La barbita
en punta, la melena y, sobre todo, el bigote del fiscal Pablo Gómez Niada lo
hacen igual a la imagen que todos tenemos y que las sucesivas películas dan de
D’Artagnan, el cuarto de los Tres Mosqueteros (enigma numérico de los de mi
generación cuando fuimos adolescentes).
A este
D’Artagnan nuestro le ha tocado en suerte investigar las “platas políticas” que
SQM le dio a todo el mundo, sin otro problema que el de que uno de los principales
beneficiarios de ellas fue Sebastián Piñera, de quien fue ministra de Justicia
Patricia Pérez, cónyuge del fiscal Gómez Niada, situación que sin duda afecta
su independencia como investigador.
Tanto la
afecta que nunca había visto yo desaparecer una foto de un medio de comunicación
con más rapidez que la de Sebastián Piñera, Patricia Pérez y Pablo Gómez Niada departiendo
sonrientes, hace algunos años, en la clínica donde el primero había ido a
visitar a su ministra con motivo de una intervención quirúrgica. Tras ver la
foto me dije que la iba a imprimir cuando llegara a la oficina, pero para
entonces ya había desaparecido de “El Mostrador” y como, por supuesto, no había
salido en ningún otro medio, di por perdido ese testimonio que compromete la
independencia del fiscal con respecto a un particular investigado suyo. Pero en
seguida comprobé que alguien ya la había subido a YouTube, que viene a ser como
un respaldo frente a los que en Chile borran cuanto antes todas sus huellas
digitales de los escenarios que no les convienen. Lo que no excluye la
posibilidad de que el equipo de “limpieza” también sea capaz de borrar las huellas
digitales de su jefe desde el propio YouTube.
Pues en
viaje a la capital venía oyendo a Manuel José Ossandón, senador y pre-candidato
presidencial de RN, en radio Agricultura, mientras decía, a propósito de su pre-candidatura,
que tiene un equipo de cinco personas trabajando en ella, mientras Sebastián
Piñera tiene uno de cuatrocientas. Sospecho que una o más de estas últimas trabajan
en los comentarios de este blog en la tarea de denigrarme, porque lo hacen con
una dedicación que sólo puede explicarse con un trato por trabajo realizado.
Es decir, todo
indica que otro de esos cuatrocientos agentes logró sacar la foto de “El
Mostrador” apenas ésta apareció. Por supuesto, otros más de ellos se habían
encargado antes, al parecer, de que tampoco apareciera en ninguna otra parte. Y
todavía otros más de conseguir que, en ese caso, sí apareciera la foto de
Sebastián yendo a visitar a la diputada Karla Rubilar en la clínica donde se
repone, o acompañando a Vargas Llosa en la fiesta de sus 80 años en su actual
patria, España, con su nueva y actual señora (heredada de varios y sucesivos
conspicuos españoles); o abrazando a Messi al encontrarse en el salón VIP del
aeropuerto cuando ambos dejaban Santiago. Pues en toda candidatura en marcha
hay fotos que deben aparecer y otras que deben desaparecer.
En todo
caso, el lío de las platas políticas, en el cual Piñera está sumergido hasta el
cuello, parece no afectar sus aspiraciones de “repetirse el plato”, pues anoche
vi al presidente de RN, Cristián Monckeberg, señalado en CNN que una valiosa y
posible carta presidencial de su partido es precisamente Piñera, confirmando el
aserto de Carlos Peña en su columna de “El Mercurio” de 23.08.15 cuando afirmó:
“Un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias,
tomar ventaja de las debilidades ocasionales de sus competidores, saltarse las
reglas cuando nadie vigila, y hacer gala
de todo eso, no caerá nunca, puesto que en el radar de la opinión pública
ningún acto suyo resultará sorprendente…Frente a un mismo hecho… el que posee
el peor comportamiento previo es quien tiene menos riesgo de ser dañado”.
Así como sería impensable que
el presidente de la UDI dijera que Laurence Golborne puede perfectamente ser
una carta presidencial de su partido, atendido su problema con las “platas
políticas” de SQM, es perfectamente natural que Piñera sea carta de RN, pese a
tener líos mucho mayores y más cuantiosos que los de Golborne con esas mismas
platas, agravados porque las usó para también financiar, no ya su campaña, sino
gastos de otra empresa suya, Chilevisión, cuyos estados financieros así mejoró
para fines de venderla a inversionistas norteamericanos en más de siete veces lo
que le había costado adquirirla. “Pasada” que aumentó su patrimonio en
alrededor de cinco por ciento (130 millones de dólares).
Aprovecho de
aclarar aquí que la supresión y censura de mis comentarios en Bío Bío TV no fueron
obra de ninguno de los cuatrocientos sospechosos de haberla consumado, sino de
un genuino problema técnico, como la estación se ha encargado de acreditarme,
por cuyo motivo reanudaré mis comentarios en ella a partir del próximo martes y
“no hard feelings”, como siempre me decía mi padre al quedar superado algún
diferendo entre nosotros.
Pero
D’Artagnan nunca fue fácil de someter por nadie, según Alejandro Dumas siempre
se preocupó de dejar en claro, y su émulo chileno parece que tampoco, aunque su
señora haya sido ministra de Piñera, pues “La Tercera” nos informa hoy él que
ha oficiado al Departamento de Justicia norteamericano para que le brinde
asistencia internacional a fin de investigar a SQM, dado que “se ha determinado
en la investigación pagos, sin que exista un servicio a cambio, por parte de
SQM S.A., a: … b) Personas naturales o jurídicas asociadas objetivamente a las
campañas presidenciales de los ex Presidentes Eduardo Frei y Sebastián Piñera;
y de la actual Presidenta Michelle Bachelet”.
Ésta es una
estocada a fondo. Los norteamericanos, a diferencia de los chilenos, son
difícilmente sobornables y silenciables. Pues ahora recientes declaraciones del
fiscal nacional, Jorge Abbott, a la misma “La Tercera”, dejaban entrever que la
justicia no podía permitir que el tema de las platas políticas afectara “la
estabilidad institucional”, según sus palabras, lo que equivale a decir que todo
terminará en nada o, como yo lo he llamado, “el Gran Empate”.
D’Artagnan
ha lanzado una estocada mortal a esa estrategia, pues si el Departamento de
Justicia de los EE. UU. se comporta como con la FIFA, ni siquiera el “más
pícaro de los oportunistas” locales, para usar la descripción de Peña, podrá
seguir actuando como lo ha hecho hasta ahora, es decir, como si nunca hubiera
hecho nada y jamás hubiera sabido de las platas políticas obtenidas burlando
impuestos y prohibiciones legales y simulando servicios inexistentes.