Yo no sé cómo se las arregla la izquierda, que ha perdido la guerra, para seguir ganando tantas batallas. Su ideología ha sido derrotada en todas partes, salvo en dos o tres focos de miseria que restan en el mundo, como Cuba, Corea del Norte o Zimbabwe, y otros que están en proceso de ruina paulatina, como Venezuela o Bolivia. En Chile resultó derrotada electoralmente este año, pero se dio la paradoja de que la derecha no puede decir que haya triunfado, pues el nuevo gobierno hace esfuerzos por parecerse a los de izquierda, subiendo los impuestos y argumentando para ello que el sacrificio de los ricos servirá para mejorar la condición de los pobres, precepto tan notoriamente izquierdista como evidentemente falso, pues esa redistribución forzada atenta contra el crecimiento, que es el verdadero remedio contra la pobreza.
Acá la izquierda siempre tuvo entre ojos una gran medida derechista en favor de las capas medias y pobres: el DFL 2 de 1959, promulgado por el último gobierno civil de derecha, el de Jorge Alessandri. Por medio siglo el DFL 2 ha impulsado la construcción de viviendas económicas. Pues bien, ahora el gobierno que, supuestamente, derrotó a la izquierda, pretende castigar, como siempre ha querido pero no ha podido hacerlo la izquierda, a quienes invirtieron en viviendas económicas, limitando a dos las que cada persona puede tener acogidas a sus beneficios. Como el gobierno de Alessandri sabía que sus posibles sucesores de izquierda tratarían de anular los incentivos del DFL 2, estableció un contrato-ley en favor de cada dueño de esas viviendas, que no puede ser modificado sin que dicho dueño acceda a ello. Pues bien, el gobierno actual busca ahora pasar por sobre esos contratos-leyes, seguramente aprovechando la circunstancia de que, por razones políticas, los tribunales chilenos son capaces, cuando la izquierda los respalda, de quebrantar el Estado de Derecho, como lo han hecho respecto de los uniformados. Gran triunfo de la izquierda, que se añade al alza del impuesto a las empresas y del royalty minero (también sujeto a contrato-ley), cuya permanencia se pretende desconocer.
Yo no voté por Sebastián Piñera porque sabía que no era de derecha e iba a hacer cosas como ésas. Sabía que, también, iba a refrendar el quebrantamiento del Estado de Derecho en perjuicio de los uniformados que salvaron a Chile. Acabo de oír en la televisión a Joan Jara, la viuda de Víctor, el cantante comunista, la misma ideología de ella, diciendo que le merecen plena confianza los abogados del Ministerio del Interior, cuya oficina de derechos humanos Piñera ha mantenido y ratificado. Todo esto a raíz de que a petición de los mismos se ha citado a declarar, no sólo como testigo, según se dice, sino como sospechoso de haber dado muerte a Jara, en la práctica, al general (r) Izurieta, Subsecretario del Interior del actual gobierno. Y digo que ha sido citado como sospechoso porque la razón para convocarlo es que las declaraciones de un suboficial lo sindican, entre otros, como el oficial que recibió el apodo de "El Príncipe" en 1973, apodo que precisamente tenía el uniformado que habría disparado el primer tiro contra Víctor Jara en el Estadio Chile. Si se le cita por haber testimonios de que sería "El Príncipe", se le cita como sospechoso y no mero testigo, aunque se diga otra cosa.
Y, en fin, tan poco de derecha se siente el Presidente que ha anunciado su no concurrencia al congreso de la unión internacional de partidos de centro derecha (UPLA) que se celebra en Viña del Mar bajo auspicios de parlamentarios UDI, y al que vienen personalidades de otros países. Estoy cierto de que si hubiera sido invitado a un congreso DC o socialista, habría concurrido.
Pues sí ira a Buenos Aires, donde la peronista (izquierdista), Cristina Fernández, inaugurará un museo de pinturas de reales o supuestos "próceres", que estará presidido por las figuras de José de San Martín y Salvador Allende. Chile ha aportado a la respectiva galería un retrato de O'Higgins, pero Allende prevalecerá sobre éste. O'Higgins ocupará un lugar junto al Ché Guevara, que no es un prócer sino un comprobado asesino en serie, como se ha documentado en su reciente biografía, obra del historiador Nicolás Márquez, de próxima publicación en Chile, bajo el título muy merecido de "El Canalla".
La izquierda fracasa gobernando, pero falsifica la historia y triunfa en los escenarios públicos mundiales. Las ideas de la derecha terminan imponiéndose en todas partes, con la fuerza de la razón, pero los que buscan la popularidad (es decir, el 99% de los actores políticos o personajes públicos) temen aparecer adhiriendo a ellas.
Parece ser otro de los signos de nuestro tiempo.
Don Hermógenes:
ResponderEliminarA propósito de cumbres o congresos de ideas afines, ¿No se acuerda que Cristina Bitar sostuvo que los 'progresistas' reunidos en Viña debieron haber invitado a Sebastián Piñera porque él era uno de los suyos?
saludos