Rodrigo Álvarez es de lo mejor que tiene la UDI. Nadie lo discute, pero por una de esas cosas que tiene la democracia, en la última elección parlamentaria fue derrotado por una hija joven y buenamoza del alcalde Sabat, que seguramente tiene merecimientos propios, pero sin duda él los tenía superiores para seguir siendo parlamentario.
Tras esa drrota fue designado subsecretario de Hacienda y estoy seguro de que ése debe haber sido uno de los mayores activos que encontró Felipe Larraín para el correcto ejercicio de su cargo. Posteriormente pasó a ser ministro y finalmente terminó en la cartera de Energía, donde todo el sector ligado a ella supo valorizar la seriedad de su trabajo. Y por estar ahí le correspondió representar al gobierno en el conflicto suscitado en Aysén.
En ese trance se encontró con que debía ser la cara visible de la llamada "doctrina Piñera", que es una contradicción en los términos, pues la única doctrina conocida del presidente es la de su propio enaltecimiento. Pero alguien llamó así a un sucedáneo del ejercicio normal de la autoridad, es decir, del cumplimiento del rol fundamental de todo gobierno, que es hacer respetar las leyes. Pero el actual no lo ejerce en propiedad y así, en Aysén como en otras partes, se estableció en calles y caminos un poder dictatorial de facto, ilegal, que impedía a la gente desplazarse libremente, ir a su trabajo, comprar en el comercio y abastecer a este último y a la industria. Mediante esa dictadura de la sedición se pretendía arrancar prebendas económicas al gobierno.
Obviamente, éste debió haber procedido a través de los tribunales y la fuerza pública a poner término al alzamiento y a encarcelar a los responsables del mismo. Pero como no tenemos un gobierno cabal, nos quedamos con la "doctrina Piñera", consistente en negarse a acceder a las peticiones de los subversivos mientras éstos no restituyeran los caminos bloqueados, no levantaran las barricadas y no permitieran la libre circulación de las personas.
Pero algunos en el gobierno se dieron cuenta de que con la "doctrina Piñera" tampoco conseguían nada y de que era hasta contraproducente, pues la violencia había arreciado en Aysén y las fuerzas policiales, que allá tienen orden terminante de no maltratar a los subversivos, debían "replegarse" ante la agresividad de los mismos, lo que llevó al extremo de que hasta les incendiaran a los carabineros un carro lanzaaguas y un vehículo de transporte. Entonces alguien en el gobierno (supuestamente el número dos, en ausencia del número uno, pero sin duda con la aquiescencia de éste)decidió simplemente rendirse y acceder a lo que pedían los ayseninos alzados, sin ya pedirles siquiera ("doctrina Piñera") que primero permitieran el libre tránsito y el imperio de la ley. Es decir, tuvo lugar lo que este blog llamó en su momento "rendición incondicional". Lo único que se les pidió a los subversivos fue que viajaran a Santiago para firmar el acta de rendición del gobierno ante las cámaras, cosa que hicieron inmediatamente, porque no hay nada a lo cual un chileno se resista menos que a un viaje en gratis y a aparecer en los medios de comunicación. Dicen que los pasajes los pagaron los parlamentarios de la zona, pero dudo de que ese dinero termine saliendo de sus bolsillos.
Entonces vinieron las escenas de los abrazos en La Moneda entre personeros de gobierno y líderes subversivos, ceremonia en la cual el hasta entonces representante del régimen, el ministro Álvarez, no aparecía por ninguna parte, por la sencilla razón de que nadie le había comunicado que había cesado su representatividad. Mientras tanto, uno de los cabecillas del movimiento sedicioso, Iván Fuentes, comenzó a ser aplaudido por diversos opinólogos y parlamentarios como una "gran líder moderado". Para elevarlo a los altares sólo se requirió que los principales medios olvidaran que Fuentes, junto con encabezar la revuelta, había aparecido en el usurpado puente Ibáñez simbolizando la violencia subversiva, con enormes peñascos en mano para lanzárselos a Carabineros.
De modo que el ministro Álvarez, representante oficial del gobierno y cara visible de la "doctrina Piñera", no fue puesto al tanto y fue el último en saber. Vino a enterarse de la rendición incondicional por la prensa. Como es natural, se sintió pasado a llevar y despojado de toda autoridad y vigencia. Entonces obró como lo haría todo funcionario con algún resto de dignidad y que no ha caído en la incondicionalidad abyecta: renunció.
Pero como es de la esencia de la "doctrina" de este gobierno que la gente no deba saber nada que menoscabe la figura del presidente, éste le exigió a Álvarez guardar secreto acerca de su renuncia, no obstante lo cual ella trascendió porque no sólo era inevitable sino porque era conocida por otros miembros de su partido. Entonces el presidente procedió a actuar como en el pasado lo han hecho más de una vez socialistas y radicales, es decir, comunicó estentóreamente que despedía de inmediato a Álvarez de su cargo, como si esto fuera posible respecto de alguien que ya lo había abandonado. Lo cual empeoró las cosas, pues todo el mundo aprecia que tal "expulsión inmediata" no es otra cosa que una pataleta nacida del culto enfermizo a la propia vanidad.
La ccsa no paró ahí, pues Álvarez, traicionado por el gobierno al que representaba y por el cual sacaba la cara en Aysén, lo ha sido después por correligionarios de su propio partido, que en lugar de darle su respaldo, lo han acusado a él de poco leal con el gobierno. Esto implica creer que la única conducta admisible para un funcionario vejado y desautorizado es la de caer en la abyección máxima, con tal de preservar indemne el culto a la personalidad del gobernante.
Y, como si fuera poco, el partido de Álvarez se prodigó para que el presidente asistiera a su consejo general, para allí aplaudirlo y brindarle a él la lealtad que le ha negado a quien posiblemente es su más íntegro y respetado correligionario, ex diputado y ex ministro.
Muchos hechos del siglo XX han conducido a poner en tela de juicio la fidelidad de los chilenos de este tiempo a sus deberes básicos de consecuencia moral y lealtad con principios, personas y sus propias actuaciones pasadas. Las sucesivas deserciones que hemos visto en estos días al deber de apoyo a quien fue víctima de una maniobra política inconfesable son un jalón más de este nuevo credo de la inconsecuencia, el oportunismo y la deslealtad.
viernes, 30 de marzo de 2012
miércoles, 28 de marzo de 2012
Desayuno de ICARE
Hay muchas partes donde ya no me convidan, lo cual no me importa demasiado porque cuando lo hacían yo casi nunca asistía. Pero en ICARE me siguen mandando invitación a los desayunos, y si bien voy a pocos y me salgo antes del término, nunca me arrepiento de haber ido, pese a la levantada temprano, a que Felipe Larraín llega siempre atrasado, y a que mi amigo Pancho Silva, el presidente de ICARE, dijo ayer cosas con las que no estoy de acuerdo.
Pues en su discurso de bienvenida dio a entender que nuestra sociedad vive un clima de aspiraciones sociales legítimas insatisfechas. Eso es lo que me pareció entender de lo que expresó. Bueno, ésa es una noción "plantada" por la izquierda. "Nuestra sociedad" es un conjunto de personas bastante satisfechas. Por supuesto, siempre, a lo largo de toda la historia de la Humanidad, las personas han querido tener más de lo que tienen, y en lo posible sin esforzarse. Entonces aquí llaman "aspiraciones sociales legítimas" a que los padres de familia quieran pagar menos, o en lo posible nada, por la educación de sus hijos; o a que los ayseninos, cuya supuestamente sacrificada vida no se aviene con lo que dice un folleto que me dieron ayer en ICARE, donde se expresa que tienen la mayor tasa de obesidad en los niños, quieran tener zona franca, combustible barato y leña gratis. Ni con que yo quiera que me bajen la bencina o las contribuciones.
Esas no son "legítimas aspiraciones sociales". Se trata simplemente de codicia connatural a la condición del hombre. Y como hoy en Chile hay bandas de encapuchados que incendian, saquean, apedrean a la policía, destrozan y levantan barricadas, asustando a todo el mundo, pero muy en particular al gobierno, a raíz de lo cual éste abre la billetera y les da todo lo que piden a los que están detrás de los encapuchados formulando variadas peticiones, nos salen con que hay "un clima de inquietud social muy atendible". Pamplinas. "Picardía criolla" al cubo para conseguir cosas gratis. Sólo gente que quiere más plata sin trabajar más y ha encontrado una manera expedita de conseguirla.
Después habló el ministro de Hacienda y acreditó que estamos fantástico, como efectivamente lo estamos. Chile, con el cobre a casi 4 dólares, no puede sino estar fantástico. La gracia era hacerlo crecer al 7 por ciento con el cobre a 76 centavos, como lo hizo Büchi. Pero ahora es papaya, sin perjuicio de reconocer que tenemos un ministro de Hacienda que lo hace bien. Un tipo serio que está obligado a trabajar para un presidente que no es serio. Yo estoy seguro de que el ministro no quiere subir los impuestos como lo ha decidido su jefe por razones estrictamente demagógicas (no hay nada que él desee más que darle gusto a la izquierda).
¡Cómo no va a estar feliz el ministro si la recaudación tributaria subió en 6.500 millones de dólares! ¿Para qué necesita subir el impuesto a las empresas entonces, y recaudar 700 millones de dólares? Él sabe que no se necesita, pero su jefe "está en otra" y quiere posar de izquierdista para mejorar en las encuestas.
Además de que todo esto es absurdo, porque el mismo ministro recordó ayer que había decretado dos rebajas de gasto público el año pasado. ¿No parece de locos un gobierno que por una parte hace rebajas del gasto público, debido a que tiene suficientes recursos, y por otra sube los impuestos como si careciera de ellos? De paso, el mismo ministro nos dijo que habían vuelto a aumentar los fondos de reserva para emergencias y para previsión que tiene el gobierno y que ya sobrepasan los veinte mil millones de dólares. ¿Cómo se entiende?
Se entiende si se lee que el mismo gobierno se ha querellado en el proceso judicial politizado sobre la muerte del general Bachelet, que todo el mundo sabe, partiendo por los que fueron sus compañeros de prisión en 1973 y 1974, que falleció de un infarto por insistir en prácticar básquetbol en la cárcel, sabiendo que tenía una condición cardíaca. El ex senador socialista Eric Schnake, que estaba preso junto con él, lo ha corroborado. ¿Por qué el gobierno insiste en plegarse al uso publicitario de los tribunales que hace la izquierda? Porque es el prurito del mismo presidente admirador de Ho Chi Minh, que recordó en Vietnam el grito "Ho Ho Ho, Ho Chi Minh, lucharemos hasta el fin", atribuyéndolo a los que eran jóvenes como él en los '60, siendo que era exclusivo de las Juventudes Comunistas, como bien lo puntualiza en "El Mercurio" de hoy en su columna Gonzalo Rojas.
También en el desayuno de ayer la economista Andrea Repetto comprobó que nos estamos haciendo trampas en el solitario, pues el gobierno dice que ha creado en un año más de 600 mil nuevos empleos, en circunstancias que hubo un cambio en la forma de hacer la encuesta de empleo: antes les preguntaban a los encuestados si estaban o no trabajando una cierta cantidad de horas a la semana; cambiaron eso y pasaron a preguntarles si habían trabajado una hora en la semana anterior. Eso condujo a un "aumento" del "empleo" de 2,7 veces. El INE, durante un período, hizo la encuesta formulando las dos preguntas: usando la antigua, el aumento del empleo había sido de 145 mil personas; usando la nueva, resultaban 398 mil personas.
Es decir, el gobierno no le había contado a nadie que cambiando una pregunta de la encuesta podía aparecer creando 2,7 veces más empleos ("la letra chica"). Con razón Benjamín Disraeli decía que las mentiras se clasificaban en tres grupos, de menor a mayor: mentiras blancas, mentiras normales y estadísticas.
Ayer oí al propio director del INE refiriendo que necesitaban 14 mil personas para el nuevo censo, y se habían presentado 300 mil solicitudes. Parece que no abundan las ocupaciones.
En fin, dejo constancia de que, aparte de aprender variadas cosas, una vez más los sandwichs de ave con palta y de jamón con queso del desayuno estaban exquisitos. De unos pasteles que había al medio de la mesa no puedo opinar, porque no me atreví a sacar ninguno, debido a que nadie lo hacía, y para no perder mi reconocida prestancia republicana.
Pues en su discurso de bienvenida dio a entender que nuestra sociedad vive un clima de aspiraciones sociales legítimas insatisfechas. Eso es lo que me pareció entender de lo que expresó. Bueno, ésa es una noción "plantada" por la izquierda. "Nuestra sociedad" es un conjunto de personas bastante satisfechas. Por supuesto, siempre, a lo largo de toda la historia de la Humanidad, las personas han querido tener más de lo que tienen, y en lo posible sin esforzarse. Entonces aquí llaman "aspiraciones sociales legítimas" a que los padres de familia quieran pagar menos, o en lo posible nada, por la educación de sus hijos; o a que los ayseninos, cuya supuestamente sacrificada vida no se aviene con lo que dice un folleto que me dieron ayer en ICARE, donde se expresa que tienen la mayor tasa de obesidad en los niños, quieran tener zona franca, combustible barato y leña gratis. Ni con que yo quiera que me bajen la bencina o las contribuciones.
Esas no son "legítimas aspiraciones sociales". Se trata simplemente de codicia connatural a la condición del hombre. Y como hoy en Chile hay bandas de encapuchados que incendian, saquean, apedrean a la policía, destrozan y levantan barricadas, asustando a todo el mundo, pero muy en particular al gobierno, a raíz de lo cual éste abre la billetera y les da todo lo que piden a los que están detrás de los encapuchados formulando variadas peticiones, nos salen con que hay "un clima de inquietud social muy atendible". Pamplinas. "Picardía criolla" al cubo para conseguir cosas gratis. Sólo gente que quiere más plata sin trabajar más y ha encontrado una manera expedita de conseguirla.
Después habló el ministro de Hacienda y acreditó que estamos fantástico, como efectivamente lo estamos. Chile, con el cobre a casi 4 dólares, no puede sino estar fantástico. La gracia era hacerlo crecer al 7 por ciento con el cobre a 76 centavos, como lo hizo Büchi. Pero ahora es papaya, sin perjuicio de reconocer que tenemos un ministro de Hacienda que lo hace bien. Un tipo serio que está obligado a trabajar para un presidente que no es serio. Yo estoy seguro de que el ministro no quiere subir los impuestos como lo ha decidido su jefe por razones estrictamente demagógicas (no hay nada que él desee más que darle gusto a la izquierda).
¡Cómo no va a estar feliz el ministro si la recaudación tributaria subió en 6.500 millones de dólares! ¿Para qué necesita subir el impuesto a las empresas entonces, y recaudar 700 millones de dólares? Él sabe que no se necesita, pero su jefe "está en otra" y quiere posar de izquierdista para mejorar en las encuestas.
Además de que todo esto es absurdo, porque el mismo ministro recordó ayer que había decretado dos rebajas de gasto público el año pasado. ¿No parece de locos un gobierno que por una parte hace rebajas del gasto público, debido a que tiene suficientes recursos, y por otra sube los impuestos como si careciera de ellos? De paso, el mismo ministro nos dijo que habían vuelto a aumentar los fondos de reserva para emergencias y para previsión que tiene el gobierno y que ya sobrepasan los veinte mil millones de dólares. ¿Cómo se entiende?
Se entiende si se lee que el mismo gobierno se ha querellado en el proceso judicial politizado sobre la muerte del general Bachelet, que todo el mundo sabe, partiendo por los que fueron sus compañeros de prisión en 1973 y 1974, que falleció de un infarto por insistir en prácticar básquetbol en la cárcel, sabiendo que tenía una condición cardíaca. El ex senador socialista Eric Schnake, que estaba preso junto con él, lo ha corroborado. ¿Por qué el gobierno insiste en plegarse al uso publicitario de los tribunales que hace la izquierda? Porque es el prurito del mismo presidente admirador de Ho Chi Minh, que recordó en Vietnam el grito "Ho Ho Ho, Ho Chi Minh, lucharemos hasta el fin", atribuyéndolo a los que eran jóvenes como él en los '60, siendo que era exclusivo de las Juventudes Comunistas, como bien lo puntualiza en "El Mercurio" de hoy en su columna Gonzalo Rojas.
También en el desayuno de ayer la economista Andrea Repetto comprobó que nos estamos haciendo trampas en el solitario, pues el gobierno dice que ha creado en un año más de 600 mil nuevos empleos, en circunstancias que hubo un cambio en la forma de hacer la encuesta de empleo: antes les preguntaban a los encuestados si estaban o no trabajando una cierta cantidad de horas a la semana; cambiaron eso y pasaron a preguntarles si habían trabajado una hora en la semana anterior. Eso condujo a un "aumento" del "empleo" de 2,7 veces. El INE, durante un período, hizo la encuesta formulando las dos preguntas: usando la antigua, el aumento del empleo había sido de 145 mil personas; usando la nueva, resultaban 398 mil personas.
Es decir, el gobierno no le había contado a nadie que cambiando una pregunta de la encuesta podía aparecer creando 2,7 veces más empleos ("la letra chica"). Con razón Benjamín Disraeli decía que las mentiras se clasificaban en tres grupos, de menor a mayor: mentiras blancas, mentiras normales y estadísticas.
Ayer oí al propio director del INE refiriendo que necesitaban 14 mil personas para el nuevo censo, y se habían presentado 300 mil solicitudes. Parece que no abundan las ocupaciones.
En fin, dejo constancia de que, aparte de aprender variadas cosas, una vez más los sandwichs de ave con palta y de jamón con queso del desayuno estaban exquisitos. De unos pasteles que había al medio de la mesa no puedo opinar, porque no me atreví a sacar ninguno, debido a que nadie lo hacía, y para no perder mi reconocida prestancia republicana.
martes, 27 de marzo de 2012
Rendición Incondicional
De nuevo al gobierno le arrancaron concesiones y beneficios por la fuerza ilegal. No tuvo autoridad ni energía para hacer respetar la ley ni el orden, conceptos completamente depreciados y pasados de moda. Entonces, sólo le quedaba hacer lo que hizo: abrir la bolsa.
El ministro Rodrigo Álvarez renunció porque se enteró por los diarios de la rendición incondicional. A él lo habían instruido en el sentido de conceder determinados beneficios sólo si se ponía término a las barricadas, los bloqueos y los apedreamientos a Carabineros. Como los alzados no concretaron nada de eso, él no hizo las concesiones. Entonces "alguien", a sus espaldas, las otorgó, junto a otras adicionales, sin que se hubiera puesto término ni a las barricadas, ni a los bloqueos ni a los apedreamientos. Y sin decirle nada a Alvarez.
¿Quién es "alguien"? Obviamente no el número dos, pues éste no hace nada sin la venia del número uno.
Y entonces el país entero ha celebrado la "solución", es decir, la rendición incondicional del gobierno ante la violencia de los sediciosos. Abrazos, fotos, "mesas de trabajo" para concretar la entrega de los beneficios. Ha surgido un nuevo héroe "moderado", al cual variados columnistas, opinólogos y comentaristas le encuentran las más variadas virtudes: Iván Fuentes. Uno de los que encabezó el alzamiento y la violencia en Aysén. En realidad, de partida tiene una virtud: es más duro que el gobierno. Pero eso no es difícil.
La derrota total ha tenido lugar también, como siempre sucede, en el terreno semántico, pues los vencedores son los que escriben la historia. Ahora se llama "movilización social" a la violencia en sus más variadas formas. "Legítimas aspiraciones" a las prebendas arrancadas por la fuerza a la autoridad. Las culpables, una vez más, son las fuerzas de orden que tenían por misión hacer respetar las leyes, no quienes las atropellaron. Otra vez van a ser ellas las juzgadas. "Terroristas libres y uniformados presos" ¿no suena conocido? Pues alguien tiene que responder por "la represión", el nombre que se da al hecho de que la policía despeje las calles y vele porque los ciudadanos puedan desplazarse libremente.
Y, en fin, la admiración general va para los ministros "flexibles", es decir, los que firmaron la rendición incondicional y abrieron la bolsa con la generosidad proverbial de quienes regalan dinero ajeno.
¿Y ahora qué? Que pasen los siguientes e incendien, destruyan, apedreen... y cobren.
¿Y el gobierno? ¿Cuál gobierno?
El ministro Rodrigo Álvarez renunció porque se enteró por los diarios de la rendición incondicional. A él lo habían instruido en el sentido de conceder determinados beneficios sólo si se ponía término a las barricadas, los bloqueos y los apedreamientos a Carabineros. Como los alzados no concretaron nada de eso, él no hizo las concesiones. Entonces "alguien", a sus espaldas, las otorgó, junto a otras adicionales, sin que se hubiera puesto término ni a las barricadas, ni a los bloqueos ni a los apedreamientos. Y sin decirle nada a Alvarez.
¿Quién es "alguien"? Obviamente no el número dos, pues éste no hace nada sin la venia del número uno.
Y entonces el país entero ha celebrado la "solución", es decir, la rendición incondicional del gobierno ante la violencia de los sediciosos. Abrazos, fotos, "mesas de trabajo" para concretar la entrega de los beneficios. Ha surgido un nuevo héroe "moderado", al cual variados columnistas, opinólogos y comentaristas le encuentran las más variadas virtudes: Iván Fuentes. Uno de los que encabezó el alzamiento y la violencia en Aysén. En realidad, de partida tiene una virtud: es más duro que el gobierno. Pero eso no es difícil.
La derrota total ha tenido lugar también, como siempre sucede, en el terreno semántico, pues los vencedores son los que escriben la historia. Ahora se llama "movilización social" a la violencia en sus más variadas formas. "Legítimas aspiraciones" a las prebendas arrancadas por la fuerza a la autoridad. Las culpables, una vez más, son las fuerzas de orden que tenían por misión hacer respetar las leyes, no quienes las atropellaron. Otra vez van a ser ellas las juzgadas. "Terroristas libres y uniformados presos" ¿no suena conocido? Pues alguien tiene que responder por "la represión", el nombre que se da al hecho de que la policía despeje las calles y vele porque los ciudadanos puedan desplazarse libremente.
Y, en fin, la admiración general va para los ministros "flexibles", es decir, los que firmaron la rendición incondicional y abrieron la bolsa con la generosidad proverbial de quienes regalan dinero ajeno.
¿Y ahora qué? Que pasen los siguientes e incendien, destruyan, apedreen... y cobren.
¿Y el gobierno? ¿Cuál gobierno?
lunes, 26 de marzo de 2012
Siete Años Perdidos
Hace siete años una firma canadiense, Blue Energy, ofreció al Ministerio de Obras Públicas hacer el puente sobre el canal de Chacao, para unir a Chiloé con el continente, por la séptima parte del costo del puente que en ese tiempo impulsaba Ricardo Lagos: 65 versus 410 millones de dólares. Después el costo de este último aumentó a más del doble, así es que el proyecto de Blue Energy pasaba a ser catorce veces más barato. Probablemente porque no utilizaba acero, como el Elefante Blanco de Lagos, sino sólo hormigón.
El proyecto de Blue Energy contemplaba generadores mareomotrices en la parte inferior del puente, aprovechando las fuertes corrientes del canal de Chacao, con las cuales proveería energía eléctrica equivalente al 45 por ciento del Sistema Interconectado Central (2.600 megawatts).
El peaje demandado por el Elefante Blanco de Lagos iba a ser de 8 mil pesos; el del puente de Blue Energy, de 4 mil pesos. Frente a un sistema mareomotriz francés en La Rance, que funciona cinco horas al día, el de Chacao podría funcionar dieciocho horas diarias. Además, sus rotores lentos eran amigables con los peces, en particular con los salmones.
El ingeniero del puente de Blue Energy iba a ser el chileno René Fischmann, graduado en la Universidad de Ohio y que construyó en Chile numerosos puentes, como ingeniero de obras públicas: justamente los que "no se cayeron", pues hubo otros viaductos concertacionistas que se vinieron abajo, a veces sin terremoto de por medio.
El proyecto de Blue Energy se publicó a página entera en "El Mercurio", el 15 de abril de 2005. Pero en el MOP nadie le contestó siquiera a los canadienses. El MOP sólo les dijo que "habían llegado atrasados", pues sus funcionarios estaban entusiasmados con el Elefante Blanco. Tenía demasiadas "ventajas": costaba entre siete y catorce veces más, no generaba electricidad y su peaje costaba el doble.
Desde 2009 podríamos haber estado cruzando por el puente a Chiloé y recibiendo el aporte de las turbinas mareomotrices al Sistema Interconectado Central, tras habernos ahorrado entre casi 400 y hasta 900 millones de dólares. Pero la burocracia le dijo a Blue Energy que "había llegado tarde" y, de hecho, nunca le contestó nada.
¿Por qué somos subdesarrollados? Por cosas como ésa.
Pero, bueno, ahora hemos visto y oído al Presidente de la República admirando las turbinas mareomotrices en Corea del Sur y dándose cuenta de su conveniencia. Y tenemos un ministro de Obras Públicas como Laurence Golborne, que va a examinar con ojo objetivo y no comprometido todos los proyectos que hay en el ministerio, incluso los más baratos y convenientes, aunque hayan "llegado tarde". Hay, pues, una esperanza.
Estamos en 2012. Tal vez en 2015 o 2016 podríamos estar cruzando a Chiloé por un puente y generando 2.600 megawatts adicionales. ¿O la burocracia va a volver a elegir al Elefante Blanco de mil millones de dólares?
El proyecto de Blue Energy contemplaba generadores mareomotrices en la parte inferior del puente, aprovechando las fuertes corrientes del canal de Chacao, con las cuales proveería energía eléctrica equivalente al 45 por ciento del Sistema Interconectado Central (2.600 megawatts).
El peaje demandado por el Elefante Blanco de Lagos iba a ser de 8 mil pesos; el del puente de Blue Energy, de 4 mil pesos. Frente a un sistema mareomotriz francés en La Rance, que funciona cinco horas al día, el de Chacao podría funcionar dieciocho horas diarias. Además, sus rotores lentos eran amigables con los peces, en particular con los salmones.
El ingeniero del puente de Blue Energy iba a ser el chileno René Fischmann, graduado en la Universidad de Ohio y que construyó en Chile numerosos puentes, como ingeniero de obras públicas: justamente los que "no se cayeron", pues hubo otros viaductos concertacionistas que se vinieron abajo, a veces sin terremoto de por medio.
El proyecto de Blue Energy se publicó a página entera en "El Mercurio", el 15 de abril de 2005. Pero en el MOP nadie le contestó siquiera a los canadienses. El MOP sólo les dijo que "habían llegado atrasados", pues sus funcionarios estaban entusiasmados con el Elefante Blanco. Tenía demasiadas "ventajas": costaba entre siete y catorce veces más, no generaba electricidad y su peaje costaba el doble.
Desde 2009 podríamos haber estado cruzando por el puente a Chiloé y recibiendo el aporte de las turbinas mareomotrices al Sistema Interconectado Central, tras habernos ahorrado entre casi 400 y hasta 900 millones de dólares. Pero la burocracia le dijo a Blue Energy que "había llegado tarde" y, de hecho, nunca le contestó nada.
¿Por qué somos subdesarrollados? Por cosas como ésa.
Pero, bueno, ahora hemos visto y oído al Presidente de la República admirando las turbinas mareomotrices en Corea del Sur y dándose cuenta de su conveniencia. Y tenemos un ministro de Obras Públicas como Laurence Golborne, que va a examinar con ojo objetivo y no comprometido todos los proyectos que hay en el ministerio, incluso los más baratos y convenientes, aunque hayan "llegado tarde". Hay, pues, una esperanza.
Estamos en 2012. Tal vez en 2015 o 2016 podríamos estar cruzando a Chiloé por un puente y generando 2.600 megawatts adicionales. ¿O la burocracia va a volver a elegir al Elefante Blanco de mil millones de dólares?
domingo, 25 de marzo de 2012
Messi, Alexis, Hinzpeter, Larroulet y Lavín
Messi sirvió el tiro libre y, si es que no iba apenas desviado, lo iba a atajar con facilidad el arquero del Mallorca, pero en eso saltó Alexis y rozó el balón con la cabeza, tras lo cual él mismo se estrelló con el arquero antes de que éste atrapara la pelota, y la misma entró al arco y fue gol. La televisión se lo adjudicó a Alexis. Si uno mira la grabación o la foto, advierte que no hay "luz" entre el balón y la cabeza de Alexis. Luego éste lo tocó e hizo el gol. Pero después, consultado por el árbitro, el chileno dijo que no lo había tocado y que el gol era de Messi, que así empata con Cristiano Ronaldo como Pichichi de la Liga. ¡Un chileno caballero! ¡Había uno! Más que eso, "caballerazo", porque era su gol y lo cedió.
Por estos lares y mientras el presidente chileno continuaba con sus sucesivos homenajes a Ho Chi Minh, Hinzpeter se saltaba a pies juntos la "doctrina Piñera" e invitaba a conversar a La Moneda a varios líderes del levantamiento inconstitucional e ilegal de Aysén mientras la zona seguía llena de barricadas. La radio Agricultura informó de la molestia del presidente por esa convocatoria, pero luego tal noticia simplemente "se esfumó" y no apareció más en medio alguno.
Al contrario, lo que sí apareció fue el gobierno, pero ahora representado por el ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet, llegando a acuerdos y abrazándose con el principal líder del levantamiento de Aysén, Iván Fuentes. Tras ello, también ha aparecido el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín, captando las pantallas y precisando las concesiones que se han hecho a los ayseninos.
¿Y Hinzpeter, que fue quien "lanzó el tiro libre"? Se le ordenó, al parecer, mutis por el foro y desaparecer. Es verdad que Larroulet y Lavín rozaron la pelota con el pelo y metieron el gol, pero en este caso el tanto no se le atribuye al autor del lanzamiento libre, que convocó a los alzados ayseninos, como lo fue Hinzpeter, sino a aquellos dos ministros posteriormente intervinientes.
Supongo que el presidente, desde alguna de las residencias o palacios de Ho Chi Minh, ordenó el referido mutis de Hinzpeter por haber hecho tabula rasa de la "doctrina Piñera", según la cual no había negociaciones mientras no se restablecieran el orden público y la libre circulación en la zona. Pues de hecho ella fue sustituida por la "doctrina Hinzpeter", según la cual se negocia con los revolucionarios de Aysén y se les hace concesiones, tras lo cual éstos despejan las barricadas y ponen término a los desmanes, que es lo que ha sucedido en la práctica. Pero ningún medio, salvo éste, ha llamado a la nueva "doctrina" por el nombre de su autor. Y yo me pregunto ¿será su mutis definitivo o transitorio? Lo sabremos al retorno del protagonista de los interminables homenajes a la memoria de Ho Chi Minh.
Entretanto, todo es abrazos entre los líderes ayseninos y los ministros que han llevado a la práctica la ahora innominada "doctrina Hinzpeter".
Simbolizando la nueva etapa, hoy aparece en "El Mercurio" una carta de Jorge Donoso Pacheco, alto funcionario del Banco del Estado y otrora director de "Fortín Mapocho", un diario de sañuda oposición al Gobierno Militar (pero cómo, ¿no era una "dictadura"?) proclamando a Iván Fuentes como un gran líder "moderado", lo que no se condice con su carácter de jefe de las diversas tomas violentas en Aysén ni menos con los testimonios gráficos (de abundante circulación por internet) que lo presentan en el puente General Ibáñez portando una enorme piedra y avanzando hacia lanzarla a los carabineros.
Si ustedes revisan los ejemplares de "Fortín Mapocho" de la segunda mitad de 1989 se encontrarán allí con un ataque en primera página contra el entonces candidato a senador Sebastián Piñera, recordándole su paso por el Banco de Talca y describiendo las consecuencias del mismo con variados adjetivos derogatorios. Pero pocos días y ejemplares después se encontrarán en el mismo diario con testimonios gráficos de un festejo dado por el aludido candidato a senador Sebastián Piñera al director del mismo "Fortín Mapocho" que lo había denigrado y otros periodistas, festejo que, evidentemente, puso término a la que se anunciaba como ingrata campaña del periódico contra dicho candidato, cuya actuación en el Banco de Talca nunca volvió a ser mencionada por el rotativo.
Hoy Iván Fuentes, Donoso Pacheco, Piñera, el gobierno y la revolución de Aysén se funden en un gran abrazo fraterno y aquí no ha pasado nada que no pueda ser solventado generosamente por los contribuyentes chilenos. Y, en cuanto a la Constitución, las leyes y el sentido de autoridad, "si los he visto no me acuerdo."
Por estos lares y mientras el presidente chileno continuaba con sus sucesivos homenajes a Ho Chi Minh, Hinzpeter se saltaba a pies juntos la "doctrina Piñera" e invitaba a conversar a La Moneda a varios líderes del levantamiento inconstitucional e ilegal de Aysén mientras la zona seguía llena de barricadas. La radio Agricultura informó de la molestia del presidente por esa convocatoria, pero luego tal noticia simplemente "se esfumó" y no apareció más en medio alguno.
Al contrario, lo que sí apareció fue el gobierno, pero ahora representado por el ministro Secretario General de la Presidencia, Cristián Larroulet, llegando a acuerdos y abrazándose con el principal líder del levantamiento de Aysén, Iván Fuentes. Tras ello, también ha aparecido el ministro de Desarrollo Social, Joaquín Lavín, captando las pantallas y precisando las concesiones que se han hecho a los ayseninos.
¿Y Hinzpeter, que fue quien "lanzó el tiro libre"? Se le ordenó, al parecer, mutis por el foro y desaparecer. Es verdad que Larroulet y Lavín rozaron la pelota con el pelo y metieron el gol, pero en este caso el tanto no se le atribuye al autor del lanzamiento libre, que convocó a los alzados ayseninos, como lo fue Hinzpeter, sino a aquellos dos ministros posteriormente intervinientes.
Supongo que el presidente, desde alguna de las residencias o palacios de Ho Chi Minh, ordenó el referido mutis de Hinzpeter por haber hecho tabula rasa de la "doctrina Piñera", según la cual no había negociaciones mientras no se restablecieran el orden público y la libre circulación en la zona. Pues de hecho ella fue sustituida por la "doctrina Hinzpeter", según la cual se negocia con los revolucionarios de Aysén y se les hace concesiones, tras lo cual éstos despejan las barricadas y ponen término a los desmanes, que es lo que ha sucedido en la práctica. Pero ningún medio, salvo éste, ha llamado a la nueva "doctrina" por el nombre de su autor. Y yo me pregunto ¿será su mutis definitivo o transitorio? Lo sabremos al retorno del protagonista de los interminables homenajes a la memoria de Ho Chi Minh.
Entretanto, todo es abrazos entre los líderes ayseninos y los ministros que han llevado a la práctica la ahora innominada "doctrina Hinzpeter".
Simbolizando la nueva etapa, hoy aparece en "El Mercurio" una carta de Jorge Donoso Pacheco, alto funcionario del Banco del Estado y otrora director de "Fortín Mapocho", un diario de sañuda oposición al Gobierno Militar (pero cómo, ¿no era una "dictadura"?) proclamando a Iván Fuentes como un gran líder "moderado", lo que no se condice con su carácter de jefe de las diversas tomas violentas en Aysén ni menos con los testimonios gráficos (de abundante circulación por internet) que lo presentan en el puente General Ibáñez portando una enorme piedra y avanzando hacia lanzarla a los carabineros.
Si ustedes revisan los ejemplares de "Fortín Mapocho" de la segunda mitad de 1989 se encontrarán allí con un ataque en primera página contra el entonces candidato a senador Sebastián Piñera, recordándole su paso por el Banco de Talca y describiendo las consecuencias del mismo con variados adjetivos derogatorios. Pero pocos días y ejemplares después se encontrarán en el mismo diario con testimonios gráficos de un festejo dado por el aludido candidato a senador Sebastián Piñera al director del mismo "Fortín Mapocho" que lo había denigrado y otros periodistas, festejo que, evidentemente, puso término a la que se anunciaba como ingrata campaña del periódico contra dicho candidato, cuya actuación en el Banco de Talca nunca volvió a ser mencionada por el rotativo.
Hoy Iván Fuentes, Donoso Pacheco, Piñera, el gobierno y la revolución de Aysén se funden en un gran abrazo fraterno y aquí no ha pasado nada que no pueda ser solventado generosamente por los contribuyentes chilenos. Y, en cuanto a la Constitución, las leyes y el sentido de autoridad, "si los he visto no me acuerdo."
viernes, 23 de marzo de 2012
Las Preguntas que se Hacen los Chilenos
Según la doctrina que defiende este blog, al primero que levante una barricada, apedree a la policía, lance bombas molotov o se tome un colegio o cualquier otra instalación, se le debe reprimir inmediatamente y luego arrestar, para ser puesto a disposición de un tribunal ante el cual se cursará una querella por los respectivos delitos sancionados en el Código Penal y en la Ley de Seguridad del Estado.
A su turno, la "doctrina Piñera", consagrada la semana pasada, no contempla hacer casi nada de lo anterior y, de hecho, casi nada de ello se hace; pero sí que no se debe entablar negociaciones con quienes cometen los respectivos delitos. Ellas sólo pueden tener lugar cuando haya sido restablecida la normalidad legal.
Dado que el pueblo eligió presidente a Sebastián Piñera, en el territorio rige la "doctrina Piñera" y no la de este blog.
Establecido eso, hay que advertir que el problema de Aysén es real y difícil de resolver. La vida allá es dura. Por ejemplo, hace meses que no pueden nombrar a un seremi de salud titular porque no hay interesados en irse a vivir allá. Con todo, la región va bien y por algo es la de mayor crecimiento y una de las de menor desempleo del país.
Otra cosa importante de consignar es que un gran número de sus habitantes --y muchos de los del resto del país-- se han dado cuenta, a estas alturas, de que los recursos para la solución de sus problemas se pueden obtener usando la fuerza ilegal, para obligar a la autoridad a entregarlos. Esta conducta está sancionada como delito desde el siglo XIX, en que se dictó el Código Penal, y las respectivas penas han sido agravadas en el siglo XX por la Ley de Seguridad del Estado. Pero en el Chile actual tales normas han dejado de ser aplicadas en la práctica.
Siendo así las cosas, los ayseninos vieron el año pasado que los magallánicos obtuvieron gran parte de lo que querían trasgrediendo la legalidad y paralizando la zona, y nada malo les sucedió. Al contrario, les dieron cosas buenas. Después vieron a los estudiantes conseguir variados beneficios tomándose los colegios, ejerciendo la violencia y destrozando todo. Ninguno fue procesado y ni siquiera el alcalde Labbé, única autoridad que quiso hacer respetar la ley, consiguió expulsarlos de los colegios municipales, pues los tribunales los reincorporaron. En fin, los ayseninos y todos los demás chilenos vieron que el gobierno hasta quiere aumentar los impuestos para darles más recursos a los estudiantes alzados. Entonces se dijeron: "La solución de nuestros problemas está en hacer lo mismo". Y lo están haciendo. Y cada vez más chilenos lo harán. Acuérdense de mí. No es que yo sea pitoniso, sino que sólo soy conocedor de la naturaleza humana.
Ayer en la mañana tuve que desplazarme a diversos lugares y, en medio de variados tacos, me informé por Radio Agricultura de que el vicepresidente de la República había convocado a los dirigentes de Aysén a una reunión en La Moneda para buscar una solución a sus aspiraciones. Los parlamentarios de Aysén les pagaron a éstos los pasajes. Pero también me enteré, por la misma radio, de que el presidente Piñera desde Vietnam desautorizaba esa reunión, porque contrariaba "la doctrina Piñera", consistente en no conversar con los ayseninos si permanecían las barricadas en calles y caminos y el puente seguía tomado. Supuse que se avecinaba otra crisis de gabinete.
Pero como más tarde y hoy no he visto nada de eso en la prensa ni en la TV, supongo que, uno, oí mal o, dos, oí bien pero el "segundo piso" se encargó de arreglar el entuerto y silenciarlo.
Sea como fuere, resulta claro que la "doctrina Piñera" ya fue abandonada, porque La Moneda conversó con los dirigentes de Aysén mientras seguían las barricadas y las tomas. Y no son dirigentes "pacíficos" los que están en La Moneda: me acaba de llegar por correo electrónico una foto de Iván Fuentes, que encabeza las tratativas, con un enorme peñasco en la mano en el puente Ibáñez, en actitud de lanzarlo a los carabineros. Pero Fuentes puede estar tranquilo, porque nadie le hará nada por eso.
Además, la "doctrina Piñera" se deroga justamente tras la más violenta noche registrada en Coyhaique desde que se iniciaron los desmanes. El vicepresidente la derogó y la única reacción del autor de tal doctrina ante eso fue enfundarse unos paños de fieltro sobre los zapatos para visitar el hogar de Ho Chi Minh y rendirle homenaje.
Un sujeto muy irrespetuoso me dijo que al presidente ahora le dicen "Sebastián Piñata", porque basta golpearlo un poco para que caigan los regalos.
En fin, la pregunta que muchos chilenos se hacen a estas alturas es: "¿Qué se van a tomar ahora?" Y uno, hace poco rato, me expresó que él se formulaba otra adicional: "Cuando el gobernante de Vietnam retribuya la visita ¿lo irá el presidente a convidar a visitar el mausoleo de Pinochet en Los Boldos?"
A su turno, la "doctrina Piñera", consagrada la semana pasada, no contempla hacer casi nada de lo anterior y, de hecho, casi nada de ello se hace; pero sí que no se debe entablar negociaciones con quienes cometen los respectivos delitos. Ellas sólo pueden tener lugar cuando haya sido restablecida la normalidad legal.
Dado que el pueblo eligió presidente a Sebastián Piñera, en el territorio rige la "doctrina Piñera" y no la de este blog.
Establecido eso, hay que advertir que el problema de Aysén es real y difícil de resolver. La vida allá es dura. Por ejemplo, hace meses que no pueden nombrar a un seremi de salud titular porque no hay interesados en irse a vivir allá. Con todo, la región va bien y por algo es la de mayor crecimiento y una de las de menor desempleo del país.
Otra cosa importante de consignar es que un gran número de sus habitantes --y muchos de los del resto del país-- se han dado cuenta, a estas alturas, de que los recursos para la solución de sus problemas se pueden obtener usando la fuerza ilegal, para obligar a la autoridad a entregarlos. Esta conducta está sancionada como delito desde el siglo XIX, en que se dictó el Código Penal, y las respectivas penas han sido agravadas en el siglo XX por la Ley de Seguridad del Estado. Pero en el Chile actual tales normas han dejado de ser aplicadas en la práctica.
Siendo así las cosas, los ayseninos vieron el año pasado que los magallánicos obtuvieron gran parte de lo que querían trasgrediendo la legalidad y paralizando la zona, y nada malo les sucedió. Al contrario, les dieron cosas buenas. Después vieron a los estudiantes conseguir variados beneficios tomándose los colegios, ejerciendo la violencia y destrozando todo. Ninguno fue procesado y ni siquiera el alcalde Labbé, única autoridad que quiso hacer respetar la ley, consiguió expulsarlos de los colegios municipales, pues los tribunales los reincorporaron. En fin, los ayseninos y todos los demás chilenos vieron que el gobierno hasta quiere aumentar los impuestos para darles más recursos a los estudiantes alzados. Entonces se dijeron: "La solución de nuestros problemas está en hacer lo mismo". Y lo están haciendo. Y cada vez más chilenos lo harán. Acuérdense de mí. No es que yo sea pitoniso, sino que sólo soy conocedor de la naturaleza humana.
Ayer en la mañana tuve que desplazarme a diversos lugares y, en medio de variados tacos, me informé por Radio Agricultura de que el vicepresidente de la República había convocado a los dirigentes de Aysén a una reunión en La Moneda para buscar una solución a sus aspiraciones. Los parlamentarios de Aysén les pagaron a éstos los pasajes. Pero también me enteré, por la misma radio, de que el presidente Piñera desde Vietnam desautorizaba esa reunión, porque contrariaba "la doctrina Piñera", consistente en no conversar con los ayseninos si permanecían las barricadas en calles y caminos y el puente seguía tomado. Supuse que se avecinaba otra crisis de gabinete.
Pero como más tarde y hoy no he visto nada de eso en la prensa ni en la TV, supongo que, uno, oí mal o, dos, oí bien pero el "segundo piso" se encargó de arreglar el entuerto y silenciarlo.
Sea como fuere, resulta claro que la "doctrina Piñera" ya fue abandonada, porque La Moneda conversó con los dirigentes de Aysén mientras seguían las barricadas y las tomas. Y no son dirigentes "pacíficos" los que están en La Moneda: me acaba de llegar por correo electrónico una foto de Iván Fuentes, que encabeza las tratativas, con un enorme peñasco en la mano en el puente Ibáñez, en actitud de lanzarlo a los carabineros. Pero Fuentes puede estar tranquilo, porque nadie le hará nada por eso.
Además, la "doctrina Piñera" se deroga justamente tras la más violenta noche registrada en Coyhaique desde que se iniciaron los desmanes. El vicepresidente la derogó y la única reacción del autor de tal doctrina ante eso fue enfundarse unos paños de fieltro sobre los zapatos para visitar el hogar de Ho Chi Minh y rendirle homenaje.
Un sujeto muy irrespetuoso me dijo que al presidente ahora le dicen "Sebastián Piñata", porque basta golpearlo un poco para que caigan los regalos.
En fin, la pregunta que muchos chilenos se hacen a estas alturas es: "¿Qué se van a tomar ahora?" Y uno, hace poco rato, me expresó que él se formulaba otra adicional: "Cuando el gobernante de Vietnam retribuya la visita ¿lo irá el presidente a convidar a visitar el mausoleo de Pinochet en Los Boldos?"
miércoles, 21 de marzo de 2012
Retomo la Vigilancia del País
Me ausento un par de días y esto se convierte en un pandemónium. Leo que Longueira se apresta para hacer campaña en su partido, que es lo único parecido a una colectividad de derecha que nos va quedando, para defender el aumento de los impuestos. Cuando un partido de derecha amenaza alinearse con una idea que, por antonomasia, es netamente de izquierda, ya las últimas esperanzas se desvanecen. Sobre todo si el senador Hernán Larraín, del mismo partido supuestamente de derecha, propone a su turno ¡un aumento de impuestos mayor que el impulsado por el presidente del V Gobierno de la Concertación!
Mientras tanto, las regiones siguen alzadas, en vista de que no hay autoridad. En Calama, eso sí, con cierta prudencia, tanto que dejaron en segunda fila a Camila Vallejo y Cristián Cuevas, adalides de la revolución comunista que está en curso, que he denunciado desde hace meses y contra la cual el país rehúsa defenderse. Los calameños no quieren violencia, sino sólo plata, mucha plata.
Pero en Aysén las cosas no pueden estar peor. El gobierno ha abierto la billetera y anunciado: 1) un subsidio al transporte, 2) un aumento de la inversión regional a cinco veces la actual, 3) tres nuevos hospitales y un centro de diálisis, 4) aumento desde 1.700 a 2.600 de los subsidios para viviendas, 5) bono para recibir gratis cuatro metros cúbicos de leña durante el invierno, y 6) aumento al triple de la Beca Educacioanal Patagonia. La región que más creció el año pasado, que menos desempleo tiene y cuyo ingreso se distribuye más igualitariamente que Santiago, quiere distanciarse del resto todavía más. ¿Y están contentos allá? ¡No! Quieren más, siguen tomándose el puente y los caminos, hay numerosos carabineros heridos y los encapuchados han incendiado un carro lanzaaguas de la policía. ¿Y qué han hecho los carabineros? Replegarse, porque, ha dicho el general director, si no lo hicieran podría haber heridos "o algo peor". Y en Santiago, frente a la Universidad del mismo nombre, los encapuchados han incendiado otro bus más del Transantiago. ¿También ahí se habían "replegado" los carabineros?
Entonces una parlamentaria, Carolina (¿o es Catalina?) Goic prepara una acusación constitucional contra el ministro del Interior. Explicable, porque su falta de energía durante un mes de conflicto ha llevado a una dictadura anarco-comunista en Aysén. ¡Nooo, si la acusación es por todo lo contrario, por haber usado la fuerza policial para impedir los bloqueos, incendios y barricadas! ¿No es el mundo al revés?
¿Y dónde está el piloto? Está en éxtasis, porque ha podido visitar la casa de Ho Chi Minh, uno de los dictadores más sangrientos del mundo comunista. Pero era comunista y no hay nada que enternezca más al Gran Protagonista de Chile que un comunista de tomo y lomo. Y durante doce días él se nos hará presente en las pantallas desde el Lejano Oriente, con sus mensajes de optimismo y unidad, y probablemente dándose tiempo para discurrir alguna otra medida concertacionista que le haga honor al nombre que he discurrido para su gobierno.
Entretanto, acá los cerebros siguen siendo metódicamente lavados y la televisora estatal, supuestamente "de todos los chilenos", seguirá siendo portavoz "de algunos chilenos", los de la izquierda, y preparando una nueva edición de "Los Archivos del Cardenal", que no fueron, por cierto, obra de ningún cardenal, sino del Archivero de la Vicaría de la Solidaridad, José Manuel Parada, que era a la vez alto jefe comunista y alto jefe del grupo terrorista Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El equipo designado por este V Gobierno de la Concertación para dirigir TVN impulsa entusiastamente la idea, aplaudida ayer por el político socialista Juan Gabriel Valdés, quien en artículo de "El Mercurio" de ayer pidió que se lancen más programas como "Los 80" y "Lor Archoivos del Cardenal". Pero hoy un lector de "El Mercurio" le replica que tal vez sería también conveniente algún programa que recordara cómo fue la Unidad Poplular, que tras la gestión de su Gran Presidente Salvador Allende dejó al país sin alimentos, dividido, lleno de guerrilleros y "compañeros de tropas" cubanos y en completa bancarrota material y espiritual. ¡Y don Juan Gabriel, como típico exponente socialista que es, quiere que se continúe en la tarea de extender cortinas de humo para ocultar todo eso, que ya está convenientemente lavado de los cerebros de los chilenos!
No, no me voy a volver a ausentar por dos días, dejando irresponsablemente expuesto al país a todo eso.
Mientras tanto, las regiones siguen alzadas, en vista de que no hay autoridad. En Calama, eso sí, con cierta prudencia, tanto que dejaron en segunda fila a Camila Vallejo y Cristián Cuevas, adalides de la revolución comunista que está en curso, que he denunciado desde hace meses y contra la cual el país rehúsa defenderse. Los calameños no quieren violencia, sino sólo plata, mucha plata.
Pero en Aysén las cosas no pueden estar peor. El gobierno ha abierto la billetera y anunciado: 1) un subsidio al transporte, 2) un aumento de la inversión regional a cinco veces la actual, 3) tres nuevos hospitales y un centro de diálisis, 4) aumento desde 1.700 a 2.600 de los subsidios para viviendas, 5) bono para recibir gratis cuatro metros cúbicos de leña durante el invierno, y 6) aumento al triple de la Beca Educacioanal Patagonia. La región que más creció el año pasado, que menos desempleo tiene y cuyo ingreso se distribuye más igualitariamente que Santiago, quiere distanciarse del resto todavía más. ¿Y están contentos allá? ¡No! Quieren más, siguen tomándose el puente y los caminos, hay numerosos carabineros heridos y los encapuchados han incendiado un carro lanzaaguas de la policía. ¿Y qué han hecho los carabineros? Replegarse, porque, ha dicho el general director, si no lo hicieran podría haber heridos "o algo peor". Y en Santiago, frente a la Universidad del mismo nombre, los encapuchados han incendiado otro bus más del Transantiago. ¿También ahí se habían "replegado" los carabineros?
Entonces una parlamentaria, Carolina (¿o es Catalina?) Goic prepara una acusación constitucional contra el ministro del Interior. Explicable, porque su falta de energía durante un mes de conflicto ha llevado a una dictadura anarco-comunista en Aysén. ¡Nooo, si la acusación es por todo lo contrario, por haber usado la fuerza policial para impedir los bloqueos, incendios y barricadas! ¿No es el mundo al revés?
¿Y dónde está el piloto? Está en éxtasis, porque ha podido visitar la casa de Ho Chi Minh, uno de los dictadores más sangrientos del mundo comunista. Pero era comunista y no hay nada que enternezca más al Gran Protagonista de Chile que un comunista de tomo y lomo. Y durante doce días él se nos hará presente en las pantallas desde el Lejano Oriente, con sus mensajes de optimismo y unidad, y probablemente dándose tiempo para discurrir alguna otra medida concertacionista que le haga honor al nombre que he discurrido para su gobierno.
Entretanto, acá los cerebros siguen siendo metódicamente lavados y la televisora estatal, supuestamente "de todos los chilenos", seguirá siendo portavoz "de algunos chilenos", los de la izquierda, y preparando una nueva edición de "Los Archivos del Cardenal", que no fueron, por cierto, obra de ningún cardenal, sino del Archivero de la Vicaría de la Solidaridad, José Manuel Parada, que era a la vez alto jefe comunista y alto jefe del grupo terrorista Frente Patriótico Manuel Rodríguez. El equipo designado por este V Gobierno de la Concertación para dirigir TVN impulsa entusiastamente la idea, aplaudida ayer por el político socialista Juan Gabriel Valdés, quien en artículo de "El Mercurio" de ayer pidió que se lancen más programas como "Los 80" y "Lor Archoivos del Cardenal". Pero hoy un lector de "El Mercurio" le replica que tal vez sería también conveniente algún programa que recordara cómo fue la Unidad Poplular, que tras la gestión de su Gran Presidente Salvador Allende dejó al país sin alimentos, dividido, lleno de guerrilleros y "compañeros de tropas" cubanos y en completa bancarrota material y espiritual. ¡Y don Juan Gabriel, como típico exponente socialista que es, quiere que se continúe en la tarea de extender cortinas de humo para ocultar todo eso, que ya está convenientemente lavado de los cerebros de los chilenos!
No, no me voy a volver a ausentar por dos días, dejando irresponsablemente expuesto al país a todo eso.
domingo, 18 de marzo de 2012
Mejorar en las Encuestas y que Pague Moya
He oído en la radio a un gran empresario apoyando el aumento del impuesto a la renta de las grandes empresas. ¿Cómo se explica eso? Muy fácil: porque el aumento no lo van a pagar ellas. Las PYMES, desde luego, no pagan impuesto a la renta, si cumplen algunos requisitos muy básicos. Pero tampoco las empresas grandes pagarán el aumento, como ha explicado el profesor Rolf Lüders en "La Tercera" del viernes 16 de marzo:
"Porque bajará la rentabilidad neta esperada de las inversiones en el país y los empresarios tenderán, en el margen, a disminuir las inversiones acá y aumentar aquellas en el extranjero. Con ello se tenderá a producir desempleo y bajarán los salarios. El equilibrio se restablecerá, por supuesto, con una rentabilidad sobre el capital neta de impuesto idéntica a aquella que existía antes del aumento del tributo, pero con una pérdida del valor de los salarios que permita lo anterior. Es decir, producido el ajuste, los ingresos de los empresarios no cambiarán en absoluto con el impuesto, pero las remuneraciones de los asalariados caerán significativamente".
Por esa razón Hernán Büchi sostiene que el aumento gravará a las personas y no a las empresas.
Entonces ¿por qué Sebastián Piñera, que es economista y debería saber sobradamente lo anterior, insiste en aumentar el impuesto a dichas empresas grandes? Porque lo que más le importa es su popularidad, y ése es el tema. Como él mismo lo dijo en el discurso en que anunció el aumento, "es lo que quiere la mayoría". Así espera mejorar en las encuestas.
Pero un especialista en encuestas, Roberto Méndez, no está de acuerdo. Al contrario, dice ("La Tercera", sábado 17 de marzo): "El aumento de los impuestos es un tema peligroso y complicado para el gobierno, ya que enfrentará las críticas por ambos lados: los que la van a considerar insuficiente y criticarán al gobierno por 'mezquino', y los que lo acusarán de perjudicar la competitividad de las empresas ... Esto le significa puro costo al gobierno".
Peor todavía, ese aumento ni siquiera es necesario, como lo acredita en "El Mercurio" de hoy (p. B 10) el ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine. Pues entre 2008 y 2010 el gasto público aumentó en nueve mil millones de dólares por sobre lo que era antes de la crisis, y "había una percepción en el equipo que entró al ministerio de Hacienda que existía paño que cortar en materia de gasto público". Además, la Dirección de Presupuestos calculó en mil 600 millones de dólares el aumento de recursos adicionales en los próximos cuatro años. Y, por último, los ingresos tributarios han crecido más fuerte de lo esperado y el sólo hecho de aumentarse de 2 a 3 dólares por libra de cobre el precio esperado de largo plazo añade otros cinco mil millones de dólares a los ingresos fiscales.
Entonces ¿por qué aumentar el impuesto a las empresas? La única razón es la que siempre ha sido la más importante para una sola persona en el país: para mejorar la situación en las encuestas del presidente Sebastián Piñera.
"Porque bajará la rentabilidad neta esperada de las inversiones en el país y los empresarios tenderán, en el margen, a disminuir las inversiones acá y aumentar aquellas en el extranjero. Con ello se tenderá a producir desempleo y bajarán los salarios. El equilibrio se restablecerá, por supuesto, con una rentabilidad sobre el capital neta de impuesto idéntica a aquella que existía antes del aumento del tributo, pero con una pérdida del valor de los salarios que permita lo anterior. Es decir, producido el ajuste, los ingresos de los empresarios no cambiarán en absoluto con el impuesto, pero las remuneraciones de los asalariados caerán significativamente".
Por esa razón Hernán Büchi sostiene que el aumento gravará a las personas y no a las empresas.
Entonces ¿por qué Sebastián Piñera, que es economista y debería saber sobradamente lo anterior, insiste en aumentar el impuesto a dichas empresas grandes? Porque lo que más le importa es su popularidad, y ése es el tema. Como él mismo lo dijo en el discurso en que anunció el aumento, "es lo que quiere la mayoría". Así espera mejorar en las encuestas.
Pero un especialista en encuestas, Roberto Méndez, no está de acuerdo. Al contrario, dice ("La Tercera", sábado 17 de marzo): "El aumento de los impuestos es un tema peligroso y complicado para el gobierno, ya que enfrentará las críticas por ambos lados: los que la van a considerar insuficiente y criticarán al gobierno por 'mezquino', y los que lo acusarán de perjudicar la competitividad de las empresas ... Esto le significa puro costo al gobierno".
Peor todavía, ese aumento ni siquiera es necesario, como lo acredita en "El Mercurio" de hoy (p. B 10) el ex ministro de Economía, Juan Andrés Fontaine. Pues entre 2008 y 2010 el gasto público aumentó en nueve mil millones de dólares por sobre lo que era antes de la crisis, y "había una percepción en el equipo que entró al ministerio de Hacienda que existía paño que cortar en materia de gasto público". Además, la Dirección de Presupuestos calculó en mil 600 millones de dólares el aumento de recursos adicionales en los próximos cuatro años. Y, por último, los ingresos tributarios han crecido más fuerte de lo esperado y el sólo hecho de aumentarse de 2 a 3 dólares por libra de cobre el precio esperado de largo plazo añade otros cinco mil millones de dólares a los ingresos fiscales.
Entonces ¿por qué aumentar el impuesto a las empresas? La única razón es la que siempre ha sido la más importante para una sola persona en el país: para mejorar la situación en las encuestas del presidente Sebastián Piñera.
sábado, 17 de marzo de 2012
¿Alguien Podría Haberlo Anticipado?
Cuando comenzó a gestarse la revolución en Aysén, hice un recuento de las normas legales que estaban siendo transgredidas y, por supuesto, señalé que el gobierno debía interponer inmediatamente las querellas correspondientes por los delitos cometidos contra el orden público, la seguridad interior, la soberanía nacional (recuérdese a los que pedían la anexión a Argentina), los derechos de las personas, la libertad desplazamiento y de comercio y la integridad física y moral de los ciudadanos.
Recuerdo que una persona escribió en los comentarios del blog en que yo demandaba eso: "Usted está loco, señor; hágase ver". Y supongo que eso era lo que pensaba el gobierno a esas alturas. Bueno, como tantas veces me ha sucedido (y también algunas pocas no), el tiempo me dio la razón. Y el gobierno ha terminado por interponer las querellas contra algunos responsables de esos delitos.
Es que tarde o temprano en Chile se termina haciendo lo que yo digo. Pero a veces debo esperar con mucha paciencia.
Esto de aplicar las leyes ha dado lugar a la reaparición del "síndrome chileno": diversas voces (en particular, acabo de oír al senador Girardi, al cual no sé como el país pudo resistir un año como presidente de un poder del Estado) dicen que el gobierno está ejerciendo la violencia contra la gente, cuando justamente lo que ha hecho el gobierno es pedir a los tribunales que sancionen a quienes han ejercido la violencia contra la gente.
Este "mundo al revés" se llama "síndrome chileno" porque siempre ha sucedido lo mismo. En los años 60 y 70 la izquierda se armó para tomarse el poder por la violencia, los militares se lo impidieron, salvando la democracia, y al final fueron declarados culpables ¡ellos! de violar los derechos humanos y decenas están todavía presos, mientras los que se armaron para imponerse por la fuerza y violar los derechos humanos de los demás fueron todos perdonados y se han convertido en acusadores. Y, no sólo eso, han sido "indemnizados" (por habérseles privado del "derecho" a instaurar por las armas un régimen totalitario) millonaria y generosamente. "Moya" les paga cientos de millones de dólares al año.
Entonces ahora Sebastián Piñera va a ser acusado como "represor" por la izquierda y se lo va a tener muy merecido, porque él se plegó a ella cuando se trató de pagarles con la cárcel a los que salvaron a Chile y legaron un país libre en el cual él pudo levantar una gran fortuna. Y, además, se lo tiene merecido porque no cumplió su promesa electoral de velar por la legalidad en los juicios contra uniformados (r), y porque, además, su gobierno se ha plegado y coopera con la persecución ilegal contra ellos y su continuada difamación.
Ahora vamos a ver, si se agudiza la revolución comunista, si los militares de nuevo van a querer salvar la democracia para que les paguen como se les ha pagado.
Bueno, pero por ahora Sebastián Piñera ha tenido que elegir entre aplicar la ley o ser derrocdo, porque ésa es la disyuntiva que enfrenta. Y como (parece, porque todavía es probable que le tiemblen las piernas) se ha decidido por fin a aplicar la ley, se ha convertido en blanco favorito de la izquierda.
Desde luego, debe aprontarse para lidiar con una justicia completamente politizada, porque la única explicación que hay para que un juez de Aysén haya pedido presentar copia autorizada del decreto de nombramiento del ministro del Interior antes de darle curso a la acción, sólo puede ser un juez de izquierda, primero, por su ignorancia, pues el nombramiento del ministro apareció en el Diario Oficial hace dos años y eso se presume legalmente conocido de todos; y, segundo, porque al inventar este trámite de que el ministro acredite serlo, tan absurdo como el "secuestro permanente" o la retroactividad de la ley penal, inventos de otros jueces de izquierda, ya ha dado una idea de la imposibilidad de que una sentencia suya condene a nadie de los que han destruido, incendiado, paralizado, desabastecido y oprimido a la Región del Aysén.
En todo caso ¿alguien podría haber anticipado que el gobierno de Sebastián Piñera iba a terminar haciendo alguna vez algo de lo que yo decía? Creo que nadie o casi nadie. Y al que así lo hubiera hecho, si existe, probablemente también le deben haber dicho que estaba loco. "Eppur si muove".
Recuerdo que una persona escribió en los comentarios del blog en que yo demandaba eso: "Usted está loco, señor; hágase ver". Y supongo que eso era lo que pensaba el gobierno a esas alturas. Bueno, como tantas veces me ha sucedido (y también algunas pocas no), el tiempo me dio la razón. Y el gobierno ha terminado por interponer las querellas contra algunos responsables de esos delitos.
Es que tarde o temprano en Chile se termina haciendo lo que yo digo. Pero a veces debo esperar con mucha paciencia.
Esto de aplicar las leyes ha dado lugar a la reaparición del "síndrome chileno": diversas voces (en particular, acabo de oír al senador Girardi, al cual no sé como el país pudo resistir un año como presidente de un poder del Estado) dicen que el gobierno está ejerciendo la violencia contra la gente, cuando justamente lo que ha hecho el gobierno es pedir a los tribunales que sancionen a quienes han ejercido la violencia contra la gente.
Este "mundo al revés" se llama "síndrome chileno" porque siempre ha sucedido lo mismo. En los años 60 y 70 la izquierda se armó para tomarse el poder por la violencia, los militares se lo impidieron, salvando la democracia, y al final fueron declarados culpables ¡ellos! de violar los derechos humanos y decenas están todavía presos, mientras los que se armaron para imponerse por la fuerza y violar los derechos humanos de los demás fueron todos perdonados y se han convertido en acusadores. Y, no sólo eso, han sido "indemnizados" (por habérseles privado del "derecho" a instaurar por las armas un régimen totalitario) millonaria y generosamente. "Moya" les paga cientos de millones de dólares al año.
Entonces ahora Sebastián Piñera va a ser acusado como "represor" por la izquierda y se lo va a tener muy merecido, porque él se plegó a ella cuando se trató de pagarles con la cárcel a los que salvaron a Chile y legaron un país libre en el cual él pudo levantar una gran fortuna. Y, además, se lo tiene merecido porque no cumplió su promesa electoral de velar por la legalidad en los juicios contra uniformados (r), y porque, además, su gobierno se ha plegado y coopera con la persecución ilegal contra ellos y su continuada difamación.
Ahora vamos a ver, si se agudiza la revolución comunista, si los militares de nuevo van a querer salvar la democracia para que les paguen como se les ha pagado.
Bueno, pero por ahora Sebastián Piñera ha tenido que elegir entre aplicar la ley o ser derrocdo, porque ésa es la disyuntiva que enfrenta. Y como (parece, porque todavía es probable que le tiemblen las piernas) se ha decidido por fin a aplicar la ley, se ha convertido en blanco favorito de la izquierda.
Desde luego, debe aprontarse para lidiar con una justicia completamente politizada, porque la única explicación que hay para que un juez de Aysén haya pedido presentar copia autorizada del decreto de nombramiento del ministro del Interior antes de darle curso a la acción, sólo puede ser un juez de izquierda, primero, por su ignorancia, pues el nombramiento del ministro apareció en el Diario Oficial hace dos años y eso se presume legalmente conocido de todos; y, segundo, porque al inventar este trámite de que el ministro acredite serlo, tan absurdo como el "secuestro permanente" o la retroactividad de la ley penal, inventos de otros jueces de izquierda, ya ha dado una idea de la imposibilidad de que una sentencia suya condene a nadie de los que han destruido, incendiado, paralizado, desabastecido y oprimido a la Región del Aysén.
En todo caso ¿alguien podría haber anticipado que el gobierno de Sebastián Piñera iba a terminar haciendo alguna vez algo de lo que yo decía? Creo que nadie o casi nadie. Y al que así lo hubiera hecho, si existe, probablemente también le deben haber dicho que estaba loco. "Eppur si muove".
jueves, 15 de marzo de 2012
El Orden Natural de las Cosas
Las cosas están sucediendo según su orden natural, y por eso en un foro de PwC y la Universidad del Desarrollo, Ricardo Lagos Escobar ha defendido la política del gobierno de Sebastián Piñera de elevar el impuesto a las empresas, mientras Hernán Büchi ha criticado esa medida.
Porque Ricardo Lagos es de la Concertación, y el gobierno de Sebastián Piñera es, según fundada y reiteradamente he probado en este blog, el V Gobierno de la Concertación.
Y Hernán Büchi ha criticado esta iniciativa, porque él es uno de los personeros más representativos del bloque opuesto a aquélla, la Alianza.
Ricardo Lagos ha sido siempre partidario de aumentar los impuestos, si bien "viene de vuelta", porque en sus primeros pasos en política propiciaba mucho más que eso: "Todos los medios de producción deben pasar a manos del Estado", como puede leerse en las últimas páginas de su libro "La Concentración del Poder Económico en Chile". De hecho, durante su gobierno no hubo alzas sustantivas de impuestos, seguramente porque su ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, que ciertamente entiende más de macroeconomía que Lagos, no estuvo dispuesto a propiciarlas, del mismo modo que Andrés Velasco tampoco lo estuvo bajo el gobierno de Michelle Bachelet, que en esta materia "no pinchaba ni cortaba", como todos debemos esperar que lo siga haciendo si se produce en 2014 el desenlace que anticipan las encuestas.
Pero la Concertación, apenas llegada al poder en 1990, había aumentado el impuesto a las empresas. Para ello contó con el apoyo del entonces senador Sebastián Piñera y, como se ha recordado en estos días, también de los diputados Andrés Allamand y Evelyn Matthei. Ese impuesto era de 10 por ciento bajo el Gobierno Militar y siendo su ministro Hernán Büchi. La Concertación lo llevó a 17 por ciento y su V Gobierno quiere aumentarlo a 20 por ciento.
Probablemente ese aumento sea la explicación de por qué en la década iniciada bajo el manejo de Büchi la economía chilena creció al doble de lo que terminó creciendo bajo los gobiernos anteriores de la Concertación, entre ellos el de Lagos.
Este último argumenta que Chile pretende ser como Dinamarca con una tasa de impuestos como la de los países africanos. Seguramente él no sabe cuáles son las tasas tributarias sobre las empresas en Dinamarca y en África, y yo tampoco, pero aunque fueran más altas en el primer país que en los segundos, Lagos incurre en la falacia "post hoc, ergo propter hoc", pues las diferencias de desarrollo de Dinamarca y África no se deben a sus presuntas diferencias en los impuestos a las empresas, sino a que el primero de dichos países está habitado por daneses y los segundos por africanos.
En todo caso, la tendencia mundial es a bajar los impuestos a las empresas para aumentar el crecimiento, que es el verdadero remedio a los males sociales. Ayer almorcé con mi amigo John Cobin, que venía llegando de Hong Kong. Le comenté que cuando fui a Hong Kong hace cuarenta años me enteré de que allá había un solo impuesto de 25 por ciento sobre las empresas y personas y no había cotizaciones previsionales ni de salud, pues todo se financiaba con dicho impuesto, no obstante lo cual la economía era tan próspera que, siendo un país pequeño, fue el que más refugiados de Vietnam había acogido cuando todo el que podía, en este último país, huía del comunismo. Pues bien, John me refirió que hoy el impuesto único en Hong Kong ha disminuido a 15 por ciento y su prosperidad sigue siendo impresionante.
De modo que las cosas siguen sucediendo naturalmente, al menos acá: Piñera gobernando "secundum" la Concertación, porque así se lo señalan las encuestas (lo reafirmó en su discurso de anoche en TV, donde dijo estar obedeciendo a "una mayoría"); Ricardo Lagos proponiendo recetas para disminuir la tasa de crecimiento del país, como lo logró bajo su gobierno, si bien impedido de hacer todo el daño que se proponía gracias al control de su ministro Eyzaguirre; y Hernán Büchi siempre propiciando las recetas que aplicó bajo el Golbierno Militar y que dieron lugar a la "década dorada de la economía chilena", de la cual, atendiendo el mismo orden natural de las cosas, podemos perfectamente olvidarnos por completo hasta por lo menos 2018... si es que no todavía después o para siempre.
Porque Ricardo Lagos es de la Concertación, y el gobierno de Sebastián Piñera es, según fundada y reiteradamente he probado en este blog, el V Gobierno de la Concertación.
Y Hernán Büchi ha criticado esta iniciativa, porque él es uno de los personeros más representativos del bloque opuesto a aquélla, la Alianza.
Ricardo Lagos ha sido siempre partidario de aumentar los impuestos, si bien "viene de vuelta", porque en sus primeros pasos en política propiciaba mucho más que eso: "Todos los medios de producción deben pasar a manos del Estado", como puede leerse en las últimas páginas de su libro "La Concentración del Poder Económico en Chile". De hecho, durante su gobierno no hubo alzas sustantivas de impuestos, seguramente porque su ministro de Hacienda, Nicolás Eyzaguirre, que ciertamente entiende más de macroeconomía que Lagos, no estuvo dispuesto a propiciarlas, del mismo modo que Andrés Velasco tampoco lo estuvo bajo el gobierno de Michelle Bachelet, que en esta materia "no pinchaba ni cortaba", como todos debemos esperar que lo siga haciendo si se produce en 2014 el desenlace que anticipan las encuestas.
Pero la Concertación, apenas llegada al poder en 1990, había aumentado el impuesto a las empresas. Para ello contó con el apoyo del entonces senador Sebastián Piñera y, como se ha recordado en estos días, también de los diputados Andrés Allamand y Evelyn Matthei. Ese impuesto era de 10 por ciento bajo el Gobierno Militar y siendo su ministro Hernán Büchi. La Concertación lo llevó a 17 por ciento y su V Gobierno quiere aumentarlo a 20 por ciento.
Probablemente ese aumento sea la explicación de por qué en la década iniciada bajo el manejo de Büchi la economía chilena creció al doble de lo que terminó creciendo bajo los gobiernos anteriores de la Concertación, entre ellos el de Lagos.
Este último argumenta que Chile pretende ser como Dinamarca con una tasa de impuestos como la de los países africanos. Seguramente él no sabe cuáles son las tasas tributarias sobre las empresas en Dinamarca y en África, y yo tampoco, pero aunque fueran más altas en el primer país que en los segundos, Lagos incurre en la falacia "post hoc, ergo propter hoc", pues las diferencias de desarrollo de Dinamarca y África no se deben a sus presuntas diferencias en los impuestos a las empresas, sino a que el primero de dichos países está habitado por daneses y los segundos por africanos.
En todo caso, la tendencia mundial es a bajar los impuestos a las empresas para aumentar el crecimiento, que es el verdadero remedio a los males sociales. Ayer almorcé con mi amigo John Cobin, que venía llegando de Hong Kong. Le comenté que cuando fui a Hong Kong hace cuarenta años me enteré de que allá había un solo impuesto de 25 por ciento sobre las empresas y personas y no había cotizaciones previsionales ni de salud, pues todo se financiaba con dicho impuesto, no obstante lo cual la economía era tan próspera que, siendo un país pequeño, fue el que más refugiados de Vietnam había acogido cuando todo el que podía, en este último país, huía del comunismo. Pues bien, John me refirió que hoy el impuesto único en Hong Kong ha disminuido a 15 por ciento y su prosperidad sigue siendo impresionante.
De modo que las cosas siguen sucediendo naturalmente, al menos acá: Piñera gobernando "secundum" la Concertación, porque así se lo señalan las encuestas (lo reafirmó en su discurso de anoche en TV, donde dijo estar obedeciendo a "una mayoría"); Ricardo Lagos proponiendo recetas para disminuir la tasa de crecimiento del país, como lo logró bajo su gobierno, si bien impedido de hacer todo el daño que se proponía gracias al control de su ministro Eyzaguirre; y Hernán Büchi siempre propiciando las recetas que aplicó bajo el Golbierno Militar y que dieron lugar a la "década dorada de la economía chilena", de la cual, atendiendo el mismo orden natural de las cosas, podemos perfectamente olvidarnos por completo hasta por lo menos 2018... si es que no todavía después o para siempre.
miércoles, 14 de marzo de 2012
La Encuestocracia Ha Hablado
Encuestocracia: régimen de gobierno conducente a que dos personas aparentemente tan disímiles como Camila Vallejo y Sebastián Piñera opinen lo mismo.
Doctrina: el Premio Nobel Friedrich Hayek escribió, sobre el libro "Economía en una Lección", de Henry Hazlitt: "No conozco otro libro moderno del cual el lego inteligente pueda aprender tanto sobre las verdades básicas de la Economía en tan corto tiempo". Y ese libro dice, en sus páginas 38 y 39, sobre lo que hacen las empresas ante un aumento del impuesto que las grava:
"No expanden sus operaciones o sólo expanden aquellas que tienen un riesgo mínimo. La gente que conoce la situación creada (por el aumento tributario) es disuadida de fundar nuevas empresas. De este modo, los empleadores ya existentes no ofrecen más empleo, o no ofrecen tanto como el que de otro modo habrían ofrecido; y otros deciden simplemente no convertirse en empleadores. La maquinaria modernizada y las fábricas mejor equipadas aparecen de manera mucho más lenta de la que de otro modo habría tenido lugar. El resultado en el largo plazo es que los consumidores son impedidos de obtener productos mejores y más baratos, y los salarios reales son mantenidos a más bajo nivel, comparado con el que podrían haber alcanzado... Mientras mayor sea el porcentaje del ingreso nacional captado por los impuestos, mayor será el desincentivo a la producción privada y al empleo".
Nivel de impuestos en Chile: en carta a "El Mercurio" de hoy 14.03.12, el profesor de Economía de la Universidad Católica, Luis Felipe Lagos, expresa que entre los países de la OCDE, "Chile es el séptimo que más recauda como proporción de su PIB del impuesto corporativo. Por otra parte, la carga tributaria total de Chile se encuentra en el promedio de los países de la OCDE cuando tenían el mismo ingreso per cápita de Chile".
Con estos antecedentes, ¿qué cosa puede llevar a un gobierno que, algunos sostienen, sería de centroderecha, a abrazar las propuestas de sus adversarios de izquierda y centroizquierda y subir un impuesto que no estaba en su programa aumentar, sobre todo si castiga la producción, el empleo y el bienestar de los consumidores, y si va a engrosar las arcas del ente más rico de Chile, el Estado?
Respuesta: las encuestas. Según ellas, hay que aumentar los impuestos para fortalecer la educación estatal. Vivimos bajo un régimen encuestocrático.
La receta de la oposición de derecha (la única que hay, pues el gobierno se pasó a la izquierda y centroizquierda y sus ideas nos gobiernan): en lugar de que el más rico y dilapidador de todos, el Estado, capte todavía más recursos que son fruto del esfuerzo particular, aquél debería entregar a las familias pobres los fondos necesarios para financiar una educación privada pagada (que probadamente es la mejor) en el establecimiento de su elección, disminuyendo el gasto burocrático estatal en una cantidad equivalente. Los recursos se obtendrían a través de licitar algunas o todas las 17 mil propiedades de que es dueño en todo el territorio (y, desde luego, licitando todos los colegios e instituciones educacionales que mal-administra, para que pasen a manos de particulares); y las empresas estatales que no tiene por qué conservar, en virtud del principio de subsidiariedad.
Esa sola política permitiría dar un gran salto adelante a la educación chilena, sin los efectos negativos de los mayores impuestos.
Pero la encuestocracia que profesan Camila Vallejo y Sebastián Piñera ha vuelto a hablar y ha conducido a todo lo contrario: que el más rico y dilapidador de todos recaude cada vez más; que gaste cinco veces más que hace veinte años en educación sin mejoría de ésta; y a que los pobres de Chile sigan esperando.
Jaculatoria: Nunca dejemos de recordar que si el gasto social del gobierno no fuera a manos de la burocracia estatal, como hoy, sino directamente a las de las familias chilenas más necesitadas, en el país no habría pobres.
Doctrina: el Premio Nobel Friedrich Hayek escribió, sobre el libro "Economía en una Lección", de Henry Hazlitt: "No conozco otro libro moderno del cual el lego inteligente pueda aprender tanto sobre las verdades básicas de la Economía en tan corto tiempo". Y ese libro dice, en sus páginas 38 y 39, sobre lo que hacen las empresas ante un aumento del impuesto que las grava:
"No expanden sus operaciones o sólo expanden aquellas que tienen un riesgo mínimo. La gente que conoce la situación creada (por el aumento tributario) es disuadida de fundar nuevas empresas. De este modo, los empleadores ya existentes no ofrecen más empleo, o no ofrecen tanto como el que de otro modo habrían ofrecido; y otros deciden simplemente no convertirse en empleadores. La maquinaria modernizada y las fábricas mejor equipadas aparecen de manera mucho más lenta de la que de otro modo habría tenido lugar. El resultado en el largo plazo es que los consumidores son impedidos de obtener productos mejores y más baratos, y los salarios reales son mantenidos a más bajo nivel, comparado con el que podrían haber alcanzado... Mientras mayor sea el porcentaje del ingreso nacional captado por los impuestos, mayor será el desincentivo a la producción privada y al empleo".
Nivel de impuestos en Chile: en carta a "El Mercurio" de hoy 14.03.12, el profesor de Economía de la Universidad Católica, Luis Felipe Lagos, expresa que entre los países de la OCDE, "Chile es el séptimo que más recauda como proporción de su PIB del impuesto corporativo. Por otra parte, la carga tributaria total de Chile se encuentra en el promedio de los países de la OCDE cuando tenían el mismo ingreso per cápita de Chile".
Con estos antecedentes, ¿qué cosa puede llevar a un gobierno que, algunos sostienen, sería de centroderecha, a abrazar las propuestas de sus adversarios de izquierda y centroizquierda y subir un impuesto que no estaba en su programa aumentar, sobre todo si castiga la producción, el empleo y el bienestar de los consumidores, y si va a engrosar las arcas del ente más rico de Chile, el Estado?
Respuesta: las encuestas. Según ellas, hay que aumentar los impuestos para fortalecer la educación estatal. Vivimos bajo un régimen encuestocrático.
La receta de la oposición de derecha (la única que hay, pues el gobierno se pasó a la izquierda y centroizquierda y sus ideas nos gobiernan): en lugar de que el más rico y dilapidador de todos, el Estado, capte todavía más recursos que son fruto del esfuerzo particular, aquél debería entregar a las familias pobres los fondos necesarios para financiar una educación privada pagada (que probadamente es la mejor) en el establecimiento de su elección, disminuyendo el gasto burocrático estatal en una cantidad equivalente. Los recursos se obtendrían a través de licitar algunas o todas las 17 mil propiedades de que es dueño en todo el territorio (y, desde luego, licitando todos los colegios e instituciones educacionales que mal-administra, para que pasen a manos de particulares); y las empresas estatales que no tiene por qué conservar, en virtud del principio de subsidiariedad.
Esa sola política permitiría dar un gran salto adelante a la educación chilena, sin los efectos negativos de los mayores impuestos.
Pero la encuestocracia que profesan Camila Vallejo y Sebastián Piñera ha vuelto a hablar y ha conducido a todo lo contrario: que el más rico y dilapidador de todos recaude cada vez más; que gaste cinco veces más que hace veinte años en educación sin mejoría de ésta; y a que los pobres de Chile sigan esperando.
Jaculatoria: Nunca dejemos de recordar que si el gasto social del gobierno no fuera a manos de la burocracia estatal, como hoy, sino directamente a las de las familias chilenas más necesitadas, en el país no habría pobres.
martes, 13 de marzo de 2012
Por qué No le Creen
En 2010 dijo que iba a subir el impuesto a las empresas de 17 a 20% para 2011, pero sólo de manera transitoria, pues bajaría a 18,5% en 2012 y a 17% en 2013. Pero no va a ser verdad, pues ahora anuncia que lo va a subir a 20%, y para siempre.
La gente que le creyó en 2010 e hizo proyectos sobre la base del 18,5% en 2012 y 17% en 2013, ha perdido cualquier estudio que haya hecho, porque sus resultados serán distintos. Confiaron en la palabra del gobernante, y éste no la va a cumplir.
Cuando las empresas pierden durante un año, tienen que cargar con el 100% de sus pérdidas, pero cuando ganan, sólo pueden quedarse con el 83% de sus ganancias. Ahora se quedarán con sólo el 80%. El Estado no pierde cuando ellas pierden, pero en lo sucesivo se quedará con el 20%, cuando ellas ganen.
Ni siquiera en 2010, año del terremoto, era necesario subir los impuestos. Menos ahora en 2012, en que no ha habido (todavía) terremoto. Ya en 2010 el Estado había acumulado grandes reservas, justamente para afrontar emergencias como ésa, e iba a contar con ingresos extraordinarios por el mayor precio del cobre con relación al calculado para el Presupuesto. Asimismo, iba a tener también mayores ingresos por un más alto crecimiento, dada la tendencia de recuperación con que venía la economía desde fines de 2009. Tan innecesario probó ser subir los impuestos que el balance fiscal de 2011 arrojó superávit.
La gente que creyó en el programa del candidato, en el cual en ninguna parte se proponía subir impuestos, también debe haberse sentido desorientada o defraudada, pues le subieron no sólo el de las empresas, sino otros también. Aumentaron las contribuciones de bienes raíces, se creó un gravamen especial a partir de la tercera vivienda DFL2 y fueron derogados incentivos a los ahorros. El candidato en cuyo programa no se contemplaba subir impuestos, entonces, los subió. ¿Cómo creerle ahora?
Peor, este año todavía no ha habido un terremoto, pero de nuevo subirá los impuestos. Y tampoco era verdad que la anterior era un alza transitoria. Era definitiva. Por eso la gente no le cree.
Cada punto porcentual que el Estado extrae a las empresas es un punto porcentual menos que éstas dedican a producir, dar empleo y adquirir mejor maquinaria para generar empleos con más sueldo y bienes y servicios mejores y más baratos. Lo que se lleva la burocracia equivale, entonces, a una pérdida social, porque ella nunca emplea los recursos con la misma eficiencia que las empresas.
Un estudio del actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y Rodrigo Cerda, concluyó que un 10% de aumento del impuesto a las utilidades retenidas disminuye la inversión en alrededor de 1% del PIB ("El Mercurio", 07.11.11, p. B 6). Un alza de la tasa de 17 a 20 representa un 15%. Hará disminuir la inversión en 1,5% del PIB.
Malo para los chilenos. Él no había dicho que lo iba a hacer, pero lo hará. Por eso no le creen.
Dice que el alza anunciada se compensará con disminuciones de impuestos a las PYMES, pero hoy las PYMES que venden hasta mil millones de pesos al año y con utilidades de hasta 50 millones de pesos ya no pagan impuesto de primera categoría. Entonces, no les puede disminuir nada. ¿Cómo creerle?
Y cuando anuncia, además, que propondrá medidas para combatir "la elusión", también anticipa otros aumentos de impuestos, pues gravará formas de ahorro e inversión que hasta ahora están exentas. No había dicho que las iba a derogar, y ahora sale con que sí, porque son "elusión". ¿Se le puede creer?
Es que todas estas medidas pertenecen al ideario y propósitos de la Concertación, pero a él lo eligieron como candidato de la Alianza. Al menos, eso creyó la gente que votó por él. Y ahora resulta que aplica políticas de la Concertación.
¿Está claro por qué no le creen?
La gente que le creyó en 2010 e hizo proyectos sobre la base del 18,5% en 2012 y 17% en 2013, ha perdido cualquier estudio que haya hecho, porque sus resultados serán distintos. Confiaron en la palabra del gobernante, y éste no la va a cumplir.
Cuando las empresas pierden durante un año, tienen que cargar con el 100% de sus pérdidas, pero cuando ganan, sólo pueden quedarse con el 83% de sus ganancias. Ahora se quedarán con sólo el 80%. El Estado no pierde cuando ellas pierden, pero en lo sucesivo se quedará con el 20%, cuando ellas ganen.
Ni siquiera en 2010, año del terremoto, era necesario subir los impuestos. Menos ahora en 2012, en que no ha habido (todavía) terremoto. Ya en 2010 el Estado había acumulado grandes reservas, justamente para afrontar emergencias como ésa, e iba a contar con ingresos extraordinarios por el mayor precio del cobre con relación al calculado para el Presupuesto. Asimismo, iba a tener también mayores ingresos por un más alto crecimiento, dada la tendencia de recuperación con que venía la economía desde fines de 2009. Tan innecesario probó ser subir los impuestos que el balance fiscal de 2011 arrojó superávit.
La gente que creyó en el programa del candidato, en el cual en ninguna parte se proponía subir impuestos, también debe haberse sentido desorientada o defraudada, pues le subieron no sólo el de las empresas, sino otros también. Aumentaron las contribuciones de bienes raíces, se creó un gravamen especial a partir de la tercera vivienda DFL2 y fueron derogados incentivos a los ahorros. El candidato en cuyo programa no se contemplaba subir impuestos, entonces, los subió. ¿Cómo creerle ahora?
Peor, este año todavía no ha habido un terremoto, pero de nuevo subirá los impuestos. Y tampoco era verdad que la anterior era un alza transitoria. Era definitiva. Por eso la gente no le cree.
Cada punto porcentual que el Estado extrae a las empresas es un punto porcentual menos que éstas dedican a producir, dar empleo y adquirir mejor maquinaria para generar empleos con más sueldo y bienes y servicios mejores y más baratos. Lo que se lleva la burocracia equivale, entonces, a una pérdida social, porque ella nunca emplea los recursos con la misma eficiencia que las empresas.
Un estudio del actual ministro de Hacienda, Felipe Larraín, y Rodrigo Cerda, concluyó que un 10% de aumento del impuesto a las utilidades retenidas disminuye la inversión en alrededor de 1% del PIB ("El Mercurio", 07.11.11, p. B 6). Un alza de la tasa de 17 a 20 representa un 15%. Hará disminuir la inversión en 1,5% del PIB.
Malo para los chilenos. Él no había dicho que lo iba a hacer, pero lo hará. Por eso no le creen.
Dice que el alza anunciada se compensará con disminuciones de impuestos a las PYMES, pero hoy las PYMES que venden hasta mil millones de pesos al año y con utilidades de hasta 50 millones de pesos ya no pagan impuesto de primera categoría. Entonces, no les puede disminuir nada. ¿Cómo creerle?
Y cuando anuncia, además, que propondrá medidas para combatir "la elusión", también anticipa otros aumentos de impuestos, pues gravará formas de ahorro e inversión que hasta ahora están exentas. No había dicho que las iba a derogar, y ahora sale con que sí, porque son "elusión". ¿Se le puede creer?
Es que todas estas medidas pertenecen al ideario y propósitos de la Concertación, pero a él lo eligieron como candidato de la Alianza. Al menos, eso creyó la gente que votó por él. Y ahora resulta que aplica políticas de la Concertación.
¿Está claro por qué no le creen?
domingo, 11 de marzo de 2012
La Primera Mitad de Un Mal Gobierno
Para haber sido un mal paso, como siempre he considerado que lo fue para el país la elección de Sebastián Piñera como Presidente, la primera parte de su gobierno no ha terminado peor de lo que yo creía, pero sí con perspectivas inesperadamente negativas.
En lo material, y con el cobre rondando los cuatro dólares por libra, a Chile simplemente no le podía ir mal, aunque sufriera un terremoto como el del 27/F. Ya Bachelet (léase, para estos efectos, "Andrés Velasco") había legado a su sucesor un país en una situación sin precedentes (acreedor neto del resto del mundo), pese a que había debido gastar dos tercios del "colchón de reserva para eventualidades", que había llegado a ser de treinta mil millones de dólares, para permitirnos navegar pasablemente por las aguas turbulentas de la crisis sub-prime.
En 2010 hubo un crecimiento adecuado al hecho de venir saliendo de un 2009 con caída del producto, pero con el castigo de la destrucción del terremoto. En 2011 la producción se normalizó, permitiendo crear muchos nuevos empleos, pero sin que entre los más pobres se pudiera evitar que la legislación laboral socialista siguiera castigando con la cesantía a los jóvenes menos calificados, lo cual es el principal factor de la desigualdad en la distribución del ingreso. Cosa de la cual ya se han dado cuenta los economistas, pero no los políticos ni la opinión pública, que siguen con la monserga de que es preciso subir los impuestos para quitarles dinero a los ricos y dárselo a los pobres (cosa que nunca ha sido buena receta de progreso), cuando bastaría que se les ofrecieran a éstos más oportunidades de trabajo, mediante una legislación laboral que permitiera una más libre contratación de personas.
Lo realmente malo de esta primera mitad de la administración Piñera ha sido la pérdida del sentido de autoridad que debe presidir la acción de todo buen gobierno. El 2011 fue un año que mostró a un gobernante incapaz de hacer prevalecer la legalidad en la vida interna, y el 2012 comienza bajo el mismo signo. Se vive bajo una atmósfera de autoridad sobrepasada. Las aspiraciones de cualquier grupo se plantean respaldadas por la fuerza ilegal. Estudiantes, padres de alumnos, pescadores artesanales, camioneros y hasta agricultores, cuando quieren obtener algo transgreden la ley e imponen la fuerza. Extorsionan al gobernante, que invariablemente deja de hacer una cosa (aplicar las leyes) y en una forma igualmente invariable hace otra (otorga el todo o parte de lo que se le exige).
En este mismo momento, en Aysén, la única alternativa impensable es que allá se apliquen las leyes. Las únicas alternativas previsibles son que se otorgue lo que exigen a los que ejercen la fuerza, o que vuelvan a paralizar la región. Nadie siquiera plantea la posibilidad de que la cantidad de delitos contra la seguridad interna y hasta contra la soberanía que cometen los huelguistas sean penados.
En resumen: al promediar este gobierno la primera conclusión es la de que la autoridad no manda, porque no es capaz de hacerlo. Manda la fuerza ilícita, no la ley. Y lo que se llama "estado de derecho" consiste en que mande la ley y no la fuerza.
No es extraño, entonces, que no se haya podido cumplir con satisfacer la primera aspiración ciudadana, según las encuestas, cual era la de reducir la delincuencia. Su aumento afecta a todos los estratos sociales pero, en particular, a los más pobres.
Por añadidura, existe la sensación de que la maldad pura y dura se ha extendido como nunca antes. No sólo se manifiesta en los desfiles callejeros y "protestas", que convierten a nuestras calles en verdaderos "Campos de Agramante", arrasados por la destrucción insana, sino en la criminalidad malvada y sin siquiera propósito de lucro, sino con sólo el de causar sufrimiento y daño, como ha ocurrido ayer en el caso de una señora fallecida a raíz de una pedrada lanzada a su auto en una autopista. Es el mal por el mal, que campea impune. ¿En qué se está convirtiendo el chileno? Esta figura del sujeto malvado, siniestro y en libre circulación personifica la promesa incumplida de terminar con la delincuencia y "la puerta giratoria".
Otro rasgo que se ha manifestado al término de esta primera mitad del gobierno de Piñera es su sometimiento a las ideas de sus adversarios. No sólo se halla empeñado en este mismo momento en una reforma tributaria que ni siquiera estaba en su programa y que obedece exclusivamente a inquietudes de la Concertación y el comunismo, sino que hay aspectos en los cuales ha actuado al compás de lo que éstos exigen, como en el tema de las llamadas "violaciones a los derechos humanos", en que no sólo ha incumplido las promesas formuladas a los militares en retiro a la hora de procurar sus votos, sino que, además, ha sido particularmente duro en las causas contra ellos, negando indultos que perfectamente pudo haber concedido (como hasta el propio Lagos lo hizo en un caso); sumándose a la ilegalidad de los procesos incoados por la judicatura de izquierda, mediante una legión de abogados de esa tendencia que mantiene en el Ministerio del Interior y que adhieren a las querellas sin fundamento legal y, a veces, ni siquiera de hecho.
La extraña identidad de este régimen, que decididamente no es de derecha, queda de manifiesto no sólo en que abraza temas que interesan a la Concertación y al comunismo, sino en que también se expresa bajo los mismos símbolos que éstos, como cuando elige para sus celebraciones más significativas a los Jaivas o los Quilapayún, relegando a la categoría de algo impensable que en esos escenarios pudieran estar, por ejemplo, "Los Huasos Quincheros", pese a ser éstos representantes tanto más genuinos que los otros de la verdadera chilenidad tradicional.
No; por ningún motivo ha sido éste un gobierno de derecha. Yo nunca esperé que lo fuera, porque el candidato Piñera había sido claro para advertir que él tampoco lo era. Pero una derecha "pragmática", carente de ideales sólidos y cortoplacista lo apoyó porque encabezaba las encuestas y había ganado mucha plata en la Bolsa, y haciendo oídos sordos a que él había anunciado "un Estado fuerte, que norme, controle, regule, supervise". Y por eso en estos dos años ha exhibido como grandes logros la creación de ministerios, subsecretarías y superintendencias que ni siquiera en veinte años de Concertación a los izquierdistas se les habían ocurrido. Simplemente, ha sido así porque éste no es un gobierno de derecha, sino, para efectos prácticos, uno más de los de ellos, un V Gobierno de la Concertación.
Y así comienza su segunda mitad. Nadie arriesga un pronóstico ni pondría las manos al fuego acerca de cómo va a terminar. Pues está clara y explícita (en un comunicado comunista, de la directiva al pleno del partido) que hay una revolución en marcha y que los conflictos sociales son el caldo de cultivo de la violencia, a través de la cual aspiran a hacerla triunfar.
Los revolucionarios ya le "tomaron el pulso" a la administración Piñera en su primera mitad. Conocedores del diagnóstico, ya podemos anticipar cómo va a ser la segunda: sin duda, peor en todos los sentidos. Y como la mayoría del país también se ha dado cuenta, ahí tenemos, en todas las encuestas, que la desaprobación del gobernante dobla a su aprobación. Más otro dato que generalmente se desatiende: también en todas las encuestas, a la pregunta de por quién votaría en una elección, si por un candiato de la Alianza o uno de la Concertación, siempre la respuesta ciudadana favorece a esta última, pese a estar peor evaluada. Y si miramos el dato de quién es el (la) postulante preferido (a), por lejos, como futuro(a) Presidente(a), ya podemos anticipar con bastante certeza cuál será el desenlace político de esta infortunada segunda mitad, habiéndose perdido en la primera el principal atributo de un gobierno: su autoridad.
En lo material, y con el cobre rondando los cuatro dólares por libra, a Chile simplemente no le podía ir mal, aunque sufriera un terremoto como el del 27/F. Ya Bachelet (léase, para estos efectos, "Andrés Velasco") había legado a su sucesor un país en una situación sin precedentes (acreedor neto del resto del mundo), pese a que había debido gastar dos tercios del "colchón de reserva para eventualidades", que había llegado a ser de treinta mil millones de dólares, para permitirnos navegar pasablemente por las aguas turbulentas de la crisis sub-prime.
En 2010 hubo un crecimiento adecuado al hecho de venir saliendo de un 2009 con caída del producto, pero con el castigo de la destrucción del terremoto. En 2011 la producción se normalizó, permitiendo crear muchos nuevos empleos, pero sin que entre los más pobres se pudiera evitar que la legislación laboral socialista siguiera castigando con la cesantía a los jóvenes menos calificados, lo cual es el principal factor de la desigualdad en la distribución del ingreso. Cosa de la cual ya se han dado cuenta los economistas, pero no los políticos ni la opinión pública, que siguen con la monserga de que es preciso subir los impuestos para quitarles dinero a los ricos y dárselo a los pobres (cosa que nunca ha sido buena receta de progreso), cuando bastaría que se les ofrecieran a éstos más oportunidades de trabajo, mediante una legislación laboral que permitiera una más libre contratación de personas.
Lo realmente malo de esta primera mitad de la administración Piñera ha sido la pérdida del sentido de autoridad que debe presidir la acción de todo buen gobierno. El 2011 fue un año que mostró a un gobernante incapaz de hacer prevalecer la legalidad en la vida interna, y el 2012 comienza bajo el mismo signo. Se vive bajo una atmósfera de autoridad sobrepasada. Las aspiraciones de cualquier grupo se plantean respaldadas por la fuerza ilegal. Estudiantes, padres de alumnos, pescadores artesanales, camioneros y hasta agricultores, cuando quieren obtener algo transgreden la ley e imponen la fuerza. Extorsionan al gobernante, que invariablemente deja de hacer una cosa (aplicar las leyes) y en una forma igualmente invariable hace otra (otorga el todo o parte de lo que se le exige).
En este mismo momento, en Aysén, la única alternativa impensable es que allá se apliquen las leyes. Las únicas alternativas previsibles son que se otorgue lo que exigen a los que ejercen la fuerza, o que vuelvan a paralizar la región. Nadie siquiera plantea la posibilidad de que la cantidad de delitos contra la seguridad interna y hasta contra la soberanía que cometen los huelguistas sean penados.
En resumen: al promediar este gobierno la primera conclusión es la de que la autoridad no manda, porque no es capaz de hacerlo. Manda la fuerza ilícita, no la ley. Y lo que se llama "estado de derecho" consiste en que mande la ley y no la fuerza.
No es extraño, entonces, que no se haya podido cumplir con satisfacer la primera aspiración ciudadana, según las encuestas, cual era la de reducir la delincuencia. Su aumento afecta a todos los estratos sociales pero, en particular, a los más pobres.
Por añadidura, existe la sensación de que la maldad pura y dura se ha extendido como nunca antes. No sólo se manifiesta en los desfiles callejeros y "protestas", que convierten a nuestras calles en verdaderos "Campos de Agramante", arrasados por la destrucción insana, sino en la criminalidad malvada y sin siquiera propósito de lucro, sino con sólo el de causar sufrimiento y daño, como ha ocurrido ayer en el caso de una señora fallecida a raíz de una pedrada lanzada a su auto en una autopista. Es el mal por el mal, que campea impune. ¿En qué se está convirtiendo el chileno? Esta figura del sujeto malvado, siniestro y en libre circulación personifica la promesa incumplida de terminar con la delincuencia y "la puerta giratoria".
Otro rasgo que se ha manifestado al término de esta primera mitad del gobierno de Piñera es su sometimiento a las ideas de sus adversarios. No sólo se halla empeñado en este mismo momento en una reforma tributaria que ni siquiera estaba en su programa y que obedece exclusivamente a inquietudes de la Concertación y el comunismo, sino que hay aspectos en los cuales ha actuado al compás de lo que éstos exigen, como en el tema de las llamadas "violaciones a los derechos humanos", en que no sólo ha incumplido las promesas formuladas a los militares en retiro a la hora de procurar sus votos, sino que, además, ha sido particularmente duro en las causas contra ellos, negando indultos que perfectamente pudo haber concedido (como hasta el propio Lagos lo hizo en un caso); sumándose a la ilegalidad de los procesos incoados por la judicatura de izquierda, mediante una legión de abogados de esa tendencia que mantiene en el Ministerio del Interior y que adhieren a las querellas sin fundamento legal y, a veces, ni siquiera de hecho.
La extraña identidad de este régimen, que decididamente no es de derecha, queda de manifiesto no sólo en que abraza temas que interesan a la Concertación y al comunismo, sino en que también se expresa bajo los mismos símbolos que éstos, como cuando elige para sus celebraciones más significativas a los Jaivas o los Quilapayún, relegando a la categoría de algo impensable que en esos escenarios pudieran estar, por ejemplo, "Los Huasos Quincheros", pese a ser éstos representantes tanto más genuinos que los otros de la verdadera chilenidad tradicional.
No; por ningún motivo ha sido éste un gobierno de derecha. Yo nunca esperé que lo fuera, porque el candidato Piñera había sido claro para advertir que él tampoco lo era. Pero una derecha "pragmática", carente de ideales sólidos y cortoplacista lo apoyó porque encabezaba las encuestas y había ganado mucha plata en la Bolsa, y haciendo oídos sordos a que él había anunciado "un Estado fuerte, que norme, controle, regule, supervise". Y por eso en estos dos años ha exhibido como grandes logros la creación de ministerios, subsecretarías y superintendencias que ni siquiera en veinte años de Concertación a los izquierdistas se les habían ocurrido. Simplemente, ha sido así porque éste no es un gobierno de derecha, sino, para efectos prácticos, uno más de los de ellos, un V Gobierno de la Concertación.
Y así comienza su segunda mitad. Nadie arriesga un pronóstico ni pondría las manos al fuego acerca de cómo va a terminar. Pues está clara y explícita (en un comunicado comunista, de la directiva al pleno del partido) que hay una revolución en marcha y que los conflictos sociales son el caldo de cultivo de la violencia, a través de la cual aspiran a hacerla triunfar.
Los revolucionarios ya le "tomaron el pulso" a la administración Piñera en su primera mitad. Conocedores del diagnóstico, ya podemos anticipar cómo va a ser la segunda: sin duda, peor en todos los sentidos. Y como la mayoría del país también se ha dado cuenta, ahí tenemos, en todas las encuestas, que la desaprobación del gobernante dobla a su aprobación. Más otro dato que generalmente se desatiende: también en todas las encuestas, a la pregunta de por quién votaría en una elección, si por un candiato de la Alianza o uno de la Concertación, siempre la respuesta ciudadana favorece a esta última, pese a estar peor evaluada. Y si miramos el dato de quién es el (la) postulante preferido (a), por lejos, como futuro(a) Presidente(a), ya podemos anticipar con bastante certeza cuál será el desenlace político de esta infortunada segunda mitad, habiéndose perdido en la primera el principal atributo de un gobierno: su autoridad.
viernes, 9 de marzo de 2012
Así le Pagan
¡Con todo lo que ha cortejado a la izquierda! Pero la izquierda no le perdona nada. Roger Waters, izquierdista a ultranza, aprovecha la entrevista de una hora con el Presidente, que éste creyó útil a título de mejoría de imagen, para declararse después de ella "en estado de schock", debido a la falta de respeto del mandatario por la verdad.
¡Creyó que apareciendo junto a Waters iba a recuperar popularidad, y el cantante aprovechó para darle una puñalada por la espalda y para elogiar a Camila Vallejo!
Tanto criticar al Gobierno Militar por las supuestas "violaciones a los derechos humanos", y ahora la izquierda le esá aplicando el mismo tratamiento que a aquél y fraguando cuidadosamente una acusación, ahora contra SU gobierno, de "violar los derechos humanos". Roger Waters, de nuevo, dice que en todo el mundo se ha visto la violencia con que la policía trata a los "manifestantes pacíficos" en Chile.
¿Es que la violencia desatada en las calles de nuestras ciudades la provocó la policía? ¡Qué acusación más injusta, de acuerdo a lo que vemos y sabemos los chilenos! Pero cuando se la hacían al Gobierno Militar, él la apoyaba, la aplaudía y criticaba al régimen. Bueno, ahora se la están formulando a él.
Al igual que en los '80, un fotógrafo norteamericano se ha preocupado de hacerse detener durante los desórdenes callejeros, para transmitir a todo el mundo imágenes de cómo las personas son arrestadas en Chile sin haber cometido ningún delito. Titula su crónica, justamente: "Cómo hacerse detener en Chile sin haber cometido ningún delito". Hizo caer en la trampa al gobierno. Se fue al centro de una asonada callejera violenta y se dedicó a sacar fotografías de carabineros actuando contra "encapuchados". Perfectamente concertado con éstos, tal como lo hacía la prensa extranjera durante el Gobierno Militar. Por supuesto, fue detenido junto con aquéllos. Y luego describió cuidadosamente los malos tratos recibidos y despachó su relato al "Huffington Post" de Nueva York, que lo publicó. Y la noticia dio la viuelta al mundo.
Entretanto, acá se sigue cumpliendo al pie de la letra el proceso de la "rebelión popular" que describe un Informe al Pleno del Partido Comunista, citado en la obra "Democracia Cristiana y Partido Comunista", del DC Genaro Arriagada, que ha dado a conocer Sergio Rillon en carta a "El Mercurio": barricadas incendiarias, piedras, hondas, miguelitos, interrupción del suministro eléctrico y de las comunicaciones; corte de calles y puentes. ¿Para qué? Para la instalación de un "nuevo orden popular". Lo dice el "Informe al Pleno".
¿De dónde hemos sacado, entonces, eso de que hay en marcha una revolución comunista, quienes la denunciamos? De documentos como ese "Informe al Pleno" del partido, redactado por sus propios líderes.
El presidente Sebastián Piñera ha tratado por todos los medios de congraciarse con ellos. Ha llegado hasta a burlarse de las promesas que formuló a los militares en retiro (para conseguir sus votos), llevándolos a la desilusión y al extremo de decidir no votar por los concejales de derecha en octubre. Y los engañó sólo para no malquistarse con los comunistas. Ha convidado a La Moneda, a viajes al exterior y se ha retratado sonriente con ellos. ¿Y de qué le ha servido? De nada. El proceso revolucionario violento continúa igual y todo intento suyo para contenerlo lo conduce a ser acusado de "violar los derechos humanos".
Así le pagan. Además ¿no parece una historia repetida?
¡Creyó que apareciendo junto a Waters iba a recuperar popularidad, y el cantante aprovechó para darle una puñalada por la espalda y para elogiar a Camila Vallejo!
Tanto criticar al Gobierno Militar por las supuestas "violaciones a los derechos humanos", y ahora la izquierda le esá aplicando el mismo tratamiento que a aquél y fraguando cuidadosamente una acusación, ahora contra SU gobierno, de "violar los derechos humanos". Roger Waters, de nuevo, dice que en todo el mundo se ha visto la violencia con que la policía trata a los "manifestantes pacíficos" en Chile.
¿Es que la violencia desatada en las calles de nuestras ciudades la provocó la policía? ¡Qué acusación más injusta, de acuerdo a lo que vemos y sabemos los chilenos! Pero cuando se la hacían al Gobierno Militar, él la apoyaba, la aplaudía y criticaba al régimen. Bueno, ahora se la están formulando a él.
Al igual que en los '80, un fotógrafo norteamericano se ha preocupado de hacerse detener durante los desórdenes callejeros, para transmitir a todo el mundo imágenes de cómo las personas son arrestadas en Chile sin haber cometido ningún delito. Titula su crónica, justamente: "Cómo hacerse detener en Chile sin haber cometido ningún delito". Hizo caer en la trampa al gobierno. Se fue al centro de una asonada callejera violenta y se dedicó a sacar fotografías de carabineros actuando contra "encapuchados". Perfectamente concertado con éstos, tal como lo hacía la prensa extranjera durante el Gobierno Militar. Por supuesto, fue detenido junto con aquéllos. Y luego describió cuidadosamente los malos tratos recibidos y despachó su relato al "Huffington Post" de Nueva York, que lo publicó. Y la noticia dio la viuelta al mundo.
Entretanto, acá se sigue cumpliendo al pie de la letra el proceso de la "rebelión popular" que describe un Informe al Pleno del Partido Comunista, citado en la obra "Democracia Cristiana y Partido Comunista", del DC Genaro Arriagada, que ha dado a conocer Sergio Rillon en carta a "El Mercurio": barricadas incendiarias, piedras, hondas, miguelitos, interrupción del suministro eléctrico y de las comunicaciones; corte de calles y puentes. ¿Para qué? Para la instalación de un "nuevo orden popular". Lo dice el "Informe al Pleno".
¿De dónde hemos sacado, entonces, eso de que hay en marcha una revolución comunista, quienes la denunciamos? De documentos como ese "Informe al Pleno" del partido, redactado por sus propios líderes.
El presidente Sebastián Piñera ha tratado por todos los medios de congraciarse con ellos. Ha llegado hasta a burlarse de las promesas que formuló a los militares en retiro (para conseguir sus votos), llevándolos a la desilusión y al extremo de decidir no votar por los concejales de derecha en octubre. Y los engañó sólo para no malquistarse con los comunistas. Ha convidado a La Moneda, a viajes al exterior y se ha retratado sonriente con ellos. ¿Y de qué le ha servido? De nada. El proceso revolucionario violento continúa igual y todo intento suyo para contenerlo lo conduce a ser acusado de "violar los derechos humanos".
Así le pagan. Además ¿no parece una historia repetida?
jueves, 8 de marzo de 2012
¡Dejen Tranquilos a los Chilotes!
Uno de los más grandes defectos de este país reside en sus habitantes, gente difícil, descontentadiza, entrometida y mal educada; y, entre todos ellos, los más apestosos son los santiaguinos, que se creen dueños del territorio y son aficionados a molestar al resto en todo lo que puedan. Tal vez sea un rasgo del ancestro hispano, tan bien reflejado en ese cuento del peninsular que dictaba sus últimas disposiciones a su descendencia y les decía: "si me muero en Madrid, que me entierren en Barcelona; y si me muero en Barcelona, que me entierren en Madrid". Un nieto presente le preguntó: "¿Y por qué, abuelo?" y la respuesta fue: "Pues, por joder".
Los santiaguinos son mandados a hacer para molestar a los demás y meterse en lo que no les importa. Hace años los fueguinos estaba felices con un proyecto forestal norteamericano que iba a explotar bosques de lenga y dar muchos empleos en esa zona bastante abandonada de la mano de Dios. Pero entonces los santiaguinos supieron, y aunque el 99 por ciento de ellos no ha visto en su vida una lenga, armaron una batahola contra el proyecto, que terminó siendo prohibido. Los fueguinos se quedaron con las lengas que querían explotar abandonadas y pudriéndose, y sin trabajo ni inversiones. Siguen así hasta hoy, protestando periódicamente.
Ahora los chilotes estaban felices porque se había levantado un espectacular mall en Castro, con el apoyo del alcalde y de la ciudadanía local mayoritaria. Pero los santiaguisnos supieron y armaron otra batahola, alegando que el mall iba a "empequeñecer" a la catedral de Castro, que casi ningún santiaguino conoce y que, cuando alguno llega por allá, ni siquiera se molesta en visitar. Pero ahora les bajó el amor por un Castro sin edificios (cuando edificios buenos es lo que más necesitan los habitantes de Castro) y ya tienen medio liquidado el proyecto.
Incluso cuando una universidad privada ofreció levantar un bello monumento al Papa Juan Pablo II en un parque en Bellavista, salieron los Michimaloncos de siempre a destruir la iniciativa, y el Consejo de Monumentos Nacionales, órgano socialista burocrático que odia a las universidades privadas en general y a Juan Pablo II en particular, porque fue decisivo en la derrota mundial del comunismo, decretó que la estatua atentaba contra la estética, cosa que nunca hizo antes ni después frente a un letrero monstruoso y horrible, del doble del alto del monumento al Papa, que hay metros más abajo en el mismo parque, donde sigue hasta hoy.
¿Que tienen que meterse los santiaguinos con las cosas que hacen las regiones? Todos hablan de la necesidad de más descentralización. Bueno, que entonces el centro empiece por no meterse en lo que no le corresponde. Dejen tranquilos a los chilotes tener su mall para que vayan ahí a comprar, consumir y apretujarse como lo hacen los propios santiaguinos hasta hacer reventar todos los malles que no han tenido inconvenientes en ver levantarse en todos los barrios; y que rechacen los que no les agraden, como ya lo han hecho en diferentes vecindarios, pero en su ciudad, no en las otras.
Todavía estamos a tiempo de evitar que la peste santiaguina se siga extendiendo por todo el país.
Los santiaguinos son mandados a hacer para molestar a los demás y meterse en lo que no les importa. Hace años los fueguinos estaba felices con un proyecto forestal norteamericano que iba a explotar bosques de lenga y dar muchos empleos en esa zona bastante abandonada de la mano de Dios. Pero entonces los santiaguinos supieron, y aunque el 99 por ciento de ellos no ha visto en su vida una lenga, armaron una batahola contra el proyecto, que terminó siendo prohibido. Los fueguinos se quedaron con las lengas que querían explotar abandonadas y pudriéndose, y sin trabajo ni inversiones. Siguen así hasta hoy, protestando periódicamente.
Ahora los chilotes estaban felices porque se había levantado un espectacular mall en Castro, con el apoyo del alcalde y de la ciudadanía local mayoritaria. Pero los santiaguisnos supieron y armaron otra batahola, alegando que el mall iba a "empequeñecer" a la catedral de Castro, que casi ningún santiaguino conoce y que, cuando alguno llega por allá, ni siquiera se molesta en visitar. Pero ahora les bajó el amor por un Castro sin edificios (cuando edificios buenos es lo que más necesitan los habitantes de Castro) y ya tienen medio liquidado el proyecto.
Incluso cuando una universidad privada ofreció levantar un bello monumento al Papa Juan Pablo II en un parque en Bellavista, salieron los Michimaloncos de siempre a destruir la iniciativa, y el Consejo de Monumentos Nacionales, órgano socialista burocrático que odia a las universidades privadas en general y a Juan Pablo II en particular, porque fue decisivo en la derrota mundial del comunismo, decretó que la estatua atentaba contra la estética, cosa que nunca hizo antes ni después frente a un letrero monstruoso y horrible, del doble del alto del monumento al Papa, que hay metros más abajo en el mismo parque, donde sigue hasta hoy.
¿Que tienen que meterse los santiaguinos con las cosas que hacen las regiones? Todos hablan de la necesidad de más descentralización. Bueno, que entonces el centro empiece por no meterse en lo que no le corresponde. Dejen tranquilos a los chilotes tener su mall para que vayan ahí a comprar, consumir y apretujarse como lo hacen los propios santiaguinos hasta hacer reventar todos los malles que no han tenido inconvenientes en ver levantarse en todos los barrios; y que rechacen los que no les agraden, como ya lo han hecho en diferentes vecindarios, pero en su ciudad, no en las otras.
Todavía estamos a tiempo de evitar que la peste santiaguina se siga extendiendo por todo el país.
miércoles, 7 de marzo de 2012
¿Una Vez Colorado o Cien Veces Amarillo?
El gobierno, hasta ahora, ha elegido ceder y abrir la billetera. Así lo está haciendo en Puerto Aysén, cediendo ante quienes atropellaron todas las leyes sobre seguridad interior y mantención del orden público. Los líderes del alzamiento han quedado, hasta ahora, no sólo impunes, sino que encabezan las negociaciones sobre lo que van a recibir. El petitorio es de once puntos.
En Magallanes, esta madrugada, bloquearon la salida norte de Punta Arenas. Allá el gobierno tuvo que ceder el año pasado, sentando el precedente que ahora lo ha obligado a ceder en Puerto Aysén. Una cosa ha dado lugar a la otra. Pero ahora los de Magallanes, entonces, quieren más. Su nuevo petitorio es de veinte puntos.
En Calama, en la madurgada de ayer, hubo barricadas incendiarias que bloquearon el camino entre esa ciudad y Chiu Chiu. El gobernador de El Loa, Luis Garrido, dándole un ejemplo a su superior, el Presidente de la República, una vez disuelta la manifestación ilegal interpuso una querella criminal contra los responsables. Lo que debe hacer ahora es sustanciarla con evidencias y seguirla tramitando. Ese gobernador pasa a integrar el "Salón de la Fama" de chilenos que hacen respetar la ley, que tiene sólo dos integrantes vivos: el gobernador Garrido y el alcalde Labbé, que intentó lo mismo en liceos municipales tomados en su comuna de Providencia.
Esta mañana en la Región Metropolitana, comuna de Lo Espejo, amanecieron unas vías "tomadas", pero Carabineros consiguió despejarlas. Veremos en qué termina eso.
Es que se ha establecido un precedente: si uno organiza una asonada y altera la tranquilidad pública en pos de conseguir un beneficio, le dan lo que pide.
He leído que el ministerio del Interior tiene listas las querellas fundadas en la Ley de Seguridad Interior por las múltiples transgresiones a la misma registradas en Aysén. Tiene también listas las abundantes pruebas de la participación de los cabecillas del alzamiento. ¿Por qué no se cursan esas querellas? Porque el número 1 no le ha dado el pase al número 2 para que lo haga. Prefiere seguir abriendo la billetera apenas le toman una calle o un camino.
Mucho se habla acerca de la Ley de Seguridad Interior, pero nada se hace. Parece olvidarse que todas las conductas ilícitas registradas en estas semanas en la XI Región y el año pasado en el resto del país están desde muy antiguo penadas en nuestra legislación. Lo que sucede es que esas penas son menores que las establecidas en la Ley de Seguridad Interior. Pero siempre ha sido delito en Chile alterar el orden público mediante la violencia. Esas normas nunca han sido derogadas. Lo que sí se ha perdido es el sentido de la autoridad de los gobernantes, que no son capaces de hacer respetar las leyes.
El artículo 126 del Código Penal, que es de 1874 castiga con penas de reclusión o confinamiento, que van desde 61 días a tres años, a "los que se alzaren públicamente con el propósito de... arrancarles (a los poderes constitucionales) resoluciones por medio de la fuerza". Exactamente lo que está aconteciendo. Eso siempre ha sido delito, per hoy aquí es "pan de cada día" y se va a hacer todavía más frecuente ahora que la impunidad parece garantizada y hay "billetera rápida" para ceder a las exigencias ilegales.
El tema, entonces, no es de "si se aplica o no la Ley de Seguridad Interior". El tema es si rigen o no las normas básicas de la convivencia civilizada o estamos viviendo bajo el imperio de la amenaza del más fuerte, que sin duda no es el estado de derecho, sino el extremismo violento.
Hoy en "El Mercurio" viene una importante carta del abogado Sergio Rillon, donde cita textualmente el instructivo del pleno del Partido Comunista para que se lleven a cabo todas las acciones violentas que el país ha soportado en los últimos tiempos. Quienes crean que estos son meros "episodios" y que "aflojando un poco de plata" se pondrá término a la violencia, quiere decir que no conocen ni la naturaleza humana ni la historia de las revoluciones ni al comunismo.
Si hay algo que confirma indefectiblemente el estudio atento de las unas y del otro es el contenido de verdad de la antigua conseja que reza: "Más vale ponerse una vez colorado que cien veces amarillo".
Aquí el gobierno central está optando por el segundo camino, y creo que, más temprano que tarde, lo va a lamentar.
En Magallanes, esta madrugada, bloquearon la salida norte de Punta Arenas. Allá el gobierno tuvo que ceder el año pasado, sentando el precedente que ahora lo ha obligado a ceder en Puerto Aysén. Una cosa ha dado lugar a la otra. Pero ahora los de Magallanes, entonces, quieren más. Su nuevo petitorio es de veinte puntos.
En Calama, en la madurgada de ayer, hubo barricadas incendiarias que bloquearon el camino entre esa ciudad y Chiu Chiu. El gobernador de El Loa, Luis Garrido, dándole un ejemplo a su superior, el Presidente de la República, una vez disuelta la manifestación ilegal interpuso una querella criminal contra los responsables. Lo que debe hacer ahora es sustanciarla con evidencias y seguirla tramitando. Ese gobernador pasa a integrar el "Salón de la Fama" de chilenos que hacen respetar la ley, que tiene sólo dos integrantes vivos: el gobernador Garrido y el alcalde Labbé, que intentó lo mismo en liceos municipales tomados en su comuna de Providencia.
Esta mañana en la Región Metropolitana, comuna de Lo Espejo, amanecieron unas vías "tomadas", pero Carabineros consiguió despejarlas. Veremos en qué termina eso.
Es que se ha establecido un precedente: si uno organiza una asonada y altera la tranquilidad pública en pos de conseguir un beneficio, le dan lo que pide.
He leído que el ministerio del Interior tiene listas las querellas fundadas en la Ley de Seguridad Interior por las múltiples transgresiones a la misma registradas en Aysén. Tiene también listas las abundantes pruebas de la participación de los cabecillas del alzamiento. ¿Por qué no se cursan esas querellas? Porque el número 1 no le ha dado el pase al número 2 para que lo haga. Prefiere seguir abriendo la billetera apenas le toman una calle o un camino.
Mucho se habla acerca de la Ley de Seguridad Interior, pero nada se hace. Parece olvidarse que todas las conductas ilícitas registradas en estas semanas en la XI Región y el año pasado en el resto del país están desde muy antiguo penadas en nuestra legislación. Lo que sucede es que esas penas son menores que las establecidas en la Ley de Seguridad Interior. Pero siempre ha sido delito en Chile alterar el orden público mediante la violencia. Esas normas nunca han sido derogadas. Lo que sí se ha perdido es el sentido de la autoridad de los gobernantes, que no son capaces de hacer respetar las leyes.
El artículo 126 del Código Penal, que es de 1874 castiga con penas de reclusión o confinamiento, que van desde 61 días a tres años, a "los que se alzaren públicamente con el propósito de... arrancarles (a los poderes constitucionales) resoluciones por medio de la fuerza". Exactamente lo que está aconteciendo. Eso siempre ha sido delito, per hoy aquí es "pan de cada día" y se va a hacer todavía más frecuente ahora que la impunidad parece garantizada y hay "billetera rápida" para ceder a las exigencias ilegales.
El tema, entonces, no es de "si se aplica o no la Ley de Seguridad Interior". El tema es si rigen o no las normas básicas de la convivencia civilizada o estamos viviendo bajo el imperio de la amenaza del más fuerte, que sin duda no es el estado de derecho, sino el extremismo violento.
Hoy en "El Mercurio" viene una importante carta del abogado Sergio Rillon, donde cita textualmente el instructivo del pleno del Partido Comunista para que se lleven a cabo todas las acciones violentas que el país ha soportado en los últimos tiempos. Quienes crean que estos son meros "episodios" y que "aflojando un poco de plata" se pondrá término a la violencia, quiere decir que no conocen ni la naturaleza humana ni la historia de las revoluciones ni al comunismo.
Si hay algo que confirma indefectiblemente el estudio atento de las unas y del otro es el contenido de verdad de la antigua conseja que reza: "Más vale ponerse una vez colorado que cien veces amarillo".
Aquí el gobierno central está optando por el segundo camino, y creo que, más temprano que tarde, lo va a lamentar.
lunes, 5 de marzo de 2012
Responsabilidades por el Segundo 27/F
Como en Aysén se habían violado con total impunidad los artículos 4°, 5° y 6° de la Ley de Seguridad del Estado, allá ayer resolvieron transgredir también los artículos 1°, 2° y 3°, que castigan los delitos contra la soberanía nacional: aparecieron personas portando letreros en favor de la anexión de esa región a la República Argentina.
Ese delito de lesa patria también está castigado en el Código Penal, y en el de Justicia Militar, pero, en todo caso, los primeros artículos de la Ley de Seguridad del Estado lo sancionan con un mínimo de 541 días de presidio, relegación o extrañamiento, amén de otras penas accesorias.
Pero las leyes que defienden la soberanía y la seguridad ya no se aplican, así es que hay carta blanca para atropellarlas. Esto no es gratis, con todo. Hoy día oí dos testimonios decidores: uno, de un habitante de Puerto Aysén que hablaba por Radio Agricultura y describía el caos en los supermercados de allá, donde la gente se disputa las pocas mercaderías que quedan y donde, señalaba, la de mayor edad decía: "¡Pero si esto es igual que en la UP!"
Después una señora me comentó que había ido a un supermercado de Santiago y se había alarmado de ver la manera desmedida cómo estaba comprando la gente, vaciando las estanterías. "¿Por qué" me preguntaba, "cuando acá hay de todo?"
Porque la gente, le respondí, sabe cuándo comienza esto de atropellar las leyes, y también sabe en qué termina. Y toma medidas, por si acaso...
También oí una grabación del presidente Piñera hablando hoy. Decía que los daños del terremoto en los colegios habían sido muy grandes, y que los provocados por las "tomas" estudiantiles del año pasado habían sido equivalentes a los de "un segundo terremoto".
¿Y de quién es la culpa? ¿No lo es de las autoridades que, ante la primera "toma" de un colegio, dejaron hacer y dejaron pasar? Por supuesto, vinieron entonces todas las demás, con daños equivalentes a un segundo terremoto.
¿No sería justo que así como se persigue sancionar a las autoridades de febrero de 2010 por no haber reaccionado a tiempo el 27/F y no haber dispuesto las medidas que estaban en su mano, no debería también investigarse y sancionarse la lenidad de las autoridades de 2011, que nada hicieron por aplicar las leyes y así evitar los efectos destructivos sobre los establecimientos de enseñanza del "segundo terremoto" provocado por tantas "tomas" impunes?
Ese delito de lesa patria también está castigado en el Código Penal, y en el de Justicia Militar, pero, en todo caso, los primeros artículos de la Ley de Seguridad del Estado lo sancionan con un mínimo de 541 días de presidio, relegación o extrañamiento, amén de otras penas accesorias.
Pero las leyes que defienden la soberanía y la seguridad ya no se aplican, así es que hay carta blanca para atropellarlas. Esto no es gratis, con todo. Hoy día oí dos testimonios decidores: uno, de un habitante de Puerto Aysén que hablaba por Radio Agricultura y describía el caos en los supermercados de allá, donde la gente se disputa las pocas mercaderías que quedan y donde, señalaba, la de mayor edad decía: "¡Pero si esto es igual que en la UP!"
Después una señora me comentó que había ido a un supermercado de Santiago y se había alarmado de ver la manera desmedida cómo estaba comprando la gente, vaciando las estanterías. "¿Por qué" me preguntaba, "cuando acá hay de todo?"
Porque la gente, le respondí, sabe cuándo comienza esto de atropellar las leyes, y también sabe en qué termina. Y toma medidas, por si acaso...
También oí una grabación del presidente Piñera hablando hoy. Decía que los daños del terremoto en los colegios habían sido muy grandes, y que los provocados por las "tomas" estudiantiles del año pasado habían sido equivalentes a los de "un segundo terremoto".
¿Y de quién es la culpa? ¿No lo es de las autoridades que, ante la primera "toma" de un colegio, dejaron hacer y dejaron pasar? Por supuesto, vinieron entonces todas las demás, con daños equivalentes a un segundo terremoto.
¿No sería justo que así como se persigue sancionar a las autoridades de febrero de 2010 por no haber reaccionado a tiempo el 27/F y no haber dispuesto las medidas que estaban en su mano, no debería también investigarse y sancionarse la lenidad de las autoridades de 2011, que nada hicieron por aplicar las leyes y así evitar los efectos destructivos sobre los establecimientos de enseñanza del "segundo terremoto" provocado por tantas "tomas" impunes?
sábado, 3 de marzo de 2012
En Aysén Cayó el Gobierno y Hay una Dictadura
En Aysén ya cayó el gobierno, porque nadie obedece a la autoridad nominal y, aunque alguien quiera hacerlo, el régimen de facto que se ha instalado se lo impide.
De hecho, pues, allá hay una dictadura. Si usted necesita lo más elemental, el pan, tiene que pedir permiso a uno de tres señores para que lo dejen pasar a comprarlo. Se llaman Iván Fuentes, Nelson Ramírez y Misael Ruiz. Ellos resuelven si usted pasa o no, y si dicen "no", usted se queda sin pan. Y sin todo lo demás.
La dictadura se caracteriza porque las leyes no rigen. Sólo impera la voluntad del dictador. Por eso es tan ridículo llamar "dictadura" al Gobierno Militar, en circunstancias que bajo él las leyes regían de manera mucho más real y generalizada que ahora en Chile. Yo he dejado de ver Teletrece porque ahí se refieren al Gobierno Militar como "dictadura". No lo he dejado de ver por molestia política, sino porque no informa la verdad, pues dicho régimen no fue una dictadura. Desde luego, durante él, como dije, regían la leyes más efectivamente que ahora; porque el Presidente había sido elegido en 1980 por la ciudadanía y porque, antes de eso, había llegado al poder en brazos de una mayoría democrática expresada en la Cámara de Diputados; y, en fin, porque se fijó un itinerario para entregar el poder a un sucesor electo, y eso, como oportunamente dijo Ricardo Lagos, "nunca lo hacen las dictaduras y, si lo hacen, no son tales".
En cambio, en Aysén sólo rige la ley de lo que se le ocurra al triunvirato dictador. Allá no hay siquiera libertad de movimientos. Ellos pueden dejarlo circular a usted durante dos horas diarias, ocho horas diarias o nunca. Eso lo van resolviendo minuto a minuto, porque ellos son la Constitución y la ley.
Si hubiera gobierno y rigiera la legalidad en Aysén, el triunvirato completo debería estar preso o al menos procesado por delitos que, como mínimo, tienen tres años y un día de presidio como pena. Pero como allá hay dictadura, esa ley chilena vigente no se aplica. El gobierno del resto del país no manda allá. Y, bueno, tampoco es capaz de aplicar la Ley de Seguridad Interior en ninguna parte, y por eso, como gobierno, también está cada vez más débil en el resto del país. Oiga lo que anuncian en Calama.
Y si hay dictadura en Aysén, entonces ¿cuándo se va a formar una "Concertación de Partidos por la Democracia" para velar porque ésta vuelva a imperar allá? Nunca, porque la así denominada coalición de partidos no está por la democracia, sino por la dictadura. Apoya al triunvirato. ¿Por qué? Porque sus integrantes nunca han sido reales demócratas, salvo los DC, que lo son a tiempo parcial, pues van de aquí para allá y de allá para acá: se alían con los militares para sacar a los comunistas y con los comunistas para sacar a los militares, pero al final siempre terminan poniéndoles la alfombra roja a los rojos, como lo están haciendo en estos mismos días para facilitarles ganar más gobiernos comunales (alcaldes) y lo hicieron para llevarlos al Parlamento. Y los comunistas han aportado sus encapuchaedos al triunvirato de Aysén, que tiene en ellos la base de su fuerza.
¿Quién va a restablecer la democracia en Aysén? Es una pregunta sin respuesta, cosa alarmante. Porque a mí se me han hecho muy largos estos dos años de gobierno con ideas de la Concertación, pero quiero que Sebastián Piñera termine su período y no que la dictadura de allá comience a extenderse paulatinamente por el resto del país.
De hecho, pues, allá hay una dictadura. Si usted necesita lo más elemental, el pan, tiene que pedir permiso a uno de tres señores para que lo dejen pasar a comprarlo. Se llaman Iván Fuentes, Nelson Ramírez y Misael Ruiz. Ellos resuelven si usted pasa o no, y si dicen "no", usted se queda sin pan. Y sin todo lo demás.
La dictadura se caracteriza porque las leyes no rigen. Sólo impera la voluntad del dictador. Por eso es tan ridículo llamar "dictadura" al Gobierno Militar, en circunstancias que bajo él las leyes regían de manera mucho más real y generalizada que ahora en Chile. Yo he dejado de ver Teletrece porque ahí se refieren al Gobierno Militar como "dictadura". No lo he dejado de ver por molestia política, sino porque no informa la verdad, pues dicho régimen no fue una dictadura. Desde luego, durante él, como dije, regían la leyes más efectivamente que ahora; porque el Presidente había sido elegido en 1980 por la ciudadanía y porque, antes de eso, había llegado al poder en brazos de una mayoría democrática expresada en la Cámara de Diputados; y, en fin, porque se fijó un itinerario para entregar el poder a un sucesor electo, y eso, como oportunamente dijo Ricardo Lagos, "nunca lo hacen las dictaduras y, si lo hacen, no son tales".
En cambio, en Aysén sólo rige la ley de lo que se le ocurra al triunvirato dictador. Allá no hay siquiera libertad de movimientos. Ellos pueden dejarlo circular a usted durante dos horas diarias, ocho horas diarias o nunca. Eso lo van resolviendo minuto a minuto, porque ellos son la Constitución y la ley.
Si hubiera gobierno y rigiera la legalidad en Aysén, el triunvirato completo debería estar preso o al menos procesado por delitos que, como mínimo, tienen tres años y un día de presidio como pena. Pero como allá hay dictadura, esa ley chilena vigente no se aplica. El gobierno del resto del país no manda allá. Y, bueno, tampoco es capaz de aplicar la Ley de Seguridad Interior en ninguna parte, y por eso, como gobierno, también está cada vez más débil en el resto del país. Oiga lo que anuncian en Calama.
Y si hay dictadura en Aysén, entonces ¿cuándo se va a formar una "Concertación de Partidos por la Democracia" para velar porque ésta vuelva a imperar allá? Nunca, porque la así denominada coalición de partidos no está por la democracia, sino por la dictadura. Apoya al triunvirato. ¿Por qué? Porque sus integrantes nunca han sido reales demócratas, salvo los DC, que lo son a tiempo parcial, pues van de aquí para allá y de allá para acá: se alían con los militares para sacar a los comunistas y con los comunistas para sacar a los militares, pero al final siempre terminan poniéndoles la alfombra roja a los rojos, como lo están haciendo en estos mismos días para facilitarles ganar más gobiernos comunales (alcaldes) y lo hicieron para llevarlos al Parlamento. Y los comunistas han aportado sus encapuchaedos al triunvirato de Aysén, que tiene en ellos la base de su fuerza.
¿Quién va a restablecer la democracia en Aysén? Es una pregunta sin respuesta, cosa alarmante. Porque a mí se me han hecho muy largos estos dos años de gobierno con ideas de la Concertación, pero quiero que Sebastián Piñera termine su período y no que la dictadura de allá comience a extenderse paulatinamente por el resto del país.
viernes, 2 de marzo de 2012
Grados de Debilidad
Una persona me transmite la petición de otra, que me desafía a, en lugar de escribir tantas cosas sobre el incumplimiento de las leyes de orden público, querellarme contra el ministro del Interior por "notable abandono de sus deberes".
Bueno, ésa es una acción propia del juicio político contemplado en la Constitución y le compete sólo a los diputados, y yo no lo soy. ¿Y qué diputado va a interponerla contra el ministro? ¿Los de su propia coalición, que no han dicho "esta boca es mía" frente al clima de anarquía general? ¿Los de oposición, que justamente critican al gobierno por "la represión", nombre que dan a las mínimas y débiles medidas que ha tomado para evitar el caos total en Aysén?
No. Este es, hoy, un país "en estado de caos progresivo, y por unanimidad". Aquí ya no hay verdadera autoridad, y nadie parece querer que la haya, lo cual hace prever el ahondamiento de la anarquía. Si hubiera existido un gobierno de verdad no habríamos tenido el 2011 que tuvimos, pues en la primera oportunidad en que alguien se hubiera "tomado" un camino, un puente, una calle o un colegio, se habría aplicado la Ley de Seguridad Interior. Claro, dado el sistema judicial que tenemos, que se abanica con las leyes y está diseñado para favorecer a los transgresores, es probable que nadie hubiera terminado preso. Pero, por lo menos, los "tomadores" habrían pasado algunas molestias. Pues ésa termina siendo la única pena para los delincuentes en Chile: la condena a "algunas molestias", después de lo cual quedan libres.
Salvo que los procesados sean "de cuello y corbata" o "uniformados", es decir, personas que, en el primer caso, no han alterado el orden público y, en el segundo, lo han defendido. Porque a ésos si que los pudren en la cárcel, hay que reconocerlo (y a estos últimos precisamente por defenderlo, cosa que repugna a los izquierdistas).
En la sola Aysén se han cometido en estas semanas centenares de delitos contra el orden interno e incluso contra la seguridad y soberanía del país, pues he visto letreros de manifestantes que favorecen una anexión a la Argentina. Lo mismo que llegó a decir un diputado ¡un diputado! en la protesta de Magallanes el año pasado. ¡Y nadie le dijo nada! Cuando su actitud antipatriótica debió costarle el cargo.
Entonces, de los grados de la debilidad de un gobierno, el actual está --esto puede haber cambiado a estas horas para peor-- en el penúltimo: no hace nada, pero, por lo menos, no ha cedido ciento por ciento a la extorsión ilícita. Naturalmente, el último grado es no defender el orden público y acceder a todo lo que piden quienes lo atropellan.
Por supuesto, un gobierno que no es débil es el que, en cumplimiento de la función de gobernar, hace respetar las leyes "por la razón o la fuerza", lema de nuestro escudo que la práctica gubernativa ha tornado a estas alturas en mera retórica.
¡Cómo le llora al país un gobernante firme! Al actual ya todos "le han tomado el pulso". Si no lo creen así, entérense de las noticias de Calama. O de lo que anuncia para este año la sucesora comunista de Camila Vallejo, que dio una extensa entrevista en televisión, creo que a CNN, y describió punto por punto su plan revolucionario 2012. Me llamó un amigo, alarmadísimno, después de verla, y me dijo, con gran sorpresa, que lo que ella quería era derrocar al gobierno. ¡Por supuesto! Ése es el plan comunista en actual vigor. ¿De dónde creen ustedes que salen los encapuchados de Aysén o de dondequiera haya caos? ¿Son de generación espontánea?
Entonces, a la persona que me manda decir que intente alguna acción contra el ministro del Interior le respondo, primero, que no hay ninguna que yo legalmente pueda entablar; segundo, que con los jueces de mayoría izquierdista que tenemos, aunque hubiera una ley que me autorizara a querellarme contra él, se desecharía mi acción; y, tercero, que el problema no es el ministro del Interior, que es el número dos, sino el número uno. Pues el número dos no hace nada que no le ordene el número uno. Y, a la vez, hace todo lo que le dice el número uno.
Es ahí donde está el problema. Vamos a cumplir dos años soportándolo. Confieso que se me han hecho largos. Espero que más que los que le quedan...
Sólo puedo decir, como autoconsuelo, que "lo sospeché desde un principio".
Bueno, ésa es una acción propia del juicio político contemplado en la Constitución y le compete sólo a los diputados, y yo no lo soy. ¿Y qué diputado va a interponerla contra el ministro? ¿Los de su propia coalición, que no han dicho "esta boca es mía" frente al clima de anarquía general? ¿Los de oposición, que justamente critican al gobierno por "la represión", nombre que dan a las mínimas y débiles medidas que ha tomado para evitar el caos total en Aysén?
No. Este es, hoy, un país "en estado de caos progresivo, y por unanimidad". Aquí ya no hay verdadera autoridad, y nadie parece querer que la haya, lo cual hace prever el ahondamiento de la anarquía. Si hubiera existido un gobierno de verdad no habríamos tenido el 2011 que tuvimos, pues en la primera oportunidad en que alguien se hubiera "tomado" un camino, un puente, una calle o un colegio, se habría aplicado la Ley de Seguridad Interior. Claro, dado el sistema judicial que tenemos, que se abanica con las leyes y está diseñado para favorecer a los transgresores, es probable que nadie hubiera terminado preso. Pero, por lo menos, los "tomadores" habrían pasado algunas molestias. Pues ésa termina siendo la única pena para los delincuentes en Chile: la condena a "algunas molestias", después de lo cual quedan libres.
Salvo que los procesados sean "de cuello y corbata" o "uniformados", es decir, personas que, en el primer caso, no han alterado el orden público y, en el segundo, lo han defendido. Porque a ésos si que los pudren en la cárcel, hay que reconocerlo (y a estos últimos precisamente por defenderlo, cosa que repugna a los izquierdistas).
En la sola Aysén se han cometido en estas semanas centenares de delitos contra el orden interno e incluso contra la seguridad y soberanía del país, pues he visto letreros de manifestantes que favorecen una anexión a la Argentina. Lo mismo que llegó a decir un diputado ¡un diputado! en la protesta de Magallanes el año pasado. ¡Y nadie le dijo nada! Cuando su actitud antipatriótica debió costarle el cargo.
Entonces, de los grados de la debilidad de un gobierno, el actual está --esto puede haber cambiado a estas horas para peor-- en el penúltimo: no hace nada, pero, por lo menos, no ha cedido ciento por ciento a la extorsión ilícita. Naturalmente, el último grado es no defender el orden público y acceder a todo lo que piden quienes lo atropellan.
Por supuesto, un gobierno que no es débil es el que, en cumplimiento de la función de gobernar, hace respetar las leyes "por la razón o la fuerza", lema de nuestro escudo que la práctica gubernativa ha tornado a estas alturas en mera retórica.
¡Cómo le llora al país un gobernante firme! Al actual ya todos "le han tomado el pulso". Si no lo creen así, entérense de las noticias de Calama. O de lo que anuncia para este año la sucesora comunista de Camila Vallejo, que dio una extensa entrevista en televisión, creo que a CNN, y describió punto por punto su plan revolucionario 2012. Me llamó un amigo, alarmadísimno, después de verla, y me dijo, con gran sorpresa, que lo que ella quería era derrocar al gobierno. ¡Por supuesto! Ése es el plan comunista en actual vigor. ¿De dónde creen ustedes que salen los encapuchados de Aysén o de dondequiera haya caos? ¿Son de generación espontánea?
Entonces, a la persona que me manda decir que intente alguna acción contra el ministro del Interior le respondo, primero, que no hay ninguna que yo legalmente pueda entablar; segundo, que con los jueces de mayoría izquierdista que tenemos, aunque hubiera una ley que me autorizara a querellarme contra él, se desecharía mi acción; y, tercero, que el problema no es el ministro del Interior, que es el número dos, sino el número uno. Pues el número dos no hace nada que no le ordene el número uno. Y, a la vez, hace todo lo que le dice el número uno.
Es ahí donde está el problema. Vamos a cumplir dos años soportándolo. Confieso que se me han hecho largos. Espero que más que los que le quedan...
Sólo puedo decir, como autoconsuelo, que "lo sospeché desde un principio".
jueves, 1 de marzo de 2012
Ha Sucedido Algo Insólito
Desde que el alcalde Labbé ordenó desalojar un colegio ilegalmente usurpado, hace ya muchos meses, no había habido una sola autoridad que pretendiera hacer valer algún asomo de legalidad como el que está intentando restablecer el ministro de Energía, Rodrigo Álvarez, en Aysén.
En efecto, ha dicho que si no se restablece la normalidad legal el gobierno no hará concesiones. Los chilenos no dan crédito a lo que han visto y oído: un ministro de este gobierno imponiendo el respeto a la ley. ¿Cuánto va a durar el ministro; o cuánto va a durar su firmeza? Si duran ambos y la legalidad se restablece, va a tener lugar "un antes y un después".
La ley 12.927, de antigua vigencia, no puede ser más clara. Dice en su artículo 6°que "cometen delito contra el orden público: ... c) Los que inciten, promuevan o fomenten, o de hecho y por cualquier medio, destruyan, inutilicen, paralicen, interrumpan o dañen las instalaciones, los medios o elementos empleados para el funcionamiento de servicios públicos o de utilidad pública o de actividades industriales, mineras, agrícolas, comerciales, de comunicación, de transporte o de distribución; y los que, en la misma forma, impidan o dificulten el libre acceso a dichas instalaciones, medios o elementos".
Y en su artículo 7° señala la pena para los infractores, siempre que no concurra ninguna circunstancia agravante: desde tres años y un día hasta diez años de presidio.
Desde hace dieciséis días han aparecido en todos los medios dirigentes de la zona, como Iván Fuentes, Nelson Ramírez y Misael Ruiz, incurriendo en las conductas tipificadas en el art. 6° antes citado y haciéndose explícitamente responsables de mantener paralizada a Aysén. Han incitado, promovido y fomentado las destrucciones e interrupciones de servicios y actividades, como también impedido el libre acceso a toda suerte de instalaciones. Sin embargo, ni siquiera han sido citados a declarar ante algún juez. En realidad, no sólo el ministerio del Interior debería presentar un requerimiento ante el Ministerio Público: cualquier particular afectado podría hacerlo. Pero Fuentes, Ramírez y Ruiz siguen incurriendo en el delito descrito (y en varios otros tipificados en la misma ley) sin que nada les suceda. Además, hay parlamentarios que justifican la actitud de éstos, lo que perfectamente podría interpretarse como que están "fomentando las destrucciones e interrupciones" de servicios y merecerían, igualmente, ser desaforados y luego procesados.
Pero aquí todos hacen "la vista gorda" y "se pasan la papa caliente" unos a otros. Es una especialidad chilena: "sacarse el pillo" para no cumplir con el deber.
Bueno, este estado de cosas ya ha pasado a ser normal. El año pasado sucedió todo el tiempo en muchos lugares del país.
Y por eso hemos llegado a un punto en que éste se sorprende, no de que la autoridad pretenda aplicar la ley, pues a estas alturas ni ella lo hace ni ya nadie espera eso, sino ante la mera exigencia de un ministro de que, si se quiere conversar sobre algún acuerdo, al menos se deje de seguir cometiendo todos esos delitos. La pena con que él amenaza no es de tres años y un día a diez años de presidio, no, eso sería impensable hoy: apenas amenaza con no sentarse a conversar.
Y eso, apenas eso, ha llegado a ser insólito. El país no lo puede creer. Y Álvarez, que debería haberse llenado de elogios por su firmeza, está convirtiéndose en el centro de todas las críticas.
En efecto, ha dicho que si no se restablece la normalidad legal el gobierno no hará concesiones. Los chilenos no dan crédito a lo que han visto y oído: un ministro de este gobierno imponiendo el respeto a la ley. ¿Cuánto va a durar el ministro; o cuánto va a durar su firmeza? Si duran ambos y la legalidad se restablece, va a tener lugar "un antes y un después".
La ley 12.927, de antigua vigencia, no puede ser más clara. Dice en su artículo 6°que "cometen delito contra el orden público: ... c) Los que inciten, promuevan o fomenten, o de hecho y por cualquier medio, destruyan, inutilicen, paralicen, interrumpan o dañen las instalaciones, los medios o elementos empleados para el funcionamiento de servicios públicos o de utilidad pública o de actividades industriales, mineras, agrícolas, comerciales, de comunicación, de transporte o de distribución; y los que, en la misma forma, impidan o dificulten el libre acceso a dichas instalaciones, medios o elementos".
Y en su artículo 7° señala la pena para los infractores, siempre que no concurra ninguna circunstancia agravante: desde tres años y un día hasta diez años de presidio.
Desde hace dieciséis días han aparecido en todos los medios dirigentes de la zona, como Iván Fuentes, Nelson Ramírez y Misael Ruiz, incurriendo en las conductas tipificadas en el art. 6° antes citado y haciéndose explícitamente responsables de mantener paralizada a Aysén. Han incitado, promovido y fomentado las destrucciones e interrupciones de servicios y actividades, como también impedido el libre acceso a toda suerte de instalaciones. Sin embargo, ni siquiera han sido citados a declarar ante algún juez. En realidad, no sólo el ministerio del Interior debería presentar un requerimiento ante el Ministerio Público: cualquier particular afectado podría hacerlo. Pero Fuentes, Ramírez y Ruiz siguen incurriendo en el delito descrito (y en varios otros tipificados en la misma ley) sin que nada les suceda. Además, hay parlamentarios que justifican la actitud de éstos, lo que perfectamente podría interpretarse como que están "fomentando las destrucciones e interrupciones" de servicios y merecerían, igualmente, ser desaforados y luego procesados.
Pero aquí todos hacen "la vista gorda" y "se pasan la papa caliente" unos a otros. Es una especialidad chilena: "sacarse el pillo" para no cumplir con el deber.
Bueno, este estado de cosas ya ha pasado a ser normal. El año pasado sucedió todo el tiempo en muchos lugares del país.
Y por eso hemos llegado a un punto en que éste se sorprende, no de que la autoridad pretenda aplicar la ley, pues a estas alturas ni ella lo hace ni ya nadie espera eso, sino ante la mera exigencia de un ministro de que, si se quiere conversar sobre algún acuerdo, al menos se deje de seguir cometiendo todos esos delitos. La pena con que él amenaza no es de tres años y un día a diez años de presidio, no, eso sería impensable hoy: apenas amenaza con no sentarse a conversar.
Y eso, apenas eso, ha llegado a ser insólito. El país no lo puede creer. Y Álvarez, que debería haberse llenado de elogios por su firmeza, está convirtiéndose en el centro de todas las críticas.