Cuando se
cambió el sistema procesal penal que teníamos por uno que estableció numerosas
garantías para los delincuentes, cualquiera podía anticipar que iba a aumentar
la delincuencia. Sucedió así y ahora ha pasado a ser el principal problema de
los chilenos (encuestas Cadem-Plaza Pública, CEP y Adimark).
Estoy seguro
de que una gran mayoría quiere mano dura para los delincuentes y terminar con
el “garantismo”, consistente en que, cuando los policías los llevan a los
tribunales, éstos los dejan libres. Lo que a su turno ha hecho decaer el ánimo
de los policías, redoblándose así la actividad delictual. Uno ya ni siquiera puede
sentirse seguro cuando va en auto por la calle.
Michelle
Bachelet fue elegida por el 62% de los votantes porque prometió “otro modelo”
económico-social, distinto del de libre empresa. Pero el “otro modelo” no
funciona en ninguna parte del mundo. Por algo cayó el Muro de Berlín y supongo
que no soy demasiado optimista si presumo que ese 62% que votó por Michelle Bachelet
se habrá dado cuenta de que el Muro cayó. No creo que esa mayoría haya querido
que estuviéramos como en Cuba, porque por algo los propios cubanos están ahora
mismo cambiando su “otro modelo” para estrechar lazos con la economía
norteamericana. Pero acá se inició una campaña contra el arquetipo del modelo, “los
poderosos de siempre”, suprimiéndoles los incentivos para invertir, a través de
la reforma tributaria. Como las cosas que hacemos tienen consecuencias, los “poderosos
de siempre” dejaron de invertir y el país crece menos. Y como crece menos no
hay cómo financiar las promesas del “otro modelo”. El hecho es que, según las encuestas, ahora el 62% es el de la desaprobación de Michelle Bachelet.
La noticia
económica más llamativa de que me he enterado en el último tiempo es la de que
las principales empresas del país (“los poderosos de siempre”), tras estudiar
la reforma tributaria, se han inclinado por retirar todas sus utilidades, sin
reinvertir casi nada, y pagar impuestos según el sistema de “renta atribuida” original, ideado por el ministro Arenas, y no según el “parcialmente integrado”, producto
de la “cocina” que, supuestamente, "mejoró" la reforma en el Congreso. Parece que no, pues las empresas grandes simplemente van a retirar ganancias sin reinvertirlas, como antes, en que por
hacerlo gozaban de una exención tributaria. Lo cual era una de las razones del
alto crecimiento chileno.
Entonces hay
menos inversión y el país crece menos. Y porque crece menos, la recaudación
tributaria es menor a la esperada y no alcanza para financiar las promesas del
programa. Es que las cosas que hacemos tienen consecuencias. Es un gobierno que parece deleitarse en ir contra el sentido común. Tanto, que ha establecido el horario de verano como horario de invierno, para disgusto de casi toda la gente.
Pero sí es verdad
que casi nadie quiere a “los poderosos de siempre”. Tal vez sea porque nadie se atreve a decir
que son esenciales para el bienestar de todos. Es posible que sean apenas un uno
por ciento, al cual el 99 por ciento puede aplastar fácilmente, porque domina
los Poderes del Estado. Pero a ese 99 por ciento no se le ocurren los negocios
ni las ideas ni despliega las actividades del uno por ciento, que es el que “tira
el carro” de la economía. ¿A alguien se le ocurriría dictar medidas para que a
Lionel Messi o a Alexis Sánchez se les quitaran las ganas de jugar, sólo porque
son minoría? La gente intuye el disparate, y por eso la reforma tributaria
recibe un rechazo mayoritario, también según las encuestas. Y la educacional y la laboral también.
Pues en educación
se procura, asimismo, instalar “otro modelo”, en que el centro sea la enseñanza
estatal. Se está persiguiendo a la particular subvencionada, que es comparativamente mejor que la pública. Como un anticipo de lo que sucederá
cuando la primera pase a ser prácticamente monopólica para todas aquellas
familias que no puedan pagar una particular pagada, el profesorado público, en
manos del Partido Comunista, lleva paralizado más de un mes porque, en el
fondo, no quiere cumplir exigencias de calidad. Si ya los padres de familia que
no podían procurar enseñanza particular pagada para sus hijos habían retirado a
800 mil de ellos de la estatal para matricularlos en la privada subvencionada, comparativamente
mejor, se explica por qué también la reforma educacional es impopular, según
todas las encuestas.
Como las cosas
que se han hecho tienen consecuencias, la mayoría de la gente ahora está
descontenta. Junto con tornarse el 62% de los votos en desaprobación, la aprobación de Michelle Bachelet bajó a 23%, según Cadem-Plaza
Pública. Ahora la mayoría no quiere el “otro modelo”. Si tampoco, dijo en la
elección de 2013, quiso “el modelo”, entonces ¿qué quiere la gente? Nadie, ni
siquiera ella misma, lo sabe.
Como los
políticos están desprestigiados por las razones que sabemos, es el momento
preciso para que surja una figura redentora desde fuera de la política. Y dado
el descontento con el modelo socialista-garantista que se ha intentado, también
es un momento propicio para reafirmar el modelo de libertades.
Por ahora la figura redentora
no se ve por ninguna parte. Pero seguramente va a aparecer, porque tiene el
espacio, cedido por el desprestigio de todas las demás, y es el tiempo para
ella, dado por el ambiente de desilusión, disolución, indisciplina, delincuencia
y corrupción generales que vive el país.