Cuando yo era niño, en el Saint George's College, veía entrar al comedor a los alumnos "grandes", de los últimos cursos y, entre ellos, a Sergio Valech. Alto y corpulento, en esos años tenía el rostro muy marcado por el acné. Hijo de un hombre de negocios muy rico, era actualmente dueño de una gran fortuna. Vivía muy austeramente. Hace poco hizo una donación educacional de mil 600 millones de pesos.
Se declaraba "momio". Tal vez por eso lo designaban en cargos muy delicados, como la Vicaría de la Solidaridad y la Comisión de la Tortura, mejor conocida como "Comisión Valech".
Era, ideológicamente, de derecha, pero la coyuntura de la vida lo puso al frente de entidades que favorecían a la izquierda. No pudo menos de reconocer que la Vicaría de la Solidaridad tenía lazos con el terrorismo, pero él poco o nada podía hacer, salvo confesar paladinamente que en el recinto sagrado de esa repartición eclesiástica se había descubierto un arsenal de bombas molotov. Una confesión políticamente incorrecta, a la cual la prensa, como suele suceder en estos casos, no le dio mayor eco.
En otra ocasión en que, tras el asesinato a mansalva de un carabinero de veinte años, se descubrió que los hechores, que habían huido heridos, se atendían en una clínica financiada por la Vicaría, monseñor seguramente no halló qué hacer. Él entendía estar al frente de una entidad que protegía a personas contra atropellos a sus derechos humanos y no a una sucursal logística del brazo armado comunista. Y ahora la evidencia le señalaba que era esto último. Él, un pastor de derecha, cohonestando el terrorismo comunista. Probablemente no hallaba qué hacer. La justicia (nada menos que la Corte Suprema) le ordenó entregar todas las fichas de atención de terroristas heridos que se hubieran atendido en la clínica de la Vicaría. ¿Qué podía hacer? Jurídicamente, debía entregarlas. Políticamente, no podía hacerlo. Y no lo hizo.
Sucedió lo insólito, lo antijurídico, lo injustificable: monseñor Valech se negó a cumplir la orden judicial. No entregó las fichas al ministro sumariante. ¿Y qué pasó? Lo que suele suceder en Chile cuando la justicia amenaza a la izquierda: nada. Monseñor Valech incurrió en un desacato flagrante, pero nadie le hizo nada. Pleno gobierno militar, plena "dictadura" y, sin embargo, el procedimiento antiterrorista terminó ahí.
La imagen de este pastor de derecha que tan singularmente se jugaba por la izquierda, y por la izquierda más extrema, creció a los ojos de ésta. Cuando se escenificó cuidadosamente la Comisión de la Tortura, que trabajó sobre la base de la documentación reunida por el archivero de la Vicaría de la Solidaridad, José Manuel Parada, que era, a la vez, un alto jefe del FPMR (cualquiera puede imaginar el contenido de esos informes) el gobierno de Lagos escogió de nuevo a monseñor Valech para presidirla. Por eso la comisión es ahora mejor conocida por su nombre. Pero él seguía diciendo que era "momio". Seguía diciendo verdades que molestaban a la izquierda, como cuando, en una entrevista, se preguntó qué sentido tenía seguir persiguiendo a militares por torturas, cuando ya eran "unos viejitos".
Pero ello no obstaba a que este buen pastor siguiera siendo utilizado por quienes pensaban el mundo de una manera tan absolutamente contraria a cómo lo pensaba él.
Yo lo critiqué muchas veces desde mis columnas, en particular cuando incurrió en el desacato de no entregar las fichas clínicas de los terroristas. Pero nunca me contestó ni desmintió ni refutó. Siempre pensé que, interiormente, estaba de acuerdo conmigo. Tal vez se decía que, en su posición, "no podía hacer otra cosa".
Hoy ha fallecido santamente este hombre bueno. Seguramente dolido de ver tantos titulares que denunciaban los miles de millones de pesos defraudados al fisco por beneficiarios de los fondos de la Comisión Valech. ¿Qué podía haber hecho él? No era hombre de romper lanzas. Procuraba pasar inadvertido. En su modestia, pidió que, ya cercano el final, no se le rindieran homenajes ni se le enterrara en sitios ceremoniales, sino en la tumba familiar.
Los hombres buenos suelen verse sometidos a situaciones que jamás habrían deseado, que los ponen a prueba, que les ofrecen la oportunidad de ser mártires, pero ellos terminan prefiriendo ser, solamente, hombres buenos, mansos, dóciles.
Pienso que él debe haber sufrido mucho por las coyunturas a que lo expusieron los políticos de signo opuesto a su propio pensamiento. Ése fue, posiblemente su purgatorio en vida. Hoy descansa en paz y está en el lugar destinado, no a los grandes héroes y mártires, sino a los hombres que fueron simplemente buenos.
Maravillosa columna don Hermógenes, una de las mejores que he leido en este blog (las he leido todas) un gran saludo a la distancia de su más grande admirador
ResponderEliminarDe acuerdo, Valech fue un buen hombre manipulado por malos hombres. El Informe que lleva su nombre es quiza el acto de propaganda izquierdista mas obsceno de la historia de Chile.
ResponderEliminarPdte, Amén
ResponderEliminarA veces nos ponemos en posición de ser manipulados...Si no, mire Ud. este blog
ResponderEliminarSiempre fuisteis enigmático, epigramático y ático; gramático y simbólico, más, si os escucho flemático, sabed que a mí lo hiperbólico no me resulta simpático.
ResponderEliminar¿Un hombre "bueno", o, un hombre cobarde?
ResponderEliminarUn hombre nuevo
ResponderEliminarSeñores, el cura Valech no tenía nada que perder: era de derecha y estaba forrado, ergo, sabía que no le pondrían el guante encima. No veo a un paladín de la valentía. Para mí, no fue más que un tonto útil más de la extrema izquierda. Me parece una exageración el duelo nacional. Bastaba con mandar a Von Baer u otro a darle el pésame a la Iglesia Católica (no a los organismos de DDHH, obviamente).
ResponderEliminarY pasando de tema, y en línea con la desmitificación del personaje, creo, Hermógenes, que Ud. peca de ingenuidad al ver en Mayne - Nicholls a un hombre intachable y honesto. Nuestra común desconfianza en SE lo ha hecho a Ud. defensor de cualquiera que se le cruce. A mí parecer, no puede ser 100% inmaculado un señor (HM-N)que hasta el día de hoy es funcionario FIFA y que recibe un sueldo de US $ 17.000 mensuales. Si Ud. suma los viáticos de su cargo local, saque cuentas de los ingresos de este señor. Y estoy siendo bien pensado al creer que no ha recibido sobresueldos al estilo "Administración Lagos", de parte de CDF, Puma, etc. Su caso es inédito: no hay presidente de federación en el mundo que sea del staff de la FIFA. Además, este señor no pasaba mucho tiempo en Chile por la naturaleza de su cargo. En esta pelea del fútbol, todo está podrido, a lo Reino de Dinamarca shakespearano.
Saludos
Hermógenes. Es dificil analizar la vida pública de Monseñor Valech. Sin duda que su actuar en la Vicaría de la Solidaridad debe haberle traído muchas contradicciones. Efectivamente era momio pero no creo que haya sido de derecha, que no siempre son sinónimos. No todos los que fueron apoyados por la Vicaría eran terroristas, había gente humilde, probablemente cercanos a ideas de izquierda, que se sentía perseguida. Yo creo que el Gobierno militar hizo mucho por Chile pero tenemos que convenir que también hizo cosas de las que no podemos sentirnos orgullosos como chilenos y es a ellos a quienes Valech ayudó. Sin duda que muchos terroristas o activistas de izquierda se disfazaron de "perseguidos" para recibir amparo pero Cristo tampoco hizo distinciones, ayudó a todo aquel que se lo pidió sin preguntar de donde era.
ResponderEliminarTodos lamentamos la muerte de Monseñor Valech, lo queramos o no, solo hizo lo mismo que hubiera hecho Cristo.
Saludos
Por favor, que panegírico para alguien que lo más suave que podemos decir es que fue un tonto útil del zurderio, aúnque no creo, el sabia el papel que cumplía y lo hacía gustoso
ResponderEliminarYo creo que desde la Vicaría, a lo menos, fue encubridor de asesinos terroristas,
No tuvo nada de hombre bueno, cómo no iba a saber que hacer? un cura con pantalones no se deja manejar de esa manera, más bien yo pienso que fue un rojo infiltrado y sabía lo que hacia la Vicaria y sabía lo que se hacia en la comisión que lleva su nombre, no digamos que fue un ingenuo del cual se aprovecharon los rojos, fue un rojo como tantos otros como el Camus, el protector de pedófilos que le gustaba hacerse llamar padre-obispo el tal González.
Hace mucho tiempo que no hacía un comentario en su columna don Hermógenes, y como siempre he afirmado, usted es magnífico, y preciso y leal.
ResponderEliminarEs entendible que despidiera de esta manera a don Sergio.
Pero donde este hermano está, ya no hay cabida para las cuestiones de este mundo.
Por fin se deshizo de tanta contradicción y de obrar de manera distinta a la que le corresponde a un pastor. Jesús le rebelo a Juan que en esta tierra, los que conocen su Evangelio, o son o no son, vale decir los tibios "en predicar su evangelio" no merecen ser reconocidos como sus discípulos.
Ciertamente los izquierdistas perdieron un aliado...el resto es memoria...
Un saludo para usted don Hermógenes.
"No me ayudes tanto Hermógenes" diría monseñor Valech si eso fuera posible.
ResponderEliminarLo unico que queda claro es que Hermogenes no es un hombre bueno. La columna cruza la linea de lo decente y es en verdad una bajeza. Recien muerto Valech, se lo humilla y lo degrada pintandolo como un pusilanime, victima de aprovechamientos, y manipulado por terceros. Todo, de acuerdo a la delirante vision de Hermogenes, en que hay “terroristas” (de chiste, haciendo bombas caseras con parafina), mientras, en el mundo real, el corrupto Pinochet ejercia el terrorismo de Estado, exiliaba a cientos de miles, desaparecia y torturaba a otros tantos miles.
ResponderEliminarNo nos podemos quedar "congelados" ante el plañidero comentario anterios.
ResponderEliminar¡El colmo de la patudez!
Culpar a Hermógenes de la cobardía de un cura, de la bajeza de un cura criado en cuna de oro y, que sin embargo, no supo o no pudo responder a los sacrificios de sus antepasados para lo que lo educaron. Ser un hombre de bién, servir al más desválido, enfrentar al demonio, servir a Dios. Dar al César lo que es del César y a Dios lo que es de Dios.
Sirvió al demonio.
Se negó a dar información que por ley le correspondía entregar, Protegió a los terroristas quienes habían dado muerte a un carabinero. Prestó su nombre para que miles de farsantes nos esquilmaran nuestros impuestos.
Tengo en maestro muy sabio que dice a propósito de lo que se relata:
"¡VERGÜENZA DE LA FAMILIA!"
El Informe Valech debería reabrirse para incluir también a Hermogénes Pérez de Arce como el ayudista y actual cómplice intelectual de las masacres ocurridas durante la dictadura. Terrorista.
ResponderEliminarEres francamente un estupido Carlos Toledo labarca. No hables de dios terrorista, Moseñor Valech fue un momio decente y bien nacido, no como otros.
ResponderEliminarEl sepelio de Valech fué la mayor demostración de lo equivocado de su vida.
ResponderEliminarBanderas rojas, consignas terroristas pasadas de moda, resentimiento, odio, revanchismo etc.
Ni hablar de las palabras del cardenal Errázuriz que subrayó como positivo el desacato y la negación a cumplir con la ley como todo ciudadano bién nacidoen que incurrió el fallecido cura.
Después de enterarnos de ésta "choreza" de un "ministro de Dios", pensamos en qué "secreto" más guardó con tanto celo monseñor. Hoy sabemos cómo se encubrió también a pedófilos cuyos crímenes han quedado impunes.
¡VERGÜENZA DE LA FAMILIA!
Ahora falta que don Hermógenes le corte un traje al "Kura Caradima"...
ResponderEliminar