sábado, 21 de enero de 2012

¿Será que Carlitos es Demasiado Astuto y Yo No?

Como los comentarios de este blog están siendo visiblemente hackeados, no sé si por los comunistas o por los incondicionales del Presidente, y no puedo tener acceso a ellos, me veo obligado a hacer comentarios en el propio blog.

Pues Máximo, un comentarista agudo, sugiere que Carlos Larraín ha urdido todo esto porque advierte que se viene el gobierno de Michelle Bachelet recargada, es decir, mucho más teñida de izquierdismo y, por tanto, lista para hacer que Chile se dé el periódico tiro en el pie. Y como a los DC tampoco les gusta la idea de tener que pasar otros cuatro años sin mando propio, bueno, entonces antes de que la Michelle nos pegue el balazo, se lo pegamos a ella con el sistema semipresidencial. Pues así piensan que le van a poder instalar un primer ministro aprobado por el Parlamento, todo lo cual ya vendría siendo una cosa perfectamente conversable y manejable, por recargada que la señora (o señorita, nunca he sabido cuál de esas cosas es) venga.

Sí, es posible. Sería una maniobra llena de astucia. Pero es que déjenme decirles una cosa: los países no se manejan así. No podemos estar creando institucionalidades nuevas para cada próxima elección. Con lo que hay (que es lo que nos legó el régimen que no sabemos cómo nombrar), hemos construido un país al cual todos miran como ejemplo. Porque resulta que hasta la educación, que todos dicen que es nuestro talón de Aquiles, es la mejor de América Latina.

Entonces, no empecemos a arreglar el sistema de gobierno cada vez que lo creemos conveniente por razones electorales o tácticas. La diferencia entre un pol{itico y un estadista es que el primero sólo piensa en la próxima elección (o encuesta, y no me piedan decir en quién estoy pensando) y el segundo piensa en la próxima generación.

Tenemos un sistema político y socio-económico que ha cambiado de pelo a Chile en el curso de una generación. Por favor, no lo echemos por la borda por mera astucia de corto plazo.

La única reforma (y no reemplazo) que merece el sistema es la que pueda hacerlo más competitivo. Aquí, por la injerencia de los políticos en la génesis de las leyes orgánicas constitucionales, se suprimió la competencia y se fortaleció el oligopolio partidista. El senador Bianchi, independiente, ha hecho una propuesta de mayor competencia: que los independientes pueda desafiar al oligopolio. Que cualquiera pueda ser candidato y que cualquiera pueda obtener los fondos del Estado para las campañas, que ahora monopolizan los partidos. Y que salga elegido, para emplear palabras de ese gran filósofo chileno que es Leonel Sánchez, "el más mejor". Es decir el que saque más votos, y no como ahora, que muchos ganan con menos votos que otros. Y si se quiere segundas vueltas para asegurar respaldo mayoritario, bien, segunda vuelta para todos, pero no nos cambiemos de caballo.

Hoy día el sistema oligopólico hace que los partidos tengan ventajas que imposibilitan la competencia de los independientes. Pueden hacer pactos y sumar sus votos de lista, de manera que un voto para un candidato de partido vale mucho más que un voto para un independiente. Eso es antidemocrático.

El principio debe ser que quien obtenga más votos salga elegido, y punto.

A propósito de eso, la gran crítica que se hace al binominal es que la minoría está subsidiada. Pero como las elecciones tienen lugar en muchos distritos y circunscripciones, eso no es verdad. En este momento los parlamentarios que han sido elegidos teniendo menos votos que otros que no resultaron elegidos SON DE IGUAL NÚMERO EN LA CONCERTACIÓN QUE EN LA ALIANZA. Así es que es falso que la minoría esté subsidiada.

En todo caso, una norma justa y democrática sería que fueran elegidos los dos candiatos con mayor votación personal. Eso y la facilidad para inscribirse, eliminando las barreras que protegen a los partidos, haría que nuestro sistema fuera mucho más competitivo y democrático. Ello podría introducir cambios fundamentales en la política chilena, y para bien, sin caer en el fraccionalismo propio de los sistemas proporcionales.

Sí, soy menos astuto, pero prefiero pensar en la próxima generación (a la cual deseo que le vaya tan bien como a la actual) que en la próxima elección, aunque sea tan probable que en ella triunfe una Bachelet recargada hacia la izquierda. Porque si el país la quiere y está deseando de nuevo darse el balazo en el pie, bueno, que se lo dé, y a ver si esta vez aprende, pero no podemos estar cambiando la institucionalidad según cómo veamos que se nos presenta la próxima votación.

7 comentarios:

  1. La política hay que observarla como el médico que examina una zona infectada y maloliente. Para poder entender qué está pasando hay que tener estómago fuerte y aguantarse las ganas de vomitar.

    Un par de meses atrás pudimos conocer de maniobras secesionistas del círculo cercano al Presidente Sebastián Piñera acosando al líder de RN con cargos falsos de deslealtad y de "desprecio" por iniciativas que hasta llegar al poder nunca antes dieron a conocer.

    La verdadera motivación de la actual oposición para cambiar el esquema electoral es conseguir que incremente su posibilidad de "salvar" algo de la representación que obtuvieron sobre la base del cohecho institucionalizado bajo el régimen pasado.

    A los RN secesionistas los llamé "decechistas" porque su conducta evoca la de la DC, es decir, la disposición para cualquier cosa con tal de mantenerse en el poder o quedarse muy a la vera de él.

    Recordemos que la DC, probablemente el partido con menos moral y principios de nuestra política, prefirió entregar el país a una minoría fanática en 1970, luego se alió con la derecha para combatir al gobierno de la UP y, una vez expulsado el castrismo, exigió del gobierno militar una rápida convocatoria a elecciones que estaba segura de ganar. Vista la negativa militar a hacer eso, no tuvo asco en aliarse con sus enemigos para combatir la gestión del gobierno de facto hasta que, por imperativo constitucional se convocó de nuevo a elecciones, pudo retomar el poder junto a sus nuevos compinches... a los cuales ayer acaba de traicionar con un acuerdo bajo la mesa con el líder de RN.

    Desde hace años los chilenos hemos venido castigando a la DC quitándole votos en forma creciente. Pero el grupo es resiliente y sabe sacar provecho de cada contingencia para obtener por secretaría el poder que los electores le negamos.

    El grupo "decechista" es igualito. Se mantuvo de bajo perfil hasta que accedieron al gobierno con Sebastián Piñera y una vez instalados empezaron a sacar las uñas, amparados en su cercanía con el Presidente y dispuestos a alzarse con el santo y la limosna. Los chilenos creímos haber elegido un gobierno de derecha, pero este grupo no está para nada dispuesto a honrar ese encargo y tiene sus propios planes.

    Dentro de la enferma y maloliente "lógica" de la política, Carlos Larraín participó de su idea de régimen parlamentario a la DC y, conocedor de la inexistencia de principios en ese partido y de su ya histórico hábito de traicionar, les propuso incluir en su proyecto la modificación del binominal que, como dije, es lo que ellos necesitan desesperadamente.

    Aunque no era nada difícil embarcarlo, el partido mayoritario en la derecha, la UDI, no fue invitado al acuerdo porque con esta movida se le podía arrinconar en una actitud de extrema derecha, de "pinochetismo", de lo cual RN podría beneficiarse.

    Los partidos de izquierda, amenazados también de perder representación en las próximas elecciones, han reaccionado con cautela, tratando de acomodarse a la daga que la DC les ha encajado —nuevamente— entre los omóplatos. Los periodistas de izquierda han reaccionado favorablemente y han suspendido la ofensiva sobre el Presidente de RN (antes objetivo diario de ataques) e incluso al Presidente de la República que, contrariamente a lo alegado por la UDI, no debería estar disgustado con lo que pasa: acabar con la UDI es el rótulo de varias de sus actuaciones del pasado.

    Resultado de todo esto: aislar a la UDI, que ha llegado a ser el molesto partido con más cantidad de adherentes en la política chilena. ¿Objetivo logrado? Lo dudo. Sobre todo si la gente de la UDI decide asumirse como un partido de derecha y no recae en sus propios pecados del pasado: haber salvado por secretaría a la DC cuando inscribió mal sus candidatos, haber tendido un salvavidas a la corrupta gestión de Lagos... y haber caído en el juego de Sebastián Piñera, entregando el país a un sector que no comparte para nada la idea de que el poder es para servir y no para servirse de él.

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  2. Oye Perez, que buen gesto de RN unirse con la DC. Es bueno para chile dejar a los neofacistas UDI afuera.

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  3. Otra cosa, si toleramos la existencia del totalitarismo comunista (que, increíblemente, en Chile lo lidera una delegación del castrismo), con mayor razón debemos tolerar a los demás partidos que son democráticos.

    Es de cobardes no reconocerse de izquierda o de derecha, sobre todo si a uno lo mueven nociones e intereses legítimos y no genocidas, como al pobre diablo que firma arriba.

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  4. Este comentario ha sido eliminado por el autor.

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  5. Suprimir comentario de: Blog de Hermógenes

    Cristian dijo...
    Estoy muy de acuerdo con que quien obtenga más voto es el que debe salir elegido, pero ¿acaso eso no es entorpecido por nuestro sistema electoral parlamentario actual (en específico la cláusula del doblaje)?, pues, a simple vista, eso impide que quien tenga más votos, salga electo, si no que superpone el peso de la coalición.

    Don Hermógenes, su escrito me hace pensar que usted quiere una reforma al sistema electoral (en lo cual estaría de acuerdo en todo caso, no veo lo malo en querer mejorar algo); además el sistema está mal hecho de por si, considerando que no todos los votos valen lo mismo (respecto a la cantidad de gente en distritos y circunscripciones).

    Saludos.

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  6. Es cierto Don Hermógenes, no se pueden estar cambiando las reglas del juego a cada momento, sobre todo porque da lo mismo el cambio que efectúen, la extrema izquierda igual seguirá reclamando. Si el cambio que proponen C. Larrain e I. Walker es razonable, lo encontrarán malo, y vuelta a empezar la discusión. Esta gente no parará con sus críticas hasta llevarnos a un socialismo bolivariano. Veremos que pasa.

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  7. Un aviso de peligro: si tenemos un día un presidente elegido por el parlamento y no por el voto popular directo, sería el fin de Chile libre y aceptable como el de hoy día. El elegido será totalmente dependiente de los lobbys, es decir de la corporatocracia internacional y de los banksters de Wall Street. El país va a perder sus ahorros, se va a endeudar y va a privatizar todo con el mar incluido. Yo se, que a don Hermógene y a otros les gusta la linda idea de tener todo en las manos privadas, pero... CHILENAS! Porque así los beneficios se quedan, en gran, parte en Chile generando actividad para el resto de la sociedad. Pero si son de origín extranjero, de usd 100 solo 5 irán a pagar las necesidades de Chilenos. El resto se repartirá entre servicio a la deuda y beneficios de la corporaToKracja Así pasó durante años en Ecuador - y murieron políticos - presidente Arbenz - que no estaban de acuerdo. Panama e Indonesia viven lo mismo...

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