Hay unanimidad para juzgar inadmisible que el Presidente, sus ministros, 17 abogados asesores y la senadora Isabel Allende con su respectivo séquito de asistentes hayan ignorado el inciso segundo del artículo 60 de la Constitución, según el cual el diputado o senador que celebre contrato con el Estado cesa en su cargo.
Pero ninguno ha recordado que, menos de tres años atrás, todos estuvieron de acuerdo con el mismo Boric y su antecesor Piñera en transgredir el inciso quinto del mismo artículo 60, que dice que cesará en el cargo el diputado o senador "que propicie el cambio del orden jurídico institucional por medios distintos de los que establece esta Constitución".
La "gran prensa", Boric y Piñera, suscriptores del entonces llamado "Acuerdo por Chile"; el rector-columnista de El Mercurio, Carlos Peña (que además llamaba a "lanzar lejos la Constitución"); el primer editorialista que ahora fulminan a los numerosos abogados gubernamentales desconocedores del referido art. 60, no decían nada cuando se transgredía el inciso quinto del mismo artículo.
Ni nadie siquiera pensó que los diputados y senadores que habían concurrido con sus votos a inventar un segundo proceso constituyente, no permitido por la Constitución, debían ser destituidos. Ven la brizna en el ojo de Boric, pero no la viga en el propio.
Minoritarias y no escuchadas eran las voces, entre ellas la de este blog, que clamaban al cielo por la inconstitucionalidad de ese segundo proceso.
No había prensa ni periodismo conocidos que dijeran que el "Acuerdo por Chile" era violatorio del inciso 5° del artículo 60 y causal de destitución de los parlamentarios que lo votaran favorablemente.
Hoy esa multitud de opinólogos, grandes diarios, radios, estaciones televisivas, redes sociales que se preguntan cómo es posible que nadie advirtiera ni supiera del inciso segundo del artículo 60 de la Constitución, de ningún modo se pregunta ni nunca se preguntó por qué tampoco supieron, vieron ni dijeron nada cuando apoyaron, publicitaron, propagaron y respaldaron a la cuasi unanimidad de diputados y senadores que aprobaron el segundo proceso constituyente violatorio del inciso quinto del mismo artículo 60 de la Constitución,
Además aquel proceso viciado debió originarse en mensaje presidencial y no en moción parlamentaria, como se inició. Otra inconstitucionalidad.
Debió haber generado la destitución de todos los diputados y senadores que lo votaron a favor. Que fueron todos, pues los republicanos, únicos en oponerse en un comienzo, "se dieron vuelta la chaqueta" junto a su jefe y se sumaron al "Acuerdo por Chile" de Boric-Piñera para violar la Constitución.
Lo llevaron adelante consumiendo ingentes recursos humanos y financieros sin ninguna legitimidad. Todo terminó en el plebiscito del 17 de diciembre de 2023, en el cual la ciudadanía rechazó la intentona inconstitucional. Pero ningún parlamentario culpable fue destituido. Y "lo comido y lo bailado" no se lo quitó nadie.
Lo peor: las élites de todos los niveles, la jerarquía eclesiástica representada por monseñor Celestino Aós y las más variadas instituciones del establishment, siempre dispuesto a ubicarse donde el sol más calienta, aunque ello sea inconstitucional, fueron cómplices activos.
Ahora todos ven la brizna en el ojo de Boric, pero no la viga en el propio. Isabel, Allende se va, pero la multitud de otros, tan culpables como ella, se han quedado.