El cuarto Presidente DC es, para todos los efectos prácticos, Sebastián Piñera, sucesor de Frei Montalva, Aylwin y Frei Ruiz-Tagle. No milita en la DC pero es DC de alma (y lo fue activo el '88 y '89, según me lo refirió Frei Ruiz-Tagle una vez). Su afinidad DC la prueba, en primer lugar, la sonrisa con que hoy aparece saludando en La Moneda al diputado comunista Hugo Gutiérrez, el más fiero perseguidor de militares y defensor de asesinos y secuestradores de extrema izquierda ante los tribunales. La sonrisa de Piñera parece permanente, pero se esfuma apenas se apagan los focos y las cámaras. Y nunca es más afectuosa que cuando saluda a un comunista. Hoy a los diputados de esa colectividad, invitados a La Moneda, les ha prometido nunca indultar a "los violadores de los derechos humanos", que es cómo los comunistas denominan a los militares que derrotaron su asonada totalitaria. Ya Piñera rechazó la solicitud de indulto del general Odlanier Mena, injustamente condenado (porque nunca violó derechos humanos), como lo reconoció públicamente el miembro de la Comisión Rettig, Gonzalo Vial.
Aparte de este rasgo DC congénito de tratar siempre de congraciarse con los comunistas y hacer, "en la medida de lo posible", lo que éstos dicen, el Presidente ha procurado nombrar a otros DC como altos funcionarios, confirmando así su impronta partidaria innata. Había suficientes ministerios para ellos, pero no suficientes DC, pues uno solo aceptó, Jaime Ravinet. Hoy día leemos que otro DC, Gabriel Valdés, rechazó la embajada en Roma.
Por otro lado, el IV Presidente DC se destaca por dar preferencia a la conveniencia política y a la imagen popular, por sobre el interés del país, rasgo también propio de la DC. Por eso ha preferido subir los impuestos a las empresas grandes para financiar la reconstrucción, en lugar de emplear los sobrados recursos para emergencias que el Estado ahorró en años anteriores (precisamente para emergencias) y que cubren demás los daños a la infraestructura pública. Lo que sucedía era que las encuestas favorecían impuestos a las grandes empresas, aunque éstas son las que más invierten y, por tanto, al soportar mayores tributos van a invertir menos y crear menos empleos. Pero eso no lo entiende la masa, que es la que responde a las encuestas. Piñera sí lo entiende, pero él necesita satisfacer a la masa y no al bienestar permanente del país.
Por lo mismo, como un DC cualquiera, no vacila en aumentar el royalty a la minería, que ha puesto en tela de juicio la validez de la palabra del país. Inicialmente el royalty nació de una iniciativa de otro DC. Ahora quieren sentar a las empresas mineras para que renuncien al compromiso de invariabilidad tributaria de que gozan, torciéndoles los brazos, tal como lo está haciendo el socialista bolivariano Correa, de Ecuador, con las petroleras internacionales.
Todo esto es tan DC que va aparejado a una baja de impuestos para las pequeñas y medianas empresas, que suma 3.045 millones de dólares, es decir, más que el alza de impuestos a las demás. En otras palabras, los impuestos aumentados a las empresas grandes no eran para la reconstrucción, sino para bajárselos a las empresas menores. Este subterfugio tiene un perfume netamente político inconfundible. Otro rasgo DC.
Asimismo, el alza de las contribuciones de bienes raíces sólo castiga a los que tienen buenos inmuebles, de valor superior a 97 millones de pesos. Eso también les encanta a los DC: "que paguen los poderosos". Pero sólo para la foto, porque si alguien sabe cómo sacarles el bulto a los impuestos altos son los poderosos (estúdiese la OPA de Piñera en LAN). Ellos pueden llevar sus recursos a los lugares del mundo donde los impuestos son más bajos y lo hacen con suma facilidad. Además, aunque no sean tan poderosos, como es mi caso, que vivo con dos hijos casados y sus familias en un inmueble de avalúo superior a 97 millones de pesos, deberán buscar la manera de evitar ese impuesto discriminatorio construyendo inmuebles separados de avalúo inferior al que será objeto del aumento de contribuciones. Para ilustrar el caso diré que por este concepto hoy los que vivimos en nuestra casa pagamos al Estado quinientos mil pesos mensuales, a raíz de los aumentos de avalúo de los últimos años; y con la iniciativa de Piñera pasaremos a pagar 625 mil pesos mensuales (un "arriendo" que nos cobra el fisco por vivir en nuestra propia casa).
Bueno, lo evitaremos más temprano que tarde, como lo hará mucha otra gente. Cuando en Londres comenzaron a tomarse medidas socialistas como la anotada y gravaron con impuestos a las casas que tenían amplio frente, la gente empezó a hacer casas del mismo tamaño, pero con muy poco frente y mucho fondo, tal como la embajada chilena de hoy.
En cuanto a las empresas, el mensaje que reciben es que deben dividirse. Si son grandes, pagan más impuestos. Sin son pequeñas, se les rebajan. Luego, se achicarán, todo esto con sacrificio de la eficiencia y la productividad. Piñera se hará muy popular porque hace lo que dicen las encuestas, pero el país crecerá menos, como se lo ha vaticinado el ex ministro Hernán Büchi, por lo cual ha sido lapidado por los políticos que alguna vez quisieron hacerlo a él Presidente, lo cual habría sido mucho mejor para el país que el resultado real: Aylwin Presidente.
Todo impuesto acarrea por sí mismo una pérdida irrecuperable de eficiencia para la economía, pero los tributos que, además de gravar, inducen al pequeñismo de las empresas y de las construcciones, redoblan esa ineficiencia.
Por eso los Presidentes DC siempre terminaron con el país peor y creciendo menos de lo que habría podido. Frei Montalva tuvo el entorno externo más favorable de la historia de Chile (nunca el cobre estuvo más caro que bajo su gobierno) y, sin embargo, terminó creciendo a una tasa similar a la histórica anterior y fue "el Kerenski chileno". Aylwin sentó las bases para que empezara a decaer el ritmo de crecimiento legado por las políticas de Pinochet y Büchi, para lo cual contó con el voto de Sebastián Piñera, quien, como senador, aprobó sus aumentos de impuestos y sus rigidizaciones laborales. Y Frei Ruiz-Tagle terminó su período con menor crecimiento y alto desempleo. Y ahora el IV Presidente DC sigue, lamentablemente, las huellas de sus antecesores.
Es que, como dijo el escorpión al picar con su cola venenosa a la rana sobre la cual cruzaba el cauce y antes de que ambos se ahogaran, "es lo único que sé hacer".
Estimado don Hermógenes, tampoco me gustaba Piñera como candidato de la derecha, pero una vez resuelto y elegido Presidente, creo que debemos apoyarlo pues lo único que debe interesarnos es que los DC-marxistas no vuelvan a gobernar por muchos períodos más. Por favor, ayude a que a este gobierno le vaya bien, es lo único que le pido. Saludos y seguiré leyéndolo.
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