Nuestra política
se ha tornado risible y lo que cabría ante ella sería, naturalmente, “tomar palco”
para, como es obvio, reírnos, cosa que a todos nos agrada hacer.
Pero la
política es un quehacer demasiado serio como para tomarla “para la risa” y
dejarla entregada exclusivamente a sus artífices, los políticos. Pues incide
decisivamente en nuestras vidas personales, como habitantes del territorio.
Pero, por el
momento, riamos. Leo, por ejemplo, un twitter de Marta Lagos, cabeza de la
encuestadora Mori y frecuente opinante sobre la actualidad política, que dice
lo siguiente (“La Segunda”, 29.04.17): “¿Pizarro? ¿El de la boletas… con q ropa, si él es uno de los q ayudan a
destruir la política?”. Se refiere a declaraciones de Jorge Pizarro sobre la
Junta celebrada por su partido, la DC.
¿Por qué
Marta Lagos no ha twitteado lo siguiente, siendo que podría y hasta debería hacerlo
con mayor razón que respecto a Pizarro?: “¿Piñera? ¿El de las boletas… con q
ropa, si él es uno de los q ayudan a destruir la política?”. Pues Bancard y
Bancorp, hoy de los hijos de Piñera, tal como los de Pizarro, pidieron boletas
a SQM y otras empresas, no correspondientes a servicios efectivos y para fines
electorales, tanto que su gerente se encuentra formalizado por eso. Y con el
agravante de que los fondos fueron después desviados a pagar bonos a los
ejecutivos de Chilevisión, que era de Piñera. ¡“Lucró” con los aportes de la
campaña! “Chispeza” criolla. Y el episodio se torna doblemente risible hoy si
leemos las explicaciones de entonces, del propio Piñera, para describir los “servicios
efectivos” que le habían prestado sus ejecutivos a cambio de los pagos
recibidos de SQM y otras.
¿No es
absurdo que Pizarro no pueda siquiera opinar dentro de su partido sin que lo
lapiden y, en cambio, Piñera pueda ser candidato presidencial sin que Marta
Lagos ni nadie siquiera le pregunte “con que ropa”?
Bueno, ya
una vez fue elegido Presidente en 2009-10, habiendo sido recién condenado por
la SVS por uso de información privilegiada. Y la única crisis que hubo entonces
fue la del “Consejo para la Transparencia”, cuyo directorio renunció ¡por haberse
dado a conocer a “Transparency International” la pillería de Piñera!
Además, éste, como Presidente,
jamás le contó a nadie que había radicado las tres cuartas partes de su
patrimonio (tras vender en 2010 Chilevisión, Colo Colo y LAN) en paraísos
fiscales del exterior (mientras nos subía los impuestos a los que teníamos la
plata acá), siendo que acto seguido, a otro candidato, la UDI lo defenestró por
tener muchos menos dólares en Islas Vírgenes. Para la risa.
Pero respecto a todo eso y
muchas cosas más nadie twitteó ni twittea nada. Al contrario, hemos leído en el
diario que forma parte del equipo de campaña de Piñera el llamado “señor
probidad”, Ramiro Mendoza, ex Contralor. Supongo que sabrá que en su nueva tarea
su primera obligación será la de no controlar absolutamente nada. (Más risas).
Y hoy se ha
confirmado otra situación política risible. Como he comentado antes en este
blog, en su libro “La Salida” Andrés Allamand propugnó que el espectro político
en Chile terminaba, hacia la derecha, en la “centroderecha”, cuya misión debía
ser, según él, “reivindicar el legado de Aylwin”, un prohombre ¡de la
centroizquierda! ¿Y la derecha? Para él no existía, simplemente.
Más de alguien puede haber
creído que yo exageraba o citaba mal, pero hoy en “El Mercurio” Allamand lo vuelve
a decir en una columna: “Y Piñera hace muy bien cuando dice que le gustaría
hacer un gobierno con el ‘estilo Aylwin’… Ese ‘estilo Aylwin’ es justo lo que
el país necesitará a contar del próximo
año”.
¿No es
risible que la “centroderecha” tenga como modelo a un gobernante de
centroizquierda? Yo creo que eso pasa sólo en Chile. Por suerte todavía
existe la derecha, que tiene un candidato, José Antonio Kast, (sin boletas
truchas, es decir, “con ropa”) y que participará en la primera vuelta
presidencial del 19 de noviembre, con la esperanza de pasar a la segunda y
después ganar la elección.
El único argumento que algunos
esgrimen en su contra es que “no marca en las encuestas”, pero, obviamente, esto
es transitorio y sucede sólo en un sondeo (Cadem). Y también es algo risible,
pues esa firma no admite que los encuestados voten por José Antonio Kast, como
lo referí en mi blog anterior, tras conocer la experiencia de una persona seria,
a la cual la señorita que lo llamó le rechazó su voto si no iba para uno de los
candidatos “correctos”, es decir, Felipe Kast, Ossandón o Piñera.
Mientras
tanto, ríamosnos.