Un niño Schalper, de la centroderecha entreguista, dijo que van a hacer suyo el "Estado Social de Derecho" derrotado el 4 de septiembre por el sentido común.
Para sobrevivir en Chile hoy necesitas reglas: 1) Cuando oigas decir "social", arranca: es para robarte. Cuando Boric dice "redistribuir", es porque va a quitarte algo de lo tuyo. Naranjo, un marxista que viene haciendo daño desde 1964, cuando fue elegido en una complementaria para suceder a "su apá", acaba de anunciar un "impuesto Robin Hood", un asaltante de los bosques de Sherwood, en Inglaterra medieval. Los marxistas no producen, pero controlan el estado, su botín, quitándoles a unos para quedarse ellos con "la parte del león". Arruinan países, pero "lo comido y lo bailado" no se los quita nadie. Ahora discurren otro impuesto, de medio por ciento a toda transacción de valores, el "impuesto Robin Hood". Se van a apropiar de unos tres mil millones de dólares que hasta ahora eran de otros. Eso es "social". Arranca a tiempo, como el entrenador de Colo Colo, que acaba de cambiar su domicilio tributario a Portugal.
2) Todo su cuento es falso. El "malestar social", dicen, fue por "el modelo neoliberal" y "los abusos". Mentira: fue por el Transantiago marxista (Lagos-Bachelet), que les quitó a los habitantes de la Región Metropolitana dos horas al día por la peor locomoción. Después el negocio marxista de la inmigración masiva les dejó millones, porque los haitianos, venezolanos y cubanos pagaban por venirse a una economía libre. Eso significó caída de ingresos de los pobres, por la competencia de los inmigrantes, que además llenaron consultorios y colegios municipales. Y también vino el aumento de impuestos de la ultramarxista Bachelet, adoradora de Alemania Oriental y su muro, que hizo caer el PIB. EL MALESTAR LO PROVOCÓ EL MARXISMO, pero le echaron la culpa al "modelo neoliberal". Y hasta la derecha compró la mentira. Sobre todo la "centroderecha" compra TODO.
3) Nada de lo que oigas de Pinochet es verdad. Él entregó Chile en el primer lugar de América Latina, sin conflicto en la Araucanía, sin delincuencia y con democracia. Podías andar tranquilo por la calle de noche. Hoy te asaltan y roban (y a veces te matan) de día claro. Te aconsejan: "entrega el auto y la plata al tiro". El marxismo y los kerenskys crearon un sistema judicial favorable a los delincuentes. Los jueces de izquierda los liberan al tiro y condenan a los policías y al ciudadano honrado que porta armas para defenderse.
Se han ido 86 mil chilenos y 80 mil millones de dólares en dos años. Es lo prudente. Yo no me voy porque en 1973 hice malvender mucho a mi padre y después vino el golpe y lo que vendió se multiplicó por mil. Nunca me lo perdonó, así es que moriré con la bandera al tope, pues ahora no veo venir un golpe por ninguna parte, aunque ya se cumple lo que dijo el profeta Jaime Guzmán en 1973 en "A esta hora se improvisa": aquí ni gobierno ni oposición tienen capacidad de gobernar, sólo la tienen las fuerzas armadas.
Una última mala noticia: supe al fin por qué ChileVamos quiere llevarle el amén a Boric en su intento de otra Convención Constituyente: Juan Luis Ossa jr. dice que el piñerismo les prometió a los Amarillos apoyarla si votaban Rechazo, y deben respetar su palabra. Malos negociadores, porque los Amarillos iban a votar Rechazo de todas maneras. Pero al menos son más avispados que los entreguistas, pues toman distancia del nuevo disparate.
Es la "última tontera" del entreguismo de la derecha, que le ha costado tan caro al país: primero se entregaron gratis a Frei Montalva y éste le puso alfombra roja al marxismo; antes votaron la Reforma Agraria exigida por EE. UU., que les robó el campo a los agricultores; después votaron por robarles el cobre a los norteamericanos, que demostraron tenérselo merecido cuando se aliaron con la URSS contra el gobierno militar (Enmienda Kennedy, voto contra Chile en la ONU, Margaret Albright en 2000: se debe "condenar a Pinochet"; y nos mandaron a "Dirty Harry" a derrocarlo en los 80).
Entonces, si quieres vivir acá, allá tú, pero informado. Aconséjate con John Cobin, tres años preso por defenderse de una turba. Se había nacionalizado creyendo que el país de Pinochet iba a ser para siempre.