Se han seguido recordando el crimen y la muerte del dirigente sindical radical Tucapel Jiménez. Cuando aconteció, en 1982, recuerdo haberme horrorizado, como todos en Chile, y supuse que él había sido víctima de un delito común. Las versiones que se dieron en ese tiempo sugerían eso.
Después apareció inculpado un sujeto sin mayor connotación, el carpintero Alegría. Finalmente, tras décadas de proceso judicial, resultó que eso había sido un montaje para ocultar las participación en el crimen de la Dirección de Inteligencia del Ejército. Hoy los agentes de la misma, autores del delito, cumplen cadena perpetua.
¿Por qué esa institución podía cometer un crimen tan inexplicable? Tucapel Jiménez no era un revolucionario. Sus declaraciones a la prensa eran moderadas. He averiguado todo lo que he podido acerca de la justificación que pudieron tener oficiales del Ejército para cometer ese delito. Lo más aproximado a una explicación que he recibido ha sido que Jiménez tenía importantes vinculaciones con sindicalistas norteamericanos y europeos y todos ellos se encontraban preparando activamente un bloqueo comercial contra Chile, que en momentos en que la crisis de la deuda de los '80 tenía al país asfixiado, habría sido considerada un acto de traición a la Patria en una emergencia equivalente a una guerra, que en los códigos castrenses acarrea la pena de muerte.
Pero, indudablemente, desde mi punto de vista, su asesinato es un baldón para el Gobierno Militar. No puede decirse otra cosa.
Pero hubo crímenes de la izquierda igualmente atroces en los años 70 y 80, y nadie recuerda a sus víctimas. A los casos más notorios del Intendente Carol Urzúa y sus dos acompañantes; del subdirector de Inteligencia Roger Vergara, acribillado con más de sesenta balazos en el cuerpo; de los tenientes de Ejército Carevic y Zegers, despedazados por explosivos del MIR que ellos intentaban desactivar para proteger a civiles inocentes, se añaden muchos otros.
Recuerdo, en particular, que un distinguido periodista y médico me refirió un día que había pasado por un lugar donde se celebraba una ceremonia, y había visto a no pocas mujeres y niños llorando. Preguntó qué hecho se estaba recordando: "son las viudas e hijos de unos carabineros muertos por una bomba que puso el MIR en el bus en que viajaban". ¿Quién los recuerda públicamente hoy o les rinde homenaje? Nadie, salvo sus familiares. Nunca aparecerá la conmemoración de su aniversario en un noticiero de TV, como ha aparecido, en todos, la del crimen de Tucapel Jiménez.
Cinco escoltas del Presidente Pinochet murieron en el intento de asesinato de éste. Eso no sólo se conmemora rara vez. La Presidenta de la República recibió en La Moneda al principal autor y gestor del quíntuple crimen y magnicidio frustrado, César Bunster. Lejos de horrorizar a la ciudadanía, su actuación le hizo acreedor a ser invitado a los salones de la Presidencia. Hasta escribió un libro ufanándose de su delito y llegó a pretender la dignidad de ser elegido alcalde, intento en el cual, por suerte, fracasó.
Hoy día leo en "La Segunda" que la alcaldesa Graciela Ortúzar (RN), de Lampa, se suma a los homenajes en memoria de Tucapel Jiménez y ha inaugurado una plaza en su recuerdo, a 30 años de su muerte. ¿Alguien imagina a un alcalde de la Concertación inaugurando una plaza en memoria de alguna víctima del terrorismo de extrema izquierda? ¿Por ejemplo, al alcalde de La Reina homenajeando al teniente Zegers, muerto en un atentado terrorista de izquierda en su comuna? Nadie siquiera lo recuerda.
Los horrores están muy mal distribuidos en el país. Los de un lado se recuerdan y destacan. "Nunca pueden volver a repetirse", se proclama. La izquierda, en cambio, sigue trabajando en ellos. En estos días ¿cuántas bombas estallaron en Santiago? Fueron varias, pero a nadie le importa. Los crímenes de la izquierda se perdonan y se olvidan. Y todo esto con la circunstancia agravante de que quienes iniciaron el proceso de la violencia en Chile, para tomar el poder, fueron los políticos, grupos guerrilleros y terroristas de la izquierda, todos actuando de consuno. Las fuerzas armadas fueron llamadas, justamente, para enfrentar esa violencia y evitar esa toma del poder por las armas.
Los que iniciaron el incendio, entonces, ya no tienen ninguna culpa en los horrores que él provocó. Quienes lo apagaron son los que cargan con todas ellas. Y a estas alturas una redistribución más equitativa de los horrores es completamente imposible, y hasta inimaginable.
miércoles, 29 de febrero de 2012
martes, 28 de febrero de 2012
No Soy Vidente, Pero...
Si alguien tiene la amabilidad de retroceder en este blog hasta el sábado 11 de febrero, comprobará que ese día, comentando el fallo de la Audiencia Nacional de España que suspendió por once años de su cargo de juez a Baltasar Garzón, escribí lo siguiente:
"Así es que, aquí y ahora, hago un pronóstico: no lo van a condenar por prevaricación".
El cumplimiento de esa profecía (porque ayer la Audiencia, por seis votos a uno, se negó a condenarlo por prevaricación) no me erige en vidente ni en futurólogo, si bien me confirma como especialista en el juzgamiento de la naturaleza humana.
La Audiencia Nacional de España había aplaudido de pie (no exagero demasiado, porque dentro de ella se armó en la oportunidad un multitudinario festejo) cuando Baltasar Garzón, prevaricando a su amaño, se rio de la legislación chilena y, en particular, de la amnistía y la prescripción, para emitir una orden de arresto internacional contra el ex Presidente Augusto Pinochet, en 1998.
¿Cómo iba ahora a castigar por el delito de prevaricación al mismo juez por haber actuado de idéntica manera cuando quiso someter a proceso al franquismo, que está protegido por una ley de amnistía en España? Desde luego, Garzón había comenzado por solicitar el certificado de defunción de Francisco Franco, porque iba a ser naturalmente el principal procesado, pero había muerto. Él quería sobreseerlo sólo porque había dejado de existir, y no porque no hubiera tenido responsabilidad.
Entonces la Audiencia española dio un brinco: "¿Cómo? ¿Qué se ha creído ese tío? ¿Que nuestra amnistía no vale de nada? Hay que atajarlo ahora mismo".
¨Cuidado", dijo uno, "no olvidemsos que cuando hizo lo propio con Pinochet lo aclamamos a voz en cuello".
"¿Y qué hacemos entonces?", preguntó el de más allá, que estaba perplejo.
"Pues lo mismo que hicieron los yankis para sacar de circulación a Capone, cuando no encontraban pruebas de sus crímenes".
"¿Y qué hicieron?"
"Descubrieron que no había pagado sus impuestos y lo encerraron por eso, sacándolo de circulación, que es lo que tenemos que hacer con Garzón".
"Y Garzón ¿habrá pagado sus impuestos?".
"Y... aunque los haya pagado, alguna 'yayita' tendrá que tener".
Y fue así cómo le encontraron una: ciertas escuchas ilegales, que nunca han sido motivo para suspender a ningún juez, sino apenas para anular su sentencia; pero aquí se trataba de sacar a éste de circulación, porque estaba metiendo la mano en el avispero, queriendo hacer con el régimen de Franco lo mismo que hizo con el de Pinochet. Y lo hicieron.
Entonces, no es que yo sea vidente. Es verdad que algunos creen que lo soy, pues en una novela que terminé de escribir en 2007, titulada "Está Temblando", predije que en la transmisión del mando en Chile, en 2010, iba a haber un gran temblor. Y lo hubo. No fue que yo hubiera visto el futuro, sino sólo que quería terminar el libro (pues terminaba el 11 de marzo de 2010) con una escena condigna de su título, "Está Temblando", e introduje para ese efecto un gran sismo que el Presidente recién electo y su señora soportaban estoicamente el mismo día en que el primero asumía el poder.
Bueno, ahora, con Garzón, sólo predije aplicando el sentido común: la Audiencia de España lo había aplaudido por prevaricar respecto del régimen de Pinochet, pero no podía aceptar que hiciera lo mismo respecto del de Franco. ¿Cómo impedirlo? "Vaya, muy fácil, primero lo sacamos del camino por haberlo sorprendido utilizando escuchas ilegales, y luego, cuando venga lo de la prevaricación, simplemente no le condenamos. Y asunto concluido. No hemos caído en inconsecuencia alguna. Es verdad que no va a ser algo por lo cual nos habría aplaudido Alfonso X el Sabio, pero nos saca del paso lo más bien y dejamos a buen recaudo a ese gilipollas socialista de Garzón".
Y se así hizo (y se hace) "justicia".
"Así es que, aquí y ahora, hago un pronóstico: no lo van a condenar por prevaricación".
El cumplimiento de esa profecía (porque ayer la Audiencia, por seis votos a uno, se negó a condenarlo por prevaricación) no me erige en vidente ni en futurólogo, si bien me confirma como especialista en el juzgamiento de la naturaleza humana.
La Audiencia Nacional de España había aplaudido de pie (no exagero demasiado, porque dentro de ella se armó en la oportunidad un multitudinario festejo) cuando Baltasar Garzón, prevaricando a su amaño, se rio de la legislación chilena y, en particular, de la amnistía y la prescripción, para emitir una orden de arresto internacional contra el ex Presidente Augusto Pinochet, en 1998.
¿Cómo iba ahora a castigar por el delito de prevaricación al mismo juez por haber actuado de idéntica manera cuando quiso someter a proceso al franquismo, que está protegido por una ley de amnistía en España? Desde luego, Garzón había comenzado por solicitar el certificado de defunción de Francisco Franco, porque iba a ser naturalmente el principal procesado, pero había muerto. Él quería sobreseerlo sólo porque había dejado de existir, y no porque no hubiera tenido responsabilidad.
Entonces la Audiencia española dio un brinco: "¿Cómo? ¿Qué se ha creído ese tío? ¿Que nuestra amnistía no vale de nada? Hay que atajarlo ahora mismo".
¨Cuidado", dijo uno, "no olvidemsos que cuando hizo lo propio con Pinochet lo aclamamos a voz en cuello".
"¿Y qué hacemos entonces?", preguntó el de más allá, que estaba perplejo.
"Pues lo mismo que hicieron los yankis para sacar de circulación a Capone, cuando no encontraban pruebas de sus crímenes".
"¿Y qué hicieron?"
"Descubrieron que no había pagado sus impuestos y lo encerraron por eso, sacándolo de circulación, que es lo que tenemos que hacer con Garzón".
"Y Garzón ¿habrá pagado sus impuestos?".
"Y... aunque los haya pagado, alguna 'yayita' tendrá que tener".
Y fue así cómo le encontraron una: ciertas escuchas ilegales, que nunca han sido motivo para suspender a ningún juez, sino apenas para anular su sentencia; pero aquí se trataba de sacar a éste de circulación, porque estaba metiendo la mano en el avispero, queriendo hacer con el régimen de Franco lo mismo que hizo con el de Pinochet. Y lo hicieron.
Entonces, no es que yo sea vidente. Es verdad que algunos creen que lo soy, pues en una novela que terminé de escribir en 2007, titulada "Está Temblando", predije que en la transmisión del mando en Chile, en 2010, iba a haber un gran temblor. Y lo hubo. No fue que yo hubiera visto el futuro, sino sólo que quería terminar el libro (pues terminaba el 11 de marzo de 2010) con una escena condigna de su título, "Está Temblando", e introduje para ese efecto un gran sismo que el Presidente recién electo y su señora soportaban estoicamente el mismo día en que el primero asumía el poder.
Bueno, ahora, con Garzón, sólo predije aplicando el sentido común: la Audiencia de España lo había aplaudido por prevaricar respecto del régimen de Pinochet, pero no podía aceptar que hiciera lo mismo respecto del de Franco. ¿Cómo impedirlo? "Vaya, muy fácil, primero lo sacamos del camino por haberlo sorprendido utilizando escuchas ilegales, y luego, cuando venga lo de la prevaricación, simplemente no le condenamos. Y asunto concluido. No hemos caído en inconsecuencia alguna. Es verdad que no va a ser algo por lo cual nos habría aplaudido Alfonso X el Sabio, pero nos saca del paso lo más bien y dejamos a buen recaudo a ese gilipollas socialista de Garzón".
Y se así hizo (y se hace) "justicia".
lunes, 27 de febrero de 2012
El "Lado Correcto" y el "Lado Equivocado"
Nunca se ha probado que el teniente coronel (r) Hernán Ovalle haya violado alguna ley, pero acaba de completar cuatro años de presidio y le faltan ocho antes de salir en libertad. No es autor de ningún delito. En realidad, el delito por el cual está preso, la muerte de tres personas en 1973, no tiene autor conocido, pero él está condenado como "cómplice".
Es el único cómplice de las cárceles chilenas que sufre una pena de doce años. "El Mercurio" destacó esta singularidad el 3 de frebero de 2008, pero a nadie le importó nada.
¿Cómplice de quién? De nadie, porque no se sabe cómo murieron esas tres personas ni quién les quitó la vida. Por tanto, no hay ninguna prueba contra Ovalle. Pero lleva cuatro años preso y le quedan ocho. ¿Por qué lo tratan tan mal? Porque es ex uniformado. Le tocó la mala suerte de haber sido subteniente recién egresado de la Escuela Militar en septiembre de 1973 y de que lo mandaran a la Industria Sumar, tomada por extremistas durante la UP. Allá se desempeñó dos meses controlando el acceso, debido a lo cual todos lo conocían, y cuando los ex trabajadores fueron a declarar al proceso abierto en 2002 y dirigido contra el ex Presidente Pinochet, por la muerte de tres personas de izquierda, de la cual Ovalle nunca supo, nombraron al único militar que recordaban, por haber estado en la puerta dos meses: el subteniente Ovalle.
Un ministro sumariante de izquierda lo condenó en primera instancia como "cómplice de nadie", pues nunca pudo encontrar un autor del hecho. Le aplicó cinco años de pena remitida, es decir, con libertad vigilada, tal vez por saberlo inocente. Apeló a la Corte. Más le habría valido no haberlo hecho. Le tocó una sala de izquierda, que le subió la pena a doce años. Fue de casación a la Suprema y ésta desechó el recurso por estimarlo mal fundado.
Me enteré de este caso gracias a un "samiszdat" digital (diario que circula bajo las dictaduras, pues aquí hay una dictadura judicial de izquierda) llamado "Chile Informa", que denuncia los atropellos judiciales contra uniformados (r).
Bueno, indudablemente Hernán Ovalle quedó "en el lado equivocado".
Pues hay otro lado, el "correcto", en el cual usted puede delinquir y no le hacen nada. El de Iván Fuentes y Nelson Ramírez, que aparecen todas las noches en los noticieros de la TV refiriendo los delitos que cometen y a quienes nadie siquiera procesa, ni menos arresta.
Anoche volví a verlos relatando cómo han cortado el paso en puentes y caminos de Aysén, delito previsto y sancionado en el artículo 6° letra d) de la Ley de Seguridad del Estado, con pena que va de tres años y un día a diez años de presidio, reclusión o relegación. Pero a ellos no les sucede nada.
A Ovalle nadie le ha podido probar nada y lo meten doce años preso: a Fuentes y Ramírez no es necesario probarles nada, porque noche a noche confiesan que están cometiendo un delito, y nadie les hace nada.
Es que están en el "lado correcto".
¿Cuál es la mayor diferencia entre los dos lados? Que el "equivocado" no usa la fuerza ni la violencia, y el "correcto" sí. Por eso los de aquél van presos aunque sean inocentes y los de éste siguen libres aunque se declaren culpables.
Éste es el Chile de hoy. Algunos insisten en que es "un Estado de Derecho".
Es el único cómplice de las cárceles chilenas que sufre una pena de doce años. "El Mercurio" destacó esta singularidad el 3 de frebero de 2008, pero a nadie le importó nada.
¿Cómplice de quién? De nadie, porque no se sabe cómo murieron esas tres personas ni quién les quitó la vida. Por tanto, no hay ninguna prueba contra Ovalle. Pero lleva cuatro años preso y le quedan ocho. ¿Por qué lo tratan tan mal? Porque es ex uniformado. Le tocó la mala suerte de haber sido subteniente recién egresado de la Escuela Militar en septiembre de 1973 y de que lo mandaran a la Industria Sumar, tomada por extremistas durante la UP. Allá se desempeñó dos meses controlando el acceso, debido a lo cual todos lo conocían, y cuando los ex trabajadores fueron a declarar al proceso abierto en 2002 y dirigido contra el ex Presidente Pinochet, por la muerte de tres personas de izquierda, de la cual Ovalle nunca supo, nombraron al único militar que recordaban, por haber estado en la puerta dos meses: el subteniente Ovalle.
Un ministro sumariante de izquierda lo condenó en primera instancia como "cómplice de nadie", pues nunca pudo encontrar un autor del hecho. Le aplicó cinco años de pena remitida, es decir, con libertad vigilada, tal vez por saberlo inocente. Apeló a la Corte. Más le habría valido no haberlo hecho. Le tocó una sala de izquierda, que le subió la pena a doce años. Fue de casación a la Suprema y ésta desechó el recurso por estimarlo mal fundado.
Me enteré de este caso gracias a un "samiszdat" digital (diario que circula bajo las dictaduras, pues aquí hay una dictadura judicial de izquierda) llamado "Chile Informa", que denuncia los atropellos judiciales contra uniformados (r).
Bueno, indudablemente Hernán Ovalle quedó "en el lado equivocado".
Pues hay otro lado, el "correcto", en el cual usted puede delinquir y no le hacen nada. El de Iván Fuentes y Nelson Ramírez, que aparecen todas las noches en los noticieros de la TV refiriendo los delitos que cometen y a quienes nadie siquiera procesa, ni menos arresta.
Anoche volví a verlos relatando cómo han cortado el paso en puentes y caminos de Aysén, delito previsto y sancionado en el artículo 6° letra d) de la Ley de Seguridad del Estado, con pena que va de tres años y un día a diez años de presidio, reclusión o relegación. Pero a ellos no les sucede nada.
A Ovalle nadie le ha podido probar nada y lo meten doce años preso: a Fuentes y Ramírez no es necesario probarles nada, porque noche a noche confiesan que están cometiendo un delito, y nadie les hace nada.
Es que están en el "lado correcto".
¿Cuál es la mayor diferencia entre los dos lados? Que el "equivocado" no usa la fuerza ni la violencia, y el "correcto" sí. Por eso los de aquél van presos aunque sean inocentes y los de éste siguen libres aunque se declaren culpables.
Éste es el Chile de hoy. Algunos insisten en que es "un Estado de Derecho".
domingo, 26 de febrero de 2012
El País Anda Muy Perdido
Después de haber oído la prédica del sacerdote (en la parte en que se metió a opinar de la actualidad nacional), leído a columnistas, políticos, opinólogos, gobernantes, camioneros y dirigentes de pescadores, encuentro que el país está cada vez más perdido.
¡Todos están preocupados de cómo decirles que sí a los ayseninos, como si ése fuera el problema, y nadie se ha dado cuenta de que nos hemos quedado sin gobierno, lo cual sí es el gran problema! Porque yo soy partidario de que el Estado sea lo más pequeño posible y el gobierno intervenga sólo cuando es indispensable, pero siempre he pensado que, justamente, él es indispensable para hacer respetar la ley. Y acá el gran problema es que ya no se respeta la ley y parece que no hubiera gobierno para imponerla.
Ayer vi a un camionero de Aysén dictaminando quiénes podían y quiénes no podían transitar por una vía pública de la zona. ¡Él era la autoridad! Los encapuchados resuelven si usted puede o no pasar. ¿"Y dónde está el piloto"? Parece que en Talcahuano, donde llegó con sus ministros justo para inaugurar un gigantesco incendio. Bueno, éste amenaza extenderse a todo el país si es que sigue sin autoridad, en manos de los encapuchados. (Ayer una señora --la mía, para ser bien veraz-- me decía que cuando oye un helicóptero siente espontáneo temor, porque puede ser el presidente llegando a la zona, y quizás qué puede ocurrir.)
Entretanto, doctos opinólogos se pronuncian a favor de las necesidades de Aysén y contra el centralismo. ¿Saben ustedes cuánto es la inversión pública por habitante presupuestada para Aysén este año? $278 mil pesos. ¿Saben cuánto es para la Región Metropolitana? 19 mil pesos. ("El Mercurio" de hoy, p. B-6). ¿Saben ustedes cuánto es el desempleo en Aysén? 4,2 por ciento. En Santiago es 7 por ciento. Aysén es la región de más crecimiento en el país, con un espectacular 19,8 por ciento. Allá la participación laboral es de 69,3 por ciento, la más alta del país; la de Santiago es 62,5 por ciento. Y en cuanto a distribución del ingreso, en Aysén es, también, más igualitaria que en Santiago.
Esos son "los problemas de Aysén" y del "centralismo", según la prédica en la Misa de ayer, donde tuvimos que decir "escúchanos, Señor, te rogamos", cuando el sacerdote pidió que las demandas de los encapuchados fueran acogidas, lo mismo que solicita el obispo Infanti, de allá, para quien, a su vez, pide acá apoyo monseñor Ezzati. Y eso es lo que dicen todas las opiniones de los diarios de hoy. Es que el país anda muy perdido.
Ya, hay que darles todo a los ayseninos. ¿Para qué? Para que quede bien a firme el precedente, ya suficientemente sólido: si quieres conseguir algo en Chile, atropella la ley y emplea la fuerza. Entonces te lo darán.
¡Ése es el gran problema! El de que ya no tenemos autoridad. Porque la función primaria y fundamental de un gobierno es ejercerla y hacer cumplir las leyes, y si no es capaz de eso, por más publicidad que haga, por más fotos del presidente jugando tennis, fútbol o vestido de huaso galopando; por más cintas que corte y cifras positivas que se pueda exhibir, el país estará encaminado al desastre.
¡Todos están preocupados de cómo decirles que sí a los ayseninos, como si ése fuera el problema, y nadie se ha dado cuenta de que nos hemos quedado sin gobierno, lo cual sí es el gran problema! Porque yo soy partidario de que el Estado sea lo más pequeño posible y el gobierno intervenga sólo cuando es indispensable, pero siempre he pensado que, justamente, él es indispensable para hacer respetar la ley. Y acá el gran problema es que ya no se respeta la ley y parece que no hubiera gobierno para imponerla.
Ayer vi a un camionero de Aysén dictaminando quiénes podían y quiénes no podían transitar por una vía pública de la zona. ¡Él era la autoridad! Los encapuchados resuelven si usted puede o no pasar. ¿"Y dónde está el piloto"? Parece que en Talcahuano, donde llegó con sus ministros justo para inaugurar un gigantesco incendio. Bueno, éste amenaza extenderse a todo el país si es que sigue sin autoridad, en manos de los encapuchados. (Ayer una señora --la mía, para ser bien veraz-- me decía que cuando oye un helicóptero siente espontáneo temor, porque puede ser el presidente llegando a la zona, y quizás qué puede ocurrir.)
Entretanto, doctos opinólogos se pronuncian a favor de las necesidades de Aysén y contra el centralismo. ¿Saben ustedes cuánto es la inversión pública por habitante presupuestada para Aysén este año? $278 mil pesos. ¿Saben cuánto es para la Región Metropolitana? 19 mil pesos. ("El Mercurio" de hoy, p. B-6). ¿Saben ustedes cuánto es el desempleo en Aysén? 4,2 por ciento. En Santiago es 7 por ciento. Aysén es la región de más crecimiento en el país, con un espectacular 19,8 por ciento. Allá la participación laboral es de 69,3 por ciento, la más alta del país; la de Santiago es 62,5 por ciento. Y en cuanto a distribución del ingreso, en Aysén es, también, más igualitaria que en Santiago.
Esos son "los problemas de Aysén" y del "centralismo", según la prédica en la Misa de ayer, donde tuvimos que decir "escúchanos, Señor, te rogamos", cuando el sacerdote pidió que las demandas de los encapuchados fueran acogidas, lo mismo que solicita el obispo Infanti, de allá, para quien, a su vez, pide acá apoyo monseñor Ezzati. Y eso es lo que dicen todas las opiniones de los diarios de hoy. Es que el país anda muy perdido.
Ya, hay que darles todo a los ayseninos. ¿Para qué? Para que quede bien a firme el precedente, ya suficientemente sólido: si quieres conseguir algo en Chile, atropella la ley y emplea la fuerza. Entonces te lo darán.
¡Ése es el gran problema! El de que ya no tenemos autoridad. Porque la función primaria y fundamental de un gobierno es ejercerla y hacer cumplir las leyes, y si no es capaz de eso, por más publicidad que haga, por más fotos del presidente jugando tennis, fútbol o vestido de huaso galopando; por más cintas que corte y cifras positivas que se pueda exhibir, el país estará encaminado al desastre.
sábado, 25 de febrero de 2012
¿Cómo Sería Una Salud Totalmente Privada?
Comienzo por contestar la pregunta: mucho mejor y mucho más barata.
La carta más imprtante de la respectiva sección de "El Mercurio" de hoy es del gerente de ISAPRES de Chile AG, Rafael Caviedes Dupra. Se basa en la Ley de Presupuestos y contiene una cuenta muy sencilla: el aporte estatal a la salud pública, deducidos bienes públicos tales como vacunas y otros programas sanitarios, y el pago de cotizaciones a FONASA (el ente de la salud estatal), equivalen al 19,9 por ciento de las remuneraciones de sus afiliados.
¿Qué importancia tiene este dato? Que esa cifra es casi el doble que en el sistema privado, es decir, en las ISAPRES, donde se cotiza el diez por ciento.
Corolario: el Estado les entrega a los chilenos la peor salud al doble de precio que la que las ISAPRES ofrecen a sus afiliados.
Si quiere saber por qué FONASA es peor que las ISAPRES, haga un "test": pregúntele a cualquier trabajador si prefiere estar en el uno o en las otras. O haga otro test: pregúnteles a los parlamentarios de izquierda del Congreso, partidarios de la salud estatal, si ellos cotizan en FONASA o en las ISAPRES. Le garantizo que todos cotizan en las segundas.
La Concertación, en sus primeros gobiernos, y en particular en el de Frei, por razones ideológicas, desarrolló una sistemática persecución contra las ISAPRES, lo que condujo a que muchos trabajadores se vieran obligados a cambiarse a FONASA. Lo que pretendían los políticos de la Concertación era destruir la salud privada, pero ésta, como es eficiente, no sólo no desapareció sino que se fortaleció. Gracias a su eficiencia, las ISAPRES obtuvieron mayores beneficios que antes del éxodo obligado de trabajadores a FONASA.
El Estado ha seguido incrementando su gasto en salud a razón de diez por ciento real anual, hasta llegar ahora a cerca de 4 billones de pesos, sumados aportes presupuestarios y cotizaciones. Si en vez de mantener monstruos buocráticos politizados como los de la salud estatal, ese dinero se les diera directamente a los trabajadores, con libertad de elegir a dónde llevar sus cotizaciones, éstos podrían tener en las ISAPRES mucho mejores planes de salud que los de FONASA con el mismo gasto. O podrían destinar sólo la mitad al plan de la ISAPRE, y todavía tener mejor atención que la actual, y ver aumentados sus sueldos en diez por ciento.
El dato clave es que el Estado gasta casi el doble para dar una peor atención de salud.
Con los recursos de que aquél dispone hoy para ese fin, un candidato de derecha podría decirles a los trabajadores chilenos lo siguiente: "Les ofrezco a todos ustedes tener un plan de salud en una ISAPRE de su elección en lugar de tenerlo en FONASA. Y, al mismo tiempo, les ofrezco aumentarles sus sueldos en diez por ciento".
La plata para cumplir esa promesa está, qué duda cabe: el Presupuesto lo dice. La conveniencia para todos los trabajadores de semejante propuesta sería evidente: todos prefieren una clínica privada a un hospital público; y todos prefieren ganar un diez por ciento más.
¿Por qué esa propuesta de tan claro beneficio para la mayoría podría no hacerse efectiva? Por una sola razón: por la violencia de la izquierda, que se opondría a ella. Chile es un país rehén de la violencia de la izquierda. Y por el sometimiento de la derecha a dicha violencia.
Todos estos son, entonces, sueños, por supuesto, porque no hay un candidato ni un partido en Chile que se atreva a ofrecer mano firme para terminar con la violencia de la izquierda ni a desmantelar la bucrocracia estatal, para permitir que los trabajadores obtengan una mejor atención de salud y un aumento de diez por ciento en sus remuneraciones.
La carta más imprtante de la respectiva sección de "El Mercurio" de hoy es del gerente de ISAPRES de Chile AG, Rafael Caviedes Dupra. Se basa en la Ley de Presupuestos y contiene una cuenta muy sencilla: el aporte estatal a la salud pública, deducidos bienes públicos tales como vacunas y otros programas sanitarios, y el pago de cotizaciones a FONASA (el ente de la salud estatal), equivalen al 19,9 por ciento de las remuneraciones de sus afiliados.
¿Qué importancia tiene este dato? Que esa cifra es casi el doble que en el sistema privado, es decir, en las ISAPRES, donde se cotiza el diez por ciento.
Corolario: el Estado les entrega a los chilenos la peor salud al doble de precio que la que las ISAPRES ofrecen a sus afiliados.
Si quiere saber por qué FONASA es peor que las ISAPRES, haga un "test": pregúntele a cualquier trabajador si prefiere estar en el uno o en las otras. O haga otro test: pregúnteles a los parlamentarios de izquierda del Congreso, partidarios de la salud estatal, si ellos cotizan en FONASA o en las ISAPRES. Le garantizo que todos cotizan en las segundas.
La Concertación, en sus primeros gobiernos, y en particular en el de Frei, por razones ideológicas, desarrolló una sistemática persecución contra las ISAPRES, lo que condujo a que muchos trabajadores se vieran obligados a cambiarse a FONASA. Lo que pretendían los políticos de la Concertación era destruir la salud privada, pero ésta, como es eficiente, no sólo no desapareció sino que se fortaleció. Gracias a su eficiencia, las ISAPRES obtuvieron mayores beneficios que antes del éxodo obligado de trabajadores a FONASA.
El Estado ha seguido incrementando su gasto en salud a razón de diez por ciento real anual, hasta llegar ahora a cerca de 4 billones de pesos, sumados aportes presupuestarios y cotizaciones. Si en vez de mantener monstruos buocráticos politizados como los de la salud estatal, ese dinero se les diera directamente a los trabajadores, con libertad de elegir a dónde llevar sus cotizaciones, éstos podrían tener en las ISAPRES mucho mejores planes de salud que los de FONASA con el mismo gasto. O podrían destinar sólo la mitad al plan de la ISAPRE, y todavía tener mejor atención que la actual, y ver aumentados sus sueldos en diez por ciento.
El dato clave es que el Estado gasta casi el doble para dar una peor atención de salud.
Con los recursos de que aquél dispone hoy para ese fin, un candidato de derecha podría decirles a los trabajadores chilenos lo siguiente: "Les ofrezco a todos ustedes tener un plan de salud en una ISAPRE de su elección en lugar de tenerlo en FONASA. Y, al mismo tiempo, les ofrezco aumentarles sus sueldos en diez por ciento".
La plata para cumplir esa promesa está, qué duda cabe: el Presupuesto lo dice. La conveniencia para todos los trabajadores de semejante propuesta sería evidente: todos prefieren una clínica privada a un hospital público; y todos prefieren ganar un diez por ciento más.
¿Por qué esa propuesta de tan claro beneficio para la mayoría podría no hacerse efectiva? Por una sola razón: por la violencia de la izquierda, que se opondría a ella. Chile es un país rehén de la violencia de la izquierda. Y por el sometimiento de la derecha a dicha violencia.
Todos estos son, entonces, sueños, por supuesto, porque no hay un candidato ni un partido en Chile que se atreva a ofrecer mano firme para terminar con la violencia de la izquierda ni a desmantelar la bucrocracia estatal, para permitir que los trabajadores obtengan una mejor atención de salud y un aumento de diez por ciento en sus remuneraciones.
viernes, 24 de febrero de 2012
"Second Best"
Hace cuarenta años, cuando el mundo desarrollado andaba bien y los incorregibles éramos los subdesarrollados (que ahora nos llamamos "emergentes"), los economistas discurrieron que para países poco serios y que no teníamos remedio había que conformarse con lo que llamaron un "second best", literalmente un "segundo mejor", pero de real significado "traten de arar con los bueyes que tienen".
Porque Suiza o Alemania podían tener cero inflación y presupuestos equilibrados. Eran "first best". Pero Argentina o Chile jamás iban a poder aspirar a algo así. Entonces la receta para ellos era que tuvieran inflación, ya, pero no muy alta; y tuvieran déficit, sí, pero manejable. Porque a gente como ésa no podía exigírsele que se comportara bien y disciplinadamente, sino apenas que no se portara muy mal y que fuera sólo moderadamente poco seria e indisciplinada.
Bueno, ahora el caso se da con este gobierno, que claramente no es capaz de ser "first best", pues ni siquiera puede hacer cumplir las leyes, que es la misión primaria y fundamental de un gobierno. ¿Qué le podemos pedir, entonces? Un "second best": que, por lo menos, no premie a los que violan las leyes; que no estimule la ilegalidad y la anarquía. Pues eso es lo que ha estado haciendo y lo que nos puede llevar al caos.
Y en Aysén parece que se puede estar logrando un "second best", pues el gobierno se ha retractado de su primer anuncio, hecho por el propio Presidente, de que les iba a rebajar los combustibles como premio por haberse tomado las calles, los puentes, los puertos y aeropuertos y haber privado de su libertad de movimiento y trabajo a la población, además de haber interrumpido servicios esenciales. Ahora el gobierno ha anunciado que no les va a dar un premio por eso ni va a mandar a los ministros a negociar para darles lo que piden. Simplemente, no va a hacer nada.
¡Excelente "segundo mejor"! Si no respetan las leyes, y ya que el gobierno no es capaz de hacerlas cumplir, por lo menos que no se estimule esa conducta.
Hace algunas décadas estuvo en boga una clasificación de las personas en cuatro categorías: los Capaces Activos, los Capaces Flojos, los Incapaces Activos y los Incapaces Flojos. A los primeros los querían todos; a los segundos los soportaban, porque si bien hacían pocas cosas, las hacían bien; en cuanto a los Incapaces, si no había más donde elegir, debía preferirse siempre a los Flojos, porque los Incapaces Activos podían destruir la empresa o la entidad que los contratara. En cambio los Incapaces Flojos causaban poco daño porque hacían pocas cosas.
Bueno, entonces, si el gobierno no es Capaz, pues no puede hacer cumplir la ley ¿qué es preferible, que sea Incapaz Activo o Incapaz Flojo? Lo segundo, por supuesto. Que haga lo menos posible. O, mejor aún, nada. Pero, por lo menos, que no premie el daño.
Y ahora ha acordado, entonces, lo óptimo, dadas las circunstancias: que los alzados se tomen todo lo que quieran. No aplica la Ley de Seguridad Interior, ningún vándalo es procesado, todos libres. Ningún alcalde ni parlamentario declaradamente sedicioso es sometido a proceso para separarlo de su cargo, como debería ser. Pero, por lo menos, no se estimula ni se retribuye la ilegalidad flagrante. No va a la zona ningún ministro. Que los alzados contra la autoridad hablen con la intendenta. Ahí se verá.
No es una mala estrategia, dados "los bueyes que tenemos". Pues, al fin y al cabo, los más perjudicados con la revuelta de Aysén son los ayseninos, que se están quedando sin sus principales fuentes de ingresos. De ser la región que más creció en el país el año pasado y con un alto aumento en el nivel de remuneraciones, seguramente pasará a ser de las de menor crecimiento de la producción e ingresos, a la altura de la revolucionada Araucanía, donde tampoco impera la legalidad. Pero ellos se lo están provocando a sí mismos. Por lo menos, la transgresión va a recibir algún castigo, lo cual es, primero, una lección para ellos mismos; y, segundo, como precedente y ejemplo para los demás, es preferible a que sea premiada.
No será un desenlace perfecto, pero sí un "second best", dado el gobierno que tenemos y el país que somos.
Porque Suiza o Alemania podían tener cero inflación y presupuestos equilibrados. Eran "first best". Pero Argentina o Chile jamás iban a poder aspirar a algo así. Entonces la receta para ellos era que tuvieran inflación, ya, pero no muy alta; y tuvieran déficit, sí, pero manejable. Porque a gente como ésa no podía exigírsele que se comportara bien y disciplinadamente, sino apenas que no se portara muy mal y que fuera sólo moderadamente poco seria e indisciplinada.
Bueno, ahora el caso se da con este gobierno, que claramente no es capaz de ser "first best", pues ni siquiera puede hacer cumplir las leyes, que es la misión primaria y fundamental de un gobierno. ¿Qué le podemos pedir, entonces? Un "second best": que, por lo menos, no premie a los que violan las leyes; que no estimule la ilegalidad y la anarquía. Pues eso es lo que ha estado haciendo y lo que nos puede llevar al caos.
Y en Aysén parece que se puede estar logrando un "second best", pues el gobierno se ha retractado de su primer anuncio, hecho por el propio Presidente, de que les iba a rebajar los combustibles como premio por haberse tomado las calles, los puentes, los puertos y aeropuertos y haber privado de su libertad de movimiento y trabajo a la población, además de haber interrumpido servicios esenciales. Ahora el gobierno ha anunciado que no les va a dar un premio por eso ni va a mandar a los ministros a negociar para darles lo que piden. Simplemente, no va a hacer nada.
¡Excelente "segundo mejor"! Si no respetan las leyes, y ya que el gobierno no es capaz de hacerlas cumplir, por lo menos que no se estimule esa conducta.
Hace algunas décadas estuvo en boga una clasificación de las personas en cuatro categorías: los Capaces Activos, los Capaces Flojos, los Incapaces Activos y los Incapaces Flojos. A los primeros los querían todos; a los segundos los soportaban, porque si bien hacían pocas cosas, las hacían bien; en cuanto a los Incapaces, si no había más donde elegir, debía preferirse siempre a los Flojos, porque los Incapaces Activos podían destruir la empresa o la entidad que los contratara. En cambio los Incapaces Flojos causaban poco daño porque hacían pocas cosas.
Bueno, entonces, si el gobierno no es Capaz, pues no puede hacer cumplir la ley ¿qué es preferible, que sea Incapaz Activo o Incapaz Flojo? Lo segundo, por supuesto. Que haga lo menos posible. O, mejor aún, nada. Pero, por lo menos, que no premie el daño.
Y ahora ha acordado, entonces, lo óptimo, dadas las circunstancias: que los alzados se tomen todo lo que quieran. No aplica la Ley de Seguridad Interior, ningún vándalo es procesado, todos libres. Ningún alcalde ni parlamentario declaradamente sedicioso es sometido a proceso para separarlo de su cargo, como debería ser. Pero, por lo menos, no se estimula ni se retribuye la ilegalidad flagrante. No va a la zona ningún ministro. Que los alzados contra la autoridad hablen con la intendenta. Ahí se verá.
No es una mala estrategia, dados "los bueyes que tenemos". Pues, al fin y al cabo, los más perjudicados con la revuelta de Aysén son los ayseninos, que se están quedando sin sus principales fuentes de ingresos. De ser la región que más creció en el país el año pasado y con un alto aumento en el nivel de remuneraciones, seguramente pasará a ser de las de menor crecimiento de la producción e ingresos, a la altura de la revolucionada Araucanía, donde tampoco impera la legalidad. Pero ellos se lo están provocando a sí mismos. Por lo menos, la transgresión va a recibir algún castigo, lo cual es, primero, una lección para ellos mismos; y, segundo, como precedente y ejemplo para los demás, es preferible a que sea premiada.
No será un desenlace perfecto, pero sí un "second best", dado el gobierno que tenemos y el país que somos.
miércoles, 22 de febrero de 2012
¿Y Dónde Terminará Esto?
Es lo que nos preguntábamos el año pasado cuando el Partido Comunista inició la revolución violenta valiéndose de los estudiantes y de los padres de familia que (como todos los padres de familia) preferían no pagar la educación a pagarla.
Nos preguntábamos a dónde iba a terminar eso porque el precedente sentado era claro: yo amenazo al Gobierno con la fuerza, y el Gobierno me da plata. Entonces, "las están dando". De ahí a que todos comiencen a usar la fuerza para amenazar al Gobierno había un paso.
Bueno, ahora se está dando el paso, pero con agravantes. Porque en Aysén se ha usado otra vez la fuerza y al Gobierno le han dicho, una vez más, "la bolsa o la vida". Y el Presidente ha respondido lo obvio (en un Presidente como él): "La bolsa". Y lo ha hecho por tres razones (como le gusta a él):
Primera, porque la bolsa no es suya, sino "de todos los chilenos". "¿Qué me demoro en bajarles los combustibles a los ayseninos?". Objeción: no se ha dado cuenta de que ésta es una revolución, que comenzó el año apasado y continúa ahora. ¿Cree por acaso que los encapuchados se van a dar por satisfechos con una rebaja de los combustibles? ¡No! También piden una universidad, más hospitales, camino terrestre propio y una larga lista de cosas.
Segunda razón, que él no sabe ejercer la autoridad. Es decir, no cumple con el primer requisito para gobernar.
Dije que no votaría por Piñera porque carecía de atributos para gobernar. Bueno, su carencia más esencial es que no sabe ejercer la autoridad.
La autoridad consiste en que, cuando te toman un puente, primero que nada se desocupa el puente; segundo, se detiene a los que se lo tomaron y se les procesa de acuerdo a la Ley de Seguridad Interior. Pero este gobierno no se atreve a enfrentar la fuerza con la fuerza, no se atreve a aplicar la Ley de Seguridad Interior. Entonces, como no tiene autoridad ni se atreve a usar la fuerza, abre la billetera. Y ése es el comienzo del fin.
Tercera razón: porque éste es un gobierno "encuestocrático". Si aplicas la fuerza y hay víctimas, se dice, "¡ay de mí en las encuestas! Si ya estoy mal, todavía puedo estar peor."
Claro, tiene razón, porque éste es un país descontentadizo, malagradecido, oportunista y difícil. La opinión pública es voluble e impredecible. Basta que los comunistas griten unas consignas (que los medios, incluso de derecha, son los primeros en destacar) para que las encuestas se inclinen a favor de las consignas. Apuesto doble contra sencillo que la opinión pública apoya el alzamiento de Aysén.
Pero si hasta el obispo, monseñor Infanti, lo apoya. Y Ezzati, lamento decirlo (desde que lo nombraron advertí que lo tendría estrechamente vigilado) esta vez no ha pasado la prueba. Ha apoyado a Infanti. E Infanti se ha jugado por las tomas, lo que equivale a cohonestar el uso de la fuerza. Imperdonable en un prelado de la Iglesia de Cristo, la quintaesencia de lo contrario a la fuerza.
Pero yo les digo una cosa: esto no termina aquí. He leído un artículo de Juan Carrasco, alcalde de Quilicura, en "El Mostrador". ¡Amenaza al Presidente! Le dice que si no le construyen ahora una salida nueva a su comuna, por Avenida Marcoleta, siendo su comuna la que tiene el parque industrial más grande del país, se van a levantar barricadas que cerrarán las autopistas Vespucio Norte, Central, General San Martín y del Aconcagua. Juan Carrasco va a paralizar la producción industrial chilena.
¡Ya le "tomó el pulso a Piñera". Lo amenaza a él y al país! Ése es un delito sancionado por la Ley de Seguridad Interior. ¿Alguien cree que el ministerio del Interior, la mayoría de cuyos abogados se dedica a perseguir ilegalmente a uniformados (r) ante tribunales que les desconocen sus derechos, se va a querellar contra el llamado sedicioso de Juan Carrasco?
¿Cuál debería ser el "orden natural" de las cosas? Primero, se terminan todas las medidas de fuerza y se restablecen la normalidad, la libre circulación de las personas y la libertad de trabajo en Aysén. Porque, señores, yo no converso con la pistola al pecho. Aquí, dicen, hay democracia y estado de derecho. Es decir, las cosas se hacen por el conducto legal surgido de la democracia representativa y el uso de la fuerza constituye delito y debe ser castigado.
Antes de que comencemos siquiera a conversar de lo que ustedes, señores de Aysén, les interesa, exijo completo y total restablecimiento de la normalidad, el respeto a la ley y a la libertad. Y si hubo ya acciones violentas e ilegales, se castigan y no habrá perdones ni indultos. Si estamos de acuerdo en todo esto, podemos recién sentarnos a conversar. Si no, no hay "mesa de diálogo" y vamos a ver quién tiene más fuerza.
¿Alguien cree que Sebastián Piñera es capaz de hablar así? Yo no.
Por eso termino con la misma pregunta con que comencé: ¿dónde terminará esto?
Nos preguntábamos a dónde iba a terminar eso porque el precedente sentado era claro: yo amenazo al Gobierno con la fuerza, y el Gobierno me da plata. Entonces, "las están dando". De ahí a que todos comiencen a usar la fuerza para amenazar al Gobierno había un paso.
Bueno, ahora se está dando el paso, pero con agravantes. Porque en Aysén se ha usado otra vez la fuerza y al Gobierno le han dicho, una vez más, "la bolsa o la vida". Y el Presidente ha respondido lo obvio (en un Presidente como él): "La bolsa". Y lo ha hecho por tres razones (como le gusta a él):
Primera, porque la bolsa no es suya, sino "de todos los chilenos". "¿Qué me demoro en bajarles los combustibles a los ayseninos?". Objeción: no se ha dado cuenta de que ésta es una revolución, que comenzó el año apasado y continúa ahora. ¿Cree por acaso que los encapuchados se van a dar por satisfechos con una rebaja de los combustibles? ¡No! También piden una universidad, más hospitales, camino terrestre propio y una larga lista de cosas.
Segunda razón, que él no sabe ejercer la autoridad. Es decir, no cumple con el primer requisito para gobernar.
Dije que no votaría por Piñera porque carecía de atributos para gobernar. Bueno, su carencia más esencial es que no sabe ejercer la autoridad.
La autoridad consiste en que, cuando te toman un puente, primero que nada se desocupa el puente; segundo, se detiene a los que se lo tomaron y se les procesa de acuerdo a la Ley de Seguridad Interior. Pero este gobierno no se atreve a enfrentar la fuerza con la fuerza, no se atreve a aplicar la Ley de Seguridad Interior. Entonces, como no tiene autoridad ni se atreve a usar la fuerza, abre la billetera. Y ése es el comienzo del fin.
Tercera razón: porque éste es un gobierno "encuestocrático". Si aplicas la fuerza y hay víctimas, se dice, "¡ay de mí en las encuestas! Si ya estoy mal, todavía puedo estar peor."
Claro, tiene razón, porque éste es un país descontentadizo, malagradecido, oportunista y difícil. La opinión pública es voluble e impredecible. Basta que los comunistas griten unas consignas (que los medios, incluso de derecha, son los primeros en destacar) para que las encuestas se inclinen a favor de las consignas. Apuesto doble contra sencillo que la opinión pública apoya el alzamiento de Aysén.
Pero si hasta el obispo, monseñor Infanti, lo apoya. Y Ezzati, lamento decirlo (desde que lo nombraron advertí que lo tendría estrechamente vigilado) esta vez no ha pasado la prueba. Ha apoyado a Infanti. E Infanti se ha jugado por las tomas, lo que equivale a cohonestar el uso de la fuerza. Imperdonable en un prelado de la Iglesia de Cristo, la quintaesencia de lo contrario a la fuerza.
Pero yo les digo una cosa: esto no termina aquí. He leído un artículo de Juan Carrasco, alcalde de Quilicura, en "El Mostrador". ¡Amenaza al Presidente! Le dice que si no le construyen ahora una salida nueva a su comuna, por Avenida Marcoleta, siendo su comuna la que tiene el parque industrial más grande del país, se van a levantar barricadas que cerrarán las autopistas Vespucio Norte, Central, General San Martín y del Aconcagua. Juan Carrasco va a paralizar la producción industrial chilena.
¡Ya le "tomó el pulso a Piñera". Lo amenaza a él y al país! Ése es un delito sancionado por la Ley de Seguridad Interior. ¿Alguien cree que el ministerio del Interior, la mayoría de cuyos abogados se dedica a perseguir ilegalmente a uniformados (r) ante tribunales que les desconocen sus derechos, se va a querellar contra el llamado sedicioso de Juan Carrasco?
¿Cuál debería ser el "orden natural" de las cosas? Primero, se terminan todas las medidas de fuerza y se restablecen la normalidad, la libre circulación de las personas y la libertad de trabajo en Aysén. Porque, señores, yo no converso con la pistola al pecho. Aquí, dicen, hay democracia y estado de derecho. Es decir, las cosas se hacen por el conducto legal surgido de la democracia representativa y el uso de la fuerza constituye delito y debe ser castigado.
Antes de que comencemos siquiera a conversar de lo que ustedes, señores de Aysén, les interesa, exijo completo y total restablecimiento de la normalidad, el respeto a la ley y a la libertad. Y si hubo ya acciones violentas e ilegales, se castigan y no habrá perdones ni indultos. Si estamos de acuerdo en todo esto, podemos recién sentarnos a conversar. Si no, no hay "mesa de diálogo" y vamos a ver quién tiene más fuerza.
¿Alguien cree que Sebastián Piñera es capaz de hablar así? Yo no.
Por eso termino con la misma pregunta con que comencé: ¿dónde terminará esto?
martes, 21 de febrero de 2012
Un Escándalo Nacional de Nuestro Tiempo
Ayer prometí referirme a otro caso de prevaricación flagrante e impune, el que afecta al coronel (r) de Carabineros Juan Abello, responsable de una comisaría en Coelemu en 1973, por la cual pasaron dos personas a las cuales se les perdió el rastro. En 1976 se presentó una querella por el caso, que se seguía tramitando hasta hace poco en el Tercer Juzgado del Crimen de Concepción. Hasta que un auto acordado de la Corte Suprema ordenó sustraer esa causa de dicho tribunal, que era y es el competente para conocer de ella, y se lo asignó a un ministro sumariante de izquierda de la Corte de Apelaciones de Santiago, encargado de las llamadas "causas de derechos humanos". Es que los jueces del crimen ordinarios aplican las leyes en esas causas, y en el Chile actual se trata de impedir eso, por supuesto.
Como la ley dice que, radicado un asunto ante un tribunal, no se alterará su competencia por causa sobreviniente, y como un auto acordado no puede modificar la ley, el abogado del coronel (r) Abello, Juan Eduardo Iturriaga Osses, dedujo la correspondiente cuestión de competencia, y le pidió al ministro de izquierda que se declarara inhabilitado (declinatoria de jurisdicción). Pero éste, como era de esperarse, pues el "common knowledge" chileno indica que esos jueces están para mandar presos a ex uniformados y no para andarse con sutilezas jurídicas, despachó rápidamente el asunto con un "no ha lugar".
Entonces el abogado recurrió al tribunal competente, el de Concepción, para que rescatara su propia competencia mediante una inhibitoria de jurisdicción, pero ahí el asunto tuvo una "solución propiamente chilena": se perdió el expediente y, por tanto, no hubo más que hacer.
Entonces el abogado, manteniendo una heroica persistencia en creer que en Chile, para a los uniformados (r), rige un estado de derecho, recurrió al Tribunal Constitucional. Pues éste tiene competencia para declarar la inaplicabilidad de autos acordados inconstitucionales de la Corte Suprema.
Pero ¡elemental, querido abogado Iturriaga!: estamos en Chile, donde todos deben ser "políticamente correctos", comenzando por los uniformados en servicio activo, a estas altura "más papistas que el Papa", pues sus mandos hasta suelen "fulminar" a sus camaradas caídos tras las líneas enemigas (caso del brigadier (r) Willecke, pese a ser probadamente inocente en el caso Prats) y terminando por el Tribunal Constitucional, que está lejos de ser un conjunto de juristas-héroes dispuestos a inmolarse en aras del derecho. Entonces ¿cómo hizo el Tribunal Constitucional para quitarle el .... a la jeringa? Dijo algo muy sencillo: que el auto de la Corte Suprema, modificando la competencia de un juez del crimen y mandando un proceso a un ministro sumariante, ¡no era un auto acordado! Y por lo tanto no tenía competencia para pronunciarse. Traduzco: "que esa papa caliente se vaya a otra parte".
Sólo en Chile un "auto" que "acuerda" algo no es un "auto acordado". ¡Lo que hace la necesidad de ser políticamente correctos! O el miedo a que los "funen", les digan "fascistas" y les pongan una bomba, como una vez se la pusieron al edificio donde vivían los ministros de la Corte Suprema, en la época en que respetaban las leyes y aplicaban las de amnistía y prescripción, entre otras.
Bueno, el abogado Iturriaga ha tenido la bondad de enviarme copia íntegra de las piezas fundamentales del proceso contra su cliente, el coronel (r) Abello, y yo tengo que decir que su lectura me ha emocionado. Tanto, que soy de la opinión de que ese material debería ser publicado en un libro, pues estoy cierto de que serviría de texto de estudio en las escuelas de derecho chilenas del futuro, cuando el estado de derecho haya sido restablecido (si es que alguna vez lo es, cosa que dudo que mis ojos alcancen a ver) y como prueba de hasta qué punto se desconoció la legalidad a fines del siglo XX y comienzos del XXI.
La defensa del coronel (r) no sólo demuestra algo relativamente fácil (aunque el Tribunal Constitucional lo niegue) como que un "auto" que "acuerda" algo es un "auto acordado". También dicho abogado presenta en su defensa el más profundo y completo análisis de por qué los tratados internacionales no pueden prevalecer sobre la legislaión chilena relativa a amnistía y prescripción y derogarla. Ese análisis es de lo más completo que he leído al efecto y seguramente le ha demandado un largo estudio y un arduo trabajo de redacción. ¿Y saben ustedes con qué resolución acoge la Corte ese magno esfuerzo jurídico? Con tres palabras: "Vistos: Se confirma" (la resolución apelada).
Un profesional se desgañita argumentando y acreditando, analiza los tratados, desde los convenios de Ginebra en adelante, prueba fehacientemente que no derogan las normas chilenas vigentes, en páginas y páginas de estudio, esfuerzo y raciocinio, y la Corte pesca todo ese trabajo y lo tira a la basura con un fallo de tres palabras.
Con razón el difunto Álvaro Bardón decía que los abogados deberían ir ante el frontis de los Tribunales y romper sus carnets del Colegio de la Orden.
Un escándalo de nuestro tiempo es el de que la razón y el derecho no valgan nada; que quienes los desconocen permanezcan impunes y puedan reincidir una y otra vez; y que, en cambio, todo haya que conseguirlo por la fuerza. Ésta ha pasado a ser, en Chile, la única razón.
Como la ley dice que, radicado un asunto ante un tribunal, no se alterará su competencia por causa sobreviniente, y como un auto acordado no puede modificar la ley, el abogado del coronel (r) Abello, Juan Eduardo Iturriaga Osses, dedujo la correspondiente cuestión de competencia, y le pidió al ministro de izquierda que se declarara inhabilitado (declinatoria de jurisdicción). Pero éste, como era de esperarse, pues el "common knowledge" chileno indica que esos jueces están para mandar presos a ex uniformados y no para andarse con sutilezas jurídicas, despachó rápidamente el asunto con un "no ha lugar".
Entonces el abogado recurrió al tribunal competente, el de Concepción, para que rescatara su propia competencia mediante una inhibitoria de jurisdicción, pero ahí el asunto tuvo una "solución propiamente chilena": se perdió el expediente y, por tanto, no hubo más que hacer.
Entonces el abogado, manteniendo una heroica persistencia en creer que en Chile, para a los uniformados (r), rige un estado de derecho, recurrió al Tribunal Constitucional. Pues éste tiene competencia para declarar la inaplicabilidad de autos acordados inconstitucionales de la Corte Suprema.
Pero ¡elemental, querido abogado Iturriaga!: estamos en Chile, donde todos deben ser "políticamente correctos", comenzando por los uniformados en servicio activo, a estas altura "más papistas que el Papa", pues sus mandos hasta suelen "fulminar" a sus camaradas caídos tras las líneas enemigas (caso del brigadier (r) Willecke, pese a ser probadamente inocente en el caso Prats) y terminando por el Tribunal Constitucional, que está lejos de ser un conjunto de juristas-héroes dispuestos a inmolarse en aras del derecho. Entonces ¿cómo hizo el Tribunal Constitucional para quitarle el .... a la jeringa? Dijo algo muy sencillo: que el auto de la Corte Suprema, modificando la competencia de un juez del crimen y mandando un proceso a un ministro sumariante, ¡no era un auto acordado! Y por lo tanto no tenía competencia para pronunciarse. Traduzco: "que esa papa caliente se vaya a otra parte".
Sólo en Chile un "auto" que "acuerda" algo no es un "auto acordado". ¡Lo que hace la necesidad de ser políticamente correctos! O el miedo a que los "funen", les digan "fascistas" y les pongan una bomba, como una vez se la pusieron al edificio donde vivían los ministros de la Corte Suprema, en la época en que respetaban las leyes y aplicaban las de amnistía y prescripción, entre otras.
Bueno, el abogado Iturriaga ha tenido la bondad de enviarme copia íntegra de las piezas fundamentales del proceso contra su cliente, el coronel (r) Abello, y yo tengo que decir que su lectura me ha emocionado. Tanto, que soy de la opinión de que ese material debería ser publicado en un libro, pues estoy cierto de que serviría de texto de estudio en las escuelas de derecho chilenas del futuro, cuando el estado de derecho haya sido restablecido (si es que alguna vez lo es, cosa que dudo que mis ojos alcancen a ver) y como prueba de hasta qué punto se desconoció la legalidad a fines del siglo XX y comienzos del XXI.
La defensa del coronel (r) no sólo demuestra algo relativamente fácil (aunque el Tribunal Constitucional lo niegue) como que un "auto" que "acuerda" algo es un "auto acordado". También dicho abogado presenta en su defensa el más profundo y completo análisis de por qué los tratados internacionales no pueden prevalecer sobre la legislaión chilena relativa a amnistía y prescripción y derogarla. Ese análisis es de lo más completo que he leído al efecto y seguramente le ha demandado un largo estudio y un arduo trabajo de redacción. ¿Y saben ustedes con qué resolución acoge la Corte ese magno esfuerzo jurídico? Con tres palabras: "Vistos: Se confirma" (la resolución apelada).
Un profesional se desgañita argumentando y acreditando, analiza los tratados, desde los convenios de Ginebra en adelante, prueba fehacientemente que no derogan las normas chilenas vigentes, en páginas y páginas de estudio, esfuerzo y raciocinio, y la Corte pesca todo ese trabajo y lo tira a la basura con un fallo de tres palabras.
Con razón el difunto Álvaro Bardón decía que los abogados deberían ir ante el frontis de los Tribunales y romper sus carnets del Colegio de la Orden.
Un escándalo de nuestro tiempo es el de que la razón y el derecho no valgan nada; que quienes los desconocen permanezcan impunes y puedan reincidir una y otra vez; y que, en cambio, todo haya que conseguirlo por la fuerza. Ésta ha pasado a ser, en Chile, la única razón.
lunes, 20 de febrero de 2012
El Difícil Oficio de Bloguero
A veces es muy difícil para mí escribir. Ayer no lo hice porque el tema elegido era demasiado arduo. Hoy resolví abordarlo, pero hasta ahora me ha resultado imposible. A la dificultad del tema se añade la que presenta mi "banda ancha móvil" --en el lugar donde estoy es la única disponible-- pues en realidad es angosta y bastante inmóvil. Fuera de Santiago, como estoy, y salvo que escriba muy temprano en la mañana o muy tarde en la noche, y en un lugar alto, se desconecta frecuentemente, se demora en reconectar o se niega en absoluto a hacerlo y, finalmente, pierde lo escrito. Y yo la contraté justamente para cuando estuviera fuera de Santiago.
Ya lo peor me sucedió hoy pasadas las trece horas. Había hecho un honorable esfuerzo con el tema arduo. Lo tenía casi listo, cuando fui convocado a almorzar, y la banda angosta e inmóvil se negaba a archivar lo escrito. Finalmente, después de larga espera, entre quedarme sin almuerzo y sin escribir, opté por lo segundo. Todo perdido. Siendo que pago la cuenta puntualmente. Y para qué les cuento el recargo en verano, cuando estoy mucho fuera. Pero cuando necesito el servicio, como hoy al almuerzo, no me lo dan. Además, sospecho que me siguen cobrando, porque figuro "conectado" (es decir, el taxi corre), pero no puedo archivar.
Ahora, a cerca de las cinco, reemprendo la tarea. ¿Me entienden ustedes? Y el tema, como señalé, es difícil. Y hasta aquí no he escrito nada acerca de él, sino que me he limitado a quejarme. Es que en la vida siempre es muy necesario tener a alguien a quien echarle la culpa.
Bueno, el tema me lo han planteado dos correos electrónicos extensos que he recibido. Uno del brigadier (r) Miguel Krassnoff, prisionero político por haber servido a Chile; y otro del abogado Juan Iturriaga, defensor del coronel (r) de Carabineros Juan Abello.
Estoy archivando lo anterior para que mi banda angosta no se lo "coma". Han pasado varios minutos y parece que se archivó. Prosigo.
El brigadier (r) Krassnoff me escribe para decirme que, punto por punto, es totalmente efectivo que en su careo judicial con el ex mirista Zott, a comienzos de los '90, éste reconoció que el entonces teniente trataba bien a sus interrogados, cuando tenía la misión de obtener información de los miristas detenidos. Y que era totalmente efectivo que dicho ex mirista, en el careo, había dicho estar estudiando el caso de la familia Krassnoff, en Rusia, para un programa de la BBC de Londres, cosa que Zott ahora niega.
Zott, como se recordará, pues dejé constancia de ello en este blog, me acusó de "faltar a la ética periodística" ante el Colegio de la orden, a raíz de mi comentario sobre la biografía de Krassnoff en que daba cuenta de lo anterior. Un fiscal del Colegio me convocó a las 14 horas de un día de 34° de calor en el quinto piso de un edificio sin ascensor (bueno, había ascensor, pero en él cabían tres y había una cola de diez) y sin convidarme a almorzar, aunque reconozco que me ofreció un vaso de agua.
Bueno, ahora el brigadier (r) confirma la veracidad de mi versión del careo con Zott, que, por lo demás, yo extraje del libro autobiográfico del primero, que esta semana, en su quinta edición, apareció entre los diez más vendidos en Santiago.
He comprobado que, hasta aquí, ya se ha guardado todo lo escrito. Es decir, esta vez no he perdido el tiempo, aunque no puedo garantizar que ustedes tampoco.
En todo caso ¿a quién creerle, a un brigadier (r) del Ejército o a un ex mirista? En la Escuela Militar enseñan a decir la verdad; en el MIR, a ocultarla o disfrazarla sistemáticamente, como lo predicaba Lenin. En sus escritos, magistralmente investigados por Paul Johnson en su "Modern Times", instruía expresamente a los revolucionarios para mentir, cuando ello beneficiara a la revolución.
Pero el brigadier (r), al final de su carta, (de la cual me autoriza para hacer el uso que yo estime conveniente, y que incluiría completa en este blog si supiera cómo hacerlo, cosa que alguna vez supe, pero se me olvidó y con banda angosta inmóvil supongo que será casi imposible,) me dice algo notable: que está hoy mismo volviendo a ser procesado por la desaparición del mirista Chanfreau, causa en la cual, precisamente, tuvo el careo con el ex mirista Zott a comienzos de los '90, y, léase bien: EN LA CUAL FUE ABSUELTO EN PRIMERA Y SEGUNDA INSTANCIA Y TAMBIÉN POR LA CORTE SUPREMA. ¿La cosa juzgada? Bien, gracias. ¡Oh, los jueces chilenos de izquierda!
¿Y cómo podía ser que en 1990 y tantos estuviera siendo procesado por hechos de 1976?
Afortunadamente, el material se ha vuelto a guardar.
Y aquí termino, por hoy, remitiéndome a un artículo del abogado penalista y decano de derecho de la Universidad del Desarrollo, Pablo Rodríguez Grez, que días atrás en la página A-2 de "El Mercurio" hacía ver que en Chile había jueces que sentenciaban contra lo que ordenan las leyes, caso del brigadier (r), y que la Corte Suprema permanecía indiferente ante ello, cuando no, a traves de su sala penal, lo cohonestaba.
Bueno, el otro caso que quería tratar es el de los documentos de la defensa del coronel (r) de carabineros Juan Abello, que evidentemente ya no alcanzo a comentar hoy, pero sí procuraré abordar mañana, si es que la banda "angosta e inmóvil" me lo permite.
Escrito lo cual paso a corregir y archivar, aunque ello me prive del té, lo que va escrito hasta ahora. Espero les llegue.
Ya lo peor me sucedió hoy pasadas las trece horas. Había hecho un honorable esfuerzo con el tema arduo. Lo tenía casi listo, cuando fui convocado a almorzar, y la banda angosta e inmóvil se negaba a archivar lo escrito. Finalmente, después de larga espera, entre quedarme sin almuerzo y sin escribir, opté por lo segundo. Todo perdido. Siendo que pago la cuenta puntualmente. Y para qué les cuento el recargo en verano, cuando estoy mucho fuera. Pero cuando necesito el servicio, como hoy al almuerzo, no me lo dan. Además, sospecho que me siguen cobrando, porque figuro "conectado" (es decir, el taxi corre), pero no puedo archivar.
Ahora, a cerca de las cinco, reemprendo la tarea. ¿Me entienden ustedes? Y el tema, como señalé, es difícil. Y hasta aquí no he escrito nada acerca de él, sino que me he limitado a quejarme. Es que en la vida siempre es muy necesario tener a alguien a quien echarle la culpa.
Bueno, el tema me lo han planteado dos correos electrónicos extensos que he recibido. Uno del brigadier (r) Miguel Krassnoff, prisionero político por haber servido a Chile; y otro del abogado Juan Iturriaga, defensor del coronel (r) de Carabineros Juan Abello.
Estoy archivando lo anterior para que mi banda angosta no se lo "coma". Han pasado varios minutos y parece que se archivó. Prosigo.
El brigadier (r) Krassnoff me escribe para decirme que, punto por punto, es totalmente efectivo que en su careo judicial con el ex mirista Zott, a comienzos de los '90, éste reconoció que el entonces teniente trataba bien a sus interrogados, cuando tenía la misión de obtener información de los miristas detenidos. Y que era totalmente efectivo que dicho ex mirista, en el careo, había dicho estar estudiando el caso de la familia Krassnoff, en Rusia, para un programa de la BBC de Londres, cosa que Zott ahora niega.
Zott, como se recordará, pues dejé constancia de ello en este blog, me acusó de "faltar a la ética periodística" ante el Colegio de la orden, a raíz de mi comentario sobre la biografía de Krassnoff en que daba cuenta de lo anterior. Un fiscal del Colegio me convocó a las 14 horas de un día de 34° de calor en el quinto piso de un edificio sin ascensor (bueno, había ascensor, pero en él cabían tres y había una cola de diez) y sin convidarme a almorzar, aunque reconozco que me ofreció un vaso de agua.
Bueno, ahora el brigadier (r) confirma la veracidad de mi versión del careo con Zott, que, por lo demás, yo extraje del libro autobiográfico del primero, que esta semana, en su quinta edición, apareció entre los diez más vendidos en Santiago.
He comprobado que, hasta aquí, ya se ha guardado todo lo escrito. Es decir, esta vez no he perdido el tiempo, aunque no puedo garantizar que ustedes tampoco.
En todo caso ¿a quién creerle, a un brigadier (r) del Ejército o a un ex mirista? En la Escuela Militar enseñan a decir la verdad; en el MIR, a ocultarla o disfrazarla sistemáticamente, como lo predicaba Lenin. En sus escritos, magistralmente investigados por Paul Johnson en su "Modern Times", instruía expresamente a los revolucionarios para mentir, cuando ello beneficiara a la revolución.
Pero el brigadier (r), al final de su carta, (de la cual me autoriza para hacer el uso que yo estime conveniente, y que incluiría completa en este blog si supiera cómo hacerlo, cosa que alguna vez supe, pero se me olvidó y con banda angosta inmóvil supongo que será casi imposible,) me dice algo notable: que está hoy mismo volviendo a ser procesado por la desaparición del mirista Chanfreau, causa en la cual, precisamente, tuvo el careo con el ex mirista Zott a comienzos de los '90, y, léase bien: EN LA CUAL FUE ABSUELTO EN PRIMERA Y SEGUNDA INSTANCIA Y TAMBIÉN POR LA CORTE SUPREMA. ¿La cosa juzgada? Bien, gracias. ¡Oh, los jueces chilenos de izquierda!
¿Y cómo podía ser que en 1990 y tantos estuviera siendo procesado por hechos de 1976?
Afortunadamente, el material se ha vuelto a guardar.
Y aquí termino, por hoy, remitiéndome a un artículo del abogado penalista y decano de derecho de la Universidad del Desarrollo, Pablo Rodríguez Grez, que días atrás en la página A-2 de "El Mercurio" hacía ver que en Chile había jueces que sentenciaban contra lo que ordenan las leyes, caso del brigadier (r), y que la Corte Suprema permanecía indiferente ante ello, cuando no, a traves de su sala penal, lo cohonestaba.
Bueno, el otro caso que quería tratar es el de los documentos de la defensa del coronel (r) de carabineros Juan Abello, que evidentemente ya no alcanzo a comentar hoy, pero sí procuraré abordar mañana, si es que la banda "angosta e inmóvil" me lo permite.
Escrito lo cual paso a corregir y archivar, aunque ello me prive del té, lo que va escrito hasta ahora. Espero les llegue.
sábado, 18 de febrero de 2012
La "Picardía Criolla"
Este es un eufemsismo que los periodistas deportivos de hace medio siglo discurrieron para describir piadosamente las trampas que hacían nuestros futbolistas. Pero lo malo es que las trampas no las hacen sólo éstos, sino muchos más chilenos de variadas actividades.
Es "picardía criolla" la de los jueces que inventan la figura del "secuestro permanente", conscientes de que no es real, como ardid para no aplicar las leyes de amnistía y prescripción, como sería su obligación.
Fue "picardía criolla" la del candidato Sebastián Piñera cuando les ofreció a los militares (r), para conseguir sus votos, velar por la aplicación de las leyes en los juicios en su contra, cosa que después se comprobó que no había tenido la intención de hacer.
Es "picardía criolla" la confabulación de los poderes ejecutivo y legislativo para "borrar" y hacer desaparecer todo rastro del impago de dos millones y medio de deudores morosos en nuestro sistema de crédito, para ocultar antecedentes comerciales y permitir que los incautos estén más propensos a sufrir defraudaciones cuando prestan, venden al crédito, arriendan o contratan a personas cuyo prontuario crediticio "limpiado" aparenta ser impecable, no siéndolo.
Por consiguiente, cuando Associated Press lanzó un concurso mundial para conceder un "Oscar" al engaño deportivo más espectacular de 2011, las ventajas comparativas chilenas para obtener el galardón eran enormes, dadas las dotes naturales de la raza. Y, en efecto, nuestro jugador de fútbol Brian Carrasco "dejó muy en alto el nombre de Chile" al discurrir la trampa más inesperada del año: tomó la mano de un adversario y con ella se autopropinó un golpe en el rostro, cayendo al suelo después con contorsiones de dolor y dando visibles muestras de que la sangre podía brotarle de la herida imaginaria provocada por el manotón imaginario, como diría Nicanor Parra. De haber el árbitro sido engañado, habría sobrevenido la expulsión de jugador adversario. Lo mismo que cuando, hace década y media, el "Cóndor" Rojas se autoinfirió heridas para conseguir la suspensión de un partido contra Brasil en Río y la privación a este último país de los puntos. Pero también nos pillaron.
Pues lo peor de la "picardía criolla" es eso: casi siempre nos pillan.
Incluso en la alta política ella se manifiesta. Lo pone en evidencia el siguiente párrafo del columnista Ernesto Ottone, en "El Mercurio" de hoy: "En el mes de enero, previo a un merecido descanso, el Presidente de la República señaló primero su intención de modificar el sistema binominal, cosa que confirmó alto y fuerte su enérgico ministro del Interior. Posteriormente, instó a que los partidos se pusieran de acuerdo sobre ello, cosa que una mayoría consistente de partidos hizo, para concluir diciendo, pocos días después, que tal cambio no era prioritario y no estaba en su hoja de ruta. Finalmente, terminó señalando la conveniencia de perfeccionar el actual sistema binominal. ¿En qué quedamos? O peor aún ¿en qué creemos?"
En la "picardía criolla", por supuesto. En que nos estamos pasando por el aro a los demás.
Por último, ahora ella encuentra expresión elocuente en la XI Región de Aysén, donde la gente se ha dado cuenta, como lo viene haciendo la de diferentes lugares del país, que en Chile no hay autoridad, de manera que si cualquiera usa la fuerza para conseguir algo, lo obtiene. Entonces todos los ayseninos se han lanzado a ejercer la violencia, provocando y provocándose enormes daños. El diario informa que ya no sólo hay bloqueos, tomas y saqueos en Puerto Aysén, sino también en Coyhaique, Islas Huichas, donde está el aeródromo de Puerto Aguirre; Melinka, con su respectivo aeródromo tomado; Mañihuales, Puerto Cisnes y Chile Chico. Una revolución regional en curso. Los encapuchados encabezan todas las revueltas, por supuesto. Pero, además, todas las "fuerzas vivas" de la región (por desgracia, demasiado "vivas"), y "transversalmente" (porque a la hora de obtener algo gratis se terminan las ideologías) se han plegado al movimiento. De modo que alcaldes y parlamentarios de gobierno y de oposición "avivan la cueca."
La pregunta que uno se hace es si un país puede progresar o, incluso, subsistir con mediana normalidad si se generaliza la "picardía criolla" como sustituto del trabajo honrado para sustentar el futuro nacional.
Es "picardía criolla" la de los jueces que inventan la figura del "secuestro permanente", conscientes de que no es real, como ardid para no aplicar las leyes de amnistía y prescripción, como sería su obligación.
Fue "picardía criolla" la del candidato Sebastián Piñera cuando les ofreció a los militares (r), para conseguir sus votos, velar por la aplicación de las leyes en los juicios en su contra, cosa que después se comprobó que no había tenido la intención de hacer.
Es "picardía criolla" la confabulación de los poderes ejecutivo y legislativo para "borrar" y hacer desaparecer todo rastro del impago de dos millones y medio de deudores morosos en nuestro sistema de crédito, para ocultar antecedentes comerciales y permitir que los incautos estén más propensos a sufrir defraudaciones cuando prestan, venden al crédito, arriendan o contratan a personas cuyo prontuario crediticio "limpiado" aparenta ser impecable, no siéndolo.
Por consiguiente, cuando Associated Press lanzó un concurso mundial para conceder un "Oscar" al engaño deportivo más espectacular de 2011, las ventajas comparativas chilenas para obtener el galardón eran enormes, dadas las dotes naturales de la raza. Y, en efecto, nuestro jugador de fútbol Brian Carrasco "dejó muy en alto el nombre de Chile" al discurrir la trampa más inesperada del año: tomó la mano de un adversario y con ella se autopropinó un golpe en el rostro, cayendo al suelo después con contorsiones de dolor y dando visibles muestras de que la sangre podía brotarle de la herida imaginaria provocada por el manotón imaginario, como diría Nicanor Parra. De haber el árbitro sido engañado, habría sobrevenido la expulsión de jugador adversario. Lo mismo que cuando, hace década y media, el "Cóndor" Rojas se autoinfirió heridas para conseguir la suspensión de un partido contra Brasil en Río y la privación a este último país de los puntos. Pero también nos pillaron.
Pues lo peor de la "picardía criolla" es eso: casi siempre nos pillan.
Incluso en la alta política ella se manifiesta. Lo pone en evidencia el siguiente párrafo del columnista Ernesto Ottone, en "El Mercurio" de hoy: "En el mes de enero, previo a un merecido descanso, el Presidente de la República señaló primero su intención de modificar el sistema binominal, cosa que confirmó alto y fuerte su enérgico ministro del Interior. Posteriormente, instó a que los partidos se pusieran de acuerdo sobre ello, cosa que una mayoría consistente de partidos hizo, para concluir diciendo, pocos días después, que tal cambio no era prioritario y no estaba en su hoja de ruta. Finalmente, terminó señalando la conveniencia de perfeccionar el actual sistema binominal. ¿En qué quedamos? O peor aún ¿en qué creemos?"
En la "picardía criolla", por supuesto. En que nos estamos pasando por el aro a los demás.
Por último, ahora ella encuentra expresión elocuente en la XI Región de Aysén, donde la gente se ha dado cuenta, como lo viene haciendo la de diferentes lugares del país, que en Chile no hay autoridad, de manera que si cualquiera usa la fuerza para conseguir algo, lo obtiene. Entonces todos los ayseninos se han lanzado a ejercer la violencia, provocando y provocándose enormes daños. El diario informa que ya no sólo hay bloqueos, tomas y saqueos en Puerto Aysén, sino también en Coyhaique, Islas Huichas, donde está el aeródromo de Puerto Aguirre; Melinka, con su respectivo aeródromo tomado; Mañihuales, Puerto Cisnes y Chile Chico. Una revolución regional en curso. Los encapuchados encabezan todas las revueltas, por supuesto. Pero, además, todas las "fuerzas vivas" de la región (por desgracia, demasiado "vivas"), y "transversalmente" (porque a la hora de obtener algo gratis se terminan las ideologías) se han plegado al movimiento. De modo que alcaldes y parlamentarios de gobierno y de oposición "avivan la cueca."
La pregunta que uno se hace es si un país puede progresar o, incluso, subsistir con mediana normalidad si se generaliza la "picardía criolla" como sustituto del trabajo honrado para sustentar el futuro nacional.
viernes, 17 de febrero de 2012
"¡LOS CHILENOS NO CUMPLEN CON SU DEBER!"
Todo este escándalo en torno al incumplimiento de la ONEMI me parece exagerado. ¡Si la ONEMI es una oficina pública y todos los chilenos sabemos cómo funcionan las oficinas públicas! A ellas los funcionarios van lo menos posible, a hacer lo menos posible y a conseguir que les paguen lo más posible. Pero no a cumplir rigurosamente con su deber. ¿Por qué? Porque así les hemos enseñado desde niños.
Si se le hace a cualquier oficina pública del país un escrutinio como el que le están haciendo a la ONEMI, el resultado va a ser el mismo: no hacen lo que deben hacer a tiempo; y cuando lo hacen, lo hacen mal. Y tienen guardadas cosas que deberían estar usando, como los teléfonos satelitales de la ONEMI, porque es mucho trabajo distribuirlos a tiempo a quienes los deben tener, "para eso a mí me pagan mal y no tengo por qué estar esforzándome como si me pagaran bien". Eso está en el ADN de los funcionarios y se lo han inculcado a ellos la ANEF y la CUT.
¿Por qué buscar la manera de inculpar a Michelle Bachelet por ir a la ONEMI y haber tomado malas decisiones? Todos sabemos que ella fue allá, la madrugada del 27/F, porque es allá donde van todos los medios de comunicación en caso de catástrofe y la principal preocupación de los políticos es estar en los medios de comunicación, para ganar popularidad. Esa noche también estaba en la ONEMI Sebastián Piñera, presidente electo, por el mismo motivo, aunque no tenía nada qué hacer allá porque no había asumido ninguna función ni responsabilidad pública todavía. Pero quería estar en la tele. Como hoy, que lo vi en el diario jugando tenis en Ranco. Nada le dio tanta popularidad a Ricardo Lagos como un partido de tenis transmitido por cadena de TV.
Por otra parte, en los minutos y horas siguientes al terremoto casi nadie podía oír radio o ver televisión en la zona afectada. Y la gente con sentido común y que estaba cerca del mar sabía perfectamente una cosa: que debía irse inmediatamente a un lugar alto porque podría venir un tsunami. Eso está en el ADN de los chilenos. Mi familia y yo estábamos junto al mar y antes de un cuarto de hora después del terremoto ya nos habíamos ido a un lugar alto, sin otro inconveniente que el de no encontrar estacionamiento, porque todo el pueblo donde estábamos había hecho lo mismo antes que nosotros. Y la gente se quedó ahí hasta las 7 de la mañana, cuando tuvo la certeza de que ya era muy difícil que el mar se desbordara. Y no teníamos ni radio ni televisión, pues la única emisora chilena que captaba la radio del auto transmitía cumbias y salsas pregrabadas, y las extranjeras, de Mendoza, decían que las comunicaciones con Chile estaban cortadas.
¿La ONEMI? ¿El SHOA? Yo creo que el uno por mil de los chilenos supo de ellos esa noche.
¿Qué correspondía hacer? Lo que se ha hecho: sancionar por incumplimiento de deberes al oficial que estaba a cargo del SHOA porque, si recibió una alerta explícita de tsunami desde Hawaii y la levantó a destiempo, quiere decir que cometió una falta de criterio gigantesca. A la jefa de la ONEMI por haber tenido guardados los teléfonos satelitales para emergencias, en circunstancias que su oficina debería tenerlos listos para lo que debe hacer, comunicar al país en las emergencias.
No creo que se logre probar que alguna de las víctimas del tsunami en el Maule o en Juan Fernández pereció porque oyó por radio que la ONEMI había levantado la alerta. En realidad, en Juan Fernández nadie estaba oyendo la radio cuando llegó la gran ola, porque estaban durmiendo y allá no hubo terremoto. Los que pudieron, huyeron apenas se dieron cuenta. Y en la zona del Maule la gente que pudo, también huyó a los cerros; y la que estaba en una isla, que fue arrasada por la ola, simplemente no tenía hacia dónde arrancar.
Creo que la teoría del cuasidelito de homicidio no tiene asidero, salvo en los tribunales chilenos, donde, por razones políticas, muchas veces se falla sin ningún asidero. Que lo digan los uniformados (r). Ahora, si de lo que se trata es de disparar contra Michelle Bachelet para, de alguna manera, reducir el 84 por ciento de apoyo que tiene, bueno, eso es otra cosa: meramente publicidad negativa electoralista. Hay cien razones mejores para no votar por ella que la de que tuvo algo que ver en las órdenes que se dieron la madrugada del terremoto.
Lo que sí ha quedado en claro una vez más, y es lo grave y lo importante, es que en Chile la gente no cumple con su deber, lo cual representa elevados costos en todo sentido cuando hay grandes emergencias. Y la gente no cumple con su deber porque desde chicos aprenden a no hacerlo, como cuando se "toman" los colegios, contra toda legalidad, interrumpen el tránsito, dañan la propiedad pública y privada y atacan a carabineros. Si la sociedad entera cohonesta esos gravísimos incumplimientos de deberes básicos desde que los chilenos están en el colegio ¿cómo pretende que sean fieles cumplidores de los mismos cuando se desempeñan en el trabajo o en organismos públicos?
No necesitábamos el gran espectáculo montado en torno a lo que sucedió en la ONEMI el 27/F, porque la única conclusión válida ya todos la conocíamos: los chienos no cumplen con su deber, están educados así y acostumbrados a eso. Y los que no estén de acuerdo, que se enteren y vean lo que está sucediendo ahora mismo en Puerto Aysén, donde se parte por no cumplir el deber básico de respetar la ley y el derecho de los demás, como ya estamos acostumbrados a verlo en tantos lugares del país.
Si se le hace a cualquier oficina pública del país un escrutinio como el que le están haciendo a la ONEMI, el resultado va a ser el mismo: no hacen lo que deben hacer a tiempo; y cuando lo hacen, lo hacen mal. Y tienen guardadas cosas que deberían estar usando, como los teléfonos satelitales de la ONEMI, porque es mucho trabajo distribuirlos a tiempo a quienes los deben tener, "para eso a mí me pagan mal y no tengo por qué estar esforzándome como si me pagaran bien". Eso está en el ADN de los funcionarios y se lo han inculcado a ellos la ANEF y la CUT.
¿Por qué buscar la manera de inculpar a Michelle Bachelet por ir a la ONEMI y haber tomado malas decisiones? Todos sabemos que ella fue allá, la madrugada del 27/F, porque es allá donde van todos los medios de comunicación en caso de catástrofe y la principal preocupación de los políticos es estar en los medios de comunicación, para ganar popularidad. Esa noche también estaba en la ONEMI Sebastián Piñera, presidente electo, por el mismo motivo, aunque no tenía nada qué hacer allá porque no había asumido ninguna función ni responsabilidad pública todavía. Pero quería estar en la tele. Como hoy, que lo vi en el diario jugando tenis en Ranco. Nada le dio tanta popularidad a Ricardo Lagos como un partido de tenis transmitido por cadena de TV.
Por otra parte, en los minutos y horas siguientes al terremoto casi nadie podía oír radio o ver televisión en la zona afectada. Y la gente con sentido común y que estaba cerca del mar sabía perfectamente una cosa: que debía irse inmediatamente a un lugar alto porque podría venir un tsunami. Eso está en el ADN de los chilenos. Mi familia y yo estábamos junto al mar y antes de un cuarto de hora después del terremoto ya nos habíamos ido a un lugar alto, sin otro inconveniente que el de no encontrar estacionamiento, porque todo el pueblo donde estábamos había hecho lo mismo antes que nosotros. Y la gente se quedó ahí hasta las 7 de la mañana, cuando tuvo la certeza de que ya era muy difícil que el mar se desbordara. Y no teníamos ni radio ni televisión, pues la única emisora chilena que captaba la radio del auto transmitía cumbias y salsas pregrabadas, y las extranjeras, de Mendoza, decían que las comunicaciones con Chile estaban cortadas.
¿La ONEMI? ¿El SHOA? Yo creo que el uno por mil de los chilenos supo de ellos esa noche.
¿Qué correspondía hacer? Lo que se ha hecho: sancionar por incumplimiento de deberes al oficial que estaba a cargo del SHOA porque, si recibió una alerta explícita de tsunami desde Hawaii y la levantó a destiempo, quiere decir que cometió una falta de criterio gigantesca. A la jefa de la ONEMI por haber tenido guardados los teléfonos satelitales para emergencias, en circunstancias que su oficina debería tenerlos listos para lo que debe hacer, comunicar al país en las emergencias.
No creo que se logre probar que alguna de las víctimas del tsunami en el Maule o en Juan Fernández pereció porque oyó por radio que la ONEMI había levantado la alerta. En realidad, en Juan Fernández nadie estaba oyendo la radio cuando llegó la gran ola, porque estaban durmiendo y allá no hubo terremoto. Los que pudieron, huyeron apenas se dieron cuenta. Y en la zona del Maule la gente que pudo, también huyó a los cerros; y la que estaba en una isla, que fue arrasada por la ola, simplemente no tenía hacia dónde arrancar.
Creo que la teoría del cuasidelito de homicidio no tiene asidero, salvo en los tribunales chilenos, donde, por razones políticas, muchas veces se falla sin ningún asidero. Que lo digan los uniformados (r). Ahora, si de lo que se trata es de disparar contra Michelle Bachelet para, de alguna manera, reducir el 84 por ciento de apoyo que tiene, bueno, eso es otra cosa: meramente publicidad negativa electoralista. Hay cien razones mejores para no votar por ella que la de que tuvo algo que ver en las órdenes que se dieron la madrugada del terremoto.
Lo que sí ha quedado en claro una vez más, y es lo grave y lo importante, es que en Chile la gente no cumple con su deber, lo cual representa elevados costos en todo sentido cuando hay grandes emergencias. Y la gente no cumple con su deber porque desde chicos aprenden a no hacerlo, como cuando se "toman" los colegios, contra toda legalidad, interrumpen el tránsito, dañan la propiedad pública y privada y atacan a carabineros. Si la sociedad entera cohonesta esos gravísimos incumplimientos de deberes básicos desde que los chilenos están en el colegio ¿cómo pretende que sean fieles cumplidores de los mismos cuando se desempeñan en el trabajo o en organismos públicos?
No necesitábamos el gran espectáculo montado en torno a lo que sucedió en la ONEMI el 27/F, porque la única conclusión válida ya todos la conocíamos: los chienos no cumplen con su deber, están educados así y acostumbrados a eso. Y los que no estén de acuerdo, que se enteren y vean lo que está sucediendo ahora mismo en Puerto Aysén, donde se parte por no cumplir el deber básico de respetar la ley y el derecho de los demás, como ya estamos acostumbrados a verlo en tantos lugares del país.
jueves, 16 de febrero de 2012
Los Pueblos Aprenden
Los pueblos son como los niños: aprenden. Cuando se dan cuenta de que sobre ellos no hay autoridad y pueden salirse siempre con la suya, se malcrían. A los niños malcriados no les va bien en la vida, porque la vida no perdona, como sí lo hacen los padres malcriadores. Y, cuando grandes, a esos niños les va mal, derrochan, pierden lo que tienen, no duran en ningún trabajo ni en el matrimonio, entonces buscan "evasión" en el alcohol y las drogas y a veces se suicidan. Porque nunca aprendieron que el pan se gana con el sudor de la frente y sólo se les inculcó que con un berrinche podrían tener lo que quisieran.
Al pueblo chileno los últimos cinco gobiernos, todos iguales en este respecto (y en varios otros), lo han malcriado así. Un berrinche procura cualquier cosa. El pueblo chileno ha sido malcriado y hoy éste es es un país malcriado.
Ayer volvió a suceder en Aysén. Unos pescadores "se tomaron" todo. La ciudad y la zona dejaron de funcionar. Se agotó el combustible. Los turistas extranjeros preguntaban qué estaba sucediendo y lo único que querían era irse. Un europeo, al cual los "encapuchados" (por supuesto, estaban ahí ¿o ustedes creen que todas estas cosas son de generación espontánea?) no dejaban pasar hacia el aeropuerto, pedía un vuelo directo de regreso a su país, como si estuviera en un lugar civilizado.
Lo que allá está teniendo lugar es lo que todos los chilenos, salvo los uniformados (r) ilegalmente procesados y condenados, ya saben de memoria a estas alturas: que si usted quiere conseguir algo que no tiene, debe usar la fuerza. La fuerza es lo único eficaz en el Chile malcriado. Nuestro lema nacional, "por la razón o la fuerza", podría ser perfectamente reducido a "por la fuerza" y ganaría mucho en realismo y representatividad.
¿Y qué va a hacer entonces el gobernante, sedicente "todoterreno y 24/7", que ahora no es lo uno ni lo otro, porque no está "en el terreno" y disfruta de vacaciones? Va a decir a todo que sí, por supuesto. Él consiguió una mayoría en 2010 sonriendo todo el tiempo y diciéndoles a todos que sí. Entonces va finalmente a sonreírles a los ayseninos y les va a decir que sí. Total, el costo no lo va a pagar él.
Lo malo es que nada de esto va a terminar ahí, porque ya el pueblo chileno aprendió que con berrinches se consigue todo. Viene más de lo mismo. Camila ya volvió de Europa y ha declarado estar dispuesta a reincorporarse a los movimientos estudiantiles. La CUT Y la ANEF, meras sucursales del socialismo más izquierdista y que se han plegado, por supuesto, a las tomas de Aysén, están presentes en todo el territorio y listas para sumarse a las siguientes acciones de fuerza, cualesquiera que ellas sean.
Me olvidaba reseñar que la alcaldesa socialista de Puerto Aysén, Marisol Martínez, apoya las tomas. Pero ésa no es la mala noticia: otro alcalde de la zona, Gaspar Aldea (RN), de Lago Verde, también se ha plegado y apoya la insurrección. Y ésa tampoco es la última mala noticia: la Cámara de Comercio de Puerto Aysén también se ha plegado. ¡Los em.presarios! "¡Tú también, Bruto!"
La intendenta, que también estaba en vacaciones, debió interrumpirlas. Hasta ahora el Presidente no las ha interrumpido y ni siquiera el gobierno ha considerado que este conflicto pueda asecender a nivel de ministros.
¿Había acaso crisis en la Región de Aysén? No, todo lo contrario: ha sido la de mayor crecimiento del país en 2011, con 19,4% con respeto a 2010. Todos están mejor y deberían celebrar. Entonces ¿qué ha sucedido? Ha sucedido que aprendieron: con la fuerza se puede ganar. Y van a ganar, no quepa duda. Porque han aprendido que el gobierno no tiene autoridad. Y que ésa es su principal falencia.
Y así, sucesivamente, hasta que el país se dé cuanta de que cuando, uno a uno, todos van ganando a costa de los demás, todos al final pierden. Para entonces ¿qué va a pedir el país? Justamente lo que no ha habido ya por 22 años: una mano firme y verdadera autoridad. Es que también, en el sentido opuesto, los países aprenden.
Al pueblo chileno los últimos cinco gobiernos, todos iguales en este respecto (y en varios otros), lo han malcriado así. Un berrinche procura cualquier cosa. El pueblo chileno ha sido malcriado y hoy éste es es un país malcriado.
Ayer volvió a suceder en Aysén. Unos pescadores "se tomaron" todo. La ciudad y la zona dejaron de funcionar. Se agotó el combustible. Los turistas extranjeros preguntaban qué estaba sucediendo y lo único que querían era irse. Un europeo, al cual los "encapuchados" (por supuesto, estaban ahí ¿o ustedes creen que todas estas cosas son de generación espontánea?) no dejaban pasar hacia el aeropuerto, pedía un vuelo directo de regreso a su país, como si estuviera en un lugar civilizado.
Lo que allá está teniendo lugar es lo que todos los chilenos, salvo los uniformados (r) ilegalmente procesados y condenados, ya saben de memoria a estas alturas: que si usted quiere conseguir algo que no tiene, debe usar la fuerza. La fuerza es lo único eficaz en el Chile malcriado. Nuestro lema nacional, "por la razón o la fuerza", podría ser perfectamente reducido a "por la fuerza" y ganaría mucho en realismo y representatividad.
¿Y qué va a hacer entonces el gobernante, sedicente "todoterreno y 24/7", que ahora no es lo uno ni lo otro, porque no está "en el terreno" y disfruta de vacaciones? Va a decir a todo que sí, por supuesto. Él consiguió una mayoría en 2010 sonriendo todo el tiempo y diciéndoles a todos que sí. Entonces va finalmente a sonreírles a los ayseninos y les va a decir que sí. Total, el costo no lo va a pagar él.
Lo malo es que nada de esto va a terminar ahí, porque ya el pueblo chileno aprendió que con berrinches se consigue todo. Viene más de lo mismo. Camila ya volvió de Europa y ha declarado estar dispuesta a reincorporarse a los movimientos estudiantiles. La CUT Y la ANEF, meras sucursales del socialismo más izquierdista y que se han plegado, por supuesto, a las tomas de Aysén, están presentes en todo el territorio y listas para sumarse a las siguientes acciones de fuerza, cualesquiera que ellas sean.
Me olvidaba reseñar que la alcaldesa socialista de Puerto Aysén, Marisol Martínez, apoya las tomas. Pero ésa no es la mala noticia: otro alcalde de la zona, Gaspar Aldea (RN), de Lago Verde, también se ha plegado y apoya la insurrección. Y ésa tampoco es la última mala noticia: la Cámara de Comercio de Puerto Aysén también se ha plegado. ¡Los em.presarios! "¡Tú también, Bruto!"
La intendenta, que también estaba en vacaciones, debió interrumpirlas. Hasta ahora el Presidente no las ha interrumpido y ni siquiera el gobierno ha considerado que este conflicto pueda asecender a nivel de ministros.
¿Había acaso crisis en la Región de Aysén? No, todo lo contrario: ha sido la de mayor crecimiento del país en 2011, con 19,4% con respeto a 2010. Todos están mejor y deberían celebrar. Entonces ¿qué ha sucedido? Ha sucedido que aprendieron: con la fuerza se puede ganar. Y van a ganar, no quepa duda. Porque han aprendido que el gobierno no tiene autoridad. Y que ésa es su principal falencia.
Y así, sucesivamente, hasta que el país se dé cuanta de que cuando, uno a uno, todos van ganando a costa de los demás, todos al final pierden. Para entonces ¿qué va a pedir el país? Justamente lo que no ha habido ya por 22 años: una mano firme y verdadera autoridad. Es que también, en el sentido opuesto, los países aprenden.
martes, 14 de febrero de 2012
Y (3) La Derecha Trabaja Para la Izquierda
¿Por qué me dio por hacer una serie de tres artículos? No era necesario. ¿Y para qué? Simplemente bastaba con escribir uno después de otro. Pero hay momentos de epifanía en que uno siente que debe decir impostergablemente tres cosas al mismo tiempo y hay espacio para una sola, de modo que toma la peregrina decisión de anunciar una serie de tres artículos.
Bueno, hecho está, pero en todo caso éste es el último de la serie y volveré a ser un bloguero libre otra vez. Y el último tema a tratar era este hecho notabilísimo de un sedicente (significa "que dice de sí mismo") gobierno de centroderecha, que trabaja para la izquierda. En mi blog de ayer dejé establecidos dos puntos: uno, que las encuestas dicen que Bachelet se va a repetir el plato y, dos, que el nuevo contingente electoral está bastante a la izquierda del actual. Ergo, izquierdismo tendremos. Entonces, ¿para qué, más encima, anticiparse? Porque eso es lo que está haciendo el gobierno de Sebastián Piñera, sedicente de centroderecha pero que trabaja para la izquierda.
¿Por qué digo que trabaja para la izquierda? Porque en este momento lo que más le interesa a la izquierda son dos cosas: más dinero para la educación estatal y sacarle más dinero al sector privado, para agrandar el estatal.
¿Y en qué está trabajando el gobierno de Sebastián Pïñera? Precisamente en esas dos cosas.
Si, por el contrario, hubiera sido un gobierno de centroderecha y no sólo "sedicente" tal, habría estado preocupado de fortalecer la libertad educacional en el país y la libre iniciativa para fundar y sostener colegios, centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades privados. Pero ¿qué es lo que hace? Los debilita, porque se dedica a fortalecer la intervención estatal en contra de ellos, creando nuevos bastiones buocráticos, como la Superintendencia de Educación Superior, y hasta colaborando con la centroizquierda y la izquierda para castigar a los emprendedores privados que, asilados en la Constitución, fundaron universidades o trajeron cuantiosos recursos del exterior para adquirirlas, y se ganan la vida en eso.
Y además está preparando la fórmula para aumentar los impuestos a los particulares y agrandar el Estado. Justo cuando el país no lo necesita, pues tiene 30 mil millones de dólares de respaldo (sin contar otro tanto en la reserva previsional), es acreedor neto del exterior y en 2011 tuvo superávit presupuestario.
Les digo de paso que la única diferencia que tengo con Camila Vallejo en materia educacional es que ella quiere más plata para el Estado, para que haya educación gratuita, y yo quiero más plata para la gente, para que pague la educación de sus hijos en la institución que prefiera.
Ella quiere un Ministerio de Educación todavía más grande, sacándoles la plata a los privados a través de impuestos, y yo quiero un Ministerio de Educación más chico y, en lo posible, en liquidación, sacándole la plata al Estado para dársela a las familias, a fin de que eduquen a sus hijos en el establecimiento que elijan.
¿A quién ha preferido el gobierno "sedicente" de centroderecha entre la Camila, que es comunista, y yo, que soy de derecha, no sólo "sedicente" sino cabal? A la Camila.
Bueno, eso era lo que quería decir en este tercer artículo de la serie. Nunca más voy a escribir una serie, salvo que sea sobre un solo tema, por supuesto, pero no una serie de tres temas seguidos.
Y termino subrayando la paradoja de que el "sedicente" gobierno de centroderecha esté concentrando sus energías en hacer lo que dice la Camila, que lo quiere derrocar, y lo contrario de lo que digo yo, que no lo quiero derrocar sino sólo que termine cuanto antes. Con lo cual le allanará el camino a la izquierda para cuando ésta llegue al poder encabezada por una Michelle Bachelet recargada y, posiblemente, con la Camila de Ministra de Educación, si es que antes ésta no le birla la candidatura presidencial a la primera por obra y gracia de las encuestas, pues en el Chile de los cerebros lavados por la consigna televisiva todo puede ser.
Bueno, hecho está, pero en todo caso éste es el último de la serie y volveré a ser un bloguero libre otra vez. Y el último tema a tratar era este hecho notabilísimo de un sedicente (significa "que dice de sí mismo") gobierno de centroderecha, que trabaja para la izquierda. En mi blog de ayer dejé establecidos dos puntos: uno, que las encuestas dicen que Bachelet se va a repetir el plato y, dos, que el nuevo contingente electoral está bastante a la izquierda del actual. Ergo, izquierdismo tendremos. Entonces, ¿para qué, más encima, anticiparse? Porque eso es lo que está haciendo el gobierno de Sebastián Piñera, sedicente de centroderecha pero que trabaja para la izquierda.
¿Por qué digo que trabaja para la izquierda? Porque en este momento lo que más le interesa a la izquierda son dos cosas: más dinero para la educación estatal y sacarle más dinero al sector privado, para agrandar el estatal.
¿Y en qué está trabajando el gobierno de Sebastián Pïñera? Precisamente en esas dos cosas.
Si, por el contrario, hubiera sido un gobierno de centroderecha y no sólo "sedicente" tal, habría estado preocupado de fortalecer la libertad educacional en el país y la libre iniciativa para fundar y sostener colegios, centros de formación técnica, institutos profesionales y universidades privados. Pero ¿qué es lo que hace? Los debilita, porque se dedica a fortalecer la intervención estatal en contra de ellos, creando nuevos bastiones buocráticos, como la Superintendencia de Educación Superior, y hasta colaborando con la centroizquierda y la izquierda para castigar a los emprendedores privados que, asilados en la Constitución, fundaron universidades o trajeron cuantiosos recursos del exterior para adquirirlas, y se ganan la vida en eso.
Y además está preparando la fórmula para aumentar los impuestos a los particulares y agrandar el Estado. Justo cuando el país no lo necesita, pues tiene 30 mil millones de dólares de respaldo (sin contar otro tanto en la reserva previsional), es acreedor neto del exterior y en 2011 tuvo superávit presupuestario.
Les digo de paso que la única diferencia que tengo con Camila Vallejo en materia educacional es que ella quiere más plata para el Estado, para que haya educación gratuita, y yo quiero más plata para la gente, para que pague la educación de sus hijos en la institución que prefiera.
Ella quiere un Ministerio de Educación todavía más grande, sacándoles la plata a los privados a través de impuestos, y yo quiero un Ministerio de Educación más chico y, en lo posible, en liquidación, sacándole la plata al Estado para dársela a las familias, a fin de que eduquen a sus hijos en el establecimiento que elijan.
¿A quién ha preferido el gobierno "sedicente" de centroderecha entre la Camila, que es comunista, y yo, que soy de derecha, no sólo "sedicente" sino cabal? A la Camila.
Bueno, eso era lo que quería decir en este tercer artículo de la serie. Nunca más voy a escribir una serie, salvo que sea sobre un solo tema, por supuesto, pero no una serie de tres temas seguidos.
Y termino subrayando la paradoja de que el "sedicente" gobierno de centroderecha esté concentrando sus energías en hacer lo que dice la Camila, que lo quiere derrocar, y lo contrario de lo que digo yo, que no lo quiero derrocar sino sólo que termine cuanto antes. Con lo cual le allanará el camino a la izquierda para cuando ésta llegue al poder encabezada por una Michelle Bachelet recargada y, posiblemente, con la Camila de Ministra de Educación, si es que antes ésta no le birla la candidatura presidencial a la primera por obra y gracia de las encuestas, pues en el Chile de los cerebros lavados por la consigna televisiva todo puede ser.
lunes, 13 de febrero de 2012
Tres Cosas Muy Importantes (2): Nuevo Padrón
La segunda cosa muy importante de estos días es que el nuevo padrón electoral, con casi cinco millones de personas adicionales inscritas, está visiblemente a la izquierda del antiguo.
Todo esto comenzó hace casi veinticinco años, cuando las personas más radicalizadas, léase, como siempre, Partido Comunista y sus seguidores, no quisieron participar del plebiscito entre el "sí" y el "no" y no se inscribieron en 1988. Después, recalcitrantes, pese a haber ganado el "no", tampoco quisieron inscribirse para las elecciones de 1989 y siguientes. ¿Por qué? Por la misma razón por la cual no lo habían hecho hasta ahora: no creen en la democracia burguesa, creen que una revolución va a derrocar al orden establecido e instituir un régimen como el de Cuba, que es el que les gusta.
Los revolucionarios siempre están creeyendo que viene la revolución. Pero la diferencia con el pasado reside en que ahora los inscribieron de todas maneras, hasta contra su voluntad. Y pueden ir a votar sin haber resignado ninguno de sus prejuicios revolucionarios, pues se salieron con la suya y no se inscribieron. Pero ahora pueden votar y antes no. Y tal vez lo hagan. Por lo menos, contestan las encuestas.
Pues bien, "La Tercera" sondeó a los no inscritos que ahora sí lo están. ¿Y cuál es el resultado? Que, como era de esperarse de la breve historia electoral anteriormente reseñada, son más izquierdistas que los inscritos. Por ejemplo, entre Bachelet y Golborne, ella gana 59% a 33% entre los inscritos y 67% a 24% entre los no inscritos, ahora nuevos inscritos.
Entre Bachelet y Longueira, gana la primera 67% a 23% entre los inscritos y 79% a 11%entre los nuevos.
Entre Velasco y Allamand gana Allamand 38% a 35% entre los inscritos, pero gana Velasco por 36% a 23% entre los nuevos. Entre Longueira y Lagos Weber gana el primero 39% a 36% entre los inscritos y gana el segundo 48% a 28% entre los no inscritos.
Es otro universo electoral.
Y el rasgo antisistémico de los nuevos inscritos queda de manifiesto en la votación de Marco Enríquez-Ominami, pues ante la pregunta de si votarían por él si la elección fuera este domingo, los que sí lo harían son el doble entre los nuevos inscritos que entre los antiguos.
Una pregunta pertinente es si estos casi cinco millones de nuevos electores son más o menos propensos a ir a votar que los antiguos. Se supondría que si no tuvieron ni siquiera la disposición para ir a inscribirse, tampoco ahora, sobre todo si el voto es voluntario, van a ir a votar. Pero eso es una incógnita. Bien podría ser que resolvieran hacer la revolución votando. En todo caso, si pensamos que van a ir a votar en la misma proporción que los antiguos inscritos, indudablemente las nuevas elecciones van a favorecer más a la izquierda que las anteriores.
Y si ya es un dato que en la próxima elección presidencial una mayoría sustantiva, según ésta y todas las demás encuestas, elegirá a Michelle Bachelet, un dato menos firme, pero igualmente ineludible, será que ella contará con el respaldo de un electorado situado bastante más a la izquierda que el previamente existente. Y eso coincide con el pensamiento profundo de Michelle Bachelet, que siempre fue una persona muy de izquierda, tanto que en las elecciones de 1989 no formaba parte de la Concertación, sino del PAIS, el conglomerado del Partido Comunista y otras fuerzas de extrema izquierda. Sólo cuando el sistema binominal implicó la desaparición del PAIS y éste fue subsumido por la Concertación, Michelle Bachelet se incorporó activa y disciplinadamente al Partido Socialista, desde el cual fue escalando posiciones hasta llegar a ser ministra de Salud, luego de Defensa y finalmente candidata presidencial y Presidenta.
En este último desempeño hizo gala de pragmatismo. Pero es posible que el dogmatismo que la adscribió al PAIS al término de la transición (pues la transición terminó, como casi nadie sabe, pero todos debieran saber, el 11 de marzo de 1990) podría hacerse presente otra vez en su temperamento y su conducta como mandataria si es elegida en 2013 con el respaldo de un electorado mucho más izquierdista que el que la elegió en 2005-6.
Y si hasta tenemos un gobierno supuestamente de centroderecha que ha abrazado el ideario de la centroizquierda, que es el siguiente tema importante de estos días, ¿qué se puede esperar entonces de un gobierno de centroizquierda encabezado por una Presidenta más izquierdista que la Concertación y elegida por un electorado también situado a la izquierda del que antes la eligió? Yo esperaría que esta vez se hiciera patente eso que dijo ella en su primer discurso presidencial de 2006, y que nunca más después repitió: "cuando la izquierda sale a la calle, la derecha se pone a temblar".
Todo esto comenzó hace casi veinticinco años, cuando las personas más radicalizadas, léase, como siempre, Partido Comunista y sus seguidores, no quisieron participar del plebiscito entre el "sí" y el "no" y no se inscribieron en 1988. Después, recalcitrantes, pese a haber ganado el "no", tampoco quisieron inscribirse para las elecciones de 1989 y siguientes. ¿Por qué? Por la misma razón por la cual no lo habían hecho hasta ahora: no creen en la democracia burguesa, creen que una revolución va a derrocar al orden establecido e instituir un régimen como el de Cuba, que es el que les gusta.
Los revolucionarios siempre están creeyendo que viene la revolución. Pero la diferencia con el pasado reside en que ahora los inscribieron de todas maneras, hasta contra su voluntad. Y pueden ir a votar sin haber resignado ninguno de sus prejuicios revolucionarios, pues se salieron con la suya y no se inscribieron. Pero ahora pueden votar y antes no. Y tal vez lo hagan. Por lo menos, contestan las encuestas.
Pues bien, "La Tercera" sondeó a los no inscritos que ahora sí lo están. ¿Y cuál es el resultado? Que, como era de esperarse de la breve historia electoral anteriormente reseñada, son más izquierdistas que los inscritos. Por ejemplo, entre Bachelet y Golborne, ella gana 59% a 33% entre los inscritos y 67% a 24% entre los no inscritos, ahora nuevos inscritos.
Entre Bachelet y Longueira, gana la primera 67% a 23% entre los inscritos y 79% a 11%entre los nuevos.
Entre Velasco y Allamand gana Allamand 38% a 35% entre los inscritos, pero gana Velasco por 36% a 23% entre los nuevos. Entre Longueira y Lagos Weber gana el primero 39% a 36% entre los inscritos y gana el segundo 48% a 28% entre los no inscritos.
Es otro universo electoral.
Y el rasgo antisistémico de los nuevos inscritos queda de manifiesto en la votación de Marco Enríquez-Ominami, pues ante la pregunta de si votarían por él si la elección fuera este domingo, los que sí lo harían son el doble entre los nuevos inscritos que entre los antiguos.
Una pregunta pertinente es si estos casi cinco millones de nuevos electores son más o menos propensos a ir a votar que los antiguos. Se supondría que si no tuvieron ni siquiera la disposición para ir a inscribirse, tampoco ahora, sobre todo si el voto es voluntario, van a ir a votar. Pero eso es una incógnita. Bien podría ser que resolvieran hacer la revolución votando. En todo caso, si pensamos que van a ir a votar en la misma proporción que los antiguos inscritos, indudablemente las nuevas elecciones van a favorecer más a la izquierda que las anteriores.
Y si ya es un dato que en la próxima elección presidencial una mayoría sustantiva, según ésta y todas las demás encuestas, elegirá a Michelle Bachelet, un dato menos firme, pero igualmente ineludible, será que ella contará con el respaldo de un electorado situado bastante más a la izquierda que el previamente existente. Y eso coincide con el pensamiento profundo de Michelle Bachelet, que siempre fue una persona muy de izquierda, tanto que en las elecciones de 1989 no formaba parte de la Concertación, sino del PAIS, el conglomerado del Partido Comunista y otras fuerzas de extrema izquierda. Sólo cuando el sistema binominal implicó la desaparición del PAIS y éste fue subsumido por la Concertación, Michelle Bachelet se incorporó activa y disciplinadamente al Partido Socialista, desde el cual fue escalando posiciones hasta llegar a ser ministra de Salud, luego de Defensa y finalmente candidata presidencial y Presidenta.
En este último desempeño hizo gala de pragmatismo. Pero es posible que el dogmatismo que la adscribió al PAIS al término de la transición (pues la transición terminó, como casi nadie sabe, pero todos debieran saber, el 11 de marzo de 1990) podría hacerse presente otra vez en su temperamento y su conducta como mandataria si es elegida en 2013 con el respaldo de un electorado mucho más izquierdista que el que la elegió en 2005-6.
Y si hasta tenemos un gobierno supuestamente de centroderecha que ha abrazado el ideario de la centroizquierda, que es el siguiente tema importante de estos días, ¿qué se puede esperar entonces de un gobierno de centroizquierda encabezado por una Presidenta más izquierdista que la Concertación y elegida por un electorado también situado a la izquierda del que antes la eligió? Yo esperaría que esta vez se hiciera patente eso que dijo ella en su primer discurso presidencial de 2006, y que nunca más después repitió: "cuando la izquierda sale a la calle, la derecha se pone a temblar".
sábado, 11 de febrero de 2012
Tres Cosas Muy Importantes (1): Garzón
Voy a tener que escribir por etapas, porque se han acumulado tres circunstancias demasiado importantes: la primera, la condena de Baltasar Garzón; la segunda, la comprobación de que el nuevo electorado chileno, a raíz de la inscripción automática, se ubica a la izquierda del antiguo; y la tercera, la confirmación de que el actual Gobierno, un "pato cojo" a estas alturas, ha abrazado definitivamente lo sustancial del ideario de la oposición. Es decir, el cambio de régimen se ha adelantado en dos años, con la única salvedad de que la Concertación deberá esperar ese plazo para retornar a las "pegas" perdidas (y la Alianza para dejárselas).
Entonces comencemos hoy día por lo de Garzón, para terminar mañana y pasado con los otros dos temas.
Esto de su condena ha sido realmente fantástico, porque los españoles han optado por el mismo camino que el FBI para liquidar a Capone (condenarlo por evasión de impuestos). A Garzón lo han suspendido por once años en razón de escuchas ilegales decretadas por él. En ninguna parte se suspende a un juez por eso. A lo más se anula su fallo, como en el caso Letelier, en que todos los autores del atentado, el norteamericano Townley y los cubanos exiliados que colaboraron con él, quedaron finalmente libres, el primero por negociación de su confesión y los segundos por anulación del juicio en razón del uso de escuchas ilegales.
Todos sabemos, entonces, que no es por eso por lo que se ha suspendido a Garzón. Lo han condenado por no respetar la amnistía en España. Pero como España entera aplaudió de pie (incluidos la derecha y el franquismo: bastaba leer el ABC) cuando Garzón prevaricó para desconocer la amnistía, la prescripción, la soberanía judicial chilena, la inmunidad diplomática, la inmunidad de jefe de Estado, la cosa juzgada, el principio pro reo y la presunción de inocencia de Augusto Pinochet, ahora esa misma España no puede, si es que tiene un mínimo de consecuencia y respeto por las apariencias, condenar a Garzón por desconocer la amnistía y la prescripción de allá.
Así es que aquí y ahora hago un pronóstico: no lo van a condenar por prevaricación. Ya lo han suspendido, en la práctica, de por vida. Y eso es suficiente. A Al Capone lo metieron preso por evadir impuestos, y eso fue suficiente. Ya después habría tiempo para lo demás, pero mientras tanto quedaba fuera de circulación, que era lo importante. Lo mismo ahora Garzón. Y que otros prevaricadores en potencia tomen nota. En España, por supuesto, porque en Chile ellos siguen gozando de respaldo y protección general.
A todo esto, la izquierda mundial está enfurecida. Para ella es esencial que se pueda castigar a quienes combatieron sus actividades revolucionarias armadas. Hoy José Miguel Insulza, un socialista chileno en comisión de servicios en la OEA, aparece en "El Mercurio" asumiendo la defensa de Garzón. Afirma que la condena ha sido exagerada, pero sin querer hace una confesión impagable: que, conversando con Garzón, ambos lamentaron que la legislación internacional declarando inamnistiables e imprescriptibles los delitos de lesa humanidad se hubiera consagrado recién en 2009. Si se hubiera dictado antes, concordaron, "nos habría ahorrado muchos problemas". "Problemas": legalmente no se podía condenar por hechos amnistiados y prescritos. Pero Garzón lo hizo, de ahi su prevaricación.
Por supuesto, Insulza le ha ofrecido trabajo en la OEA. Entre socialistas hay solidaridad. Y no me extrañaría que en La Moneda estuvieran pensando también que el aporte de Garzón podría ser útil en la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, dedicada a perseguir a militares (r) chilenos, mientras sus camaradas en activdad "miran para el otro lado". En este oportunismo los chilenos se parecen a los españoles ("quien lo hereda no lo hurta"). Digo "se parecen" porque en esto de darse vuelta la chaqueta no me considero chileno.
Lo concreto es que Baltasar Garzón confiesa estar "hecho polvo". Muy merecido. Quiso hacer polvo a Pinochet y finalmente lo hicieron polvo a él. Van cayendo de a uno. Olof Palme, primer ministro sueco que hacía donaciones para el terrorista FPMR de Chile en los '80, fue asesinado por un terrorista.
Es el caso, entonces, de recordar la famosa exclamación de Julio Martínez Prádanos en 1962, cuando Chile derrotó a la URSS (esa vez fue en fútbol; después, gracias a Pinochet, sería en todo lo demás): "¡Justicia divina!".
Entonces comencemos hoy día por lo de Garzón, para terminar mañana y pasado con los otros dos temas.
Esto de su condena ha sido realmente fantástico, porque los españoles han optado por el mismo camino que el FBI para liquidar a Capone (condenarlo por evasión de impuestos). A Garzón lo han suspendido por once años en razón de escuchas ilegales decretadas por él. En ninguna parte se suspende a un juez por eso. A lo más se anula su fallo, como en el caso Letelier, en que todos los autores del atentado, el norteamericano Townley y los cubanos exiliados que colaboraron con él, quedaron finalmente libres, el primero por negociación de su confesión y los segundos por anulación del juicio en razón del uso de escuchas ilegales.
Todos sabemos, entonces, que no es por eso por lo que se ha suspendido a Garzón. Lo han condenado por no respetar la amnistía en España. Pero como España entera aplaudió de pie (incluidos la derecha y el franquismo: bastaba leer el ABC) cuando Garzón prevaricó para desconocer la amnistía, la prescripción, la soberanía judicial chilena, la inmunidad diplomática, la inmunidad de jefe de Estado, la cosa juzgada, el principio pro reo y la presunción de inocencia de Augusto Pinochet, ahora esa misma España no puede, si es que tiene un mínimo de consecuencia y respeto por las apariencias, condenar a Garzón por desconocer la amnistía y la prescripción de allá.
Así es que aquí y ahora hago un pronóstico: no lo van a condenar por prevaricación. Ya lo han suspendido, en la práctica, de por vida. Y eso es suficiente. A Al Capone lo metieron preso por evadir impuestos, y eso fue suficiente. Ya después habría tiempo para lo demás, pero mientras tanto quedaba fuera de circulación, que era lo importante. Lo mismo ahora Garzón. Y que otros prevaricadores en potencia tomen nota. En España, por supuesto, porque en Chile ellos siguen gozando de respaldo y protección general.
A todo esto, la izquierda mundial está enfurecida. Para ella es esencial que se pueda castigar a quienes combatieron sus actividades revolucionarias armadas. Hoy José Miguel Insulza, un socialista chileno en comisión de servicios en la OEA, aparece en "El Mercurio" asumiendo la defensa de Garzón. Afirma que la condena ha sido exagerada, pero sin querer hace una confesión impagable: que, conversando con Garzón, ambos lamentaron que la legislación internacional declarando inamnistiables e imprescriptibles los delitos de lesa humanidad se hubiera consagrado recién en 2009. Si se hubiera dictado antes, concordaron, "nos habría ahorrado muchos problemas". "Problemas": legalmente no se podía condenar por hechos amnistiados y prescritos. Pero Garzón lo hizo, de ahi su prevaricación.
Por supuesto, Insulza le ha ofrecido trabajo en la OEA. Entre socialistas hay solidaridad. Y no me extrañaría que en La Moneda estuvieran pensando también que el aporte de Garzón podría ser útil en la Oficina de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, dedicada a perseguir a militares (r) chilenos, mientras sus camaradas en activdad "miran para el otro lado". En este oportunismo los chilenos se parecen a los españoles ("quien lo hereda no lo hurta"). Digo "se parecen" porque en esto de darse vuelta la chaqueta no me considero chileno.
Lo concreto es que Baltasar Garzón confiesa estar "hecho polvo". Muy merecido. Quiso hacer polvo a Pinochet y finalmente lo hicieron polvo a él. Van cayendo de a uno. Olof Palme, primer ministro sueco que hacía donaciones para el terrorista FPMR de Chile en los '80, fue asesinado por un terrorista.
Es el caso, entonces, de recordar la famosa exclamación de Julio Martínez Prádanos en 1962, cuando Chile derrotó a la URSS (esa vez fue en fútbol; después, gracias a Pinochet, sería en todo lo demás): "¡Justicia divina!".
jueves, 9 de febrero de 2012
El País Cortado en Dos
La revolución comunista continúa y ahora tiene al país cortado en dos. Pues he llamado a uno de mis hijos que va al sur con su mujer y cinco hijas y me informa que está detenido cerca de Temuco, porque los revolucionarios han incendiado ambos costados del camino y no puede avanzar. Me dice que los camioneros han decidido agruparse, para protegerse de que les incendien los camiones.
¿Y qué hace la autoridad? ¡Mano dura! Pero con los carabineros. A cualquiera que le haga algo a un subversivo lo sumarían, si es que no lo procesan. El Presidente Piñera, entretanto, tranquilo por ahí cerca, en Bahía Coique, porque está bien resguardado por un numeroso contingente de prensa que lo fotografía o filma montando a caballo, despegando en helicóptero con la cara pegada a la ventanilla para que se vea, yendo a la Misa dominical más concurrida (lo malo es que le salieron al paso dos empleadas de Bahía Coique porque les pagan menos del mínimo).
¿Y cómo reacciona ante la subversión? Con mano dura... para los carabineros. Le acaba de denegar el indulto al suboficial Guillermo Cofré, hoy agónico, porque estaba a cargo de una comisaría en 1973 y desde allí desaparecieron dos extremistas, dicen. Pero ahora está muriendo en prisión y quiere pasar sus últimos días con su familia. Se le ha denegado el indulto y un sicólogo de Gendarmería se opone a darle el beneficio de salida que les permitiría morir junto a los suyos. ¿Es necesario recordar que don Patricio Aylwin indultó a todos, pero todos los terroristas, aunque hubieren sido autores de crímenes sangrientos? Es el increíble doble standard chileno, pero somos el país que somos.
En "Chile Informa", el "samiszdat" digital de los partidarios del Gobierno Militar ("samiszdat": diario clandestino de la disidencia en tiempos del comunismo en la URSS), se informa que un regimiento ha sido bautizado con el nombre del General Carlos Prats, sí, el mismo que, documentadamente, según lo ha probado el historiador Víctor Farías examinando los archivos de Alemania Oriental, les ofreció a los comunistas chilenos traspasarles armas del Ejército en caso de una lucha interna. Entonces, el Ejército actual lo homenajea. Ya sabemos qué esperar de los uniformados de hoy. El doble standard seguirá igual o peor.
Y también todos sabemos quiénes incendian en el sur. Cada pocos días nos enteramos de nuevos casos de viviendas, maquinaria, bosques y plantaciones quemados. Todos conocen a los que lo hacen. ¿Y el Gobierno, y la Justicia? Esta última se dedica a prevaricar, desconociendo la amnistía y la prescripción para perseguir a ex uniformados. Está segura de que acá no le va a suceder lo que a Garzón en España. Porque acá los tribunales superiores encubren a los prevaricadores.
¿Y qué hace el gobierno con los revolucionarios? Les regala tierras. Hace poco le dieron otro fundo más a comunidades que habían participado en ataques a las propiedades que les regalaron. Total, la plata no es del que regala, sino de los contribuyentes.
Una de las treinta propietarias y propietarios que han visto incendiadas sus casas en el lago Lleu Lleu escribe en protesta al diario. ¿Cómo es posible? se pregunta. Es el único recurso que les queda. Si no hay autoridad ni hay justicia, sólo resta el "derecho a pataleo".
Bueno, concluyo con el país todavía cortado en dos, confiando en que mi hijo y su familia puedan pasar al sur a alguna hora, en lo posible indemnes, y seguro de que si los carabineros intervienen para restablecer la continuidad del territorio el Gobierno va a tener la mano muy dura con ellos.
¿Y qué hace la autoridad? ¡Mano dura! Pero con los carabineros. A cualquiera que le haga algo a un subversivo lo sumarían, si es que no lo procesan. El Presidente Piñera, entretanto, tranquilo por ahí cerca, en Bahía Coique, porque está bien resguardado por un numeroso contingente de prensa que lo fotografía o filma montando a caballo, despegando en helicóptero con la cara pegada a la ventanilla para que se vea, yendo a la Misa dominical más concurrida (lo malo es que le salieron al paso dos empleadas de Bahía Coique porque les pagan menos del mínimo).
¿Y cómo reacciona ante la subversión? Con mano dura... para los carabineros. Le acaba de denegar el indulto al suboficial Guillermo Cofré, hoy agónico, porque estaba a cargo de una comisaría en 1973 y desde allí desaparecieron dos extremistas, dicen. Pero ahora está muriendo en prisión y quiere pasar sus últimos días con su familia. Se le ha denegado el indulto y un sicólogo de Gendarmería se opone a darle el beneficio de salida que les permitiría morir junto a los suyos. ¿Es necesario recordar que don Patricio Aylwin indultó a todos, pero todos los terroristas, aunque hubieren sido autores de crímenes sangrientos? Es el increíble doble standard chileno, pero somos el país que somos.
En "Chile Informa", el "samiszdat" digital de los partidarios del Gobierno Militar ("samiszdat": diario clandestino de la disidencia en tiempos del comunismo en la URSS), se informa que un regimiento ha sido bautizado con el nombre del General Carlos Prats, sí, el mismo que, documentadamente, según lo ha probado el historiador Víctor Farías examinando los archivos de Alemania Oriental, les ofreció a los comunistas chilenos traspasarles armas del Ejército en caso de una lucha interna. Entonces, el Ejército actual lo homenajea. Ya sabemos qué esperar de los uniformados de hoy. El doble standard seguirá igual o peor.
Y también todos sabemos quiénes incendian en el sur. Cada pocos días nos enteramos de nuevos casos de viviendas, maquinaria, bosques y plantaciones quemados. Todos conocen a los que lo hacen. ¿Y el Gobierno, y la Justicia? Esta última se dedica a prevaricar, desconociendo la amnistía y la prescripción para perseguir a ex uniformados. Está segura de que acá no le va a suceder lo que a Garzón en España. Porque acá los tribunales superiores encubren a los prevaricadores.
¿Y qué hace el gobierno con los revolucionarios? Les regala tierras. Hace poco le dieron otro fundo más a comunidades que habían participado en ataques a las propiedades que les regalaron. Total, la plata no es del que regala, sino de los contribuyentes.
Una de las treinta propietarias y propietarios que han visto incendiadas sus casas en el lago Lleu Lleu escribe en protesta al diario. ¿Cómo es posible? se pregunta. Es el único recurso que les queda. Si no hay autoridad ni hay justicia, sólo resta el "derecho a pataleo".
Bueno, concluyo con el país todavía cortado en dos, confiando en que mi hijo y su familia puedan pasar al sur a alguna hora, en lo posible indemnes, y seguro de que si los carabineros intervienen para restablecer la continuidad del territorio el Gobierno va a tener la mano muy dura con ellos.
miércoles, 8 de febrero de 2012
Por Qué Cambió al Ministro
El ministro de Economía, Pablo Longueira, declaró que tras subir el impuesto a las empresas de 17 a 20 por ciento, el país creció 6,3 por ciento. ¿Si la reforma tributaria lo sube al 40 por ciento el país va a crecer al 12,6 por ciento? Se ha transformado, junto a su colega Chadwick, en gran impulsor del alza tributaria.
Bueno, ahora sabemos lo que "sospeché desde un principio": por qué el Presidente cambió al ministro de Economía. El antecesor del actual, Juan Andrés Fontaine, escribió días atrás en "El Mercurio" exponiendo sus razones en contra de un alza tributaria.
Argumentó que en cinco años el gasto público trepó cinco puntos porcentuales del PIB, pero las protestas mostraron que ello no sirvió para satisfacer las aspiraciones sociales.
Añadió que un alza de impuestos "marcaría una importante desviación del plan que la ciudadanía votó dos años atrás". E hizo ver que el principal "problema" fiscal es cómo administrar la riqueza que día a día acumula el fisco", que tiene reservas en el Tesoro Público de 30 mil millones de dólares. Mientras el cobre siga valiendo más de 3 dólares por lira esas reservas se seguirán acumulando. El fisco se ha transformado en un acreedor neto, cosa inusual en Chile.
Advierte que no hay buenas razones para que el Estado renuncie a su capacidad de endeudamiento, hoy muy barato, en caso de necesitar recursos, en vez de aumentar impuestos "que limitan las opciones de ahorro e inversión". Y que los impuestos son "un peaje al emprendimiento y la innovación". Dice que si hay elusión tributaria, ésta consiste en pasar consumos propios como gastos de alguna empresa, lo que no se soluciona elevando la tasa de impuestos.
"Se arguye que aminorando la brecha entre las tasas tributarias de personas y empresas se lograría mayor equidad horizontal. Nada impide establecer un incentivo tributario semejante para los contribuyentes de los impuestos personales".
Ahora queda claro por que se cambió al ministro: el anterior no estaba preparado para aplicar el programa de la oposición en lugar del propio.
La pregunta que todavía no tiene respuesta es si ello se hizo por convicción o por mero populismo. Ciertamente, si fuera por lo primero resultaría infinitamente más grave.
Bueno, ahora sabemos lo que "sospeché desde un principio": por qué el Presidente cambió al ministro de Economía. El antecesor del actual, Juan Andrés Fontaine, escribió días atrás en "El Mercurio" exponiendo sus razones en contra de un alza tributaria.
Argumentó que en cinco años el gasto público trepó cinco puntos porcentuales del PIB, pero las protestas mostraron que ello no sirvió para satisfacer las aspiraciones sociales.
Añadió que un alza de impuestos "marcaría una importante desviación del plan que la ciudadanía votó dos años atrás". E hizo ver que el principal "problema" fiscal es cómo administrar la riqueza que día a día acumula el fisco", que tiene reservas en el Tesoro Público de 30 mil millones de dólares. Mientras el cobre siga valiendo más de 3 dólares por lira esas reservas se seguirán acumulando. El fisco se ha transformado en un acreedor neto, cosa inusual en Chile.
Advierte que no hay buenas razones para que el Estado renuncie a su capacidad de endeudamiento, hoy muy barato, en caso de necesitar recursos, en vez de aumentar impuestos "que limitan las opciones de ahorro e inversión". Y que los impuestos son "un peaje al emprendimiento y la innovación". Dice que si hay elusión tributaria, ésta consiste en pasar consumos propios como gastos de alguna empresa, lo que no se soluciona elevando la tasa de impuestos.
"Se arguye que aminorando la brecha entre las tasas tributarias de personas y empresas se lograría mayor equidad horizontal. Nada impide establecer un incentivo tributario semejante para los contribuyentes de los impuestos personales".
Ahora queda claro por que se cambió al ministro: el anterior no estaba preparado para aplicar el programa de la oposición en lugar del propio.
La pregunta que todavía no tiene respuesta es si ello se hizo por convicción o por mero populismo. Ciertamente, si fuera por lo primero resultaría infinitamente más grave.
lunes, 6 de febrero de 2012
Peor Para los Principios
Vladimir Ilich Ulianov, mejor conocido como Lenin, afirmaba que si los hechos contradecían lo que él sostenía, "peor para los hechos".
En estos días una columna del director del Instituto Libertad y Desarrollo, Luis Larraín (UDI), haciendo ver que la acción del gobierno, en varios aspectos, contradice los principios de la centroderecha, ha sido refutada por dos ministros, Andrés Chadwick (UDI) y Pablo Longueira (UDI).
Entonces, para empezar, peor para la UDI.
El segundo de esos ministros ha afirmado ("La Segunda" de hoy): "Si el Presidente le va a proponer al país un aumento de los impuestos para que la clase media pueda tener los recursos... para financiar la educación superior, esos son los principios, al menos de esa nueva derecha a la cual he dedicado treinta años de mi vida".
Esto nos enseña un par de cosas: primera, que lo propuesto por el Presidente es lo que determina cuáles son los principios. Es decir, no los conoceremos hasta enterarnos de qué es lo que propone el Presidente. ¿Programa de gobierno, doctrina del partido? ¿Qué es eso?
Yo pensaba que debía ser al revés: los estadistas profesan ciertos principios, en función de los cuales han sido elegidos y sobre cuya base desarrollan sus políticas.
Bueno, bajo la "nueva derecha" es todo lo contrario. Si el presidente aumenta los impuestos, nuestro principio es que se los debe aumentar. Y esto se llama "nueva derecha".
Lo cual ayuda a explicar las cosas, porque en todo el mundo el pensamiento de izquierda, y no el de derecha, es el que se caracteriza por sostener que debe aumentarse los impuestos para que el Estado satifaga las necesidades de la gente. Y justamente es la derecha la que critica esa postura y la caricaturiza con la frase "tax and spend" ("suba impuestos y gaste").
Conclusión: la "nueva derecha" piensa lo mismo que la izquierda. Y está en el gobierno.
Por eso éste, supuestamente de centroderecha, pero en realidad "de la nueva derecha", está llevando a cabo el programa de la oposición de centroizquierda, abrazando su bandera fundamental, "tax and spend". Y no sólo esa bandera, sino también la de la reforma al sistema binominal.
Si alguien busca en el programa de gobierno de la Coalición por el Cambio la propuesta de subir los impuestos para aumentar el gasto estatal, o la de modificar el sistema binominal, no las va a encontrar. Si las busca en el programa de la Concertación, en cambio, sí. ¿Quién está en el gobierno? La oposición.
En resumen, el país eligió a la derecha, ésta ganó el poder y mutó hacia la izquierda, que ahora se llama "nueva derecha"; y abrazó sus principios.
Tal vez es lo que llaman "realpolitik": "si quiero remontar en las encuestas, tengo que ver qué piensa la mayoría en ellas; y como piensa lo contrario de mis principios, entonces peor para mis principios.
¿Está claro?
En estos días una columna del director del Instituto Libertad y Desarrollo, Luis Larraín (UDI), haciendo ver que la acción del gobierno, en varios aspectos, contradice los principios de la centroderecha, ha sido refutada por dos ministros, Andrés Chadwick (UDI) y Pablo Longueira (UDI).
Entonces, para empezar, peor para la UDI.
El segundo de esos ministros ha afirmado ("La Segunda" de hoy): "Si el Presidente le va a proponer al país un aumento de los impuestos para que la clase media pueda tener los recursos... para financiar la educación superior, esos son los principios, al menos de esa nueva derecha a la cual he dedicado treinta años de mi vida".
Esto nos enseña un par de cosas: primera, que lo propuesto por el Presidente es lo que determina cuáles son los principios. Es decir, no los conoceremos hasta enterarnos de qué es lo que propone el Presidente. ¿Programa de gobierno, doctrina del partido? ¿Qué es eso?
Yo pensaba que debía ser al revés: los estadistas profesan ciertos principios, en función de los cuales han sido elegidos y sobre cuya base desarrollan sus políticas.
Bueno, bajo la "nueva derecha" es todo lo contrario. Si el presidente aumenta los impuestos, nuestro principio es que se los debe aumentar. Y esto se llama "nueva derecha".
Lo cual ayuda a explicar las cosas, porque en todo el mundo el pensamiento de izquierda, y no el de derecha, es el que se caracteriza por sostener que debe aumentarse los impuestos para que el Estado satifaga las necesidades de la gente. Y justamente es la derecha la que critica esa postura y la caricaturiza con la frase "tax and spend" ("suba impuestos y gaste").
Conclusión: la "nueva derecha" piensa lo mismo que la izquierda. Y está en el gobierno.
Por eso éste, supuestamente de centroderecha, pero en realidad "de la nueva derecha", está llevando a cabo el programa de la oposición de centroizquierda, abrazando su bandera fundamental, "tax and spend". Y no sólo esa bandera, sino también la de la reforma al sistema binominal.
Si alguien busca en el programa de gobierno de la Coalición por el Cambio la propuesta de subir los impuestos para aumentar el gasto estatal, o la de modificar el sistema binominal, no las va a encontrar. Si las busca en el programa de la Concertación, en cambio, sí. ¿Quién está en el gobierno? La oposición.
En resumen, el país eligió a la derecha, ésta ganó el poder y mutó hacia la izquierda, que ahora se llama "nueva derecha"; y abrazó sus principios.
Tal vez es lo que llaman "realpolitik": "si quiero remontar en las encuestas, tengo que ver qué piensa la mayoría en ellas; y como piensa lo contrario de mis principios, entonces peor para mis principios.
¿Está claro?
domingo, 5 de febrero de 2012
Es Que No Entienden a Sebastián
Hoy en "El Mercurio" el vocero de gobierno, Andrés Chadwick, contradice con cierta ira la columna de ayer de Luis Larraín, en el mismo diario, donde éste señaló que el gobierno ha abandonado los principios del ideario de centroderecha.
El artículo de Chadwick es bueno, porque rescata los logros del gobierno (crecimiento, empleo), pero yo creo que, sin perjuicio de eso, nadie es de la opinión de que este gobierno se rige por principios de derecha. Estos se caracterizan por la defensa de la libertad de emprender y todos sabemos que hay cada día más regulaciones que entraban esa libertad. Justamente hoy, también en "El Mercurio", una columna de Hernán Büchi advierte contra los peligros del exceso de regulaciones en el mercado financiero, en que están empeñados de consuno el gobierno y el parlamento.
El ideario de derecha se caracteriza por propender a un Estado de menor tamaño y todos sabemos que este gobierno se ha dedicado a crear nuevos ministerios, subsecretarías y superintencias con evidente vocación por incrementar el tamaño del Estado. Sin ir más lejos, en 2012 el gasto estatal crecerá más que el producto. Eso lo dice todo. Y no sólo tamaño estatal, sino injerencia. Ya el presidente, cuando era candidato, declaró en el mismo diario que propiciaba un Estado fuerte, que "controle, supervise, norme, regule". Bueno, está haciendo todo eso, que es lo contrario de lo que un genuino gobierno de derecha haría. Esa fue una, y sólo una, de las muchas razones por las cuales no voté por él.
Su ministra Evelyn Matthei declaró hace algunas semanas que aspiraba a que los inspectores del trabajo fueran tan temidos por las empresas como los de Impuestos Internos. Los gobiernos de derecha no son de los que están buscando atemorizar a los empresarios. Y debo advertirles que los inspectores se lo han tomado en serio, porque como son casi todos de izquierda y vienen de los gobiernos de la Concertación, sólo estaban esperando que el gobierno, supuestamente de derecha, les dijera "upa", para decir ellos "chalupa". Yo tengo mi oficina en una pyme que alguna vez fue mía pero ya no, y el otro día llegó un inspector de la seremi de Salud, según dijo, porque faltaba un certificado en el permiso de funcionamiento de la empresa y así no podía seguir operando, así es que debía clausurarla. Pero la empresa se había preocupado de contratar a una experta en burocracia para conseguir todos sus permisos (ella es experta porque antes trabajó en la burocracia y le conoce todos los trucos). Entonces ella hizo unos llamados amenazadores a los jefes del inspector, mencionando la palabra "sumario" y la cosa se arregló. Bueno, esas mismas cosas nos pasaban bajo los gobiernos de la Concertación. Recuerdo, en particular, a una inspectora que, antes de entrar a la empresa, quiso asegurarse y preguntó muy cándidamente, "¿ésta es la empresa de Hermógenes Pérez de Arce?", porque tenía claro a lo que iba. Y nos dio con todo.
A todo esto, la mejor defensa que tendría Luis Larraín frente a las críticas de Andrés Chadwick podría estar en otra columna de ayer de Jorge Correa Sutil, en el mismo dario, donde se manifiesta desconcertado por no entender la "carta de navegación" del gobierno, al cual el presidente había descrito días atrás, en su particular lenguaje, como "un gran barco, con rumbo claro, timón firme, velas desplegadas y motores funcionando" (¿motores y velas al mismo tiempo?), sin perjuicio de lo cual, dice el columnista, "al iniciar este año toma rumbos que hacen imposible reconocer un trazado. El verano político mostró a un capitán escribiendo, borrando y reescribiendo la carta de navegación política".
Pues ésa es la verdad: nadie sabe para dónde va este gobierno, y el presidente tampoco. Correa Sutil se pregunta para qué convocó a todos los ex presidentes de la república durante un mes, si no podía menos de saber que le iban a plantear ideas como las de la Concertación.
Bueno, hoy lo tenemos debatiéndose, justamente, en medio de las propuestas de la Concertación: reformas politicas y alzas de impuestos. Más regulaciones, amenazas a los empresarios. Para que nadie vaya a creer que es un empresario. La meta es la igualdad de todos, para que nadie vaya a creer que él, por tener tres mil millones de dólares, defiende la desigualdad. Siempre ha luchado por la mayor igualdad. Los tres mil millones de dólares fueron "un gaje del oficio". ¿Se comprende por qué en las encuestas la gente dice que no le cree?
Es que no entienden al presidente. Yo creo que lo entiendo: él quería ser presidente, con todo lo que eso significa, es decir, ser el más importante de todos, el protagonista, el número uno. ¿Las ideas, los principios, los grandes rumbos? Bueno, en el camino se arregla la carga. Lo que quiere, y eso es lo que los demás se niegan a entender, es lo otro, el protagonismo, y siendo presidente es protagonista por antonomasia. Y si se reúne con los ex presidentes, no es porque tenga algo en particular qué conversar con ellos, sino porque eso le significará durante cuatro semanas seguidas protagonizar las noticias y dar la imagen de que es un "primus inter pares", es decir, lo máximo entre los más importantes, el que los pone de acuerdo a todos, aunque no se hayan puesto de acuerdo en nada.
Pero los ex presidentes ni cortos ni perezosos, le mandaron guardar diversos recados y eso le ha significado meterse en el programa de la Concertación, que es a lo cual está dedicado hoy. Pero "ya veremos cómo lo arreglamos", no obstante que la tripulación del gran barco le ha formado un enredo de no te muevas, porque unos se pusieron ya a pactar cona la Concertación y los otros han puesto el grito en el cielo, como era de esperar.
Esto es así y seguirá siendo así y que nadie espere otra cosa en el segundo tiempo. El protagonista quería serlo y quería que todos se rieran de sus chistes, porque ése es uno de los mayores agrados de ser presidente. Y por eso su lealísimo defensor y primo, Andrés Chadwick, también tuvo que reírse el otro día en el estadio de La Serena, cuando el presidente dijo un mal chiste a su costa, al revelar que ahí jugaban fútbol los Piñera con los Chadwick, y siempre ganaban los Piñera, porque son mejores y por algo Piñera era presidente y Chadwick sólo ministro. Se sabe que un ministro no está para contestar las pesadeces del presidente sino para defenderlo, y por eso se quedó callado entonces pero no ha podido quedarse callado cuando un columnista ha hecho ver la realidad de que el gobierno encabezado por Piñera y secundado por Chadwick no va por el mismo lado que los principios de la derecha.
El artículo de Chadwick es bueno, porque rescata los logros del gobierno (crecimiento, empleo), pero yo creo que, sin perjuicio de eso, nadie es de la opinión de que este gobierno se rige por principios de derecha. Estos se caracterizan por la defensa de la libertad de emprender y todos sabemos que hay cada día más regulaciones que entraban esa libertad. Justamente hoy, también en "El Mercurio", una columna de Hernán Büchi advierte contra los peligros del exceso de regulaciones en el mercado financiero, en que están empeñados de consuno el gobierno y el parlamento.
El ideario de derecha se caracteriza por propender a un Estado de menor tamaño y todos sabemos que este gobierno se ha dedicado a crear nuevos ministerios, subsecretarías y superintencias con evidente vocación por incrementar el tamaño del Estado. Sin ir más lejos, en 2012 el gasto estatal crecerá más que el producto. Eso lo dice todo. Y no sólo tamaño estatal, sino injerencia. Ya el presidente, cuando era candidato, declaró en el mismo diario que propiciaba un Estado fuerte, que "controle, supervise, norme, regule". Bueno, está haciendo todo eso, que es lo contrario de lo que un genuino gobierno de derecha haría. Esa fue una, y sólo una, de las muchas razones por las cuales no voté por él.
Su ministra Evelyn Matthei declaró hace algunas semanas que aspiraba a que los inspectores del trabajo fueran tan temidos por las empresas como los de Impuestos Internos. Los gobiernos de derecha no son de los que están buscando atemorizar a los empresarios. Y debo advertirles que los inspectores se lo han tomado en serio, porque como son casi todos de izquierda y vienen de los gobiernos de la Concertación, sólo estaban esperando que el gobierno, supuestamente de derecha, les dijera "upa", para decir ellos "chalupa". Yo tengo mi oficina en una pyme que alguna vez fue mía pero ya no, y el otro día llegó un inspector de la seremi de Salud, según dijo, porque faltaba un certificado en el permiso de funcionamiento de la empresa y así no podía seguir operando, así es que debía clausurarla. Pero la empresa se había preocupado de contratar a una experta en burocracia para conseguir todos sus permisos (ella es experta porque antes trabajó en la burocracia y le conoce todos los trucos). Entonces ella hizo unos llamados amenazadores a los jefes del inspector, mencionando la palabra "sumario" y la cosa se arregló. Bueno, esas mismas cosas nos pasaban bajo los gobiernos de la Concertación. Recuerdo, en particular, a una inspectora que, antes de entrar a la empresa, quiso asegurarse y preguntó muy cándidamente, "¿ésta es la empresa de Hermógenes Pérez de Arce?", porque tenía claro a lo que iba. Y nos dio con todo.
A todo esto, la mejor defensa que tendría Luis Larraín frente a las críticas de Andrés Chadwick podría estar en otra columna de ayer de Jorge Correa Sutil, en el mismo dario, donde se manifiesta desconcertado por no entender la "carta de navegación" del gobierno, al cual el presidente había descrito días atrás, en su particular lenguaje, como "un gran barco, con rumbo claro, timón firme, velas desplegadas y motores funcionando" (¿motores y velas al mismo tiempo?), sin perjuicio de lo cual, dice el columnista, "al iniciar este año toma rumbos que hacen imposible reconocer un trazado. El verano político mostró a un capitán escribiendo, borrando y reescribiendo la carta de navegación política".
Pues ésa es la verdad: nadie sabe para dónde va este gobierno, y el presidente tampoco. Correa Sutil se pregunta para qué convocó a todos los ex presidentes de la república durante un mes, si no podía menos de saber que le iban a plantear ideas como las de la Concertación.
Bueno, hoy lo tenemos debatiéndose, justamente, en medio de las propuestas de la Concertación: reformas politicas y alzas de impuestos. Más regulaciones, amenazas a los empresarios. Para que nadie vaya a creer que es un empresario. La meta es la igualdad de todos, para que nadie vaya a creer que él, por tener tres mil millones de dólares, defiende la desigualdad. Siempre ha luchado por la mayor igualdad. Los tres mil millones de dólares fueron "un gaje del oficio". ¿Se comprende por qué en las encuestas la gente dice que no le cree?
Es que no entienden al presidente. Yo creo que lo entiendo: él quería ser presidente, con todo lo que eso significa, es decir, ser el más importante de todos, el protagonista, el número uno. ¿Las ideas, los principios, los grandes rumbos? Bueno, en el camino se arregla la carga. Lo que quiere, y eso es lo que los demás se niegan a entender, es lo otro, el protagonismo, y siendo presidente es protagonista por antonomasia. Y si se reúne con los ex presidentes, no es porque tenga algo en particular qué conversar con ellos, sino porque eso le significará durante cuatro semanas seguidas protagonizar las noticias y dar la imagen de que es un "primus inter pares", es decir, lo máximo entre los más importantes, el que los pone de acuerdo a todos, aunque no se hayan puesto de acuerdo en nada.
Pero los ex presidentes ni cortos ni perezosos, le mandaron guardar diversos recados y eso le ha significado meterse en el programa de la Concertación, que es a lo cual está dedicado hoy. Pero "ya veremos cómo lo arreglamos", no obstante que la tripulación del gran barco le ha formado un enredo de no te muevas, porque unos se pusieron ya a pactar cona la Concertación y los otros han puesto el grito en el cielo, como era de esperar.
Esto es así y seguirá siendo así y que nadie espere otra cosa en el segundo tiempo. El protagonista quería serlo y quería que todos se rieran de sus chistes, porque ése es uno de los mayores agrados de ser presidente. Y por eso su lealísimo defensor y primo, Andrés Chadwick, también tuvo que reírse el otro día en el estadio de La Serena, cuando el presidente dijo un mal chiste a su costa, al revelar que ahí jugaban fútbol los Piñera con los Chadwick, y siempre ganaban los Piñera, porque son mejores y por algo Piñera era presidente y Chadwick sólo ministro. Se sabe que un ministro no está para contestar las pesadeces del presidente sino para defenderlo, y por eso se quedó callado entonces pero no ha podido quedarse callado cuando un columnista ha hecho ver la realidad de que el gobierno encabezado por Piñera y secundado por Chadwick no va por el mismo lado que los principios de la derecha.
viernes, 3 de febrero de 2012
Una Medida "Argentina"
El principal titular de "El Mercurio" dice que el gobierno enviará un proyecto de ley para que TODAS las empresas que empleen más de veinte personas deban tener salas cunas, aunque entre su personal no haya mujeres.
El objeto de la iniciativa es que no exista un mayor costo por el hecho de contratar mujeres y tener que hacer salas cunas, como existe hoy. El costo será igualmente mayor, aunque contraten hombres, pues deberán hacer salas cunas de todas maneras.
Es cierto, se hacen más iguales los gastos de contratar hombres y mujeres, pero:
1) Los costos de producción van a aumentar en todas las empresas que no tienen hoy salas cunas, porque van a verse obligadas a financiar una, aunque no haya necesidad de tenerlas, por no haber niños qué cuidar. Esto es absurdo, y las políticas absurdas nunca han sido buenas para los países.
2) Como los costos van a subir, van a subir los precios para todos los consumidores.
3) Como tener salas cunas aunque no haya mujeres representará un mayor gasto para las empresas, sin que ello redunde en un aumento de la producción, la productividad de los trabajadores chilenos va a disminuir.
4) Como las remuneraciones están determinadas por la productividad, y esto no puede ser alterado por ningún proyecto de ley, la nueva iniciativa anunciada representará un factor de disminuición de las remuneraciones de los trabajadores.
5) Es verdad que va a desaparecer un elemento diferenciador que hacía más conveniente contratar varones en vez de mujeres, pero otros factores diferenciadores subsistirán, como el de los descansos pre y post natales. ¿Se va a legislar también para que los hombres cobren pre y post natal aunque no tengan hijos?
6) Una ley que ningún gobernante populista ha podido derogar es la de la oferta y la demanda. Según ella, cuando el precio de un bien sube, disminuye la cantidad demandada del mismo. En este caso, el proyecto aumenta el precio de contratar mano de obra, lo que incidirá en que se demandará una menor cantidad de trabajadores(as) y menos de ellos encontrarán empleo, lo que va contra el propósito anunciado del gobierno de aumentar el empleo.
Ésta es una típica medida de la "era Kirchner" de Argentina, fiel heredera del antiguo peronismo, que transformó hace tres cuartos de siglo a una economía pujante en otra que terminó a la zaga de los países en desarrollo.
¿Está comenzando la "argentinización" del modelo chileno?
El objeto de la iniciativa es que no exista un mayor costo por el hecho de contratar mujeres y tener que hacer salas cunas, como existe hoy. El costo será igualmente mayor, aunque contraten hombres, pues deberán hacer salas cunas de todas maneras.
Es cierto, se hacen más iguales los gastos de contratar hombres y mujeres, pero:
1) Los costos de producción van a aumentar en todas las empresas que no tienen hoy salas cunas, porque van a verse obligadas a financiar una, aunque no haya necesidad de tenerlas, por no haber niños qué cuidar. Esto es absurdo, y las políticas absurdas nunca han sido buenas para los países.
2) Como los costos van a subir, van a subir los precios para todos los consumidores.
3) Como tener salas cunas aunque no haya mujeres representará un mayor gasto para las empresas, sin que ello redunde en un aumento de la producción, la productividad de los trabajadores chilenos va a disminuir.
4) Como las remuneraciones están determinadas por la productividad, y esto no puede ser alterado por ningún proyecto de ley, la nueva iniciativa anunciada representará un factor de disminuición de las remuneraciones de los trabajadores.
5) Es verdad que va a desaparecer un elemento diferenciador que hacía más conveniente contratar varones en vez de mujeres, pero otros factores diferenciadores subsistirán, como el de los descansos pre y post natales. ¿Se va a legislar también para que los hombres cobren pre y post natal aunque no tengan hijos?
6) Una ley que ningún gobernante populista ha podido derogar es la de la oferta y la demanda. Según ella, cuando el precio de un bien sube, disminuye la cantidad demandada del mismo. En este caso, el proyecto aumenta el precio de contratar mano de obra, lo que incidirá en que se demandará una menor cantidad de trabajadores(as) y menos de ellos encontrarán empleo, lo que va contra el propósito anunciado del gobierno de aumentar el empleo.
Ésta es una típica medida de la "era Kirchner" de Argentina, fiel heredera del antiguo peronismo, que transformó hace tres cuartos de siglo a una economía pujante en otra que terminó a la zaga de los países en desarrollo.
¿Está comenzando la "argentinización" del modelo chileno?
jueves, 2 de febrero de 2012
Y Máximo Tenía Razón...
Uno de los más lúcidos comentaristas de este blog es Máximo. Además, es generoso, porque contribuye acá a pesar de tener su propio blog. A veces se ríe un poco de mí en sus comentarios, es verdad, pero he aprendido a sobrellevarlo.
Al comentar mi blog de ayer, Máximo me aconsejó leer un reportaje de "El Mostrador" sobre Julio Sarmiento, un joven cubano, estudiante de medicina, que fue (pero ya no es) pareja de Camila Vallejo, hoy figura internacional y el cuarto personaje mejor evaluado de Chile, si hemos de creerle a la encuesta CEP. Sarmiento es el "poder detrás del trono" de Camila.
El reportaje de "El Mostrador" me ha proporcionado, además, una satisfacción, pues prueba que en este asunto de la revolución estudiantil siempre tuve toda la razón: ha sido un movimiento preparado y organizado, paso a paso, por los comunistas, como siempre lo he sostenido. Pues Camila Vallejo y Julio Sarmiento son militantes comunistas.
El plan revolucionario, originalmente concebido en Cuba, fue cuidadosamente preparado para ponerse en pràctica en 2010, pero entonces vino el terremoto y los rojos se dieron cuenta de que "el horno no estaba para bollos", confiesa Sarmiento. Lo dejaron para 2011.
Tenían algunas aprensiones, pues "no sabían cómo iba a reaccionar el gobierno de derecha". A poco andar se tranquilizaron, obviamente, porque el gobierno, primero, no era de derecha y, segundo, no reaccionó de ninguna manera que los pudiera hacer temer algo así como que se aplicaran las leyes y se castigara a quienes las atropellaran.
Realmente, Sarmiento puede darse por satisfecho de su éxito. Y se prepara para la continuación del proceso revolucionario en 2012, ya con la tranquilidad de saber que en el país no tienen nada qué temer de la autoridad, pues no la hay.
Entretanto, Camila Valejo se ha convertido en figura internacional, con el "New York Times" dedicado a su misión histórica favorita, que es la de servir de caja de resonancia a los revolucionarios comunistas. Recuérdese que ese diario fue el principal megáfono internacional de Fidel Castro en su tiempo. Lo presentaba ante la faz de los Estados Unidos y del mundo como un gran demócrata que iba a liberar a Cuba. ¡Qué buen ojo!
Pues bien, ahora la figura a levantar esa Camila Vallejo, que, al igual que Castro y el Ché Guevara, no oculta sus intenciones, como la de usar las armas para sus propósitos polìticos, "si se dan las condiciones". Los comunistas son geniales agregando frases como ésa para matizar sus confesiones. Salvo que estén en el poder, porque el Ché Guevara, cuando fue a las Naciones Unidas en 1959, les dijo a los representantes de todas las naciones: "Sí, hemos fusilado gente, y lo vamos a seguir haciendo". Al término de sus palabras lo aplaudieron de pie.
Sarmiento también revela, en sus declaraciones, el grado de cuidado con que preparó la revolución. Comenzaron por tener empadronados a diez mil jóvenes, comprometidos a ir a lo que fueren convocados. Con diez mil personas se puede hacer fácilmente una revolución. La UP tenía diez mil guerrilleros en armas y, con la ayuda de un número parecido de clandestinos extrajeros, estuvo a un paso de tomar la totalidad del poder en Chile.
Bueno, ahora el levantamiento rojo seguirá su curso, con sólo un interregno veraniego, relativo, porque semanalmente salen sus tropas de encapuchados a las calles este verano, a probar fuerzas.
Claro, debo confesar que hay un aspecto básico en el cual coincidimos los revolucionarios comunistas y yo: en que el Estado debe entregar más plata. Pero ellos la quieren extraer de los particulares para fortalecer la educación pública del mismo Estado, es decir, ese monstruo dilapidador e ineficiente que se llama Ministerio de Educaciòn, mientras yo la quiero para sustraerla de las manos de la burocracia y dársela directamente a la gente, junto con plena libertad de elegir dónde educar a sus hijos e igualmente plena libertad de enseñanza, es decir, de fundar colegios, centros de formación técnica y universidades privados.
Reconozco que los comunistas me llevan ventaja, porque ya tienen diez mil revolucionarios empadronados y yo no tengo ninguno. Además, el gobierno siempre termina haciendo lo que ellos dicen y, en cambio, está muy lejos de llevar a la práctica las ideas mías.
Termino agradeciendo una vez más a Máximo, porque de la lectura de los planes de Sarmiento y Vallejo en "El Mostrador" uno puede llegar a la conclusión de que este año será tanto o más movido que el anterior y de que la revolución comunista podrá dar nuevos pasos, amparada en la falta de autoridad y firmeza del gobernante.
Al comentar mi blog de ayer, Máximo me aconsejó leer un reportaje de "El Mostrador" sobre Julio Sarmiento, un joven cubano, estudiante de medicina, que fue (pero ya no es) pareja de Camila Vallejo, hoy figura internacional y el cuarto personaje mejor evaluado de Chile, si hemos de creerle a la encuesta CEP. Sarmiento es el "poder detrás del trono" de Camila.
El reportaje de "El Mostrador" me ha proporcionado, además, una satisfacción, pues prueba que en este asunto de la revolución estudiantil siempre tuve toda la razón: ha sido un movimiento preparado y organizado, paso a paso, por los comunistas, como siempre lo he sostenido. Pues Camila Vallejo y Julio Sarmiento son militantes comunistas.
El plan revolucionario, originalmente concebido en Cuba, fue cuidadosamente preparado para ponerse en pràctica en 2010, pero entonces vino el terremoto y los rojos se dieron cuenta de que "el horno no estaba para bollos", confiesa Sarmiento. Lo dejaron para 2011.
Tenían algunas aprensiones, pues "no sabían cómo iba a reaccionar el gobierno de derecha". A poco andar se tranquilizaron, obviamente, porque el gobierno, primero, no era de derecha y, segundo, no reaccionó de ninguna manera que los pudiera hacer temer algo así como que se aplicaran las leyes y se castigara a quienes las atropellaran.
Realmente, Sarmiento puede darse por satisfecho de su éxito. Y se prepara para la continuación del proceso revolucionario en 2012, ya con la tranquilidad de saber que en el país no tienen nada qué temer de la autoridad, pues no la hay.
Entretanto, Camila Valejo se ha convertido en figura internacional, con el "New York Times" dedicado a su misión histórica favorita, que es la de servir de caja de resonancia a los revolucionarios comunistas. Recuérdese que ese diario fue el principal megáfono internacional de Fidel Castro en su tiempo. Lo presentaba ante la faz de los Estados Unidos y del mundo como un gran demócrata que iba a liberar a Cuba. ¡Qué buen ojo!
Pues bien, ahora la figura a levantar esa Camila Vallejo, que, al igual que Castro y el Ché Guevara, no oculta sus intenciones, como la de usar las armas para sus propósitos polìticos, "si se dan las condiciones". Los comunistas son geniales agregando frases como ésa para matizar sus confesiones. Salvo que estén en el poder, porque el Ché Guevara, cuando fue a las Naciones Unidas en 1959, les dijo a los representantes de todas las naciones: "Sí, hemos fusilado gente, y lo vamos a seguir haciendo". Al término de sus palabras lo aplaudieron de pie.
Sarmiento también revela, en sus declaraciones, el grado de cuidado con que preparó la revolución. Comenzaron por tener empadronados a diez mil jóvenes, comprometidos a ir a lo que fueren convocados. Con diez mil personas se puede hacer fácilmente una revolución. La UP tenía diez mil guerrilleros en armas y, con la ayuda de un número parecido de clandestinos extrajeros, estuvo a un paso de tomar la totalidad del poder en Chile.
Bueno, ahora el levantamiento rojo seguirá su curso, con sólo un interregno veraniego, relativo, porque semanalmente salen sus tropas de encapuchados a las calles este verano, a probar fuerzas.
Claro, debo confesar que hay un aspecto básico en el cual coincidimos los revolucionarios comunistas y yo: en que el Estado debe entregar más plata. Pero ellos la quieren extraer de los particulares para fortalecer la educación pública del mismo Estado, es decir, ese monstruo dilapidador e ineficiente que se llama Ministerio de Educaciòn, mientras yo la quiero para sustraerla de las manos de la burocracia y dársela directamente a la gente, junto con plena libertad de elegir dónde educar a sus hijos e igualmente plena libertad de enseñanza, es decir, de fundar colegios, centros de formación técnica y universidades privados.
Reconozco que los comunistas me llevan ventaja, porque ya tienen diez mil revolucionarios empadronados y yo no tengo ninguno. Además, el gobierno siempre termina haciendo lo que ellos dicen y, en cambio, está muy lejos de llevar a la práctica las ideas mías.
Termino agradeciendo una vez más a Máximo, porque de la lectura de los planes de Sarmiento y Vallejo en "El Mostrador" uno puede llegar a la conclusión de que este año será tanto o más movido que el anterior y de que la revolución comunista podrá dar nuevos pasos, amparada en la falta de autoridad y firmeza del gobernante.
miércoles, 1 de febrero de 2012
Y Creó la Subsecretaría de DD. HH.
Los DC, sea que estén en ejercicio o momentáneamente en comisión de servicio en otro sector, siempre terminan haciendo lo que dicen los comunistas. ¿Qué necesidad tiene el país de una Subsecretaría de Derechos Humanos? Ninguna. ¿Alguien piensa que si no existiera se comenzarían a violar acá los derechos humanos? Nadie. ¿Alguien piensa que la única y flagrante violación a los derechos humanos que tiene lugar en el Chile actual, desde hace décadas, representada por los juicios ilegales contra uniformados, promovidos a iniciativa de los kerenskis, va a tener remedio gracias a la Subsecretaría? Nadie. Pese a que el debido proceso es un derecho humano esencial y que a esos uniformados les es desconocido.
El realismo político indica que nadie saca nada con pedir que se respeten sus derechos humanos si está en el bando equivocado.
Los comunistas, sus compañeros de ruta y los kerenskis que siempre les ponen la alfombra para que lleguen al poder han usado el tema de los derechos humanos en todo el mundo para impedir o dificultar que los gobiernos se defiendan de la violencia revolucionaria roja. Ahora está sucediendo precisamente eso en el sur chileno.
En eso los rojos han sido geniales, porque han logrado consagrar como doctrina universalmente compartida que, cuando un terrorista de ellos mata a alguien, no hay atropello a los derechos humanos. Ni siquiera se molestan en precisar cuáles eran o cómo se llamaban los derechos del muerto. En cambio, si un agente de seguridad mata a un terrorista, sí hay atropello a los derechos humanos. Los juristas de izquierda han conseguido hacer prevalecer ese predicamento y, en ese sentido, han sido geniales. Y le han extraído y siguen extrayendo miles de millones de pesos al Estado, fundados en esa doctrina. Y ayudados por la "Oficina de Derechos Humanos" del Ministerio del Interior. ¿Usted sabía que iba a pasar eso cuando votó por Piñera? Yo sí sabía, cuando no voté por él.
El corolario de esa doctrina es lo que ha sucedido en Chile: Patricio Aylwin indultó a todos los terroristas que habían cometido crímenes, incluso los más sangrientes, porque no habían atropellado los derechos humanos; y persiguió a los uniformados que los combatieron, porque sí atropellaban los derechos humanos.
Esto se materializa en situaciones abdurdas que, si los cerebros nacionales no estuvieran lavados, serían irritantes, como la vivida en estos días, en que se paseó por el país Hugo Marchant Moya, mirista que asesinó al general Carol Urzúa y a dos acompañantes, y ahora trabaja libre en Europa con empleo garantizado, porque el indulto cambió su pena de presidio por extrañamiento con trabajo garantizado. Admitido a venir "por razones humanitarias", fue homenajeado en el Congreso y proclamó que "la lucha continúa", alzando la mano empuñada, mientras modestos uniformados están presos, en particular, hace pocos días, dos carabineros que dieron muerte a dos extremistas en 1973. Es que cometieron el crimen de usar sus armas para oponerse a "la lucha" por las armas. Para éstos no hay perdón, no hay razones humanitarias, no hay legalidad. Pues, si hubieran cometido delito, éste estaría prescrito y amnistiado en cualquier estado de derecho. Pero esos carabineros carecen de derechos haumanos. ¿Alguien piensa que la nueva Subsecretaría se va a preocupar de ellos? Sobre todo si los abogados "de derechos humanos" del Gobierno (Ministerio del Interior), se han adherido a las querellas contra los modestos carabineros presos.
¿Alguien recuerda lo que el candidato Piñera les prometió a los uniformados en retiro? No, y él menos que nadie. Ahora de lo que se trata es de estar bien con los comunistas, posar con ellos, hacer cosas que les gusten, como crear esta Subsecretaría.
Ella seguramente también se va a plegar a la persecución de los uniformados que salvaron a Chile del comunismo.
El realismo político indica que nadie saca nada con pedir que se respeten sus derechos humanos si está en el bando equivocado.
Los comunistas, sus compañeros de ruta y los kerenskis que siempre les ponen la alfombra para que lleguen al poder han usado el tema de los derechos humanos en todo el mundo para impedir o dificultar que los gobiernos se defiendan de la violencia revolucionaria roja. Ahora está sucediendo precisamente eso en el sur chileno.
En eso los rojos han sido geniales, porque han logrado consagrar como doctrina universalmente compartida que, cuando un terrorista de ellos mata a alguien, no hay atropello a los derechos humanos. Ni siquiera se molestan en precisar cuáles eran o cómo se llamaban los derechos del muerto. En cambio, si un agente de seguridad mata a un terrorista, sí hay atropello a los derechos humanos. Los juristas de izquierda han conseguido hacer prevalecer ese predicamento y, en ese sentido, han sido geniales. Y le han extraído y siguen extrayendo miles de millones de pesos al Estado, fundados en esa doctrina. Y ayudados por la "Oficina de Derechos Humanos" del Ministerio del Interior. ¿Usted sabía que iba a pasar eso cuando votó por Piñera? Yo sí sabía, cuando no voté por él.
El corolario de esa doctrina es lo que ha sucedido en Chile: Patricio Aylwin indultó a todos los terroristas que habían cometido crímenes, incluso los más sangrientes, porque no habían atropellado los derechos humanos; y persiguió a los uniformados que los combatieron, porque sí atropellaban los derechos humanos.
Esto se materializa en situaciones abdurdas que, si los cerebros nacionales no estuvieran lavados, serían irritantes, como la vivida en estos días, en que se paseó por el país Hugo Marchant Moya, mirista que asesinó al general Carol Urzúa y a dos acompañantes, y ahora trabaja libre en Europa con empleo garantizado, porque el indulto cambió su pena de presidio por extrañamiento con trabajo garantizado. Admitido a venir "por razones humanitarias", fue homenajeado en el Congreso y proclamó que "la lucha continúa", alzando la mano empuñada, mientras modestos uniformados están presos, en particular, hace pocos días, dos carabineros que dieron muerte a dos extremistas en 1973. Es que cometieron el crimen de usar sus armas para oponerse a "la lucha" por las armas. Para éstos no hay perdón, no hay razones humanitarias, no hay legalidad. Pues, si hubieran cometido delito, éste estaría prescrito y amnistiado en cualquier estado de derecho. Pero esos carabineros carecen de derechos haumanos. ¿Alguien piensa que la nueva Subsecretaría se va a preocupar de ellos? Sobre todo si los abogados "de derechos humanos" del Gobierno (Ministerio del Interior), se han adherido a las querellas contra los modestos carabineros presos.
¿Alguien recuerda lo que el candidato Piñera les prometió a los uniformados en retiro? No, y él menos que nadie. Ahora de lo que se trata es de estar bien con los comunistas, posar con ellos, hacer cosas que les gusten, como crear esta Subsecretaría.
Ella seguramente también se va a plegar a la persecución de los uniformados que salvaron a Chile del comunismo.