Toda Presidencia se define según la manera en que trata a sus mejores hombres. Y el trato que ha dispensado a Rodrigo Álvarez define a la actual.
No tengo amistad con él, pero he seguido con interés su carrera política, porque lo conocí en un par de debates y ya desde el primero me llamaron la atención su penetración y su lucidez intelectual, bastante excepcionales en el medio político. Seguí su carrera parlamentaria y me llamó la atención otra característica suya que no abunda: no es un tránsfuga de su pasado.
Sus méritos, apreciados también por sus pares, que año a año lo distinguieron entre los mejores legisladores, lo llevaron a la presidencia de la Cámara. Luego tuve ocasión de horrorizarme ante uno de esos resultados que llevan a preguntarse cómo la democracia puede prestarse para eso: fue derrotado en una elección parlamentaria en cuyos resultados, evidentemente, no primaron los atributos que hacen a un buen legislador.
Designado luego como subsecretario de Hacienda, era obviamente "número puesto", por méritos, para el evento de una vacancia ministerial. Y así llegó a la cartera de Energía, donde le cupo representar al gobierno en el conflicto de Aysén. Éste partía de un desafío flagrante a la legalidad, más que de la discusión de un pliego de peticiones regionales. En principio, las mismas eran de fácil resolución. Pero no lo era aceptar que se arrancaran al gobierno beneficios mediante una rebelión violenta y el uso de la fuerza ilegal. Si el actual hubiera sido un gobierno en forma, es decir, dotado de autoridad y dispuesto a ejercerla, primero debió aplicar las leyes y castigar a quienes incurrían en numerosos delitos flagrantes contra el orden interno. Pero no lo es.
Álvarez en todo momento dio a entender que ese aspecto no era del resorte de su ministerio, sino de Interior. E Interior, como es costumbre, no dio señal, sino muy hacia el final y pronto se retractó, de estar dispuesto a cumplir cabalmente con su misión de hacer respetar el orden público y la legalidad.
Así las cosas, el ministro Álvarez, como representante del gobierno en Aysén, recibió la instrucción de retroceder a una posición intermedia: no se iba a reconocer beneficios a la región en tanto no se depusieran las acciones ilegales, como barricadas, tomas de calles y puente, ataques a la fuerza pública y destrozos o saqueos. Fue lo que se llamó "doctrina Piñera": "bueno, ya, no aplicamos las leyes, pero tampoco decimos que sí mientras no terminen las medidas de fuerza". A ella se atuvo el ministro, seguramente discrepando en su fuero interno, pues es un hombre de derecho.
Pero alguien convenció al gobierno de algo tan fácil como obvio: que accediendo a las peticiones de los ayseninos, aunque éstos no depusieran ninguna de sus acciones ilegales, se solucionaba el conflicto. Esto es tan evidente como que si alguien en el futuro pide algo y se le da, aunque lo esté pidiendo respaldado en la fuerza para arrancar el sí a la autoridad, no habrá conflicto en lo inmediato. Pero de la sucesión de tales concesiones a diversos grupos, regiones, gremios o ciudades, tarde o temprano lo único que va a derivar es caos y ruina nacional. Claro que, entretanto, "se irán solucionando todos los conflictos". Así estamos hoy.
Entonces el presidente y algunos de sus ministros, sin decirle nada a Rodrigo Álvarez, es decir, sin la menor consideración a su persona ni a su carácter de representante del gobierno en el conflicto, acordaron acceder a las peticiones de los dirigentes ayseninos, los convocaron a reunirse en Santiago --también sin citar a la reunión al ministro que tenía la misión de negociar con ellos-- y les dijeron a todo que sí. Asunto solucionado. Abrazos ante la prensa y la televisión y beneplácito general. De todo lo cual el representante oficial del gobierno se enteró por la prensa.
Sintiéndose desautorizado, como de hecho lo estaba, y obrando como lo habría hecho cualquier persona dotada de alguna autoestima, presentó su renuncia inmediata al presidente mediante un correo electrónico, dado que éste se encontraba de viaje en el extranjero, donde, por cierto, estaba enterado de todo e igualmente indiferente a la dignidad de Rodrigo Álvarez que sus otros ministros.
Lo pertinente en un caso así habría sido que el mandatario le hubiera dado una explicación o excusa, por la evidente falta de deferencia que su gobierno había tenido con él, ya hubiere sido aceptándole o rechazando la renuncia. Pues el gobierno le debía, qué duda cabe, a lo menos una explicación a Rodrigo Álvarez. Pero ¿cómo procedió? Primero pretendió que la renuncia se mantuviera en secreto, es decir, que el vejado Álvarez apareciera poniendo la otra mejilla y aferrándose al cargo. Pero, dado que ese secreto no pudo mantenerse, pues era evidente que tal renuncia caía por sí sola ante la desautorización sufrida por una persona decente, el presidente decidió, además, denostar aún más a Rodrigo Álvarez, comunicando públicamente "su separación inmediata de la cartera", según los términos de la prensa afín. ¡Lo omitió como personero del gobierno en el conflicto, obrando a sus espaldas para excluirlo de la solución y, finalmente, pese a haber explicablemente renunciado, lo expulsó con publicidad!
En la mima línea, ayer en "La Tercera" viene una columna de Andrés Benítez, titulada "La Pataleta de Álvarez". Pocas veces he leído un texto más despectivo, ofensivo y desconsiderado. Sobre todo porque ataca a una persona intelectual y moralmente respetable, que ha sido víctima de un tratamiento inmerecido. Sumada a las demás actuaciones del gobierno en desmedro del respeto que le debía a su ministro Álvarez, vienen a constituir en conjunto una antología sobre lo que podría llamarse "la política sin rostro humano".
Supongo que cosas como ésas son las que llevan a personas de selección a no querer participar en política. Entonces este menester queda monopolizado por los caradura, los que soportan cualquier vejamen con tal de seguir figurando y los tránsfugas que siempre buscan "el sol que más calienta".
Esa "política sin rostro humano" es la que hoy está enfocada, desde el gobierno, en el que debería ya, a estas alturas, consagrarse como su lema: "Ad maiorem Piñera gloriam", en aras del cual todo está permitido y cuanto se le oponga debe sacrificarse.
lunes, 2 de abril de 2012
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Hoy, esa falta de autoridad muestra su cara más terrible. Un carabinero baleado, con riesgo vital por terroristas de orígen mapuche. A estos elementos se les dejado actuar impunemente.
ResponderEliminar¿Es la doctrina Piñera, Gilzpeter?
Estos violentistas antitodo cuentan hasta con la ayuda y apoyo de la Iglesia Católica.
Por favor, no nos insulte. No atribuya a la Iglesia católica, las malas acciones de curas rojos o rosados.
EliminarOye Pérez te estas poniendo viejo o que?. Como es eso de política sin rostro humano, tu general fue un vil representante de esa política. No te pongai sentimental poh Pérez. La política es sin llorar.
EliminarMe da risa este payaso de Sagredo...
EliminarNo insulte a los payasos, Sagre no da ni risa ni pena ni rabia.
EliminarEs solo un pobre y triste imbecil "trolleando" en este blog
Atte,
LAB
Lo más triste del episodio "Alvarez" es que no contó ni con el apoyo de su propio Partido.
ResponderEliminarPor eso que la política está cada vez más desacreditada.
Don Hermógenes, tiene usted razón en todo. Pero hay algo que no puso y que es la base de todo lo que sucedió. Desde el mismo momento en que Piñera encomienda a Álvarez la tarea de ir a dar la cara en el conflicto de Aysén, el ministro estaba sentenciado a perder el puesto. Eso lo sabía Álvarez, usted, yo, y cualquiera que esté al tanto de cómo se han manejado las cosas en el gobierno durante estos dos años. Le pasó a Rainieri, a Lavín, a Bulnes, a Álvarez, y le pasará a cualquier otro ministro que Piñera designe como carne de cañón. Al que no le guste, que renuncie, y que no se haga después el que no sabía.
ResponderEliminarTal vez lo hizo pensando en sacar dividendos al victimizarse. De estos gallos se puede esperar cualquier cosa.
ResponderEliminarCamarada Renato
Lamentablemente todos los curas y obispos se quedan callados y tienen posiciones públicamente tibias frente a estos temas. La reacción de Ezzati dio pena cuando intentaron quemar la catedral de Stgo.
Se echa de menos al Cardenal Medina.
EliminarComo Jaime Guzmán diría que la UDI de ahora no es la que fundó, creo que la derecha de ahora ya no es la de los caballeros a la cual Ud. perteneció señor Perez de Arce. No es que este presidente no sea de derecha, sino que es de la derecha de ahora que esta contaminada por el nuevo hombre chileno.
ResponderEliminarEl sargento Hugo Albornoz Albornoz acaba de fallecer, luego de una emboscada de violentistas en Ercilla.
ResponderEliminarLo que viene.
Lo de siempre, querellas, lamentos, condolencias, bla, bla, bla.
Lo claro es que el gobierno es responsable de esta verdadera ejecución a un carabinero. Ya tenemos a una víctima fatal; era lo que se produciría en cualquier momento debido a la inercia del gobierno, a la incompetencia del gobierno. Los carabineros son los únicos que están enfrentando a los delincuentes y terroristas,
Nuestro sincero pesar por el fallecimiento de ésta nueva víctima de carabineros; es una víctima sobre todo de las autoridades que no cumplen con su deber, de un gobierno que ha faltado descaradamente a sus promesas de tolerancia cero a la delincuencia
Lo peor de todo es el tremendo show y parafernalia que hicieron por Zamudio y por este Carabinero nada. No creo que el Sr. Presidente haya llamado a la familia del Carabinero para dar sus condolencias.
EliminarAl final va a resultar que todo fue un montaje para culpar a los pobres mapuches estigmatizados y vulnerados en sus derechos. Este país esta dando cada día mas pena, gracias duo dinámico.
Sabían ustedes que el banco sachs & goldman compro 330.000 ha en el extremo sur de nuestro país y que ahora el territorio chileno se llama Karukinka? Gracias otra vez duo dinamico.
No me extraña que Andrés Benítez haya escrito una columna "despectiva, ofensiva y desconsiderada" sobre el ex-ministro Álvarez...
ResponderEliminarTuve la desagradable oportunidad de conocerlo 10 años atrás cuando él llevaba pocos meses como rector de la Adolfo Ibáñez y yo me encontraba cursando 5to año de ingeniería comercial. En ese entonces teníamos un periódico de los alumnos para los alumnos, cuyo contenido mostraba gran parte de la vida universitaria, pero también criticábamos algunos cambios que se estaban efectuando en esa época en dicha Universidad. El asunto es que lo publicado, no le gustó a Benítez, y nos mandó a llamar (tuvimos que viajar de Viña a su oficina en Peñalolén) para tratarnos de "Pasquín" nuestro periódico -eso fue lo más suavecito que dijo- y a exigirnos que el contenido no se iba a volver a referir al futuro de la Universidad, cosa que era muy difícil porque lo que hacíamos era justamente hablar de ella.
¿Y que le respondieron?. ¿Y en que quedó la revista?.
ResponderEliminarLos posteos de Sagredo son síntoma de la ausencia de paros en el sector público.
ResponderEliminarEstoy de acuerdo en que a Álvarez se le trató mal, y está bien que haya renunciado, pero no comparto la forma de renunciar. Creo que ese antecedente puede perjudicar su futuro político.
Don Hermógenes: El estado cobra los impuestos "sin rostro humano", de manera brutal, inteligente y fría. Debía tres contribuciones 2011 que no cancelé para costear la educación privada de mi hijo (porque la estatal es mala) y los altos costos de salud de mi núcleo familiar (privados porque la salud pública es mala e indigna). Todo pagado. Pero el estado de manera bestial me amenaza con embargar mi propiedad y apropiarse de mis bienes, adquiridos con años esfuerzo por una deuda de $158.000. Sólo por el hecho de nacer en Chile y trabajar honradamente pago altos impuestos. La municipalidad me amenaza con dejar en la calle a mi familia . Así es Chile injusto y discriminador pero la primera bestia es el estado que no trepida en "chupar la sangre" y expropiar el trabajo de cada ciudadano. La ley injusta los ampara, a veces me gustaría ser pobre y que todo me lo regalara “papá estado” así sin nada tengo todo, malo e indigno pero lo tengo y si no me gusta tiro piedras, total los” ricos pagan” ¡Realmente estamos en tontilandia!
ResponderEliminarAlejandro: Las contribuciones son un arriendo que El Más Rico de Chile (el Estado), dueño de 17 mil propiedades inmuebles, le cobra a usted por vivir en su(de usted) casa. El V Gobierno de la Concertación las subió, tal como lo habían hecho el II y el IV. Saludos.
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