Enade es una
de esas ocasiones ceremoniales de lo “políticamente correcto” y, por
consiguiente, nada sustantivo para la marcha del país surge de ahí, porque las
soluciones reales son siempre muy “políticamente incorrectas”, como, por ejemplo,
defender a los carabineros que disparan o lanzan chorros de agua a presión a los
delincuentes, y no a éstos.
A Enade acude la Presidenta y
hace “como si” fuera la impulsora del progreso de la empresa privada
convocante, cuando lo que se propone –todos lo sabemos, comenzando por ella
misma, gran admiradora del “modelo RDA”-- es arrasarla. Acuden también presidentes,
gerentes y mandos medios de empresas cuyos cerebros están cuidadosamente
lavados (de modo que a ninguno se le habría ocurrido u ocurrió ir el
día antes a conmemorar el centenario del estadista más importante del país en
el siglo XX, y a quien le deben todas las libertades empresariales que están a
punto de perder). No se olvide la “standing ovation” que le prodigaron hace
años a Nicolás Eyzaguirre cuando les reveló haber formado parte del FPMR.
Y, en fin, la sumisa
concurrencia oye recitar metódicamente los lugares comunes emanados de los
“juicios por los diarios” que modelan la “verdad oficial” del momento y cuyo
“villano de turno” es ahora la Papelera, cuyo único defensor conocido soy yo,
puesto que ni siquiera se defiende a sí misma.
En medio del
rasgar de vestiduras de ayer nadie menciona, por supuesto, que el mercado de
los papeles tissue fue siempre competitivo y abierto, pues cualquiera podía y
puede producir o importar dicho producto, y de hecho el que quiere lo hace. O
sea, el gran “logro” de la Fiscalía de la Libre Competencia fue armar un
escándalo en un mercado en que hay y había plena y libre competencia. Supongo
que si alguien hubiera dicho esa verdad en Enade, lo echan.
Y como una ley chilena no
escrita establece que siempre se debe ser desleal con los pares en desgracia,
los empresarios de Enade escogieron cuidadosamente dotar a todos los baños de
Casapiedra, durante su evento anual, de papel de Kimberly Clark, competidora
extranjera de la Papelera. Todo en la misma línea
del comité de ética de la SFF que, apenas caída en desgracia su empresa asociada
por sentencia de “los diarios”, la “suspendió” vistosamente,
haciendo “pendant” con la puñalada en la espalda que el izquierdista designado
consejero del CEP, José Zalaquett, le propinó a Eliodoro Matte apenas iniciado el
escándalo publicitario.
A propósito, ninguno de los
periódicos principales ha publicado la sentencia judicial que declaró inocente
a Leonidas Vial y la corredora Larraín Vial de haber vendido o comprado irregularmente
acciones Cascadas. Antes, ambos habían sido ampliamente condenados por ello “en
los diarios”, que ahora no publican su exculpación.
Tampoco
nadie mencionó en Enade el testimonio del ex gerente de la Papelera-tissue en
el sentido de que su competidora PISA se hallaba al borde de la quiebra cuando
le propuso a la primera llegar a un acuerdo, circunstancia que enmarca el convenio
en un contexto constructivo y de caballerosidad y no en uno de violación legal
dirigida a una depredación colusiva o a un lucro desproporcionado.
Por supuesto
que, en fin, tampoco nadie mencionó en Enade, ni se habría atrevido a hacerlo,
que el mayor perjuicio generado hasta hoy por el “escándalo de la colusión”
deriva de la denuncia de la Fiscalía, que ha hecho perder largo más de mil
millones de dólares al patrimonio bursátil de la Papelera, lesionando de paso a
los fondos de pensiones que tienen acciones de ella. Ningún otro perjuicio ha
habido ni puede ser acreditado, porque los consumidores podían y pueden voluntariamente
elegir entre papeles nacionales o importados, de diferentes calidades y
precios. El daño ha provenido exclusivamente de la acción funcionaria estrictamente
apegada a la letra de la ley, no de la operación del mercado. “Summum jus, summa
injuria”.
Es decir, la esencia del libre
mercado no fue afectada en modo alguno por el acuerdo que permitió a PISA
mantenerse produciendo y después venderse a la sueca SCA.
Pero ya a
estas alturas ningún raciocinio es válido. Lo único que reina es la consigna:
“¡colusión!”. La sentencia en los “juicios por los diarios” es definitiva,
inapelable y condenatoria. Y entonces ahora casi todos esos ínclitos
“guardianes de la ética” que aplaudieron la condena en Enade ya están listos (en
un 77%, dicen las encuestas) para brindar su apoyo para la elección de 2017 al
candidato cuyo prontuario es el más oscuro de cuantos se aprestan para
enfrentarse en la liza presidencial.