiera demoníaca.

Hay una página con un artefacto que parece lunar o marciano, en cuyo texto, apenas legible y de letras negras sobre fondo oscuro, dice "ah, aha, ahaha, ahahaha, ahahahahahaha" y así sucesivamente. Otro pistoleo.

En las contratapas, que hay que leer con lupa, están los "créditos" que les reconocen derechos de autor a cada una de las locuras, como si se tratara de genialidades beneméritas. 

Hay otra página de fondo negro y texto un poco amarillo, que sólo dice: "EL LIBRO DE BILL. ESCRITO POR BILL. PUBLICADO POR BILL. LAMIDO POR BILL." Y un poco más abajo, en tipo más pequeño, "DISTRIBUIDO POR BILL". Y eso sería todo.

En fin, en otra, un portón grande, viejo, desvencijado, con cadenas. Y al pie dice: "Oh, jo-JO. Vaya. No debieron publicar esto". Por supuesto que no.

En otra página un buen consejo: "Sácale punta a ese lápiz, amigo. ¡Es hora de ver de qué estás hecho! Además de bilis y células muertas". Genial. 

En otra sólo una palma de mano rojiza y demoníaca, para que pongas la tuya encima, a ver qué pasa. Lo hice y no me pasó nada. Hasta ahora. 

Después de media hora de ser víctima de un franco "pistoleo", tiré el bodrio lejos y grité de nuevo: "¡Devuélvanme la plata!".

La gente se pelea el libro, se lo arrebata. Lo paga caro. La gente está loca o drogada. Nunca me he drogado. A lo mejor si lo hiciera y en estado de idiotez, el libro me entretendría. ¡Cuidado! La que lo agota es la gente que elige a quienes nos gobiernan. O como yo, incauta. Es con la que te cruzas en la calle o en auto. ¡No la mires! Puede ser, no como yo, inofensiva, sino como Bill, enloquecida. Te va a pistolear. Y hasta te puede disparar. 

martes, 27 de agosto de 2024

Hermosilla: Más "Barato" que la Suprema

Según el audio de su famosa "conversación profesional", Luis Hermosilla y sus clientes evitaron pagar tres mil millones de pesos en impuestos, valiéndose de sobornos de funcionarios. 

Ese perjuicio al erario es una minucia, "peanuts", una "pitajaña" en comparación con lo que le ha birlado al fisco la Corte Suprema durante casi veinte años, en procesos de derechos humanos contra exmilitares. Pues terminan en indemnizaciones a terroristas de izquierda o sus descendientes y suman, en casi 20 años, también miles de millones, pero de DÓLARES, violando las leyes penales básicas.

Estos delitos de prevaricación de los ministros de la Suprema ("porque esa h... es delito", como dijo Luis Hermosilla en la grabación) comenzaron a cometerse hace casi veinte años y no han parado.

Eran tan evidentes ya las primeras prevaricaciones, fallos "contra leyes expresas y vigentes", que cuando empezaron a darse, el distinguido penalista Miguel Alex Schweitzer escribió en La Segunda de 16 de marzo de 2005, después de enumerar los principios básicos del derecho penal (ramo del cual era profesor), como el de legalidad, el de la no retroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia, lo siguiente: "Pues bien, todos y repito todos, esos principios básicos han sido abandonados en algunos casos que actualmente se tramitan en nuestros tribunales".

A su vez, el jurista e historiador Gonzalo Vial Correa, crítico a esas alturas del gobierno militar del que había formado parte, señalaba, también en La Segunda del 2 de febrero de 2005, que existía "una denegación de justicia a un grupo de chilenos por no darles debido proceso, cuya responsabilidad corresponde a la Corte Suprema".

A medida que la extrema izquierda ganó mayoría en el más alto tribunal, y a partir de la ruptura del "pacto de caballeros" entre la izquierda y la derecha, que habían acordado votar para ministro de la Suprema por Haroldo Brito (de izquierda) y Alfredo Pfeiffer, que no era de derecha ni de izquierda pero se caracterizaba por respetar las leyes (rasgo de derecha, es cierto), la izquierda obtuvo la designación de Brito y, después,  ¡rechazó la de Pfeiffer! Obvio ¿a quién se le ocurre hacer un pacto de caballeros con la izquierda?

De ahí en más se desató la multimillonaria exacción ilícita de fondos públicos perpetrada por la mayoría izquierdista de supremos y en favor de los guerrilleros o sus herederos. A estas alturas debe sumar miles de millones, pero de dólares.

El establishment chileno, ante eso, eligió hace dos décadas "mirar para otro lado". Pero ha sido una verdadera vergûenza nacional. ¿Por qué "miró para otro lado"? Porque su candidato presidencial autoproclamado, Sebastián Piñera, necesitaba para ganar la presidencia --según él creía-- no ser satanizado por comunistas y socialistas. Precio a pagar: miles de millones de dólares, no de él, sino del erario, para la "izquierda con fines de lucro", es decir, casi toda.

Como dijo una vez el diputado y después ministro Felipe Ward "para la izquierda los derechos humanos son un cajero automático con el cual le saca plata al Estado".

En el hecho, Sebastián Piñera fue coautor de esa exacción ilegal, porque durante su primer gobierno y bajo la responsabilidad de su subsecretario de Interior, Rodrigo Ubilla, interpuso 980 querellas prevaricatorias contra exmilitares, en circunstancias que en las cuatro presidencias anteriores se habían interpuesto sólo 300.

Así la centroderecha se convirtió en coautora del mayor saqueo al erario, en beneficio de la extrema izquierda, registrado en la historia de Chile, que sigue hasta hoy. Un "legado de Piñera".

Semana a semana se sustraen, en sucesivos y cada vez más numerosos fallos, decenas o centenares de millones de pesos, junto con mandar a presidio a más ancianos exmilitares. Hay 328 Presos Políticos Militares. Un cálculo que lanzó una vez el ministro de Justicia de Piñera, Hernán Larraín, aventuró que hasta entonces habían sido sustraídos así unos 6.500 millones de dólares.  

¿Con que autoridad moral se escandaliza la sociedad chilena ante la exacción de miles de millones de pesos, perpetrada por el "grupo Hermosilla", cuando nada dice ni hace, y deja que se perpetúe, la de miles de millones de dólares? Con ninguna. 

Se ha perdido la moral de los encargados de conducir los asuntos públicos y de formar la opinión nacional predominante.

sábado, 24 de agosto de 2024

Ganar la Guerra y Perder la Posguerra

Ganamos la guerra contra el comunismo gracias al gobierno militar, del cual fui parte, pero, junto con el mismo, perdimos la posguerra. Ésta la ganó Allende, después de muerto por su propia mano. Hoy sus partidarios reciben chorros de dinero fiscal y dominan los medios más importantes. Lea a su principal pluma, panegirista de Allende, Carlos Peña, en El Mercurio hoy.

El que tiene un monumento en la Plaza de la Constitución, junto a La Moneda, es Allende, el perdedor de la guerra,  y no Pinochet, el victorioso. Pues éste ha sido transformado en innombrable. 

Y el comunismo está en el gobierno. Pero, además, la oposición se ha rendido a él y es, en su mayoría, antena repetidora de la versión comunista de la historia. "¡Qué duro lo de las torturas!" dicen, cuando las de Allende se denunciaban en la primera plana de El Mercurio y ni siquiera él las refutaba. 

El episodio Isabel Amor lo ha puesto en evidencia. Ha sido expulsada de su cargo, ganado en concurso público, por no condenar a su padre, sentenciado a 3 años y un día de presidio en un juicio ilegal. Y por un delito que no sólo no cometió, sino que no existió, pues nunca ha sido probado. Claro, los vencedores de la posguerra sostienen que en 1974 hubo supuestas torturas al hijo del secretario general comunista Luis Corvalán. Pero ¿por qué no las denunciaron entonces?

Ese hijo fue liberado en 1974. Podría haber ido a la comisaría de Carabineros más próxima, tras constatar lesiones. La constancia habría sido un "auto cabeza de proceso" en un juzgado del crimen y, si se hubiera acreditado torturas, los responsables habrían sido condenados y él indemnizado. Esto sucedió en otro caso en los '70, el de los "Vengadores de Mártires". Hubo detectives condenados.

Pero hemos perdido la posguerra. Los victimarios como Corvalán (cuyas armas "por si las moscas" no han sido descubiertas hasta hoy) y que, confesamente (véase entrevista de Allende a Regis Debray publicada en "Le Nouvelle Observateur" de 27.09.73) estaba preparando el golpe final para quedarse en el poder, como Castro. Pero se han transformado en "víctimas." Sus herederos, inducidos por abogados, cobran sumas millonarias cuotidianamente.

Y de agresores se transformaron en "agredidos". Y de totalitarios que iban a dar el golpe e imponer "una tiranía comunista" (Aylwin '73) se transformaron en "demócratas" (Aylwin '91, "Conversaciones Entre Demócratas"). 

Los militares a quienes él instigó el '73 han sido transformados en "agresores" y han caído y siguen cayendo presos, como el inocente doctor Manuel Amor Lillo. Condenado por un delito inexistente, "no haber podido menos que saber" de torturas que ellos han denunciado ex post.

"Vae victis" (¡Ay de los vencidos!) decían los romanos. "¡Ay de los vencedores!" decimos los chilenos hoy. Pues están en Punta Peuco, Colina II y otros penales, tras haber perdido la posguerra. Y los denunciantes de todo eso confinados a este blog. ¿Alguien ha visto en otro medio lo que aquí se ha expuesto? Yo no.

martes, 20 de agosto de 2024

Presumidos Culpables

Después de más de 50 años desde su desempeño como médico del Ejército en el Estadio Nacional, donde fueron llevados en 1973 muchos sospechosos de subversión y terrorismo que, en número no inferior a veinte mil, había en el país, y con el aplauso de la derecha y la DC en videos de Aylwin y Frei (después, como buenos chilenos, cambiaron) el doctor Manuel Amor Lillo creía tener derecho a una vejez tranquila. Nadie lo había acusado de nada.

Pero el doctor no contaba con el afán de lucro propio de todos los seres humanos. Hoy y siempre lo único que importa es sacarle plata al fisco. El diputado UDI Felipe Ward había dicho alguna vez que "los derechos humanos son una especie de cajero automático que usa la izquierda para sacar plata". Ese dicho llevó a Sebastián Piñera a no nombrarlo ministro del Interior, cuando estaba a punto de hacerlo. Tenía el mayor cuidado de no rozar a la izquierda ni siquiera con el pétalo de una rosa. El episodio está en "Tiempos Mejores" de Jorge Selume, best-seller.

Pero ahora el doctor Manuel Amor Lillo ha sido condenado a 3 años y un día por no haber hecho nada. Como todo militar que ejerció entre 1973 y 1990, es presumido culpable. Las Cortes de Apelaciones y Suprema lo condenan porque "no pudo menos que haber sabido" de supuestas torturas a Luis Corvalán Castillo que hoy, 51 años después, denuncian a la justicia sus descendientes, y sobre todo los abogados de éstos. Se aprestan a cobrar millonaria indemnización. "He ahí la madre del cordero".  

Las condenas a militares para después cobrar se logran mediante el ardid del "secuestro permanente", ficción confesada por el juez Alejandro Solís ante la TV en 2015; y el ardid de los "delitos de lesa humanidad", que sólo existen en Chile desde 2009 y no pueden ser aplicados a hechos de 1973. En un rapto de honestidad, esto lo dictaminó hace poco la Corte de San Miguel. ¡Alarma general de los abogados de DD. HH!  Entonces la Corte Suprema reemplazó a todos los ministros de San Miguel por otros que fallaran al gusto de los abogados de DD. HH. (los dueños del negocio). Lo único que importa, Ward dixit. 

Entonces el doctor Amor es presumido culpable. Jurisprudencia establecida por el ministro sumariante de Temuco, Álvaro Mesa Latorre, que condena a militares por el delito de haber sido tales entre 1973 y 1990. Esto es presumir de derecho (es decir, que no se admite prueba en contrario) la responsabilidad penal. La Constitución garantiza que la ley no puede hacerlo. Pero los jueces lo hacen. Pueden hacer cualquier cosa, si es "buen negocio". Pueden hasta liquidar a las isapres y de hecho lo están haciendo. Ha sido un gran negocio para los abogados. Nadie sabe cómo se reparte el botín.

Si Corvalán Castillo fue torturado en 1973 ¿por qué no lo denunció? En esos mismos años 70 fueron denunciadas y  comprobadas torturas a otros detenidos de izquierda y resultaron condenados por la justicia unos detectives del autodenominado "Comando de Vengadores de Mártires". ¿Por qué Corvalán hijo no denunció? Fue liberado y se marchó al exterior.

No estoy negando la posibilidad de torturas, porque ya en 1970 y bajo Frei Montalva un centenar de abogados de izquierda (Lagos incluido) las habían denunciado ante la Corte Suprema, por afectar a gente del MIR. La Corte no les hizo caso. La prensa dominante tampoco. Después, en el gobierno de la UP, era público que torturaban a opositores. Salía en El Mercurio y Allende no lo desmentía, y permanecía en el cargo el subdirector comunista Carlos Toro, de Investigaciones, que era el hechor. Y en el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973 se inculpaba a Allende de torturas a opositores. 

Pero desde que el 10 de diciembre de 2004 apareciera en El Mercurio la declaración del comandante en jefe del Ejército Juan Emilio Cheyre  diciendo que su institución era responsable "de todos los hechos punibles y moralmente inaceptables del pasado", los jueces lo tomaron al pie de la letra y meten presos a todos los militares que quieren. "A confesión de parte, relevo de pruebas", parecen decirse. Y después los abogados a cobrar.

Pero que ahora a la hija del doctor Amor por un delito que los propios tribunales dicen que su padre no cometió, sino del cual sólo "supo", sobre todo si el supuesto torturado fue liberado y se marchó sin denunciar nada, ya fue demasiado. 

Pero la izquierda no para de operar el cajero automático. Eso es lo único real. Y si usted es contribuyente, sepa que es el que paga. Y si es civil y cree que van a perseguir sólo a los militares ¡cuidado! A mí me citó la Brigada de DD. HH. de Investigaciones, a petición del abogado comunista Eduardo Contreras, por una frase que publiqué. Probé que la frase no era mía sino que estaba en el Acuerdo de la Cámara del 22 de agosto de 1973 y me dejaron libre. A un dirigente empresarial partidario del gobierno militar también lo citaron y me llamó muy preocupado. Pero no lo detuvieron. Con el tiempo él falleció y también el abogado querellante Eduardo Contreras. Y así nos vamos a morir todos los civiles que Contreras quería meter presos.

Como los chilenos no arreglamos los problemas, el tiempo se encarga.

sábado, 17 de agosto de 2024

Amor Versus Odio

Amor en retirada, odio rampante. Eso es Chile hoy. Isabel Amor es despedida del Sernam regional por creer que su padre es inocente. ¿Cómo no lo va a creer, si está recién condenado a 3 años y 1 día por un delito inexistente? ("No haber podido menos que saber", búsquelo en los códigos y las leyes y no lo encontrará en ninguno).

Los jueces que lo condenaron quisieron decir que él sabía que se aplicaban torturas en el Estadio Nacional, donde confinó a terroristas y sospechosos de serlo el "gobierno legítimo" de entonces (así lo denominaba una publicación del presidente DC del Colegio de Abogados, Alejandro Silva Bascuñán, en la Revista de Derecho y Jurisprudencia de octubre de 1973).

Ese gobierno internó a los miles que capturaba. Y eran "unos diez mil" según las cifras confesadas después por Altamirano a Patricia Politzer. Más los 12 a 15 mil extranjeros clandestinos denunciados por la OEA. Patricio Aylwin en La Prensa del 19 de octubre de 1973 estimaba que había "no menos de diez mil extranjeros". 

¿Dónde internar a esos miles que se iba apresando? Obvio, en el Estadio Nacional. Ahí el doctor Amor, asignado al lugar, tenía conflictos con las damas de la Cruz Roja, que iban a velar por el buen trato a los presos, pero se negaban a ser rociadas con Tánax y ponían de vuelta y media al médico, que sostenía que era una norma para todos los que iban al Estadio, para evitar infecciones. 

¿Cómo podía ser un "centro de torturas" si pululaban por él las damas de la Cruz Roja? 

¿Cómo condenan 50 años después al doctor Amor por "no haber podido menos que saber"? Cuando lo único que se sabía entonces, en 1973, sobre torturas eran, primero, las practicadas por la Policía de Investigaciones de Allende al joven abogado Juan Luis Ossa, que habían aparecido denunciadas en la primera página de El Mercurio del 23 de enero de 1972 y ni siquiera Allende, el gobernante responsable de Investigaciones, las había desmentido.

Y la otra denuncia de torturas que "no podía menos de saber" el doctor Amor a fines de 1973 era la contenida en el número 10 letra g) del Acuerdo de la Cámara de Diputados de 22 de agosto de ese año, que imputaba al régimen de Allende, textualmente: "10°: Que entre los constantes atropellos del Gobierno a las garantías y derechos fundamentales establecidos en la Constitución, pueden destacarse los siguientes: g) Ha incurrido en frecuentes detenciones ilegales por motivos políticos, además de las ya señaladas con respecto a los periodistas, y ha tolerado que las víctimas sean sometidas en muchos casos a flagelaciones y torturas".

Eso era todo lo que "no podía menos de saber" el doctor Manuel Amor Lillo en 1973. Y ahora lo meten preso por eso. Pero todos los que estábamos vivos ese año en ese tiempo sabíamos o "no podíamos menos que saber" lo mismo. ¿Nos vamos a ir todos presos? ¿Dónde vamos a caber? ¿En el Estadio Nacional?

Si la "ley pareja no es dura", sería lo único que estaría faltando, porque el odio ha vencido a la razón, mejor dicho, al Amor.

miércoles, 14 de agosto de 2024

El Gurú Se Pasa de Rosca

Carlos Peña, el gurú de las élites chilenas (hay varias: social, intelectual, económica, televisiva, de la prensa) "se ha pasado de rosca", o "varios pueblos", como se prefiera.

En efecto, desde su alta tribuna le ha vuelto el pulgar hacia abajo a la obra filosófica de Juan de Dios Vial Larraín, ex rector delegado de la Universidad de Chile. Ésta fue uno de los monstruos estatales que abusan económicamente de los chilenos y a los cuales ni siquiera los Chicago Boys pudieron meterles mano a fondo, como habría sido lo deseable. Otros megamonstruos que permanecieron casi indemnes fueron el Banco del Estado, Codelco, Enami, Enap y el Ministerio de Educación. (Enumeración no taxativa.) 

Peña ahora sostiene que no es admisible que la Universidad de Chile patrocine un homenaje al legado filosófico de Juan de Dios Vial, por haber sido designado rector bajo "una dictadura que violó de manera flagrante los derechos humanos".

Lo fantástico es que Peña escribe todo eso (y mucho más) en un diario que fue partidario como el que más del régimen al cual achaca esas violaciones. Y el diario lo acoge a él, pese a haber sido Peña ardiente partidario y defensor de Salvador Allende, un dictador que  violó sistemáticamente los derechos humanos. Tanto que las torturas que su régimen, a través de su Policía de Investigaciones, infligía a civiles pacíficos como el juvenil abogado Juan Luis Ossa, en el sillón electrificado de su cuartel de Rancagua, se publicaban en el mismo diario El Mercurio el 23 de enero de 1972, sin que el dictador Allende se dignara siquiera desmentirlas ni menos, por supuesto, destituir al torturador comunista Carlos Toro, subdirector de Investigaciones, que interrogó personalmente a Ossa.

Además, en su histórica sesión del 22 de agoto de 1973 la Cámara de Diputados declaró, por 81 votos contra 47, que Allende había violado sistemáticamente la Constitución, las leyes y los derechos humanos. Eso forma parte de la verdad histórica documentada. Y el hoy rector-columnista Peña se mantiene como fiel partidario de ese régimen y a él nadie lo censura por eso. Claro, hoy él se declara "liberal" y a los partidarios del régimen que restableció la libertad en Chile los tacha de "iliberales". 

Al contrario de censurar a este fiel seguidor de la dictadura comunista, las élites ¡lo siguen! Tanto que cuando, por sí y ante sí, en sus escritos en El Mercurio, discurrió que se podía hacer un segundo proceso para un nueva Constitución sin respetar la actual ni consultar al pueblo, las élites y el diario lo siguieron en su disparatada tentativa.

Pero el rector-columnista se arrepintió de ella y en memorable columna del 20 de octubre de 2023 convocó a los consejeros constitucionales a poner término inmediato al intento que él mismo había patrocinado. Procuró "remediar el mal causado". Fue toda una epifanía. Él mismo motejó de "trampantojo" (apócope de "trampa ante los ojos", según la Real Academia) al texto resultante del proceso inconstitucional. 

Lamentablemente su arrepentimiento y epifanía fueron transitorios. Su lealtad a la izquierda dictatorial es más fuerte. Su defensa de "La Dictadura Comunista de Salvador Allende", documentada en el libro de ese nombre de Nicolás Márquez, permanece incólume. Y por eso respalda la censura a la obra de Juan de Dios Vial, pero no se la aplica a la suya propia ni a sí mismo, escribiendo sin escrúpulo alguno en el diario que fue el principal sustento periodístico del régimen militar. Ni siquiera recuerda que Allende arruinó a Chile y preparó una guerra civil, cuyo costo su correligionario comandante Pepe cifraba en "un millón de muertos, pues si no la revolución no resultará". (Entrevistado en el libro "Allende Thank You" de Nena Ossa).

¿Cómo puede un país vivir en medio de tanta inconsecuencia? Pues, así como lo hace éste, tropezando dos veces con la misma piedra izquierdista, eligiendo a Boric y con cada vez más gente pidiendo la vuelta al poder de la personalidad roja número uno de Chile, Michelle Bachelet. 

sábado, 10 de agosto de 2024

Nulidad de Todo lo Obrado

Algunos han pretendido comparar la situación de Maduro hoy con la de Pinochet en 1988. No son comparables, porque Pinochet acató el veredicto de las urnas y Maduro no.

Pero todo esto me ha hecho preguntarme ¿fue legítimo el triunfo del No en 1988? Hoy creo que no. La derecha lo acató porque ya era entreguista. Pues el triunfo del No fue ilegítimo por dos razones, y los de derecha lo dejamos pasar, lo cohonestamos: la primera, que hubo una intervención extranjera millonaria y descarada. Y esa fue la causa del cambio en la mayoría que se impuso ilícitamente. El cohecho extranjero cambió a la opinión pública del Sí al No en unos meses de propaganda multimillonaria, basada en una falsedad y que tuvo eco decisivo en la franja televisada.

Y la segunda razón fue que el cambio de opinión inducido por la propaganda multimillonaria se basaba en una falacia, un engaño: que si ganaba el Sí continuaría por ocho años un régimen militar, lo que no era verdad, pues el de Pinochet 1989-97 habría sido un gobierno civil institucionalmente idéntico en sus fundamentos a los de Aylwin, Frei y demás que vinieron después bajo la plena democracia civil garantizada por la Constitución de 1980. 

A punta de mentiras y millones el No engañó a suficientes chilenos como para imponerse en el plebiscito. Para agravar el intervencionismo extranjero, ilícito per se, hubo un país de Europa Occidental, Holanda en particular, que financió a un medio de prensa favorable al No, como se lo confesó su embajador al entonces exministro de Hacienda Sergio de Castro, que me lo comunicó a mí, lo cual publiqué en la sección Top Secret del diario La Segunda, que yo dirigía en ese tiempo. Eso motivó un airado llamado del director del medio, que negaba el soborno holandés y me exigía revelar la fuente. No pude acceder por expreso compromiso con de Castro de no hacerlo.

El "Endowment for Democracy" fue una vergüenza moral internacional. Incidió en torcer la voluntad popular mayoritaria mediante la mentira. Daba fundamento a acusaciones de intervencionismo tanto en la OEA como en la ONU. Daba pie a acciones legales impugnatorias del plebiscito y a enérgicas protestas diplomáticas. Pero la derecha, la Junta y Pinochet se apocaron. La actitud de un miembro de la Junta, Fernando Matthei, lo decía todo:  "Voté Sí, pero deseando que ganara el No." El entreguismo y la contemporización con la izquierda elevados a la máxima potencia.

"Nostra culpa, nostra culpa, nostra máxima culpa", debemos reconocer, golpeándonos el pecho, los de derecha a secas. Pues era nuestro gobierno, el de un presidente que era de derecha como ninguno.

El torrente de millones de palos verdes dio vuelta en 1988 a una mayoría que en 1987 favorecía el Sí. Lo obrado en el plano público en Chile, desde el 5 de octubre de 1988, fue jurídica y moralmente nulo y debió haber sido dejado sin efecto.

¿Qué decían los comunistas ante esta intervención descarada del Tío Sam? "Callado el loro comiendo nueces." Les había regalado Vietnam del Sur, Irán y procurado hundir por todos los medios a la Junta chilena anticomunista. "Enmienda Kennedy". El mismo Kennedy después condecorado por Michelle Bachelet con la Orden al Mérito cuando era presidenta.

En efecto, el plebiscito de octubre de 1988 debió haber sido invalidado, si hubiera regido la rule of law o estado de derecho con minúsculas, por supuesto, porque es la traducción del inglés "rule of law", que siempre se ha escrito con minúsculas. Pues se refiere a una situación, un "estado de cosas", y no al Estado como ente jurídico-social. Eso es elemental, pero incluso personas que se auto consideran ilustradas, como las autoridades públicas y los responsables y redactores de los medios de comunicación, lo escriben con mayúsculas, "Estado de Derecho". Incluso yo lo hacía hasta ahora, pues no había alcanzado el nivel de reflexión e ilustración a que he llegado últimamente. 

El hecho fue que el dinero extranjero les proporcionó a los opositores de izquierda una ventaja desmedida en la franja televisiva. Mediante ese dinero consiguieron los mejores publicistas y contrataron las técnicas propagandísticas más avanzadas. A nadie le cupo duda de eso. Y ello generó un cambio de tendencia en la opinión pública. Se atribuye a Lincoln haber dicho que se puede engañar a pocos todo el tiempo, a muchos poco tiempo, pero no a todos todo el tiempo. Bueno, pero en Chile, con suficiente presupuesto, se pudo engañar a una mayoría mucho tiempo.

Habría correspondido la nulidad de todo lo obrado. Pero como autor de la memoria de prueba "El Error Común Constituye Derecho" ("error communis facit jus"), debo concluir que ya es tarde para eso, pero no para aprender de eso.

miércoles, 7 de agosto de 2024

Grito del Alma de un Entreguista

"Tiempos Mejores" es el libro de Jorge Selume, exdirector de la Secretaría de Comunicaciones del segundo gobierno de Sebastián Piñera. En la portada las dos palabras aparecen "como cayéndose" y el subtítulo lo dice todo: "Un relato personal sobre la política, el poder y de como (casi) todo se va al carajo". Podría haberse ahorrado el "casi".

Compré el penúltimo ejemplar de la única librería a la cual le quedaban. Es que cuenta "toda la verdad" de un régimen esencialmente entreguista, es decir, convencido de que su peor adversario tiene la razón y de que no se debe hacer ni decir nada que lo pueda contradecir ni menos irritar. Selume per se es un entreguista cabal, pero tiene el mérito de revelar todo. Está tan entregado a los bulos comunistas que él y su equipo consideraron "errores garrafales" de política las dos cosas reales y verídicas declaradas por Sebastián Piñera y Cecilia Morel durante el clímax de la insurrección. Respectivamente dijeron que estábamos en guerra contra "un enemigo poderoso y despiadado" y que los incendios, saqueos, devastaciones y profanaciones de templos parecían provocados por "alienígenas". Lo cual fue exactamente así, pese a las ridiculizaciones intentadas por la izquierda. 

Había "cambio de gabinete" (la salida favorita a sus problemas que creen tener los gobernantes entreguistas). Estábamos en plena insurrección. Y sucedió algo que explica por qué tenemos hoy al comunismo en el gobierno y un presidente declaradamente ubicado "a la izquierda del comunismo". (Otra cosa es que éste no sepa qué hacer y ni siquiera pueda, a veces, estar de acuerdo consigo mismo).

Piñera era a tal grado entreguista que, cuando se aprestaba a designar a Felipe Ward (UDI) ministro del Interior, a minutos de la ceremonia en que juraría un nuevo gabinete se supo que Ward una vez había declarado, años antes: "Los derechos humanos son una especie de cajero automático que tiene la izquierda para sacar plata". Frase que, de haber sido yo presidente, lo habría hecho digno de encabezar el gabinete por su realismo y coraje. Pero Piñera entró en pánico y, junto con desechar a Ward, estuvo dispuesto a nombrar a cualquiera con tal de no posponer la ceremonia en que se iba a cumplir ese día su máxima aspiración en la vida: ser el objetivo de todas las cámaras. Y "cualquiera" resultó ser Gonzalo Blumel. Los entretelones, referidos por Selume, son dignos de disfrutarse.

Nadie le destituyó tantos ministros como la izquierda a Sebastián Piñera. Hubo uno designado un viernes que estuvo un fin de semana en el cargo antes de jurar, Mauricio Rojas, bajado ese lunes por saberse que había dicho otra gran verdad, años antes: que el Museo de ls Memoria era un completo montaje. Escándalo comunista y ¡fuera Rojas! Se volvió a su país de adopción, Suecia, donde es diputado de derecha. No sin antes legarnos una historia verídica de los horrores de su ex partido.

Hubo también un director de museo público destituido por Piñera porque la izquierda lo acusó de haber reproducido una frase de Pinochet en un recuento histórico exhibido en una de sus vitrinas. 

Y hubo otro ministro suyo, Rodrigo Alvarez, destituido por sostener que debía aplicarse estrictamente la ley ante un levantamiento huelguístico injustificable en la región de Aysén. La izquierda, a través del rector-columnista Carlos Peña, en El Mercurio, exigió su destitución y Piñera obedeció.

Jorge Selume tiene el mérito de escribir la verdad que la opinión pública no conoce. Pero él es partícipe y cómplice, y eso está entre las verdades que expone su libro, de que el entreguismo y la contemporización con la izquierda sean el ingrediente preciso para favorecer la violencia que corroe  a nuestra sociedad hoy. Por eso la centro derecha no puede explicar por qué terminó entregando el poder a la extrema izquierda. 

En cambio, un genuino gobernante de derecha a secas, como Augusto Pinochet, legó a la civilidad un país pacificado, con el terrorismo derrotado, sin conflicto en la Araucanía. Un país donde se podía andar tranquilo por las calles, sin inmigración descontrolada y con mil violentistas presos, como había en 1990, y no decenas de miles de falsos exonerados, indultados y pensionados de por vida, como hay hoy.

¿Qué es lo que Chile va a preferir en la sucesión de votaciones que comienza en octubre y termina en diciembre del próximo año? El libro de Selume ayuda a saber, por lo menos, qué no se debe elegir.

sábado, 3 de agosto de 2024

100 Años de Harberger

Ha cumplido cien años, muy celebrados en Chile y con toda justicia, Arnold Harberger, llamado "padre de los Chicago Boys". Siendo profesor en la Universidad de Chicago facilitó que alumnos de Economía de la UC fueran a obtener maestrías y doctorados allá. 

Siempre reivindico al autor original de esa iniciativa, el rector de la UC, monseñor Alfredo Silva Santiago, quien convocó al entonces decano de Economía y Comercio, Julio Chaná Cariola, y le dijo (me lo refirió este último): "Julio, aquí todos enseñan economía socialista, pero el país mas próspero es capitalista, Póngase en contacto con alguna universidad de Estados Unidos para que mande profesores a su Escuela". 

No hallando bien qué hacer, Chaná recurrió a un alumno que trabajaba en un programa norteamericano de ayuda llamado "Punto Cuarto", a cargo de un economista estadounidense. El alumno habló con éste, su jefe, quien se entusiasmó e indicó que la universidad más adecuada era Chicago. No contento con eso, se preocupó él mismo de hacer contactos, Ahí viajaron a Chile profesores como Harberger y con los años el convenio produjo una legión de Chicago Boys.

Vino después la ruina de la UP y el 11 de septiembre los únicos que tenían propuestas concretas eran ellos, que le habían ofrecido su texto "El Ladrillo" al candidato Jorge Alessandri en 1970. Quien las presentó a la Junta fue Roberto Kelly, marino en retiro próximo al almirante Merino, designado ministro de Odeplán. El resto es historia. Dios quiso que quien mandaba más en la Junta, Augusto Pinochet, fuera hombre de derecha cabal, tanto que cuando una hija suya, que trabajaba para el gobierno DC, le contó que había firmado los registros de ese partido, el entonces coronel le dijo, golpeándose la frente: "No me podría haber dado una peor noticia, m'hijita". 

El profesor Ernesto Fontaine me convidaba a almuerzos con Arnold Harberger cuando venía, aunque quien me lo presentó fue Emilio Sanfuentes, a fines de los '70. Él como profesor y yo como invitado coincidimos en 1983 en un seminario económico en la Universidad de Miami, cuando Chile todavía no salía de la crisis de la deuda. Como yo estaba muy al día en el tema, en una larga conversación que tuvimos en el hotel una noche le di mi impresión de que la crisis chilena se había originado en la reducción del flujo de moneda extranjera, que había sido de 4.698 millones de dólares en 1981 y había disminuido a 831 millones el '82. Se impresionó con ese dato y seguramente lo corroboró. En algún tabloide declaró, para mi sorpresa y satisfacción, que las tres personas que mejor entendían la crisis chilena eran Carlos Cáceres, José Piñera y S.S.S.

En la plenitud de sus facultades, el centenario Arnold Harberger tendrá seguramente mucho que aconsejar en la inminente segunda reconstrucción económica, a partir del próximo gobierno, tal como lo hizo en la primera, mejor conocida como "milagro chileno". ¡Larga vida en su cumpleaños!