jueves, 31 de marzo de 2016

La Estocada de D'Artagnan


          La barbita en punta, la melena y, sobre todo, el bigote del fiscal Pablo Gómez Niada lo hacen igual a la imagen que todos tenemos y que las sucesivas películas dan de D’Artagnan, el cuarto de los Tres Mosqueteros (enigma numérico de los de mi generación cuando fuimos adolescentes).

          A este D’Artagnan nuestro le ha tocado en suerte investigar las “platas políticas” que SQM le dio a todo el mundo, sin otro problema que el de que uno de los principales beneficiarios de ellas fue Sebastián Piñera, de quien fue ministra de Justicia Patricia Pérez, cónyuge del fiscal Gómez Niada, situación que sin duda afecta su independencia como investigador.

          Tanto la afecta que nunca había visto yo desaparecer una foto de un medio de comunicación con más rapidez que la de Sebastián Piñera, Patricia Pérez y Pablo Gómez Niada departiendo sonrientes, hace algunos años, en la clínica donde el primero había ido a visitar a su ministra con motivo de una intervención quirúrgica. Tras ver la foto me dije que la iba a imprimir cuando llegara a la oficina, pero para entonces ya había desaparecido de “El Mostrador” y como, por supuesto, no había salido en ningún otro medio, di por perdido ese testimonio que compromete la independencia del fiscal con respecto a un particular investigado suyo. Pero en seguida comprobé que alguien ya la había subido a YouTube, que viene a ser como un respaldo frente a los que en Chile borran cuanto antes todas sus huellas digitales de los escenarios que no les convienen. Lo que no excluye la posibilidad de que el equipo de “limpieza” también sea capaz de borrar las huellas digitales de su jefe desde el propio YouTube.

          Pues en viaje a la capital venía oyendo a Manuel José Ossandón, senador y pre-candidato presidencial de RN, en radio Agricultura, mientras decía, a propósito de su pre-candidatura, que tiene un equipo de cinco personas trabajando en ella, mientras Sebastián Piñera tiene uno de cuatrocientas. Sospecho que una o más de estas últimas trabajan en los comentarios de este blog en la tarea de denigrarme, porque lo hacen con una dedicación que sólo puede explicarse con un trato por trabajo realizado.

          Es decir, todo indica que otro de esos cuatrocientos agentes logró sacar la foto de “El Mostrador” apenas ésta apareció. Por supuesto, otros más de ellos se habían encargado antes, al parecer, de que tampoco apareciera en ninguna otra parte. Y todavía otros más de conseguir que, en ese caso, sí apareciera la foto de Sebastián yendo a visitar a la diputada Karla Rubilar en la clínica donde se repone, o acompañando a Vargas Llosa en la fiesta de sus 80 años en su actual patria, España, con su nueva y actual señora (heredada de varios y sucesivos conspicuos españoles); o abrazando a Messi al encontrarse en el salón VIP del aeropuerto cuando ambos dejaban Santiago. Pues en toda candidatura en marcha hay fotos que deben aparecer y otras que deben desaparecer.

          En todo caso, el lío de las platas políticas, en el cual Piñera está sumergido hasta el cuello, parece no afectar sus aspiraciones de “repetirse el plato”, pues anoche vi al presidente de RN, Cristián Monckeberg, señalado en CNN que una valiosa y posible carta presidencial de su partido es precisamente Piñera, confirmando el aserto de Carlos Peña en su columna de “El Mercurio” de 23.08.15 cuando afirmó: “Un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias, tomar ventaja de las debilidades ocasionales de sus competidores, saltarse las reglas  cuando nadie vigila, y hacer gala de todo eso, no caerá nunca, puesto que en el radar de la opinión pública ningún acto suyo resultará sorprendente…Frente a un mismo hecho… el que posee el peor comportamiento previo es quien tiene menos riesgo de ser dañado”.

Así como sería impensable que el presidente de la UDI dijera que Laurence Golborne puede perfectamente ser una carta presidencial de su partido, atendido su problema con las “platas políticas” de SQM, es perfectamente natural que Piñera sea carta de RN, pese a tener líos mucho mayores y más cuantiosos que los de Golborne con esas mismas platas, agravados porque las usó para también financiar, no ya su campaña, sino gastos de otra empresa suya, Chilevisión, cuyos estados financieros así mejoró para fines de venderla a inversionistas norteamericanos en más de siete veces lo que le había costado adquirirla. “Pasada” que aumentó su patrimonio en alrededor de cinco por ciento (130 millones de dólares).

          Aprovecho de aclarar aquí que la supresión y censura de mis comentarios en Bío Bío TV no fueron obra de ninguno de los cuatrocientos sospechosos de haberla consumado, sino de un genuino problema técnico, como la estación se ha encargado de acreditarme, por cuyo motivo reanudaré mis comentarios en ella a partir del próximo martes y “no hard feelings”, como siempre me decía mi padre al quedar superado algún diferendo entre nosotros.

          Pero D’Artagnan nunca fue fácil de someter por nadie, según Alejandro Dumas siempre se preocupó de dejar en claro, y su émulo chileno parece que tampoco, aunque su señora haya sido ministra de Piñera, pues “La Tercera” nos informa hoy él que ha oficiado al Departamento de Justicia norteamericano para que le brinde asistencia internacional a fin de investigar a SQM, dado que “se ha determinado en la investigación pagos, sin que exista un servicio a cambio, por parte de SQM S.A., a: … b) Personas naturales o jurídicas asociadas objetivamente a las campañas presidenciales de los ex Presidentes Eduardo Frei y Sebastián Piñera; y de la actual Presidenta Michelle Bachelet”.

          Ésta es una estocada a fondo. Los norteamericanos, a diferencia de los chilenos, son difícilmente sobornables y silenciables. Pues ahora recientes declaraciones del fiscal nacional, Jorge Abbott, a la misma “La Tercera”, dejaban entrever que la justicia no podía permitir que el tema de las platas políticas afectara “la estabilidad institucional”, según sus palabras, lo que equivale a decir que todo terminará en nada o, como yo lo he llamado, “el Gran Empate”.

          D’Artagnan ha lanzado una estocada mortal a esa estrategia, pues si el Departamento de Justicia de los EE. UU. se comporta como con la FIFA, ni siquiera el “más pícaro de los oportunistas” locales, para usar la descripción de Peña, podrá seguir actuando como lo ha hecho hasta ahora, es decir, como si nunca hubiera hecho nada y jamás hubiera sabido de las platas políticas obtenidas burlando impuestos y prohibiciones legales y simulando servicios inexistentes.

domingo, 27 de marzo de 2016

El "Sí" No Tiene Abanderado


          El Gobierno Militar salvó al país a pedido de la mayoría política, lo reconstruyó y convirtió en “la joya más preciada de la corona latinoamericana” (Bill Clinton) y ahora resulta que no queda nadie que defienda su obra y prácticamente todos los sectores políticos se alejan de él como si hubiera sembrado la peste. La gota que colmó el vaso fue el acuerdo del último consejo de la UDI, “a mano alzada”, de sacar de la declaración de principios el reconocimiento que hoy contiene al régimen al cual inspiró y bajo el cual se originó.

          De hecho, todos los sectores políticos son hoy del “No”: la Nueva Mayoría, que es gobierno, lo es por unanimidad; y Chile Vamos, que es oposición, tiene como principal exponente y virtual candidato presidencial del sector (el 80% de quienes se dicen de derecha le entrega su apoyo), a Sebastián Piñera, prohombre del “No”.

          “¿Qué se fizo el rey don Juan? ¿Los infantes de Aragón, que se fizieron?”. Pues en el lado del “Sí” ya parece no quedar nadie. Este blog, que si bien leen las mil personas que importan en Chile y deja sembrada una semilla, no trasciende más allá de eso. “Chile Informa”, benemérito diario digital pagado, está limitado sólo a pocos miles de suscriptores. Y uno que otro columnista, absolutamente minoritario entre la enorme masa de opinantes en favor del “No”. ¡Hasta el máximo exponente civil del “Sí”, Jaime Guzmán, es trasladado ahora a las filas del “No” por una singular versión póstuma de una familiar!

          Una favorecida columnista del “Sí”, Teresa Marinovic, “reventaba el rating” en la televisión por internet de Radio Bío Bío, pero dejó de aparecer. Ella me llevó a tener allí un espacio semanal, pero últimamente fui censurado por la estación. Es que llegué “al hueso” cuando dije que Pinochet había sido elegido popularmente por ocho años en 1981 (luego no había “dictadura”); que los caciques representativos de los mapuches de la Araucanía lo habían elegido “Gran Jefe y Conductor” en 1989 (luego no había “conflicto mapuche”) y que esa región estaba feliz con su gobierno, como que el “Sí” había ganado allí 54%-46% en el plebiscito de 1988. Eso ya fue demasiado. En el blog de la estación furibundos comentaristas pedían mi salida. “¿Cómo pueden tener aquí a este payaso?”, clamaban. Y la emisora les hizo caso y excluyó mi comentario. No lo haré más.

          Hace unos años, dos leales del “Sí”, Alfonso Márquez de la Plata y Sergio Villarino, fueron a radio Agricultura a sugerirle que yo tuviera allí un espacio. Hablaron con el director, el gerente y Checho Hirane, que tiene allí el programa diario “Conectados con Agricultura” y, después de consultarme, acordaron que yo reemplazaría una vez a la semana al panelista Claudio Orrego, que se estaba retirando para ser candidato presidencial. Como pasaran los días y nadie me llamó, Alfonso y Sergio volvieron a la radio y preguntaron qué había sucedido. “Checho Hirane se opuso”, les respondieron. Hasta entonces el mismo Hirane me convidaba una vez al año a su espacio. Después dejó de hacerlo. Es cierto que discrepábamos, porque él es muy crítico de las “violaciones a los derechos humanos” durante el Gobierno Militar y yo sostengo que ésa es una mera consigna. El otro día supe que un auditor lo había llamado al programa y le había preguntado por qué no me convidaba nunca. Hirane le respondió que porque se sabía de antemano lo que yo iba a decir y, además, mis opiniones dividían a la gente.

          El mismo Sergio Villarino habló en otros medios para que yo tuviera tribuna. En la revista “Cosas” me ofrecieron una columna. Como buen partidario del “Sí” escribí cosas muy críticas de uno de los principales adalides del “No”, Sebastián Piñera, que a la sazón era Presidente de la República. Mi columna era burlesca, pero siempre defendí en ella al Gobierno Militar. A veces aproveché de reírme de la máxima autoridad y de su frustrado vuelo en helicóptero al sur, que terminó en aterrizaje forzoso; de sus faltas de ortografía en twitter y de sus “gaffes” culturales, como asegurar que vivimos en una “galáctea” y que la novela “Robinson Crusoe” la escribió el actor Willem Dafoe. El hecho fue que un día el editor me llamó para decirme que la dueña de la publicación le había pedido no publicar más mi columna. El mismo infatigable Villarino se encontró en un matrimonio con Joaquín Lavín y le preguntó por qué nunca me había convidado a su programa de radio. “Es que Hermógenes no marca”, fue la desconcertante respuesta.

          Yo, obviamente, sé quién está detrás de mi marginación y supongo que también todo el mundo lo sabe. Pone fichas en todas partes y tiene muchas fichas. Y nadie quiere perderlas dando tribuna a alguien que disienta de él, que, de hecho, es el político más poderoso de nuestro medio. Medio, por otra parte, fácil de sobornar.

          Pero todo eso va en la línea conducente a la supresión del “Sí” como tesis a defender. Por tal motivo no sólo hay una moción de ley de la diputada Karol Cariola (PC) para sancionar con largas penas de presidio a quien se exprese en favor de la obra del Gobierno Militar, sino que el propio Ejército ha procedido a eliminar de sus recintos a lo largo del país todo testimonio favorable a la obra del gobierno del que formó parte. ¡Obedeciendo al pie de la letra una moción de una diputada comunista que ni siquiera es ley y que es contraria a la libertad de expresión constitucionalmente consagrada!

          De este modo, el “Sí” se ha visto reducido a un virtual silencio. Sus huestes se han marchado hacia las filas del “No”. Ya ni siquiera tiene un portaestandarte. El diputado Urrutia, de la UDI, que tuvo la conducta heroica de rendir homenaje a Pinochet en la Cámara, suscitó la airada crítica de su colega y candidato a presidir el partido, Jaime Bellolio, usuario frecuente de la consigna comunista de las “violaciones a los derechos humanos” para desmerecer al régimen que precisamente impidió que esos derechos fueran arrasados por un régimen totalitario.

          Tengo amigos que insisten en que me convierta en abanderado del “Sí” más allá de este blog, y me ofrecen reunir firmas y organizar eventos, pero juré en mi hogar y ante su máxima autoridad, hace 32 años, cuando la derecha a la cual yo representaba votó mayoritariamente por un candidato del “No” para senador, y no por mí, y fui derrotado, que nunca volvería a la política activa como candidato a nada, condición en la cual he vivido desde entonces y espero morir.
         






viernes, 25 de marzo de 2016

Censurado Otra Vez


               Hace dos o tres años la joven filósofa y periodista Teresa Marinovic, que es la única persona, según mi leal saber y entender, que se ha atrevido a decir en la televisión abierta que está de acuerdo conmigo (sin medir el costo que ello podía significarle), me convidó a participar en el “streaming” (televisión por internet) de la Radio Bío Bío.

Acepté y desde entonces grabé todos los martes a las diez y media, durante unos tres minutos de comentarios que tuvieron dispar acogida, dependiendo del interés que despertaran en el público. Eso duró hasta hoy, en que he visto mi comentario grabado el martes y titulado “Receta Para la Araucanía”, suprimido de la parrilla de columnistas cuando ya se acercaba a las dos mil visitas. Eso me permite saber el límite del pluralismo practicado por dicha emisora. Para información de los lectores, he aquí el texto del comentario (todo el que me censura debe saber que la penalidad por hacerlo –como bien lo debe haber aprendido la revista del Colegio de Abogados, que aplicó censura previa al artículo que después apareció en este blog el 27 de marzo de 2015, bajo el título “Artículo Impublicable en la Revista del Colegio de Abogados”-- consiste en que el material censurado se publica en seguida acá):

               “He dicho y escrito muchas veces que el principal problema de casi todos los chilenos es que les han lavado el cerebro. Con esto quiero decir que les han metido en la cabeza numerosas falsedades y les han ocultado unas todavía más numerosas verdades. Una de aquellas falsedades es que el estado de subversión, violencia e inseguridad en la Araucanía proviene de ‘un conflicto ancestral’ y de ‘difícil solución’. ‘Complejo’, como dicen ahora cuando está quedando la crema. Cuando todavía no ha quedado la crema dicen que el problema es ‘acotado’. Entonces, cuando usted oiga a un opinante contemporáneo decir que algo está ‘acotado’, tenga por seguro que va a empeorar. Y cuando diga que es ‘complejo’, es porque no le ve remedio.

               “Pero hubo una época no lejana en que en la Araucanía no había ninguno de los problemas actuales y, podía asegurarse, la mayoría vivía feliz. Eso ocurría bajo la Presidencia de Augusto Pinochet Ugarte, elegido con el 67% de los votos y por un período de ocho años a partir de 1981. Luego, no era ‘dictador’, como dicen ahora, sino Presidente elegido. Y cuando iba a terminar su mandato, en 1989, la Junta General de Caciques mapuches, representativa de los 300 mil indígenas del sur de Chile, le confirió en la localidad de Chonchol un pergamino designándolo ‘Jefe Máximo, Conductor y Guía’, ‘por haberse preocupado de que el pueblo mapuche recuperara su dignidad y recibiera los beneficios sociales y la propiedad de su tierra, que históricamente le fue negada’ (‘El Mercurio’, 14.11.98, p. A-3).

               “Por eso en el plebiscito de 1988 el ‘Sí’ al gobierno de Pinochet ganó en la Araucanía y Los Lagos, en el primer caso por 54 a 46 por ciento. Eran las regiones del país en que la gente estaba más contenta.

               “Es que había paz y tranquilidad, porque se hacían respetar la ley y el derecho de propiedad. No había terrorismo, desde luego, porque a los terroristas se les aplicaba mano dura. Ni tampoco había ningún ‘conflicto ancestral’. Y ni siquiera un problema ‘acotado’, ni menos ‘complejo’.”

               Fin de la cita.

               Cuando revisé los comentarios en el sitio web de la radio, durante el par de días que duró en el aire mi grabación, me llamó la atención que, aparte de las opiniones favorables (minoritarias) que suscitó, las adversas eran particularmente insultantes para mi persona, pero además tenían algo más en común: no desvirtuaban ningún aspecto del comentario. Es decir, quedaba en pie: (1) Que el Presidente Pinochet fue condecorado y recibió en 1989 un título honorífico de los caciques representativos del pueblo mapuche; (2) Que en la respectiva región el “sí” triunfó sobre el “no” por 54 a 46 por ciento en el plebiscito de 1988, revelando que la población estaba mayoritariamente contenta; (3) Que en esa época no campeaban ni el terrorismo ni la violencia en la región; y (4) Que por tanto, el llamado “conflicto  mapuche” no tiene carácter “ancestral”, como todo el mundo insiste en calificarlo hoy día; y ni siquiera tiene carácter mapuche, como bien lo ha probado reiteradamente en su blog, y en su libro “¿Es Mapuche el Conflicto?”, el especialista en el tema, Julio Bazán, a quien recomiendo leer en juliolbazan.blogspot.com.

               Evidentemente, probar que una política del Gobierno Militar fue exitosa, que gozó de acogida popular y que uno de los principales “problemas nacionales” del momento se debe exclusivamente a la acción (o inacción) de los gobiernos posteriores está “off limits”, en el actual concepto de “pluralismo” informativo que practica el “streaming” de Radio Bío Bío.

               Tomo nota de ello y comunico por este medio que, en consecuencia, a partir del próximo martes no iré a grabar las 10 y media, como he venido haciéndolo durante los últimos años. (Si se oye un aplauso después de este anuncio, supongo que nadie ignorará de quién proviene). 

miércoles, 23 de marzo de 2016

Todo No Ha Podido Terminar Peor


          La decisión de Eliodoro Matte de renunciar a la presidencia en la Papelera y en el CEP no puede ser más lamentable, aunque resulte explicable por la denostación publicitaria y la persecución politizada de que ha sido objeto en el “juicio por los diarios” y a raíz de acciones inconsultas de la Fiscalía Nacional Económica.

          Matte es un tipo excepcionalmente decente, demasiado decente para un medio como el nuestro, donde a cualquiera lo aplastan con acusaciones como la de “colusión”, que se convierten en consignas y luego en maldiciones repetidas por doquier, contra las cuales no cabe razonamiento alguno.

          El mercado del papel tissue, del cual se ha tomado pie para crucificar a la Papelera y su presidente en la plaza pública, funcionaba competitiva y diversificadamente. Cualquiera podía y puede producir e importar. Firmas que operan en él, aparte de la Papelera y la sueca SCA, acusadas de la “colusión”: Rapac Chile, FPC Tissue (VIII Región), Proclean (V Región) y ADD en la Metropolitana, cuyos ejecutivos declararon a la prensa que producían 40 toneladas mensuales y estaban haciendo ampliaciones para llegar a 100.

          ¿Dónde estaban los monopolios y la colusión anticompetitiva? En ninguna parte. Pero había sucedido hace años una situación de corte humano: una empresa relativamente nueva, Papeles Industriales S. A., se había acercado a la Papelera, dominante sin contrapeso por su tamaño, y le había manifestado estar al borde de la quiebra si esta última continuaba manteniendo bajos sus precios. Esa situación las llevó a un acuerdo que no sólo permitió subsistir a PISA, sino prosperar, tanto que después se vendió a una firma de capitales suecos, SCA, que entró al mercado chileno y continuó el convenio con la Papelera.

Si ésta hubiera sido una firma depredadora, habría bajado los precios para eliminar la competencia de PISA y todas las demás, pero no lo hizo y por eso ha sido ahora acusada de “colusión”, paradigma de los “abusos empresariales” y pretexto para “cambiar el modelo” por otro en que el Estado sea dueño de todo y sus angélicos funcionarios, que jamás recibirán una coima ni codiciarán millones, pese a poderlos ganar fácilmente con una resolución o un decreto similar a los de cambio de uso de suelo o adjudicación de propuestas o decisiones de compra sin licitación.

          En medio de este tráfago de acusaciones injustas, Eliodoro Matte, un hombre pacífico, se dio cuenta de lo que es en Chile ser “juzgado por los diarios” y, en particular, vivir en medio de los chilenos, sujetos esencialmente poco leales (sólo el 13% dice confiar en sus connacionales). Apenas iniciado el “juicio” en contra suya recibió la primera puñalada en la espalda: José Zalaquett, izquierdista al cual había designado en el directorio del CEP (los empresarios de derecha han llenado sus directorios de zurdos, buscando “quedar bien”) renunció ostentosamente por el hecho de que Eliodoro lo siguiera presidiendo y no renunciara. Carlos Peña, acostumbrado a que el rudimentario Piñera destituyera a todo ministro al cual él criticaba, le pidió también la renuncia a Eliodoro. Sus pares, como es costumbre en Chile (pregúntenles a los Presos Políticos Militares) lo traicionaron, por supuesto, y la Sociedad de Fomento Fabril “suspendió” publicitada y vergonzosamente a la Papelera de su membresía. Naturalmente, los políticos de izquierda hicieron gárgaras con la “colusión empresarial” y los de derecha, casi todos blandengues y de escasa personalidad y opiniones propias, compraron la consigna con la misma facilidad con que lo hicieron con la de las “violaciones a los derechos humanos” discurrida en los ’70 por el KGB, y se sumaron al ludibrio.

          La Papelera se ha tratado de recomponer como ha podido. Su pérdida patrimonial bursátil inmediata, generada por la persecución de la Fiscalía, fue de mil millones de dólares, pues la acción cayó de $1.800 a $1.400 de un día a otro. Porque los inversionistas, que fueron solidarios con ella en 1971-73 bajo el lema “la Papelera No” y compraron sus acciones para evitar que la UP se apoderara del papel de diarios, ya no lo son más y son tan distintos de los civiles de ahora como los militares de ahora lo son de los “soldados del ‘73”. Nuevas generaciones de cerebros lavados que lo único que están dispuestas a comprar son consignas de los comunistas.

          Entonces, en este entorno hostil, Eliodoro Matte, un tipo esencialmente decente y limpio, resuelve, caballeroso, abandonar el campo de batalla. Lamentablemente, lo ha hecho como si fuera culpable. Hasta ha pedido perdón sin ninguna razón para hacerlo, porque ante una mala ley, que castiga los acuerdos razonables, se inclinó por éstos en lugar de adoptar conductas predatorias contra sus competidores. Ante un Estado fiscalizador ignorante de las realidades del mercado y sediento de publicidad periodística, se ha retirado y le ha entregado el terreno.

          Todo no ha podido terminar peor. Para los efectos de la imagen, por supuesto, dado que no en los hechos, donde el mercado del tissue funciona igual que antes: bien, abierto, diversificado, competitivo. Tal como el de los pollos, otra víctima de la persecución estatal, el ludibrio político y el “juicio por los diarios”. Porque esto no tiene nada que ver con la vida real, sino con las imágenes, las consignas y los vituperios de la grosería farandulera, que es lo único que importa en el peregrino y lamentable Chile actual.

viernes, 18 de marzo de 2016

Su Solución Siempre Ha Sido Matar


          La izquierda, con el impajaritable concurso de los kerenskys, ahora ha conseguido aprobar en la Cámara que se despenalice la conducta de dar muerte a los bebés en gestación no deseados. Ya se encargarán los jueces, que en su mayoría son de izquierda, de que las causales de despenalización del aborto se amplíen ad náuseam. Cuando se abre esa puerta se desata un torrente. He leído los relatos de médicos que presenciaban, durante la UP, masivas experiencias de aborto libre en hospitales públicos, a sabiendas de que nadie denunciaría nada.

          La solución de la izquierda para alcanzar sus metas siempre ha sido la misma: matar. Leí en la sección “Hace 50 Años” de “El Mercurio” lo siguiente, publicado el 15 de marzo de 1966: “POLÉMICA. Fidel Castro, en un ataque al gobierno de Chile, manifestó que un día los trabajadores chilenos ‘comprenderán que la violencia armada es la única respuesta a sus problemas’”. Traducción: si no les pueden ganar en las elecciones, derrótenlos con las armas. 

          Cuando el marxismo llegó al gobierno con Allende (gracias al apoyo de los kerenskys en el Congreso Pleno), a lo que se dedicó fue precisamente a prepararse para aplicar la receta de su mentor Castro: matar adversarios y así asumir el poder total. Allende lo confesó al Nouvel Observateur, como cité en mi blog del 1° de marzo: “Sabíamos que teníamos necesidad de tiempo para organizarnos, armarnos y preparar debidamente la estructuras militares de los partidos de la Unidad Popular”. Justamente la alternativa Z-A de su “Plan Zeta” para la toma del poder por las armas preveía esta acción y hasta fijaba como fecha tentativa el 19 de septiembre de 1973, con motivo del almuerzo en honor a las Glorias del Ejército, oportunidad en la cual se proponían asesinar a todos los altos mandos de las Fuerzas Armadas y Carabineros. El historiador Gonzalo Vial, que incluyó un facsímil del “Plan Zeta” en el “Libro Blanco Sobre el Cambio de Gobierno en Chile”, del que se declaró co-autor, certificó la autenticidad de dicho lúgubre proyecto para tomar el poder de la izquierda marxista.

          Los demócratas sabían, por cierto (aunque la mayoría lo ha olvidado por miedo, por cálculo político o por feble memoria), la suerte que les esperaba si los militares no los salvaban y por eso los llamaron explícitamente a intervenir, en el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973. Y también por eso Frei Montalva les decía a los empresarios de la SFF en junio de 1973, “esto se arregla sólo con fusiles” (“Acta Rivera”). Y también por lo mismo Patricio Aylwin, a fines de 1973, cuando ya habían caído mil 800 del total de poco más de tres mil muertos que implicó la lucha contra la extrema izquierda armada, se negaba a condenar a los militares que estaban combatiendo, mientras él –decía-- estaba “sentado detrás de un escritorio”, pues, añadía, “ellos están recibiendo el fuego adversario”. Nada de eso lo podrán borrar jamás los “giros copernicanos” que los kerenskys debieron consumar 17 años después para terminar crucificando a los militares en la plaza pública y gobernando con los mismos socialistas y comunistas que “nos iban a matar a todos”, como le decía el juez pro-DC Rafael Retamal a Patricio Aylwin en 1974, según las propias memorias de éste (las penúltimas, pues acaba de sacar otras). Y por eso Retamal le aconsejaba dejar que los militares “hagan el trabajo sucio; después vendrá la hora del derecho”, que finalmente no fue del derecho, sino de la prevaricación, como bien sabemos.

          Y así los promotores de la solución de matar para conseguir sus propósitos han terminado jugando el papel de “víctimas”, nos sustraen alrededor de 300 millones de dólares anuales a los contribuyentes a título de pensiones vitalicias, becas, educación y salud gratuitas, diez millones “cash” por cada caído (aunque hubiera sido por infarto) e indemnizaciones varias por habérseles vedado el “derecho” a tomarse el gobierno por las armas, liquidando a quienes se les opusieran como si éstos hubieran sido nasciturus de doce semanas.

          Así se escribe la historia.


  

miércoles, 16 de marzo de 2016

La UDI Se Muere Sin Saber De Qué


               A fines de los ’80 el director de “Qué Pasa”, Roberto Pulido, hacía almuerzos políticos bastante transversales que pretendían replicar un parlamento como el que a la sazón todavía no existía en el país. Los representantes de la derecha estábamos, naturalmente, divididos entre los que apoyábamos al Gobierno Militar y los que, sin oponérsele frontalmente, siempre estaban “tendiendo a irse para el otro lado”. El más insigne representante de esta tendencia era Andrés Allamand, y lo recuerdo en particular porque en una oportunidad dijo, refiriéndose a los de la otra, personificada por la UDI: “En la primera elección después del Gobierno Militar van a desaparecer”. Pero esto no sucedió, pues al partido que mejor le fue en las elecciones posteriores fue precisamente a la UDI, tanto que Allamand resolvió emprender la que llamó su “travesía del desierto” tras una sonada derrota electoral.

               Lamentablemente, la UDI no sacó lecciones de ese éxito y en lugar de mantener las posiciones propias y firmes que se lo habían garantizado, terminó plegándose a los que siempre se estaban “yendo para el otro lado” y apoyó al actual y más insigne representante de esta vocación centrífuga, Sebastián Piñera, en 2009, frente a lo cual le anuncié su perdición, que es lo que todo el mundo cree estar presenciando, en particular porque los que se sienten llamados a evitarla militan entre los más inclinados a “irse para el otro lado” y proclaman que es preciso alejarse cuanto antes de la sombra del Gobierno Militar, repiten la monserga ideada por el KGB de “las violaciones a los derechos humanos”, quieren cambiar la declaración de principios del partido en cuanto reconoce el servicio prestado al país por el régimen que lo salvó de ser otra Cuba y, en fin, buscan parecerse lo más posible a la otra colectividad de derecha que ya hizo todas esas cosas y a la cual yo he llamado reiteradamente a cambiarse el nombre a “Renegación Nacional”, por ser el más expresivo de sus actuales posiciones.

               Naturalmente, entre quienes militan en la UDI (que no es mi caso) y permanecen fieles al legado de su fundador, Jaime Guzmán (que sí es mi caso), y también entre los simpatizantes fieles a ese partido y que siempre han votado por él (que también es mi caso), la situación terminal a que lo condujo Piñera y la evidencia de que éste ya compró la próxima candidatura del sector a precios de liquidación, como quedó de manifiesto cuando citó a los cien mejores candidatos a alcaldes (entre ellos los de la UDI), que acudieron presurosos, no tanto para recibir la carpeta y el pendrive sobre su respectiva comuna, sino para asegurarse todos sabemos qué, aunque nadie lo diga, ha llevado a que surja la idea de un nuevo partido representativo de los ideales que fueron suyos cuando ella y Jaime Guzmán estaban todavía vivos, y así lo ha expuesto con brillo en su columna de hoy en “El Mercurio” Gonzalo Rojas Sánchez, que contiene toda una propuesta.

               El año pasado formulé los principios que, a mi juicio, deben presidir la formación de un partido realmente de derecha en un artículo publicado en “Estrategia”, que ya reproduje en este blog, lo que ahora vuelvo a hacer, a título de aporte a la iniciativa de Gonzalo Rojas:
“Un Partido de Derecha
               “Distinguidos políticos han anunciado su intención de formar un “partido único” de centro-derecha. No menos distinguidos no-políticos (que no es lo mismo que “apolíticos”) estamos interesados en fundar un partido de derecha. No “único”, ciertamente, porque ello contravendría nuestra profesada fe en la libertad de iniciativa.
               “La principal diferencia que existe entre derecha y centro-derecha es que la primera no tiene interés en armonizar sus puntos de vista con quienes militan en el centro o la izquierda y ganar votos entre ellos, y la segunda sí. A los de derecha no nos interesa ganar votos si ello implica cambiar nuestros principios. Lo que nos interesa es ganar con éstos. Si el costo de mantenerlos es perder votos, estamos dispuestos a perderlos.
“¿Cuáles son esos principios? En lo valórico, la defensa de la vida desde la concepción, el premio al matrimonio bien constituido, el hogar como pilar de la sociedad, que eduque, forme y ampare. En lo económico, la defensa de la libertad para emprender, elegir, educarse, trabajar y producir, y para adueñarse del fruto del esfuerzo individual, que es la propiedad. Y en lo social la preservación del orden público, la moral, las buenas costumbres y la legalidad.
               “Un partido de derecha debe velar por los derechos de las víctimas de la delincuencia y por aplicar mano dura al delincuente. Y porque haya policías eficaces, cuyos miembros tengan más garantías que quienes cometen delitos. Éstos deben pagar su deuda con la sociedad, por el daño que infligen, en penales en que trabajen para resarcir ese daño y aprendan a ser útiles.
               “Un partido de derecha debe reconocer el servicio que los uniformados prestaron al país, al salvarlo de ser una colonia del más brutal totalitarismo de nuestro tiempo y después reconstruirlo desde las cenizas. Y, por tanto, debe luchar por la liberación de los presos y procesados políticos ilegalmente privados de libertad debido a la prevaricación de jueces politizados de izquierda.
               “¿Queda claro por qué quien es de derecha no puede ser de centro-derecha?”

               Como es evidente que los dirigentes que están aplicando a la UDI respiración artificial no están de acuerdo con las nociones anteriores, y muy en particular con la del penúltimo párrafo precedente, queda más que claro que no se han dado cuenta de por qué está muriendo la colectividad. Ellos creen que no sólo es debido a actuaciones de sus dirigentes que han merecido pública crítica, sino a los principios y trayectoria de lealtad a su origen y pasado que el partido ha mantenido, y entonces quieren “irse para el otro lado”, abjurar de las ideas más propias y sustanciales y avergonzarse de la gesta que salvó al país y a la cual la UDI no sólo adhirió, sino en la cual participó. Y en esto están completamente equivocados.

               Si persisten en la fuga hacia la renegación, se podrán quedar con el timbre de la UDI, su local y otros restos náufragos, y tendrán opción de recibir las dádivas del que está haciendo posturas en la liquidación, pero van a tener que resignarse a ver cómo surge “desde las cenizas” una nueva colectividad representativa de los principios, la trayectoria y las lealtades que ellos han abandonado, porque todos éstos tienen firmes raíces en lo mejor del alma nacional y más temprano que tarde se van a volver a manifestar con la misma fuerza con que lo hicieron, para ser la primera colectividad del país, cuando los que “se arrancaban para el otro lado” pronosticaban su extinción.

lunes, 14 de marzo de 2016

Defendidos por sus Adversarios


          Como los partidarios del Gobierno Militar y, en particular, los que más le deben por haberles dado seguridad a sus libertades, propiedades y emprendimientos, han protagonizado una vergonzosa fuga hacia las posiciones marxistas y kerenskys en materia de “violaciones de los derechos humanos” (consigna impuesta por el KGB soviético desde el momento mismo en que los militares derrotaron a los paramilitares de izquierda que, en número superior a veinte mil, pretendía dar acá el golpe para tomarse el poder), entonces la tarea de defender a los Presos Políticos Militares ante la opinión pública parece haber quedado entregada a las poquísimas personas de derecha que no se han “dado vuelta la chaqueta” y, paradójicamente, a algunos de quienes los persiguieron. Es así como en estos días han aparecido el sacerdote jesuita Fernando Montes, el presbítero Joaquín Alliende y el abogado de izquierda Héctor Salazar haciendo ver los atropellos injustos a sus derechos que sufren dichos PPM o la inexactitud de las versiones que los han presentado ante la faz pública como criminales y delincuentes.

          El jesuita Montes fue uno de los peores denostadores de los militares que combatieron contra el inminente golpe totalitario. Recuerdo que hasta lo hacía aprovechando un espacio de TV que le brindaba el canal católico. En particular, la cónyuge de un PPM contra quien centraba sus acusaciones (por crímenes que el uniformado, el brigadier Miguel Krassnoff, no había cometido), hace más de una década fue a visitar al sacerdote para representarle sus faltas a la verdad en las imputaciones que hacía a su marido injustamente preso, sin el menor resultado en cuanto a disminuir su odiosidad.

          Pues bien, ahora Montes, cumpliendo un deber sacerdotal y, probablemente, de conciencia, no sólo se ha convertido en un visitante asiduo de Punta Peuco, sino que se ha atrevido a decir públicamente que a sus internos se les están atropellando derechos humanos y carcelarios elementales, como es de público conocimiento. Ello le ha valido recibir una andanada de ofensivas críticas de parte de los “guardianes del odio” en nuestra sociedad, que son los comunistas, sus “compañeros de ruta” y “tontos útiles” (como los llaman ellos).

          Es justamente por temor a esa agresividad que las personas y los medios que naturalmente habrían debido salir a defender a los que fueron convocados por la mayoría democrática a salvar al país del golpe totalitario, miran para otro lado ante la discriminación ilegal que sufren.

          A tanto llega ésta que el abogado Héctor Salazar, tenaz persecutor de ellos cuando actuaba bajo el amparo de la Vicaría de la Solidaridad, convertida en brazo logístico de los movimientos terroristas de extrema izquierda y órgano de persecución judicial de uniformados, hoy se atreve a secundar al padre Montes en su denuncia sobre atropellos a los derechos de los detenidos y declara:

          “El punto está en que, cumpliéndose los requisitos para acceder a algún tipo de beneficio penitenciario, en Punta Peuco eso no ocurre, o ha ocurrido excepcionalmente en situaciones específicas. Y eso no ocurre porque, dentro del contexto nacional, los gobiernos de turno no quieren asumir el costo de tener que explicar por qué los organismos pertinentes les dieron acceso a beneficios penitenciarios a violadores de derechos humanos”.

          Es tanto el temor a los “guardianes del odio” que hasta inserciones pagadas de los oficiales en retiro defendiendo a sus camaradas ilegalmente presos y privados de derechos, han sido rechazadas por la prensa que apoyó al Gobierno Militar. Ésa, entre paréntesis, fue una de las razones que tuve en 2008 para renunciar a “El Mercurio”, después de haber escrito ahí por 46 años.

          En carta aparecida hoy en ese diario, el reverendo Joaquín Alliende defiende la memoria, injustamente escarnecida por la mayoría de los medios en estos días, a raíz de su fallecimiento, del general Sergio Arellano Stark. Así, revela sus gestiones para liberar a 22 miristas, que gracias a ellas y a la intercesión de Arellano pudieron viajar al extranjero. Ahora eso se denomina “el exilio”, como si hubiera sido una política de atropello por parte del Gobierno Militar, siendo que en el hecho representó un beneficio para elementos comprometidos en la lucha armada que de otro modo habrían debido enfrentar a los tribunales en tiempo de guerra o el combate contra las fuerzas de seguridad.
          
           La carta del presbítero contiene un aporte histórico muy importante: revela que también sacó de las manos de las fuerzas de seguridad “a seis médicos del MAPU. Ellos, antes del 11 de septiembre de 1973, habían extraído medicamentos de diferentes depósitos. Eran para un hospital de emergencia donde se atendería a partidarios del Presidente Allende en un ya inminente enfrentamiento armado”.

          Singular evidencia de que estaba en curso la alternativa Z-A del “Plan Zeta” de la extrema izquierda, consistente en, textual, “Z-A: Iniciación del Golpe de Estado para conquistar el poder total e imponer la dictadura del proletariado contra la acción de una parte de las FF. AA. apoyada por civiles”.

          La fecha tentativa era el 19 de septiembre de 1973, en que serían asesinados, durante el almuerzo a las Glorias del Ejército, todos los altos mandos de las tres ramas uniformadas y de Carabineros.

          La derecha, “cómplice activa”, encabezada por Piñera, de la injusta e ilegal persecución actual contra los militares, “mira para otro lado” o, peor, se suma a la misma, como lo hacen crónicamente el actual presidente de la UDI y el joven que aspira a sucederlo; o como lo hace el otro partido nacido bajo el Gobierno Militar, que ha cambiado su declaración de principios para no nombrarlo, y al cual yo, a mi vez y a raíz de eso, le he cambiado su nombre, al de “Renegación  Nacional”, que me parece más apropiado.

          Por suerte surgen desde la izquierda, tradicional adversaria de los militares, voces con más conciencia que la de los salvados por éstos, y que claman ante el tratamiento injusto, inhumano e ilegal que ellos reciben de parte de nuestro “establishment”, tan malagradecido con quienes pusieron el pecho a las balas cuando se trataba de salvar a Chile de un destino totalitario.


miércoles, 9 de marzo de 2016

Réquiem Para Otra Víctima de la Dictadura Judicial


               Falleció el general Sergio Arellano Stark, tal vez la víctima más destacada de la dictadura judicial chilena, desconocedora sistemática del derecho, falseadora de los hechos y que priva ilegalmente de libertad a más de un centenar de presos políticos uniformados, aparte de mantener procesados o sometidos a investigación injusta a más de mil de ellos.

               De los múltiples procesos politizados en los cuales el general debió defenderse, cosa que pudo hacer con el concurso sacrificado de su hijo y un sobrino abogados, durante treinta años, en uno solo fue condenado a seis años de presidio, el llamado “caso San Javier”, sin la menor base. Se trató de cuatro fusilamientos del 2 de octubre de 1973 tras un intento de fuga, en circunstancias que el general Arellano y su comitiva habían abandonado el lugar el día anterior.

El ministro sustanciador del proceso, la Corte de Apelaciones y la Suprema lo condenaron por haber dado la orden de fusilamiento que no dio, pues el oficial a quien se la habría dado, de apellido del Río, en vano negó en el proceso haberla recibido de Arellano. Cualquiera puede examinar el expediente, si tiene el tiempo y la paciencia, y verá que no hay en él ninguna prueba inculpatoria real de Arellano, hecho que solo reconoció uno de cinco ministros de la Suprema en voto disidente.

            Se pidió a la ex ministra de Corte Raquel Camposano, en retiro tras ser privada de llegar a la Suprema por razones políticas, que examinara el expediente de San Javier, y ella dictaminó lo siguiente: “Nunca me había tocado ver un proceso penal tramitado por un ministro de Corte de Apelaciones, revisado luego por una sala de dicha Corte y finalmente visto en la Corte Suprema conociendo de recursos de casación de forma y de fondo, en el que se ignoraran totalmente leyes fundamentales del procedimiento”.

               Eran tales las pruebas de inocencia de Arellano en los fusilamientos que se le atribuían, y por tanto, del general Pinochet, que lo había designado como delegado para agilizar los procedimientos en tiempo de guerra en los primeros días después del 11, que yo siempre profeticé que nunca iba a haber sentencia de término en los restantes casos, por ser judicialmente inaceptable que los magistrados volvieran a atropellar las leyes en los términos en que lo hicieron al fallar San Javier. Pero finalmente cerraron los demás casos sobreseyendo por demencia al general Arellano y lo mismo por salud incompatible y luego muerte del general Pinochet, con cual enviaron a la opinión chilena y mundial la señal que querían: de que eran culpables. Pero cuando finalmente, hace poco, fallaron, condenaron a un oficial casi nonagenario, que sí era culpable, pero tenía derecho a la amnistía, a la prescripción y a la cosa juzgada, y que ni siquiera puede a estas alturas moverse por sí mismo, aparte de tener a su cónyuge de 86 años enferma de cáncer terminal. Le impusieron 20 años de presidio por fusilamientos que había perpetrado, no obstante lo cual estuvo libre y fuera de Punta Peuco, así premiado durante 18 años de juicio porque decía lo que los jueces deseaban oír: que había actuado por órdenes superiores (Arellano y Pinochet). 

Históricamente, el general Arellano fue una figura decisiva en la gestación del 11 de septiembre de 1973 y al efecto su hijo escribió un libro de valiosa proyección histórica, “De Conspiraciones y Justicia”, que describe todo el proceso mediante el cual los generales del Ejército se prepararon para rescatar al país del desastre a que lo precipitaba el gobierno marxista y se concertaron tácitamente con el presidente de la DC, Patricio Aylwin, que les comunicó precisamente a través del mismo hijo de Arellano, un joven universitario de simpatía DC, que ya no cabían más diálogos con Allende y que la situación no tenía salida política ni legal. En el seno del grupo de generales se discutió si iban a hacer partícipe de su acción al general Pinochet, a la sazón Comandante en Jefe, y fue precisamente Arellano el que insistió en que sí debía ser considerado. Posteriormente, ya la Junta gobernando, Pinochet y Arellano tuvieron grandes diferencias y por eso finalmente este último pasó a retiro.

            La historia le hará justicia a su figura, así como no se la hicieron los jueces. Cumplió la más ingrata de las misiones, pues en las primeras semanas después del 11 los regimientos estaban atiborrados de elementos sospechosos de extremismo y acusados justa o injustamente, no había capacidad de juzgarlos aceleradamente, sus familiares rodeaban los recintos clamando por ellos y los militares tampoco podían arriesgarse a liberarlos sin saber si tomarían las armas, habiendo reconocidamente más de veinte mil irregulares, entre chilenos y extranjeros, que las tenían. Justamente la misión de Arellano era acelerar los procesos, velar por la observancia de los derechos de los presos –eso lo dijo en cada lugar al que llegó— y poner orden dentro del caos generado por la UP y sus preparativos para la guerra civil. Hasta la Comisión Rettig, tan sesgada e injusta con la masa de los uniformados que salvaron al país del régimen totalitario, tuvo palabras de reconocimiento para Arellano, contradiciendo la propaganda extremista que ha prevalecido hasta hoy.

               Finalmente el país reconocerá el valor de los servicios que le prestó, y la propia DC, con la cual simpatizó, y en connivencia con la cual actuó antes del 11, también llegará a apreciar el significado de sus esfuerzos para librarnos de nuestra peor encrucijada nacional del siglo XX.

lunes, 7 de marzo de 2016

"Ethica Chilensis"


          Todo está dado para que, después del gran escándalo, se consagre el gran empate y todo quede en nada. Eso es lo que va a pasar, desde que el Director de Impuestos Internos anuncia que no se querellará por las facturas para cobrar platas políticas y el Fiscal Nacional dice que no accionará sin querella de Impuestos Internos. Es cierto que en el camino han ido quedando unos más heridos que otros, en los "juicios por los diarios", pues éstos se ensañan más con algunos y menos con otros. Los hijos de Pizarro seguramente han sufrido más que los de Piñera, porque el primero controla menos la prensa que el segundo. Pero en ambos casos los hijos han servido para exculpar a sus respectivos padres.

Con todo, los tribunales, que son “políticamente correctos”, ya están preparados para dejar bien en claro que los políticos son los únicos capacitados para manejar –bien, regular o mal— el país y, por tanto, resolverán que no se les puede ni debe perseguir de una manera realmente implacable. Todo "se va a arreglar" y terminará en el Gran Empate.

          La opinión pública puede pensar lo que quiera. Basta ver las encuestas, en las cuales, precisamente, los políticos y los jueces son los peor evaluados de la sociedad. Pero los primeros mandan, porque hacen las leyes; y los segundos también mandan, porque las aplican o no a su regalado gusto, teniendo siempre cuidado de no entrar en colisión con los políticos, que son quienes los ascienden. Lo que opine la gente no importa. Los que mandan sí importan.

          Tanto así que el tema de las boletas y facturas falsas ha despertado público repudio, pero no es óbice para que quienes están envueltos en él y las han empleado aspiren a altos cargos. Por ejemplo, Sebastián Piñera y Jaime de Aguirre protagonizaron un episodio típico del mal uso de facturas y, tan campantes, aspiran, respectivamente, a la Presidencia de la República y a la Dirección de TVN como si no hubiera pasado nada, según nos informan los diarios. 

         De los dos, el menos culpable parece de Aguirre, pero está resultando el más castigado, porque su participación en el episodio de las facturas ha resultado mucho más voceada que la de la sociedad de Piñera, que fue la instigadora. Esto lo refleja muy bien una entrevista a de Aguirre en “The Clinic” del 26.05.15, algunas de cuyas partes resumo a continuación:

          Periodista: “Pero echémosle una pasadita a ese episodio. En un momento se te paga un bono por trabajos realizados en Chilevisión…”

          De Aguirre: “Bono, trabajo, asesoría, son palabras complicadas, porque tienen acepciones distintas para efectos del Servicio de Impuestos Internos… digamos que se me hace pagos”.

          Periodista: “En tiempos en que el canal era de Sebastián Piñera, tu sociedad 'La Música' factura $146 millones a Bancard, para luego, a petición de esta misma empresa, devolver los fondos al family office (de Piñera) y facturar por el mismo monto a Soquimich, Aguas Andinas, Pampa Calichera e Inversiones Ilihue. ¿Por qué hiciste eso?”

          De Aguirre: “No sé. No tengo una respuesta lógica. Los tiempos eran otros, el dueño de Bancard estaba asumiendo la Presidencia de la República…”

          Periodista: “¿Te plantearon alguna vez la posibilidad de armar un arreglo distinto?”

          De Aguirre: “Sí, se me sugirió”.

          Periodista: “¿Qué tipo de cosas se te sugirió?”

          De Aguirre: “No se alcanzaron a implementar, porque dije ‘no cuenten conmigo para ningún arreglín. No tengo nada qué ocultar y si la  he cagado tendré que asumir la responsabilidad. No estoy en ánimo ni en disposición… para ir a mentirle al fiscal ni a Impuestos Internos. No lo he hecho nunca ni lo voy a hacer por primera vez’. … Los fiscales e Impuestos Internos tienen una visión mucho más detallada de lo que uno pudiera pensar. Además me parece una tontera.”

          Periodista: “Haber armado una versión sobre el tema de las boletas…”

          De Aguirre: “Sí, claro, para qué, si es tan fácil demostrar lo contrario… afortunadamente tengo un abogado más amigo de la verdad que de la mentira y en ningún minuto ni siquiera especulamos sobre la posibilidad de andar engañando a nadie”.

          Periodista: “Pero otros pensaron en la posibilidad”.

          De Aguirre: “Se me sugirió”.

          El episodio es esgrimido como un problema para que de Aguirre asuma en TVN, pero no parece serlo para que Piñera aspire a una segunda Presidencia. En la UDI, en RN, en el PRI y en Evópoli lo mencionan como su posible candidato, sin reparos. En el refranero chileno está eso: “el hilo se corta por lo más delgado”. También se describe como un caso de aplicación de la “ley del embudo”. Es decir, hay un doble estándar. Y hasta podríamos hablar de un "triple estándar", porque el año pasado al gerente general de una importante empresa el directorio le pidió la renuncia por el solo hecho de haber cobrado un bono de desempeño a través de una sociedad suya del estilo de "La Música".

Así se exterioriza lo que genéricamente podría llamarse, en latín, una “ethica chilensis”.


miércoles, 2 de marzo de 2016

Piñera "Se Enteró por la Prensa"


          El, diputado Felipe Kast, de Evópoli, dijo a la revista “Caras”: “Todos los que están involucrados, desde Pablo Longueira hasta Piñera, deben responder y aclarar”, refiriéndose, obviamente, a las platas recibidas de SQM para la elección de 2009.

          Entonces la ex ministra Cecilia Pérez le ha replicado, en “El Mercurio” de hoy: “Lamento que Felipe Kast haya involucrado en sus declaraciones al Presidente Piñera. Estoy segura de que en Evópoli muchos no las comparten. Eso sólo puede obedecer a su desinformación con lo que respecta al Presidente, porque tal como lo señaló el ex fiscal Sabas Chahuán, Sebastián Piñera no tiene responsabilidad ni está siendo investigado por el Ministerio Público”.

          Parece extraño, porque en “La Tercera” del 21.01.16, p. 9, apareció el informe de la firma norteamericana Shearman & Sterling detallando los pagos cuestionados de SQM a políticos, y en él cual figura en el cuarto lugar, con $340 millones, Administradora Bancorp, que, hasta ahora, todos creíamos la “empresa insignia” de Sebastián Piñera.

Entonces ¿debemos suponer que el dueño de Bancorp no sabía que su firma había recibido esa suma, sobre todo si era en beneficio de su campaña electoral? Se nos hace difícil, sobre todo porque la secretaria de SQM a cargo de recibir a políticos que pedían la ayuda de esa empresa declaró haber visto a Piñera trasponer la misma puerta, en 2009, que los demás peticionarios.

          Entonces ¿por qué él “no tiene responsabilidad ni está siendo investigado”, como dice Cecilia Pérez? Lo ha explicado el abogado de Piñera y Bancorp en “La Tercera” del 19.02.16, p. 11: “Bancorp es parte del conglomerado de empresas y en este caso cuelga del área de empresas de los hijos. Por eso Sebastián Piñera no ha estado involucrado en su gestión”.

          Entonces, su caso es similar al de la Presidenta Bachelet y al del senador Jorge Pizarro, que no sabían lo que hacían sus hijos, en el primer caso para conseguir créditos bancarios y cambios en el Plan Regulador de Machalí y en el otro para, al igual que los de Piñera, obtener financiamiento electoral de SQM en favor de su respectivo padre, para las elecciones de 2009.

          En el caso de Piñera, además, se han revelado como muy buenos hijos, porque se preocuparon de que las boletas por desempeño que los gerentes de Chilevisión, también empresa de su padre, le pasaron a Bancard, por otros $340 millones, aproximadamente, fueran redireccionadas a SQM y otras empresas (Aguas Andinas), que también creían estar contribuyendo a la campaña presidencial de Sebastián en 2009, pero en realidad colaboraban a mejorar los estados financieros de Chilevisión, que estaba en venta.

          Sebastián Piñera, entonces, no tenía la menor idea de nada de esto. Eran cosas de sus hijos, y si él algo puede decir al respecto, con toda propiedad podría ser, al igual que la Presidenta Bachelet: “Me enteré por la prensa”. Que es lo que, a juzgar por la aclaración de hoy en “El Mercurio” de su ex ministra Cecilia Pérez, todos también debemos creer.


martes, 1 de marzo de 2016

El Abrazo del Oso


          Cuando Gonzalo Rojas, hace años, se aprestaba a lanzar su notable libro de investigación histórica, “La Agresión del Oso”, sobre la intervención soviética para instalar un gobierno totalitario en Chile, yo le sugerí como nombre “El Abrazo del Oso”, que para los de mi generación (ya no, parece, para los de la suya) era más decidor e implicaba la fatalidad del señalado abrazo para quien lo recibiera. Gonzalo no me hizo caso, pero ello en nada obstó a la calidad de su libro y de su trabajo de investigación, que la corriente dominante, siempre deseosa de complacer a la extrema izquierda (devenida, Rettig mediante, “víctima” tras haber sido la victimaria; “agredida” tras haber sido la agresora y “demócrata” tras su intentona totalitaria) nunca propagó como habría correspondido hacerlo, dados el mérito de la obra de Rojas y la verdad contenida en ella.

          Salvador Allende era cómplice activo en la agresión del oso. En agosto de 1973 le confesaba a Regis Debray, en el “Nouvel Observateur”: “Sabíamos que teníamos necesidad de tiempo para organizarnos, armarnos y preparar debidamente las estructuras militares de los partidos de la Unidad Popular. Fue una carrera contra el tiempo”. Hoy esos esfuerzos son premiados por el pueblo chileno con una estatua en la esquina oriente de La Moneda y otra esculpida en granito que Michelle Bachelet acaba de inaugurar. Y ahora Hollywood premia los esfuerzos del oso de Moscú con un Oscar.

          Aprovechando el predominio de la izquierda (y de la derecha servil a ella) en los medios mundiales, basta para conseguir galardones el fácil expediente de denostar a la Junta Militar que salvó a Chile. La izquierda sabe que, como dicen los futbolistas, es cosa de “tirar y abrazarse”. “Hacemos una película, escribimos un libro, componemos una canción o presentamos una obra de teatro cualquiera contra Pinochet y tenemos la propaganda asegurada. Los elogios caerán en torrente, junto con los consiguientes premios” (algunos con suculentos pagos y pensiones vitalicias).

Lo peor es que entre las primeras voces cantantes de los elogios siempre van a estar algunas de la propia derecha que gobernó con los militares y ahora se cambió de bando y los denuesta apenas se le presenta la ocasión, para conseguir un fácil aplauso marxista.

          Me llaman de un semanario para preguntarme qué me parece que Hernán Larraín y Andrés Chadwick, de la UDI, también prodiguen elogios a “Historia de un Oso”, y les contesto que me parece normal, pues no he olvidado que el primero pidió público perdón a Carmen Gloria Quintana, culpando al Gobierno Militar por haber resultado quemada por los explosivos que ella misma portaba; ni tampoco he olvidado la parrafada condenatoria del régimen que salvó a Chile que profirió Chadwick cuando se cumplieron 40 años del 11 y él era Ministro del Interior de su primo Sebastián, tras éste fulminar a los “cómplices pasivos” del delito de haber impedido que los totalitarios se tomaran el poder por las armas en 1973.

          En el Oscar, un año antes, la película del “No” había estado cerca del galardón, pues también era denigratoria del régimen militar. ¿A alguien se le habría podido ocurrir que una película del “Sí”, aunque hubiera sido de la máxima calidad cinematográfica, hubiera podido siquiera acercarse a las instancias preliminares de un Oscar? ¿En qué mundo vive ese preguntador? ¿Qué no sabe lo que les sucedió a Borges y Friedman sólo por haber expresado admiración al gobierno que salvó a Chile?

          El abuelo del director de “Historia de un Oso” inspiró la película, pues fue apresado en 1973 y luego exiliado. No se nos ha ilustrado sobre sus actividades de entonces. ¿Era acaso un tranquilo boticario a quien la Junta apresó arbitrariamente por tener ideas disidentes? ¿O era parte de la labor de Allende de “organizarnos, armarnos y preparar las estructuras militares”? ¿Sería un agente del problema al cual se refería Frei Montalva en 1973, al decir, “esto se arregla sólo con fusiles”, porque sabía que el oso usaba fusiles? Y por eso Frei enviaba a los directivos empresariales perseguidos por la UP a hablar con los Comandantes en Jefe, en junio de 1973.

          Ya sé, otra vez voy contra la corriente, pero mientras Michelle Bachelet se acredita “el Oscar, la Copa América y la gratuidad en la educación”, y aspira con eso a despegar del 20% de aprobación a que ha caído, yo me limito a aprovechar la oportunidad para dar gracias otra vez a la Junta por habernos salvado del abrazo del oso, aunque ahora a un personero de éste le den un Oscar.