Escribo cuando todavía no ha sucedido, pero puedo anticipar que ocurrirá, porque conozco al país y conozco a la derecha chilena: Laurence Golborne renunciará a su candidatura presidencial, debido a que la firma de que fue gerente, en 2006, subió en $500 el cobro por mantención de las tarjetas Jumbo Más, cobro que la Corte Suprema, recién en 2013, ha declarado indebido; y porque una sociedad de la cual él es socio tiene inversiones, a través de otra, en las Islas Vírgenes Británicas, un conocido paraíso fiscal.
Ambas situaciones son perfectamente legales y no impiden que una persona sea candidato presidencial, pero como conozco al país y a su derecha política, puedo anticipar que ella hará un "mea culpa" sin fundamento alguno ("¡nunca más!") y posiblemente a esta hora Laurence Golborne estará renunciando a su postulación. Eso es lo que, creo, va a pasar, pero no lo que debería pasar.
Pues lo que debería pasar sería que la UDI le manifestara su pleno respaldo y mantuviera contra viento y marea su candidatura, porque las dos actuaciones que se le reprocha son perfectamente lícitas y, más aún, constituyen una prueba de su idoneidad para manejar asuntos distintos, como los negocios de una gran empresa y los suyos personales, con igual eficacia, lo cual es una garantía de que procederá de la misma manera en la administración del Estado, que es la tarea del Poder Ejecutivo encabezado por el Presidente de la República.
En efecto, cuando Golborne era gerente general de Cencosud (una de las firmas más grandes del país) atendidas las condiciones del mercado, la competencia y la regulación dictada por la Superintendencia respectiva, resultó de conveniencia para la firma subir el cobro por mantención de las tarjetas Jumbo Más. Seguramente era conveniente porque el menor uso de las tarjetas a raíz del alza iba a ser porcentualmente inferior al aumento de la recaudación generada por ella. La obligación de un gerente general es siempre proceder así y maximizar los beneficios de la firma para la cual trabaja.
En este caso, la regulación de la Superintendencia aceptaba que se notificara a los titulares de tarjetas señalándoles que si volvían a utilizarlas después de notificada el alza, se presumía que aceptaban esta última. Si la rechazaban, simplemente debían abstenerse de seguir utilizando la tarjeta.
Como el Sernac opinó posteriormente que el alza debía ser explícitamente aceptada por cada tenedor de tarjeta en un documento modificatorio del contrato, se generó una contradicción entre ambas autoridades fiscalizadoras y Cencosud recurrió a los tribunales para que resolvieran ese conflicto de jurisdicción. La Corte de Apelaciones dio la razón a la Superintendencia y aprobó el actuar de Cencosud. La Suprema revocó ese fallo, dio la razón al Sernac y ordenó a Jumbo Más a devolver el cobro de $500 por tarjeta a los titulares, pero no multó ni sancionó a Cencosud.
La aplicación de la exigencia del Sernac habría implicado anular todas las tarjetas existentes y emitir otras sólo cuando los titulares hubieren aceptado por escrito el alza de $500, con los trastornos y costos imaginables para ellos y para Jumbo. Por eso el sentido común aconsejaba adoptar el criterio de la Superintendencia y de la Corte de Apelaciones, mucho más conforme con la normalidad del negocio y la comodidad de los consumidores. Pero la Corte Suprema adoptó el criterio opuesto y lo hizo justamente cuando el gerente general de Cencosud de 2006 era ahora, en 2013, candidato presidencial, dictando un fallo que se anticipó a otros de causas pendientes desde 2004, es decir, más antiguas. "Políticamente oportuno", por cierto.
En cuanto a la sociedad de inversiones en Islas Vírgenes, en que es socio Golborne, su existencia se encuentra perfectamente encuadrada en la legislación chilena y personas jurídicas y naturales del país hacen inversiones allá sin transgredir la Ley de la Renta, pues sólo en la medida en que se retiren rentas y éstas vuelvan al país deberán pagar los impuestos nacionales correspondientes.
Justamente las legislaciones sobre Mercado de Capitales I y II, dictadas durante los gobiernos de la Concertación, crearon franquicias consistentes en el no pago de impuestos en Chile por las rentas de determinadas inversiones, para que los contribuyentes prefirieran hacerlas en el país en lugar de en otros destinos ventajosos del exterior. De ahí han nacido, por ejemplo, los FIP (Fondos de Inversión Privados) que están exentos de Impueso a la Renta. Los propios concertacionistas que crearon franquicias como ésa las denominan ahora "elusión tributaria" y proponen suprimirlas en una futura reforma tributaria. Tanto mejor para los "paraísos fiscales".
Un administrador responsable de su patrimonio personal y familiar será el que busque generar con él una mayor rentabilidad y, puesto a elegir entre destinos que son gravados con mayores impuestos y otros que lo eximan de ellos, elegirá los segundos. Claro, de todo hay en la viña del Señor y el otro día leímos en "El Mercurio" una carta de una rica heredera que protestaba contra sus abogados, que se esmeraban en discurrir fórmulas para pagar menos impuestos, las cuales ella rechazaba y se pronunciaba por las alternativas que conducían a que pagara más. Por supuesto, en la sociedad libre está ampliamente permitido elegir pagar más impuestos y ver así disminuido el respectivo patrimonio personal. Esa conducta será, naturalmente, aplaudida por los políticos socialistas, pues es sabido que "el socialismo funciona hasta que se le termina la plata de los demás", como decía Churchill. Además, en lo personal, los socialistas saben muy bien cómo medrar del Estado. Uno de los más severos con Golborne obtiene unos treinta millones de pesos por sí y a través de su cónyuge, del Congreso Nacional, nivel de ingresos con el cual ciertamente no aporta nada a disminuir la desigualdad en Chile, que él y sus correligionarios tanto critican. Al fin y al cabo, es otra forma de "paraíso fiscal", entendido como el que permite vivir holgadamente a costa del fisco.
Si la derecha chilena fuera consecuente con su ideal de una sociedad libre, en la que los individuos pueden elegir alternativas eficientes para invertir sus recursos, estando ello dentro de la legalidad, deberían respaldar la candidatura de Laurence Golborne y defender justamente los principios en que ella se funda y la capacidad e idoneidad del candidato como un buen administrador de los recursos que se ponen bajo su responsabilidad, sean de una empresa, los propios o los del Estado. Pero en un país en que la pauta valórica de los hombres públicos la fija la izquierda y en que, por tanto, se perdona ampliamente la compra con sobreprecio a expensas del Estado (la cual la ciudadanía ha premiado alguna vez con la Presidencia) o la sustracción clandestina de sobres con billetes de gastos reservados que los hombres de izquierda se llevaban para la casa en tres sucesivos gobiernos (y que, una vez descubiertos, en lugar de ser recuperados, fueron cohonestados e incorporados al sueldo de los sustractores), es posible llamar a escándalo porque una empresa procura mejorar sus márgenes, teniendo derecho a ello, o un particular procura una mejor rentabilidad para su patrimonio, evitando los destinos en que lo graven impuestos más altos.
Cuando los antivalores reinan, los valores dejan de ser defendidos. En ese clima, no extraña que sea la izquierda la que, una vez más, se erija en el Catón de la moral social, para su propio beneficio y para su propia impunidad.
lunes, 29 de abril de 2013
sábado, 27 de abril de 2013
Golborne No Tiene Ningún Problema Nuevo
En realidad, el que tiene el problema es Allamand. La más reciente encuesta, la de la UDP (como todas las anteriores, por lo demás) dice que Golborne lo aventaja en todo: si la elección presidencial fuera este domingo; si la primaria fuera este domingo; entre todos los encuestados; y sólo entre los que están seguros de ir a votar. Por supuesto, los partidarios de Bachelet buscan "la quinta pata al gato" y dicen que en una de esas comparaciones la ventaja de Golborne está dentro del margen de error y que habría, entonces, un empate técnico. Pero eso es "wishful thinking", pues es obvio que a los partidarios de Bachelet les convendría que el rival fuera Allamand, porque, como lo reiterara tantas veces la encuesta de "La Segunda"-UDD, que por alguna razón dejó de hacerse mensualmente, como antes, Bachelet derrotaba siempre a Allamand por mucho más amplio margen que a Golborne.
Ahora, por qué la Corte Suprema declara, siete años después, y a dos meses de las primarias en que el entonces gerente de Cencosud es candidato, que el alza fue ilegal, tras haber sido estimada como perfectamente legal por la Corte de Apelaciones, cada uno podrá hacerse las reflexiones que quiera y yo me hago las mías, entre las cuales está la de que la Corte Suprema es ampliamente sospechosa de politización y de contravenir la legalidad sin ningún miramiento cuando le resulta políticamente rentable, como lo ha demostrado en los numerosos procesos contra uniformados en que ha fallado inicua e impúdicamente contra la ley (remito a los lectores al "Manifiesto Contra el Desvarío" del abogado Adolfo Paul Latorre, que puede encontrarse en la red).
Así como a Bachelet no parece haberla afectado mayormente el no haber decretado la alerta de tsunami el 27/F "para no horrorizar a la gente", y sigue a la cabeza de las encuestas, a Golborne tampoco lo va a afectar mayormente el fallo de la Suprema, sobre todo si, como señalé más arriba, el procedimiento de Cencosud estaba visado por la autoridad y ofrecía claramente a los tenedores de tarjetas la opción de no pagar la comisión aumentada. En un mercado en que si hay algo competitivo son las tarjetas de compra y de crédito, el aumento de poco más de $500 en una comisión no es por ningún motivo constitutivo de un atropello.
Al cabo de este episodio las únicas dañadas pueden ser las primarias de la Alianza, que si no se llevan a cabo van a generar un importante ahorro para los contribuyentes, y eso sería muy bueno, sin cambiar una sola coma de la realidad electoral, que es la de que Golborne tiene más votos que Allamand dentro de la Alianza o fuera de ella y los va a tener tanto en junio, si las primarias se realizan, como en noviembre, si no se hacen y ambos postulantes van a la primera vuelta presidencial.
En conclusión, Golborne no tiene otro problema que el muy sabido de aventajar a Bachelet, que ya tenía desde antes del que nuestra ínclita Corte Suprema resolviera poner en el tapete político justo antes de las primarias de junio.
Ahora, por qué la Corte Suprema declara, siete años después, y a dos meses de las primarias en que el entonces gerente de Cencosud es candidato, que el alza fue ilegal, tras haber sido estimada como perfectamente legal por la Corte de Apelaciones, cada uno podrá hacerse las reflexiones que quiera y yo me hago las mías, entre las cuales está la de que la Corte Suprema es ampliamente sospechosa de politización y de contravenir la legalidad sin ningún miramiento cuando le resulta políticamente rentable, como lo ha demostrado en los numerosos procesos contra uniformados en que ha fallado inicua e impúdicamente contra la ley (remito a los lectores al "Manifiesto Contra el Desvarío" del abogado Adolfo Paul Latorre, que puede encontrarse en la red).
Así como a Bachelet no parece haberla afectado mayormente el no haber decretado la alerta de tsunami el 27/F "para no horrorizar a la gente", y sigue a la cabeza de las encuestas, a Golborne tampoco lo va a afectar mayormente el fallo de la Suprema, sobre todo si, como señalé más arriba, el procedimiento de Cencosud estaba visado por la autoridad y ofrecía claramente a los tenedores de tarjetas la opción de no pagar la comisión aumentada. En un mercado en que si hay algo competitivo son las tarjetas de compra y de crédito, el aumento de poco más de $500 en una comisión no es por ningún motivo constitutivo de un atropello.
Al cabo de este episodio las únicas dañadas pueden ser las primarias de la Alianza, que si no se llevan a cabo van a generar un importante ahorro para los contribuyentes, y eso sería muy bueno, sin cambiar una sola coma de la realidad electoral, que es la de que Golborne tiene más votos que Allamand dentro de la Alianza o fuera de ella y los va a tener tanto en junio, si las primarias se realizan, como en noviembre, si no se hacen y ambos postulantes van a la primera vuelta presidencial.
En conclusión, Golborne no tiene otro problema que el muy sabido de aventajar a Bachelet, que ya tenía desde antes del que nuestra ínclita Corte Suprema resolviera poner en el tapete político justo antes de las primarias de junio.
jueves, 25 de abril de 2013
Necesitábamos Una Thatcher y Elegimos a un Piñera
Hoy en la tarde hablaré ante un grupo de ex alumnos del colegio en que estudié y me he puesto a pensar qué les voy a decir. Y he resuelto recordarles que el país, como lo hace aproximadamente cada cuarenta años, según la descripción de un gerente norteamericano que vivió mucho tiempo acá, está listo para "darse otra vez un balazo en el pie". En realidad, el gerente usaba esa frase para definir a Chile: "Es un país que, decía, cuando está a punto de despegar, se pega un balazo en el pie".
Este nunca ha sido un pueblo fácil de gobernar. Es levantisco, malagradecido, sacador de vuelta, sin respeto por lo ajeno y siempre listo para matar la gallina de los huevos de oro. Necesita mano dura y lo sabe. Por eso al general Ibnáñez lo echaron como dictador en 1931 y a los veinte años lo eligieron como Presidente por inmensa mayoría, precisamente porque añoraban su mano dura. A Pinochet también lo habrían reelegido, si no se hubiera muerto antes de tiempo. Porque ejercía la autoridad, aunque no haya sido dictador, pues fue elegido en 1980 como Presidente por ocho años en votación plebiscitaria. Y si hubiera sido realmente dictador no habría entregado el poder al término de su mandato.
Ahora nos encontramos con que se ha perdido el sentido de autoridad. La gente hace lo que se le ocurre, por ilegal que ello sea, para conseguir lo que busca. Días atrás paralizaron ilegalmente los puertos y nadie exoneró ni procesó a los ocupantes ilegales. Al contrario, les dieron lo que pedían. Se tomaron un mineral de cobre con, también, ingente perjuicio, y obtuvieron lo que pedían. Se han tomado regiones completas para conseguir ventajas, y las obtuvieron. Los estudiantes "se sacaron los zapatos" asolando ciudades y usurpando colegios y universidades, y les dieron todo, lo cual los lleva a pedir todavía más. A la única autoridad del país que intentó hacer respetar la legalidad no la reeligieron en la última elección municipal, como diciendo "¡caos queremos!".
Frente a eso, el gobierno ya no manda, sino que siempre transige. En la Araucanía incendian bosques, máquinas, viviendas y plantíos y el régimen regala más tierras, en lugar de aplicar la Ley Antiterrorista.
Todo esto venía agravándose año a año y la situación del país clamaba por una mano firme, por una Thatcher, y en lugar de eso eligió, hace tres años, todo lo contrario, un Sebastián Piñera.
De modo que hoy lo que se grita en la calle pasa a ser programa de gobierno. Los vociferantes sólo son capaces de vocear consignas: "¡no al lucro!", "¡no a Hidroaysén!", "¡asamblea constituyente!" y otras vaciedades semejantes. Pues bien, estas consignas son las que después inspiran proyectos de ley del gobierno, detienen proyectos energéticos y nutren programas presidenciales para el régimen que asumirá en 2014.
Los primitivos de la calle ya hablan de otra Constitución. Un profesor universitario de izquierda (de una universidad de derecha, por supuesto) advierte que el cambio de la actual Carta deberá tener lugar "por las buenas o por las malas". Hace rememorar el primer mensaje de Allende al Congreso Pleno, en 1971, en que anunciaba que si el Parlamento no se allanaba a su revolución marxista sobrevendría la violencia.
Mientras tanto, el Estado de Derecho ha sido y sigue siendo pisoteado por una mayoría de jueces de izquierda que mandan cada vez más uniformados (r) a la cárcel en violación no sólo de las leyes, sino de los principios básicos del Derecho Penal ancestral y de la verdad de los hechos. Por eso éstos son presos políticos. El otro día, en un programa de TV con presidenciables, pregunté si nada pensaban hacer al respecto, y terció un izquierdista que supuestamente oficia de "candidato moderado" para decir que mi pregunta era "repugnante". A ese estado hemos llegado: para un "moderado" resulta "repugnante" impetrar la aplicación de las leyes.
Y, en fin, las encuestas anuncian que la candidata que mejor personifica esa completa revolución al margen de la ley y que es la que más se toma de las consignas de la calle para elaborar su programa, va holgadamente a la cabeza en las encuestas.
Entonces ¿qué les voy a decir a los ex alumnos de mi colegio? Pues que el país está a punto de cumplir con su sino secular y de volver a "pegarse un balazo en el pie".
Este nunca ha sido un pueblo fácil de gobernar. Es levantisco, malagradecido, sacador de vuelta, sin respeto por lo ajeno y siempre listo para matar la gallina de los huevos de oro. Necesita mano dura y lo sabe. Por eso al general Ibnáñez lo echaron como dictador en 1931 y a los veinte años lo eligieron como Presidente por inmensa mayoría, precisamente porque añoraban su mano dura. A Pinochet también lo habrían reelegido, si no se hubiera muerto antes de tiempo. Porque ejercía la autoridad, aunque no haya sido dictador, pues fue elegido en 1980 como Presidente por ocho años en votación plebiscitaria. Y si hubiera sido realmente dictador no habría entregado el poder al término de su mandato.
Ahora nos encontramos con que se ha perdido el sentido de autoridad. La gente hace lo que se le ocurre, por ilegal que ello sea, para conseguir lo que busca. Días atrás paralizaron ilegalmente los puertos y nadie exoneró ni procesó a los ocupantes ilegales. Al contrario, les dieron lo que pedían. Se tomaron un mineral de cobre con, también, ingente perjuicio, y obtuvieron lo que pedían. Se han tomado regiones completas para conseguir ventajas, y las obtuvieron. Los estudiantes "se sacaron los zapatos" asolando ciudades y usurpando colegios y universidades, y les dieron todo, lo cual los lleva a pedir todavía más. A la única autoridad del país que intentó hacer respetar la legalidad no la reeligieron en la última elección municipal, como diciendo "¡caos queremos!".
Frente a eso, el gobierno ya no manda, sino que siempre transige. En la Araucanía incendian bosques, máquinas, viviendas y plantíos y el régimen regala más tierras, en lugar de aplicar la Ley Antiterrorista.
Todo esto venía agravándose año a año y la situación del país clamaba por una mano firme, por una Thatcher, y en lugar de eso eligió, hace tres años, todo lo contrario, un Sebastián Piñera.
De modo que hoy lo que se grita en la calle pasa a ser programa de gobierno. Los vociferantes sólo son capaces de vocear consignas: "¡no al lucro!", "¡no a Hidroaysén!", "¡asamblea constituyente!" y otras vaciedades semejantes. Pues bien, estas consignas son las que después inspiran proyectos de ley del gobierno, detienen proyectos energéticos y nutren programas presidenciales para el régimen que asumirá en 2014.
Los primitivos de la calle ya hablan de otra Constitución. Un profesor universitario de izquierda (de una universidad de derecha, por supuesto) advierte que el cambio de la actual Carta deberá tener lugar "por las buenas o por las malas". Hace rememorar el primer mensaje de Allende al Congreso Pleno, en 1971, en que anunciaba que si el Parlamento no se allanaba a su revolución marxista sobrevendría la violencia.
Mientras tanto, el Estado de Derecho ha sido y sigue siendo pisoteado por una mayoría de jueces de izquierda que mandan cada vez más uniformados (r) a la cárcel en violación no sólo de las leyes, sino de los principios básicos del Derecho Penal ancestral y de la verdad de los hechos. Por eso éstos son presos políticos. El otro día, en un programa de TV con presidenciables, pregunté si nada pensaban hacer al respecto, y terció un izquierdista que supuestamente oficia de "candidato moderado" para decir que mi pregunta era "repugnante". A ese estado hemos llegado: para un "moderado" resulta "repugnante" impetrar la aplicación de las leyes.
Y, en fin, las encuestas anuncian que la candidata que mejor personifica esa completa revolución al margen de la ley y que es la que más se toma de las consignas de la calle para elaborar su programa, va holgadamente a la cabeza en las encuestas.
Entonces ¿qué les voy a decir a los ex alumnos de mi colegio? Pues que el país está a punto de cumplir con su sino secular y de volver a "pegarse un balazo en el pie".
miércoles, 24 de abril de 2013
La Ley y el Orden
Los atentados en Boston dieron lugar a que toda la nación se pusiera tras sus autoridades y éstas dieran pleno respaldo a los servicios policiales y de inteligencia para dar con los terroristas. Estos últimos fueron capturados, uno de ellos muerto a balazos por los agentes del Estado y el otro gravísimamente herido. En Chile esos agentes del orden habrían sido condenados a presidio por la justicia de izquierda como autores de "delitos de lesa humanidad".
Los representantes del orden norteamericanos han recibido el reconocimiento del gobierno y del pueblo, que ha celebrado la prontitud y dureza con que se ha reprimido el último brote de terrorismo.
Claro, los EE. UU. son otro país y su ciudadanía es otra cosa. Pues hoy leemos en "El Mercurio" el relato desolador que hace el historiador Sergio Villalobos del clima que se vive en la Araucanía, donde se suceden atentados terroristas que quedan impunes, al tiempo que se procesa a carabineros que actúan con dureza contra los subversivos.
La Araucanía es un territorio asolado por el delito. Allá los encapuchados no vacilan en matar con tal de obtener un beneficio económico, por la vía de amedrentar a los legítimos propietarios y a las autoridades y así hacerse dueños de tierras. Es una verdadera extorsión, porque, como ha comprobado el experto en temas indígenas Julio Bazán, en su obra "No es Mapuche el Conflicto", "todos los títulos en la Araucanía están saneados; no hay superposición de títulos". Pero lo que tampoco hay es imperio de la ley y el orden.
Pues en esa zona se acepta ampliamente el lucro y hay impunidad para matar con el fin de obtenerlo, mientras los mismos que lo promueven y garantizan allá pretenden, también por la fuerza (encapuchados), impedir que en el territorio chileno se pueda educar obteniendo un beneficio para ganarse la vida.
Además, los crímenes terroristas acá son prontamente olvidados y si el del matrimonio Luchsinger Mackay todavía no lo está del todo, es sólo porque se trata de familias de origen europeo, pero las muertes de pequeños propietarios autóctonos, como la de Osvaldo Zapata, a manos de los terroristas, ya no preocupan a nadie y quedan impunes.
En cambio, en nuestros presidios cumplen condenas ilegales a cadena perpetua de facto los uniformados que defendieron a la sociedad del terrorismo en el pasado. Si dieron muerte a esbirros del FPMR (e incluso altos oficiales que ni siquiera la ordenaron), son presentados como "violadores de derechos humanos". El gobierno de actual es activo perseguidor de los ex agentes del Estado chileno que dieron muerte a extremistas similares a los hermanos Tsarnaev de Boston.
Un oficial en retiro, Leandro Contreras Radic, cuyo cerebro no ha sido lavado, me escribe recordando la bomba que el 30 de marzo de 1984 fue lanzada a un bus de Carabineros, dando muerte al cabo Pedro Núñez Henríquez e hiriendo a otros once policías; la del 2 de noviembre de 1984 contra un bus de Fuerzas Especiales, matando a los suboficiales Uldaricio Aravena, Hugo Armando Toledo, Angel Sazo y Patridcio Delgado; el auto cargado con explosivos que estalló al paso de un bus de Carabineros, dando muerte al cabo Héctor López Valdés y a los carabineros José Arias, Hétor López Anoste y Misael Martínez.
Todos los oficiales de los servicios de inteligencia que dieron muerte a extremistas del FPMR que ponían esas bombas, cumplen hoy interminables sentencias, impuestas a veces sobre la base de meras presunciones y dictadas en violación de numerosas leyes que a estas alturas ya es ocioso enumerar.
En cambio, el "encargado de matar" del Partido Comunista, hoy diputado Guillermo Teillier, se pavonea impunemente de los crímenes del brazo armado rojo, como el que costó la vida a cinco escoltas del Presidente Pinochet. Y todos los autores extremistas de hechos de sangre, en número de 905, han sido indultados y amnistiados por los gobernantes de la Concertación, mientras el actual Subsecretario Ubilla (RN) presenta más y más querellas contra militares por hechos de hace caSI 40 AÑOS, multiplicando el total que dejaron presentadas los gobiernos de la Concertación por cinco, hasta alcanzar las 1.500, de lo cual se enorgullece el abogado comunista Eduardo Contreras en un artículo de "Le Monde Diplomatique" último.
El precandidato de RN Andrés Allamand hizo lo suyo en esta persecución paradójica, exonerando del Ministerio de Defensa a los oficiales (r) que prestaban asesorías, si ellos habían formado parte de la DINA o la CNI, e incluso a uno que no las integró, pero cometió del delito de ser yerno de un ex Director de la primera. Por eso el Plan Ahora llama a votar contra Allamand en las primarias, sufragando por Golborne, que si bien nunca se ha pronunciado contra las prevaricaciones de los jueces de izquierda, por lo menos no ha contribuido a perseguir a los uniformados (r) que nos protegieron del terrorismo.
Los países donde prevalecen la ley y el orden, como los EE. UU., persiguen y aniquilan a los terroristas; los países donde la una y el otro son atropellados impunemente, y amparan e indemnizan terroristas, como lo hace Chile con generosidad, mientras encarcela a los agentes que los combatieron, están condenados a pagar muy cara, más temprano que tarde, esta iniquidad.
Los representantes del orden norteamericanos han recibido el reconocimiento del gobierno y del pueblo, que ha celebrado la prontitud y dureza con que se ha reprimido el último brote de terrorismo.
Claro, los EE. UU. son otro país y su ciudadanía es otra cosa. Pues hoy leemos en "El Mercurio" el relato desolador que hace el historiador Sergio Villalobos del clima que se vive en la Araucanía, donde se suceden atentados terroristas que quedan impunes, al tiempo que se procesa a carabineros que actúan con dureza contra los subversivos.
La Araucanía es un territorio asolado por el delito. Allá los encapuchados no vacilan en matar con tal de obtener un beneficio económico, por la vía de amedrentar a los legítimos propietarios y a las autoridades y así hacerse dueños de tierras. Es una verdadera extorsión, porque, como ha comprobado el experto en temas indígenas Julio Bazán, en su obra "No es Mapuche el Conflicto", "todos los títulos en la Araucanía están saneados; no hay superposición de títulos". Pero lo que tampoco hay es imperio de la ley y el orden.
Pues en esa zona se acepta ampliamente el lucro y hay impunidad para matar con el fin de obtenerlo, mientras los mismos que lo promueven y garantizan allá pretenden, también por la fuerza (encapuchados), impedir que en el territorio chileno se pueda educar obteniendo un beneficio para ganarse la vida.
Además, los crímenes terroristas acá son prontamente olvidados y si el del matrimonio Luchsinger Mackay todavía no lo está del todo, es sólo porque se trata de familias de origen europeo, pero las muertes de pequeños propietarios autóctonos, como la de Osvaldo Zapata, a manos de los terroristas, ya no preocupan a nadie y quedan impunes.
En cambio, en nuestros presidios cumplen condenas ilegales a cadena perpetua de facto los uniformados que defendieron a la sociedad del terrorismo en el pasado. Si dieron muerte a esbirros del FPMR (e incluso altos oficiales que ni siquiera la ordenaron), son presentados como "violadores de derechos humanos". El gobierno de actual es activo perseguidor de los ex agentes del Estado chileno que dieron muerte a extremistas similares a los hermanos Tsarnaev de Boston.
Un oficial en retiro, Leandro Contreras Radic, cuyo cerebro no ha sido lavado, me escribe recordando la bomba que el 30 de marzo de 1984 fue lanzada a un bus de Carabineros, dando muerte al cabo Pedro Núñez Henríquez e hiriendo a otros once policías; la del 2 de noviembre de 1984 contra un bus de Fuerzas Especiales, matando a los suboficiales Uldaricio Aravena, Hugo Armando Toledo, Angel Sazo y Patridcio Delgado; el auto cargado con explosivos que estalló al paso de un bus de Carabineros, dando muerte al cabo Héctor López Valdés y a los carabineros José Arias, Hétor López Anoste y Misael Martínez.
El precandidato de RN Andrés Allamand hizo lo suyo en esta persecución paradójica, exonerando del Ministerio de Defensa a los oficiales (r) que prestaban asesorías, si ellos habían formado parte de la DINA o la CNI, e incluso a uno que no las integró, pero cometió del delito de ser yerno de un ex Director de la primera. Por eso el Plan Ahora llama a votar contra Allamand en las primarias, sufragando por Golborne, que si bien nunca se ha pronunciado contra las prevaricaciones de los jueces de izquierda, por lo menos no ha contribuido a perseguir a los uniformados (r) que nos protegieron del terrorismo.
Los países donde prevalecen la ley y el orden, como los EE. UU., persiguen y aniquilan a los terroristas; los países donde la una y el otro son atropellados impunemente, y amparan e indemnizan terroristas, como lo hace Chile con generosidad, mientras encarcela a los agentes que los combatieron, están condenados a pagar muy cara, más temprano que tarde, esta iniquidad.
martes, 23 de abril de 2013
Por Qué Chile Está Embromado
Las encuestas dicen que el principal problema de los chilenos es la delincuencia. La última, de la Universidad Diego Portales, señala que el 31,5% lo estima así, a gran distancia de la educación (19%) y la salud (7%). Eso se condice con que las instituciones en que los chilenos tienen más confianza son la mayor amenaza a la delincuencia, Carabineros y Fuerzas Armadas. En las que menos confía la gente son los Tribunales y los Partidos Políticos. Justamente los jueces y los políticos son, en general, los que más persiguen a las instituciones más confiables.
Pero hay un detalle: si bien sólo el 16% confía en los partidos, que son la institución menos confiable de todas, hay otro grupo en el cual los chilenos confían todavía menos. Esto lo señaló la última encuesta CERC: ese grupo es el de "los demás chilenos". Sólo un 14% confía en sus compatriotas. ¿No es terrible eso? De cada siete que caminan por la calle, seis van temerosos de los demás. Es que los conocen.
Y si uno va por la calle va viendo por qué. Por ejemplo, si pasa ante los Tribunales, verá que se robaron de la puerta uno de los escudos de bronce que la ornamentaban. Si camina por el centro, donde los alcaldes del Gobierno Militar, como Mekis, Oyarzún, Bombal, se preocuparon de plantar árboles que dieran sombra, verá que muchos están raquíticos y semisecos, porque se han robado las proteciones de hierro que los defendían. Éste es el país del robo. El récord lo sufrió ese matrimonio de edad que debió poner rejas de protección alrededor de su cama matrimonial. Ya que no pueden evitar que les entren a robar a la casa, impiden que les asalten la cama.
Entonces, tiene razón la gente para no confiar. Ni siquiera confía en el gobernante: sólo el 33% lo hace, dice la UDP, confirmando encuestas anteriores, salvo una que le dio 38% y de la cual se tomaron los medios que le son favorables para decir que se acercaba al 40%. Pero uno de éstos mismos medios publicó ayer su propia reciente encuesta y le dio el mismo 33% de apoyo. Pero eso ya no importa mucho, pues él es, virtualmente, pasado.
Entonces ¿por qué está embromado Chile? Porque, anticipan las encuestas, va a elegir a un gobierno que ya ha anunciado que va a gobernar con la calle, es decir, su inspiración va a emanar de ese lugar donde 6 de cada siete chilenos opinan que quien transita a su lado no es de fiar. Y este personaje, el menos confiable de todos, "la calle", va a dictar las políticas del más probable nuevo gobierno. Por cierto, hay una contradicción entre confiar en Carabineros y Fuerzas Armadas más que en nadie y votar preferentemente por quien representa todo lo contrario de ambos, la candidata de "la calle". Es que es muy difícil entender a los chilenos.
Lo peor es que la encuesta UDP nos dice que la gente que podría votar contra esa amenaza, es la menos dispuesta a ir a sufragar, pues la izquierda tiene 77% de votantes seguros, contra 61,5% del centro y 57,9% de derecha.
En todo caso, es como para entender por qué baja la Bolsa.
Pero hay un detalle: si bien sólo el 16% confía en los partidos, que son la institución menos confiable de todas, hay otro grupo en el cual los chilenos confían todavía menos. Esto lo señaló la última encuesta CERC: ese grupo es el de "los demás chilenos". Sólo un 14% confía en sus compatriotas. ¿No es terrible eso? De cada siete que caminan por la calle, seis van temerosos de los demás. Es que los conocen.
Y si uno va por la calle va viendo por qué. Por ejemplo, si pasa ante los Tribunales, verá que se robaron de la puerta uno de los escudos de bronce que la ornamentaban. Si camina por el centro, donde los alcaldes del Gobierno Militar, como Mekis, Oyarzún, Bombal, se preocuparon de plantar árboles que dieran sombra, verá que muchos están raquíticos y semisecos, porque se han robado las proteciones de hierro que los defendían. Éste es el país del robo. El récord lo sufrió ese matrimonio de edad que debió poner rejas de protección alrededor de su cama matrimonial. Ya que no pueden evitar que les entren a robar a la casa, impiden que les asalten la cama.
Entonces, tiene razón la gente para no confiar. Ni siquiera confía en el gobernante: sólo el 33% lo hace, dice la UDP, confirmando encuestas anteriores, salvo una que le dio 38% y de la cual se tomaron los medios que le son favorables para decir que se acercaba al 40%. Pero uno de éstos mismos medios publicó ayer su propia reciente encuesta y le dio el mismo 33% de apoyo. Pero eso ya no importa mucho, pues él es, virtualmente, pasado.
Entonces ¿por qué está embromado Chile? Porque, anticipan las encuestas, va a elegir a un gobierno que ya ha anunciado que va a gobernar con la calle, es decir, su inspiración va a emanar de ese lugar donde 6 de cada siete chilenos opinan que quien transita a su lado no es de fiar. Y este personaje, el menos confiable de todos, "la calle", va a dictar las políticas del más probable nuevo gobierno. Por cierto, hay una contradicción entre confiar en Carabineros y Fuerzas Armadas más que en nadie y votar preferentemente por quien representa todo lo contrario de ambos, la candidata de "la calle". Es que es muy difícil entender a los chilenos.
Lo peor es que la encuesta UDP nos dice que la gente que podría votar contra esa amenaza, es la menos dispuesta a ir a sufragar, pues la izquierda tiene 77% de votantes seguros, contra 61,5% del centro y 57,9% de derecha.
En todo caso, es como para entender por qué baja la Bolsa.
sábado, 20 de abril de 2013
Raya Para la Suma
Los contrarios al lucro en la educación consiguieron destituir al Ministro, pese a que era declaradamente contrario a que se generaran ganancias en las universidades, como lo confirma en entrevista dada a "El Mercurio" de hoy. Y lo destituyeron pese a haber sido el único en casi 23 años que hizo algo al respecto, pues ninguno de sus antecesores hizo nada ni fue acusado por eso. Absurdo.
Pero, además, la posibilidad de hacer una ganancia satisfaciendo una gran necesidad social, como lo era la de tener más establecimientos de enseñanza superior, dio lugar a que una enorme cantidad de recursos afluyera a fundar universidades, proveniente de inversionistas nacionales y extranjeros. Pues bien, lo único claro, al cabo de la destitución de Beyer, es que las ganancias de esos inversionistas van a ser perseguidas y sancionadas. Esto ya tiene que haber producido una enorme pérdida de valor en la enseñanza superior privada chilena, pese a que ha satisfecho una gran necesidad social. Absurdo.
Peor aún, se ha consagrado como válido, con caracteres de generalidad, el lema de "no al lucro en la educación", añadido al de "educación gratuita y de calidad para todos". Pero en Chile justamente la educación básica y media gratuita (o semi, porque exige un pago nominal de ocho mil pesos al mes) es la estatal o municipalizada. Y es la de menor calidad. En la prueba SIMCE de 4° básico los colegios particulares pagados, entre ellos los que tienen fines de lucro, obtuvieron 301 puntos en lenguaje y 299 en matemáticas, mientras los colegios municipalizados gratuitos obtuvieron 255 y 248 puntos, respectivamente. Es decir, la educación de mejor calidad es la que admite el lucro, pero acá se condena al lucro ¡para mejorar la calidad! Absurdo.
Además, el presupuesto del Estado en educación es un "tonel sin fondo" al cual se arrojan más y más recursos en cantidades multimillonarias, sin resultados reales aceptables. En 2010 el presupuesto público para educación fue de 5 BILLONES (millones de millones) de pesos. En 2012 subió a 6 BILLONES, es decir, aumentó en más de dos mil millones de dólares, el doble de la "reforma tributaria" del año pasado. ¿Y qué se consiguió? "La Tercera" del 16 de abril, p. 9, nos lo revela: que el promedio nacional SIMCE de Lectura BAJARA de 271 a 267, mientras el de Matemáticas subió de 253 a 261. Por supuesto, esto último lo han celebrado las autoridades, sin mencionar lo primero. Y se le sigue echando dinero (medio billón más) al tonel del monstruo burocrático, gracias a la reforma tributaria de Piñera. Persecución a los mejores e incentivo a los peores. Absurdo.
Entonces se acentuará la persecución contra la enseñanza privada, que es la de mejor calidad, y se siembra la idea de una "reforma tributaria de verdad" (ya se oye la cifra de 5 mil millones de dólares, es decir, otros dos y medio BILLONES de pesos) para el tonel sin fondo. Más superintendencias, agencias, comisiones, pegas para los correligionarios, controles y regulaciones para los emprendedores. Además de perder otros puntos en la prueba de Lectura, seguramente eso o el estancamiento sobrevendrá también en la de Matemáticas, porque la persecución contra la enseñanza pagada, que es la que más mejora el promedio, seguramente va a impedir que lo haga en lo sucesivo.
Raya para la suma: preparémosnos para explicar, en un tiempo más, por qué, tras otros billones vaciados en el "tonel sin fondo", el SIMCE no mejora o resulta peor.
Pero, además, la posibilidad de hacer una ganancia satisfaciendo una gran necesidad social, como lo era la de tener más establecimientos de enseñanza superior, dio lugar a que una enorme cantidad de recursos afluyera a fundar universidades, proveniente de inversionistas nacionales y extranjeros. Pues bien, lo único claro, al cabo de la destitución de Beyer, es que las ganancias de esos inversionistas van a ser perseguidas y sancionadas. Esto ya tiene que haber producido una enorme pérdida de valor en la enseñanza superior privada chilena, pese a que ha satisfecho una gran necesidad social. Absurdo.
Peor aún, se ha consagrado como válido, con caracteres de generalidad, el lema de "no al lucro en la educación", añadido al de "educación gratuita y de calidad para todos". Pero en Chile justamente la educación básica y media gratuita (o semi, porque exige un pago nominal de ocho mil pesos al mes) es la estatal o municipalizada. Y es la de menor calidad. En la prueba SIMCE de 4° básico los colegios particulares pagados, entre ellos los que tienen fines de lucro, obtuvieron 301 puntos en lenguaje y 299 en matemáticas, mientras los colegios municipalizados gratuitos obtuvieron 255 y 248 puntos, respectivamente. Es decir, la educación de mejor calidad es la que admite el lucro, pero acá se condena al lucro ¡para mejorar la calidad! Absurdo.
Además, el presupuesto del Estado en educación es un "tonel sin fondo" al cual se arrojan más y más recursos en cantidades multimillonarias, sin resultados reales aceptables. En 2010 el presupuesto público para educación fue de 5 BILLONES (millones de millones) de pesos. En 2012 subió a 6 BILLONES, es decir, aumentó en más de dos mil millones de dólares, el doble de la "reforma tributaria" del año pasado. ¿Y qué se consiguió? "La Tercera" del 16 de abril, p. 9, nos lo revela: que el promedio nacional SIMCE de Lectura BAJARA de 271 a 267, mientras el de Matemáticas subió de 253 a 261. Por supuesto, esto último lo han celebrado las autoridades, sin mencionar lo primero. Y se le sigue echando dinero (medio billón más) al tonel del monstruo burocrático, gracias a la reforma tributaria de Piñera. Persecución a los mejores e incentivo a los peores. Absurdo.
Entonces se acentuará la persecución contra la enseñanza privada, que es la de mejor calidad, y se siembra la idea de una "reforma tributaria de verdad" (ya se oye la cifra de 5 mil millones de dólares, es decir, otros dos y medio BILLONES de pesos) para el tonel sin fondo. Más superintendencias, agencias, comisiones, pegas para los correligionarios, controles y regulaciones para los emprendedores. Además de perder otros puntos en la prueba de Lectura, seguramente eso o el estancamiento sobrevendrá también en la de Matemáticas, porque la persecución contra la enseñanza pagada, que es la que más mejora el promedio, seguramente va a impedir que lo haga en lo sucesivo.
Raya para la suma: preparémosnos para explicar, en un tiempo más, por qué, tras otros billones vaciados en el "tonel sin fondo", el SIMCE no mejora o resulta peor.
jueves, 18 de abril de 2013
Durmiendo con los Totalitarios
El movimiento "noble, grande, hermoso" (Piñera, ONU, 2011) terminó arrasando con la lógica, la buena fe y la razón, enceguecido por el grito de la calle, voceado éste por la falange totalitaria que se ha formado en el país a partir de Vallejo, Ballestero, Jackson, Vela, Fielbaum y compañía con su lema "no al lucro". Los senadores marxistas, temerosos de quedar excluidos de la revolución, lograban, una vez más, alinear a los kerenskys (con una sola deserción, suplida por una ayuda impensada) y votaban todos en bloque por la sinrazón, impertérritos a toda consideración reflexiva o de sentido común, como si hubieran sido ministros de la Corte Suprema o de alguna de Apelaciones convocados en bloque por elcomunismo a prevaricar contra militares caídos tras las líneas enemigas.
Con razón la última encuesta nacional, de la Universidad Diego Portales, confirma que las instituciones menos dignas de confianza en el sentir general son los Tribunales de Justicia y los Partidos Políticos, al tiempo que las mejor evaluadas siguen siendo Carabineros y las Fuerzas Armadas. Porque, con sus cerebros lavados y todo, los chilenos instintivamente, inspirados por su inconsciente colectivo, creen que, en última instancia y cuando la borrachera totalitaria nos tenga otra vez al borde del abismo, siempre los uniformados van a ser "los llamados a arreglar las cosas aquí". (Investíguese quien pronunció esa memorable frase en agosto de 1973, y cómo votó su autor ayer).
El Gobierno, carente de ideas propias, pues llegó al poder abrazando confesamente las de sus adversarios, invitó a éstos a cohabitar e hizo lo que (él creía) ellos querían: subió los impuestos a las empresas, abrió la faltriquera fiscal y bajó al dos por ciento el interés de los créditos universitarios; hizo como que quería prohibir el lucro, pero fabricó vericuetos para que no desapareciera del todo hundiendo el sistema; aumentó más todavía el tamaño del Leviatán estatal, proponiendo por ley otra Superintendencia y otra Agencia más, como si la Comisión Nacional de Acreditación no hubiera demostrado sobradamente para lo único que sirven; y, en fin, quiso llevar el gasto estatal en la enseñanza más allá de los seis monstruosos billones de pesos al año actuales, que si fueran repartidos a las familias pobres en forma de "vouchers" permitirían a todos los hijos de éstas elegir los mejores colegios particulares y las más prestigiadas universidades (establecimientos que aparecerían en número suficiente, tan milagrosamente como las decenas que surgieron apenas el lucro pudo operar en la educación superior tras consagrarse en ella, en 1981, la libertad de emprender).
Pero los totalitarios ya no se conforman con migajas. Quieren todo el poder para ellos. Ven en el horizonte la posibilidad de echar de la casa, y quedarse con toda ella, al que los convidó a cohabitar dentro de la misma. Eso de partida. Pues los propios jacobinos ya deberían estar preguntándose si van a seguir siendo admitidos o también van a ir a parar a la calle, cuando los totalitarios tomen conciencia de todo el poder que han conseguido gracias a las interminables concesiones que les han hecho todos los demás.
Con razón la última encuesta nacional, de la Universidad Diego Portales, confirma que las instituciones menos dignas de confianza en el sentir general son los Tribunales de Justicia y los Partidos Políticos, al tiempo que las mejor evaluadas siguen siendo Carabineros y las Fuerzas Armadas. Porque, con sus cerebros lavados y todo, los chilenos instintivamente, inspirados por su inconsciente colectivo, creen que, en última instancia y cuando la borrachera totalitaria nos tenga otra vez al borde del abismo, siempre los uniformados van a ser "los llamados a arreglar las cosas aquí". (Investíguese quien pronunció esa memorable frase en agosto de 1973, y cómo votó su autor ayer).
El Gobierno, carente de ideas propias, pues llegó al poder abrazando confesamente las de sus adversarios, invitó a éstos a cohabitar e hizo lo que (él creía) ellos querían: subió los impuestos a las empresas, abrió la faltriquera fiscal y bajó al dos por ciento el interés de los créditos universitarios; hizo como que quería prohibir el lucro, pero fabricó vericuetos para que no desapareciera del todo hundiendo el sistema; aumentó más todavía el tamaño del Leviatán estatal, proponiendo por ley otra Superintendencia y otra Agencia más, como si la Comisión Nacional de Acreditación no hubiera demostrado sobradamente para lo único que sirven; y, en fin, quiso llevar el gasto estatal en la enseñanza más allá de los seis monstruosos billones de pesos al año actuales, que si fueran repartidos a las familias pobres en forma de "vouchers" permitirían a todos los hijos de éstas elegir los mejores colegios particulares y las más prestigiadas universidades (establecimientos que aparecerían en número suficiente, tan milagrosamente como las decenas que surgieron apenas el lucro pudo operar en la educación superior tras consagrarse en ella, en 1981, la libertad de emprender).
Pero los totalitarios ya no se conforman con migajas. Quieren todo el poder para ellos. Ven en el horizonte la posibilidad de echar de la casa, y quedarse con toda ella, al que los convidó a cohabitar dentro de la misma. Eso de partida. Pues los propios jacobinos ya deberían estar preguntándose si van a seguir siendo admitidos o también van a ir a parar a la calle, cuando los totalitarios tomen conciencia de todo el poder que han conseguido gracias a las interminables concesiones que les han hecho todos los demás.
martes, 16 de abril de 2013
Contemporizaciones
La ex ministra de la Corte de Apelaciones, Raquel Camposano, escribió a "El Mercurio", días atrás, una carta que en otra época habría provocado conmoción política y social, pero en los días que corren sólo tuvo eco en algunas redes virtuales y no alcanzó casi ninguno en el escenario público. Decía que el diputado Pedro Velásquez, recién elegido segundo vicepresidente de la Cámara, había recibido una condena por fraude contra la municipalidad de Coquimbo, donde fue alcalde, y había sido sancionado con 300 días de presidio remitido y a una multa de 284 millones de pesos, de los cuales sólo había enterado un millón y medio. Hacía referencia la ex ministra a la norma que impone un día de prisión por cada cierta cantidad de pesos, en caso del no pago de una multa, por vía de sustitución y apremio, norma que tampoco se había aplicado a Velásquez. Pero nada ha sucedido a raíz de tamaña inconsecuencia moral. Todo bien. A nadie le importa mucho. Todos hemos "contemporizado" con la nueva mesa de la Cámara.
Poco antes la misma ex ministra había escrito al diario por llamarle la atención que se condenara a ex uniformados por secuestro, tipo descrito en un título del código sobre "delitos cometidos por particulares", siendo que aquellos eran funcionarios públicos; y recordaba que la misma Corte Suprema, que ha aprobado eso, absolvió hace años a un subsecretario y un director de Investigaciones en razón, justamente, de que eran funcionarios públicos y no podían ser condenados por un hecho tipificado en un título relativo a "delitos cometidos por particulares". También hemos contemporizado con esa inconsecuencia judicial; es decir, hemos aceptado que a los ex uniformados se les condene en las mismas circunstancias y por las mismas razones por las cuales se absuelve a los funcionarios de la Concertación.
Se contemporiza con todo, pero hay cosas con las cuales no. Anoche me convidaron a hacerles preguntas en Megavisión a los candidatos Franco Parisi y Andrés Velasco. Se las formulé a ambos, pero sólo transmitieron una, la que hice a Parisi, preguntándole si, en caso de ser elegido, iba a hacer algo ante las condenas ilegales que sufren uniformados (r) a manos de la justicia de izquierda, pasando por sobre las disposiciones legales, lo que los constituye en verdaderos presos políticos. Respondió que, en virtud de la separación de los poderes públicos, nada podría hacer como presidente, pero que valía la pena examinar una situación anómala en particular, como lo es la del "secuestro permanente".
En eso pidió la palabra Velasco, que no había sido preguntado en la materia (yo le había dedicado a él otra pregunta, que era si estaba de acuerdo con gravar el FUT, como lo proponen los técnicos de Michelle Bachelet, pero Mega no le dio cabida), y declaró que mi pregunta sobre los presos políticos uniformados era "repugnante", si bien no podía prohibírseme hacerla (lo que parecía estar a punto de encontrar conveniente). Y en seguida lanzó una violenta diatriba de lugares comunes sobre "asesinatos, torturas y desaparecidos", mientras Megavisión hacía "pendant" y mostraba grandes imágenes del general Contreras y el brigadier Krassnoff.
Me sentí francamente ofendido por tanta odiosidad y por la complicidad manifiesta en ella del canal; y me sorprendió ver a Velasco, a quien consideraba respetuoso y ponderado, convertido en un segundo Teillier y olvidando por completo quiénes fueron en Chile los agresores de la democracia, los que formaron cuerpos de veinte mil terroristas armados, entre nacionales y extranjeros; los que torturaron a opositores pacíficos, según el propio Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, y los que estaban organizados para matar con tal de conseguir el poder.
Podemos contemporizar con que los agresores se hayan travestido de agredidos; los totalitarios de demócratas y los victimarios de víctimas, logrando haber sido amnistiados e indultados por todos sus crímenes y delitos, además de haber obtenido pagos indemnizatorios de centenares de millones de dólares anuales que siguen recibiendo, se supone que como compensación por habérseles frustrado en su propósito de constituir en Chile un Estado socialista.
Pero yo, al menos, no puedo contemporizar con el hecho de que, sólo por impetrar la aplicación de las leyes vigentes a quienes se enfrentaron a la guerrilla terrorista, deba ver calificadas como "repugnantes" mis expresiones y dejadas al borde de ser censuradas.
Andrés Velasco no es, pues, el candidato respetuoso y ponderado que parecía ser. Dice no contemporizar con las "malas prácticas políticas" de algunos, pero cohonesta las escandalosamente malas prácticas judiciales de otros. Y, desde luego, no puede ser digno de confianza un candidato a quien "repugna" la sola idea de que se demande respetar la legalidad. Como para tenerlo en cuenta.
Poco antes la misma ex ministra había escrito al diario por llamarle la atención que se condenara a ex uniformados por secuestro, tipo descrito en un título del código sobre "delitos cometidos por particulares", siendo que aquellos eran funcionarios públicos; y recordaba que la misma Corte Suprema, que ha aprobado eso, absolvió hace años a un subsecretario y un director de Investigaciones en razón, justamente, de que eran funcionarios públicos y no podían ser condenados por un hecho tipificado en un título relativo a "delitos cometidos por particulares". También hemos contemporizado con esa inconsecuencia judicial; es decir, hemos aceptado que a los ex uniformados se les condene en las mismas circunstancias y por las mismas razones por las cuales se absuelve a los funcionarios de la Concertación.
Se contemporiza con todo, pero hay cosas con las cuales no. Anoche me convidaron a hacerles preguntas en Megavisión a los candidatos Franco Parisi y Andrés Velasco. Se las formulé a ambos, pero sólo transmitieron una, la que hice a Parisi, preguntándole si, en caso de ser elegido, iba a hacer algo ante las condenas ilegales que sufren uniformados (r) a manos de la justicia de izquierda, pasando por sobre las disposiciones legales, lo que los constituye en verdaderos presos políticos. Respondió que, en virtud de la separación de los poderes públicos, nada podría hacer como presidente, pero que valía la pena examinar una situación anómala en particular, como lo es la del "secuestro permanente".
En eso pidió la palabra Velasco, que no había sido preguntado en la materia (yo le había dedicado a él otra pregunta, que era si estaba de acuerdo con gravar el FUT, como lo proponen los técnicos de Michelle Bachelet, pero Mega no le dio cabida), y declaró que mi pregunta sobre los presos políticos uniformados era "repugnante", si bien no podía prohibírseme hacerla (lo que parecía estar a punto de encontrar conveniente). Y en seguida lanzó una violenta diatriba de lugares comunes sobre "asesinatos, torturas y desaparecidos", mientras Megavisión hacía "pendant" y mostraba grandes imágenes del general Contreras y el brigadier Krassnoff.
Me sentí francamente ofendido por tanta odiosidad y por la complicidad manifiesta en ella del canal; y me sorprendió ver a Velasco, a quien consideraba respetuoso y ponderado, convertido en un segundo Teillier y olvidando por completo quiénes fueron en Chile los agresores de la democracia, los que formaron cuerpos de veinte mil terroristas armados, entre nacionales y extranjeros; los que torturaron a opositores pacíficos, según el propio Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, y los que estaban organizados para matar con tal de conseguir el poder.
Podemos contemporizar con que los agresores se hayan travestido de agredidos; los totalitarios de demócratas y los victimarios de víctimas, logrando haber sido amnistiados e indultados por todos sus crímenes y delitos, además de haber obtenido pagos indemnizatorios de centenares de millones de dólares anuales que siguen recibiendo, se supone que como compensación por habérseles frustrado en su propósito de constituir en Chile un Estado socialista.
Pero yo, al menos, no puedo contemporizar con el hecho de que, sólo por impetrar la aplicación de las leyes vigentes a quienes se enfrentaron a la guerrilla terrorista, deba ver calificadas como "repugnantes" mis expresiones y dejadas al borde de ser censuradas.
Andrés Velasco no es, pues, el candidato respetuoso y ponderado que parecía ser. Dice no contemporizar con las "malas prácticas políticas" de algunos, pero cohonesta las escandalosamente malas prácticas judiciales de otros. Y, desde luego, no puede ser digno de confianza un candidato a quien "repugna" la sola idea de que se demande respetar la legalidad. Como para tenerlo en cuenta.
viernes, 12 de abril de 2013
Michelle y Sus Tres Transantiagos Más
Michelle Bachelet instituyó para los santiaguinos el Plan Transantiago, que significó reemplazar un sistema de transporte colectivo bastante libre, con 13 mil empresarios, que generaba excedentes de 63 millones de dólares anuales y trasladaba a los peatones desde donde estaban hasta donde querían ir, por otro sistema discurrido por algunos genios socialistas, que en siete años ha generado pérdidas de seis mil millones de dólares ("and counting"), pagadas gracias al cobre; que eliminó a 9 mil pequeños empresarios y no lleva a los pasajeros desde donde están hasta donde quieren ir o lo hace en más tiempo, con más transbordos y a más costo. Entonces los chilenos, habitantes de un país que muchas veces ha sido llamado "Tontilandia", han decidido premiar a Michelle Bachelet por su genialidad , ratificada la noche del 27/F, con un gran apoyo para que vuelva a gobernar. Y ella ha tomado todas las ideas para hacerlo de la única parte que se le ha ocurrido, es decir, de las consignas que gritan quienes desfilan por las calles. De lo cual resulta que debemos prepararnos para, al menos y para comenzar, tres Transantiagos más, si ella gana la elección presidencial, asume el poder y hace lo que ha prometido.
Se viven tiempos parecidos a los de nuestro peor período del siglo pasado, si se exceptúan los mil días de la UP, que fue cuando hubo nueve gobiernos, entre 1931 y 1932. Uno de esos gobiernos fue la "República Socialista", cuyo "deus ex machina" era Marmaduke Grove, un coronel de la Fuerza Aérea que hacía todo lo que pedía la gente que lo vivaba en las calles. Una de cuyas cosas fue que los bancos le dieran crédito a casi todo el mundo y la otra fue que la Caja de Crédito Prendario les devolviera, a todos los que le habían pedido plata prestada, las cosas que habían empeñado, sin pagar. El resultado fue fantástico, pues la gente desfilaba entonces por las calles nada más que para vivar a Marmaduke. Lástima que un coronel Lagos, obedeciendo a un miembro de la Junta gobernante, Carlos Dávila, también socialista, pusiera término a la República de Grove, que entonces duró en total doce días. El gobierno de Dávila la sucedió y fue mucho más estable, pues duró noventa días.
Son cosas que hacen habitualmente los socialistas y si ustedes leen las declaraciones de los presidentes del PS y del PPD en "El Mercurio" de hoy, pueden estar ciertos de que las van a volver a hacer.
Michelle ya ha anunciado tres Transantiagos más, que pueden denominarse así en cuanto al desastre que van a provocar. El primero es el de la educación gratis para todos y el fin del lucro. Eso significa el término de toda la educación particular en Chile, porque "fin al lucro" envuelve prohibir que alguien se gane la vida fundando un colegio, un instituto o una universidad. Ya con la limitada persecución contra el lucro en las universidades, a la cual se ha sumado el actual gobierno (que toma los disparates de la Concertación al vuelo y cree que con eso va a subir en las encuestas), se ha producido un "pequeño Transantiago", porque cualquier cálculo al ojo de la pérdida de valor que eso implica para las universidades privadas arrojaría centenares de millones de dólares. Sin duda, viene una debacle parecida a la que habría tenido lugar si se hubiera impuesto la ENU de Salvador Allende, pues el resultado de concentrar toda la enseñanza en manos del Estado (única manera de que no haya lucro, salvo el de los burócratas) es el mismo que el de la ENU.
Un segundo Transantiago tendrá lugar cuando se descarte aplicar la Ley de Seguridad del Estado en la Araucanía, según ha prometido Michelle, porque eso significará "carta blanca" para tomarse tierras. Y como tomándose tierras la genial CONADI, ideada por Aylwin, las compra a buen precio a sus dueños y se las da a los tomadores, va a venir una avalancha, peor a la que ya ha tenido lugar, de ventas de fundos por parte de quienes saben hacerlos producir y tienen capital para ello (más ninguna gana de ser quemados dentro de sus casas) y entrega de los mismos a quienes no saben ni tienen capital para hacerlos producir. Métale papel y lápiz y le van a salir varios miles de millones de dólares de pérdida de valor en la agricultura del sur.
Un tercer Transantiago vendrá cuando el Estado se haga cargo de la salud. Ya la doctora Vivienne Bachelet, que seguramente interpreta muy bien a su pariente y colega Michelle, ha escrito a "El Mercurio" que el 3,5% del PIB se dedica a dar salud a 13 millones de chilenos, mientras el 4% del PIB se destina a 2 millones de chilenos, los cotizantes de isapres. Sus cifras están malas, porque sólo el 1% del PIB es para los cotizantes de isapres y ese 1% lo pagan ellos con sus cotizaciones y copagos, y no el Estado. Pero en Chile las cifras correctas no garantizan nada, así es que la doctora Vivienne Bachelet concluye: "Es preciso juntar voluntades para llevar a cabo la reforma del sistema de financiamiento de la salud en Chile, reponiendo la solidaridad como principio ordenador de captación y distribución de los recursos en el sector, en vez de insistir majaderamente en proyectos de ley cuyo único propósito es salvar el negocio de las isapres". Traducción: el negocio de las isapres no se va a salvar. Métale papel y lápiz y le va a resultar una destrucción de valor mayor que la del Transantiago original.
Aprontémonos, entonces. Andrade (PS) dijo: "nos faltó coraje y voluntad para enfrentar los abusos, y a veces nos pusimos del lado de los abusadores". ¿Quiénes son "los abusadores"? Los privados, obvio, porque "lucran". Eso ya lo ha establecido el "lenguaje de la calle". Quintana (PPD) ha dicho: "la sociedad chilena se hastió de seguir justificando las cosas que no hemos sido capaces de hacer". ¿Cuáles han sido "las cosas que no hemos sido capaces de hacer"? Yo les voy a decir: completar el legado de Allende. Y, para empezar, cuatro Transantiagos, en lugar de uno solo.
Se viven tiempos parecidos a los de nuestro peor período del siglo pasado, si se exceptúan los mil días de la UP, que fue cuando hubo nueve gobiernos, entre 1931 y 1932. Uno de esos gobiernos fue la "República Socialista", cuyo "deus ex machina" era Marmaduke Grove, un coronel de la Fuerza Aérea que hacía todo lo que pedía la gente que lo vivaba en las calles. Una de cuyas cosas fue que los bancos le dieran crédito a casi todo el mundo y la otra fue que la Caja de Crédito Prendario les devolviera, a todos los que le habían pedido plata prestada, las cosas que habían empeñado, sin pagar. El resultado fue fantástico, pues la gente desfilaba entonces por las calles nada más que para vivar a Marmaduke. Lástima que un coronel Lagos, obedeciendo a un miembro de la Junta gobernante, Carlos Dávila, también socialista, pusiera término a la República de Grove, que entonces duró en total doce días. El gobierno de Dávila la sucedió y fue mucho más estable, pues duró noventa días.
Son cosas que hacen habitualmente los socialistas y si ustedes leen las declaraciones de los presidentes del PS y del PPD en "El Mercurio" de hoy, pueden estar ciertos de que las van a volver a hacer.
Michelle ya ha anunciado tres Transantiagos más, que pueden denominarse así en cuanto al desastre que van a provocar. El primero es el de la educación gratis para todos y el fin del lucro. Eso significa el término de toda la educación particular en Chile, porque "fin al lucro" envuelve prohibir que alguien se gane la vida fundando un colegio, un instituto o una universidad. Ya con la limitada persecución contra el lucro en las universidades, a la cual se ha sumado el actual gobierno (que toma los disparates de la Concertación al vuelo y cree que con eso va a subir en las encuestas), se ha producido un "pequeño Transantiago", porque cualquier cálculo al ojo de la pérdida de valor que eso implica para las universidades privadas arrojaría centenares de millones de dólares. Sin duda, viene una debacle parecida a la que habría tenido lugar si se hubiera impuesto la ENU de Salvador Allende, pues el resultado de concentrar toda la enseñanza en manos del Estado (única manera de que no haya lucro, salvo el de los burócratas) es el mismo que el de la ENU.
Un segundo Transantiago tendrá lugar cuando se descarte aplicar la Ley de Seguridad del Estado en la Araucanía, según ha prometido Michelle, porque eso significará "carta blanca" para tomarse tierras. Y como tomándose tierras la genial CONADI, ideada por Aylwin, las compra a buen precio a sus dueños y se las da a los tomadores, va a venir una avalancha, peor a la que ya ha tenido lugar, de ventas de fundos por parte de quienes saben hacerlos producir y tienen capital para ello (más ninguna gana de ser quemados dentro de sus casas) y entrega de los mismos a quienes no saben ni tienen capital para hacerlos producir. Métale papel y lápiz y le van a salir varios miles de millones de dólares de pérdida de valor en la agricultura del sur.
Un tercer Transantiago vendrá cuando el Estado se haga cargo de la salud. Ya la doctora Vivienne Bachelet, que seguramente interpreta muy bien a su pariente y colega Michelle, ha escrito a "El Mercurio" que el 3,5% del PIB se dedica a dar salud a 13 millones de chilenos, mientras el 4% del PIB se destina a 2 millones de chilenos, los cotizantes de isapres. Sus cifras están malas, porque sólo el 1% del PIB es para los cotizantes de isapres y ese 1% lo pagan ellos con sus cotizaciones y copagos, y no el Estado. Pero en Chile las cifras correctas no garantizan nada, así es que la doctora Vivienne Bachelet concluye: "Es preciso juntar voluntades para llevar a cabo la reforma del sistema de financiamiento de la salud en Chile, reponiendo la solidaridad como principio ordenador de captación y distribución de los recursos en el sector, en vez de insistir majaderamente en proyectos de ley cuyo único propósito es salvar el negocio de las isapres". Traducción: el negocio de las isapres no se va a salvar. Métale papel y lápiz y le va a resultar una destrucción de valor mayor que la del Transantiago original.
Aprontémonos, entonces. Andrade (PS) dijo: "nos faltó coraje y voluntad para enfrentar los abusos, y a veces nos pusimos del lado de los abusadores". ¿Quiénes son "los abusadores"? Los privados, obvio, porque "lucran". Eso ya lo ha establecido el "lenguaje de la calle". Quintana (PPD) ha dicho: "la sociedad chilena se hastió de seguir justificando las cosas que no hemos sido capaces de hacer". ¿Cuáles han sido "las cosas que no hemos sido capaces de hacer"? Yo les voy a decir: completar el legado de Allende. Y, para empezar, cuatro Transantiagos, en lugar de uno solo.
martes, 9 de abril de 2013
El Poder de la Tontería
Nunca he menospreciado el poder de las tonterías, pues las hay capaces de cambiar el destino de los pueblos y hasta la historia de la Humanidad. Si usted lee el libro de Hitler, "Mi Lucha", se encontrará con una colección de tonterías impresionante, y no me va a decir usted que no tuvieron importancia. En Semana Santa hemos repasado el veredicto del pueblo que, puesto a elegir entre liberar a un asesino en serie, como Barrabás, o a un hombre bueno, como Jesús, hizo la gran tontería de favorecer al primero. No sólo fue un gran crimen; fue una terrible estupidez, como decía Fouché (otros lo atribuyen a Talleyrand) del asesinato del Duque de Enghien, bajo Napoleón.
En Chile "la calle", es decir, un tropel de imberbes que no saben dónde están parados, y por eso lo único que expresan son consignas, desfiló hace dos años gritando "no al lucro en la educación", y el país hizo suya esa gran tontería como si hubiera sido un mandamiento sagrado. El propio gobierno lo hizo suyo. Por eso Carlos Larraín ha criticado al ministro Harald Beyer: por haber "asumido el léxico de la izquierda" al tratar de demostrar que persiguió sancionar al lucro en la educación, cuando debió haberlo defendido.
Pues esa consigna implica que ninguna persona puede ganarse independientemente el sustento enseñando a otras. Implica prohibir una de las iniciativas no sólo más nobles sino más necesarias que pueden desplegar los individuos y, por lo mismo, conduce al monopolio estatal sobre la educación, es decir, a la ENU (Escuela Nacional Unificada) de la UP, designada para enseñar el socialismo (y nada más que el socialismo) a todos los niños de Chile, que iban a ser "hombres nuevos". Iba a ser la muerte de la libertad de enseñanza. Y ahora nos encontramos con que están intentando hacerla efectiva tanto el gobierno como la oposición y "la calle", es decir, prácticamente todos.
Siempre he concedido que esta tontería se gestó durante el Gobierno Militar, infiltrada justamente en una de sus mejores iniciativas, la que permitió crear libremente universidades sin otro requisito que depositar un ejemplar de sus estatutos en el Ministerio de Educación. Pero les impuso ser "personas jurídicas sin fines de lucro". Con eso, entonces, y en teoría, quedaban fuera de la actividad universitaria todos los que tuvieran la capacidad de fundar excelentes universidades pero quisieran obtener de ello un beneficio económico. O sea, mucha de la gente más capaz del país y del exterior.
Déjenme advertirles que en una sociedad libre uno puede perfectamente no tener afán de ganancia alguno. Si yo me voy a trabajar gratis a alguna parte seguramente todos me van a aplaudir, especialmente el dueño del negocio. De hecho, acabo de aceptar un trabajo sin retribución. Puedo hacerlo. Eso está obviamente permitido en la sociedad libre. Pero no por eso va a ser obligatorio; no por eso puede prohibirse que alguien trabaje para obtener una ganancia en la tarea de proveer algo, sobre todo si es muy necesario. Más aún, no conviene socialmente prohibirlo, porque entonces mucha gente capacitada se abstendrá de la actividad y así se dejará de crear valor emprendiéndola, con lo cual la sociedad dejará de ganar, como un todo.
Chile pareció unánimemente pensar, cuando salió esa ley de educación superior, que "ya se curó mi capitán" (frase autóctona que preside el sentido común nacional). Deriva de muchos chistes de los años '40, en plena Segunda Guerra, que eran protagonizados "por un inglés, un alemán y un chileno". En uno, brindaban los tres, que eran militares, en un piso alto de un edificio y discutían sobre cuál de sus ejércitos era más disciplinado. El inglés llamaba a un soldado y le ordenaba: "Watkins, láncese por la ventana", y Watkins lo hacía. El alemán llamaba a uno suyo y le ordenaba: "Schweinsteigger, salte al vacío", y el soldado también lo hacía. Pero cuando el oficial chileno llamaba a su recluta y le decía: "Soto, salta por la ventana", éste se daba media vuelta y salía por la puerta murmurando: "Ya se curó de nuevo mi capitán".
Bueno, cuando salió la nueva ley de universidades de la Junta con el gran disparate del "sin fines de lucro", todos dijimos "ya se curó mi capitán" y vimos organizarse universidades de todos los pelajes, que es como sucede en las sociedades libres, con y sin fines de lucro; y nadie se escandalizó de los mecanismos usados para obtener una ganancia, porque se daba por entendido que, como "se había curado mi capitán (o general)", no había que hacerle mucho caso, pues prohibir las ganancias era una soberana tontería. Y, además, inconducente.
Inconducente, porque si yo fundo una corporación sin fines de lucro, aunque no pueda retirar las ganancias y deba reinvertirlas, por el solo hecho de haberlas, la corporación vale más. Y si alguien se interesa por comprarla, deberá pagar mucho más caro. Si el Consejo Directivo es de hombres santos, la van a entregar al comprador sin recibir nada del mayor precio y pese a todas las ganancias acumuladas; pero si no son santos, van a cobrar por ceder su lugar en el Consejo a los compradores, pues es su prerrogativa integrarlo. Pueden no aprobar la venta, si no quieren. ¿Qué incentivo tienen para dejar el Consejo? Entonces, si lo dejan, es porque, ya sea son santos o se marchan discretamente, pero con los bolsillos llenos. Por eso yo sospecho que hay muy pocas instituciones prósperas que realmente sean "sin fines de lucro"
De modo que, gracias a la ley, se crearon universidades que obtuvieron ganancias, porque un bien muy demandado en Chile es la enseñanza superior; y llegaron inversionistas extranjeros y también nacionales y compraron o formaron universidades, justamente porque daban mucha plata. Se creó entonces mucho valor. Todo iba bien hasta que salieron los imberbes a la calle a gritar su tontería de "no al lucro" y los chilenos, igual que el Sanedrín, la acogieron y dijeron "crucifícalos". Y así se destruyó valor de una manera que nadie ha calculado hasta ahora pero que puede ser de miles de millones de dólares. Otro Transantiago. Tanta ha sido la destrucción que la propia Michelle Bachelet ha empezado a asustarse y a recoger riendas, tras haber abrazado la tontería de "no al lucro" en su primer discurso de campaña. Porque todavía es posible destruir mucho más valor, si la cruzada de la estupidez se extiende a las enseñanzas de todos los niveles.
El hecho es que, por la ignorancia de los imberbes y la pusilanimidad de los mayores, la educación superior chilena vale hoy menos que hace tres años; hay menos personas y entidades dispuestas a invertir en ella y van a crearse en el futuro menos oportunidades de ir a la universidad que si se hubiera respetado la libertad de emprender, de crear universidades, y de enseñar en ellas obteniendo una ganancia que habría atraído a todavía muchos más a un quehacer de tanto beneficio para la sociedad.
En Chile "la calle", es decir, un tropel de imberbes que no saben dónde están parados, y por eso lo único que expresan son consignas, desfiló hace dos años gritando "no al lucro en la educación", y el país hizo suya esa gran tontería como si hubiera sido un mandamiento sagrado. El propio gobierno lo hizo suyo. Por eso Carlos Larraín ha criticado al ministro Harald Beyer: por haber "asumido el léxico de la izquierda" al tratar de demostrar que persiguió sancionar al lucro en la educación, cuando debió haberlo defendido.
Pues esa consigna implica que ninguna persona puede ganarse independientemente el sustento enseñando a otras. Implica prohibir una de las iniciativas no sólo más nobles sino más necesarias que pueden desplegar los individuos y, por lo mismo, conduce al monopolio estatal sobre la educación, es decir, a la ENU (Escuela Nacional Unificada) de la UP, designada para enseñar el socialismo (y nada más que el socialismo) a todos los niños de Chile, que iban a ser "hombres nuevos". Iba a ser la muerte de la libertad de enseñanza. Y ahora nos encontramos con que están intentando hacerla efectiva tanto el gobierno como la oposición y "la calle", es decir, prácticamente todos.
Siempre he concedido que esta tontería se gestó durante el Gobierno Militar, infiltrada justamente en una de sus mejores iniciativas, la que permitió crear libremente universidades sin otro requisito que depositar un ejemplar de sus estatutos en el Ministerio de Educación. Pero les impuso ser "personas jurídicas sin fines de lucro". Con eso, entonces, y en teoría, quedaban fuera de la actividad universitaria todos los que tuvieran la capacidad de fundar excelentes universidades pero quisieran obtener de ello un beneficio económico. O sea, mucha de la gente más capaz del país y del exterior.
Déjenme advertirles que en una sociedad libre uno puede perfectamente no tener afán de ganancia alguno. Si yo me voy a trabajar gratis a alguna parte seguramente todos me van a aplaudir, especialmente el dueño del negocio. De hecho, acabo de aceptar un trabajo sin retribución. Puedo hacerlo. Eso está obviamente permitido en la sociedad libre. Pero no por eso va a ser obligatorio; no por eso puede prohibirse que alguien trabaje para obtener una ganancia en la tarea de proveer algo, sobre todo si es muy necesario. Más aún, no conviene socialmente prohibirlo, porque entonces mucha gente capacitada se abstendrá de la actividad y así se dejará de crear valor emprendiéndola, con lo cual la sociedad dejará de ganar, como un todo.
Chile pareció unánimemente pensar, cuando salió esa ley de educación superior, que "ya se curó mi capitán" (frase autóctona que preside el sentido común nacional). Deriva de muchos chistes de los años '40, en plena Segunda Guerra, que eran protagonizados "por un inglés, un alemán y un chileno". En uno, brindaban los tres, que eran militares, en un piso alto de un edificio y discutían sobre cuál de sus ejércitos era más disciplinado. El inglés llamaba a un soldado y le ordenaba: "Watkins, láncese por la ventana", y Watkins lo hacía. El alemán llamaba a uno suyo y le ordenaba: "Schweinsteigger, salte al vacío", y el soldado también lo hacía. Pero cuando el oficial chileno llamaba a su recluta y le decía: "Soto, salta por la ventana", éste se daba media vuelta y salía por la puerta murmurando: "Ya se curó de nuevo mi capitán".
Bueno, cuando salió la nueva ley de universidades de la Junta con el gran disparate del "sin fines de lucro", todos dijimos "ya se curó mi capitán" y vimos organizarse universidades de todos los pelajes, que es como sucede en las sociedades libres, con y sin fines de lucro; y nadie se escandalizó de los mecanismos usados para obtener una ganancia, porque se daba por entendido que, como "se había curado mi capitán (o general)", no había que hacerle mucho caso, pues prohibir las ganancias era una soberana tontería. Y, además, inconducente.
Inconducente, porque si yo fundo una corporación sin fines de lucro, aunque no pueda retirar las ganancias y deba reinvertirlas, por el solo hecho de haberlas, la corporación vale más. Y si alguien se interesa por comprarla, deberá pagar mucho más caro. Si el Consejo Directivo es de hombres santos, la van a entregar al comprador sin recibir nada del mayor precio y pese a todas las ganancias acumuladas; pero si no son santos, van a cobrar por ceder su lugar en el Consejo a los compradores, pues es su prerrogativa integrarlo. Pueden no aprobar la venta, si no quieren. ¿Qué incentivo tienen para dejar el Consejo? Entonces, si lo dejan, es porque, ya sea son santos o se marchan discretamente, pero con los bolsillos llenos. Por eso yo sospecho que hay muy pocas instituciones prósperas que realmente sean "sin fines de lucro"
De modo que, gracias a la ley, se crearon universidades que obtuvieron ganancias, porque un bien muy demandado en Chile es la enseñanza superior; y llegaron inversionistas extranjeros y también nacionales y compraron o formaron universidades, justamente porque daban mucha plata. Se creó entonces mucho valor. Todo iba bien hasta que salieron los imberbes a la calle a gritar su tontería de "no al lucro" y los chilenos, igual que el Sanedrín, la acogieron y dijeron "crucifícalos". Y así se destruyó valor de una manera que nadie ha calculado hasta ahora pero que puede ser de miles de millones de dólares. Otro Transantiago. Tanta ha sido la destrucción que la propia Michelle Bachelet ha empezado a asustarse y a recoger riendas, tras haber abrazado la tontería de "no al lucro" en su primer discurso de campaña. Porque todavía es posible destruir mucho más valor, si la cruzada de la estupidez se extiende a las enseñanzas de todos los niveles.
El hecho es que, por la ignorancia de los imberbes y la pusilanimidad de los mayores, la educación superior chilena vale hoy menos que hace tres años; hay menos personas y entidades dispuestas a invertir en ella y van a crearse en el futuro menos oportunidades de ir a la universidad que si se hubiera respetado la libertad de emprender, de crear universidades, y de enseñar en ellas obteniendo una ganancia que habría atraído a todavía muchos más a un quehacer de tanto beneficio para la sociedad.
lunes, 8 de abril de 2013
Thatcher, su Legado y la Inspiración Chilena
Margaret Thatcher personificaba lo que debe ser un gobernante de derecha, primero, porque su ideario estaba fundado en la libertad personal; segundo, porque tenía el coraje político para hacer prevalecer la ley y el orden; tercero, porque simbolizaba el respeto por los derechos personales; y cuarto, porque defendía la solidez familiar.
No puede hablarse de un gobierno de derecha si no hay autoridad. Cuando, estando ella en el poder, los politizados sindicatos del carbón se alzaron en huelga ilegal en su contra y resistieron su plan de tornar económica esa actividad, cerrar yacimientos con pérdidas y privatizar otros, simplemente se les enfrentó y nunca cejó. Como la izquierda hace en todas partes, esos sindicalistas optaron por las "tomas" y el empleo de la fuerza, pero Margaret Thatcher desplegó con energía la fuerza policial y si bien le tomó años y enormes pérdidas económicas, al final consiguió derrotar el movimiento ilegal. Un dicho suyo reflejó su actitud en esos cruciales años: "Soy extraordinariamente paciente, siempre que al final se haga lo que yo pienso".
Era adversaria del "consenso". Lo definía como "el proceso de abandonar todas las convicciones, valores y políticas en busca de algo en lo cual nadie cree, pero nadie objeta. Es el proceso de eludir los propios problemas que se debe resolver, meramente porque no es posible obtener un acuerdo en el camino a seguir. ¿Qué gran gesta podría haber sido emprendida bajo la enseña de 'yo combato por el consenso'?"
Cuando tenía la convicción de estar en la razón nada la arredraba. Por eso emprendió una tarea enorme, ardua y distante cuando Argentina invadió las Malvinas, y no cejó hasta la victoria final. Como, recién consumada esa invasión, el presidente argentino Galtieri anunció que ella era "el primer paso en la recuperación del territorio insular argentino", y era sabida su ambición de usurpar las islas australes chilenas, nuestro país se convirtió en aliado natural de Gran Bretaña y actuó como tal, en forma discreta y sin dejar de cuidar la relación con nuestros vecinos. Porque sabíamos que el siguiente zarpazo venía contra nosotros.
Ese episodio creó un vínculo especial entre el gobierno militar chileno y el régimen conservador británico, que el laborismo, como es habitual en todo socialismo, después traicionó, haciéndose cómplice de la ilegal detención en territorio inglés del ex presidente chileno Augusto Pinochet. Margaret Thatcher se jugó entera por su libertad, que al final se logró. Y se jugó por ella más que muchos chilenos, porque desgraciadamente el temple de ella dejó de darse en estas tierras junto con el término del siglo XIX.
La conocí personalmente y también conocí la inspiración de sus políticas a través de su economista de mayor confianza, Alan Walters, y sé de primera mano cuánto incidieron las políticas liberalizadoras, desregulatorias y privatizadoras del Gobierno Militar en las que se practicaron en Gran Bretaña. Por eso siempre he sostenido que el eco mundial alcanzado por la revolución económico-social chilena de 1973-1990 fue enorme y resonó más allá de nuestras fronteras.
Margaret Thatcher tuvo gran influencia en la caída de la Cortina de Hierro y del Muro de Berlín. Apenas conoció a Michail Gorbachov dijo: "Este es un hombre con el cual podemos hacer negocios", porque advirtió desde un principio que estaba comprometido con la libertad y los derechos humanos de sus semejantes. Como, por definición doctrinaria, no pueden coexistir el socialismo con la libertad y el respeto a los derechos humanos, el derrumbe de las tiranías comunistas era sólo cuestión de tiempo.
Cuando Brezhnev dijo: "Nunca más permitiremos otro Chile" y fundó su ataque a nuestro país en sus críticas a supuestos atropellos a los derechos humanos acá, no se dio cuenta de que ponía una bomba de tiempo bajo su sillón de dictador omnímodo, pues el resto del mundo le exigió a él respetar los derechos humanos y por eso su régimen se vino abajo aún antes del término democrático del gobierno militar chileno, al cual intentó en vano derrocar por la fuerza de las armas, el terrorismo y la contrapropaganda, que así y todo nos hizo un tremento daño. Por eso el historiador Paul Johnson ha escrito que el último éxito propagandístico que obtuvo el KGB "antes de ser lanzado al basurero de la historia" fue la campaña de desprestigio contra Pinochet.
Cuando Margaret Thatcher y yo conversamos con motivo de una entrevista que le hice para "El Mercurio", le pregunté sobre sus autores preferidos. Me dijo que, en lo filosófico y moral, era C. S. Lewis, y en lo económico-social, Friedrich von Hayek, y en particular su libro "Camino de Servidumbre". "Está todo ahí", me expresó, refiriéndose a esta obra.
Ha muerto una figura política de derecha posiblemente irreproducible y única. Está por verse que exista en el mundo contemporáneo alguien capaz de llenar el vacío de coraje, energía y pensamiento que deja su partida.
No puede hablarse de un gobierno de derecha si no hay autoridad. Cuando, estando ella en el poder, los politizados sindicatos del carbón se alzaron en huelga ilegal en su contra y resistieron su plan de tornar económica esa actividad, cerrar yacimientos con pérdidas y privatizar otros, simplemente se les enfrentó y nunca cejó. Como la izquierda hace en todas partes, esos sindicalistas optaron por las "tomas" y el empleo de la fuerza, pero Margaret Thatcher desplegó con energía la fuerza policial y si bien le tomó años y enormes pérdidas económicas, al final consiguió derrotar el movimiento ilegal. Un dicho suyo reflejó su actitud en esos cruciales años: "Soy extraordinariamente paciente, siempre que al final se haga lo que yo pienso".
Era adversaria del "consenso". Lo definía como "el proceso de abandonar todas las convicciones, valores y políticas en busca de algo en lo cual nadie cree, pero nadie objeta. Es el proceso de eludir los propios problemas que se debe resolver, meramente porque no es posible obtener un acuerdo en el camino a seguir. ¿Qué gran gesta podría haber sido emprendida bajo la enseña de 'yo combato por el consenso'?"
Cuando tenía la convicción de estar en la razón nada la arredraba. Por eso emprendió una tarea enorme, ardua y distante cuando Argentina invadió las Malvinas, y no cejó hasta la victoria final. Como, recién consumada esa invasión, el presidente argentino Galtieri anunció que ella era "el primer paso en la recuperación del territorio insular argentino", y era sabida su ambición de usurpar las islas australes chilenas, nuestro país se convirtió en aliado natural de Gran Bretaña y actuó como tal, en forma discreta y sin dejar de cuidar la relación con nuestros vecinos. Porque sabíamos que el siguiente zarpazo venía contra nosotros.
Ese episodio creó un vínculo especial entre el gobierno militar chileno y el régimen conservador británico, que el laborismo, como es habitual en todo socialismo, después traicionó, haciéndose cómplice de la ilegal detención en territorio inglés del ex presidente chileno Augusto Pinochet. Margaret Thatcher se jugó entera por su libertad, que al final se logró. Y se jugó por ella más que muchos chilenos, porque desgraciadamente el temple de ella dejó de darse en estas tierras junto con el término del siglo XIX.
La conocí personalmente y también conocí la inspiración de sus políticas a través de su economista de mayor confianza, Alan Walters, y sé de primera mano cuánto incidieron las políticas liberalizadoras, desregulatorias y privatizadoras del Gobierno Militar en las que se practicaron en Gran Bretaña. Por eso siempre he sostenido que el eco mundial alcanzado por la revolución económico-social chilena de 1973-1990 fue enorme y resonó más allá de nuestras fronteras.
Margaret Thatcher tuvo gran influencia en la caída de la Cortina de Hierro y del Muro de Berlín. Apenas conoció a Michail Gorbachov dijo: "Este es un hombre con el cual podemos hacer negocios", porque advirtió desde un principio que estaba comprometido con la libertad y los derechos humanos de sus semejantes. Como, por definición doctrinaria, no pueden coexistir el socialismo con la libertad y el respeto a los derechos humanos, el derrumbe de las tiranías comunistas era sólo cuestión de tiempo.
Cuando Brezhnev dijo: "Nunca más permitiremos otro Chile" y fundó su ataque a nuestro país en sus críticas a supuestos atropellos a los derechos humanos acá, no se dio cuenta de que ponía una bomba de tiempo bajo su sillón de dictador omnímodo, pues el resto del mundo le exigió a él respetar los derechos humanos y por eso su régimen se vino abajo aún antes del término democrático del gobierno militar chileno, al cual intentó en vano derrocar por la fuerza de las armas, el terrorismo y la contrapropaganda, que así y todo nos hizo un tremento daño. Por eso el historiador Paul Johnson ha escrito que el último éxito propagandístico que obtuvo el KGB "antes de ser lanzado al basurero de la historia" fue la campaña de desprestigio contra Pinochet.
Cuando Margaret Thatcher y yo conversamos con motivo de una entrevista que le hice para "El Mercurio", le pregunté sobre sus autores preferidos. Me dijo que, en lo filosófico y moral, era C. S. Lewis, y en lo económico-social, Friedrich von Hayek, y en particular su libro "Camino de Servidumbre". "Está todo ahí", me expresó, refiriéndose a esta obra.
Ha muerto una figura política de derecha posiblemente irreproducible y única. Está por verse que exista en el mundo contemporáneo alguien capaz de llenar el vacío de coraje, energía y pensamiento que deja su partida.
sábado, 6 de abril de 2013
Típico del V Gobierno de la Concertación
Dentro del tránsito fluido que parece va a darse desde este V Gobierno de la Concertación al VI de la ídem se debe insertar la noticia de hoy, publicada en "El Mercurio", de que Chile se ha sumado al desaire que las naciones bolivarianas, populistas e izquierdistas del hemisferio se propusieron propinarle al presidente de derecha Federico Franco, del Paraguay, nación tradicionalmente amiga de Chile, en la OEA. Al menos el secretario general, el chileno José Miguel Insulza, se hizo presente, negándose a sumarse a la ofensa.
Es que Franco sucedió al izquierdista Fernando Lugo, constitucionalmente destituido por su incapacidad de gobernar el país y sus contemplaciones ante la anarquía que se apoderaba del mismo, consistente en que la violencia y la ilegalidad campeaban en extensas zonas del territorio, ante lo cual la autoridad nada hacía. Cualquier semejanza que alguien encuentre entre tal situación y otra de ingobernabilidad en ciernes que conocemos es mera coincidencia.
Lamentablemente, el mismo dignatario chileno que ofició de guardia de honor junto al féretro de Chávez, haciendo pareja con Raúl Castro, ordenó ahora a la delegación nuestra ausentarse de la OEA cuando el presidente Federico Franco, decentro-derecha, iba a hacer uso de la palabra como jefe de Estado en ejercicio del Paraguay, para desairarlo.
Pero trece naciones se hicieron presentes para escucharlo y fustrar el desaire castro-izquierdista. Aun siendo ellas minoría en la OEA, el hecho de contarse entre las mismas a los Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, México, Honduras (por supuesto), Panamá y Guatemala, amén de otras democracias centroamericanas, de hecho frustró a la mayoría de otras 21 republiquetas que bailaron al son del castro-chavismo. A éstas, lamentable y vergonzantemente, el actual gobierno ha sumado a Chile, ofendiendo a una nación tradicionalmente hermana y amiga y a su presidente de centro-derecha.
Así, hemos quedado de comparsas de regímenes populistas, bolivarianos, amparadores de las FARC, presididos por ex guerrilleros y guerrilleras y por alguna "vieja terca" que simpatiza con la subversión.
Ni más ni menos, este V Gobierno de la Concertaión presidido por Sebastián Piñera ha obrado tal como lo habría hecho también, de darse el caso (y puede volver a darse), de un Chile presidido por una admirada señorita (porque, en rigor, es "señorita") ex ayudista del MIR y ex conviviente del vocero del FPMR en los años de más vigor asesino de este movimiento prohijado por el actual distinguido e impune diputado Guillermo Teillier.
Es que Franco sucedió al izquierdista Fernando Lugo, constitucionalmente destituido por su incapacidad de gobernar el país y sus contemplaciones ante la anarquía que se apoderaba del mismo, consistente en que la violencia y la ilegalidad campeaban en extensas zonas del territorio, ante lo cual la autoridad nada hacía. Cualquier semejanza que alguien encuentre entre tal situación y otra de ingobernabilidad en ciernes que conocemos es mera coincidencia.
Lamentablemente, el mismo dignatario chileno que ofició de guardia de honor junto al féretro de Chávez, haciendo pareja con Raúl Castro, ordenó ahora a la delegación nuestra ausentarse de la OEA cuando el presidente Federico Franco, decentro-derecha, iba a hacer uso de la palabra como jefe de Estado en ejercicio del Paraguay, para desairarlo.
Pero trece naciones se hicieron presentes para escucharlo y fustrar el desaire castro-izquierdista. Aun siendo ellas minoría en la OEA, el hecho de contarse entre las mismas a los Estados Unidos, Canadá, Costa Rica, México, Honduras (por supuesto), Panamá y Guatemala, amén de otras democracias centroamericanas, de hecho frustró a la mayoría de otras 21 republiquetas que bailaron al son del castro-chavismo. A éstas, lamentable y vergonzantemente, el actual gobierno ha sumado a Chile, ofendiendo a una nación tradicionalmente hermana y amiga y a su presidente de centro-derecha.
Así, hemos quedado de comparsas de regímenes populistas, bolivarianos, amparadores de las FARC, presididos por ex guerrilleros y guerrilleras y por alguna "vieja terca" que simpatiza con la subversión.
Ni más ni menos, este V Gobierno de la Concertaión presidido por Sebastián Piñera ha obrado tal como lo habría hecho también, de darse el caso (y puede volver a darse), de un Chile presidido por una admirada señorita (porque, en rigor, es "señorita") ex ayudista del MIR y ex conviviente del vocero del FPMR en los años de más vigor asesino de este movimiento prohijado por el actual distinguido e impune diputado Guillermo Teillier.
viernes, 5 de abril de 2013
Al Nivel de la Calle
Todo el mundo sabe que la acusación constitucional contra Harald Beyer ha sido un acto de injusticia. En el fondo lo saben también los que la votaron a favor. Pero era lo que pedía la calle, porque aquí se ha gestado una revolución desde la calle y otra de sus víctimas ha sido este Ministro. Michelle Bachelet ha vuelto y también se ha situado al nivel de la calle, pues entre las pocas cosas que ha dicho, ha asumido los lemas gritados en ella: "educación gratuita y fin al lucro".
El pecado del Gobierno y de Harald Beyer fue hacerse parte de la dialéctica de los revolucionarios, diciéndoles, en el fondo: "sí, queremos hacer lo que ustedes están pidiendo". Cuando Sebastián Piñera describió el movimiento estudiantil subversivo como "noble, grande, hermoso", fue el principio del fin. Y entonces puso toda la capacidad de Harald Beyer, que es mucha, a tratar de mezclar el agua con el aceite.
Pues una sociedad libre, que es la que en teoría propicia la derecha política y, ciertamente, no este gobierno, comienza por garantizar la libertad de enseñanza, es decir, la que corresponde a toda persona que quiera ganarse la vida educando, ya sea en colegios, universidades, institutos o centros. Y en la sociedad libre debe haber libertad de elegir establecimientos de enseñanza y a quienes no puedan pagarlos debe entregarse un "voucher" para financiar el de su elección. La plata para eso está.
Pero la administración Piñera eligió el camino de subir los impuestos para fortalecer la enseñanza estatal. Porque en Chile ya hay educación gratuita, que es la municipalizada, pero es cara (para el erario) y mala. La buena es la particular y, en ésta, la mejor es la pagada y la segunda mejor la subvencionada, que funciona con una especie de "voucher" desvirtuado. Pero ninguna es realmente libre.
En la educación universitaria, que no es gratuita para todos, el Estado gasta mil 300 millones de dólares anuales entre becas y aportes basales. El experto Andrés Bernasconi, de la Universidad Católica, calcula en "La Tercera" de hoy que se requerirían otros 700 millones de dólares anuales más para hacerla totalmente gratuita. Entretanto, con la persecución contra el "lucro", se ha generado una gigantesca destrucción de valor en las universidades privadas, pues justamente la posibilidad de obtener ganancias en este campo deficitario de la socied una vezad chilena fue la que atrajo a inversionistas internacionales y nacionales a fundar o comprar universidades que han permitido multiplicar por ocho la matrícula en ese nivel. Todo eso se esfumó. Ahora luchan por sobrevivir.
Es cierto que la prohibición del lucro en las universidades se gestó bajo el Gobierno Militar, por una mezcla de pudor político (había en ese gobierno un núcleo estatista y adverso a la iniciativa privada, que inicialmente incluso vedó a ésta la inversión en la gran minería) y de defensa de las universidades tradicionales contra la competencia de los privados. En todos los grandes disparates nacionales han actuado la izquierda, el centro y la derecha unidos. Ahora todos ellos están unidos en la tontería de perseguir al lucro.
En un intervalo lúcido, Sebastián Piñera afirmó: "la educación es un bien de consumo", pero después ha hablado y procedido como si no lo fuera. Se ha impuesto la consigna falsa de que es "un bien público", siendo que no calza con la definición de tal que hace la ley (Código Civil) ni la ciencia económica. En realidad es un servicio que en una sociedad libre cualquiera puede ofrecer o demandar, cobrando o pagando por el mismo lo que le permita el mercado, que no es otra cosa que la expresión de la voluntad y los deseos de la gente.
Además, la prohibición del lucro es inconstitucional, pues la Carta autoriza ejercer todo trabajo lícito y cobrar por el mismo una justa retribución, que por definición es la que determina un mercado libre.
Acá no hay ningún candidato que ofrezca al país la alternativa de la libertad educacional, es decir, que cualquiera pueda fundar colegios, universidades, centros o instituciones de enseñanza y cobrar por el respectivo servicio. Entretanto, los contribuyentes vivimos financiando un monstruo burocrático carísimo, que despilfarra recursos y coarta la libertad de enseñanza, fijando programas y exigiendo rendir una PSU formulada según ellos, sin la cual no hay acceso a financiamiento para la universidad. Ése es el candado que ata a todos los establecimientos al plan socialista estatal.
No hay ningún candidato que se atreva a prometer desmantelar el aparato socialista de la educación y sí todos condenan a coro al "lucro", que es la consigna preferida para liquidar la enseñanza particular en Chile, y que es la primera que ha esgrimido la candidata favorita en las encuestas, resuelta a seguir contando con el apoyo de la calle hablando exclusivamente el lenguaje de la calle.
El pecado del Gobierno y de Harald Beyer fue hacerse parte de la dialéctica de los revolucionarios, diciéndoles, en el fondo: "sí, queremos hacer lo que ustedes están pidiendo". Cuando Sebastián Piñera describió el movimiento estudiantil subversivo como "noble, grande, hermoso", fue el principio del fin. Y entonces puso toda la capacidad de Harald Beyer, que es mucha, a tratar de mezclar el agua con el aceite.
Pues una sociedad libre, que es la que en teoría propicia la derecha política y, ciertamente, no este gobierno, comienza por garantizar la libertad de enseñanza, es decir, la que corresponde a toda persona que quiera ganarse la vida educando, ya sea en colegios, universidades, institutos o centros. Y en la sociedad libre debe haber libertad de elegir establecimientos de enseñanza y a quienes no puedan pagarlos debe entregarse un "voucher" para financiar el de su elección. La plata para eso está.
Pero la administración Piñera eligió el camino de subir los impuestos para fortalecer la enseñanza estatal. Porque en Chile ya hay educación gratuita, que es la municipalizada, pero es cara (para el erario) y mala. La buena es la particular y, en ésta, la mejor es la pagada y la segunda mejor la subvencionada, que funciona con una especie de "voucher" desvirtuado. Pero ninguna es realmente libre.
En la educación universitaria, que no es gratuita para todos, el Estado gasta mil 300 millones de dólares anuales entre becas y aportes basales. El experto Andrés Bernasconi, de la Universidad Católica, calcula en "La Tercera" de hoy que se requerirían otros 700 millones de dólares anuales más para hacerla totalmente gratuita. Entretanto, con la persecución contra el "lucro", se ha generado una gigantesca destrucción de valor en las universidades privadas, pues justamente la posibilidad de obtener ganancias en este campo deficitario de la socied una vezad chilena fue la que atrajo a inversionistas internacionales y nacionales a fundar o comprar universidades que han permitido multiplicar por ocho la matrícula en ese nivel. Todo eso se esfumó. Ahora luchan por sobrevivir.
Es cierto que la prohibición del lucro en las universidades se gestó bajo el Gobierno Militar, por una mezcla de pudor político (había en ese gobierno un núcleo estatista y adverso a la iniciativa privada, que inicialmente incluso vedó a ésta la inversión en la gran minería) y de defensa de las universidades tradicionales contra la competencia de los privados. En todos los grandes disparates nacionales han actuado la izquierda, el centro y la derecha unidos. Ahora todos ellos están unidos en la tontería de perseguir al lucro.
En un intervalo lúcido, Sebastián Piñera afirmó: "la educación es un bien de consumo", pero después ha hablado y procedido como si no lo fuera. Se ha impuesto la consigna falsa de que es "un bien público", siendo que no calza con la definición de tal que hace la ley (Código Civil) ni la ciencia económica. En realidad es un servicio que en una sociedad libre cualquiera puede ofrecer o demandar, cobrando o pagando por el mismo lo que le permita el mercado, que no es otra cosa que la expresión de la voluntad y los deseos de la gente.
Además, la prohibición del lucro es inconstitucional, pues la Carta autoriza ejercer todo trabajo lícito y cobrar por el mismo una justa retribución, que por definición es la que determina un mercado libre.
Acá no hay ningún candidato que ofrezca al país la alternativa de la libertad educacional, es decir, que cualquiera pueda fundar colegios, universidades, centros o instituciones de enseñanza y cobrar por el respectivo servicio. Entretanto, los contribuyentes vivimos financiando un monstruo burocrático carísimo, que despilfarra recursos y coarta la libertad de enseñanza, fijando programas y exigiendo rendir una PSU formulada según ellos, sin la cual no hay acceso a financiamiento para la universidad. Ése es el candado que ata a todos los establecimientos al plan socialista estatal.
No hay ningún candidato que se atreva a prometer desmantelar el aparato socialista de la educación y sí todos condenan a coro al "lucro", que es la consigna preferida para liquidar la enseñanza particular en Chile, y que es la primera que ha esgrimido la candidata favorita en las encuestas, resuelta a seguir contando con el apoyo de la calle hablando exclusivamente el lenguaje de la calle.
jueves, 4 de abril de 2013
El Fuero de los Revolucionarios
La revolución violenta de la izquierda siempre ha gozado de fuero en Chile. Y para eso ha contado con la colaboración de la DC y la aquiescencia de la “derecha avergonzada”. Todo tal como hoy. Teillier puede confesar sus crímenes, de todos concocidos, y nadie le hará nada. Aquí sólo se castiga a los que enfrentan a los revolucionarios e impiden sus delitos.
Tanto es así que la Ministra de Justicia no ha querido publicar un libro de
historia de su ministerio, que el anterior titular encargó a la historiadora
Patricia Arancibia, porque según ella contenía “errores”, como el de tildar de
"marxista" a Allende y llamar “Joaquín Prieto” y no “José Joaquín”, al presidente
del siglo pasado.
Sobre esto último, el historiador Fernando Silva Vargas ha escrito a “El
Mercurio” y reproducido el acta de bautismo del presidente Prieto, de la cual
consta que se llamaba “Joaquín”, a secas, así es que no había tal error, sino
sólo ignorancia del ministerio.
En cuanto a la condición marxista de Allende, hay una
confesión palmaria de la misma hecha por el señalado político en la sesión 39ª.
del Senado de 20 de marzo de 1969, en la que acusó de ignorancia al ministro
del Interior de la época, Edmundo Pérez Zujovic, asesinado dos años después por terroristas de izquierda que
el mismo Allende puso en libertad en 1971, como una de las primeras medidas de su
gobierno.
En dicha sesión Allende, un pije viñamarino e izquierdista de
salón que en su vida había leído muy pocos libros, pero que asimilaba fácilmente lo que
quienes sí los habían leído le resumían, trató de “ignorante” a Pérez Zujovic,
con las siguientes insultantes palabras: “Si el Ministro hubiera leído en su
vida lo que es el abecé del socialismo y del marxismo… sabría lo que son la
lucha de clases, el materialismo histórico y la dialéctica. ¡Ese pobre hombre
que está de Ministro tiene una incultura increíble! No tengo tiempo ni deseos…
para hacerle entender la distancia que hay entre una realidad objetiva y la
posición subjetiva de la gente, entre la táctica y la estrategia”.
Palabrería vacua de un diletante superficial, porque la
“realidad objetiva” y la “posición subjetiva” no tienen nada que ver con la
“táctica” ni la “estrategia”.
En el mismo discurso, Allende se declaró admirador del libro
“El Estado y la Revolución”, de Lenin, que probablemente tampoco había leído, pero también se
lo habían “contado” y del cual dice: “Allí aparece la interpretación que
sustentamos nosotros los marxistas de lo que es la sociedad burguesa, qué son
el Gobierno y el Estado de la sociedad burguesa. … Queremos sí –óiganlo bien,
sépanlo bien Sus Señorías—la revolución, la transformación del Estado burgués
en una república socialista”.
Allende se lo dijo a todo el país, entonces, antes de ser
Presidente: era marxista-leninista (de ahí su cita de Lenin). Pero ahora la
ministra del “gobierno de la centroderecha” considera que es un “grave error” afirmarlo
en un libro del ministerio.
Con razón la historia chilena se escribe como se escribe:
por la izquierda y con la colaboración hasta de la centroderecha para
impedir que la verdad sea divulgada.
lunes, 1 de abril de 2013
Contra la Desigualdad
Michelle Bachelet (chilenas y chilenos: se pronuncia "Mishel Bashelet"; el nombre es francés) ha venido a terminar con la desigualdad. La voy a ayudar, señalándole una: el diputado comunista Guillermo Teillier ha revelado públicamente ser autor intelectual de la muerte de cinco uniformados en 1986 y nunca nadie lo ha perseguido por eso; en cambio, hay innumerables uniformados (r) presos por su presunta y no probada autoría intelectual de muertes acaecidas hace casi cuarenta años.
Todos los reos terroristas (905) que cumplían condena por hechos violentos y de sangre anteriores a 1990 fueron indultados por Aylwin y sus sucesores. Un solo uniformado, de nombre Manuel Contreras Donaire, ha sido indultado (por Ricardo Lagos). Hay más de 300 de ellos procesados actualmente y 78 cumpliendo condena, según cifras recolectadas por el observador de DD. HH. Marcelo Elissalde. ¿Puede haber mayor desigualdad de trato?
Hay ministros de Corte dedicados a querellarse contra uniformados (r), a la par con abogados comunistas y el Subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. A su turno, los querellados necesitan defenderse hasta en variados frentes: contra esos ministros, contra el Ministerio del Interior (Ubilla), los querellantes particulares (generalmente comunistas), el Consejo de Defensa del Estado, que suele hacerse parte contra ellos, y otra funcionaria de gobierno, Lorena Fries, del Instituto de Derechos Humanos del Ministerio del Interior. ¿Puede haber mayor desigualdad entre la capacidad de condena y la de defensa?
Los extremistas gozan de toda suerte de garantías de impunidad. Los militares de ninguna. Los autores y cómplices del asesinato del senador Jaime Guzmán, acaecido hace 22 años, por ejemplo, están todos libres. Uno, hace poco, fue transitoriamente capturado en Chile, el Comandante Villanueva; pero fue dejado libre por decisión de la justicia, y vive en Con Con, desde hace años. Como yo suelo transitar por la zona, cuando me ve me insulta a voz en cuello, pero yo le estoy reconocido, porque nunca me ha disparado. (No obstante, un camarada suyo lo hizo una vez, con un M-16, cerca de Algarrobo, sin dar en el blanco).
Marcelo Elissalde, que ha estudiado estas desigualdades y muchas más, ha comprobado que ningún terrorista de izquierda cumplió más de 16 años de privación de libertad; no obstante, hay ocho uniformados (r) que han enterado más de veinte años presos. Y la justicia es cada vez más implacable con ellos. Tanto que en Osorno una ministra de Corte decretó la prisión de la cónyuge de un oficial (r) de Carabineros para obtener que revelara el paradero de su marido. Por suerte la Corte revocó ese conato de extorsión.
La desigualdades más numerosas, arbitrarias y repugnantes que existen hoy en Chile las genera la judicatura. Y hay una sola cosa segura en relación a ellas: que Michelle Bachelet no hará nada por remediarlas.
Todos los reos terroristas (905) que cumplían condena por hechos violentos y de sangre anteriores a 1990 fueron indultados por Aylwin y sus sucesores. Un solo uniformado, de nombre Manuel Contreras Donaire, ha sido indultado (por Ricardo Lagos). Hay más de 300 de ellos procesados actualmente y 78 cumpliendo condena, según cifras recolectadas por el observador de DD. HH. Marcelo Elissalde. ¿Puede haber mayor desigualdad de trato?
Hay ministros de Corte dedicados a querellarse contra uniformados (r), a la par con abogados comunistas y el Subsecretario del Interior, Rodrigo Ubilla. A su turno, los querellados necesitan defenderse hasta en variados frentes: contra esos ministros, contra el Ministerio del Interior (Ubilla), los querellantes particulares (generalmente comunistas), el Consejo de Defensa del Estado, que suele hacerse parte contra ellos, y otra funcionaria de gobierno, Lorena Fries, del Instituto de Derechos Humanos del Ministerio del Interior. ¿Puede haber mayor desigualdad entre la capacidad de condena y la de defensa?
Los extremistas gozan de toda suerte de garantías de impunidad. Los militares de ninguna. Los autores y cómplices del asesinato del senador Jaime Guzmán, acaecido hace 22 años, por ejemplo, están todos libres. Uno, hace poco, fue transitoriamente capturado en Chile, el Comandante Villanueva; pero fue dejado libre por decisión de la justicia, y vive en Con Con, desde hace años. Como yo suelo transitar por la zona, cuando me ve me insulta a voz en cuello, pero yo le estoy reconocido, porque nunca me ha disparado. (No obstante, un camarada suyo lo hizo una vez, con un M-16, cerca de Algarrobo, sin dar en el blanco).
Marcelo Elissalde, que ha estudiado estas desigualdades y muchas más, ha comprobado que ningún terrorista de izquierda cumplió más de 16 años de privación de libertad; no obstante, hay ocho uniformados (r) que han enterado más de veinte años presos. Y la justicia es cada vez más implacable con ellos. Tanto que en Osorno una ministra de Corte decretó la prisión de la cónyuge de un oficial (r) de Carabineros para obtener que revelara el paradero de su marido. Por suerte la Corte revocó ese conato de extorsión.
La desigualdades más numerosas, arbitrarias y repugnantes que existen hoy en Chile las genera la judicatura. Y hay una sola cosa segura en relación a ellas: que Michelle Bachelet no hará nada por remediarlas.