martes, 30 de julio de 2024

Pinochet y Maduro

Como la izquierda escribe la historia, pero no la verdadera, los izquierdistas comparan el tránsito a la democracia que hizo Pinochet con los avatares que está viviendo Maduro por querer disfrazar de democracia una dictadura de izquierda que, hasta ahora, no ha sido completamente totalitaria, pues mantiene un margen de propiedad privada y una apariencia electoral.  

Completamente distinto era el gobierno constitucional de Pinochet, elegido Presidente por ocho años en el plebiscito de 1980, en el cual también se aprobó la Constitución que nos rige hasta hoy. Iba a terminar en 1989 si él era reelegido en 1988. Como a esas alturas ya se había restablecido de hecho la libertad política, el plebiscito de 1988 para reelegirlo contempló amplias garantías para la oposición, un Tribunal Calificador de Elecciones imparcial y una Franja Publicitaria pluralista.

El ambiente democrático fue todavía mucho más allá, porque permitió una intervención extranjera masiva contra el incumbente Pinochet, con los Estados Unidos y Europa Occidental financiando la campaña del No abiertamente, encabezados por el embajador Harry Barnes. Éste le dio a la oposición millones de dólares a través del "Endowment for Democracy" y con la Comunidad Europea financiaron desembozadamente los medios de prensa opositores, como los diarios "La Época" y "Fortín Mapocho" y las revistas "Hoy", "Cauce", "Apsi", "Análisis", "Punto Final" y otras, contra una sola pro-gobierno, "Ercilla". Había pluralismo real y una intervención foránea descarada, contra la cual el comunismo, que siempre acusó al "imperialismo norteamericano" de intervenir en Chile, nunca dijo nada.

El peor defecto de esa amplitud de libertad, garantías y millonario financiamiento externo en 1988 fue que mintieron de una manera vergonzosa. Porque a través de la Franja Electoral Publicitaria de la TV, millonaria y mucho mejor que la del Sí, instalaron una falacia: que otros 8 años de Pinochet era seguir con el gobierno militar. La verdad era que habría sido un gobierno civil plenamente democrático, igual que lo fue el de Aylwin.

Por eso la "cara del No", que era mi compañero de colegio y amigo Patricio Bañados, insistía en repetir: "¡No más!", mostrando una señora, que por lo demás era pinochetista, llorando por las bombas lacrimógenas derivadas de los desórdenes opositores en el centro, perfectamente organizados para ser filmados y así acusar de violencia al gobierno. ¿Les suena parecido a algo? Lograron grabar en la mente de la mayoría, hasta hoy, que habría sido como continuar un gobierno militar. Y gracias a esa falacia millonariamente respaldada ganaron, porque antes de divulgarla, el Sí superaba al No en todas las encuestas.

Entonces, el régimen de Pinochet no tuvo nada que ver con el de Maduro. Estaba restableciendo la libertad y la democracia plena, dando garantías a sus opositores y dejó el poder cuando perdió, mientras el segundo trata de suprimir la democracia mediante el fraude y perpetuarse en el poder.

Ahora, hay un gran tema: para qué Maduro hace elecciones, cuando Fidel Castro y su hermano llevan 65 años en el poder con partido único y sin ninguna oposición. La respuesta es que Maduro sabe que los cubanos se mueren de hambre, que el socialismo es un fracaso y que debe mantener algo de mercado, alguna propiedad privada y una apariencia de democracia. Haciendo trampas, por supuesto, de toda clase, pero dejando que vayan a votar sin olvidar la enseñanza del padrecito Stalin: lo importante es quién cuenta los votos. Y los cuenta él. Lo malo es que lo han pillado. Porque la totalidad de las encuestas, incluidas las "a boca de urna", no se equivocó y ganó Edmundo González ampliamente. Hasta la inocente selfie de un miembro del equipo de gobierno para el recuento de votos quiso, para dignificar su trabajo, hacerla circular por las redes, sin darse cuenta de que en todas las pantallas aparecía González ganando lejos.

Maduro quiso, como Allende, mantener una apariencia de democracia mientras procuraba mantener el poder por medios vedados. Allende fracasó y Maduro también va a fracasar. 

Ahora tiene que elegir: o cede el poder, porque lo ha perdido en una elección y esa es la realidad, o adopta el camino de los Castro, aplasta militarmente a la oposición y sigue las aguas de Cuba.

Mi impresión es que va a optar por esto último. El Eje Cuba, Venezuela, Nicaragua, Irán, Rusia, China y Corea del Norte lo va a respaldar y el éxodo desde el que alguna vez fuera el país más rico de América Latina no va a cesar. Pero sólo por un tiempo, pues a la larga la libertad va a triunfar.

domingo, 28 de julio de 2024

El Bien Contra el Mal

Escribo confiando en que hoy en Venezuela triunfe el bien contra el mal. La verdad contra la mentira. El progreso contra la decadencia. Y en que prevalezca la libertad por sobre la represión. 

Nada está garantizado. Ni allá ni acá. Ni en el resto del mundo. Pues estoy bajo el shock provocado por la depravación del show olímpico oficial francés, en que la minoría LGBTQ+ mostró su versión asquerosa y degenerada de la Última Cena, agrediendo los sentimientos religiosos de la cristiandad.

Pero acá mismo estamos, en general, conmocionados por lo que sucede en Chile. La gente se aprecia, antes que nada, temerosa. Además, el país ha perdido los valores básicos. Parece perder hasta la esperanza. Leo en una columna de Sergio Urzúa, en El Mercurio:  "En 1989 había cerca de 140 nacimientos por cada mil mujeres... En la actualidad la cifra no supera los 50". Y añade que este año se espera una caída de 10 % en nacimientos. Los suplen un millón y medio de inmigrantes, pero la crónica policial informa que muchos se matan (y matan) en las calles. Fuimos el país con menor tasa de homicidios en América Latina y ya no lo somos. Es casi la única cifra que crece en Chile.

Porque "los mejores treinta años de nuestra historia, 1985-2015", quedaron atrás. Parecía que íbamos a ser "país desarrollado". En 1990 teníamos el 41 % del ingreso por habitante de Portugal. Al cabo de "los mejores treinta años" llegamos a tener el 80 % de Portugal. ¡Íbamos para allá! ¿Y qué pasó? Llegó el comunismo al gobierno, subieron los impuestos y la derecha contemporizó y aprobó el royalty minero, gran aspiración de ese partido, y terminó entregando hasta la Constitución.

Contemporizar. Crear más ministerios y subir los impuestos. En 1990 el impuesto a las empresas era 10 % y sólo sobre utilidades retiradas. En 1991 subió a 15 %. En 2002 a 17 % y sobre todas las utilidades, retiradas o no. En 2005 subió a 20 %. En 2014 vino el "impuestazo" de Michelle Bachelet y subió a 27 %. El crecimiento chileno se estancó. (Tomás Flores, Diario Financiero, 22.06.24).

El malestar cundió. Y la extrema izquierda, que provocó ese malestar deteniendo el crecimiento, convenció al país de que provenía del modelo y de la desigualdad. Pero esta última se probó falsa. Con todo, los empresarios pidieron perdón. Y el país eligió al Frente Amplio y al Partido Comunista para dirigir sus destinos. Y así el mal quedó consagrado y está en el poder.  

La izquierda creyó que con voto obligatorio podía eternizarse en el poder, y lo restableció, con altas multas por no sufragar. Pero se equivocó. El voto obligado se fue mayoritariamente contra la izquierda.

¿Qué hace entonces el gobierno? Algo que sabe hacer bien: trampa. Quiere eliminar la multa al que no vote, para transformar de facto el voto en voluntario.

Mientras Venezuela puede salir hoy de la trampa de la izquierda, y volver al bien, Chile puede, desvirtuándose el voto obligatorio con una multa irrisoria y que no se cobra, eternizar a la izquierda y recaer en el camino del mal.


miércoles, 24 de julio de 2024

Hacen y Dicen Lo Que Se Les Ocurre

Como dijo hace poco Bukele en un discurso, Chile era "un país de ensueño" antes de la insurrección del 2019. Como él mismo añadió, lamentándolo, el país después ha quedado irreconocible. 

Es que hemos dejado que sucediera. Todo es consecuencia de que la izquierda ha hecho lo que ha querido, en un grado inverosímil. Y por eso el exMIR  Cristián Castillo Echeverría recibe el Premio Nacional de Arquitectura y  se permite decir que considera "legítimas" las tomas de inmuebles. Es que es de extrema izquierda y, por eso, goza de fuero. Perteneció a una asociación ilícita terrorista "a mucha honra" y por lo tanto es premio nacional. Consagrado "inmortal" por los chilenos. Dicta cátedra de violencia y "sienta doctrina".

¿Por qué no, si Gabriel Boric, agitador revolucionario experto, puede ser Presidente de la República?. La izquierda en Chile dice y hace lo que quiere.

¿Cuándo se le rindió Chile? ¿Cuando Piñera entregó la Constitución? Antes, mucho antes. Cuando dejó levantar una estatua y elegir, en público concurso, a Salvador Allende como "el mejor chileno de todos los tiempos", junto con proscribir y denostar al que nos había salvado del comunismo, pacificado y puesto a la cabeza de América Latina. 

Chile se rindió cuando dejó meter presos a los que derrotaron a la violencia e indultó y llenó de dinero y prebendas --hasta hoy-- a quienes la emplearon para llegar al poder. 

Chile se rindió cuando Aylwin suprimió la Llama de la Libertad del cerro Santa Lucía e indultó a los que asesinaron a su custodio, el carabinero Heriberto Novoa.  

Chile empezó a rendirse, en realidad, cuando la derecha eligió senador a un adversario de Pinochet y después lo hizo Presidente, tras haber el mismo afirmado, en foro presidencial, que Pinochet había sido el peor Jefe de Estado de la historia. 

Chile se rindió cuando nadie le replicó nada al acusar a los mismos que lo habían elegido de ser "cómplices pasivos" del inexistente delito de salvar a Chile del comunismo. 

Chile se rindió cuando Piñera senador votó por destituir a un ministro de la Suprema acusado por la izquierda de aplicar la Ley de Amnistía, texto expreso y vigente. 

Chile se rindió cuando el mismo Piñera, siendo Presidente, nombró ministro de la Suprema a Mario Carroza, que había condenado a Miguel Krassnoff por el "asesinato" de Miguel Enríquez. Krassnoff había sido el teniente que había descubierto en 1974 la guarida de ese terrorista y asaltante de bancos, tras éste recién haber robado la sucursal Huelén del Banco de Chile y ordenado acribillar a su agente Julio Robinson del Canto con seis balazos, por no entregarle la llave de la caja fuerte. 

Chile se rindió cuando dejó al mismo Carroza condenar al coronel (r) Julio Castañer por haber prendido fuego a los quemadores-quemados, Rojas y Quintana, cosa que no había hecho. 

Lo anterior es el uno por mil de una larga historia de entreguismo desde que Aylwin indultara a los mil terroristas que Pinochet mantenía presos, los llenara de dinero (lo que sigue hasta hoy) y se tolerara la prevaricación judicial sin precedentes, que convirtió en presos políticos a 328 exuniformados (sin contar los fallecidos y suicidados).

Chile ya se había rendido antes cuando, en un paroxismo de desvergûenza izquierdista, Ricardo Lagos les diera pensiones vitalicias a 28 mil sospechosos de terrorismo interrogados entre 1973 y 1990, a título de que habían sido "víctimas de prisión política y tortura". ¿Por qué tanto escándalo el año pasado, cuando Boric hizo lo mismo con unos pocos facinerosos culpables de acciones terroristas más recientes?

La izquierda dice y hace lo que quiere y se autopremia, porque desde hace muchos años el país ha capitulado ante ella. Y esto irá para más. Por eso la misma dictadura judicial que encarcela militares, ahora les roba a las isapres. Y se marcha United Health Group, el mayor inversionista mundial en salud, dueño de dos isapres, y anuncia que demandará a Chile ante el CIADI.  Tal vez al invertir pensaron, "la izquierda hace lo que quiere con los chilenos, pero nosotros no somos chilenos". Como decía el pastor Niemoller cuando Hitler apresaba a los primeros judíos.



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lunes, 22 de julio de 2024

"¡Es la Izquierda, Estúpido!"

El país es un desastre y todo el mundo se da cuenta ("todo el mundo" es sólo una manera de decir, pues el orbe apenas sabe que Chile existe y simplemente no lo sabría si no hubiera nombres famosos como Pinochet, Allende y Alexis Sánchez, en ese orden).

Hoy ese Chile es un desastre porque gobierna la izquierda. La mayoría lo sabe y, dado que vienen elecciones, votará por la derecha, la derecha a secas. 

El gobierno trata de hacer trampa, despenalizando el voto obligatorio, para que menos gente sufrague y no haya una avalancha de derecha. Pero lo pillaron y tuvo que poner marcha atrás. Fue impresentable. 

Además, Argentina está demasiado cerca y eligió a la derecha, a un ultra. La corriente dominante acá, que contemporiza con la izquierda, confía en que fracase, pero Milei no está fracasando. La inflación le disminuye. El PIB allá cayó el año pasado y éste, como en Chile en 1975, cuando Pinochet hizo lo que le dijo Friedman. Pero ya a fines de los '70 Chile crecía al 7 y 8 % y allá pasará lo mismo: el FMI ha dicho que si bien el PIB de Argentina caerá de nuevo este año, el próximo crecerá 5 %. ¿Cómo votará la gente acá con un Milei exitoso allá? Adivine.  

Y Milei ha anunciado que el presupuesto va a dejar de financiar a los partidos. Acá la gente lee eso y dice que también es lo que necesitamos nosotros, con un presupuesto que regala miles de millones a los partidos, tantos que les da vergûenza y están estudiando rebajar ese subsidio a sí mismos.

Acá la gente ya hasta está aprendiendo algunas cosas que se le han ocultado, como que Pinochet era de derecha y entregó un país sin terrorismo ni puerta giratoria para los "patos malos", creciendo 10%, a la cabeza de América Latina y donde todos andaban tranquilos por las calles. Donde no había gente matándose a diario ni conflicto mapuche ni inmigración descontrolada. El electorado votará por lo más parecido a eso, que es lo que ofrece sólo la derecha a secas. 

Pues además ese Chile 1985-2015 fue top-one mundial en disminución de la pobreza. Por lo mismo la mayoría quiere repetir "los mejores 30 años". ¿Qué nos impide todo eso? ¡La izquierda, estúpido! 

¡Que se vaya! 

Ella sabe que se va a hundir en las elecciones de gobernadores, consejeros, alcaldes, concejales, parlamentarios y presidente. 

¿Y quién las va a ganar? La derecha. Porque va a ofrecer dar la plata fiscal en vouchers a los pobres para salud, educación y mayores pensiones, suprimiendo el financiamiento de las fundaciones y los partidos políticos, los sueldos excesivos de los funcionarios y las dietas y gastos de los parlamentarios, que son cinco veces los de países europeos. Y suprimir la jubilación millonaria a los ex presidentes, como lo está haciendo Milei. 

La gente va a votar derecha para que en las calles manden los carabineros y no los delincuentes. 

Y a la izquierda se le viene la derecha, en fin, porque se le murió Piñera y no encuentra con quién reemplazarlo para que contemporice con ella y la salve de su inminente naufragio popular.


viernes, 19 de julio de 2024

Del Erizo al Zorro

Chile se ajusta perfectamente a la descripción que hace Isaiah Berlin de las dos modalidades de la Humanidad: el erizo, que sabe una sola cosa y sólo trabaja para conseguirla. Y el zorro, que está siempre oteando el ambiente para elegir la mejor alternativa entre una infinita variedad de cosas.

El comunismo es el erizo. Lo único que sabe es tomarse el poder por la fuerza y no moverse de ahí. Mire usted a Cuba. El erizo apalea, miente, se disfraza, injuria hasta la saciedad a sus adversarios. 

Cuando se toma el poder no lo suelta más, porque sigue usando la violencia, el engaño o la trampa para permanecer. Y no le importa que el pueblo se muera de hambre, sea un kulak o un guajiro o un roto.

El pueblo chileno, "que no ha sido por rey jamás regido (salvo por Fernando VII) ni a extranjero dominio sometido (salvo por la Hermana Mayor, bajo Allende), sin embargo ha elegido dos veces al erizo para gobernarlo y los efectos han sido en ambas desastrosos. Hemos tropezado dos veces con el mismo erizo. "El que no aprende de su historia, está condenado a repetirla" (George Santayana).

En 1973 el caos era tan grande que los zorros despertaron y les pidieron a los militares tirar al erizo de vuelta al mar, porque había generado la ruina total. Si ustedes oyen la proclama con que los militares se tomaron el poder a las ocho de la mañana del once de septiembre de 1973 (muchas veces reproducida en estos días en las redes) lo más repetido en ella es la palabra "caos". 

¿Y ahora? Bueno, hubo "la seguidilla de casi 20 asesinatos en tres días" (Carlos Ominami en La Tercera de hoy). Eso es caos.

Pero los zorros chilenos se preocupan sólo de sus propios asuntos. Dejaron que el erizo volviera y se tomara el país de nuevo. Y por eso de nuevo hay caos. 

Pero el zorro estaba sólo dormido. ¿Quién, si no, salvó a Chile del caos el 4 de septiembre de 2022, el 7 de mayo de 2023 y el 17 de diciembre de 2023? Impredecibles zorros, que en número de cinco millones acudieron a las urnas y les dijeron a los erizos y sus seguidores "párele, qué se han figurado, no queremos comunismo otra vez." 

Pero el erizo resiste. Sólo sabe una cosa. No sabe otra. Y hace lo que sabe y sólo eso. ¿No han oído a Jeannette Jara? Y busca cualquier truco o "chispeza" para seguir en el poder, aunque viole la Constitución y la ley. 

Y en eso está, haciendo trampa, dilatando, engañando. No importa que muchos sigan entrando, muriendo, matando. Que todo siga. 

Confía en que los zorros no van a ir a votar si no les cobran multa. Y si se la imponen, diciéndoles que no se la van a cobrar. Y que los electores extranjeros no tendrán multa si se abstienen. Sin multa el erizo gana y de ahí nadie lo mueve más. Es lo único que sabe. En otras partes se ha quedado sesenta, setenta años. ¿Por qué no acá?


martes, 16 de julio de 2024

Pensar Distinto de Marta Lagos

En los últimos días ha muerto en balaceras más de una decena de personas, más que todos los caídos por enfrentamientos durante todo el año 1978, en pleno gobierno militar, que fueron 8, según el Informe Rettig. 

La Fundación Paz Ciudadana ha dicho que la cifra de homicidios actual es la mayor de nuestra historia. La encuestadora Marta Lagos ha replicado, en un muy leído tuit, que durante el gobierno militar había muchas más muertes, pues se quitaba la vida a las personas por "pensar distinto". 

Pero las cifras del Informe Rettig no la respaldan. Si bien efectivamente en 1973 hubo 1.200 caídos por el enfrentamiento, fue precisamente el período en que los líderes del partido con que simpatiza Marta Lagos, Patricio Aylwin y Eduardo Frei, defendían a los militares. El primero decía que había sido indispensable para evitar una tiranía comunista y el segundo criticaba a los europeos por no darse cuenta de que la subversión tenía armas y combatientes superiores a los del Ejército. 

La verdad, que en Chile poco importa, fue que después de 1973 el país se pacificó completamente, hasta llegar a sólo 8 caídos en 1978. Posteriormente, cuando se fundó el FPMR comunista, con guerrilleros chilenos instruidos en Cuba, hubo un aumento en los años 80, pero siempre en niveles inferiores a los que alarman a la ciudadanía actual. Y la gente de entonces se paseaba por las calles a toda hora y sin temor.

Además, nunca se supo en los 70 u 80 de alguien que hubiera muerto "por pensar distinto". Al contrario, las libertades que el régimen garantizaba con sus reformas liberales favorecían también a quienes "pensaban distinto". Por eso hasta el Partido Comunista pudo crear su Colegio Latinoamericano de Integración y su Universidad Arcis. 

Y también la literatura ha recogido el exitoso homenaje a Salvador Allende. en el Teatro Cariola, en 1987, sin que nada sucediera a la numerosa concurrencia que, por cierto, "pensaba distinto". Era menos riesgoso que "en plena democracia".

Pues bajo el primer gobierno de Sebastián Piñera, se quiso presentar un documental favorable a Pinochet en el Teatro Caupolicán, pero los concurrentes fueron atacados y no pocos (ni pocas) quedaron heridos por "pensar distinto" a Marta Lagos. El gobierno de Pinochet garantizaba mejor la posibilidad de discrepar que el de Piñera.

Yo mismo tuve que ser rescatado en 2012, junto a otros, en un bus de Carabineros, a medianoche, del Estadio Providencia, porque estábamos rodeados de extremistas que nos apedreaban por haber presentado el libro de Gisela Silva Encina sobre Miguel Krassnoff, "Prisionero por Servir a Chile". Bajo gobiernos "plenamente democráticos" es peligroso pensar distinto a Marta Lagos.

En 1985, según un informe de la embajada norteamericana, el mayor peligro para la vida de los chilenos lo representaba el FPMR comunista. Los mártires de la UDI, Simón Yévenes y Jaime Guzmán, que "pensaban distinto a Marta Lagos" lo acreditan. 

Aún hoy es más peligroso "escribir distinto" que bajo el gobierno militar, cuando circulaban numerosas revistas opositoras como Hoy, Cauce, Análisis, La Bicicleta, APSI, Punto Final, contra una sola gobiernista, Ercilla.

Y no puedo terminar sin rendir homenaje a Heriberto Novoa, mártir de Carabineros que custodiaba la  Llama de la Libertad de pensar distinto de Marta Lagos y tantos más y que fue asesinado en 1980 por el MIR. 

Después el partido de Marta Lagos suprimió esa irritante Llama, no bien llegó al poder. Y Marta no dijo nada. Como no había dicho nada (¿o tal vez no tenía edad?) cuando su partido, que era el gobernante, prohibió el libro "Frei, el Kerensky Chileno", que me vi obligado a comprar en edición pirata en una vereda, y aún conservo.

domingo, 14 de julio de 2024

Sebastián Zamora: Un Privilegiado

En comparación con muchos excarabineros y exmilitares, Sebastián Zamora es un privilegiado: tuvo derecho a un debido proceso. Como resultado, fue absuelto. Si se hiciera real justicia, debería ser reincorporado a su institución. Más aún, debería ser indemnizado por el Estado, que lo envió a cumplir una misión peligrosa, como era la de enfrentarse con vándalos armados de molotovs, piedras, palos y, frecuentemente, armas de fuego (léase el libro de Claudio Crespo "G3: Honor y Traición" para comprobar la frecuencia con que los carabineros y sus vehículos reciben disparos). 

Sebastián Zamora, por contraste con sus camaradas enfrentados a la in-justicia, tuvo derecho a un debido proceso. La politizada fiscal Chong pretendió imputarle dos delitos claramente inexistentes en los hechos: homicidio frustrado y apremios ilegítimos. Salta a la vista de cualquier persona con sentido común que un policía enviado por orden superior a enfrentar a sujetos violentos no es por eso un "homicida" ni ello pasa por su mente. Ese funcionario se da por satisfecho con evitar delitos de destrucción, agresiones, incendios y saqueos. Utilizar la figura del "homicidio" presupone que Zamora tenía la intención de quitar la vida a otras personas, supuesto desvirtuado por el hecho de que, comprobadamente, en ningún momento extrajo siquiera una arma. Luego ni jurídica ni racionalmente podía imputársele un "homicidio frustrado". 

De otro lado, toda la evidencia apunta a que en momento alguno quiso infligir al joven que cayó al río un "apremio ilegítimo", figura penal que se refiere a la aplicación de tormentos con algún propósito policial. Simplemente, como lo demostraron grabaciones y testimonios, su conducta estaba dirigida a detener a un sujeto que había perpetrado una agresión contra un carro policial.  

En Chile se da la paradoja inconstitucional de una abierta desigualdad ante la ley, ya que un sector de exuniformados han sido y siguen siendo juzgados por un sistema procesal antiguo, que ofrece menos garantías a los imputados y es excesivamente dependiente de la calidad moral de los jueces, hoy gravemente deteriorada. 

Cuando había más jueces probos y caracterizados por su independencia política y elevación moral, el antiguo sistema funcionaba pasablemente. Pero desde que la justicia cayó en manos de activistas de izquierda se ha generado la más escandalosa y extendida prevaricación que registra nuestra historia. El examen de cualquier expediente que afecte a exuniformados revela la falta de pruebas, la violación de leyes expresas y vigentes y el empleo de "ficciones jurídicas" y figuras legales creadas con posterioridad a los hechos, todo lo cual repugna a la sana doctrina penal y al propio texto constitucional.

Por eso Sebastián Zamora, víctima de injusticia, persecución politizada y completamente inocente es, sin embargo, un privilegiado. Porque a él por lo menos lo ampara el derecho en un país que no vive un "estado de derecho" ("rule of law") sino una "ley de la selva" judicial, una anomia legal donde agonizan el derecho, la justicia y la verdad, con centenares de presos políticos ancianos, que ven a diario todos sus derechos humanos impunemente atropellados.


miércoles, 10 de julio de 2024

Voto Obligatorio "Sin Dientes"

Todo el poder que tiene hoy la izquierda se lo debe al voto voluntario: la Presidencia de la República, el empate en el Senado, el equilibrio en la Cámara, su mayoría de Gobernadores, Consejeros Regionales, Alcaldes y Concejales; y su mayoría en la Corte Suprema (integrada con votos de senadores y propuesta presidencial). Así se desprende del estudio Panel Ciudadano-Universidad del Desarrollo. 

Pero a los políticos les daba un poco de vergüenza que hace tres años, en la anterior elección de Gobernadores, segunda vuelta, con voto voluntario, sólo hubiera votado el 20 % del padrón. Y que en la anterior elección municipal lo hubiera hecho sólo el 38 %. Y que en la presidencial lo hubiera hecho menos de la mitad. Aparentemente poco democrático. 

De modo que se consagró el voto obligatorio, sobre todo porque la izquierda creía que aumentaría su ventaja. Pero se equivocó y con la obligatoriedad no sólo perdió el plebiscito constitucional del 4 de septiembre de 2022 sino también la elección de Consejeros Constitucionales del 7 de mayo de 2023, que consagró como mayoritario al Partido Republicano, entonces de extrema derecha y cuyo líder José Antonio Kast todavía no se había cambiado al "Acuerdo por Chile" de Piñera y Boric. De otro lado, si hubiera habido voto obligatorio en 2021 probablemente el presidente habría sido José Antonio Kast y habría tenido amplia mayoría en ambas cámaras.

La izquierda creía que era más popular entre los pobres, pero se equivocó. Entre los no-pobres de los grupos medios superiores C1 y C2 Boric tiene 40 % de apoyo. Entre los más pobres de los grupos D y E tiene apenas 19 % de apoyo, dice Panel Ciudadano-UDD.

Entonces los diputados Soto y Leiva, de izquierda, no pudiendo derogar el voto obligatorio, han procurado desvirtuarlo, suprimiendo la multa a quienes no sufraguen. La Cámara y el Senado han acogido su punto de vista, hasta ahora. Lo hacen porque, de otro modo, avizoran una debacle electoral de la izquierda: si sigue habiendo voto obligatorio de verdad la derecha arrasará en la elección de Gobernadores, Consejeros, Alcaldes y Concejales de octubre y en las de Diputados, Senadores y Presidente de la República de diciembre de 2025.

Es decir, este otro año Gustavo Petro volvería a gritar, "¡Resucitó Pinochet!". Pero por siete veces más razones que cuando lo hizo el 4 de septiembre de 2022.

A la inversa, si hubiera seguido habiendo voto voluntario en el plebiscito de 2022 y 2023 y en la elección de Consejeros del segundo proceso constituyente, todos los resultados habrían sido distintos. El estudio Panel Ciudadano-UDD señala que el "mamarracho" de la Convención habría sido aprobado por el 51 % de los votos; que en la elección del 7 de mayo de 2023 (del segundo proceso) la izquierda habría sido primera, con el 34 % de los votos y 17 consejeros, y no  el Partido Republicano.

Entonces Soto y Leiva, no pudiendo derogar el voto obligatorio, lo que no habría tenido presentación, decidieron "dejarlo sin dientes", suprimiendo la multa por no sufragar. 

O sea, sin derogarlo lo convierten en voluntario. De manera que tenemos circo para rato.

domingo, 7 de julio de 2024

Soy un Ultra

La corriente dominante sostiene que quienes piensan como yo son "ultras". Esto no es nuevo. Cuando todavía escribía en El Mercurio, al cual renuncié en 2008, su dueño, con quien mantenía una buena relación de amistad, me dijo con toda franqueza una vez que hablábamos de política: "Tú eres un ultra". En la única entrevista política que le conocí, concedida a La Tercera, la izquierdista Elisabeth Subercaseaux le preguntó cuándo se iba a deshacer de un "ultra" como yo, y él contestó que era un tema que estaba considerando.

Soy partidario de la democracia, entendida como el sistema en que las cosas de índole colectiva se resuelven votando y cada ciudadano tiene un voto. Como esto implica que las mujeres no tienen privilegios y no debe haber paridad de género ni un ministerio de la Mujer, soy un "ultra".

Pero soy "ultra" preocupado de nuestra soberanía. Me alcé contra la intervención millonaria y falseadora de los hechos de EE. UU. y Europa en el plebiscito de 1988, que impidió la reelección de Pinochet. Pero ni siquiera los comunistas protestaron contra esa "intervención imperialista yanqui".

Creo que todos somos iguales ante la ley y que ésa es la única igualdad que puede imponerse. Ni cuotas de género ni escaños reservados.  

Promoví como diputado el Acuerdo que convocó a los militares a deponer a Allende. Y no me arrepiento. Estimo al de Pinochet el mejor gobierno de la historia, atendidos los desafíos que venció. Y escribí su historia, probando que no fue un régimen violador de DD. HH. Y creo que éstos son un tema usado por la izquierda para dejar inerme a la sociedad ante la violencia y el terrorismo. Por sostener todo eso, soy un "ultra".

Lo mismo por denunciar que los funcionarios públicos tengan sueldos 50 % mayores que los de mercado y que los políticos puedan llamar a cambiar la Constitución sin plebiscito de entrada, siendo el ciudadano el titular de la potestad constituyente. Todo eso también me constituye en "ultra".

Creo que los seres humanos velan  preferentemente por su propio interés, de lo cual Dios por supuesto que se dio cuenta y por eso su mandamiento fundamental es "ama al prójimo como a ti mismo", sabiendo que esto es mucho, lo máximo. Por sostener que la legislación debe siempre tener en cuenta eso me llaman "ultra".

Creo que hay que perseguir y castigar a los delincuentes y respaldar a carabineros y policías, autorizándolos de hecho, como lo están por la ley, a usar sus armas de servicio. 

Si todo eso me hace un "ultra", quiero seguir siéndolo.

martes, 2 de julio de 2024

Hora de Pagar la Cuenta

El país ideal, sin jueces prevaricadores de DD. HH., sin conflicto en la Araucanía, donde Temucuicui era chileno y no entraban extranjeros indeseables. Fue el de los mejores treinta años, 1985-2015. Una sociedad libre, donde se respetaban las leyes. Democracia protegida, privatizaciones, estado reducido y una economía de mercado con bajos impuestos. Todos querían imitar el milagro. Claro, "los primeros fueron los militares chilenos. Thatcher y Reagan vinieron después", como reconoció el inglés Niall Ferguson.

Pero después de los presidentes DC Chile eligió izquierdistas. Al principio sólo le "rayaron la pintura" al modelo y el país creció cada vez menos. Entonces, siguiendo la Ley de Murphy ("todo siempre puede ser peor") vinieron extremistas de izquierda, marchando a cuya cabeza un tipo malo de la ídem decía tantas mentiras y recetaba tantos disparates que lo eligieron presidente. 

Afirmaba que Chile era un país desigual e injusto, que los mejores treinta años se habían logrado violando los derechos humanos y que la electricidad barata contaminaba el aire. Todo falso. Hidroaysén generaba electricidad barata y limpia, pero, tras perderse 200 millones de dólares en el proyecto, los políticos lo enterraron y eligieron las "energías renovables no convencionales", más caras y que contaminaban igual, porque necesitaban centrales tradicionales de respaldo. 

Y un estudio de Ignacio Briones probó que el  modelo chileno era de los mas igualitarios del mundo. (La Tercera, 05.11.22). Nadie lo contradijo.

Entonces en 2019, cuando la cuenta de luz del Metro subió 210 % debido a las "energías limpias renovables no convencionales", tuvieron que proponer un alza de $30 en la tarifa y se desató la revolución. "No son 30 pesos, son  30 años". 

Había un presidente demagogo y sin autoridad, que cedió en todo ante los revoltosos, en lugar de meterlos presos, y se rindió, entregando hasta la Constitución.

Pero nada de lo que decían era verdad. Rolf Lüders probó el 01.11.19 en La Tercera que si el gasto social llegara al 20 % más pobre, no habría pobres, pues tendrían $2 y medio millones mensuales por familia. Es que el grueso del gasto social va a manos de la burocracia dorada estatal. El Estado es el botín de los políticos, que se quedan con "la parte del león". Ahora hay que pagarles hasta por los votos que obtienen en la seguidilla de elecciones que han ideado "con fines de lucro".

Y de tanto crear impuestos el país dejó de crecer y la recaudación se estancó, porque subieron las tasas pero disminuyó la base, que sólo aumenta con el crecimiento y el país sólo creció 0,2 % en 2023. Volvimos a los últimos lugares de América Latina, como bajo Salvador Allende.

Para disimular el alza de la luz por culpa de las energías renovables no convencionales más caras, congelaron las tarifas. Pero ahora resulta que el gobierno les debe 6 mil millones de dólares a las empresas generadoras y, como hay que pagarlos, el consumidor va a ver aumentada su cuenta en 50 % o más. Y los políticos del gobierno no hallan cómo disimularlo ni explicarlo. 

Por eso y mil razones más, ya casi nadie se atreve a salir de noche. Van a perder las elecciones, pues una mayoría exclama lo mismo que el hombre común en todo el mundo, cuando su país está con el agua al cuello: "¡Necesitamos un Pinochet!" (lo dice Gonzalo Vial, no precisamente su admirador, en su biografía de aquél).

Los votos van a ir a quienes más se le parezcan. Y los políticos se han puesto a temblar.