El ministro
de la Corte Suprema, Patricio Valdés, se ha opuesto a la redistribución de
causas de derechos humanos resuelta por la mayoría izquierdista del tribunal,
que por casi dos decenios viene atropellando la Constitución y las leyes en
esos procesos, y ha expresado en su voto de minoría:
“Llama la
atención de este disidente que la mayoría de los procesos a los cuales se ha
nombrado un ministro en visita han sido resueltos en virtud de principios y
doctrinas foráneas, apartándose e infringiendo las normas constitucionales que
rigen la materia”.
La conducta
descrita por el ministro disidente es constitutiva de un delito que se llama
“prevaricación” y ello ha sido denunciado con insistencia majadera en este blog
durante casi siete años. Sólo se ha hecho posible con la complicidad de todos
los gobiernos y los partidos políticos y en particular con la coautoría del
régimen de Sebastián Piñera, que triplicó de propia iniciativa las querellas
interpuestas contra militares con infracción de “las normas constitucionales y
legales que rigen la materia”, para emplear los términos del ministro Valdés.
Tal conducta
ha sido denunciada y documentada principalmente en el libro de mayor
importancia publicado en 2014 y titulado “Procesos Sobre Violaciones a los
Derechos Humanos, Ilegalidades, Inconstitucionalidades y Arbitrariedades”, de
Adolfo Paúl Latorre, que seguramente en el futuro va a pasar a ser de lectura
obligatoria en las escuelas de leyes cuando en el país se restablezca el Estado
de Derecho, es decir, cuando la mayoría de jueces prevaricadores de izquierda
ya se haya acogido a jubilación, aunque no lo haga en las ventajosas
condiciones del juez Alejandro Solís, famoso por sus condenas basadas en
“ficciones jurídicas” y que, al acogerse a retiro con una jugosa jubilación,
fue adicionalmente premiado con una asesoría con altos honorarios por el
Ministro de Justicia, José Antonio Gómez, en los días siguientes a haber
reconocido en el programa “El Informante” de TVN y bajo mi personal interrogatorio,
que no cumplía con el requisito básico impuesto por el código a todos los
jueces, de probar la existencia del delito por el cual condenaba.
Pero no sólo
eso, la mayoría izquierdista de la Corte Suprema tuvo la, perdonando la
redundancia, suprema desfachatez de reconocer urbi et orbi, en su oficio 8182-2010 que en la legislación chilena
no existían disposiciones que le permitieran condenar a los militares procesados,
no obstante lo cual lo había hecho. Esto, que habría ameritado aprobar una o
más acusaciones constitucionales para destituir y sancionar a los altos
magistrados confesamente prevaricadores, nunca dio lugar a ninguna acusación
interpuesta por el número de diputados que establece la Constitución, por
“notable abandono de sus deberes” de los ministros de los tribunales superiores
de justicia. Ello acredita que, en la realidad del país, “las instituciones no
funcionan”. En el fondo, todos los sectores políticos han encubierto la
prevaricación judicial.
El ministro
Valdés, en su voto disidente, ha señalado que el objetivo de designar estos
ministros en visita en materia de derechos humanos era terminar “dentro de un
plazo razonable tales procesos, lo que a juicio del suscrito tanta división
produce hasta el día de hoy entre los chilenos, evitando la necesaria
reconciliación y secundariamente, costando al erario nacional ingentes
recursos, no obstante que el conocimiento y resolución de tales procesos
pudiera estar a cargo de los jueces naturales”.
Es que la
mayoría izquierdista de la Corte Suprema justamente no ha querido dejar en
manos de los “jueces naturales” estos procesos, porque ellos, de partida,
pueden incurrir en la “políticamente inconveniente” conducta de aplicar las
leyes, exculpando a los militares. O, aun respetando la jurisprudencia ilegal
de sus superiores, condenando a los militares a penas remitidas, como sucedió
en el proceso 288-12 contra cinco uniformados del cuartel Ancla Dos de
Talcahuano, que en primera instancia y en la Corte de Apelaciones recibieron
penas remitidas de 541 días por su supuesta participación en la muerte, en
1973, de un extremista con entrenamiento en Cuba, proceso que al llegar a la
Corte Suprema por casación interpuesta por el gobierno de Sebastián Piñera, dio
lugar a que la famosa segunda sala les subiera la pena a cinco años y un día
efectivos, mediante la “ficción jurídica” de que mantenían “secuestrado” al
extremista hasta hoy. Eso motivó mi artículo “impublicable en la revista del
Colegio de Abogados” (por rechazo de su consejo editorial, de
mayoría “de centroderecha”) en que yo criticaba la antijuridicidad de ese fallo,
en vista de lo cual lo reproduje en este blog el 27 de marzo de 2015, para
“perpetua vergüenza”.
Y dejo
estampado todo lo anterior para “perpetuo honor” del ministro de la Corte
Suprema, Patricio Valdés, que ha tenido el coraje de levantar la voz en defensa
de las normas constitucionales y legales trasgredidas en procesos “que tanta
división producen hasta el día de hoy entre los chilenos, evitando la necesaria
reconciliación”.
bien en general..mal en su odiosa "odiosidad" (valga la redundancia), que justo va contra su interés de" necesaria reconciliación", esta constante campaña, ha dado pie incluso a manifestar apoyo por Lagos (ppd-ps y socio de partido comunista) con lo que le hace el juego a la coalici´pon gobernante que ahora propone a guiller, declarado continuista.sería hora de que todos enfocaramos a evitar que la funesta coalición de gobierno se perpetúe y así evitar que las causas humanitarias que usted alude sigan siendo vistas por jueces rojos y visadas por los Gutierrez, vallejos, tellier, etc..que mas que seguro no harán nada a favor de las causas referidas.
ResponderEliminarJa, te llegó la misma estúpida cadena que circula en las redes, de la vieja que se queja por el hijo presa, y la otra le contesta que es la madre del que el primero mató. Patrañas extranjero, patrañas. El mejor periodo que Chile lejos ha tenido, fué el de la dictadura militar. Que dejó aparte de dolor? Un pais del cual estábamos todos orgullosos y no el pantano de basura de hoy. A propósito de dictadores, como andamos por casa?
ResponderEliminarHey foreigner:
ResponderEliminarDo you actually believe the bullshit you said?
based in ur comments, you fit perfect with one word: a Fucktard.
Cuando un gobierno ya ha caido tan bajo en cuanto a aptitudes, habilidades y capacidad operativa, donde su nivel de transparencia es casi el de un pais bananero, involucrado hasta las masas en sendos escandalos de corrupción, con una presinepta que se entera de todo "por la prensa", ya no es mucho lo que se puede esperar. Solo a que termine y que quede escrito en la historia como el peor gobierno de todos los tiempos.
ResponderEliminarJueces como Valdes, son solo una prueba de que una mentira no siempre se puede sostener en el tiempo y que el tiempo al final nos dará la razon.
El tiempo al final no te dará la razón aunque la tengas.
ResponderEliminarLa injusticia contra los militares es una fatalidad irreversible.
Estimado Don Hermógenes, ha dado a conocer una información casi absolutamente silenciada por los medios , lo cual no sorprende a nadie que algo sepa, puesto que la permanente y constante venganza contra los militares que lucharon y vencieron al terrorismo marxista, es absolutamente desconocida por la mayoría de los chilenos. Este verdadero juez, -en minoría por supuesto- tiene la osadía de denunciar esta vergonzosa conducta, anti jurídica y mafiosa de los ilustrísimos. La gente -por otras razones- tiene pésima opinión de la judicatura y la justicia chilena. Las encuestan los ubican a menudo, junto al transantiago, la onemi, el sename y otros organismos públicos de muy mala reputación. Pero los magistrados se abanican y con una cara dura granítica, disfrutan del privilegio de ser atendidos por políticos de izquierda y por el propio gobierno. "La venida del mesías en gloria y majestad" es el libro de Manuel Lacunza , sacerdote jesuita que padeció la injusticia de ser desterrado a Italia cuando Carlos Tercero, expulsó a la orden de sus dominios. Murió en el exilio y escribió este libro en el cual cuenta la dolorosa experiencia.
ResponderEliminarDon Luis, lo felicito. Usted debe ser uno de los pocos capaces de hablar de Lacunza SJ en el Chile de hoy. La obra de de Lacunza fue editada en Londres por ¿Belgrano? para mostrar el nivel intelectual que había en la América Hispana. ¿Hay un Lacunza en el Chile de hoy?
EliminarOjo: No he leído a Lacunza. Por referencias conozco de su valía intelectual.
Si ese atropello en el gobienro militar se compensa con un atropello a los detenidos en Punta Peuco en democracia, que autoridad moral tiene entonces la democracia al decir que es un gobieno superior?
ResponderEliminarEse es el punto, perfecto idiotita. Aca se hace un atropello y tu eres un complice del mismo, porque como la mayoria de los chilenos, eres un cobarde que prefiere ir con la corriente.
Hermogenes al menos se ha plantado tanto a Pinera como a Pinochet en su tiempo, cuetionandolo. Tu no tienes tal temperamento, asi que no asumas qe lo que dices es inteligente.
Estimado Franzisko, estás equivocado. No hay estela de horror provocada por el Gobierno Militar. Hay casos trágicos, aislados y no buscados por las autoridades. Todo lo contrario de regímenes como el castrista o el comunismo en general. Tu comparación no tiene sustento. Basta con decir que a Chile todos los exiliados querían volver y es un gran cargo que muchos le hacen al Presidente Pinochet: exceso de exilio. ¿Cuantos cubanos, alemanes, rusos, etc, etc hacían lo que fuera por salir de sus paraísos? No es bueno mentirse a uno mismo.
ResponderEliminarEN TODO EL MUNDO PASA,PARA PESAR DE LOS CIUDADANOS COMUNES,LA JUSTICIA SIEMPRE IRA EN LA CORRIENTE DEL PODER DE TURNO,LOS JUECES SON SIMPLES SERES HUMANOS,ESTAMOS DADOS
ResponderEliminarMenos Juica y más Valdés.
ResponderEliminarNecesitamos más valientes así, señor Pérez de Arce!
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