En los
últimos dos años he señalado un libro como el más importante del ejercicio. En
2013 fue “Procesos Sobre Violaciones de Derechos Humanos: Inconstitucionalidades,
Arbitrariedades, Ilegalidades”, de Adolfo Paúl Latorre, que ha merecido varias
ediciones. En 2014 fue “Veterano de Tres Guerras”, de Guillermo Párvex, que por
un año y medio viene figurando entre los diez más vendidos. Y en 2015 todavía
no he hecho la designación, pero me queda una hora para concretarla y he
decidido que “La Tiranía de la Igualdad”, de Axel Kaiser, merece el título, porque
con una sólida fundamentación doctrinaria hace pedazos al “otro modelo” que la
distinguida estadista Michelle Bachelet Jeria pretende instaurar a rompe y
rasga en nuestro medio y que en este momento tiene descoyuntadas a la economía
y la sociedad chilenas.
También he
considerado oportuno designar al “Hombre del Año”, distinción que ha recaído en
el ex conscripto Leonardo Riquelme Alarcón, según he expresado en dos medios de
comunicación con los cuales colaboro. Las razones quedan expuestas en la
siguiente nota que he publicado en uno de ellos, el diario "Estrategia”:
“Propongo
al ex conscripto Leonardo Riquelme Alarcón.
“En 1986
integraba una patrulla que sorprendió a dos terroristas portando elementos
altamente incendiarios y explosivos destinados a ser lanzados contra vehículos
de locomoción. Cuando fueron detenidos, accidentalmente Riquelme pasó a llevar
una de las botellas que llevaban, que estalló y quemó a los terroristas, uno de
los cuales falleció. Un ministro de Corte investigó el caso y determinó que la
causa de las quemaduras había sido casual.
“El año
pasado, violando el debido proceso y las leyes de prescripción y cosa juzgada,
un ministro sumariante de izquierda reabrió el caso, basado en que dos de los
once conscriptos de la patrulla cambiaron su versión de 1986 y culparon a dos
oficiales. Pero los otros nueve la mantuvieron. Entonces el ministro los
encarceló durante largo tiempo, junto a los oficiales. En los nuevos
interrogatorios, Leonardo Riquelme Alarcón reconoció que él involuntariamente
había pasado a llevar la botella explosiva, a raíz de lo cual los subversivos
resultaron quemados. Con eso exculpó a los dos oficiales. Para Riquelme habría
sido fácil y ventajoso culparlos. Habría quedado libre y tal vez habría
obtenido una ventaja económica como la que buscaban los que cambiaron su
versión. Pero eligió la honradez y la verdad, y por eso debió seguir preso,
causando un grave problema a su familia, que vive de su trabajo de taxista.
Hace unos días una asistente social de Gendarmería y un sujeto no identificado
lo interrogaron y presionaron para obligarlo a decir que los oficiales le
habían pagado, pero se negó.
“Este ex
conscripto ha mostrado mayor integridad que algunos altos mandos que se han
dado vuelta la chaqueta con tal de no ser perseguidos. Fue gracias a gente como
Leonardo Riquelme que se triunfó a partir de 1879 sobre el enemigo externo y a
partir de 1973 sobre el enemigo interno. Si hubiera más ciudadanos como él,
podríamos confiar en que en Chile todavía no todo está perdido.”
Otro galardón
que me parece adecuado discernir en este balance de cierre del año, es el de “Pasa-Piola Más Notorio", es decir, el personaje que con mayor habilidad ha logrado eludir
todas las responsabilidades que le caben en circunstancias negativas para la
vida nacional. La designación la merece sobradamente Sebastián Piñera, artífice
de la designación de Sergio Jadue como presidente de la ANFP y que no ha pagado
el más mínimo costo por las consecuencias de esa acción. Asimismo, su
responsabilidad en el “caso Cascadas” llevó al controlador de esas empresas a
decir, “Si Sebastián Piñera no hubiera tenido acciones de las Cascadas, no
habría habido caso Cascadas”. Pues bien, dicho caso se desinfló ruidosamente
ante los Tribunales, pero Piñera “pasó piola” una vez más. Y, en fin, el más ruidoso
escándalo del año, con la sola excepción del caso Caval, ha sido el de las
facturas y boletas irregulares utilizadas para obtener fondos de SQM para fines
electorales, en el cual han caído a tierra importantes figuras del escenario
político y experimentado hundimientos en las encuestas empingorotados presidenciables,
no obstante lo cual ni siquiera ha tocado a Sebastián Piñera, pese a haber él extraído
a través de su empresa alter ego, Bancard, cuantioso financiamiento para su
campaña mediante facturas irregulares y, lo que es peor, haber desviado los fondos hacia otro de sus negocios
particulares, destinándolos a pagar bonos por desempeño a los ejecutivos de otra empresa suya, nada de lo cual ha afectado en lo más mínimo sus ímpetus re-electorales.
Es el “Pasa-Piola” más destacado del ejercicio, no cabe duda, y se le otorga el
premio anual correspondiente.
En este
balance de cierre no puede dejar de figurar en el pasivo la pérdida que ha
significado el seudo-escándalo de la colusión entre empresas del rubro papel
tissue. Nunca ningún consumidor se quejó de algún abuso en ese mercado, nunca
ningún productor reclamó de habérsele cerrado el acceso al mismo y variadas empresas de diversos tamaños operaban en él. Pero la Fiscalía Nacional
Económica descubrió que dos empresas se pusieron de acuerdo para evitar una “guerra
de precios” que habría redundado en la quiebra de una de ellas. Es decir, se
coludieron para que hubiera más empresas en ese mercado y en ningún momento
amenazaron la libre competencia. Ello les ha valido el público escarnio y la pérdida
de más de mil millones de dólares de valor bursátil a una de ellas, derivada
del desprestigio causado en el “juicio por los diarios” iniciado por los medios
de comunicación. Este caso merece recibir el “Premio a la Mayor Imbecilidad
Nacional”, que desde ya instauro en este blog para ser discernido anualmente,
para toda iniciativa que logre crear un gran problema allí donde no había
ninguno, deteriorar un mecanismo de mercado que funcionaba perfectamente y
sancionar con el ludibrio universal y potencialmente terribles multas a quienes
estaban satisfaciendo a los consumidores sin lesionar a otros productores.
La
definición del Premio Anual a la Imbecilidad Nacional no ha sido fácil, pues
competían con él por méritos los autores de la Reforma Tributaria, la Reforma
Laboral, la Reforma Educacional y la Reforma Constitucional, que, en su
conjunto, están llenando al país de incertidumbre, generando un largo período
de caída de la inversión y del crecimiento y augurando mayores niveles de
pobreza futura.
Este Balance de Cierre concluye con una
cuenta de ganancias y pérdidas que sólo arroja de las segundas y donde lo único bueno es que 2015 ha sido mejor de lo que todo el mundo prevé será
2016.