El debate y la lucha políticos se dan siempre entre dos bandos: los liberadores y los totalitarios. Es decir, entre los que defienden la libertad y los que quieren suprimirla (o administrarla ellos, que es lo mismo).
Conste que para designar a los primeros no uso el término "libertarios", porque éste significa ser partidarios absolutos de la libertad, pero serlo también de suprimir cualquier gobierno, lo que va más allá de lo buscado por los defensores de ella.
El largo debate en todos los niveles de la actual coyuntura y, en particular, en las "Cartas al Director" de los diarios, se da siempre entre esos dos bandos. Los que quieren "educación pública de calidad" y "no al lucro", en realidad procuran que el Estado la monopolice y así impedir que las personas libres puedan enseñar, llegando a acuerdos con otras personas libres. Como no se atreven a confesar que, en realidad, quieren suprimir la libertad de enseñanza, entonces dan su lucha diciendo que seaa el Estado (es decir, ellos) el que monopolice ese quehacer, y a eso lo denominan "educación pública de calidad y sin fines de lucro".
Su premisa básica es que "la educación es un bien público". Pero esto es sólo una tontería más, como casi todas las que están apoyadas actualmente en la fuerza y la violencia de las tomas estudiantiles. Pues debe reconocerse que sin fuerza ni violencia la postura totalitaria no duraría un segundo en el debate. En cambio, las tomas, los destrozos y las amenazan les garantizan pantallas y titulares y el consiguiente amedrentamiento de la gente ideológicamente feble, que siempre procura estar bien con "la corriente dominante", que en este caso es la que impone la fuerza.
Pues ¿qué es un "bien público"? El Código Civil lo define (art. 589): "el que pertenece a todos los habitantes de la nación, como calles, plazas, puentes y caminos". Entonces, obviamente, la educación no lo es. Ella (la propia y la de sus hijos) le pertenece a cada ciudadano privativamente.
Los economistas, que tienden a ser más racionales que el resto de las personas, porque, para evitar las pérdidas económicas, se ven obligados a lidiar con el sentido común propio del quehacer productivo y de consumo (sentido común que no preside otros quehaceres, en particular el de escribir cartas a los diarios), también han definido los "bienes públicos": son aquellos en que el dueño no puede excluir de su disfrute a los demás y en los cuales no hay rivalidad en el uso o consumo. Por ejemplo, si yo formo un parque y no lo cierro, cualquiera puede disfrutarlo y nadie puede impedir que otro lo goce o al menos lo admire. Y los parques suelen ser suficientemente grandes como para que toda persona esté en ellos sin impedir que otras lo hagan. Por eso, como bienes públicos, quedan excluidos del mercado: nadie puede impedir su goce ni, por tanto, cobrar por él. Por eso el Estado forma generalmente los parques y sólo particulares muy ricos y altruistas pueden permitirse hacer lo mismo, sin ganar nada y entregando mucho.
Entonces, claramente la educación no es un bien público. Porque si yo enseño, puedo cobrar por mis clases y si no, no las hago. Y puedo impedir la entrada a ellas de los que no quieran pagarlas. Además, en mis clases sólo cabrá un número limitado de personas. Es decir, hay "rivalidad", y la asistencia de unos excluye a los demás, lo que es propio de un bien privado.
Luego, debatir sobre la base de que la educación es "un bien público" es sólo una más de las falacias que admiten las "Cartas al Director". Y lo mismo corre para la salud, que tampoco es un bien público.
Pero, además de tonterías, se registran deserciones políticas notables en el curso de este debate. Un inteligente y alto ex funcionario del Gobierno Militar, que, por lo que yo sé, siempre se mantuvo leal a los principios rectores de ese régimen, entre los cuales está la libertad de esneñanza, ahora aparece dando una conferencia y ¡comprando completo el paquete de argumentaciones marxistas sin base, que es la punta de lanza del actual proceso revolucionario que está viviendo el país!
Increíble: dice que hay que hacer una reforma tributaria para mejorar la educación y nivelar las desigualdades, cuando él debería saber mejor que nadie que la causa básica de las desigualdades económicas está en la legislación socialista que encarece la contratación de personas y lleva a que el desempleo en el quintil más pobre sea diez o más veces mayor que en el quintil más rico. Si todos los ricos que quieren trabajar encuentran empleo y, en cambio, sólo la mitad de los más pobres logran lo mismo, ¿cómo no va a haber gran desigualdad? Es obvio que ella radica ahí. Son las políticas socialistas las que privan de gran parte de su ingreso a los pobres.
En fin, la cadena de los desfallecimientos de la autoridad para restablecer el orden y la legalidad y poner término a la violencia y las tomas, ha provocado el amedrentamiento ideológico de los que, temiendo ser arrasados, pliegan sus banderas propias y buscan congraciarse con las de la actual "corriente dominante", impuesta por la fuerza de un estudiantado ajeno a toda disciplina y, a su vez, hábilmente dirigido y utilizado por la cúpula comunista.
¡Cuánta razón tenía Felipe Cubillos al declararse indignado ante el hecho de que la derrota de la libertad se debiera, más que a la fuerza de sus adversarios, a la debilidad de sus defensores!
Así nomás esta la cosa.
ResponderEliminarMuy acertado.
ResponderEliminarY ya somos 925 a seguir este blog. Que tal le hacemos propaganda mas grande para llegar a mil esta semana? 2000 en noviembre, 4000 en diciembre, 8000 en enero, 16000 en febrero, etc...
Con un poco de suerte habrá varios periodistas menos en massmeRdias oficiales por no tener audiencia ;-)))
Mati, esas estadísticas incluyen múltiples clics? porque a veces, confieso, reviso este blog varias veces al día.
ResponderEliminarCuando HPdA se ve como un "rebelde al margen", es que la masa está convertida en un ganado irreflexivo ("sheeple").
ResponderEliminarDon Hermógenes gran explicación sobre los bienes públicos , ya estaba familiarizado con la definición de los economistas de los bienes públicos (se estudia en cursos de introducción a al economía).Hace falta explicar a mucha gente que ni la salud y educación son bienes públicos , los izquierdistas han dicho con el fin de que la salud y la educación pasen por completo al estado impidiendo la libre iniciativa en ambas áreas ( y reciben apoyo popular al decir que va a ser “gratis” y sin fin de lucro por lo que se acepta como axioma que la educación y salud son bienes públicos) .
ResponderEliminarCon respecto a su comentario sobre la desigualdad estoy algo en desacuerdo ya que la desigualdad en Chile se explica principalmente por los altos retornos de la educación superior ( por lo que se produce una gran diferencia de sueldo entre quienes tienen estudios superiores y quienes no tienen), y como en Chile los pobres son los que menos acceden a esta se genera un circulo difícil de romper .Otro factor relevante para explicar la alta desigualdad es la baja productividad de los trabajadores poco calificados (esto a su vez puede tener múltiples explicaciones pero sin duda también se relaciona con la educación ).
Juan no se refiere a los clicks sino al numero de seguidores
Felipe Lamarca es un demagogo, lleva más de 10 años limpiando su imagen de "alto ejecutivo" a costa de demagogia.
ResponderEliminarSi él quiere igualdad, puede empezar por subir el sueldo a los trabajadores de Ripley, y respetar sus horarios.
que a los que abogan por poner a la gente a total merced de los multimillonarios (no los defenderia ni el estado ni menos ellos mismos, todos saben que tendrin a la gente esclava si la ley que resguarda el estado no se los impidieran)se les llame liberales es una gran concesion de de sus rivales, (lamebotas del gran capital encaja mejor) pero de ahi a liberadores hay años luz de diferencia , pierde el tiempo don hermogenes, los rivales del liberalismo no le vamos a dar esa concesion.
ResponderEliminarPor mucho que a la Coca Cola la llame Pepsi, esta se seguira llamando Coca Cola.
Estás mejorando Army, esta vez no mencionaste tu obsesión por los nazis.
ResponderEliminarDon Hermógenes
ResponderEliminarEn una de sus líneas usted dice "... las tomas, los destrozos y las amenazan les garantizan pantallas y titulares y el consiguiente amedrentamiento de la gente ideológicamente feble, que siempre procura estar bien con "la corriente dominante", que en este caso es la que impone la fuerza.
Cuando menciona a esa gente ideológicamente feble se refiere, por casualidad a algunos senadores de la Alianza como Larraín (UDI), que tiene un pasado académico en la PUC, y Lili Pérez que siempre muestra más acción que reflexión, ya que ambos piden aumentar la partida presupuestaria para educación terciaria -Ues e institutos- donde es una gran pérdida de dinero invertir en becas para los egresados de enseñanza media más pobres, porque no califican para estudios superiores dada su paupérrima formación previa.
Don Hermógenes
ResponderEliminarNadie se atreve a decirle a esa gente -padres, hijos y familiares- que sus hijos no pueden estudiar ni en institutos ni en Ues porque ni siguiera entienden lo que escuchan y, menos aún, lo que leen.
Tampoco nadie se atreve a decirle a esa gente que, si algún hijo o familiar egresado de educación municipal o de algún colegio particular subvencionados rasca, ingresa a la educación terciaria y se titula, lo ha logrado gracias a que el servicio que le entregaron en esa institución terciaria, particularmente rasca, es un fraude más profundo y doloroso que el fraude de La Polar, debido a que afecta el destino de nuestra Nación.
Me acabo de pegar el alcachofazo de que la salud y la educación son "servicios de utilidad pública" (que no es lo mismo que "bienes públicos"... está mal enunciado ya que de partida son servicios), por eso está ok subsidiarlos focalizadamente, pero de ahí a que sean gratis...
ResponderEliminarEspecíficamente, personas en situación de pobreza pueden beneficiarse hoy día de subsidios al agua y a la energía domiciliaria.
También existe salud gratis para algunos, aunque es asquerosa. Pero eso tiene que ver más con el paradigma equivocado que se vive respecto de la salud, que es atender la enfermedad y no tener políticas preventivas. En ese sentido, por ejemplo, disminuir la concentración de material particulado, corretear a los fumadores, regular la comida "rápida" (al cementerio) y procesada, son políticas muy rentables en términos de menores costos en atenciones de salud. Por qué me obligan a ponerme cinturón de seguridad en el auto, sin embargo puedo fumar, comer grasa hidrogenada, azúcar refinada, y más encima me obligan a respirar una mugre de aire?
Respecto de la educación, los fondos de investigación deberían ser concursables y con aporte privado, y los aranceles financiados por las familias + subsidio a la demanda focalizado (becas). No más aporte fiscal directo!!! Y darle prioridad a la educación básica y media!!!
Don Hermógenes
ResponderEliminarAlgunas semanas atrás, El Mercurio de Santiago en un reportaje sobre los dirigentes universitarios que lideran el movimiento estudiantil mencionó el caso del Presidente de la F de E de la U. A. Prat de Iquique.
Ese dirigente egresó con bajísimo promedio de un Liceo Municipal. Trabajó 2 años como obrero de la construcción. Dio la PSU e ingresó con un bajísimo puntajes a Sociología en la UAP, donde parece ser uno de los estudiantes con mejores notas de su generación.
No lo dudo. De lo que sí dudo es de la formación de quienes son contratados en su carrera como docentes y del nivel de exigencia que ésta tiene.
Las Ues del Estado, especialmente las ubicadas en regiones distantes a la R. Metropolitana, para sobrevivir aceptan estudiantes muy mal formados en el origen y, sin mejorar esa mala condición inicial, la profundizan por la malísima calidad de la formación proporcionada.
Un análisis de la baja calidad del servicio prestado por esas instituciones, que no se corresponde con los aranceles cobrados, demostraría que el fraude de La Polar es una nimiedad frente al fraude educacional que se produce en la educación terciaria.
Si, en el caso de la Polar, escuchamos declaraciones, amenazas de querellas, compensaciones y, finalmente, querellas a varios de sus ejecutivo y a la empresa auditora, ¿por qué el fraude de la educación terciaria no ha desatado igual o mayor preocupación para exigir respuestas al MINEDUC, a los ex Ministros de Educación, a los Rectores y a las agencias que han acreditado a esas instituciones y a varias de sus carreras expeluznantemente malas.
Tal vez el senador Larraín (UDI), antes de pedir más presupuesto para los estudiantes más pobres podría enfrentar el desafío de exigir una revisión completa del sistema de educación terciaria que, sin duda, llevaría al cierre de muchas de las actuales instituciones, a la recreación de alguna de ellas y a que sigan estudios superiores sólo los que entienden lo que leen y escuchan.