viernes, 2 de marzo de 2012

Grados de Debilidad

Una persona me transmite la petición de otra, que me desafía a, en lugar de escribir tantas cosas sobre el incumplimiento de las leyes de orden público, querellarme contra el ministro del Interior por "notable abandono de sus deberes".

Bueno, ésa es una acción propia del juicio político contemplado en la Constitución y le compete sólo a los diputados, y yo no lo soy. ¿Y qué diputado va a interponerla contra el ministro? ¿Los de su propia coalición, que no han dicho "esta boca es mía" frente al clima de anarquía general? ¿Los de oposición, que justamente critican al gobierno por "la represión", nombre que dan a las mínimas y débiles medidas que ha tomado para evitar el caos total en Aysén?

No. Este es, hoy, un país "en estado de caos progresivo, y por unanimidad". Aquí ya no hay verdadera autoridad, y nadie parece querer que la haya, lo cual hace prever el ahondamiento de la anarquía. Si hubiera existido un gobierno de verdad no habríamos tenido el 2011 que tuvimos, pues en la primera oportunidad en que alguien se hubiera "tomado" un camino, un puente, una calle o un colegio, se habría aplicado la Ley de Seguridad Interior. Claro, dado el sistema judicial que tenemos, que se abanica con las leyes y está diseñado para favorecer a los transgresores, es probable que nadie hubiera terminado preso. Pero, por lo menos, los "tomadores" habrían pasado algunas molestias. Pues ésa termina siendo la única pena para los delincuentes en Chile: la condena a "algunas molestias", después de lo cual quedan libres.

Salvo que los procesados sean "de cuello y corbata" o "uniformados", es decir, personas que, en el primer caso, no han alterado el orden público y, en el segundo, lo han defendido. Porque a ésos si que los pudren en la cárcel, hay que reconocerlo (y a estos últimos precisamente por defenderlo, cosa que repugna a los izquierdistas).

En la sola Aysén se han cometido en estas semanas centenares de delitos contra el orden interno e incluso contra la seguridad y soberanía del país, pues he visto letreros de manifestantes que favorecen una anexión a la Argentina. Lo mismo que llegó a decir un diputado ¡un diputado! en la protesta de Magallanes el año pasado. ¡Y nadie le dijo nada! Cuando su actitud antipatriótica debió costarle el cargo.

Entonces, de los grados de la debilidad de un gobierno, el actual está --esto puede haber cambiado a estas horas para peor-- en el penúltimo: no hace nada, pero, por lo menos, no ha cedido ciento por ciento a la extorsión ilícita. Naturalmente, el último grado es no defender el orden público y acceder a todo lo que piden quienes lo atropellan.

Por supuesto, un gobierno que no es débil es el que, en cumplimiento de la función de gobernar, hace respetar las leyes "por la razón o la fuerza", lema de nuestro escudo que la práctica gubernativa ha tornado a estas alturas en mera retórica.

¡Cómo le llora al país un gobernante firme! Al actual ya todos "le han tomado el pulso". Si no lo creen así, entérense de las noticias de Calama. O de lo que anuncia para este año la sucesora comunista de Camila Vallejo, que dio una extensa entrevista en televisión, creo que a CNN, y describió punto por punto su plan revolucionario 2012. Me llamó un amigo, alarmadísimno, después de verla, y me dijo, con gran sorpresa, que lo que ella quería era derrocar al gobierno. ¡Por supuesto! Ése es el plan comunista en actual vigor. ¿De dónde creen ustedes que salen los encapuchados de Aysén o de dondequiera haya caos? ¿Son de generación espontánea?

Entonces, a la persona que me manda decir que intente alguna acción contra el ministro del Interior le respondo, primero, que no hay ninguna que yo legalmente pueda entablar; segundo, que con los jueces de mayoría izquierdista que tenemos, aunque hubiera una ley que me autorizara a querellarme contra él, se desecharía mi acción; y, tercero, que el problema no es el ministro del Interior, que es el número dos, sino el número uno. Pues el número dos no hace nada que no le ordene el número uno. Y, a la vez, hace todo lo que le dice el número uno.

Es ahí donde está el problema. Vamos a cumplir dos años soportándolo. Confieso que se me han hecho largos. Espero que más que los que le quedan...

Sólo puedo decir, como autoconsuelo, que "lo sospeché desde un principio".

8 comentarios:

  1. Don Hermógenes. Hay mucha gente que le dice a alguien, que le diga a otro alguien, que hay que hacer algo, por eso estamos como estamos. Usted ya ha hecho más que suficiente, y los que opinamos en este blog y en los propios también hacemos lo que podemos. Falta mas gente que se espabile.

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  2. Las instituciones no necesariamente funcionan según la voluntad de los gobernantes.

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    1. Claro, pero en el caso de establecer el orden público es responsabilidad del gobierno querellarse contra los que promuevan o provoquen destrozos, tomas de caminos, puentes, etc. Ahora el caso de que el ministerio público funcione de manera adecuada es otro asunto, al ser independiente del gobierno de turno.
      Respecto a lo que señala Don Hermógenes del diputado que quería que Magallanes fuera de Argentina, a lo más algunos parlamentarios desaprobaron su publicación en su respectiva cuenta de twitter, a través del mismo medio; sin embargo, aparentemente nadie lo llevó ni a comisión de ética ni nada por el estilo por ello, lo que significa que el Estado de Derecho no se cumple a cabalidad, pese a que algunos insisten en que sí estamos en uno.

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  3. Don Hermógenes, usted anticipó el descenlace del conflicto estudiantil el año pasado en uno de sus blogs. Me gustaría que anticipara el descenlace en el conflicto de Aysén. ¿Cede el gobierno? ¿Aguanta el gobierno? ¿Ganan algo los ayseninos?

    Saludos

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    1. Cede el Gobierno, ganan los ayseninos y pierden la democracia y el resto del país. Saludos.

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  4. "Pais con tejado de vidrio", podría ser la definición sintetizada de la visión de don Hermógenes.
    Tejado que, asi como de un día para otro no se monta, tampoco en igual tiempo se desmonta.
    Mucho por hacer, don Hermogenes y que no se logra precisamente culpando de todo a todos.

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  5. Resulta una gran inconveniencia que la aplicación de muchas leyes quede al arbitrio del gobierno, porque está claro que un gobierno débil no las aplicará: así se atropellen los derechos de miles de personas, preferirán seguir apareciendo como dialogantes y permisivos en lugar de proteger los derechos de los que no pueden defenderse.

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    1. Si fuera cierto que la nayoría está por el orden y en contra de los que tienen paralizado Aysén, en la próxima elección debieran arrasar los primeros. Veamos.

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