El entrenador de Colo Colo chocó a otro vehículo y, como manejaba con su licencia vencida y eso lo privaba de su derecho al seguro de accidentes, con mucho sentido práctico llamó a su mujer para que acudiera al lugar y dijera que ella iba conduciendo, versión que acogieron tres carabineros que se presentaron a controlar la situación. Pero cámaras del tránsito delataron la verdad del episodio de manera irrefutable. El entrenador finalmente la confesó y, como consecuencia, los tres funcionarios policiales que habían acogido su versión fueron exonerados. No faltan voces moralistas señalando que el entrenador debe seguir la misma suerte.
Es que Chile es un país esencialmente ético, dicen, y debemos ser rigurosos para preservarlo en esa condición.
¿Es así? Hace poco más de dos años el controlador de Colo Colo hizo convocar a la prensa y los canales de TV a Cerro Castillo para que presenciaran su despegue al mando del helicóptero de su propiedad y se lo dieran a conocer al país. Todos vimos la impecable maniobra en el noticiero nocturno, con la figura del controlador en los mandos, y muchos deben haber quedado admirados de sus habilidades aéreas y su intrepidez.
Varias horas después su helicóptero descendía impremeditadamente en un camino sureño. El piloto puso pie en tierra preguntando a los viandantes en qué lugar se encontraba, pues había debido aterrizar de emergencia debido a que se le había agotado el combustible y había perdido el rumbo. En los noticieros de la noche apareció expresando (cito de memoria): "Me vine piloteando por la costa el helicóptero Robinson 127". En el lugar se hicieron presentes también carabineros, que dejaron, es de suponer, constancia de los hechos. Claro, éstos daban cuenta de que el controlador de Colo Colo había cometido variadas infracciones, como la de no respetar su plan de vuelo, no precaver el agotamiento del combustible y aterrizar en un lugar no previamente autorizado.
Pero, sorprendentemente, nada de eso tuvo consecuencias para él. Fue la persona que le acompañaba en el helicóptero la sancionada por las infracciones, pese a que todos vimos y el controlador corroboró que había sido él el piloto. Pero "la verdad judicial" fue otra y prevaleció. Lo que todos vimos no valió de nada.
Pero todo fue superado y nadie tuvo que explicar cosa alguna. Al club del controlador no le incomodó en lo más mínimo que éste hubiera sido flagrantemente sorprendido faltando a la verdad o, en caso de que no hubiera sido así y hubiera estado diciéndola, que otra persona del todo inocente hubiera debido asumir sus culpas y las consecuencias de las infracciones cometidas por él.
Por supuesto, los necesariamente contradictorios partes policiales generados por las cambiantes versiones de los hechos no tuvieron consecuencia alguna para el personal policial que los redactó en un sentido y otro. Y todo el mundo se dio por satifecho con el desenlace, hoy ampliamente olvidado y, por tanto, amnistiado ("amnestia"= olvido.)
¿Por qué en el caso del entrenador el desenlace debería ser diferente? ¿Por qué el juicio acerca de unas "desviaciones de la verdad" debería ser más severo que en el de las otras? ¿Por qué el parte policial que acoge una versión falsa da lugar, en un caso, a la exoneración de los policías que lo emiten, y en el otro no?
Si Chile fuera un país anglosajón, seguramente no se aceptaría que esas preguntas quedaran sin respuesta; pero como no lo es, podemos dejarlas tranquilamente así, sabiendo que nada incómodo va a suceder.
viernes, 30 de noviembre de 2012
miércoles, 28 de noviembre de 2012
¡Por Favor, No Seamos Tan Frescos!
Cuando Sebastián está en apuros o quiere remontar en las encuestas, llama a los ex Presidentes a La Moneda. Ahora que está tomándose en terreno la encuesta CEP, la única que queda este año tras el descalabro (por stress) de la GFK-Adimark, Sebastián leyó en el diario que la Corte de La Haya se sentó en el derecho y le dio a Nicaragua un mar que no le correspondía. ¡Quiere decir que a Chile, que tiene toda la razón legal en el conflicto con el Perú, le puede suceder lo mismo! Sería la peor cosa para Sebastián desde que metió mano en la ANFP y el resultado fue la salida de Bielsa. Más grave aún, pues entonces estaba alto en las encuestas y se vino abajo, mientras ahora está ya bajo. ¿Hasta dónde puede caer?
En Palacio las campanas tocaron a rebato y su ocupante convocó a todos los ex Presidentes. Sólo "ella" no pudo venir. Es que tiene olfato y sabe que, si la llama La Moneda, no es para nada que le convenga. En efecto, la foto de los cuatro sólo sirve para hacerles compartir potenciales culpas futuras. Si los jueces de La Haya actúan como la mayoría de sus similares chilenos y desconocen las leyes y los tratados, dándole al Perú cualquier cosa, eso puede resultar peor que lo de Bielsa y entonces es preferible que los responsables sean cuatro, en lugar de sólo uno.
Lo malo es que, como país, tenemos tan poca autoridad moral. Pues somos uno en que los jueces sistemáticamente desconocen, precisamente, lo que pedimos se nos reconozca ahora: el tenor de las leyes expresas. ¿Con qué cara les pedimos a los de La Haya que hagan lo contrario de lo que se acostumbra acá?.
En marzo de 2005 el Decano de Derecho de la Universidad Finis Terrae, Miguel Schweitzer, escribía en "El Mercurio" que el sustento del Estado de Derecho tenía cuatro bases: la certeza jurídica, representada por la cosa juzgada y la prescripción; la legalidad, es decir, que ningún delito puede ser castigado si no ha sido descrito y penado por una ley dictada antes de la perpetración del hecho; la irretroactividad de la ley penal, salvo que una ley nueva sea más favorable al reo; y, cuarto, la presunción de inocencia, el principio "in dubio pro reo". El Decano decía: "Pues bien, todos, y repito, todos estos principios básicos del derecho han sido abandonados en algunos casos que actualmente se tramitan en nuestros tribunales".
Y como conclusión, demandaba de la Corte Suprema que, en uso de su mandato constitucional, rescatara "la correcta interpretación y aplicación de los principios básicos en que se fundamenta el Estado de Derecho".
Nadie objetó los argumentos del Decano, pero la Corte Suprema no hizo nada de lo que éste le demandaba. Y nadie más dijo nada, ni el Colegio de Abogados, ni las Facultades de Derecho, ni el Instituto de Chile ni la Academia Chilena de Ciencias Políticas y Morales ni el Gobierno ni el Congreso Nacional. Nadie, salvo uno que otro columnista aislado.
Una voz autorizada y docta proclamaba ante el país que principios legales básicos habían sido abandonados, y al país no le importaba nada. Y no le importaba nada por una razón práctica evidente: el abuso se estaba cometiendo a costa de unos centenares de chilenos que forman parte de las instituciones más débiles de la república, a las cuales cualquiera puede atropellar. Sus miembros carecen del más elemental de los derechos: el de que las leyes rijan para ellos.
¿Y ustedes me quieren decir que una nación de ese nivel de inconsecuencia, cinismo y arbitrariedad, con esa tremenda falta de autoridad jurídica y moral, puede seriamente impetrar ahora de un tribunal internacional que sea riguroso y aplique estrictamente la legalidad?
Por favor, seamos más recatados, salvo que estemos buscando el máximo galardón de cinismo internacional.
En Palacio las campanas tocaron a rebato y su ocupante convocó a todos los ex Presidentes. Sólo "ella" no pudo venir. Es que tiene olfato y sabe que, si la llama La Moneda, no es para nada que le convenga. En efecto, la foto de los cuatro sólo sirve para hacerles compartir potenciales culpas futuras. Si los jueces de La Haya actúan como la mayoría de sus similares chilenos y desconocen las leyes y los tratados, dándole al Perú cualquier cosa, eso puede resultar peor que lo de Bielsa y entonces es preferible que los responsables sean cuatro, en lugar de sólo uno.
Lo malo es que, como país, tenemos tan poca autoridad moral. Pues somos uno en que los jueces sistemáticamente desconocen, precisamente, lo que pedimos se nos reconozca ahora: el tenor de las leyes expresas. ¿Con qué cara les pedimos a los de La Haya que hagan lo contrario de lo que se acostumbra acá?.
En marzo de 2005 el Decano de Derecho de la Universidad Finis Terrae, Miguel Schweitzer, escribía en "El Mercurio" que el sustento del Estado de Derecho tenía cuatro bases: la certeza jurídica, representada por la cosa juzgada y la prescripción; la legalidad, es decir, que ningún delito puede ser castigado si no ha sido descrito y penado por una ley dictada antes de la perpetración del hecho; la irretroactividad de la ley penal, salvo que una ley nueva sea más favorable al reo; y, cuarto, la presunción de inocencia, el principio "in dubio pro reo". El Decano decía: "Pues bien, todos, y repito, todos estos principios básicos del derecho han sido abandonados en algunos casos que actualmente se tramitan en nuestros tribunales".
Y como conclusión, demandaba de la Corte Suprema que, en uso de su mandato constitucional, rescatara "la correcta interpretación y aplicación de los principios básicos en que se fundamenta el Estado de Derecho".
Nadie objetó los argumentos del Decano, pero la Corte Suprema no hizo nada de lo que éste le demandaba. Y nadie más dijo nada, ni el Colegio de Abogados, ni las Facultades de Derecho, ni el Instituto de Chile ni la Academia Chilena de Ciencias Políticas y Morales ni el Gobierno ni el Congreso Nacional. Nadie, salvo uno que otro columnista aislado.
Una voz autorizada y docta proclamaba ante el país que principios legales básicos habían sido abandonados, y al país no le importaba nada. Y no le importaba nada por una razón práctica evidente: el abuso se estaba cometiendo a costa de unos centenares de chilenos que forman parte de las instituciones más débiles de la república, a las cuales cualquiera puede atropellar. Sus miembros carecen del más elemental de los derechos: el de que las leyes rijan para ellos.
¿Y ustedes me quieren decir que una nación de ese nivel de inconsecuencia, cinismo y arbitrariedad, con esa tremenda falta de autoridad jurídica y moral, puede seriamente impetrar ahora de un tribunal internacional que sea riguroso y aplique estrictamente la legalidad?
Por favor, seamos más recatados, salvo que estemos buscando el máximo galardón de cinismo internacional.
lunes, 26 de noviembre de 2012
El Estado es Así
El escándalo de las compras con sobreprecio de los densímetros y fibroscopios para el Plan Frontera Norte va a ser barrido bajo la alfombra por la poderosa razón de que "están todos metidos en eso". Los sobreprecios venían pagándose desde los anteriores gobiernos de la Concertación. Entonces los señores políticos se reúnen y uno de ellos les plantea a los demás: "¿Qué prefieren ustedes, que caigamos todos o que no caiga nadie? En votación". Entonces votan y el resultado es ¡sorpresa! unánime: que no caiga nadie. Fin del episodio de los densímetros y fibroscopios.
¿Pasó algo cuando, a comienzos de los '90, un inspector de la Contraloría comprobó sobreprecios en la compra de aulas tecnológicas y otras especies a la empresa de un socialista español, por Ricardo Lagos, entonces Ministro de Educación? Nada. Pese a las denuncias de los diputados "Pérez y Pérez" y a las columnas que dediqué al asunto. La única cosecuencia, que yo sepa, fue que algunos amigos personales de Ricardo Lagos me quitaron el saludo. (Pero él no).
¿Cómo iba a pasar algo, si el Estado está para eso, para que los que puedan se aprovechen de él, porque es de todos y, por tanto, no es de nadie, no tiene dueño?
Ahora han descubierto que algunos encargados de la acreditación de las universidades recibían pagos de las entidades que debían acreditar. ¡Pero cómo no los iban a recibir, si estaban todos los incentivos puestos para que hubiera cobros y pagos! El funcionario de la agencia estatal tiene un incentivo para ser muy exigente, porque así su visto bueno es más valioso. Y para la universidad es indispensable la acreditación, de modo que tiene un incentivo poderoso para "captar" al acreditador.
Chilenos, convénzanse: el Estado ES así, porque no tiene dueño. Nosotros, los dueños teóricos, no tenemos idea de la cantidad de vericuetos, escondrijos y meandros del aparato estatal, por los cuales los más vivos se llevan plata para la casa sin una causa real y necesaria. Por eso la (verdadera) derecha quiere que el Estado sea lo más pequeño posible y que todas las cosas tengan dueño, pues cuando lo hay, éste se preocupa de que no le roben.
Hoy leí una interesante columna del economista Javier Fenzalida en "Estrategia" donde prueba que todas las regulaciones estatales vigentes para poder comprar y vender bienes raíces les cuestan a los compradores y vendedores de los mismos unos dos mil millones de dólares al año, es decir, el doble de lo que recaudará la reforma tributaria más reciente del Presidente "tax-happy" que tenemos. Pero si hubiera un completo sistema informático de la propiedad raíz, ese costo podría eliminarse con un click de computador. Claro, estamos a años luz de que eso pueda suceder, porque los compradores y vendedores de inmuebles no tienen lobby y, en cambio, los abogados, corredores de propiedades, notarios y conservadores que recaudan esos dos mil millones de dólares al año sí. Usted, entonces, puede esperar sentado en la puerta de su ruca a que en Chile se ponga en vigencia un moderno sistema computacional de bienes raíces.
Lo malo es que el Estado se ha metido en todas partes. Y lo peor es que a los chilenos les gusta, porque, como he señalado en algún blog anterior, en la mochila de todo compatriota va siempre algún proyecto socialista que quiere realizar. No tenemos mentalidad de hombres libres.
Hace años fui a sacar la revisión técnica de la moto con side-car que entonces tenía. Cuando estaba colocándola, tras haber pagado unos dos mil pesos que costaba la revisión, vi que una "mirada UP" se clavaba en mí. Con los años de circo que tengo, ya la detecto inmediatamente. Lo malo era que provenía del encargado de la revisión. "¡Humo visible!", me gritó antes de examinar la moto: "¡rechazado!". No era cierto, porque era nueva. Pero supe que no tenía caso. Ya había pagado, y el rechazo no era causa de devolución. Le conté al que me la vendió y me dijo: "Dame cinco mil pesos y ven mañana a buscar la revisión". Así la obtuve. El Estado y el mercado se entendieron armoniosamente, supongo.
A este respecto, hay un libro sensacional del profesor Claudio Véliz, que debería ser lectura obligada de Ciencias Sociales en la Enseñanza Media. Él lo publicó en inglés hace años y ahora ha llegado traducido a Chile: se titula "Los Dos Mundos del Nuevo Mundo". Es genial. Lo estoy terminando y he concluido que Claudio se radicó en Australia porque, con sus ideas, acá los socialistas le podrían haber ido a apedrear la casa.
De cuando en cuando vemos "la punta del iceberg", como en estos días, pero no tenemos idea de la cantidad de filtraciones, vericuetos, escondrijos y meandros por donde los que "saben" y los que "pueden" se llevan para su casa la plata estatal. Y nosotros, mirando la punta del iceberg, donde han pillado a unos pocos, creemos que en el resto de la enorme mole sumergida está todo lo demás bien. ¡Benditos seamos!.
¿Pasó algo cuando, a comienzos de los '90, un inspector de la Contraloría comprobó sobreprecios en la compra de aulas tecnológicas y otras especies a la empresa de un socialista español, por Ricardo Lagos, entonces Ministro de Educación? Nada. Pese a las denuncias de los diputados "Pérez y Pérez" y a las columnas que dediqué al asunto. La única cosecuencia, que yo sepa, fue que algunos amigos personales de Ricardo Lagos me quitaron el saludo. (Pero él no).
¿Cómo iba a pasar algo, si el Estado está para eso, para que los que puedan se aprovechen de él, porque es de todos y, por tanto, no es de nadie, no tiene dueño?
Ahora han descubierto que algunos encargados de la acreditación de las universidades recibían pagos de las entidades que debían acreditar. ¡Pero cómo no los iban a recibir, si estaban todos los incentivos puestos para que hubiera cobros y pagos! El funcionario de la agencia estatal tiene un incentivo para ser muy exigente, porque así su visto bueno es más valioso. Y para la universidad es indispensable la acreditación, de modo que tiene un incentivo poderoso para "captar" al acreditador.
Chilenos, convénzanse: el Estado ES así, porque no tiene dueño. Nosotros, los dueños teóricos, no tenemos idea de la cantidad de vericuetos, escondrijos y meandros del aparato estatal, por los cuales los más vivos se llevan plata para la casa sin una causa real y necesaria. Por eso la (verdadera) derecha quiere que el Estado sea lo más pequeño posible y que todas las cosas tengan dueño, pues cuando lo hay, éste se preocupa de que no le roben.
Hoy leí una interesante columna del economista Javier Fenzalida en "Estrategia" donde prueba que todas las regulaciones estatales vigentes para poder comprar y vender bienes raíces les cuestan a los compradores y vendedores de los mismos unos dos mil millones de dólares al año, es decir, el doble de lo que recaudará la reforma tributaria más reciente del Presidente "tax-happy" que tenemos. Pero si hubiera un completo sistema informático de la propiedad raíz, ese costo podría eliminarse con un click de computador. Claro, estamos a años luz de que eso pueda suceder, porque los compradores y vendedores de inmuebles no tienen lobby y, en cambio, los abogados, corredores de propiedades, notarios y conservadores que recaudan esos dos mil millones de dólares al año sí. Usted, entonces, puede esperar sentado en la puerta de su ruca a que en Chile se ponga en vigencia un moderno sistema computacional de bienes raíces.
Lo malo es que el Estado se ha metido en todas partes. Y lo peor es que a los chilenos les gusta, porque, como he señalado en algún blog anterior, en la mochila de todo compatriota va siempre algún proyecto socialista que quiere realizar. No tenemos mentalidad de hombres libres.
Hace años fui a sacar la revisión técnica de la moto con side-car que entonces tenía. Cuando estaba colocándola, tras haber pagado unos dos mil pesos que costaba la revisión, vi que una "mirada UP" se clavaba en mí. Con los años de circo que tengo, ya la detecto inmediatamente. Lo malo era que provenía del encargado de la revisión. "¡Humo visible!", me gritó antes de examinar la moto: "¡rechazado!". No era cierto, porque era nueva. Pero supe que no tenía caso. Ya había pagado, y el rechazo no era causa de devolución. Le conté al que me la vendió y me dijo: "Dame cinco mil pesos y ven mañana a buscar la revisión". Así la obtuve. El Estado y el mercado se entendieron armoniosamente, supongo.
A este respecto, hay un libro sensacional del profesor Claudio Véliz, que debería ser lectura obligada de Ciencias Sociales en la Enseñanza Media. Él lo publicó en inglés hace años y ahora ha llegado traducido a Chile: se titula "Los Dos Mundos del Nuevo Mundo". Es genial. Lo estoy terminando y he concluido que Claudio se radicó en Australia porque, con sus ideas, acá los socialistas le podrían haber ido a apedrear la casa.
De cuando en cuando vemos "la punta del iceberg", como en estos días, pero no tenemos idea de la cantidad de filtraciones, vericuetos, escondrijos y meandros por donde los que "saben" y los que "pueden" se llevan para su casa la plata estatal. Y nosotros, mirando la punta del iceberg, donde han pillado a unos pocos, creemos que en el resto de la enorme mole sumergida está todo lo demás bien. ¡Benditos seamos!.
viernes, 23 de noviembre de 2012
La Derecha en Busca de sus Principios
Es una ironía que en el torneo de los think tanks de derecha celebrado hoy, el discurso inaugural e inspirador haya sido del Presidente que ha gobernado sistemáticamente “abrazando las banderas de la Concertación”, como confesó hace dos años que tenía la intención de hacerlo su brazo derecho, Rodrigo Hinzpeter (aficionado, además, decidoramente, a posar bajo retrato de Salvador Allende que se conserva en el Ministerio del Interior).
¿Qué inspiración para la derecha puede brindar un Presidente que ha venido dando cada vez más señales de izquierdismo y añadiendo poder al Estado, a través de la creación de nuevos entes públicos de todo nivel; que ha perseguido más que su antecesora izquierdista a los uniformados que combatieron el extremismo de esa tendencia; que ha aumentado los impuestos más que ella, traspasando cada año recursos adicionales del sector privado al estatal, los cuales han resentido la rentabilidad de las empresas y las ha hecho perder valor bursátil; que ha mantenido rigurosamente la institucionalidad cómplice de la extrema izquierda en materia de derechos humanos (a un costo fiscal exorbitante) y hasta manifestando todos los signos exteriores de los gobiernos de izquierda, como las invitaciones a actos oficiales de artistas como Los Jaivas, Illapu y similares, inaugurando salas conmemorativas en el Palacio Presidencial de literatos de izquierda? ¿Qué ha tenido de derecha o centroderecha este gobierno? Tan poco que ya ni siquiera los izquierdistas suelen denominarlo así.
Hoy día mismo ha hecho causa común con su ¡Director mirista! (otro símbolo decidor) del Servicio Médico Legal, en un acto más propio del MIR que de un gobierno de orden, pues fue una manifestación callejera de resistencia a la policía y de apoyo a un patólogo rebelado contra el cumplimiento por carabineros de la orden judicial de arresto derivada de su rebeldía a presentarse ante el juez que lo requería.
Demás está volver a comentar la colaboración del gobierno con el Partido Comunista para celebrar el centenario de la colectividad que ha, justamente, hecho valer su presencia entre la Humanidad con cien millones de muertos.
El sentido de autoridad, pilar básico del pensamiento de derecha, se ha perdido casi completamente bajo el actual régimen. Nunca antes (salvo tal vez durante la UP y en algún momento de la administración Bachelet) se había faltado tan gravemente el respeto a Carabineros, que son el símbolo de la autoridad en el país. El espectáculo de terroristas callejeros y revoltosos rurales insultándolos y agrediéndolos impunemente se ha hecho ya habitual.
Se añade a lo anterior el escarnio de una dictadura judicial de izquierda que genera cada vez más presos políticos uniformados (r) y no suscita siquiera un gesto ni una palabra de parte del gobernante que, como candidato, se comprometió a velar por el debido proceso a su respecto.
La unidad del país, otro principio esencial del pensamiento de derecha, está amenazada por el compromiso presidencial de engendrar una supuesta “autonomía mapuche”, que, según se dice, sería materia de un proyecto próximo a proponerse. El así llamado “conflicto mapuche” es lo primero, pero no lo segundo, pues no es del pueblo mapuche con la chilenidad (de la cual es parte esencial), sino un alzamiento políticamente generado y con raíces en el extranjero, que jamás pudo haber alcanzado los niveles actuales si hubiera habido un régimen dispuesto a hacer valer la fuerza de la ley.
El conflicto educacional también reveló otro rasgo del Gobierno por completo ajeno al pensamiento de derecha, que se funda en la libertad de enseñanza. Pues aquél no sólo no fue capaz de defender la legalidad durante la algarada estudiantil comunista del año pasado, que quedó impune, sino que asumió los principios de la izquierda, según los cuales la solución educacional consiste en más Estado y más impuestos. Esta es otra receta fracasada de la Concertación, que ha multiplicado por diez, en términos reales, el gasto público en educación, desde 1990, sin mejorar la calidad de ésta.
Todo el mundo sabe que este gobierno no tiene nada qué enseñarle a la derecha. Hasta su propio embajador en París reconoce hoy, en declaración de prensa, que “Piñera era más izquierdista que Frei Ruiz-Tagle”, cuando concursaban juntos en la DC, si bien el embajador critica los absurdos esfuerzos de izquierdización del segundo que pueden haber cambiado esa situación relativa.
Al último lugar, pues, donde la derecha debería acudir en busca de inspiración para una futura acción de gobierno debería ser a La Moneda actual.
¿Qué inspiración para la derecha puede brindar un Presidente que ha venido dando cada vez más señales de izquierdismo y añadiendo poder al Estado, a través de la creación de nuevos entes públicos de todo nivel; que ha perseguido más que su antecesora izquierdista a los uniformados que combatieron el extremismo de esa tendencia; que ha aumentado los impuestos más que ella, traspasando cada año recursos adicionales del sector privado al estatal, los cuales han resentido la rentabilidad de las empresas y las ha hecho perder valor bursátil; que ha mantenido rigurosamente la institucionalidad cómplice de la extrema izquierda en materia de derechos humanos (a un costo fiscal exorbitante) y hasta manifestando todos los signos exteriores de los gobiernos de izquierda, como las invitaciones a actos oficiales de artistas como Los Jaivas, Illapu y similares, inaugurando salas conmemorativas en el Palacio Presidencial de literatos de izquierda? ¿Qué ha tenido de derecha o centroderecha este gobierno? Tan poco que ya ni siquiera los izquierdistas suelen denominarlo así.
Hoy día mismo ha hecho causa común con su ¡Director mirista! (otro símbolo decidor) del Servicio Médico Legal, en un acto más propio del MIR que de un gobierno de orden, pues fue una manifestación callejera de resistencia a la policía y de apoyo a un patólogo rebelado contra el cumplimiento por carabineros de la orden judicial de arresto derivada de su rebeldía a presentarse ante el juez que lo requería.
Demás está volver a comentar la colaboración del gobierno con el Partido Comunista para celebrar el centenario de la colectividad que ha, justamente, hecho valer su presencia entre la Humanidad con cien millones de muertos.
El sentido de autoridad, pilar básico del pensamiento de derecha, se ha perdido casi completamente bajo el actual régimen. Nunca antes (salvo tal vez durante la UP y en algún momento de la administración Bachelet) se había faltado tan gravemente el respeto a Carabineros, que son el símbolo de la autoridad en el país. El espectáculo de terroristas callejeros y revoltosos rurales insultándolos y agrediéndolos impunemente se ha hecho ya habitual.
Se añade a lo anterior el escarnio de una dictadura judicial de izquierda que genera cada vez más presos políticos uniformados (r) y no suscita siquiera un gesto ni una palabra de parte del gobernante que, como candidato, se comprometió a velar por el debido proceso a su respecto.
La unidad del país, otro principio esencial del pensamiento de derecha, está amenazada por el compromiso presidencial de engendrar una supuesta “autonomía mapuche”, que, según se dice, sería materia de un proyecto próximo a proponerse. El así llamado “conflicto mapuche” es lo primero, pero no lo segundo, pues no es del pueblo mapuche con la chilenidad (de la cual es parte esencial), sino un alzamiento políticamente generado y con raíces en el extranjero, que jamás pudo haber alcanzado los niveles actuales si hubiera habido un régimen dispuesto a hacer valer la fuerza de la ley.
El conflicto educacional también reveló otro rasgo del Gobierno por completo ajeno al pensamiento de derecha, que se funda en la libertad de enseñanza. Pues aquél no sólo no fue capaz de defender la legalidad durante la algarada estudiantil comunista del año pasado, que quedó impune, sino que asumió los principios de la izquierda, según los cuales la solución educacional consiste en más Estado y más impuestos. Esta es otra receta fracasada de la Concertación, que ha multiplicado por diez, en términos reales, el gasto público en educación, desde 1990, sin mejorar la calidad de ésta.
Todo el mundo sabe que este gobierno no tiene nada qué enseñarle a la derecha. Hasta su propio embajador en París reconoce hoy, en declaración de prensa, que “Piñera era más izquierdista que Frei Ruiz-Tagle”, cuando concursaban juntos en la DC, si bien el embajador critica los absurdos esfuerzos de izquierdización del segundo que pueden haber cambiado esa situación relativa.
Al último lugar, pues, donde la derecha debería acudir en busca de inspiración para una futura acción de gobierno debería ser a La Moneda actual.
miércoles, 21 de noviembre de 2012
Mejor Vendamos el País
Uno de los "chilenos de antes" con mayor penetración para descubrir el verdadero sino del "alma nacional" fue el músico Acario Cotapos, quien en los años cuarenta lanzó la siguiente sabia, realista y ventajosa proposición: "¿Por qué no les vendemos Chile a los norteamericanos y nos compramos una cosa más chiquitita y más cerca de París?" Ahí nos dedicaríamos a la política y a los otros pasatiempos que verdaderamente nos gustan.
Cuarenta años antes de eso el historiador Francisco Antonio Encina había escrito "Nuestra Inferioridad Económica", donde, en trescientas páginas, procuraba explicar que el retraso y subdesarrollo nacionales se debían a que los chilenos no cultivábamos los hábitos apropiados para alcanzar el bienestar general.
Hoy día dos publicaciones de prensa vienen a corroborar el acierto de la proposición de Cotapos y el fundamento del postulado de Encina. Se trata de la carta del abogado Hernán Corral Talciani, en "El Mercurio", relativa a la institucionalización por ley del "día de" las más diferentes cosas, y del editorial del diario elogiando las elecciones primarias, consagradas por ley, con el respaldo de la unanimidad de los partidos políticos.
Corral Talciani se refiere a un proyecto que declara el 21 de octubre como fecha oficial del "descubrimiento de Chile", y a la "verdadera plaga parlamentaria" de proyectos declaratorios del "día nacional" de algo. Sólo este año se han dictado, afirma, leyes consagrando el "día nacional" del niño o niña prematuros y del trabajador ferroviario; pero, añade, hay muchos más en camino, como el "día" del suplementero, de la democracia, de la pesca artesanal, del dirigente vecinal, de la diversidad, de la esperanza, de las cooperativas, del enfermo, del trabajador radial, del auditor radial, de las personas de edad, de la familia (mientras otras leyes la destruyen), de la ciencia y tecnología, de los pueblos originarios, del que está por nacer y del adoptado, de los ejecutados políticos, del trabajador forestal, de las regiones, del recolector de residuos sólidos domiciliarios, de la dueña de casa y "cómo no, el día del Congreso Nacional".
El primer editorial del diario, a su turno, elogia la ley que establece elecciones primarias voluntarias y vinculantes. Sin esta ley cualquiera podía ser candidato a un cargo público, sin otras trabas que las consagradas ya antes por otras leyes y que dan ventaja a los partidos políticos por sobre las personas independientes, "barrera a la entrada" que es inconstitucional y que sería bueno derribar. Pero no, la ley de primarias lo que ha hecho es oficializar un mecanismo que les permite a los partidos, los oligopolistas de la política, evitar una incómoda competencia entre sí, para reducir el número de candidatos a cargos de elección popular. Antes los partidos o grupos que libremente quisieran hacer primarias para designar candidatos podían hacerlas (y de hecho las hacían), pero debían pagar su costo. Ahora, los partidos han trasladado ese costo a hombros de los contribuyentes (costo "no menor", como dicen ahora, pues se ha calculado en quince mil millones de pesos en un año electoral como 2013).
Lo importante es que ni el "día de" lo que fuere ni "las primarias" agregan un solo punto al PIB chileno; pero sí las segundas le restarán algo al ingreso personal disponible de todos los chilenos. Y si se declaran feriados todos aquéllos ya va a ser difícil encontrar a un habitante del país trabajando alguna vez.
Con la dictación de tales leyes, Chile no producirá una sola papa, tonelada de cobre o unidad de prestaciones comerciales o financieras más de los que produce hoy día. Se trata sólo de "divertimentos", de "preciosismos" improductivos de una clase política sobrerremunerada (ochenta ingresos mínimos, por lo bajo) y ociosa, cuyo quehacer se ha extralimitado ya de tal manera que nos tiene al borde de quedarnos sin energía suficiente para producir normalmente, llenando al país de reglamentaciones y exigencias burocráticas que impiden poner en marcha proyectos generadores y nos obligan a pagar un sobreprecio por la energía existente. Esto amenaza el futuro crecimiento y disminuye el ingreso real de los chilenos.
Podríamos perfectamente venderle el país, sin nosotros y nuestras veintitantas mil leyes, por supuesto, a gente productiva y eficiente, que se dedicara a otras cosas más útiles, como hacer rendir los muchos recursos de que el territorio dispone. Estoy cierto de que, en ese caso, obtendríamos un enorme pago, que nos permitiría a los chilenos comprar "algo más chiquitito y más cerca de París".
Allí viviríamos celebrando "el día de" todo, hablando, escribiendo y discutiendo constantemente de política, con elecciones primarias, secundarias y terciarias a cada rato, que consumieran la totalidad de nuestro tiempo disponible, sin necesidad de incomodarnos en trabajar en ninguna de esas cosas prosaicas y aburridas que el cruel destino ha hecho necesarias para vivir.
Cuarenta años antes de eso el historiador Francisco Antonio Encina había escrito "Nuestra Inferioridad Económica", donde, en trescientas páginas, procuraba explicar que el retraso y subdesarrollo nacionales se debían a que los chilenos no cultivábamos los hábitos apropiados para alcanzar el bienestar general.
Hoy día dos publicaciones de prensa vienen a corroborar el acierto de la proposición de Cotapos y el fundamento del postulado de Encina. Se trata de la carta del abogado Hernán Corral Talciani, en "El Mercurio", relativa a la institucionalización por ley del "día de" las más diferentes cosas, y del editorial del diario elogiando las elecciones primarias, consagradas por ley, con el respaldo de la unanimidad de los partidos políticos.
Corral Talciani se refiere a un proyecto que declara el 21 de octubre como fecha oficial del "descubrimiento de Chile", y a la "verdadera plaga parlamentaria" de proyectos declaratorios del "día nacional" de algo. Sólo este año se han dictado, afirma, leyes consagrando el "día nacional" del niño o niña prematuros y del trabajador ferroviario; pero, añade, hay muchos más en camino, como el "día" del suplementero, de la democracia, de la pesca artesanal, del dirigente vecinal, de la diversidad, de la esperanza, de las cooperativas, del enfermo, del trabajador radial, del auditor radial, de las personas de edad, de la familia (mientras otras leyes la destruyen), de la ciencia y tecnología, de los pueblos originarios, del que está por nacer y del adoptado, de los ejecutados políticos, del trabajador forestal, de las regiones, del recolector de residuos sólidos domiciliarios, de la dueña de casa y "cómo no, el día del Congreso Nacional".
El primer editorial del diario, a su turno, elogia la ley que establece elecciones primarias voluntarias y vinculantes. Sin esta ley cualquiera podía ser candidato a un cargo público, sin otras trabas que las consagradas ya antes por otras leyes y que dan ventaja a los partidos políticos por sobre las personas independientes, "barrera a la entrada" que es inconstitucional y que sería bueno derribar. Pero no, la ley de primarias lo que ha hecho es oficializar un mecanismo que les permite a los partidos, los oligopolistas de la política, evitar una incómoda competencia entre sí, para reducir el número de candidatos a cargos de elección popular. Antes los partidos o grupos que libremente quisieran hacer primarias para designar candidatos podían hacerlas (y de hecho las hacían), pero debían pagar su costo. Ahora, los partidos han trasladado ese costo a hombros de los contribuyentes (costo "no menor", como dicen ahora, pues se ha calculado en quince mil millones de pesos en un año electoral como 2013).
Lo importante es que ni el "día de" lo que fuere ni "las primarias" agregan un solo punto al PIB chileno; pero sí las segundas le restarán algo al ingreso personal disponible de todos los chilenos. Y si se declaran feriados todos aquéllos ya va a ser difícil encontrar a un habitante del país trabajando alguna vez.
Con la dictación de tales leyes, Chile no producirá una sola papa, tonelada de cobre o unidad de prestaciones comerciales o financieras más de los que produce hoy día. Se trata sólo de "divertimentos", de "preciosismos" improductivos de una clase política sobrerremunerada (ochenta ingresos mínimos, por lo bajo) y ociosa, cuyo quehacer se ha extralimitado ya de tal manera que nos tiene al borde de quedarnos sin energía suficiente para producir normalmente, llenando al país de reglamentaciones y exigencias burocráticas que impiden poner en marcha proyectos generadores y nos obligan a pagar un sobreprecio por la energía existente. Esto amenaza el futuro crecimiento y disminuye el ingreso real de los chilenos.
Podríamos perfectamente venderle el país, sin nosotros y nuestras veintitantas mil leyes, por supuesto, a gente productiva y eficiente, que se dedicara a otras cosas más útiles, como hacer rendir los muchos recursos de que el territorio dispone. Estoy cierto de que, en ese caso, obtendríamos un enorme pago, que nos permitiría a los chilenos comprar "algo más chiquitito y más cerca de París".
Allí viviríamos celebrando "el día de" todo, hablando, escribiendo y discutiendo constantemente de política, con elecciones primarias, secundarias y terciarias a cada rato, que consumieran la totalidad de nuestro tiempo disponible, sin necesidad de incomodarnos en trabajar en ninguna de esas cosas prosaicas y aburridas que el cruel destino ha hecho necesarias para vivir.
lunes, 19 de noviembre de 2012
Querido Vicepresidente
Primero que nada te felicito por el alto aunque transitorio cargo que ocupas. Por unos días estás viviendo lo mejor de ambos mundos. Disfrutas de todas las ventajas del poder sin sufrir ninguno de los inconvenientes. Lo más agradable es mandarnos a todos sin haber tenido que prometernos nada.
Decidí escribirte porque el sábado en el diario vi que recibiste en La Moneda a Guillermo Teillier, el jefe comunista. Eso revela mucha grandeza de tu parte, porque, sabidamente, eres un “arrepentido” y, sin embargo, ni Teillier ni ningún comunista jamás se han arrepentido de nada. ¡Qué generosa amplitud de criterio para acoger a los que son diferentes!
De la información se desprende que en el diálogo no tuvieron ni un sí ni un no, porque accediste ante el PC a quitarle la urgencia a la Ley Hinzpeter, que no es del agrado de los comunistas, pese a que el mismo Hinzpeter no aplicó la Ley Antiterrorista cuando correspondía hacerlo y hasta llegó a prohibir transitoriamente que Carabineros empleara gas lacrimógeno durante las algaradas rojas. Bueno “entre bueyes no hay cornadas”. Estoy seguro de que Guillermo Teillier valoriza eso y te considera uno de los suyos, aunque él nunca se haya arrepentido de nada, lo cual es bastante notable tratándose del ex jefe militar de un partido que organizó un grupo armado terrorista que ocasionó muchas víctimas. ¿Te acuerdas de esas tres páginas de “El Mercurio”, en 1986, que ustedes, los que eran gobierno entonces, publicaron en conmemoración de 47 uniformados caídos a manos de asesinos del MIR y del FPMR? ¡Qué grandeza has tenido para olvidar y perdonar todo eso!
Entiendo que accediste a prestarle al Partido Comunista el Estadio Nacional para celebrar el 8 de diciembre los cien años de la colectividad. Es un gesto generoso, porque de otro modo deberían haber pagado el respectivo arriendo, como lo hacen otras instituciones que utilizan el estadio, pero tú has accedido a cederlo gratuitamente, tal como tu mismo gobierno entrega, sin exigir pago, otros inmuebles al mismo partido, como uno de la avenida Vicuña Mackenna.
Ese centenario es una fecha memorable, que todo el mundo va tener muy presente por la significativa coincidencia que representa: el partido benemérito va a completar ese mismo día un año por cada millón de muertos que su actividad ha causado a la Humanidad.
Pero para todo eso hay perdón y olvido. Sabemos que ésa es una regla que este gobierno respeta escrupulosamente, con una enorme excepción que no es de buen gusto mentar en una carta amistosa como ésta.
Podemos tener la tranquilidad de que ninguna “funa” conspirará contra la realización de esa conmemoración histórica. Te prometo preocuparme de que los hermanos Widow y el hijo de uno de ellos, que sufrieron, respectivamente, una quebradura de nariz, un extenso corte en la cara y el dislocamiento de una pierna cuando los rojos los torturaron a lo largo de cinco cuadras, al sorprenderlos yendo a la exhibición del documental sobre Pinochet, estén estrechamente vigilados en el centenario del benemérito Partido, el 8 de diciembre, para que no se les vaya a ocurrir tomarse revancha.
Ese día, casualmente, termina el Mes de María, que yo rezo diariamente y, no me vas a creer, siempre me acuerdo mucho de los comunistas en esa parte de la oración final en que le pedimos a la Virgen “que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error”. Pues accedió a ello y en 1989 la verdadera patria de las tinieblas del error, la verdadera patria de tu amigo Guillermo, la URSS, se vino abajo con todo. Siempre que recé eso, por tantos años, yo pensaba en la Unión Soviética y sus satélites esclavos y no tenía mayor esperanza de que alcanzaría a ver durante mi existencia su liberación. Y, sin embargo, la he visto. Perdona este intervalo de emoción. Y te diré que no pierdo la esperanza de ver también a Cuba Libre, porque los dos Castro tienen tanta más edad que yo que, sin desearles la muerte ni mucho menos, creo probable que me antecedan en la llegada al Purgatorio, pues el Infierno no se lo deseo a nadie.
Supongo que en el acto aniversario del estadio se leerán versos de insignes poetas comunistas, como la “Oda a Stalin” de Pablo Neruda y el estremecedor panegírico al mismo Padrecito José que escribió Volodia Teitelboim cuando el gran hombre murió. Poema transido de pena y ostensiblemente escrito entre estertores de dolor, sobre un papel que se podía adivinar mojado por las lágrimas. Siempre que leo esas líneas de Volodia me conmuevo.
Estoy seguro de que a Sebastián le va a encantar la idea de que acudan a La Moneda los visitantes comunistas del extranjero para ver dónde Allende se pegó el balazo con la AK-47 que le regaló Fidel como inspiración para su trabajo de gobernante. En efecto, vendrán comunistas de todo el mundo, a quienes tú prometiste acoger amablemente. No temas, pues no hay nada que le agrade más a Sebastián que retratarse con comunistas. Ha convidado varias veces a La Moneda al trío de diputados que la DC le regaló al histórico partido rojo (como tantas otras cosas, entre ellas el gobierno, en 1970).
Pero dile a Sebastián que por favor no hable en el estadio el 8 de diciembre. Yo sé que es “piérdeteuna” y va a querer hacerlo, pero adviértele que los comunistas son unos malagradecidos. Ya lo han apodado “Dios”, porque, dicen, está en todas partes y nadie lo puede ver. ¡Así le pagan por darles en el gusto en todo y hasta tener un mirista en el Instituto Médico Legal para inventar crímenes de los militares!
Bueno, Andrés, estruja estas últimas horas como Vicepresidente y que seas muy feliz. Piensa que ese título, que lucirás todavía por algunas horas más, ya no te lo quitará nadie. Siempre que te nombren en lo sucesivo van a decir “ex Vicepresidente de la República”, además de "arrepentido", por supuesto.
Son cosas que marcan para toda la vida. Recibe mi cordial saludo, desde el otro lado de la barricada, naturalmente, pues yo soy y seré siempre un “agradecido”.
Decidí escribirte porque el sábado en el diario vi que recibiste en La Moneda a Guillermo Teillier, el jefe comunista. Eso revela mucha grandeza de tu parte, porque, sabidamente, eres un “arrepentido” y, sin embargo, ni Teillier ni ningún comunista jamás se han arrepentido de nada. ¡Qué generosa amplitud de criterio para acoger a los que son diferentes!
De la información se desprende que en el diálogo no tuvieron ni un sí ni un no, porque accediste ante el PC a quitarle la urgencia a la Ley Hinzpeter, que no es del agrado de los comunistas, pese a que el mismo Hinzpeter no aplicó la Ley Antiterrorista cuando correspondía hacerlo y hasta llegó a prohibir transitoriamente que Carabineros empleara gas lacrimógeno durante las algaradas rojas. Bueno “entre bueyes no hay cornadas”. Estoy seguro de que Guillermo Teillier valoriza eso y te considera uno de los suyos, aunque él nunca se haya arrepentido de nada, lo cual es bastante notable tratándose del ex jefe militar de un partido que organizó un grupo armado terrorista que ocasionó muchas víctimas. ¿Te acuerdas de esas tres páginas de “El Mercurio”, en 1986, que ustedes, los que eran gobierno entonces, publicaron en conmemoración de 47 uniformados caídos a manos de asesinos del MIR y del FPMR? ¡Qué grandeza has tenido para olvidar y perdonar todo eso!
Entiendo que accediste a prestarle al Partido Comunista el Estadio Nacional para celebrar el 8 de diciembre los cien años de la colectividad. Es un gesto generoso, porque de otro modo deberían haber pagado el respectivo arriendo, como lo hacen otras instituciones que utilizan el estadio, pero tú has accedido a cederlo gratuitamente, tal como tu mismo gobierno entrega, sin exigir pago, otros inmuebles al mismo partido, como uno de la avenida Vicuña Mackenna.
Ese centenario es una fecha memorable, que todo el mundo va tener muy presente por la significativa coincidencia que representa: el partido benemérito va a completar ese mismo día un año por cada millón de muertos que su actividad ha causado a la Humanidad.
Pero para todo eso hay perdón y olvido. Sabemos que ésa es una regla que este gobierno respeta escrupulosamente, con una enorme excepción que no es de buen gusto mentar en una carta amistosa como ésta.
Podemos tener la tranquilidad de que ninguna “funa” conspirará contra la realización de esa conmemoración histórica. Te prometo preocuparme de que los hermanos Widow y el hijo de uno de ellos, que sufrieron, respectivamente, una quebradura de nariz, un extenso corte en la cara y el dislocamiento de una pierna cuando los rojos los torturaron a lo largo de cinco cuadras, al sorprenderlos yendo a la exhibición del documental sobre Pinochet, estén estrechamente vigilados en el centenario del benemérito Partido, el 8 de diciembre, para que no se les vaya a ocurrir tomarse revancha.
Ese día, casualmente, termina el Mes de María, que yo rezo diariamente y, no me vas a creer, siempre me acuerdo mucho de los comunistas en esa parte de la oración final en que le pedimos a la Virgen “que haga lucir con nuevo esplendor la luz de la fe sobre los infortunados pueblos que gimen por tanto tiempo en las tinieblas del error”. Pues accedió a ello y en 1989 la verdadera patria de las tinieblas del error, la verdadera patria de tu amigo Guillermo, la URSS, se vino abajo con todo. Siempre que recé eso, por tantos años, yo pensaba en la Unión Soviética y sus satélites esclavos y no tenía mayor esperanza de que alcanzaría a ver durante mi existencia su liberación. Y, sin embargo, la he visto. Perdona este intervalo de emoción. Y te diré que no pierdo la esperanza de ver también a Cuba Libre, porque los dos Castro tienen tanta más edad que yo que, sin desearles la muerte ni mucho menos, creo probable que me antecedan en la llegada al Purgatorio, pues el Infierno no se lo deseo a nadie.
Supongo que en el acto aniversario del estadio se leerán versos de insignes poetas comunistas, como la “Oda a Stalin” de Pablo Neruda y el estremecedor panegírico al mismo Padrecito José que escribió Volodia Teitelboim cuando el gran hombre murió. Poema transido de pena y ostensiblemente escrito entre estertores de dolor, sobre un papel que se podía adivinar mojado por las lágrimas. Siempre que leo esas líneas de Volodia me conmuevo.
Estoy seguro de que a Sebastián le va a encantar la idea de que acudan a La Moneda los visitantes comunistas del extranjero para ver dónde Allende se pegó el balazo con la AK-47 que le regaló Fidel como inspiración para su trabajo de gobernante. En efecto, vendrán comunistas de todo el mundo, a quienes tú prometiste acoger amablemente. No temas, pues no hay nada que le agrade más a Sebastián que retratarse con comunistas. Ha convidado varias veces a La Moneda al trío de diputados que la DC le regaló al histórico partido rojo (como tantas otras cosas, entre ellas el gobierno, en 1970).
Pero dile a Sebastián que por favor no hable en el estadio el 8 de diciembre. Yo sé que es “piérdeteuna” y va a querer hacerlo, pero adviértele que los comunistas son unos malagradecidos. Ya lo han apodado “Dios”, porque, dicen, está en todas partes y nadie lo puede ver. ¡Así le pagan por darles en el gusto en todo y hasta tener un mirista en el Instituto Médico Legal para inventar crímenes de los militares!
Bueno, Andrés, estruja estas últimas horas como Vicepresidente y que seas muy feliz. Piensa que ese título, que lucirás todavía por algunas horas más, ya no te lo quitará nadie. Siempre que te nombren en lo sucesivo van a decir “ex Vicepresidente de la República”, además de "arrepentido", por supuesto.
Son cosas que marcan para toda la vida. Recibe mi cordial saludo, desde el otro lado de la barricada, naturalmente, pues yo soy y seré siempre un “agradecido”.
domingo, 18 de noviembre de 2012
El Festival de los Sin Votos
Hace algún tiempo definí la política como el quehacer al cual se dedican los políticos. Ahora quiero redefinirla: es el quehacer al cual se dedican los políticos con el dinero de los demás.
Porque en una sociedad libre uno puede trabajar en lo que le venga en gana, por supuesto, pero en el caso de la política, los que se desempeñan en ella han logrado que su actividad electoral sea financiada por toda la ciudadanía. Lo último que han logrado es que ésta pague también las elecciones primarias, que existen para solucionar los conflictos de ambiciones entre ellos. Antes podían libremente hacerlas, lo que estaba bien, pero las pagaban ellos. Ahora debemos financiarlas entre todos y el cálculo del costo de la respectiva ley es de unos quince mil millones de pesos. Y eso está mal, porque las primarias sólo les interesan a los políticos y no al resto de la gente, que se dice a sí misma: "¿por qué tenemos que restar recursos de las necesidades reales de la población para dedicarlos a solucionar pugnas políticas? Si muchos quieren ser candidatos, que se presenten todos y gane quien obtenga más votos".
Hasta antes de la ley de primarias, en 2013 íbamos a tener una elección presidencial y una parlamentaria, más una posible segunda vuelta presidencial. Ahora vamos a tener a lo menos dos elecciones primarias presidenciales y un número indeterminado de primarias parlamentarias. Ya estamos en campaña y eso cuesta caro, pues insume recursos que de otro modo se destinarían a producir cosas que significan mayor bienestar para los chilenos.
En los ultimos días han aparecido enormes avisos donde Andrés Velasco notifica al país: "Voy". Así decía el primero. Y "Voy Aunque Venga", el segundo. A página entera en todos los diarios. Está bien. Con su plata. Velasco es un tipo decente y tal vez sería un buen Presidente. Por "tipo decente" entiendo uno que no soborna ni se deja sobornar. Según mi parecer, no hay muchos. Por eso alguien, cuyo nombre no recuerdo, definió al "político honrado" como "aquel que, cuando lo compran, cumple con quien lo compró". Bueno, Velasco está muy por sobre eso y por tal motivo es apreciable. Pero tiene el problema de que marca poco en las encuestas. Entonces ha optado por "posicionarse". Y está bien que lo haga. Es su dinero y el de quienes lo apoyan, entre los cuales he visto gente que significa un importante respaldo. Entonces ¡que haga su campsña, compita y se presente en noviembre!
Pero lo que vamos a tener es un año completo dedicado a las elecciones, porque se viene, además de la presidencial y la parlamentaria, una cantidad de primarias. Y ése derroche de recursos es para dejar tranquilos a los que no tienen votos. Todos sabemos quiénes tienen y quiénes no tienen votos, porque las encuestas lo señalan. ¿Por qué la ciudadanía debe financiar un festival electoral de un año, cuando todo podría definirse en la elección de noviembre? Sólo para que los políticos no peleen tanto entre ellos y los que no tienen votos puedan tener su festival financiado por todos los chilenos.
Y todo es peor de lo que parece, pues los políticos ya habían conseguido, por ley anterior, que el Estado les financiara sus gastos electorales y un poco más (pues algunos han sido sorprenddidos metiendo facturas falsas en la cuenta entregada al Registro Electoral para cobrar el subsidio electoral).
Todos sabemos qué precandidatos tienen y no tienen votos. Todos sabemos quiénes van a llegar a la segunda vuelta, si la hay, y quién ganará en primera vuelta, si no hay segunda. Durante la campaña eso puede cambiar, ciertamente. Entonces ¡que todos hagan campaña! ¡Que los sin votos tengan su festival! Pero con sus propios recursos o los que sean capaces de conseguir. No con los de todos nosotros. El Festival del Rock se financió con lo que pagaron los aficionados al rock. Que el de los sin votos lo financien los sin votos, no obligadamente todos los contribuyentes, en particular en un país en que la mayoría no se interesa en la política. ¿Por qué entonces va a tener que financiarla? Una encuesta publicada hoy en "El Mercurio" señala que el 51 por ciento de los chilenos, sabiendo todo lo que se sabe hoy sobre la abstención, persiste en su postura de no ir a votar, y está en su derecho. ¿Por qué, entonces, la van a obligar a pagar?
Porque en una sociedad libre uno puede trabajar en lo que le venga en gana, por supuesto, pero en el caso de la política, los que se desempeñan en ella han logrado que su actividad electoral sea financiada por toda la ciudadanía. Lo último que han logrado es que ésta pague también las elecciones primarias, que existen para solucionar los conflictos de ambiciones entre ellos. Antes podían libremente hacerlas, lo que estaba bien, pero las pagaban ellos. Ahora debemos financiarlas entre todos y el cálculo del costo de la respectiva ley es de unos quince mil millones de pesos. Y eso está mal, porque las primarias sólo les interesan a los políticos y no al resto de la gente, que se dice a sí misma: "¿por qué tenemos que restar recursos de las necesidades reales de la población para dedicarlos a solucionar pugnas políticas? Si muchos quieren ser candidatos, que se presenten todos y gane quien obtenga más votos".
Hasta antes de la ley de primarias, en 2013 íbamos a tener una elección presidencial y una parlamentaria, más una posible segunda vuelta presidencial. Ahora vamos a tener a lo menos dos elecciones primarias presidenciales y un número indeterminado de primarias parlamentarias. Ya estamos en campaña y eso cuesta caro, pues insume recursos que de otro modo se destinarían a producir cosas que significan mayor bienestar para los chilenos.
En los ultimos días han aparecido enormes avisos donde Andrés Velasco notifica al país: "Voy". Así decía el primero. Y "Voy Aunque Venga", el segundo. A página entera en todos los diarios. Está bien. Con su plata. Velasco es un tipo decente y tal vez sería un buen Presidente. Por "tipo decente" entiendo uno que no soborna ni se deja sobornar. Según mi parecer, no hay muchos. Por eso alguien, cuyo nombre no recuerdo, definió al "político honrado" como "aquel que, cuando lo compran, cumple con quien lo compró". Bueno, Velasco está muy por sobre eso y por tal motivo es apreciable. Pero tiene el problema de que marca poco en las encuestas. Entonces ha optado por "posicionarse". Y está bien que lo haga. Es su dinero y el de quienes lo apoyan, entre los cuales he visto gente que significa un importante respaldo. Entonces ¡que haga su campsña, compita y se presente en noviembre!
Pero lo que vamos a tener es un año completo dedicado a las elecciones, porque se viene, además de la presidencial y la parlamentaria, una cantidad de primarias. Y ése derroche de recursos es para dejar tranquilos a los que no tienen votos. Todos sabemos quiénes tienen y quiénes no tienen votos, porque las encuestas lo señalan. ¿Por qué la ciudadanía debe financiar un festival electoral de un año, cuando todo podría definirse en la elección de noviembre? Sólo para que los políticos no peleen tanto entre ellos y los que no tienen votos puedan tener su festival financiado por todos los chilenos.
Y todo es peor de lo que parece, pues los políticos ya habían conseguido, por ley anterior, que el Estado les financiara sus gastos electorales y un poco más (pues algunos han sido sorprenddidos metiendo facturas falsas en la cuenta entregada al Registro Electoral para cobrar el subsidio electoral).
Todos sabemos qué precandidatos tienen y no tienen votos. Todos sabemos quiénes van a llegar a la segunda vuelta, si la hay, y quién ganará en primera vuelta, si no hay segunda. Durante la campaña eso puede cambiar, ciertamente. Entonces ¡que todos hagan campaña! ¡Que los sin votos tengan su festival! Pero con sus propios recursos o los que sean capaces de conseguir. No con los de todos nosotros. El Festival del Rock se financió con lo que pagaron los aficionados al rock. Que el de los sin votos lo financien los sin votos, no obligadamente todos los contribuyentes, en particular en un país en que la mayoría no se interesa en la política. ¿Por qué entonces va a tener que financiarla? Una encuesta publicada hoy en "El Mercurio" señala que el 51 por ciento de los chilenos, sabiendo todo lo que se sabe hoy sobre la abstención, persiste en su postura de no ir a votar, y está en su derecho. ¿Por qué, entonces, la van a obligar a pagar?
viernes, 16 de noviembre de 2012
El Malestar
En un blog anterior llamé la atención sobre una encuesta de la Universidad Adolfo Ibáñez según la cual la satisfacción en su trabajo de los chilenos había bajado de 53 por ciento el año pasado a 38 por ciento en éste. Objetivamente no ha sucedido nada en el país, de un año a otro, que justifique este aumento del descontento, sino al contrario: el país ha crecido por sobre lo esperado y el desempleo se mantiene bajo. ¿Por qué la gente va a estar tanto más descontenta en su trabajo que hace un año?
Lo atribuyo a factores sicológicos. Ha habido movilizaciones callejeras masivas, pero de una minoría, en que se ha manifestado malestar por variadas causas: educación, ecología, desigualdad. Mi interpretación es que eso se ha transmitido al grueso de la población, que no desfila por las calles ni protesta y está de lo más bien en su casa y en su trabajo, pero capta un mensaje de descontento. Y eso se traduce en que, cuando le preguntan a alguien si está satisfecho en su trabajo, haya un doce por ciento más que sí decía estarlo el año pasado y dice no estarlo en el actual. Son percepciones, no realidades. Pero existen.
Malestar: esta mañana me llegó un correo con la grabación de un llamado de un empresario, a quien conozco, dirigido a la telefonista de una gran tienda. Ella le preguntó su nombre y él se lo dio. Luego le inquirió acerca del motivo de su llamado y él le dijo que era por un cobro en su tarjeta de la multitienda por un seguro de cesantía que él no había contratado, pues no lo necesitaba, dado que era empresario y no pensaba echarse a sí mismo de su trabajo. Entonces le pidió a ella que le suprimiera el cobro. Ella entró en una complicada explicación de por qué no podía hacerlo. El empresario entonces entró en un creciente estado de agitación y le dijo a gritos que le estaban robando, que quería hablar con la superiora jerárquica de la funcionaria y que el dueño de la multitienda era un ladrón. La funcionaria logró salir del paso conectando al empresario con un supervisor, quien le pidió que se tranquilizara, pero el empresario le contestó que no se iba a tranquilizar si no le anulaban el descuento del seguro de cesantía, porque no lo había contratado, no era empleado y nunca se iba a quedar cesante y que en esa multitienda eran todos unos ladrones. A estas alturas el cliente ya insultaba con groserías de gran calibre al supervisor, a la multitienda y al accionista controlador. El supervisor instaba serenamente a la calma al cliente, pero en ningún momento accedió a suprimirle el descuento, lo que enfureció todavía más al empresario, tanto que la grabación terminaba abruptamente, supongo que por haberle sobrevenido un ataque de apoplejía.
Bueno ¿por qué un hombre acostumbrado a manejar centenares o miles de millones de pesos cae en ese estado de enajenación por apenas un par de miles? Porque cree que lo están timando. Le están cobrando algo que él no ha contratado y que no necesita. Y está consciente de que, como es una cantidad pequeña, la multitienda sabe que él no va a iniciar un juicio para recobrarla y se la va a seguir descontando, porque tampoco va a suprimir la tarjeta de crédito por eso, pues él y su cónyuge la usan mucho. Y el presunto ataque de apoplejía le sobrevino porque supo que lo iban a seguir timando y tenía que "comerse el buey".
Todos tenemos que "comernos el buey". Ayer llamé a mi banco porque me descontaron doce mil pesos dos veces por concepto de seguro de desgravamen. Yo no tengo ningún gravamen y, en todo caso, con un seguro, en vez de dos, habría bastado. Entonces mi ejecutivo de cuentas me dijo que yo tenía un sobregiro y, por tanto, eso justificaba el seguro de desgravamen; y que me lo cobraban dos veces porque mi cuenta es bipersonal. Yo no he pedido un sobregiro ni lo he usado nunca. Ni he contratado nunca un seguro de desgravamen, pese a lo cual me lo cobran. Y dos veces. Pero por 24 mil pesos al año no voy a cerrar la cuenta. Entonces "me como el buey".
Casi todos los días leo en el diario que a las personas les niegan el "bono por hijo", el reajuste de su pensión, la rebaja del 7 por ciento a los jubilados o el "bono bodas de oro" porque la "letra chica" los ha dejado afuera. Pero cuando ofrecieron todas esas cosas, quienes lo hicieron mencionaron sólo la letra grande, según la cual entrábamos todos. Ahora los excluidos por la chica deben "comerse el buey".
Nuestra casa en Algarrobo pagaba 73 mil pesos de contribuciones en el primer semestre, pero en el segundo nos cobran 199 mil pesos. No ha habido alza de contribuciones ni aumento de los avalúos en el país, pero para nosotros sí, como de 150 por ciento. En Impuestos Internos nos dicen que debemos ir a reclamar a la oficina local, pero nosotros estamos en Santiago. Nadie quiere ir a hacer la cola en Impuestos Internos de allá, sobre todo sabiendo que hay una alta probabilidad de no sacar nada. Así es que la próxima semana debemos pagar $199 mil pesos. Nos tendremos que "comer el buey".
Los que años atrás compraron acciones de Vapores y La Polar (no son pocos, porque los fondos de pensiones lo hicieron) han perdido el 80 o 90 por ciento de su plata. Ven las cotizaciones de la Bolsa todos los días y "se comen el buey". No les queda otra.
Muchos que esperan micro todos los días creyeron que con "la nueva forma de gobernar" iba a mejorar la locomoción, pero cada ciertos días los peatones "se toman la calle" porque, por un motivo u otro, las micros no pasan y ellos deben "comerse el buey".
Por razones como las anteriores, las personas que no desfilan ni creen que hay que cambiarlo todo, sí sienten que hay razones para tener cierto "malestar". Se sentían bien hace un año, nada ha empeorado, pero hoy se sienten peor, en su trabajo y en todas partes, aunque el país esté mejor. Es que se han dado cuenta de que deben "comerse el buey" muy seguido, y a cualquiera eso lo hace sentirse peor.
Lo atribuyo a factores sicológicos. Ha habido movilizaciones callejeras masivas, pero de una minoría, en que se ha manifestado malestar por variadas causas: educación, ecología, desigualdad. Mi interpretación es que eso se ha transmitido al grueso de la población, que no desfila por las calles ni protesta y está de lo más bien en su casa y en su trabajo, pero capta un mensaje de descontento. Y eso se traduce en que, cuando le preguntan a alguien si está satisfecho en su trabajo, haya un doce por ciento más que sí decía estarlo el año pasado y dice no estarlo en el actual. Son percepciones, no realidades. Pero existen.
Malestar: esta mañana me llegó un correo con la grabación de un llamado de un empresario, a quien conozco, dirigido a la telefonista de una gran tienda. Ella le preguntó su nombre y él se lo dio. Luego le inquirió acerca del motivo de su llamado y él le dijo que era por un cobro en su tarjeta de la multitienda por un seguro de cesantía que él no había contratado, pues no lo necesitaba, dado que era empresario y no pensaba echarse a sí mismo de su trabajo. Entonces le pidió a ella que le suprimiera el cobro. Ella entró en una complicada explicación de por qué no podía hacerlo. El empresario entonces entró en un creciente estado de agitación y le dijo a gritos que le estaban robando, que quería hablar con la superiora jerárquica de la funcionaria y que el dueño de la multitienda era un ladrón. La funcionaria logró salir del paso conectando al empresario con un supervisor, quien le pidió que se tranquilizara, pero el empresario le contestó que no se iba a tranquilizar si no le anulaban el descuento del seguro de cesantía, porque no lo había contratado, no era empleado y nunca se iba a quedar cesante y que en esa multitienda eran todos unos ladrones. A estas alturas el cliente ya insultaba con groserías de gran calibre al supervisor, a la multitienda y al accionista controlador. El supervisor instaba serenamente a la calma al cliente, pero en ningún momento accedió a suprimirle el descuento, lo que enfureció todavía más al empresario, tanto que la grabación terminaba abruptamente, supongo que por haberle sobrevenido un ataque de apoplejía.
Bueno ¿por qué un hombre acostumbrado a manejar centenares o miles de millones de pesos cae en ese estado de enajenación por apenas un par de miles? Porque cree que lo están timando. Le están cobrando algo que él no ha contratado y que no necesita. Y está consciente de que, como es una cantidad pequeña, la multitienda sabe que él no va a iniciar un juicio para recobrarla y se la va a seguir descontando, porque tampoco va a suprimir la tarjeta de crédito por eso, pues él y su cónyuge la usan mucho. Y el presunto ataque de apoplejía le sobrevino porque supo que lo iban a seguir timando y tenía que "comerse el buey".
Todos tenemos que "comernos el buey". Ayer llamé a mi banco porque me descontaron doce mil pesos dos veces por concepto de seguro de desgravamen. Yo no tengo ningún gravamen y, en todo caso, con un seguro, en vez de dos, habría bastado. Entonces mi ejecutivo de cuentas me dijo que yo tenía un sobregiro y, por tanto, eso justificaba el seguro de desgravamen; y que me lo cobraban dos veces porque mi cuenta es bipersonal. Yo no he pedido un sobregiro ni lo he usado nunca. Ni he contratado nunca un seguro de desgravamen, pese a lo cual me lo cobran. Y dos veces. Pero por 24 mil pesos al año no voy a cerrar la cuenta. Entonces "me como el buey".
Casi todos los días leo en el diario que a las personas les niegan el "bono por hijo", el reajuste de su pensión, la rebaja del 7 por ciento a los jubilados o el "bono bodas de oro" porque la "letra chica" los ha dejado afuera. Pero cuando ofrecieron todas esas cosas, quienes lo hicieron mencionaron sólo la letra grande, según la cual entrábamos todos. Ahora los excluidos por la chica deben "comerse el buey".
Nuestra casa en Algarrobo pagaba 73 mil pesos de contribuciones en el primer semestre, pero en el segundo nos cobran 199 mil pesos. No ha habido alza de contribuciones ni aumento de los avalúos en el país, pero para nosotros sí, como de 150 por ciento. En Impuestos Internos nos dicen que debemos ir a reclamar a la oficina local, pero nosotros estamos en Santiago. Nadie quiere ir a hacer la cola en Impuestos Internos de allá, sobre todo sabiendo que hay una alta probabilidad de no sacar nada. Así es que la próxima semana debemos pagar $199 mil pesos. Nos tendremos que "comer el buey".
Los que años atrás compraron acciones de Vapores y La Polar (no son pocos, porque los fondos de pensiones lo hicieron) han perdido el 80 o 90 por ciento de su plata. Ven las cotizaciones de la Bolsa todos los días y "se comen el buey". No les queda otra.
Muchos que esperan micro todos los días creyeron que con "la nueva forma de gobernar" iba a mejorar la locomoción, pero cada ciertos días los peatones "se toman la calle" porque, por un motivo u otro, las micros no pasan y ellos deben "comerse el buey".
Por razones como las anteriores, las personas que no desfilan ni creen que hay que cambiarlo todo, sí sienten que hay razones para tener cierto "malestar". Se sentían bien hace un año, nada ha empeorado, pero hoy se sienten peor, en su trabajo y en todas partes, aunque el país esté mejor. Es que se han dado cuenta de que deben "comerse el buey" muy seguido, y a cualquiera eso lo hace sentirse peor.
miércoles, 14 de noviembre de 2012
Muerte del Sentido Común
Una noticia secundaria en la prensa no ha merecido mayores comentarios. En la parte de abajo de las páginas de crónica se informa que el Estado, la Fiscalía Sur, la asociación gremial "Hoteles de Chile" y la parroquia Inmaculada Concepción deberán pagar 520 millones de pesos (más de un millón de dólares) a quienes fueron imputados por la colocación de numerosas bombas terroristas en la capital, en los últimos años, todos los cuales (salvo el único al que le estalló la bomba entre las manos) fueron liberados de todo cargo por la justicia.
Los hoteles y la parroquia se hicieron parte en la causa por los bombazos por una razón muy sencilla: en los establecimientos de los unos y de la otra estallaron artefactos terroristas. Entonces las respectivas instituciones hicieron lo que es legal, natural y obvio: lo denunciaron a la Fiscalía y se hicieron parte como querellantes. ¿Qué otra cosa pueden hacer las víctimas de los delitos? Está en el interés social que obren de esa manera, porque cooperan con la persecución de actos que provocan temor en la ciudadanía y ponen en peligro la integridad y la vida de las personas, y así ayudan a disuadir a sus autores de cometerlos. Y además, como es obvio, el Estado debe actuar a través de sus fiscales en las mismas causas. La Fiscalía Sur no podía hacer otra cosa que la que hizo. Es su misión.
Bueno, sabemos que las más de seis mil pruebas presentadas por ella fueron desechadas por los jueces de la nueva justicia penal, salvo en el señalado caso del terrorista al cual le estalló la bomba entre las manos. Pero a éste la misma justicia lo absolvió del cargo de autor de delito terrorista, porque sostuvo que no se acreditó que instalar y hacer explotar bombas provoque temor en la población. ¿No significa eso ya no sólo una burla de la legalidad, sino del propio sentido común? Por añadidura, a ese único terrorista procesado no lo condenó como tal, sino como autor de otras conductas de escasa penalidad.
¿Y no choca aún más con el sentido común que las víctimas de los delitos sean sancionadas por acudir a la justicia y que los únicos hechores sindicados queden libres y terminen recibiendo un sustantivo pago? Porque es un hecho que los ciento veinte bombazos registrados ya no tienen autor conocido, según "la verdad judicial" consagrada por los tribunales. Las pruebas aportadas por la Fiscalía fueron desechadas y, como nadie aporta otras, no hay siquiera posibles imputados. Esto significa que, judicialmente, los ciento veinte bombazos no tuvieron un hechor.
En fin, atenta también contra el sentido común que el Estado, que hizo lo posible por hallar a los implicados en los delitos y reunió esos miles de pruebas en su contra, sea también sancionado con esa alta pena pecuniaria. ¿Qué debería haber hecho el Estado? ¿Decirles a las víctimas que no podía hacer nada, para librarse de la sanción?
Hacia allá vamos. Éste se ha convertido en un país en que los delincuentes gozan de todas las garantías y quienes actúan contra ellos terminan siendo no sólo víctimas de aquéllos sino también víctimas de la justicia.
Junto con la muerte lenta de la legalidad se registra, entonces, la muerte mucho más acelerada del sentido común.
Los hoteles y la parroquia se hicieron parte en la causa por los bombazos por una razón muy sencilla: en los establecimientos de los unos y de la otra estallaron artefactos terroristas. Entonces las respectivas instituciones hicieron lo que es legal, natural y obvio: lo denunciaron a la Fiscalía y se hicieron parte como querellantes. ¿Qué otra cosa pueden hacer las víctimas de los delitos? Está en el interés social que obren de esa manera, porque cooperan con la persecución de actos que provocan temor en la ciudadanía y ponen en peligro la integridad y la vida de las personas, y así ayudan a disuadir a sus autores de cometerlos. Y además, como es obvio, el Estado debe actuar a través de sus fiscales en las mismas causas. La Fiscalía Sur no podía hacer otra cosa que la que hizo. Es su misión.
Bueno, sabemos que las más de seis mil pruebas presentadas por ella fueron desechadas por los jueces de la nueva justicia penal, salvo en el señalado caso del terrorista al cual le estalló la bomba entre las manos. Pero a éste la misma justicia lo absolvió del cargo de autor de delito terrorista, porque sostuvo que no se acreditó que instalar y hacer explotar bombas provoque temor en la población. ¿No significa eso ya no sólo una burla de la legalidad, sino del propio sentido común? Por añadidura, a ese único terrorista procesado no lo condenó como tal, sino como autor de otras conductas de escasa penalidad.
¿Y no choca aún más con el sentido común que las víctimas de los delitos sean sancionadas por acudir a la justicia y que los únicos hechores sindicados queden libres y terminen recibiendo un sustantivo pago? Porque es un hecho que los ciento veinte bombazos registrados ya no tienen autor conocido, según "la verdad judicial" consagrada por los tribunales. Las pruebas aportadas por la Fiscalía fueron desechadas y, como nadie aporta otras, no hay siquiera posibles imputados. Esto significa que, judicialmente, los ciento veinte bombazos no tuvieron un hechor.
En fin, atenta también contra el sentido común que el Estado, que hizo lo posible por hallar a los implicados en los delitos y reunió esos miles de pruebas en su contra, sea también sancionado con esa alta pena pecuniaria. ¿Qué debería haber hecho el Estado? ¿Decirles a las víctimas que no podía hacer nada, para librarse de la sanción?
Hacia allá vamos. Éste se ha convertido en un país en que los delincuentes gozan de todas las garantías y quienes actúan contra ellos terminan siendo no sólo víctimas de aquéllos sino también víctimas de la justicia.
Junto con la muerte lenta de la legalidad se registra, entonces, la muerte mucho más acelerada del sentido común.
lunes, 12 de noviembre de 2012
El Más Rico se Hace Todavía Más Rico
El más rico de Chile es, por supuesto, el Estado. Los gobernantes socialistas son, por definición, los que hacen todavía más rico al Estado. Y todos sabemos por qué: porque los socialistas viven del Estado. Aunque ellos dicen que "no quieren que les den, sino que los pongan donde 'haiga'", como ya hace setenta años imploraba un estatista de nota al cual su gobierno de izquierda todavía no le daba nada.
El actual gobernante, cuyo sesgo socialista es indisimulable, como el de sus predecesores, aumentará en el presupuesto la relación gasto público/PIB, es decir, hará más grande al Estado. Y para hacerlo ha aumentado los impuestos a las empresas. Varias de ellas ya han anunciado la reducción de sus ganancias este año, porque les subió la tasa del impuesto sobre las mismas: Empresas Copec acusará un impacto contable negativo de 168 millones de dólares, CMPC uno de 58 millones de dólares, CCU se apresta a anotar un cargo de 12 millones de dólares.
Son dólares que pasarán de manos privadas a manos estatales. En manos privadas tienen que invertirse bien, porque los privados se preocupan de su plata y antes de firmar cualquier contrato se aseguran de no estar pagando demás. Los funcionarios estatales, en cambio, no se preocupan mayormente. El subsecretario Ubilla firmó un contrato de compra de fibroscopios y densímetros que implicaba pagar un 400% de recargo sobre su precio normal, porque lo hizo mecánicamente, ya que no era su plata. Yo creo que es un hombre honrado, pero hasta los hombres honrados se preocupan menos cuando manejan plata ajena (sobre todo si no es de nadie, como en el caso de la del Estado), que si hubieran estado comprando densímetros y fibroscopios para sí mismos. Pues en este caso, por supuesto, habrían cotizado antes y no pagado cinco veces su valor de mercado. Ése es el problema del gasto público, de los impuestos y del "estado de bienestar"; y por eso éste termina en gran malestar, como en Europa.
Los mayores impuestos sobre las empresas irán a educación estatal. ¿Saben ustedes cuánto ha aumentado el gasto estatal en educación entre 1990 y lo que se propone en el presupuesto para 2013? Diez veces, en términos reales, como señala la última revista de "Libertad y Desarrollo". En 2013 alcanzará a casi seis billones de pesos. Es decir, si no hubiera Ministerio de Educación, el gobierno le podría entregar a las familias de los dos millones de estudiantes más pobres del país (es decir, a casi todas) tres millones de pesos al año, lo que equivale a la colegiatura de los colegios más "high" de la "cota mil", que acaparan los altos puntajes de la PSU. Y las respectivas familias, por supuesto, llevarían a sus hijos a colegios como ésos, pues los mismos se multiplicarían, atendida la gran demanda y el pago asegurado con los "vouchers" de tres millones por alumno que daría el Estado.
Y entonces la educación chilena daría un salto gigantesco, pues la enseñanza particular cara de Chile es de un nivel tan alto como la mejor de los países desarrollados.
Pero no, el socialismo ha conseguido que este año se dé otro gran salto hacia atrás, consistente en quitarles más dinero a las empresas, que lo emplearían en invertir y ampliar sus negocios, creando más empleo y bienestar, para dárselos a los funcionarios de Educación, que tienen sus propios equivalentes de compras de los densímetros y fibroscopios a cinco veces su precio de mercado. Y la educación pública seguirá igual, pero saldrán a desfilar los comunistas y socialistas para que todavía les den más.
La educación pública cuesta diez veces más al Estado que en 1990 y no ha dado ni siquiera un pequeño salto en calidad en casi un cuarto de siglo. Porque es socialista. Porque ha sido una manera de que el más rico y menos productivo de todos, el Estado, se enriquezca todavía más. Riqueza que ha ido a los bolsillos de los que viven de él, por supuesto.
Por eso un comentarista de este blog, Ciro Cárdenas, ha escrito una excelente entrada en su propio blog, que se ha distribuido por las redes sociales. Allí ha hecho el pronóstico acerca del futuro que espera a Sebastián Piñera como gobernante: el "oblivion", el olvido. Pasó por aquí prometiendo mejorarlo todo y se limitó a hacer más de lo mismo, cuando no empeorando visiblemente algunas cosas, como el estado de ilegalidad de los juicios contra los presos políticos uniformados, que él (a la hora de conseguir los votos de la familia militar) se comprometió a remediar. En realidad, lo ha empeorado.
Merecido "oblivion", además, porque ha hecho el gran daño de que casi todos hayan terminado por creer (sin fundamento y debido a su gobierno), que las ideas de derecha no tenían nada que ofrecer.
El actual gobernante, cuyo sesgo socialista es indisimulable, como el de sus predecesores, aumentará en el presupuesto la relación gasto público/PIB, es decir, hará más grande al Estado. Y para hacerlo ha aumentado los impuestos a las empresas. Varias de ellas ya han anunciado la reducción de sus ganancias este año, porque les subió la tasa del impuesto sobre las mismas: Empresas Copec acusará un impacto contable negativo de 168 millones de dólares, CMPC uno de 58 millones de dólares, CCU se apresta a anotar un cargo de 12 millones de dólares.
Son dólares que pasarán de manos privadas a manos estatales. En manos privadas tienen que invertirse bien, porque los privados se preocupan de su plata y antes de firmar cualquier contrato se aseguran de no estar pagando demás. Los funcionarios estatales, en cambio, no se preocupan mayormente. El subsecretario Ubilla firmó un contrato de compra de fibroscopios y densímetros que implicaba pagar un 400% de recargo sobre su precio normal, porque lo hizo mecánicamente, ya que no era su plata. Yo creo que es un hombre honrado, pero hasta los hombres honrados se preocupan menos cuando manejan plata ajena (sobre todo si no es de nadie, como en el caso de la del Estado), que si hubieran estado comprando densímetros y fibroscopios para sí mismos. Pues en este caso, por supuesto, habrían cotizado antes y no pagado cinco veces su valor de mercado. Ése es el problema del gasto público, de los impuestos y del "estado de bienestar"; y por eso éste termina en gran malestar, como en Europa.
Los mayores impuestos sobre las empresas irán a educación estatal. ¿Saben ustedes cuánto ha aumentado el gasto estatal en educación entre 1990 y lo que se propone en el presupuesto para 2013? Diez veces, en términos reales, como señala la última revista de "Libertad y Desarrollo". En 2013 alcanzará a casi seis billones de pesos. Es decir, si no hubiera Ministerio de Educación, el gobierno le podría entregar a las familias de los dos millones de estudiantes más pobres del país (es decir, a casi todas) tres millones de pesos al año, lo que equivale a la colegiatura de los colegios más "high" de la "cota mil", que acaparan los altos puntajes de la PSU. Y las respectivas familias, por supuesto, llevarían a sus hijos a colegios como ésos, pues los mismos se multiplicarían, atendida la gran demanda y el pago asegurado con los "vouchers" de tres millones por alumno que daría el Estado.
Y entonces la educación chilena daría un salto gigantesco, pues la enseñanza particular cara de Chile es de un nivel tan alto como la mejor de los países desarrollados.
Pero no, el socialismo ha conseguido que este año se dé otro gran salto hacia atrás, consistente en quitarles más dinero a las empresas, que lo emplearían en invertir y ampliar sus negocios, creando más empleo y bienestar, para dárselos a los funcionarios de Educación, que tienen sus propios equivalentes de compras de los densímetros y fibroscopios a cinco veces su precio de mercado. Y la educación pública seguirá igual, pero saldrán a desfilar los comunistas y socialistas para que todavía les den más.
La educación pública cuesta diez veces más al Estado que en 1990 y no ha dado ni siquiera un pequeño salto en calidad en casi un cuarto de siglo. Porque es socialista. Porque ha sido una manera de que el más rico y menos productivo de todos, el Estado, se enriquezca todavía más. Riqueza que ha ido a los bolsillos de los que viven de él, por supuesto.
Por eso un comentarista de este blog, Ciro Cárdenas, ha escrito una excelente entrada en su propio blog, que se ha distribuido por las redes sociales. Allí ha hecho el pronóstico acerca del futuro que espera a Sebastián Piñera como gobernante: el "oblivion", el olvido. Pasó por aquí prometiendo mejorarlo todo y se limitó a hacer más de lo mismo, cuando no empeorando visiblemente algunas cosas, como el estado de ilegalidad de los juicios contra los presos políticos uniformados, que él (a la hora de conseguir los votos de la familia militar) se comprometió a remediar. En realidad, lo ha empeorado.
Merecido "oblivion", además, porque ha hecho el gran daño de que casi todos hayan terminado por creer (sin fundamento y debido a su gobierno), que las ideas de derecha no tenían nada que ofrecer.
domingo, 11 de noviembre de 2012
Si Daba lo Mismo...
A dos semanas de la elección municipal me viene por fin a "caer la chaucha", expresión que los más jóvenes van a tener que pedirles a los mayores que les expliquen. He leído con pasable calma los diarios de hoy y ayer, como asimismo a variados opinólogos, y he encontrado finalmente a "la madre del cordero": la mayoría de la gente no fue a votar porque le daba lo mismo.
¿Qué diferencia hay entre el gobierno de la Alianza y el de la Concertación? Yo he afirmado decenas de veces en este blog que el actual es "el V Gobierno de la Concertación", y parece que ni yo mismo me lo creía, porque hasta hoy no caigo en que la gente no fue a votar porque sólo se le ofrecía elegir entre un gobierno de la Concertación y otro gobierno de la Concertación.
Un nuevo columnista de "El Mercurio", llamado Sergio Urzúa, hace hoy un excelente análisis económico del "costo de oportunidad" de ir a votar. Costo de oportunidad llaman los economistas a lo que vale una cosa que uno debe dejar de hacer para poder hacer otra. Por ejemplo, para mí el costo de oportunidad de este artículo es no poder hacer una prolongada y grata meditación trascendental oyendo el ruido del mar. Bueno, Urzúa cita los diversos costos de oportunidad de las personas con que estuvo el domingo 28, y en particular el que él mismo pagó al pasar frente a un televisor donde daban el clásico Boca-River, y seguir de largo para dirigirse a votar. También citó a un taxista que le explicó lo que dejaba de ganar en su auto por tener que ir a cumplir su deber (moral) cívico.
Si usted tiene que pagar un costo por hacer algo, y resulta que lo que usted haga da lo mismo, porque la Alianza y la Concertación son casi la misma cosa, es obvio que usted no tiene siquiera el deber moral de ir a votar, porque ni aunque su voto decidiera la elección va a cambiar nada. Piñera ha sido igual de estatista que la Bachelet, o tal vez más, porque aumentó los impuestos más que ella. Si ninguno de los gobiernos de la Concertación hizo nada ante la persecución ilegal de los jueces de izquierda contra los militares presos políticos, la Alianza ha sido peor con ellos, porque el Ministerio del Interior apela para que les suban las penas que ilegalmente les imponen los jueces, cosa que antes no hacía. Si la verdad histórica ha sido desfigurada por el Museo de la Memoria, el Instituto de Derechos Humanos de la Lorena Fries (que además se ha gastado cinco millones de pesos en llamados teléfónicos desde el extranjero en estos días), lo mismo que en el régimen anterior, bueno, todo eso ha seguido exactamente igual bajo este gobierno de la Alianza.
Si antes usted pensaba que los comunistas hacían lo que se les ocurría y no había autoridad, ahora siguen haciendo lo mismo, tanto que Camilo Ballesteros dice que en las manos de ellos está "la gobrnabilidad del país". Y la verdad es que lo está, porque la violencia callejera y rural impune torna ingobernable un país.
A un ministro que pretendió algo realmente innovador, como lo fue Juan Andrés Fontaine con su "Agenda de Impulso Competitivo", lo cambiaron. Manifestación clara de que este gobierno no quería "hacer la diferencia".
Al fin de cuentas, entonces, tenemos un régimen en que la alternancia "da lo mismo". El nuevo titular de Interior, Andrés Chadwick, dice que Piñera no es un pato cojo, pero en "El Mercurio" de hoy afirma que, en los planes de nueva conducción política que él tiene para el Ministerio, el mismo Piñera "también quiere jugar un rol". Esa frase lo dice todo.
En fin, la explicación para el 60 por ciento de abstención está clara. El ciudadano chileno piensa que uno u otro gobierno, ya fuere central o comunal, da lo mismo. Entonces, ¿para qué pagar el costo alternativo, generalmente bastante alto en un día festivo, de ir a votar?
¿Qué diferencia hay entre el gobierno de la Alianza y el de la Concertación? Yo he afirmado decenas de veces en este blog que el actual es "el V Gobierno de la Concertación", y parece que ni yo mismo me lo creía, porque hasta hoy no caigo en que la gente no fue a votar porque sólo se le ofrecía elegir entre un gobierno de la Concertación y otro gobierno de la Concertación.
Un nuevo columnista de "El Mercurio", llamado Sergio Urzúa, hace hoy un excelente análisis económico del "costo de oportunidad" de ir a votar. Costo de oportunidad llaman los economistas a lo que vale una cosa que uno debe dejar de hacer para poder hacer otra. Por ejemplo, para mí el costo de oportunidad de este artículo es no poder hacer una prolongada y grata meditación trascendental oyendo el ruido del mar. Bueno, Urzúa cita los diversos costos de oportunidad de las personas con que estuvo el domingo 28, y en particular el que él mismo pagó al pasar frente a un televisor donde daban el clásico Boca-River, y seguir de largo para dirigirse a votar. También citó a un taxista que le explicó lo que dejaba de ganar en su auto por tener que ir a cumplir su deber (moral) cívico.
Si usted tiene que pagar un costo por hacer algo, y resulta que lo que usted haga da lo mismo, porque la Alianza y la Concertación son casi la misma cosa, es obvio que usted no tiene siquiera el deber moral de ir a votar, porque ni aunque su voto decidiera la elección va a cambiar nada. Piñera ha sido igual de estatista que la Bachelet, o tal vez más, porque aumentó los impuestos más que ella. Si ninguno de los gobiernos de la Concertación hizo nada ante la persecución ilegal de los jueces de izquierda contra los militares presos políticos, la Alianza ha sido peor con ellos, porque el Ministerio del Interior apela para que les suban las penas que ilegalmente les imponen los jueces, cosa que antes no hacía. Si la verdad histórica ha sido desfigurada por el Museo de la Memoria, el Instituto de Derechos Humanos de la Lorena Fries (que además se ha gastado cinco millones de pesos en llamados teléfónicos desde el extranjero en estos días), lo mismo que en el régimen anterior, bueno, todo eso ha seguido exactamente igual bajo este gobierno de la Alianza.
Si antes usted pensaba que los comunistas hacían lo que se les ocurría y no había autoridad, ahora siguen haciendo lo mismo, tanto que Camilo Ballesteros dice que en las manos de ellos está "la gobrnabilidad del país". Y la verdad es que lo está, porque la violencia callejera y rural impune torna ingobernable un país.
A un ministro que pretendió algo realmente innovador, como lo fue Juan Andrés Fontaine con su "Agenda de Impulso Competitivo", lo cambiaron. Manifestación clara de que este gobierno no quería "hacer la diferencia".
Al fin de cuentas, entonces, tenemos un régimen en que la alternancia "da lo mismo". El nuevo titular de Interior, Andrés Chadwick, dice que Piñera no es un pato cojo, pero en "El Mercurio" de hoy afirma que, en los planes de nueva conducción política que él tiene para el Ministerio, el mismo Piñera "también quiere jugar un rol". Esa frase lo dice todo.
En fin, la explicación para el 60 por ciento de abstención está clara. El ciudadano chileno piensa que uno u otro gobierno, ya fuere central o comunal, da lo mismo. Entonces, ¿para qué pagar el costo alternativo, generalmente bastante alto en un día festivo, de ir a votar?
viernes, 9 de noviembre de 2012
¿Por Qué se Repite la Historia?
Se repite siempre por la misma razón: porque no aprendemos de ella. Ha comenzado la carrera presidencial y la Concertación no tiene candidato(a) que marque significativamente en las encuestas. La que podría serlo y va a la cabeza en los sondeos no se pronuncia acerca de si se presentará o no. Todos creemos que sí, yo incluido, pero como nos hemos equivocado muchas veces en nuestros pronósticos, tenemos dudas.
Pero hay cosas que la historia nos enseña. La primera es que los bandos en pugna están en condiciones de influir en contra del éxito del adversario. En 2005 Michelle Bachelet ganó la primera vuelta y dijo lo siguiente en la televisión, estando yo al frente de la pantalla, grabando en mi disco duro: "Muchos partidarios míos me han dicho que votaron por Piñera en primera vuelta para impedir que Lavín pasara a la segunda". Y, efectivamente, Piñera superó por estrechísimo margen a Lavín. Todas las encuestas señalaban que Lavín aventajaba a Piñera. Pero reflejan las preferencias de la gente y no pueden predecir el "cambio de bando" de votantes por razones estratégicas. Pues entonces ¿qué le convenía más a Bachelet? Enfrentar a Piñera y no a Lavín en segunda vuelta. Lavín ya le había dado dura pelea a Lagos cuatro años antes. Y Lagos había sido un candidato más potente que Bachelet. Luego, Lavín podía representar un riesgo serio para ella en segunda vuelta. Entonces, los partidarios de ella votaron "estratégicamente" por Piñera en primera e impidieron que Lavín pasara.
Ahora, a días de comenzada la campaña presidencial, la historia se repite. La Concertación ha descubierto variados atributos en Allamand y se los seguirá hallando. Escalona, Andrade, Walker lo elogian públicamente. ¿Por qué? Porque las encuestas muestran invariablemente que Golborne se acerca bastante a Bachelet, en un hipotético escenario de segunda vuelta. Y si hubiera primarias abiertas en la Alianza, los concertacionistas irían en masa a votar por Allamand, porque lo prefieren a él como adversario. La gente de izquierda, especialmente, hace bien estas cosas, porque es más motivada y disciplinada. Recuérdese el traslado en masa a votar "contra Labbé" en Providencia, que quedó en evidencia al comparar los resultados de las "mesas nuevas" del Campus Oriente con las antiguas del Liceo Lastarria, por ejemplo, las primeras dándole gran ventaja a Josefa y las segundas favoreciendo a Labbé.
En 2009 la candidatura Piñera miraba con muchas simpatías la exigencia de primarias que le formulaba José Antonio Gómez a Eduardo Frei. Hubo primarias y este último las ganó, pero las mismas perjudicaron su campaña. Por algo Camilo Escalona le dijo a quien las exigía, Gómez, algo así como "estás destruyendo la Concertación, apreciado amigo"(no fueron los términos exactos).
Las primarias en la Alianza, si son abiertas, serán, pues, más estrechas que las de la Concertación y estarán mucho más expuestas a "intervención estratégica del adversario", porque la gente de izquierda es más motivada y disciplinada a la hora de votar que la de derecha. Lo vimos el 28 de octubre. Y en la campaña que se inicia el candidato Allamand podrá tener dificultades para conseguir apoyo hasta dentro de su propio partido, RN, como lo indican la inclinación de grupos juveniles y de la diputada Rubilar por Golborne, y la declaración de un parlamentario muy representativo, como el senador Alberto Espina, en el sentido de que no tiene resuelto el apoyo al candidato de su partido; pero sí podrá contar con el concurso de la Concertación para mejorar lo que ninguna encuesta le asegura: la posibilidad de competir con Golborne.
Todo esto es historia repetida... y antigua. Los que tengan edad suficiente recordarán lo que la Unidad Popular hizo en 1970 para "inflar" la postulación de Radomiro Tomic, a fin de evitar el triunfo de Alessandri, cosa que consiguió.
Y así, la historia se repite. Porque no aprendemos de ella.
Pero hay cosas que la historia nos enseña. La primera es que los bandos en pugna están en condiciones de influir en contra del éxito del adversario. En 2005 Michelle Bachelet ganó la primera vuelta y dijo lo siguiente en la televisión, estando yo al frente de la pantalla, grabando en mi disco duro: "Muchos partidarios míos me han dicho que votaron por Piñera en primera vuelta para impedir que Lavín pasara a la segunda". Y, efectivamente, Piñera superó por estrechísimo margen a Lavín. Todas las encuestas señalaban que Lavín aventajaba a Piñera. Pero reflejan las preferencias de la gente y no pueden predecir el "cambio de bando" de votantes por razones estratégicas. Pues entonces ¿qué le convenía más a Bachelet? Enfrentar a Piñera y no a Lavín en segunda vuelta. Lavín ya le había dado dura pelea a Lagos cuatro años antes. Y Lagos había sido un candidato más potente que Bachelet. Luego, Lavín podía representar un riesgo serio para ella en segunda vuelta. Entonces, los partidarios de ella votaron "estratégicamente" por Piñera en primera e impidieron que Lavín pasara.
Ahora, a días de comenzada la campaña presidencial, la historia se repite. La Concertación ha descubierto variados atributos en Allamand y se los seguirá hallando. Escalona, Andrade, Walker lo elogian públicamente. ¿Por qué? Porque las encuestas muestran invariablemente que Golborne se acerca bastante a Bachelet, en un hipotético escenario de segunda vuelta. Y si hubiera primarias abiertas en la Alianza, los concertacionistas irían en masa a votar por Allamand, porque lo prefieren a él como adversario. La gente de izquierda, especialmente, hace bien estas cosas, porque es más motivada y disciplinada. Recuérdese el traslado en masa a votar "contra Labbé" en Providencia, que quedó en evidencia al comparar los resultados de las "mesas nuevas" del Campus Oriente con las antiguas del Liceo Lastarria, por ejemplo, las primeras dándole gran ventaja a Josefa y las segundas favoreciendo a Labbé.
En 2009 la candidatura Piñera miraba con muchas simpatías la exigencia de primarias que le formulaba José Antonio Gómez a Eduardo Frei. Hubo primarias y este último las ganó, pero las mismas perjudicaron su campaña. Por algo Camilo Escalona le dijo a quien las exigía, Gómez, algo así como "estás destruyendo la Concertación, apreciado amigo"(no fueron los términos exactos).
Las primarias en la Alianza, si son abiertas, serán, pues, más estrechas que las de la Concertación y estarán mucho más expuestas a "intervención estratégica del adversario", porque la gente de izquierda es más motivada y disciplinada a la hora de votar que la de derecha. Lo vimos el 28 de octubre. Y en la campaña que se inicia el candidato Allamand podrá tener dificultades para conseguir apoyo hasta dentro de su propio partido, RN, como lo indican la inclinación de grupos juveniles y de la diputada Rubilar por Golborne, y la declaración de un parlamentario muy representativo, como el senador Alberto Espina, en el sentido de que no tiene resuelto el apoyo al candidato de su partido; pero sí podrá contar con el concurso de la Concertación para mejorar lo que ninguna encuesta le asegura: la posibilidad de competir con Golborne.
Todo esto es historia repetida... y antigua. Los que tengan edad suficiente recordarán lo que la Unidad Popular hizo en 1970 para "inflar" la postulación de Radomiro Tomic, a fin de evitar el triunfo de Alessandri, cosa que consiguió.
Y así, la historia se repite. Porque no aprendemos de ella.
miércoles, 7 de noviembre de 2012
La Política Puede Ser Muy Inquietante
La política es el menester que desempeñan los políticos, según definió alguien, después de no mucho cavilar. Ellos dicen que trabajan para su país, pero, como todos los seres humanos, están más interesados en sí mismos que en su país, según lo revelaron Gary Becker y James Buchanan, gracias a lo cual recibieron sendos Premios Nobeles.
El cambio ministerial del lunes fue una típica "movida política", con algunos aspectos desastrosos, como sucede con casi todas las de ese carácter. Porque sacar a Rodrigo Hinzpeter del Ministerio del Interior al día siguiente de una devastadora crítica en su contra del leído columnista Carlos Peña, que lo declaró "ministro inexistente", de lo cual el aludido se defendió con una extensa carta al diario en que procuró probar que sí existía, es lo último que a uno se le habría ocurrido hacer, por lealtad mínima hacia Hinzpeter. Claro, si hubiera existido un curso sobre "lealtades mínimas", es probable que nuestro actual Presidente lo hubiera reprobado. Así es que sacó sin más a Hinzpeter, junto con dejar en libertad de acción a los ministros candidatos presidenciales y a la de Bienes Nacionales, Catalina Parot, la única entre todos que se arriesgará a postular al Parlamento tras la fúnebre advertencia que el país formuló a su "sector" el 28/O.
La premura del cambio obedeció al protocolo, en el sentido que al término le da la Cancillería. Es que mañana debe haber un gabinete en forma para reunirse en Argentina con su par de allá. Será una ceremonia trascendental, que todos recordarán durante un día, pero que exigía un ministerio consolidado. Si éste hubiera sido desmantelado al día siguiente hasta habría parecido una burla hacia Argentina. No, había que hacer los cambios el lunes, "malgré" Hinzpeter.
Como consecuencia, "Partió la Campaña", según tituló ayer "La Segunda", y un escalofrío debe haber recorrido las espaldas de Escalona y Andrade, que si bien se sienten con "el gobierno en el bolsillo", sólo tienen una "no-candidata" que hace más de dos años se fue del país, que no dice ni hace nada que tenga sentido electoral y cuyo único atributo es el de encabezar ampliamente todas las encuestas. Pues como gobernante no puede haber sido buena, si no su candidato y heredero natural no habría resultado ampliamente derrotado en las urnas. Y el escalofrío de ambos socialistas lo acentúa el hecho de que el adversario que más se le acerca a ella en las encuestas ya obtuvo el apoyo unánime del partido más grande del país en número de diputados, alcaldes y concejales, que desde ayer trabajan a una por él, quien ayer mismo se vino al centro en metro y le puede haber restado a ella varios votos entre los pasajeros y pasajeras del mismo carro. Si él va a seguir haciendo cosas como ésa todos los días a lo largo del país, mientras ella continúa ausente, silente e indecisa, hasta puede perder su único atributo actual, el de encabezar las encuestas.
Escalona y Andrade deben estar buscando, pues, argumentos para tranquilizarse. "Mira, deben decirse, hay uno que aparece en todas partes todos los días y tiene el doble de rechazo que de aprobación. Tal vez lo mejor para ella sea que siga como está... lejos, callada y misteriosa".
¿Qué hacer? La política, deben pensar ambos, es un menester bien rentado y brinda un nivel de figuración agradable, pero a veces puede tornarse muy incierta e inquietante.
El cambio ministerial del lunes fue una típica "movida política", con algunos aspectos desastrosos, como sucede con casi todas las de ese carácter. Porque sacar a Rodrigo Hinzpeter del Ministerio del Interior al día siguiente de una devastadora crítica en su contra del leído columnista Carlos Peña, que lo declaró "ministro inexistente", de lo cual el aludido se defendió con una extensa carta al diario en que procuró probar que sí existía, es lo último que a uno se le habría ocurrido hacer, por lealtad mínima hacia Hinzpeter. Claro, si hubiera existido un curso sobre "lealtades mínimas", es probable que nuestro actual Presidente lo hubiera reprobado. Así es que sacó sin más a Hinzpeter, junto con dejar en libertad de acción a los ministros candidatos presidenciales y a la de Bienes Nacionales, Catalina Parot, la única entre todos que se arriesgará a postular al Parlamento tras la fúnebre advertencia que el país formuló a su "sector" el 28/O.
La premura del cambio obedeció al protocolo, en el sentido que al término le da la Cancillería. Es que mañana debe haber un gabinete en forma para reunirse en Argentina con su par de allá. Será una ceremonia trascendental, que todos recordarán durante un día, pero que exigía un ministerio consolidado. Si éste hubiera sido desmantelado al día siguiente hasta habría parecido una burla hacia Argentina. No, había que hacer los cambios el lunes, "malgré" Hinzpeter.
Como consecuencia, "Partió la Campaña", según tituló ayer "La Segunda", y un escalofrío debe haber recorrido las espaldas de Escalona y Andrade, que si bien se sienten con "el gobierno en el bolsillo", sólo tienen una "no-candidata" que hace más de dos años se fue del país, que no dice ni hace nada que tenga sentido electoral y cuyo único atributo es el de encabezar ampliamente todas las encuestas. Pues como gobernante no puede haber sido buena, si no su candidato y heredero natural no habría resultado ampliamente derrotado en las urnas. Y el escalofrío de ambos socialistas lo acentúa el hecho de que el adversario que más se le acerca a ella en las encuestas ya obtuvo el apoyo unánime del partido más grande del país en número de diputados, alcaldes y concejales, que desde ayer trabajan a una por él, quien ayer mismo se vino al centro en metro y le puede haber restado a ella varios votos entre los pasajeros y pasajeras del mismo carro. Si él va a seguir haciendo cosas como ésa todos los días a lo largo del país, mientras ella continúa ausente, silente e indecisa, hasta puede perder su único atributo actual, el de encabezar las encuestas.
Escalona y Andrade deben estar buscando, pues, argumentos para tranquilizarse. "Mira, deben decirse, hay uno que aparece en todas partes todos los días y tiene el doble de rechazo que de aprobación. Tal vez lo mejor para ella sea que siga como está... lejos, callada y misteriosa".
¿Qué hacer? La política, deben pensar ambos, es un menester bien rentado y brinda un nivel de figuración agradable, pero a veces puede tornarse muy incierta e inquietante.
lunes, 5 de noviembre de 2012
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La Alianza perdió la elección del 28 porque: 1) La abstención fue más alta en las comunas donde ella ganaba antes (63% vs. 50%). 2) Porque también fue más alta donde había ganado en 2008 por amplio margen (4% más), de modo que su gente pensó que no era necesario su voto; y por eso ahora perdió. En Valparaíso, donde la elección se sabía estrecha, la Alianza ganó. 3) Porque las izquierdas estuvieron más motivadas para votar contra candidatos que fueron próximos al Gobierno Militar ("el odio es más fuerte") que la derecha a apoyarlos. 4) Porque el gobierno actual no interpreta a muchos votantes de derecha y por eso no fueron a votar por sus candidatos. 5) Porque es más cómodo quedarse en la casa o dedicarse a un deporte o pasatiempo que ir a votar y los chilenos somos cómodos. 6) Porque en las comunas con más habitantes, que era donde triunfaba la Alianza, la abstención fue mucho mayor (20 puntos) que en otras con menos habitantes, de modo que la oposición triunfó en aquéllas.
Las afirmaciones precedentes que se prueban con cifras se fundan en las que dio el economista Eduardo Engel en "La Tercera" del sábado 3, p. R-23.
Soy partidario del voto voluntario porque respeta la libertad personal de los chilenos. Convierte el sufragio en un deber moral. Y resulta que los chilenos cumplimos mal con los deberes morales (incluso con los legales). Por ejemplo, yo transito todos los días por autopistas urbanas donde no hay controles de velocidad. Respetarlos constituye, pues, otro deber moral. Un porcentaje de automovilistas parecido a la abstención no respeta los límites de velocidad. Es habitual que en calles de mucho tránsito las personas pongan señalizadores de emergencia y dejen el auto en doble fila para ir a hacer alguna diligencia o para esperar a otra persona, formando un gran taco. No les importa gravar al resto. Y para qué decir cuánto es el incumplimiento cuando se trata de respetar la propiedad o derechos de los demás. "El que pestañea, pierde". Hace un par de décadas una gran tienda norteamericana, J. C. Penney, se instaló en el mall Alto Las Condes, pero no mucho tiempo después resolvió abandonar el país, declarando cándidamente que no sabía cómo manejar el problema de los hurtos, pues carecía del "expertise" para ello que tenían sus similares chilenas.
Por otra parte, si el elector tiene rabia, va a votar contra alguien. Si no la siente, muchas veces no va. En las filas de personas que se cambiaron a Providencia abundaron los y las entrevistados por la TV que declaraban querer votar "contra Labbé". Lo vi y lo oí. Es que fue la única autoridad del país que quiso hacer respetar la ley, cuando se tomaron los colegios. Y fue leal con el Gobierno Militar y con sus camaradas presos políticos. ¿Cómo no les iba a dar rabia? Hoy leí en un diario que un reposado comentarista achacaba la derrota de Labbé precisamente a esos que llamaba "errores" suyos. Cuando velar por que se respete la ley y mantener una sola línea es constitutivo de "errores", estamos mal.
¿Cómo mejorar? Comunicándole y haciéndole saber a la gente que la abstención es grave para las ideas que la representan y llevando candidatos a la Presidencia y al Parlamento que interpreten a quienes se abstuvieron por no sentirse representados. Si no se logran ambas cosas, en futuras elecciones se volverá a perder "por todas las razones anteriores".
Las afirmaciones precedentes que se prueban con cifras se fundan en las que dio el economista Eduardo Engel en "La Tercera" del sábado 3, p. R-23.
Soy partidario del voto voluntario porque respeta la libertad personal de los chilenos. Convierte el sufragio en un deber moral. Y resulta que los chilenos cumplimos mal con los deberes morales (incluso con los legales). Por ejemplo, yo transito todos los días por autopistas urbanas donde no hay controles de velocidad. Respetarlos constituye, pues, otro deber moral. Un porcentaje de automovilistas parecido a la abstención no respeta los límites de velocidad. Es habitual que en calles de mucho tránsito las personas pongan señalizadores de emergencia y dejen el auto en doble fila para ir a hacer alguna diligencia o para esperar a otra persona, formando un gran taco. No les importa gravar al resto. Y para qué decir cuánto es el incumplimiento cuando se trata de respetar la propiedad o derechos de los demás. "El que pestañea, pierde". Hace un par de décadas una gran tienda norteamericana, J. C. Penney, se instaló en el mall Alto Las Condes, pero no mucho tiempo después resolvió abandonar el país, declarando cándidamente que no sabía cómo manejar el problema de los hurtos, pues carecía del "expertise" para ello que tenían sus similares chilenas.
Por otra parte, si el elector tiene rabia, va a votar contra alguien. Si no la siente, muchas veces no va. En las filas de personas que se cambiaron a Providencia abundaron los y las entrevistados por la TV que declaraban querer votar "contra Labbé". Lo vi y lo oí. Es que fue la única autoridad del país que quiso hacer respetar la ley, cuando se tomaron los colegios. Y fue leal con el Gobierno Militar y con sus camaradas presos políticos. ¿Cómo no les iba a dar rabia? Hoy leí en un diario que un reposado comentarista achacaba la derrota de Labbé precisamente a esos que llamaba "errores" suyos. Cuando velar por que se respete la ley y mantener una sola línea es constitutivo de "errores", estamos mal.
¿Cómo mejorar? Comunicándole y haciéndole saber a la gente que la abstención es grave para las ideas que la representan y llevando candidatos a la Presidencia y al Parlamento que interpreten a quienes se abstuvieron por no sentirse representados. Si no se logran ambas cosas, en futuras elecciones se volverá a perder "por todas las razones anteriores".
sábado, 3 de noviembre de 2012
Piñera Triunfador
He leído todos los análisis electorales y comprobado que coinciden, palabras más, palabras menos, en una cosa: el país ha virado a la izquierda. Y todos hablan de una derrota del Presidente Sebastián Piñera. ¡Pero esto no ha sido así!. El giro a la izquierda lo inició él. ¿Cómo va a haber sido derrotado, si el electorado lo siguió en eso?
Digamos, antes de avanzar, que la Concertación se halla tan segura de lo mismo que en su seno debate si el futuro gobierno, que ya siente en el bolsillo, deberá ser más o menos izquierdista; si deberá ir hasta donde dicen Pancho Vidal, Quintana y Teillier o sólo hasta donde sugieren Escalona, Velasco o Walker.
En realidad, este giro a la izquierda comenzó aun antes de que fuera elegido Sebastián Piñera. Como lo dijo su jefe de campaña, Rodrigo Hinzpeter, en una entrevista a "Qué Pasa" de 2010: para ganar "había que abrazar las banderas de la Concertación". Y lo hicieron. Y ganaron. Y después gobernaron igual que la Concertación. Hasta hacía poco sólo les faltaban, para igualarla, los sobreprecios, pero a última hora cumplieron también con ese requisito para ser considerados como el "V Gobierno de la Concertación".
Pues Sebastián Piñera comenzó su gobierno, en 2010, aumentando impuestos, yendo más a la izquierda que su antecesora. Y, en particular, aumentó el que más complace a los comunistas, el royalty, que inicialmente fue aspiración sólo de ellos, interpretada aisladamente por Jorge Lavandero, en su momento, lo cual le valió el status de pre-candidato presidencial del PC. Tal candidatura no se pudo concretar debido a problemas judiciales sobrevinientes.
Siguió Piñera en la onda estatista, creando nuevos ministerios, subsecretarías y superintendencias. Él había dicho en una entrevista, siendo todavía precandidato, que era partidario de "un Estado fuerte, que norme, regule, controle, supervise". Y lo ha hecho hacer todo eso, cada vez más.
Por eso mismo, cuando sobrevino la revolución estudiantil desatada por el comunismo, sintonizó en la misma onda izquierdista de sus líderes, la consideró "grande, noble, hermosa" y convino en que la solución era dotar de más recursos al gran monstruo burocrático que asfixia a la enseñanza chilena, el Ministerio de Educación. Al mismo tiempo, se iniciaba la persecución contra las universidades que hubieran generado ganancias para sus dueños y se volvía a aumentar los impuestos, haciendo permanente el alza de 2010 a las empresas, que había tenido carácter transitorio.
En materia de derechos humanos Sebastián Piñera ha ido también más a la izquierda que los gobiernos de la Concertación, pues su Ministro del Interior ha multiplicado por cuatro el número de querellas contra unformados (r) previamente existentes, por hechos de hace más de treinta años; ha exonerado, a través de su Ministro de Defensa, Allamand, a oficiales (r) asesores que hubieran sido destinados en el pasado remoto a la DINA o la CNI (incluido un general (r) que no estuvo en la una ni en la otra, pero es yerno de un ex director de la primera).
También su Ministerio del Interior ha apelado, pero para agravar las penas, sentencias en que la condena a uniformados (r) había sido remitida por los jueces sentenciadores, es decir, se cumplía en libertad, para transformarla en otra de cinco años y un día de presidio efectivo, que ya han debido entrar a cumplir, cosa que seguramente han hecho recordando la ovación que dispensaron al candidato Piñera cuando les prometió velar por el debido proceso y por que se aplicara en su favor la prescripción.
En fin, ha mantenido como funcionario de su confianza al Director del Instituto Médico Legal, un confeso militante del MIR, que ha prodigado inverosímiles autopsias a cadáveres inhumados hace más de treinta años, lo cual ha servido para acusar de torturas a uniformados (r). Pero el mismo Instituto no pudo precisar la causa de muerte de un niño sólo horas después de haberse extraviado hace poco en Laguna Verde.
Y, últimamente, el giro a la izquierda de Piñera se ha manifestado en la decisión de que las nuevas cárceles no serán concesionadas, sino gestionadas por el Estado; y de que los créditos a los estudiantes, que antes administraban los bancos, pasarán a ser manejados también por el Estado.
Así, pues, Sebastián Piñera y la Concertación han triunfado el 28: unidos hicieron virar al país hacia la izquierda, y el electorado los apoyó para ello. Las consecuencias las han sufrido, naturalmente, los partidos de derecha. Por eso estos últimos, no así el Presidente, han sido los únicos verdaderos y grandes derrotados en esta elección.
Digamos, antes de avanzar, que la Concertación se halla tan segura de lo mismo que en su seno debate si el futuro gobierno, que ya siente en el bolsillo, deberá ser más o menos izquierdista; si deberá ir hasta donde dicen Pancho Vidal, Quintana y Teillier o sólo hasta donde sugieren Escalona, Velasco o Walker.
En realidad, este giro a la izquierda comenzó aun antes de que fuera elegido Sebastián Piñera. Como lo dijo su jefe de campaña, Rodrigo Hinzpeter, en una entrevista a "Qué Pasa" de 2010: para ganar "había que abrazar las banderas de la Concertación". Y lo hicieron. Y ganaron. Y después gobernaron igual que la Concertación. Hasta hacía poco sólo les faltaban, para igualarla, los sobreprecios, pero a última hora cumplieron también con ese requisito para ser considerados como el "V Gobierno de la Concertación".
Pues Sebastián Piñera comenzó su gobierno, en 2010, aumentando impuestos, yendo más a la izquierda que su antecesora. Y, en particular, aumentó el que más complace a los comunistas, el royalty, que inicialmente fue aspiración sólo de ellos, interpretada aisladamente por Jorge Lavandero, en su momento, lo cual le valió el status de pre-candidato presidencial del PC. Tal candidatura no se pudo concretar debido a problemas judiciales sobrevinientes.
Siguió Piñera en la onda estatista, creando nuevos ministerios, subsecretarías y superintendencias. Él había dicho en una entrevista, siendo todavía precandidato, que era partidario de "un Estado fuerte, que norme, regule, controle, supervise". Y lo ha hecho hacer todo eso, cada vez más.
Por eso mismo, cuando sobrevino la revolución estudiantil desatada por el comunismo, sintonizó en la misma onda izquierdista de sus líderes, la consideró "grande, noble, hermosa" y convino en que la solución era dotar de más recursos al gran monstruo burocrático que asfixia a la enseñanza chilena, el Ministerio de Educación. Al mismo tiempo, se iniciaba la persecución contra las universidades que hubieran generado ganancias para sus dueños y se volvía a aumentar los impuestos, haciendo permanente el alza de 2010 a las empresas, que había tenido carácter transitorio.
En materia de derechos humanos Sebastián Piñera ha ido también más a la izquierda que los gobiernos de la Concertación, pues su Ministro del Interior ha multiplicado por cuatro el número de querellas contra unformados (r) previamente existentes, por hechos de hace más de treinta años; ha exonerado, a través de su Ministro de Defensa, Allamand, a oficiales (r) asesores que hubieran sido destinados en el pasado remoto a la DINA o la CNI (incluido un general (r) que no estuvo en la una ni en la otra, pero es yerno de un ex director de la primera).
También su Ministerio del Interior ha apelado, pero para agravar las penas, sentencias en que la condena a uniformados (r) había sido remitida por los jueces sentenciadores, es decir, se cumplía en libertad, para transformarla en otra de cinco años y un día de presidio efectivo, que ya han debido entrar a cumplir, cosa que seguramente han hecho recordando la ovación que dispensaron al candidato Piñera cuando les prometió velar por el debido proceso y por que se aplicara en su favor la prescripción.
En fin, ha mantenido como funcionario de su confianza al Director del Instituto Médico Legal, un confeso militante del MIR, que ha prodigado inverosímiles autopsias a cadáveres inhumados hace más de treinta años, lo cual ha servido para acusar de torturas a uniformados (r). Pero el mismo Instituto no pudo precisar la causa de muerte de un niño sólo horas después de haberse extraviado hace poco en Laguna Verde.
Y, últimamente, el giro a la izquierda de Piñera se ha manifestado en la decisión de que las nuevas cárceles no serán concesionadas, sino gestionadas por el Estado; y de que los créditos a los estudiantes, que antes administraban los bancos, pasarán a ser manejados también por el Estado.
Así, pues, Sebastián Piñera y la Concertación han triunfado el 28: unidos hicieron virar al país hacia la izquierda, y el electorado los apoyó para ello. Las consecuencias las han sufrido, naturalmente, los partidos de derecha. Por eso estos últimos, no así el Presidente, han sido los únicos verdaderos y grandes derrotados en esta elección.
jueves, 1 de noviembre de 2012
Las Mujeres de Providencia
Cuando el 4 de septiembre de 1970 Salvador Allende iba ganando por pocos votos a Jorge Alessandri, aparecían en la TV personeros de derecha afirmando que todavía faltaba contabilizar los votos de "las mujeres de Providencia", que se demoraban un poco más en hacer sus escrutinios que los hombres, a cambio de lo cual siempre le daban un tremendo espaldarazo electoral a la derecha. Pero sus votos esa vez no alcanzaron y Allende finalmente sumó 39 mil más que Alessandri, poniendo así la primera piedra para que en igual mes de 1973 asumiera el mejor gobierno chileno del siglo XX, que transformó a Chile en un país mucho mejor. Nadie puede desconocerle ese mérito no buscado a Salvador Allende.
Entonces todas las encuestas anticipaban el triunfo de Alessandri, pero tampoco entonces podían anticipar que muchos y muchas derechistas no irían a votar, costumbre que han mantenido estoicamente a través de los años. Por otra parte, la derecha no pudo esa vez tener un apoderado en cada mesa receptora de sufragios, cosa que, habiendo existido un pacto secreto entre Allende y Tomic, permite suponer ahora que en no pocos locales pueden haberse repartido equitativa e impunemente entre ambos los sufragios de Alessandri. Yo siempre he sospechado que, en la verdad de los hechos, Alessandri obtuvo más votos que Allende en 1970, pero nunca lo podré probar.
Claro, lo hecho, hecho está. Y ahora ¿quién iba a pensar que el 28 de octubre último "las mujeres de Providencia" nos iban a defraudar una vez más e iban a contribuir a derribar el último baluarte de ese gran gobierno, el Militar, representativo como el que más de la buena gestión, el retorno a una democracia estable y el sentido de autoridad?
¡Hélas! Ahora tomarse los colegios está bien y desalojarlos está mal; asesinar a mansalva a cinco militares y dejar gravemente heridos a once está bien y te permiten elegirte concejal (César Bunster), porque para algo está la prescripción; pero combatir a los terroristas devolviéndoles el fuego está mal y te significa cadena perpetua, y para quien lo haya hecho no vale la prescripción; publicar un libro sobre la masacre de Achupallas ("Operación Siglo XX") está bien, es elogiado por la crítica, y Michelle te convida a La Moneda para fotografiarse sonriendo junto a ti, pero hacer lo mismo describiendo la lucha antiterrorista y las prevaricaciones de los jueces (biografía de Krassnoff) está mal, te funan, te golpean, semidestruyen el local y te significa perder la reelección por haberlo facilitado; haber arruinado el país, al extremo de que quedaba "harina para pocos días más", está bien y te hace ser elegido "el más grande chileno de todos los tiempos", pero haberlo convertido, a partir de lo anterior, en "la joya más valiosa de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, Santiago, 1991) está mal y debe ser perseguido judicialmente, aunque sea contra toda ley; y, además, mantenerse fiel al régimen que lo logró te significa perder la reelección.
¡Mujeres de Providencia, otra vez nos han vuelto a defraudar!
Entonces todas las encuestas anticipaban el triunfo de Alessandri, pero tampoco entonces podían anticipar que muchos y muchas derechistas no irían a votar, costumbre que han mantenido estoicamente a través de los años. Por otra parte, la derecha no pudo esa vez tener un apoderado en cada mesa receptora de sufragios, cosa que, habiendo existido un pacto secreto entre Allende y Tomic, permite suponer ahora que en no pocos locales pueden haberse repartido equitativa e impunemente entre ambos los sufragios de Alessandri. Yo siempre he sospechado que, en la verdad de los hechos, Alessandri obtuvo más votos que Allende en 1970, pero nunca lo podré probar.
Claro, lo hecho, hecho está. Y ahora ¿quién iba a pensar que el 28 de octubre último "las mujeres de Providencia" nos iban a defraudar una vez más e iban a contribuir a derribar el último baluarte de ese gran gobierno, el Militar, representativo como el que más de la buena gestión, el retorno a una democracia estable y el sentido de autoridad?
¡Hélas! Ahora tomarse los colegios está bien y desalojarlos está mal; asesinar a mansalva a cinco militares y dejar gravemente heridos a once está bien y te permiten elegirte concejal (César Bunster), porque para algo está la prescripción; pero combatir a los terroristas devolviéndoles el fuego está mal y te significa cadena perpetua, y para quien lo haya hecho no vale la prescripción; publicar un libro sobre la masacre de Achupallas ("Operación Siglo XX") está bien, es elogiado por la crítica, y Michelle te convida a La Moneda para fotografiarse sonriendo junto a ti, pero hacer lo mismo describiendo la lucha antiterrorista y las prevaricaciones de los jueces (biografía de Krassnoff) está mal, te funan, te golpean, semidestruyen el local y te significa perder la reelección por haberlo facilitado; haber arruinado el país, al extremo de que quedaba "harina para pocos días más", está bien y te hace ser elegido "el más grande chileno de todos los tiempos", pero haberlo convertido, a partir de lo anterior, en "la joya más valiosa de la corona latinoamericana" (Bill Clinton, Santiago, 1991) está mal y debe ser perseguido judicialmente, aunque sea contra toda ley; y, además, mantenerse fiel al régimen que lo logró te significa perder la reelección.
¡Mujeres de Providencia, otra vez nos han vuelto a defraudar!