VIII. IGNORANCIA DE PINOCHET SOBRE CRÍMENES
Un rasgo común a la literatura
sobre Pinochet es la falsedad de acusarlo por su supuesta participación en
crímenes de los cuales la literatura adversa y hasta a veces la partidaria suya,
muchas veces lo inculpa… o se abstiene de exculparlo.
En efecto, la historia real y
verdadera se ha encargado de documentar su ninguna participación ni
conocimiento previo en los casos más publicitados.
La prueba final de la
inocencia de Pinochet en todos esos crímenes se presentó en una crónica de El
Mercurio de 2 de abril de 2000 en que se reproduce el diálogo de 1978,
después de cometidos, entre Pinochet y el general Manuel Contreras, en
presencia de la Junta de Gobierno y en del director de la CNI (sucesora de la
DINA), general Odlanier Mena, que se desarrolló en los siguientes términos,
según el diario:
“Pinochet le preguntó a Contreras;
‘Categóricamente, dígame si tiene alguna relación lejana o que usted no sepa
con este individuo (Townley, autor material de los crímenes).
“No, ninguna mi general”
respondió Contreras”.
Ese diálogo
tuvo lugar en 1978, tras solicitar el fiscal norteamericano Eugene Propper, del
FBI, la entrega de Michael Townley como autor del asesinato de Orlando Letelier,
Puede leerse completo el diálogo en mi libro “Terapia para Cerebros Lavados”,
El Mercurio-Aguilar, Santiago, 2008, pág. 217.
Ya habían tenido lugar los asesinatos
del general Prats en 1974, el atentado contra Bernardo Leighton en 1975, el de
Orlando Letelier en 1976, perpetrados por Michael Townley o estando éste en el
lugar, como el que sufrió Leighton en Roma a manos de extremistas italianos.
Luego, en una crónica del
diario La Nación del 28 de agosto de 2006, siendo diario del primer
gobierno de Michelle Bachelet, aparece Townley relatando haberle dicho a Manuel
Contreras: “Pero, a mi juicio, el error más grande ha sido no haber informado a
Su Excelencia (…) Acepto que hay cosas de las cuales es mejor no informar más
arriba, pero la eliminación física de alguien en el exterior, especialmente en
Estados Unidos, con todos los riesgos y consecuencias, no es una de ellas”.
Eso acredita la inocencia de
Pinochet y la Junta en los mayores crímenes que frecuentemente se les achacan.
Mientras el resto de la
Humanidad goza del derecho humano a la “presunción de inocencia”, en el caso de
Augusto Pinochet ese derecho humano no lo beneficia y su inocencia debe ser
probada. La predominante propaganda izquierdista mundial lo ha consagrado
irremisiblemente como un “presumido culpable”, no siéndolo.
Pero este libro lo exonera de
culpa y lo presenta velando por el respeto a los derechos humanos. Reproduce las
instrucciones originales, “a todas las unidades”, que impartió desde fines de
1973 y hasta mediados de 1974.
Como el tiempo ha tornado
difícilmente legibles los originales de esos instructivos, se presenta frente a
cada imagen del documento original una transcripción de su texto.
Pero hubo importantes
bastiones de la verdad que Aylwin II no pudo incorporar a la gigantesca
traición a la historia en general y a los uniformados en particular: el "Antiguo Ejército” y la Corte Suprema. Y modestamente se añade a esa lista de
instituciones Su Seguro Servidor, el autor de este libro.
En efecto, todos ellos rechazaron
y rechazamos el Informe Rettig.
Pero el grueso de la opinión
pública y los medios de comunicación “lo compraron”.
Por mi parte, en mi columna de
esa época en El Mercurio lo descalifiqué, bajo el título “Ni Verdad Ni
Reconciliación” y “Test Para la Historia Oficial” de 6 y 13 de marzo de 1991.
Un amigo me llamó después de publicada
la primera y, perdonando la grosería de su lenguaje, me dijo textualmente,
poniendo de manifiesto el clima que se había enseñoreado del país: “¡Tu columna
equivale a que lances un eructo en una Misa Solemne de la Catedral y durante la
elevación de la hostia!”
Tuve una polémica en La
Segunda con Gonzalo Vial (“Desmentidos al Informe Rettig”, del 7 de julio
de 1995) donde él defendía el Informe, pero yo le probé sus sesgos y
falsedades, en particular cuando trató como “una ejecución en falso
enfrentamiento” a la muerte de los hermanos Vergara Toledo, del MIR, que habían
disparado primero contra un furgón de Carabineros, hiriendo con dos balas a un
suboficial, tras lo cual los acompañantes de éste los persiguieron y dieron
muerte.
X: EL REPUDIO AL INFORME POR LA CORTE SUPREMA
Pero la Corte Suprema, el más
alto tribunal, por la unanimidad del pleno de los 14 ministros, declaró, dentro
de un extenso acuerdo de rechazo y repudio a la maniobra de Aylwin:
1) 1) Que
la Comisión Rettig “...no trepida en violentar el ámbito de sus atribuciones”;
2) Que
“rebasó abusivamente las facultades que se le habían conferido, juzgando y
censurando el desempeño de los Tribunales en general y de la Corte Suprema en
particular”;
3) 3) Asimismo,
acusó a la Comisión de haber “desnaturalizado en su esencia la seriedad que ha
de atribuirse a su veredicto, que deja de ser desapasionado y fiable”;
4) 4) Que
“la cita que se hace de uno de los discursos inaugurales del año judicial no es
afortunada, muy por el contrario, resulta maliciosa, porque dado el contenido
de las palabras del Presidente de la Corte Suprema de entonces, es de toda
evidencia que tanto él como el resto de los jueces, cuya pirámide jerárquica
aquél encabezaba, carecían de información acerca de los atropellos que no
habían sido denunciados a la justicia”;
5) 5)“El
más rotundo repudio merece la observación de que los tribunales se ciñeron, con
demasiado apego, a la ley. Los jueces, llamados por su ministerio a aplicarla,
no a crearla, tienen un solo camino para hacerla cumplir, el que les ordena el
Artículo 19 del Código Civil, esto es, carecen de toda potestad para darle un
sentido distinto del que ofrece su texto literal, cuando éste es claro. Si dejaran
de hacerlo traicionarían lo medular de su misión, como instrumentos de esa
misma ley”.
6) 6) Imputan
falsedad al Informe al declarar: “Por lo tanto, se aparta de la verdad el
aserto de que se habría dejado en la indefensión a las personas, sin base
legal alguna, contrariando la normativa jurídica”.
7) 7) “Las
pretensiones de otro Poder del Estado o de esta Comisión, como su indisimulado
vehículo, en el sentido de avocarse al conocimiento de causas criminales, de revisar
el fundamento o el contenido de las decisiones de los Tribunales, debida y
apropiadamente sustentadas en fundamentos de hecho y de derecho, de revivir
procesos fenecidos, como acontece en la actualidad, constituye un flagrante
atentado a las normas que regulan las instituciones claves del Estado y del sabio
equilibrio que el constituyente se preocupó de implantar entre ellas”.
8) 8) “Lo
más grave a juicio de esta Corte radica en que las invectivas que se han
descargado en contra del Poder Judicial se orientan inequívocamente a torcer de
modo artificial y por caminos extraviados y fuera del ordenamiento jurídico
aquellas interpretaciones que los tribunales han dado a las mencionadas leyes,
así como otras que dicen relación con los derechos humanos”.
9) 9) “En
último término se busca que las
sentencias se adapten o readapten a nuevas interpretaciones, fruto de una
hermenéutica original, más del sabor de las corrientes políticas de los autores
del Informe”.
1010) “Se
da a entender que la Corte Suprema habría castigado a funcionarios porque,
precisamente, se distinguieron en el cumplimiento de su deber. Esto jamás ha
acontecido, es una falacia y el más temerario cargo.”
11 11) “Resulta igualmente inexacto el muy grave
cargo de que ‘los hechos constitutivos a violaciones de los derechos humanos no
fueron investigados por los tribunales?’. No es concebible y tampoco se conoce
el hecho de que alguna denuncia de esa índole y especie haya sido simplemente
archivada, sin tramitar por los juzgados”.
1212) “Es igualmente falsa la imputación de que la
Corte Suprema permitió, a ciencia y paciencia, el arresto de personas sin orden
de ninguna especie, aguardando deliberadamente a que el Ministerio del Interior
dictara más adelante el decreto respectivo. Esta especie de complicidad no ha
existido y es un reproche que deslinda con la calumnia”.
13 13)“En
resumen, esta Corte estima que la Comisión, extralimitándose en sus facultades,
formula un juicio en contra de los Tribunales de Justicia apasionado, temerario
y tendencioso, producto de una investigación irregular y de probables
prejuicios políticos”.
Ése fue el
resumen de la opinión que mereció al más alto tribunal el Informe Rettig.
Esos cuentos de que el mandril uniformado no sabia que su dictadura asesinaba, torturaba y desaparecía de forma rutinaria y sistemática a sus opositores, (otro entre los cientos de chamullos del bombero cagón y mitómano de Crispín Muñoz) aparte de absurda y completamente inverosímil, solo demostraría la incapacidad y estupidez del mandril para dirigir al país.
ResponderEliminarY resulta verdaderamente ridículo y contradictorio, que se presenten los testimonios del Mamo Contreras (el mismo milico asesino que acusara a la familia del mandril de traficar con drogas) como prueba de la supuesta inocencia del mandril mayor.
Pinochet no fue inocente, por mucho que fingiera ser demente.
ResponderEliminarLlore quien llore y gústele a quien le guste, lo único que está totalmente probado, recomprobado y certificado, es que Pinochet fue un milico rastrero, asesino, traidor y cobarde cuya única defensa para escapar de la justicia, es que estaba muy viejito, muy enfermo y con demencia subcortical.