Ricardo Lagos en su juventud era un socialista extremo. En su primer libro abordaba los problemas del país y concluía, textualmente: "La única solución es que los medios de producción pasen a manos del Estado". Después de que el mundo entero se dio cuenta de que ésa no sólo no era la "única solución" sino, al contrario, de que ése era "el problema", hasta Ricardo Lagos entendió y entonces "se renovó". Llegó a la Presidencia de la República (porque se ha demostrado que el estar siempre equivocado no es un obstáculo para llegar a ese cargo en Chile) y acreditó estar tan renovado que hasta concesionó a privados las carreteras, cambiando el rostro del país.
Ni siquiera simpatizó con el royalty a la minería, pero un senador DC muy demagogo terminó imponiéndolo y, como suele suceder con los grandes disparates en Chile, ahora un gobernante que, dicen (pero no es verdad), es de centro-derecha, está aprovechando de subir ese royalty para recaudar más recursos y aumentar el tamaño del Estado. En todo caso, Lagos terminó su período gozando de una alta popularidad, granjeada por el hecho de no haber aplicado sus recetas socialistas de otrora y haber llegado a ser tan propicio para los empresarios que, al final del mandato de aquél, un dirigente de los mismos pronunció la famosa frase: "Los empresarios aman a Lagos". Notable ejemplo de renovación.
Pero el socialismo no es una enfermedad de la cual siempre se pueda sanar definitivamente. Como ex Presidente, Ricardo Lagos ha tenido intervenciones públicas notables, en que ha dado muestras de que los síntomas del mal que lo afligió en la juventud y primera madurez se vuelven a presentar. En estos días ha manifestado haber cambiado de opinión en cuanto a que el voto debería ser voluntario y la inscripción automática. Ahora piensa que el voto debe ser obligatorio. Cuando era renovado y liberal, pensaba que debía ser libre. Ahora, "en la vejez viruelas", recae en la receta socialista de controlar la voluntad de las personas en lugar de conferirles cada vez más atribuciones y libertades.
Y también vuelve por sus fueros en relación al megalomaníaco proyecto de puente sobre el canal de Chacao, que dejó proyectado pero que el ministro Bitrán, bajo la administración Bachelet, demostró que era un disparate económico e iba a costar tres veces más que lo presupuestado por Lagos. Éste se había enamorado de su propio proyecto, en circunstancias de que una firma canadiense ofrecía hacer el puente por una fracción del valor del de Lagos, en atención a que instalaría bajo él estructuras generadoras de energía eléctrica, aprovechando la fuerza de las corrientes marinas frente a Chacao, que son de las más poderosas del mundo. El puente mismo ha sido diseñado para la firma canadiense por un ingeniero chileno que proyectó numerosos puentes para el Ministerio de OO. PP., que fueron justamente los que no "se cayeron", como sucedió con otros proyectados y construidos bajo la Concertación y, en particular, bajo el gobierno de Lagos.
Pero a la firma canadiense, que presentó su proyecto al ministerio, nadie nunca le contestó, y no faltamos quienes sospechamos que ello se debió a que el carísimo elefante blanco de Ricardo Lagos, por razones de mucho peso, era el preferido de las autoridades de la época, por razones que, como soy muy bien pensado, no acierto a imaginarme.
Yo supongo que si ahora hay "una nueva forma de gobernar", alguien examinará el proyecto de la firma canadiense, que, entre paréntesis, permitiria generar electricidad equivalente a la mitad del sistema interconectado central; y le darån alguna respuesta.
Entretanto, el ex Presidente, otrora renovado, ahora está reenvejecido y, cambiando de opinión acerca de darles más libertad a las personas y, por consiguiente, consagrar el voto voluntario, vuelve al redil dirigista-socialista y propicia negarles tal libertad.
Ojalá el Ricardo Lagos "reenvejecido" no logre concitar tras de sí las mayorías necesarias para retrotraer las cosas a una etapa ya superada de imposiciones contrarias a la libertad personal, ni tampoco a la etapa de proyectos de obras públicas antieconómicas que no resistían ninguna evaluación social y parecían concebidos sobre todo para satisfacer la megalomanía de los gobernantes.
Hoy en su FRASE DEL DIA, El Mercurio cita al Presidente Correa diciendo que Chile mantuvo siempre un modelo económico "de derecha" (de "libre mercado")....pero OMITE la frase siguiente en la que Correa le da el mérito al Presidente Pinochet!
ResponderEliminarEs obvio que esta última es la verdadera frase notable del día. Pero el cobarde de Cristián Zegers ni siquiera citando a un Presidente extranjero de centroiizquierda se atreve a "darle al César Augusto lo que pertenece a César Augusto". ¡Que verguenza!