La felicidad
es un derecho social y para consagrarla es necesario un nuevo ministerio,
previa ley que diga: “Art. 1°: Declárase el derecho de todas las personas a ser
felices. Art. 2°: Autorízase la existencia del Ministerio de la Felicidad, que
tendrá por misión generarla en todos los habitantes de la República,
comenzando por sus propios funcionarios, que a este efecto tendrán la
remuneración correspondiente al grado superior al que ocupen, según establezca
el reglamento.”
Yo esperaba que en su primera cuenta pública Sebastián
Piñera anunciara ese ministerio, pero no lo hizo, pese a que ha hecho de la
creación de ministerios el principal móvil de sus gobiernos y, con la
colaboración de su sucesora en 2010 y antecesora este año, Michelle Bachelet,
en los últimos ocho ejercicios han creado ya seis nuevos ministerios, sin
contar subsecretarías, superintendencias y nuevas agencias estatales.
Las
manifestaciones de júbilo de la población por estas nuevas instituciones no se
han hecho esperar, porque el pueblo chileno siempre ha confiado en que sus
problemas se solucionarán creando ministerios y dictando leyes.
En esa onda el
Ministerio de la Mujer ha hecho posible que el feminismo se apodere del país. Por
supuesto, Piñera ha abrazado la agenda feminista, a la cual antes se oponía. Un
interesante debate se ha suscitado entre dos ex intelectuales de izquierda, hoy
devenidos “liberales”, acerca de si el cambio de opinión de Piñera es o no
justificado.
Pero ambos están equivocados:
Piñera nunca ha cambiado de opinión, porque nunca tenido una. Él resuelve su
postura ante cada problema mirando las encuestas y se inclina por la preferencia
mayoritaria. Y con el feminismo le ha sucedido igual: la mayoría lo apoya,
luego él también lo apoya.
En su
primera cuenta pública mencionó veinte veces la palabra “libertad” y doce veces
la palabra “libre”, nada de lo cual implica que él crea en la libertad o que en
Chile la haya irrestricta. Por ejemplo, no la hay para que el Museo Histórico
presente una muestra histórica en que figure una efigie del ex Presidente
Pinochet y su frase “la gesta del 11 de septiembre incorporó a Chile a la
heroica lucha contra la dictadura marxista”. Piñera destituyó al director del
museo y suprimió la muestra. Y nadie dijo nada. Los adalides de la libertad de
expresión en Chile guardaron silencio.
En
consecuencia, tampoco Piñera se sintió libre para convidar a su primera cuenta
pública a José Antonio Kast, único político propiamente de derecha en el
espectro partidista chileno. No, las encuestas vedan también eso. Pero sí
rindió homenaje a Michelle Bachelet y Daniela Vega como mujeres ejemplares,
abrazando así la ideología de género.
También esta
primera cuenta presidencial contiene el anuncio de una Ley de Probidad Pública.
¿No podrá tener acceso a la función pública el condenado por comprar acciones
con información privilegiada, el hombre público que haya sido sorprendido
llevándose las tres cuartas partes de su patrimonio a paraísos fiscales, comprando
sociedades zombies para no pagar impuestos, o prestando, como gerente de un
banco, fondos a sociedades de las cuales formaba parte; el autor de una moción
para que los bancos, a los cuales exigía un precio más alto por el negocio de
la tarjetas de créditos, tuvieran que pagar intereses por los saldos en cuentas
corrientes; el que hubiere sido imputado por cohecho en Argentina o el
controlador de una sociedad multada por cohecho en los Estados Unidos o el que
hubiere obtenido fondos electorales mediante facturas no representativas de
prestaciones reales?
¿Cómo lo va
a hacer? ¿O pondrá cara de palo una vez más?
Pensar que en Japón tienen un solo ministerio para Educación, Cultura, Deporte, Ciencia y Tecnología, y aquí tendremos cuatro para todo eso mismo...
ResponderEliminar¡impresionante el dato !
EliminarEstimado Don Hermógenes , el drama para la centro derecha derecha chilena es, que pensó en un Ariel y resultó un Calibán.
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ResponderEliminarLa Cuenta Pública y El Sendero Luminoso de la Energía
I
Lo que quedó claro el 1° de junio es que deberemos seguir manteniendo bien abiertas nuestras escuálidas billeteras para alimentar al cada vez más voraz Estado obeso mórbido y abrazar, celebrando, nuestra cesantía al tiempo que somos reemplazados por un haitiano más barato pero “regularizado” y al que también deberemos garantizar sus derechos sociales en educación, vivienda, salud y sus DDHH con lo que vaya quedando dentro de esas billeteras.
¿Qué pensarán hoy aquellos que votaron por S.P. si es que alguien aún usa la razón por acá?
En su cuenta pública inaugural, quedó clara la ruta a la ruina social, moral y económica para las décadas venideras, siguiendo fielmente el trazado socialista pero que ahora será una ruta más eficient, eficaz, efectiva, simple y rápida.
En lo que en particular me concierne —el cambio climático—, en el último tiempo el Presidente dio tres señales claras de cuál será el rumbo a seguir para continuar con la noble tarea de descomposición, decadencia y demolición nacional iniciada hace 28 años atrás.
La primera fue durante la campaña presidencial del 2017 cuando se fue a EEUU a hablar con Obama sobre calentamiento global. Sí, justo con aquel que hundió la economía de su país con las medidas de “adaptación y mitigación” para el CC que causaron la fuga de más de 70.000 industrias principalmente a China. Con aquel que entregó su gobierno con 2.500 nuevas regulaciones ambientales de las siete que existían antes. Con aquel que dejó a su país con una deuda de casi 20 trillones de dólares, mayor a la suma de las deudas de todos los presidentes anteriores en la historia de EEUU. Con aquel que creó más de 21 millones de cesantes más el encarecimiento generalizado de la vida para todos sus habitantes y la violenta disminución del poder adquisitivo de éstos gracias a los impuestos “verdes” (rojos) de todo tipo, incluido el perverso Cap&Trade que sólo alcanzó a prosperar en California.
Los que por S.P. votamos (reconozco que yo también lo hice) hubiésemos esperado que, en vez, fuera a hablar con el tío Donald quien le habría explicado de manera muy simple por qué eso del CC es una estafa global.
La segunda vendría con el anuncio la semana pasada de su “Ruta de la Energía” consistente, entre otras “leseras”, en la “descarbonización” de la energía y el fomento a la generación basada en energías puras, verdes, limpias, renovables, sustentables y sostenibles, las que en realidad son insustentables, insostenibles, altamente tóxicas, inestables, débiles y por ende muy, pero muy caras, todo ello prohibido saberlo en el Chile-today.
ResponderEliminarII
Esa “ruta” nos traerá la prosperidad largamente esperada —al igual que en todos los países que han caído en ese fraude socialista— en la forma del encarecimiento de la energía y, por lo tanto, de todo lo demás: desde un chicle hasta un juguete sexual para feministas, pasando por un pedazo de pan hasta un placentero viaje turístico a bordo de un Transantiago; en la forma del deterioro de la estabilidad de la matriz eléctrica nacional y los consiguientes cada vez más frecuentes apagones; en la forma del desmantelamiento de ecosistemas toda vez que los más pobres ya no podrán cocinar, iluminar ni calefaccionar como antes sus hogares con parafina y gas económicos, sino que con leña proveniente de la tala de árboles, aumentando dramáticamente la contaminación atmosférica; en la forma de una aún mayor fuga de industrias a China creando más cesantía y una creciente disminución de la inversión y en la forma de una masiva pérdida de competitividad en los mercados frente a los países que no cayeron o escaparon de esa trampa, como China, India, Rusia y EEUU.
Así, S.P. no sólo mantendrá los sinvergüenzas impuestos a las personas y empresas heredados del “legado” marxista, sino que, muy silenciosamente, todo indica que mantendrá las 96 regulaciones e impuestos del llamado “Plan de Acción Nacional de CC” dejado por ese legado para salvar al planeta de una ficticia amenaza, a estas alturas, nosotros solos, pero cancelándole cifras siderales con el dinero de los demás a la ONU por concepto de un también ficticio rescate.
Un nombre más ad hoc para esa iniciativa destructiva habría sido “El Sendero Luminoso de la Energía”.
Finalmente ayer fue la mística y total consagración del Presidente al cambio climático cuando pronunció casi las mismas palabras que años atrás expresara su amigo Obama en cuanto a lo real de esa imaginaria amenaza, de sus nefastas consecuencias y de la necesidad de combatirla, comprometiendo final y fatalmente la economía de Chile para las generaciones venideras.
Para robar dinero bajo la etiqueta de impuestos verdes basados en el terror y en el pánico, su vibrante pasaje fue un golazo de media cancha.
A tan pocos días de asumido este gobierno, ya estoy echando de menos al de Bachelet y no con poca nostalgia.
Lo que se esperaba del Presidente tal vez era algo más auténtico, noble y transparente que un Ministerio de la Felicidad.
Un “Ministerio de la Alegría que Viene”, que tardó en llegar pero que al fin llegó para quedarse, casi tal como él ayer lo pregonó.
El ministerio de la felicidad. Esa tontera ya existe en otro país socialista como el nuestro. En Ecuador, desde los tiempos del mesiánico correa. Los gringos mucho mas sabios y menos populistas, consagraron en su declaración de independencia que “ el hombre, nace libre y con derechos inalienables. Algunos de esos son: el derecho a la vida, a la libertad, y a la BUSQUEDA de la felicidad “ sabian y saben perfectamente, que la felicidad no puede garantizarse por decreto. Pero bueno, ese es un país de verdad, no un remedo como lo es el nuestro hoy por hoy.
ResponderEliminarEn Chile tenemos un maccartismo cultural impulsado por el PC y el Frente Amplio, siguiendo las enseñanzas de Gramsci
ResponderEliminarMarcelo ese es el sino de los paises que son considerados como extractores y que nunca invirtieron en la industria todo se compro a otros.
ResponderEliminarLa pondrá, don Hermógenes.
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