jueves, 31 de julio de 2014

Azotándose en Cerro Castillo


          Los chilenos nos hemos olvidado de lo que es ser un país pobre. Nos hemos acostumbrado a que lleguen peruanos, bolivianos, ecuatorianos, colombianos y, últimamente, hasta argentinos y españoles a trabajar acá, porque los condiciones están mejores que en sus países de origen.

          Bueno, la revolución izquierdista en curso revertirá esa tendencia y primero dejarán de llegar trabajadores extranjeros, como ya estábamos acostumbrados, y empezarán los chilenos a buscar mejores horizontes afuera. El proceso lo ha explicado muy bien un reputado economista, Rolf Lüders, en diferentes intervenciones: la revolución izquierdista, y en particular su reforma tributaria, está atacando al capital y la rentabilidad de éste tiende por eso a disminuir, por cuyo motivo baja la inversión. Esto ya se está traduciendo en menos empleo y, como consecuencia, la remuneración del factor trabajo tenderá a disminuir. Con trabajo más barato, el capital ve mejorada su rentabilidad y deja de emigrar, de modo que se retorna a un mayor nivel de inversión y se recobra la tasa de crecimiento. Entonces, finalmente, tenemos como consecuencia de la revolución izquierdista una economía con impuestos más altos, sueldos más bajos y ganancias del capital recuperadas, para hacer posible nuevamente un mayor crecimiento.

          En resumen, los mayores impuestos los van a pagar a largo plazo los trabajadores, aunque los autores de la reforma tributaria digan que los van a pagar los capitalistas. Pero éstos van a pagarlos sólo inicialmente, van a  buscar mejores horizontes y luego volverán cuando la rentabilidad del capital se haya restablecido.

          Naturalmente, esto no tiene contenta a Michelle 2.0, que pasó a ser Michelle 3.0 cuando moderó su reforma tributaria y "chuteó para adelante", aunque se le saliera el zapato, la reforma constitucional. Pero la tributaria, moderada y todo, sigue siendo perjudicial, y ella lo sabe. Por eso reunió a sus colaboradores en el Palacio Cerro Castillo (los izquierdistas quieren que todos seamos más iguales pero cuando se reúnen no lo hacen en un galpón de La Pincoya sino en un Palacio donde está servidos “a todo trapo”). Y no los reunió para felicitarlos por la marcha de la revolución sino porque se ha estado dando cuenta de lo que señalé en los párrafos anteriores. Los izquierdistas, como los maridos engañados, son siempre los últimos en enterarse.

          En el extranjero se percatan mejor que nosotros de lo que viene. El rector de la Universidad Mayor, Rubén Covarrubias, en carta a “El Mercurio” del lunes, refería que en una conferencia de mil rectores universitarios en Brasil el presidente del evento lo interpeló intempestivamente diciéndole que en Chile, que ocupaba el primer lugar en educación en América Latina, se iban a llevar a cabo reformas que habían fracasado en otros países de la región y que cómo podía explicarse eso. Él seguramente tuvo que explicar el curso de la revolución izquierdista en Chile y decir que no le quedaba más que lamentarla.

          Conste que estamos sólo en el comienzo. La izquierda ya está anunciando golpes revolucionarios en la legislación laboral que encarecerán la contratación, así es que el fenómeno desatado por la reforma tributaria se va a redoblar con la laboral. Y la señora que descubrió que la cotización de salud es un impuesto está preparando el ambiente para que el Estado le dé también el zarpazo a la salud privada, con el eventual resultado de que todos los cotizantes de las Isapres pasen a tener un nivel de atención como el de Fonasa, pero empeorado, porque cuando terminen con las primeras la atención en el sistema público se va a  volver todavía peor que ahora. Fenómeno parecido al que desatará la intervención estatal en la educación particular subvencionada, donde la gratuidad forzada hará que se redoble la emigración hacia ella, saturándola, desde la enseñanza municipalizada ya en decadencia. 

          Y el apetito socialista también se dirige a las AFP. Y como también han manifestado hambre por administrar los derechos de agua, la agricultura tal vez deba “poner sus barbas en remojo”.

          Por fortuna Michelle 3.0 chuteó para adelante la reforma constitucional “por las buenas o por las malas” de Michelle 2.0 y por el momento todos han dejado de hablar de la Asamblea Constituyente. Yo había pronosticado que cuando fuera impulsada ésta nos encontraríamos, en la revolución izquierdista chilena, en el estado equivalente al Asalto del Palacio de Invierno en la rusa o los Acuerdos de la Sala del Juego de Pelota en la francesa. Es decir, en el momento en que definitivamente se desbordó el torrente. Todas las revoluciones tienen un patrón parecido. La chilena actual ha abierto muchos frentes simultáneos de lucha y su conductora se ha asustado.

          De momento, cuando dejen de llegar extranjeros a nuestro mercado de trabajo ya habrá una prueba fehaciente de que la reforma tributaria la habrán terminado pagando los asalariados, que es lo que todo economista preparado, objetivo y no socialista sostiene en este momento que va a suceder.

domingo, 27 de julio de 2014

Escribo Sólo por Motivación


          Yo escribo por motivación. Pudo haberme motivado la información de que los niñitos de la UDI siguen estudiando cómo hacer que la Declaración de Principios de su partido, que redactó Jaime Guzmán con diversos aportes de otras personas, pase a ser del gusto del 90% de los chilenos actuales que tienen el cerebro lavado. Pero eso no me motiva demasiado, porque no es grave, sino sólo ridículo, y en todo momento lo he asimilado a la ironía de Groucho Marx que decía: “Estos son mis principios, pero si no le gustan, tengo otros”.

          En cambio sí me motivaron las siguientes pregunta y respuesta en una entrevista a Eugenio Tironi en “La Segunda” del sábado: P: “El historiador Alfredo Jocelyn-Holt dice que se pasó del slogan ‘avanzar sin transar’ a ‘transar sin parar’. R: “Que le vaya a decir eso a cualquier familia chilena que salió de la pobreza, no tiene hijos desaparecidos y vio cómo se conmemoraron los 40 años del golpe”.

          Esa respuesta representa el grado en que se han lavado los cerebros de los chilenos y la magnitud del cinismo de los autores del lavado. La gente en Chile salió de la pobreza gracias al modelo económico-social establecido bajo el Gobierno Militar y sus modernizaciones y privatizaciones, que llevaron al país desde los últimos lugares de crecimiento y las mayores inflaciones a situarse a la cabeza de América Latina en ambos aspectos indispensables para derrotar la pobreza.

          Resulta particularmente hipócrita la referencia de Tironi a “la familia chilena que no tiene hijos desaparecidos”, sobre todo dicha por un ex militante del MAPU, que tenía, según Carlos Altamirano, una considerable guerrilla terrorista. Por supuesto que en los ‘70, en el combate a un terrorismo armado que atacaba desde la clandestinidad, se producían represiones indeseadas y desaparecimientos. Pues a su turno la guerrilla marxista mató 301 personas sólo entre el 11.09 y el 31.12.73.

Cuando Aylwin decidió traicionar a los militares y bienquistarse con la UP, patrocinando el sesgado e injusto Informe Rettig de 1991, éste dio cuenta de algo más de 900 desaparecidos. Después el número aumentó debido a los beneficios económicos reconocidos a los casos en que se dictaminaran desapariciones políticas. Pero en Chile, según cifras de Carabineros, desaparecen cada año 2.500 personas (diferencia entre las “denuncias por presunta desgracia” y los encontrados en cada año). Publiqué esas cifras en mi libro “Terapia para Cerebros Lavados”. En todo caso, entre 1978 y 1990 sólo hubo 23 denuncias de desaparecimientos políticos documentadas por el Informe Rettig.

Entonces, obviamente bajo gobiernos como los de los ’90, que no tenían una guerrilla adversa, porque los ex UP patrocinadores de la misma estaban en el poder (socialistas, MAPU, IC, PR) o eran favorecidos e indemnizados por éste (PC, MIR), no había ni podía haber secuela alguna del terrorismo y, más aún, los asesinos ex integrantes de la guerrilla gozaban de impunidad para matar selectivamente, como lo hicieron con Jaime Guzmán.
 
          También resulta odiosa la referencia de Tironi a “cómo se conmemoraron los 40 años del golpe”. Pues, en efecto, tal conmemoración, con la complicidad activa del gobierno de Sebastián Piñera, de funesto recuerdo, constituyó toda una vergüenza nacional. Muy pocas veces en la historia de las naciones civilizadas unos pocos controladores de los medios de opinión pública y las superestructuras políticas le habían mentido tanto a tanta gente.

          Por cierto, Tironi se declaró arrepentido de haber criticado a Piñera y de haber escrito el libro “Por Qué No Me Quieren”, al comprobar que ambos habían trabajado codo a codo en la tarea de lavar los cerebros nacionales con motivo de los 40 años del 11.

Los que deseen más detalles de esa gigantesca “Operación Falsedad” pueden encontrarlos en mi blog “El Libro de las Verdades Olvidadas” publicado el 11 de septiembre de 2013 y otras entradas posteriores.

          La conmemoración de los 40 años del golpe quedará, en todo caso, como un baldón en la hoja de vida de la honestidad chilena, si es que existe tan improbable  bitácora.

          Sí debería hacerse referencia a ese penoso episodio de propaganda política masiva en el contexto de algún estudio sobre las “Grandes Vergüenzas Nacionales”.

viernes, 25 de julio de 2014

Entre la Sevicia y el Odio


          Ayer me convidaron a dirigirles la palabra unos oficiales en retiro preocupados por sus camaradas ilegalmente presos y por estar algunos de ellos mismos indebidamente procesados; y, además, porque una mayoría de la Cámara, dando fe de que “el odio es más fuerte”, ha oficiado a la Presidenta para que, superando la marca de Piñera al cerrar Cordillera, traslade a los actuales presos políticos uniformados a un penal peor.

La iniquidad perpetrada contra los militares es antigua y prevalecerá, porque es impune, pues ya se sabe que sus camaradas en servicio activo “no rescatan a sus caídos tras las líneas enemigas”. Además, la mayoría del país ha optado por aceptarla, tanto que Piñera subió en las encuestas cuando hizo su canallesco aporte de cerrar el Penal Cordillera. Chile premia el odio y la sevicia (crueldad extrema e innecesaria).

La realidad es que en el Chile de hoy hay dos grupos de seres completamente indefensos y a los cuales se les puede hacer impunemente cualquier cosa: los que están por nacer, porque no votan y no pueden hablar en su propia defensa ni siquiera cuando resuelven matarlos; y los militares que combatieron al terrorismo, porque, si bien votan, son una minoría, y además impopular, que tiene el peor defecto que puede tener una minoría: no es capaz de meterle miedo a nadie.

Los comunistas también son una minoría, pero todos saben que tienen armas y explosivos y cuando alguien los molesta excesivamente lo matan. Simón Yévenes, un poblador UDI, los molestaba en exceso en su población y lo mataron; Jaime Guzmán los sacaba de quicio en el Senado hablando contra el terrorismo y lo mataron. Entonces, todos les temen a los comunistas y “les hacen la pata”. ¿Por qué Sebastián Piñera fue al entierro de Volodia Teitelboim y declaró que era “un grande de la historia de Chile”, a sabiendas de que había organizado el entrenamiento en Cuba de jóvenes chilenos para que vinieran a matar   compatriotas acá en los ’80? Por miedo. ¿Por qué Guillermo Teillier puede vanagloriarse públicamente de ser el autor intelectual de un quíntuple asesinato y ningún juez lo procesa y cuando alguien se querella contra él los jueces aplican la prescripción? Por miedo. ¿Por qué a los militares les niegan la prescripción y los procesan y condenan contra todas las demás leyes y faltando muchas veces a la verdad de los hechos? Porque nadie les tiene miedo. No son capaces siquiera de hacer una huelga de hambre. Cuando algunos amenazaron con ella, sólo duró hasta después del primer desayuno que rechazaron.

Por eso los portaestandartes del odio en el país, los marxistas, lograron recién más de cincuenta votos en la Cámara para pedir el traslado de los presos de Punta Peuco a un penal común junto a los delincuentes habituales. Los Kerenskys, siempre presa del pánico a la extrema izquierda, se plegaron. Sólo la mitad de la derecha se atrevió a votar en contra y la otra mitad se puso en fuga de variadas maneras, absteniéndose o ausentándose.

Todos saben, por supuesto, que los presos políticos militares no son delincuentes, y que nunca cometieron delitos antes ni después de haber sido convocados a combatir el terrorismo. Por esa sola razón el sentido común dice que no pueden ser llevados al mismo lugar de los asesinos, asaltantes, violadores y traficantes de droga. Por eso se construyó Punta Peuco, bajo Frei Ruiz-Tagle. Cuando Aylwin los traicionó escribiendo su carta inconstitucional a la Corte Suprema para que no aplicara la amnistía sino hasta el final de los procesos y formó la Comisión Rettig para exculpar a la extrema izquierda y condenar moralmente a los militares, tras haber sido el “gatillador del golpe”, como lo prueba el libro “De Conspiraciones y Justicia” de Sergio Arellano Iturriaga, y tras haber defendido a los militares en los meses en que se produjo el 60% de todos los caídos en la lucha de los uniformados contra la guerrilla marxista (entre el 11.09 y el 31.12 de 1973), fiel al “dictum” de su jefe máximo Eduardo Frei Montalva, “esto se arregla sólo con fusiles” (Acta Rivera), estaba convencido de que en Chile se iba a dar vuelta la hoja. Pero después él y los demás Kerenskys se han sumado a la perpetuación del odio propugnada por los comunistas y a que no se diera vuelta la hoja. ¿Por qué? Por miedo.

¿Por qué en 2007 dos Kerenskys faltaron al acuerdo (que se perdió 15 a 17) entre senadores concertacionistas y aliancistas para indultar a los presos uniformados que hubieran cumplido diez años de presidio, tal como se había perdonado antes a los terroristas de izquierda posteriores a 1990 (los anteriores a ese año ya habían sido perdonados por Aylwin, Lagos y Frei). Por miedo a las mujeres gordas y vociferantes de organizaciones de fachada comunistas tras las cuales hay “encapuchados” capaces de todo.

Sin duda, tarde o temprano a los presos políticos uniformados los van a trasladar a un penal común, junto a los peores delincuentes habituales; los van a degradar oficialmente y los van a privar hasta de sus pensiones, acuérdense de mí. Porque el odio izquierdista es más fuerte, insaciable, como su sevicia, y porque nadie les tiene a los militares el menor miedo. Y en Chile el que no mete miedo lo único que logra es que lo persigan con más saña y abusen más de él. En este país nunca se va a dar vuelta la hoja. El odio es más fuerte. Y la votación en la Cámara puso en evidencia quienes son los eternos promotores del odio entre chilenos, acompañados de los eternos Kerenskys que, como de costumbre, los siguen por temor.

miércoles, 23 de julio de 2014

¿Caerá Eyzaguirre?


          El único gobierno del siglo XX que entregó el poder dejando a los chilenos más libres que cuando asumió, fue el militar. Sólo le compitió, pero sin lograr lo mismo, el de Jorge Alessandri. Después del primero han gobernado democristianos y socialistas de diferentes pelajes que han tenido en común su afán de dar más poder al Estado, a costa de las libertades que consagró el milagro chileno. Pero todos esos socialistas, cristianos o no, intuían que debía preservarse el modelo (pues el mundo admiraba y/o imitaba a Chile) y entonces se cuidaron de sólo “rasparle la pintura”, pero sin destruirlo. Hasta Michelle 1.0 (2006-2010) fue cuidadosa en ese sentido.

Pero después apareció “la calle” y la llevó a ella al poder y entonces ella recordó todo su pasado de extrema izquierda (MIR, FPMR, PAIS, en los ’70 y ‘80) y se transformó en Michelle 2.0, la revolucionaria. Y ganó la presidencia otra vez. Entonces lanzó su Reforma Tributaria confiscatoria, pero cuando se la explicaron bien hasta ella misma se asustó, sobre todo después de lo que le dijeron sobre la misma los propios ex ministros y economistas de centro e izquierda, y la amortiguó. A partir de ese momento estábamos en presencia de Michelle 3.0, como afirmé con tanta gracia en una entrada anterior de este blog.

          Pero ayer volvió a ser Michelle 2.0, la revolucionaria, y respaldó a Nicolás Eyzaguirre, haciendo excepción a la reconocida norma no escrita de nuestra institucionalidad, instaurada por Piñera, según la cual Carlos Peña es el columnista encargado de defenestrar ministros. Sebastián les solicitaba la renuncia a sus ministros apenas Peña la exigía, y cuando aún no se había secado la tinta de la respectiva columna de éste.

          Respaldado por Michelle y todo, si Eyzaguirre no se “somete” como lo hizo Arenas, sus días están contados. Los extremistas de izquierda insisten en no darse cuenta de que en Chile hay un alma conservadora latente. Todo el mundo sabe que el desbarajuste de la gestión del segundo en la enseñanza va a ser aún peor que el que habría provocado la Reforma Tributaria original de Arenas en la economía.

Sobre todo que nadie sabe siquiera qué se propone hacer Eyzaguirre a guisa de Reforma Educacional. Eso no tiene mucho de particular, porque en Chile siempre ha habido ministros que no saben lo que van a hacer. Pero lo de los cuatro años de gratuidad, que “golpeó” a todo el mundo, partiendo por la Presidenta, reveló que NO HAY NINGÚN PROYECTO EDUCACIONAL preparado, estudiado y serio (por socialista y nocivo que sea), sino que el Gobierno y el país están a merced de lo que primero se le ocurra al ministro.

          Ahora, Eyzaguirre tampoco es tan débil, porque ningún revolucionario marxista-leninista como él es débil en el Chile actual. El senador Fulvio Rossi, de sus mismas ideas, se ha apresurado a salir en defensa de su permanencia en el cargo. Porque los izquierdistas son leales con los suyos, no como los derechistas.

          Vea el próximo episodio.

          NOTA BENE: Lo que necesita la educación en Chile es libertad, como la que permitió incorporar a un millón de jóvenes a la universidad desde que se dictó en 1981 la ley que dio libertad para fundarlas. Libertad de emprender y fundar colegios, de ganar dinero en ellos, de crear programas de estudio, de elegir entre establecimientos, de seleccionar alumnos si demasiados quieren ingresar. Si en lugar de gastar el Estado siete billones de pesos anuales básicamente en burocracia politizada se les diera a las familias menos favorecidas ese dinero para que eligieran la educación de sus hijos, todos irían a excelentes establecimientos privados y éstos se multiplicarían. Ya con enseñanza parcialmente privada encabezamos América Latina. Con una totalmente privada nos equipararíamos a Europa y los EE. UU.

lunes, 21 de julio de 2014

"Y Dijeron que Estaba Bien..."


“Y todos dijeron que estaba bien…”, fue la frase reiterada por la hija del pastor Billy Graham, cuando le preguntaron por qué Dios permitía que el mundo estuviera como estaba. Ella respondió que no era culpa de Dios, sino precisamente de que el mundo contravenía de manera sistemática la ordenanza divina y, cada vez que lo hacía, “todos decían que estaba bien”.

          Acá en Chile lo estamos viviendo. Cuando “la calle” se tomó la ídem en 2011 nadie prestó mucha atención a lo que decían los jóvenes revolucionarios que desfilaban, destruían y agredían. Tan poco se les oyó lo que decían que el entonces Presidente, aludiendo en la ONU al movimiento estudiantil, lo proclamó como “noble, grande, hermoso”, empleando sus tres sinónimos de rigor, pese a que el primer paso de la revolución así iniciada era deponerlo a él.

          Pero en el fondo y en la forma lo que pedían los líderes de ese movimiento era que a los chilenos se nos privara de la mayor parte de nuestras libertades. Desde luego, tratándose de líderes estudiantiles, la primera en caer debía ser la libertad de enseñanza. Pues querían un único educador, el Estado. Manejado por ellos, naturalmente. Precisamente lo que está buscando hacer ahora su representante más genuino, Eyzaguirre.

          Lo notable es que había unanimidad de opiniones (con la excepción de este blog, naturalmente, pero es una excepción tan insignificante que nadie la tomó en cuenta) expresando que las peticiones del movimiento “noble, grande, hermoso” eran “legítimas”. Se decía que, claro, los atentados y agresiones de los “encapuchados” no estaban  bien, pero casi se insinuaba y desde luego se aceptaba que los delincuentes actuaban al margen de los organizadores de las marchas, lo que no era así. Eran de los mismos. Y, que se sepa, no hubo uno(a) solo(a) condenado por los delitos que cometieron, muchos de los cuales quedaron filmados en toda su flagrancia.

          La secuela natural de todo ello fue que el gobierno de tan benévolo juicio hacia ellos fue estruendosamente derrotado en la elección que venía y el 62% de los votantes puso el poder en manos de sus oponentes, los representantes de “la calle”, acompañados por la infaltable decoración de los Kerenskys de siempre. Nunca he compartido el argumento de que ese 62% de votos sólo eran el 24% de los ciudadanos inscritos, porque aquellos votantes constituían una “muestra” tan grande del “universo” ciudadano que estadísticamente uno puede concluir que los no votantes tenían una opinión similar a la de los que sufragaron. Entonces, la realidad es que una mayoría significativa de la ciudadanía votó por perder sus libertades. Y el gobierno elegido por esa mayoría se ha dedicado a realizar la tarea. "Y todos dicen que está bien..."

          Pues lo más grave ha sido la aquiescencia de sus opositores, que manifiestan que sí, que está bien darle más recursos al Estado, con lo cual las personas pierden una parte de la libertad de administrar su patrimonio; que sí, que está bien emplear esos recursos en una reforma educacional, sabiendo que el gobierno quiere terminar con la libertad de enseñanza; que sí, que está bien que el SERNAC pase a ser juez y parte para vigilar y sancionar a los empresarios con un enorme arsenal de facultades adicionales; que sí, que está bien que las grandes tiendas pierdan su libertad de poner término a sus tarjetas comerciales y de modificar sus comisiones, lo que constituye una fijación de precios; que sí, que está bien que haya cada vez menos libertad para que cada cual convenga un contrato de trabajo o tenga libertad para sindicalizarse o no o de ir o no a huelga o reemplazar a los huelguistas con personas que deseen trabajar.

          Todo lo que se está proponiendo es para que los chilenos seamos menos libres. Todo conduce a un mayor tamaño del patrimonio del Estado, posibilitado por gravámenes que hacen menor el patrimonio privado.

          Y el baluarte de la sociedad de libertades, la familia, se ha desmoronado y ya el 70% de los chilenos nace fuera del matrimonio, que es a su vez la base de la familia. Nos hemos convertido en un “país de huachos”, como ha escrito en “La Tercera” el historiador Alfredo Jocelyn-Holt. “Huachos” que sólo sabrán hacer lo que les enseñe el Estado, porque el antiguo “hogar familiar”, fuente de toda la primera enseñanza fundamental, que es la base de la educación formal, está dejando de existir, mientras "todos dicen que está bien...".

          Sí, la sociedad libre tiene en Chile sus días contados porque cada paso dado para privar de alguna libertad a los chilenos ha estado precedido de un coro de voces que “dijeron que estaba bien”.

sábado, 19 de julio de 2014

Este Pobre País Desmemoriado


          La verdad no deja tranquilo a este pobre país desmemoriado. Porque los extremistas de siempre (usted, yo y todos sabemos de dónde provienen) tuvieron que repetir su “hazaña” de poner una bomba en el metro, con tan mala suerte para su imagen que lo hicieron en los justos días en que se cumplía otro aniversario de su anterior bomba en el metro, en 1986, cuando el brazo armado comunista FPMR ponía explosivos en todas partes, y entre ellas ésa, que dio muerte a un pacífico pasajero.

          La coincidencia es desafortunada para la izquierda porque justamente en 1986 la actual Presidenta convivía con el vocero del FPMR que colocaba las bombas, Alex Voijcovich. Posteriormente no pocos frentistas convocaban a conferencias de prensa clandestinas, en las cuales comparecían encapuchados, asegurando que la conviviente de Voijcovich era una activa militante del Frente, donde se la conocía por su alias de “Claudia”.

          Como el país durante todos los años de gobiernos de centroizquierda se ha dedicado a ocultar la verdad y a perseguir y denostar a los militares que debieron combatir al terrorismo que colocaba bombas como las del metro, atentados como el de 1986 han sido cuidadosamente escondidos de la memoria colectiva y, por el contrario, el gobierno de Sebastián Piñera se esmeró en reforzar las mentiras históricas de la izquierda (crítica a los “cómplices pasivos”) y triplicó el número de querellas contra los uniformados que combatieron el terrorismo perpetrado por ella.

          Pero la historia discurre al margen de los intereses políticos y no se cuida de esconder lo que la corriente políticamente correcta desea mantener oculto. De modo que se ha conmemorado el aniversario del ferrocarril de Santiago a Valparaíso, que cumple su sesquicentenario, lo cual ha dado lugar a que también se recuerde la fecha, 1986, precisamente, en que debió ser interrumpido ese servicio de trenes, no sólo por su inviabilidad económica sino ante el atroz atentado que perpetró la extrema izquierda terrorista y que destruyó el puente Queronque, en la V Región, atentado que frecuentemente se le recuerda a ese ex prohombre concertacionista, ex ministro y ex senador, Carlos Ominami, a la sazón integrante del MIR, que se atribuyó el atentado.

Pues a raíz del mismo, que destruyó la doble vía ferroviaria en el lugar, se provocó después un choque frontal de trenes constitutivo de la catástrofe ferroviaria más luctuosa de la historia del país, que provocó 54 muertes y centenares de heridos.

          Como Chile ha vivido dedicado a perdonar y hasta a homenajear a terroristas autores de atentados como ésos (cerca de un millar fueron indultados, conmutados y amnistiados --sí, amnistiados de acuerdo al muy vituperado Decreto Ley de Amnistía de 1978--, al tiempo que se persigue inmisericorde e ilegalmente a los agentes de seguridad que lucharon contra los terroristas). Hay más de sesenta de aquéllos cumpliendo condena en un penal hacinado, donde ya cinco han muerto. Piñera cerró el otro en que algunos vivían pasablemente y sin hacinamiento las consecuencias de la prevaricación judicial.

Entonces ahora se trata de olvidar todo lo que inculpe a la izquierda y exculpe a las fuerzas de orden. Y la justicia de izquierda prepara un “catastro de los procesos sobre derechos humanos”, que si se dijera la verdad tal como es debería ser denominado “catastro de la Prevaricación Judicial”; pero esta iniciativa, por razones que no quedan claras en los comunicados oficiales de la Corte Suprema, ha dividido al Pleno de ésta y ha conducido a que renuncie a presidir dicho “catastro” el presidente del más alto tribunal (alto por jerarquía, no por su respeto a la Constitución y las leyes). Al parecer, hay corrientes internas que no comparten su iniciativa.

          Pero, como la verdad puede ser oficialmente ocultada pero no por eso deja de existir, en estos días se promueve la edición masiva, para poner al alcance del mayor número de chilenos, de un extracto del libro más importante publicado en 2013, “Procesos sobre Violación de Derechos Humanos: Inconstitucionalidades, Arbitrariedades e Ilegalidades”, del abogado Adolfo Paúl Latorre, que es una descarnada denuncia de los atropellos que la justicia de izquierda ha cometido y sigue cometiendo contra quienes estuvieron en la primera línea del combate al FPMR de la bomba en el metro, al MIR de la catástrofe de Queronque y a los “compañeros de tropa” cubanos que intentaron por la fuerza del terrorismo y las armas instalar un gobierno totalitario en Chile.

          La mayoría de este pobre país desmemoriado no tiene idea de lo que realmente sucedió y aplaude la persecución a quienes lo salvaron, tras haber llevado al poder a los victimarios devenidos “víctimas”, totalitarios travestidos de demócratas y agresores recalificados de agredidos y generosamente indemnizados por los jueces de izquierda.

          De todo lo cual dejo constancia hoy, una vez más, en la triste certeza de que la gran mayoría perseverará en su ignorancia histórica y consumará los disparates que el gobierno presidido por la otrora “Claudia” le propone y se ha empeñado en consagrar, para así reeditar el fracaso que tomó 17 años superar.

viernes, 18 de julio de 2014

Una Revolución Contra el Tiempo


          La Revolución está recién comenzando y ya está desilusionando a algunos de sus partidarios. Pues los verdaderos revolucionarios, como Teillier, preguntan qué está pasando, ante la evidencia de que la Reforma Tributaria, que apuntaba a la destrucción  del capitalismo en Chile, tras el consenso con la derecha se va a limitar a dejarlo manco y cortarle una mano, que los capitalistas están entregando felices, según su costumbre, con tal de salvar el brazo.

Claro, lo de la “joya más valiosa de la corona latinoamericana” ya se acabó. Nadie espera que Chile lo siga siendo. La economía libre tiene sus días contados. Ahora el Estado (“lo público”) “la lleva”. Por eso la economía general va para atrás. Menor crecimiento. Hasta el Ministro Arenas se ha dado cuenta y anticipa un 3,2% para 2014, pero va a ser menos de 3%, por supuesto. La última encuesta GDF Adimark dice que la confianza de la gente es la más baja desde 2012. La inversión enviada a evaluación ambiental ha caído en 62% en el segundo trimestre de 2014 (“El Mercurio”, 17.07.14). Cae en 35% la importación de camionetas en el primer semestre (“La Tercera”, 18.07.14).

Acá van quedando sólo dos grandes partidarios de que la Revolución siga su curso inalterada: Teillier y Piñera. El primero, porque es comunista y siempre ha estado en la naturaleza de su partido el arrasar con el capitalismo, y punto. El segundo, porque está inspirado en el sano principio de que debe repetirse el plato en 2018 y para eso nada mejor que el desastre que dejará en Chile la Revolución. Por eso sus incondicionales, como los senadores Iván Moreira y Lily Pérez, están en contra del acuerdo tributario alcanzado en el Senado, lo mismo que Teillier. Todos tienen en común la meta del desastre.

Pero todavía quedan cosas peores, como la Revolución Educacional de Eyzaguirre, que es una locura completa, porque va a gastar miles de millones de dólares en empeorar la enseñanza, haciéndola toda estatal, de acuerdo con los dictados de “la calle”, según él mismo dijo una vez (si bien se desdijo más adelante). Sin embargo, la Revolución Educacional es repudiada por los revolucionarios más extremos y que dicen representar al “movimiento social”. Entonces, esta Revolución Educacional ya tiene cinco características bien definidas: 1) Va a costar un tarro de plata; 2) Va a empeorar la enseñanza; 3) Se ha enajenado a la clase media; 4) También es repudiada por los grupos más radicales; y 5) No admite un consenso como el de la Reforma Tributaria, porque eso equivaldría a la crucifixión de Eyzaguirre y “su gordi” jamás va a permitir eso.

Por consiguiente, la “madre de todas las batallas” en la Revolución en curso, y con el mayor número de bajas, se va a dar en torno a la Reforma Educacional. Y los revolucionarios la van a perder, porque en esa instancia sí que los kerenskys se van a cambiar definitivamente de bando e inclinar la balanza. La inclinaron a favor de Allende el ’70 y en su contra el ’73. A favor de los militares el ’73 y en su contra el ’91. Llevaron a los comunistas al Congreso, primero, y al Gobierno, después, y ahora les van a frustrar a los rojos su Revolución.

Pero nada de lo anterior significa que la misma haya renunciado todavía a abrir otros frentes. Ya una kerensky, la Ministra Rincón, ha dirigido sus baterías contra el derecho de propiedad, que está directamente amenazado en el Programa Presidencial, pero de ello pocos se habían dado cuenta. El primer editorial de “El Mercurio” de hoy 18.07.14 se hace cargo de este nuevo frente, que para mí no es nuevo, pues hace tiempo dije en este blog que el principal, si es que no único, objetivo de la Reformar Constitucional y su previa Asamblea Constituyente es el derecho de propiedad, por la vía de eliminar los quórums especiales que lo protegen. Así, por simple mayoría la ídem se va a apropiar de las riquezas acumuladas por la minoría que “tira el carro” de la economía. Por supuesto, cada vez más propietarios se han dado cuenta y por eso baja la Bolsa, hay menos inversión y cunde la desconfianza. Pero otros creen que este gobierno no alcanzará a terminar con el derecho de propiedad antes de 2018 y que el desastre provocado por el resto de sus políticas llevará a que sea reemplazado por uno de signo opuesto, es decir, no revolucionario, sino moderado.

En el fondo, el mayor enemigo de la Revolución en curso será el tiempo. En ese sentido, vivimos una Revolución Contra el Tiempo.

 

martes, 15 de julio de 2014

Pobre País Equivocado

          Cuando ayer vi una entrevista en CNN al senador Ossandón, el único que se atreve a decir que es de derecha, y en ella expresó estar de acuerdo con el Gobierno en aumentar los impuestos y darle más plata al Estado para educación, ahí pensé: “Hasta aquí no más llegamos”. Si eso creen los políticos de la derecha ¿qué queda para los demás?

          Es que la izquierda los ha inducido a todos a hablar su idioma y por eso el país está como está. ¡Subir los impuestos para darle más plata a la educación estatal! Lo  dicen todos. ¡Pobre país equivocado!

          De partida, con sus anuncios tributarios el Gobierno lo único que ha logrado ha sido crear incertidumbre, disminuir el crecimiento y ¡por supuesto!, recaudar menos impuestos (ver cuántos menos en “El Mercurio”, 15.07.14, p. B5).

“Lo estás viendo, está pasando”, como dice la misma CNN. Y sin embargo lo sigues haciendo. Piñera se dedicó a subir impuestos y lo único que logró fue transformar un superávit fiscal de 0,6% del PIB en 2012 en un déficit de igual monto en 2013. Bachelet, con sus solos anuncios de todavía más impuestos, reformas laborales contrarias al capital, reforma constitucional expropiatoria, persecución a los privados a donde ve alguno que se mueve, se encamina a un déficit fiscal de 1,7% del PIB este año (misma fuente).

Cuando es el  crecimiento de “la torta” lo que permite sacar de ella pedazos más grandes, incluso para impuestos.

          Bueno, ahora con los arreglos a la Reforma Tributaria se está transformando lo que era un desastre completo en sólo un retroceso superable en cuatro años más. Tanto la Nueva Mayoría como la Alianza están divididas a este respecto. En  la primera, los revolucionarios de izquierda insisten en que se debe “avanzar sin transar” (Rossi, Navarro, Lorenzini, un kerensky devenido Altamirano) y no modificar el proyecto. En la segunda hay quienes sostienen lo mismo, y que se debe dejar que la Revolución marxista siga su curso, porque así el desastre será completo y el triunfo en 2018 quedará asegurado (si hay quienes piensan que hablar de 2018 es prematuro, lean las declaraciones de Rossi en “El Mercurio” donde acepta desde ya ser candidato presidencial para entonces). Pero, también en la Alianza, un sector mayoritario se inclina por evitar el desastre completo y ayudar al Gobierno a llevar a cabo sólo una Reforma Tributaria moderadamente perjudicial, pensando que de todas maneras será coronada por un fracaso económico e igual permitirá el triunfo opositor en 2018.

          En resumen y objetivamente, lo mejor sería que no hubiera reformas, pero un país equivocado las quiere tener de todas maneras. Con su pan se las coma.

          Pues lo más grave es que alguien de la oposición pueda siquiera pensar que la Reforma Educacional de Eyzaguirre vaya mejorar la educación, siendo que sus tres aspectos básicos conducen a empeorarla: la supresión del lucro, porque equivale a expulsar de la enseñanza a los emprendedores que busquen ganarse la vida educando y que han demostrado conseguir mejores resultados en ello que la enseñanza estatal; la supresión del copago, porque resta recursos de particulares precisamente encaminados a mejorar la instrucción de sus hijos; y el término de la selección, porque ésta es el medio idóneo para saber cuáles establecimientos son mejores. Pues si un colegio selecciona es porque enfrenta una demanda de cupos superior a su oferta, gracias a su calidad; al revés, los que no seleccionan (hoy los municipales) es porque tienen una oferta sobrada de cupos, debido al éxodo de alumnos, ya que todo apoderado que puede hacerlo retira de ellos a sus hijos, en busca de calidad. Es lo que ha sucedido en la práctica. ¿Qué nadie lo ve, cuando es evidente? ¿Qué les parecería a los chilenos que el equipo nacional de fútbol se formara sin la abominable selección y sólo por un equitativo e igualitario sorteo entre todos los que quisieran integrarlo? Yo ciertamente aspiraría a ser uno de ellos. ¿Qué le parecería a la gente que jugara yo en vez de Alexis representando a Chile, gracias al “sorteo equitativo e igualitario”? ¡Sería un seleccionado chileno tanto menos “segregado” y más “inclusivo”! Pero nunca más iríamos a un Mundial. Eso pretenden hacerle a la educación.

          Entonces, el país está muy perdido. Completamente equivocado. Persigue con mayores impuestos a los que producen y recibe menos ingresos debido al clima negativo que eso genera. Y afirma que los mayores recursos derivados de aquella persecución tributaria (recursos que no existen ni van a existir) deberán ser destinados a suprimir el lucro, el copago y la selección, para que haya educación de calidad, siendo que esos tres factores precisamente mejoran la calidad y sin ellos va a empeorar. Y hasta un senador de derecha aparece apoyando conceptualmente el doble disparate.


          ¡Pobre país equivocado! No tiene remedio. Está condenado a aprender a golpes. O a pronunciamientos.

domingo, 13 de julio de 2014

La Primera Víctima de la Revolución en Curso

¿Vale la pena seguirle dando vueltas al curso de la Revolución? No, más aún si todos se preocupan sólo de algunos aspectos menos graves de ella.

En la economía, la revolucionaria Michelle 2.0 ha dado paso a la más moderada Michelle 3.0 (no tan moderada como la Michelle 1.0 de 2006-10, con Andrés Velasco de factótum, pero por lo menos ahora algo alarmada de las consecuencias de su propia revolución). Entonces, la Reforma Tributaria pasa a ser, de desastrosa, a sólo perjudicial; y tenemos a todo el mundo respirando aliviado y a los empresarios jugando su acostumbrado papel de dejarse cortar la mano para salvar el brazo.

Un freno similar a la Reforma Educacional se torna inminente, siendo el ejemplo de los patines lo que convenció a todo el mundo de que el disparate era demasiado grande y había que optar por otro menor. Y ése será el paso siguiente.

Y, en fin, la Reforma Constitucional ya se ha transformado en un mero anuncio de una propuesta que estará redactada para 2018, cuando “ya habrá pajaritos nuevos” y, como antes he predicho, asumirá otro gobierno de signo opuesto al actual. Eso puede darse por seguro.

Personalmente, entonces, más que de todo eso estoy preocupado del estado moral del país. Exponente del mismo es un fallo de la Corte de Apelaciones de Santiago, en sala integrada por las ministras Teresa Figueroa y Gloria Solís y el abogado Ángel Cruchaga, que ha confirmado otro del ministro en Visita Miguel Vásquez, condenando a cinco años y un día de presidio al oficial retirado de la Armada Jorge Osses Novoa porque, siendo teniente, el 5 de octubre de 1973, y cumpliendo una orden superior, detuvo al funcionario de CELADE Fernando Olivares Mori y lo condujo al Ministerio de Defensa Nacional. Fue todo lo que hizo.

Y el ministro en visita y los de la corte concuerdan en que el teniente Osses sólo detuvo a Olivares y lo trasladó al Ministerio, entregándolo ahí. Y por esa conducta perfectamente lícita le imponen cinco años y un día de presidio como autor de un “secuestro calificado”. ¿Le importa al país que esté preso un oficial (r) inocente? Nada.

Eso es lo verdaderamente más grave de lo que sucede hoy en Chile.

Los sentenciadores ilegales añaden que (y aquí está, por supuesto, “la madre del cordero”), por tratarse de un “delito de lesa humanidad”, el Estado debe pagar una indemnización de 800 millones de pesos a la familia del detenido.

Lo más notable de este fallo es que los jueces confiesan estar conscientes de que no existe el “secuestro” por el cual condenan a Osses, como que afirman: “Han pasado más de cuarenta años y el condenado nunca tuvo la curiosidad de averiguar lo sucedido con Olivares Mori”. Pero ¿no lo están condenando por mantenerlo “secuestrado”? Es decir. SABEN que el delito NO EXISTIÓ. Y sin embargo, lo condenan. ¿Cabe mayor inmoralidad?

Por supuesto, la cadena de la prevaricación que cometen (delito de los jueces al fallar contra ley expresa, sancionado por el art.223 del Código Penal con inhabilitación perpetua y presidio o reclusión menores) es mucho más grave y extendida que eso, pues:

1)    Desconocen la prescripción;
2)    Desconocen la amnistía;
3)    Condenan a un ex agente del Estado por “secuestro”, delito que sólo puede ser cometido por particulares, según el Código Penal; y siendo que los mismos jueces reconocen en su fallo que Osses se limitó a “trasladar al detenido”, lo que reafirma que fue una “detención” transitoria y no un “secuestro” permanente;
4)    Afirman que “las causas por delitos de lesa humanidad son imprescriptibles”, siendo que tales delitos sólo fueron tipificados en Chile en 2009, al aprobarse el Tratado de Roma que los establece, y en cuyo art. 24 se dice expresamente que sus normas no pueden aplicarse a hechos anteriores a su vigencia; además, nuestra Constitución garantiza que “ningún delito se castigará con otra pena que la señalada por una ley promulgada con anterioridad a su perpetración”.

Desde la época de los jueces nazis (que no sólo condenaban por razones políticas sino que insultaban a los procesados) que no se veía tribunales, como los chilenos actuales, que añadieran a la prevaricación el insulto. Lo hacen los tres ministros de la Corte de Apelaciones en el caso Osses y dirigen a éste las siguientes invectivas en su fallo de 9 de julio último: “… a lo anteriormente señalado debe agregarse que el condenado, aunque muy joven, era oficial de la Armada de Chile, es decir, no se trataba de un marinero haciendo su servicio militar. Se trataba de un engranaje de la institución  naval (…) finalmente señalar que su participación se limitó a trasladar al detenido, hoy desaparecido, desde el lugar en que ese trabajaba hasta el Ministerio de Defensa, y desde ahí no haber sabido nada de él, a juicio de estos sentenciadores es una excusa inaceptable para un oficial, más aún cuando denota un desprecio absoluto por el destino de un ser humano. Han pasado más de cuarenta años de aquellos episodios y el condenado nunca tuvo la curiosidad de averiguar lo sucedido con Olivares Mori y mucho menos colaborar para cerrar una herida nacional”.

          Los propios ministros sentenciadores reconocen, entonces, que no es verdad lo del secuestro hasta hoy por el cual condenan a Osses, y lo vituperan por no preocuparse del destino del detenido, del cual él, por otro lado, no tenía por qué saber más, tras cumplir la misión de trasladarlo y entregarlo, sobre todo en un período en que había una lucha armada (entre el 11.09 y el 31.12 de 1973 murieron 301 personas a manos de la extrema izquierda, según la Comisión Rettig y su continuadora la Comisión Nacional de Reparación y Reconciliación).

          El país se preocupa de que se estén gestando una tributación, una educación y una Constitución  con visos totalitarios, mientras dentro de él opera una Justicia no sólo con visos, sino de actuar completamente totalitario, para la cual de nada valen la Verdad de los Hechos, el Mandato de las Leyes, el Sentido de la Equidad ni los Derechos Fundamentales de las Personas, sino que todos esos valores son avasallados por la sed de venganza política.

El caso del oficial (r) Osses Novoa es sólo uno entre muchos, pero prueba que siempre la primera víctima de toda Revolución de izquierda, como la que está en curso, es el Estado de Derecho y su componente fundamental: el derecho humano a un debido proceso.

Éste está siendo crónica e impunemente atropellado en el Chile actual por la justicia de izquierda, pero todo el mundo está preocupado de otras cosas. “Primero les fue desconocido a los militares, pero yo no era militar…”


jueves, 10 de julio de 2014

"Enter Michelle 3.0..."

          …como dice Shakespeare en sus piezas teatrales. Pues yo venía sosteniendo en este blog que Michelle 2.0 es completamente distinta de la de su primer gobierno, Michelle 1.0, y que, atendiendo a los anhelos más profundos de su ser revolucionario, los mismos que la llevaron a marginarse de la Concertación a fines de los ’80 y adherir al PAIS de los comunistas, ahora que llegó al poder en brazos del 62% de los que fueron a votar se sintió con fuerzas para dar expresión a ese, su sentir más genuino. Así, se puso a la cabeza de la Revolución UP 2.0, que no dejará títere con cabeza y completará el legado de Allende y de su Revolución UP 1.0, eso sí que ahora sin los grupos armados que aquél prohijó y pagando indemnizaciones a quienes antes eran despojados sin compensación alguna.

          Esta interpretación mía era coherente con todos los anuncios programáticos de Michelle 2.0 y, por tanto, llegué a sentirme un fiel intérprete de la realidad, hasta que ahora ha irrumpido inesperadamente en la escena política, casi sin anuncio previo, Michelle 3.0, devenida Reina de los Consensos, haciendo concesiones impensadas y llenando con oleadas de felicidad a centenares de miles de empresarios privados pequeños y medianos que, como ha dicho su representante más activo, Juan Pablo Swett, con la Nueva Reforma Tributaria Consensuada ¡van a quedar mejor que antes! Desde luego, recibirán un alivio o bono extra que ni se soñaban: 60 días más para enterar el IVA retenido por ellos y que hasta ahora deben abonar al fisco antes de 30 días aunque el verdadero deudor del tributo no les haya pagado la factura.

          ¿Qué empresario iba a pensar en quedar mejor con la Reforma? Ninguno, pero Michelle 3.0, la nueva Hada Madrina de las PYMES lo ha hecho posible para esa enorme mayoría de los que facturan menos de dos mil 400 millones de pesos anuales.

          Por supuesto, los grandes empresarios que facturan más no están contentos. Esto es malo para el país porque son ellos los que “tiran el carro” del crecimiento y pueden apretar una tecla y llevarse capitales a lugares más acogedores, como la isla Jersey, donde tiene depósitos nuestro reciente visitante Plácido Domingo, según dice el diario de hoy. Pero si bien les han subido el impuesto a 27%, les han abierto alternativas de ahorro para eludir parcialmente el Global Complementario y pagar menos del 35% a que parecían condenados. En todo caso, a estas alturas ¿a quién le importa un rábano el crecimiento del país?

          Y el Ministro Arenas, que hace tan poco creía que, por fin, tenía a los capitalistas mordiendo el polvo, lo que se reflejaba en un semblante satisfecho, ha debido ahora someterse a que siga existiendo un FUT, si bien de sólo el 65% del anterior. Un FUTITO, como lo llama el intransigente Lorenzini (DC), que, dejando de ser un vulgar Kerensky, ha terminado convertido en un Marat denunciador de los girondinos moderados como Lagos Weber y Montes. De ninguna manera insinúo siquiera remotamente que una Carlota Corday chilena deba darle su merecido.

          Y si bien Arenas había dicho que no permitiría que le tocaran “el corazón” a la Reforma, en definitiva, como ha expresado el economista Bernardo Fontaine, a raíz del consenso alcanzado no sólo se lo han tocado, sino que se lo han trasplantado.

          En fin, la derecha observa desde su tumba cómo ha obtenido una “derrota honrosa” cuando ya no esperaba nada desde su particular  Más Allá, y con mucha gracia se somete a algo tan terrible como “La Decisión de Sophie”, al decir del economista José Ramón Valente: elegir una entre dos posibilidades atroces, para evitar que sobrevengan ambas.

          Es el consenso, el venerado consenso que, como decía Margaret Thatcher (que nunca se sometió a ninguno y por eso la llamaban “la Dama de Hierro”) “es el proceso de abandonar todas las creencias, principios, valores y políticas y, por tanto, se trata de algo en lo cual nadie cree y nadie objeta”. Veremos a dónde nos lleva el alcanzado esta vez.

martes, 8 de julio de 2014

El Hermano Mayor Sabe Más Que Usted

          El libro “1984”, de George Orwell, trata de un estado totalitario. Es una novela de los años ’40, pero se está tornando actual entre nosotros, porque se refiere a un país al cual Chile se está pareciendo cada vez más. Ambos están gobernados por “Big Brother”, el Hermano Mayor, que sabe mucho mejor que los ciudadanos lo que éstos necesitan o desean.

Cada cierto tiempo o en ocasiones especiales (por ejemplo, a los 40 años del “11”), todos los medios de comunicación controlados por el Hermano Mayor deben desatar un “minuto de odio”  contra el Enemigo Público Número Uno, llamado Emmanuel Goldstein en la obra. En Chile no es necesario decir cómo se llama. Fue un malvado que les dio toda clase de libertades nocivas a los chilenos para elegir su propio destino personal. Se le culpa a él y a su “modelo” de todos los males, crímenes y simples delitos imaginables y todos corean insultos contra su persona. Los que se atreven a defenderlo son agredidos en las calles por los partidarios del Hermano Mayor.

Y entonces el Hermano Mayor ahora no quiere que las personas como usted vendan o compren libremente medicamentos. Está preparando un “Reglamento de la Ley de Fármacos” para que la gente los venda y compre como él quiere. Él sabe mejor.

          El Subsecretario de Salud ha dicho que, con ese fin, se evitará asociar la compra de medicamentos con tarjetas comerciales del retail y de las farmacias: “los remedios no pueden ser tratados como un bien de consumo”. ¡Van a prohibir su venta a precios rebajados, porque la gente compraría más! Nadie sabía que los remedios baratos son un mal social. El Hermano Mayor cree que la gente no es capaz de decidir por sí misma cuántos ingerir. Porque él sabe, pero usted no.

“La idea –dice el Subsecretario—es que los pacientes no digan ‘voy a aprovechar de comprar este medicamento porque está en oferta y con mi tarjeta lo puedo adquirir a menor precio’”. (“La Segunda”, 8 de julio, p. 6) ¿Entiendes? ¿Sabes cómo se llama eso? Socialismo. Su leit motiv, como escribí hace un par de días: “¡Es la libertad, estúpido!” Odian la iniciativa privada. Tanto que marginaron a las empresas particulares del programa “Elige Vivir Sano”. ¿Le irán a cambiar el nombre a “El Gobierno Elige Cómo Tú Debes Vivir Sano”?

Consejo: siempre que le oiga decir al Hermano Mayor o a alguno de sus agentes que un bien o servicio que usted necesita “no es un bien de consumo”, póngase a temblar: le va a costar más caro o va a escasear o tendrá peor calidad, y perderá su libertad de producirlo o adquirirlo. El Hermano Mayor y sus esbirros creen saber mucho mejor que usted cuáles son sus necesidades. Aunque sus dictámenes sean disparatados, él siempre tiene la razón.

Cuando en la Unión Soviética los planificadores cumplían rigurosamente el plan de fabricar un millón de zapatos, lo propagaban a todo el mundo y éste aplaudía, no importaba que fueran sólo del pie izquierdo. Eso nunca fue culpa del Hermano Mayor, sino de algún saboteador actuando a las órdenes de Emmanuel Goldstein.

Y, por favor, al enterarse del nuevo plan sobre los remedios, no diga “no me importa, porque yo no tomo remedios”. Acuérdese del pastor Niemöller, bajo otro gobierno totalitario, cuando decía: “Persiguieron a los judíos, pero no me importó, porque yo no era judío…” 

domingo, 6 de julio de 2014

"¡Es la Libertad, Estúpido!"

          La primera vez que fue elegido Bill Clinton, en 1992, se hizo famosa una exclamación de un jefe de su campaña presidencial, acerca del tema en que ella debía centrarse, atendidas las circunstancias del momento y empleando toda la sutileza propia del carácter norteamericano: “It’s the economy, stupid!” (“¡Es la economía, estúpido!”)

         Hoy los chilenos estamos soportando la Revolución UP 2.0, que pretende no dejar títere con cabeza y hacer realidad esa aspiración socialista española de cuando la izquierda llegó al poder en los ’80, anunciando, con toda la sutileza propia del carácter español, que después de su gobierno al país “¡no lo va a reconocer ni la p… de su madre!”

Hoy Michelle 2.0 (que es muy distinta de Michelle 1.0, pero es la “verdadera Michelle”, la que en 1989 militaba en el conglomerado comunista PAIS y no en la Concertación, y tocaba guitarra con un entonces miembro de las Juventudes Comunistas llamado Nicolás Eyzaguirre), quiere hacer un gobierno como el que ella siempre soñó. Como el que siempre creyó que debía hacerse, realmente revolucionario y no transaccional como el que le fuera impuesto la otra vez por esos barones socialistas aburguesados y socialdemócratas, a cuyas ideas intolerablemente moderadas Nicolás y ella debieron someterse resignadamente. Incluso ambos se resignaron a recibir “sobres con billetes” de gastos reservados como sobresueldos. Claro, después Longueira se preocupó de que esto último fuera olvidado y perdonado, pues para los únicos que no hay perdón ni olvido en Chile es para los militares.

Dije más arriba que ahora no va a quedar títere con cabeza porque se está revolucionando todo: la enseñanza, los impuestos, los contratos de trabajo, las leyes electorales, las tarjetas de crédito de las tiendas, la modalidad de venta de viviendas, la negociación colectiva, los sindicatos, los RUTS de las empresas, el salario mínimo, las relaciones de los abogados y contadores con sus clientes y hasta los derechos individuales, porque vendrá otra Constitución que puede derogar todos aquellos que desagraden o limiten al Estado. Todavía “la calle” no los ha precisado.

 “¡Es la libertad, estúpido!” Te la están quitando en todas partes. Empezando por la Araucanía, donde pobre de ti si tienes tierras y, si te quedas, hasta te pueden quemar o, si tienes suerte, sólo te quemarán tu casa, tu maquinaria o tu 4 x 4.

¿Querías ganarte la vida enseñando? Tampoco podrás, pues eso es lucro o selección o copago. Y te prohíben enseñar bien: tienes que enseñar mal. Ya te lo dijo Eyzaguirre: “primero tengo que bajar al otro de los patines”. “El otro” es el que enseñarías tú.

¿Quieres contratar tu trabajo libremente? No puedes, está regulado, quedaste fuera de mercado y tienes que trabajar por tu cuenta. Sobre todo si eres persona de poca educación y preparación, porque tu libertad de empleo ha sido adicionalmente cercenada, al alzarse más el salario mínimo, bajo el cual nadie puede ocuparse. Tú feliz trabajarías por menos. ¿Sabes cuál es el desempleo de las personas más pobres y sin calificación? Es 41,5%, porque la izquierda les prohíbe pactar libremente una remuneración. ¿Cómo no va a haber desigualdad si el socialismo priva a los más pobres de la posibilidad de trabajar?

¿Quieres vender tu casa, porque se ha valorizado? Venga para acá el 35% del mayor precio. ¿Te molestaba trabajar para el fisco hasta abril, cuando podías librarte del global complementario si reinvertías todo? Eso se acabó y ahora trabajarás para el fisco hasta agosto, pues la reinversión también tributa, y pagarás impuestos hasta por plata “atribuida” que no vas a recibir.

¿Quieres ir a clases? No puedes, tu colegio está tomado. ¿Quieres cambiar a tus hijos a otro que no se tomen? Todos van a ser estatales, es decir, “tomables”.

¿Quieres fundar una universidad? Eso era antes, cuando gobernaba Pinochet. Ahora sólo las fundará el Estado. Las privadas se defienden a duras penas de ser intervenidas.

¿Dividiste tu empresa porque las exigencias sindicales te pusieron al borde de la quiebra? Vas a tener que reunificarla, porque se prohíbe el otro RUT con el cual contratabas más libremente y te salvaste de la quiebra.

¿Quieres que tu empresa produzca cuando te están queriendo obligar a paralizar mediante una huelga? No vas a poder, porque te prohibirán reemplazar a los huelguistas.

¿Eres abogado o contador y tu cliente querría que le dijeras cómo pagar menos impuestos? Dedícate a otra cosa, porque hacer eso será delito tributario.

Por ahora eres libre de viajar al exterior, pero nadie olvida que la UP 1.0 también restringió los viajes, fijó una “cuota de dólares” y te exigió dejar acá un fiador para responder por ti ante el Estado. Claro, te tengo otra profesión: poner bombas. Si te dedicas a eso en Chile puedes estar seguro de que serás libre y no te va a pasar nada.

“¡Es la libertad, estúpido!” Todas las medidas del gobierno se dirigen a privar de alguna libertad a los chilenos. Estaba en el programa de Michelle 2.0 y el 62% de los que votó lo hizo por eso. Y están recién comenzando a aplicarlo.


jueves, 3 de julio de 2014

El Estado de la Revolución UP 2.0

          Los chilenos no se han dado cuenta de la Revolución UP 2.0 porque rara vez la mayoría se da cuenta de algo. Sólo cayeron en la cuenta de la Revolución UP 1.0 cuando casi era demasiado tarde, y en su desesperación ante el inminente destino marxista-leninista tuvieron que irles a tirar granos de trigo a los antejardines de los militares y éstos entonces (en mala hora para ellos, y si no entiende por qué pregunte en Punta Peuco y en otros recintos donde están presos a lo largo del país) salvaron a Chile, lo reconstruyeron, modernizaron y convirtieron en “la joya más preciada de la corona latinoamericana” (Clinton).

          Claro, la actual Revolución UP 2.0 tiene dos grandes diferencias con la 1.0: primera, que esta vez y por ahora no se va hacer mediante la violencia armada comunista-socialista-MAPU-IC de la otra vez ni con “los compañeros de tropa” cubanos del general de la Guardia; es verdad que todos sabemos que los comunistas tienen sus armas escondidas “por si las moscas”, como confesó Luis Corvalán, pero sólo las sacan excepcionalmente, como cuando a mí me dispararon con un M 16 en San Alfonso del Mar hace tres años y, tal vez por la falta de práctica, no me dieron; y segunda, que si bien igual la UP 2.0 va a ir expropiando tierras, establecimientos y propiedades privadas, lo hace y hará pagando, como lo estamos viendo en el anuncio de estatización de colegios del revolucionario Eyzaguirre y las confiscaciones de fundos en la Araucanía del revolucionario Huenchumilla. En este último territorio los agricultores están siendo privados de sus fundos pero, si antes no han perecido quemados, los entregan y se van de ellos enjugándose las lágrimas con billetes por mil doscientos millones de pesos, como el centenares de veces asaltado y amenazado René Urban. “Las penas con pan son menos”, reza la sabiduría popular.

          Pues la actual UP 2.0 ha descubierto la piedra filosofal: les paga a los privados con la plata que les extrae a ellos mismos y extraerá mediante más impuestos. Así está obrando en la Araucanía y pronto lo hará en la educación y en las otras estatizaciones de la Revolución UP 2.0, que son, de acuerdo a lo que nos han anticipado o pide “la calle”, las de los derechos de aprovechamiento de agua, las de los buses del Transantiago, como lo pide la coordinadora comunista que encabeza el paro de buses de esta fecha y todas las demás que sobrevengan después de que la asamblea constituyente cambie la constitución “por las buenas o por las malas”, de manera que se pueda expropiar cualquier cosa por mayoría simple (ése es el único fin real de la reforma  constitucional de la Revolución en curso). 

         A todo esto, se vuelve a dar el caso de que los comunistas formen parte de un gobierno y a la vez azucen a las masas contra él, como lo vimos en el referido paro del Transantiago, cosa que no sucedía desde que González Videla los llevó a su ministerio en 1946. Ello lo obligó a ponerlos fuera de la ley, cuando se cercioró de que estaban tratando de derrocarlo (Ley de Defensa de la Democracia).

          Es todo lo que deseo comentar por ahora sobre el proceso revolucionario en curso y para mantener la continuidad de esta bitácora del Gobierno de Bachelet 2.0, que al cabo de sus cuatro años dará lugar a una edición de 700 páginas tal como la que, espero, desde el martes próximo estará a disposición del público sobre los cuatro años anteriores, bajo el título de “El Gobierno de Piñera”, en las mejores librerías. 

martes, 1 de julio de 2014

Piñera y el Dinero del Culto

          Hace meses anuncié el comienzo de la campaña presidencial para las elecciones de 2017 por parte de un “candidato natural”, llamado a surgir desde las cenizas de país, que quedarán tras el desastre de la Segunda Revolución Marxista Chilena en curso. Nunca ha habido una revolución marxista exitosa y la actual reedición de la chilena de 1973 no será la excepción. Hasta los Kerenskys que, otra vez, le han pavimentado el camino, se están dando cuenta.

Pues bien, el “candidato natural” para cosechar la marea de votos que desearán escapar del desastre en 2017 es Sebastián Piñera, pues si bien carece de ideas, tiene los recursos, estos últimos provenientes de su enorme fortuna. Él generosamente está dispuesto a ponerla a disposición del culto que profesa, que es el del enaltecimiento de sí mismo y del logro de sus más caras y siempre ilimitadas ambiciones.

Cada vez más derechistas, entre los cuales me cuento, decimos que Piñera “primero pasará sobre nuestro cadáver” antes de volver a ser Presidente. Pero él se apresta precisamente a hacer eso, a pasar sobre nuestro cadáver, porque la derecha está perfectamente muerta, tanto que hasta la lloran caracterizados adversarios, como Osvaldo Andrade y Carlos Peña. Y, más aún, está desconectada del respirador artificial que la mantenía con una vida aparente, dada por los espasmos del aire que se le insuflaba artificialmente a su cadáver. Su desconexión final la perpetró el mismo Piñera cuando tomó entre sus manos la bandera comunista de los derechos humanos, proclamó a la derecha como “cómplice pasiva” de su violación sistemática bajo el Gobierno Militar y desterró a los presos políticos uniformados más conspicuos desde un penal pasablemente digno en que los mantenía la Concertación a uno hacinado y lejano, acto de traslado presidido por la bandera de la hoz y el martillo izada sobre el portón del penal Cordillera con el beneplácito de la autoridad, que así esperaba (y consiguió) remontar en las encuestas de popularidad. 

La elección de diciembre certificó la condena moral de la derecha por parte de la sociedad y su definitiva defunción (pero no la de sus ideas, que sólo quedaron sin nadie que las defendiera).

No obstante tal deceso, Piñera se ha ensañado con el cadáver de su víctima, pulverizando al propio partido del cual formó parte, que él presidió y que lo proclamó candidato presidencial en 2008. Un resto náufrago de RN denominado "Amplitud", escindido a obvias instancias de Piñera, ya ofrece sus votos a la revolución marxista para aprobar los demoledores proyectos de ésta. Otro ente no menos piñerista denominado “Avanza Chile” recorre el país para cerciorarse de que no quede célula derechista viva y para poner a las que todavía den señales de existencia al servicio del culto de su jefe.

“Avanza Chile” es tan antinómico con RN que en  ”La Tercera” de hoy se da cuenta de la renuncia al partido de quien fuera Intendente de Valparaíso bajo el gobierno anterior, Raúl Celis, y de su ex jefa de gabinete, para trabajar por el ex Presidente. Acusan a RN de reticencia a sumarse al mismo culto.

Entretanto, la directiva de RN aparece acudiendo patéticamente a La Moneda para trabajar en iniciativas comunes al servicio de la actual revolución en curso, haciendo recordar los tiempos en que el mismo Piñera, siendo presidente de la misma RN, acudía a La Moneda cargado de carpetas con propuestas de cogobierno para Ricardo Lagos, todo lo cual condujo en su tiempo, paradójicamente, al gran fortalecimiento electoral de la UDI, que se limitó a no renunciar en esa época a las ideas de derecha, como finalmente terminó haciéndolo al ponerse al servicio de las ambiciones y del régimen del propio Piñera y pereciendo en el intento.

El resumen de la situación es que el país está a la venta, y barato, porque, en ausencia de sus grandes reservas morales, la derecha y las fuerzas armadas, que remediaron el primer desastre unipopulista, ahora no hay más postores. Entretanto el segundo desastre viene y parece inevitable, como es fácil saber con sólo leer los proyectos que impulsa la revolución marxista. Y nos pillan ya sin defensas.

Habiendo en la subasta un solo interesado con mucha plata y dispuesto a pagar, y tantos dispuestos a venderse, el desenlace está claro y, como dicen los economistas, “el resto es álgebra”.