Cuando golpea la tragedia lo más apropiado suele ser el silencio respetuoso. La esperanza es lo último que se pierde, pero la posibilidad de la ausencia definitiva de personas valiosas y jóvenes nos tiene a todos angustiados.
La que yo siento más, como chileno, es la perspectiva de la partida de Felipe Cubillos. En una sociedad en la que casi todos, frente a las crisis o los desafíos, se limitan a exclamar "¡hay que hacer algo!" o "¡las autoridades deben tomar cartas en el asunto!", pero no hacen nada o hacen muy poco, Felipe Cubillos dio el ejemplo contrario y, sin decir ninguna de esas cosas, puso manos a la obra para reconstruir después del terremoto y maremoto y para ayudar a los más necesitados.
Donde mejor se materializó esa vocación de entrega fue justamente donde era más querido y donde parece haber hallado su fin, Juan Fernández.
En estos últimos días escribió una de las columnas más lúcidas que, frente al acontecer reciente, se ha publicado en nuestra prensa. En ella, aparecida en el vespertino "La Segunda", expresó su indignación, pero no la de los "indignados" que salen a las calles a vociferar, y bajo el paraguas de los cuales se ha hecho últimamente tanto daño y se ha puesto de manifiesto la falta de autoridad que impera en el país, sino la indignación, ante ese afán destructivo, de una persona que busca soluciones y las pone en práctica, con su esfuerzo y sus recursos, de manera ilimitadamente generosa, y que no da crédito a que se enseñoreen de la nación y reciban tanta acogida en ella los predicadores y ejecutores de todo lo contrario.
¿Cómo no va a ser desolador que se nos vaya alguien así y, en cambio, prevalezcan la odiosidad, el temperamento dañino y la vociferación de los que profesan el enfrentamiento por doctrina y la división entre chilenos como propósito final?
Lamentablemente, no se ha visto ahora último a ningún émulo de Felipe Cubillos en nuestro medio, de modo que, si él va a faltar, no se ve quién pueda reemplazarlo con igual dinamismo, entrega, altruísmo, eficacia y modestia.
En estas semanas, en que hemos visto expresarse lo peor de nuestra nacionalidad, parece casi un castigo divino el designio que hace desaparecer al exponente por excelencia de lo mejor que ella tiene.
El crear algo, desde la nada, y solo porque se quiere hacer, solo por eso, sin que nadie tenga que obligar, por un compromiso con lo justo, lo bueno y lo trascendente. Ese esfuerzo representa el bien, el amor y la virtud. Si cada uno de nosotros intentáramos hacer lo correcto, si la envidia y la avaricia fueran una excepción y no una constante, y si el respeto y la empatía dominaran nuestros actos, encontraríamos en el otro a nosotros mismos, y aprenderíamos a vivir unidos en la diversidad.
ResponderEliminarCuan de acuerdo estoy con tu articulo, HPdA. Como lamento la muy posible partida de Felipe Cubillos, un ejemplo y un tipo excepcional. Que lastima que sea ese el tipo de gente que se nos vaya.
ResponderEliminarY que penoso el reportaje de TVN que nos deja la impresion de que solo valia la pena de la perdida de 5 personas, las de ellos. Muy lamentable por cierto su perdida, pero hay varias otras, para muchos aun mas importantes
Completamente de acuerdo, la pérdida de Felipe Cubillos es un verdadero robo valioso de una persona distinta, tan necesaria en nuestro mundo actual tan carente de gente que haga el bien, al mismo tiempo que estamos invadidos por lacras sociales como Camila Vallejos, Girardi, Escalona, Jorge Pizarro, Gajardo, Arturo Martinez y muchos otros que siguen sembrando generosamente su veneno en nuestro pais.
ResponderEliminarFelipe Cubillos, te echaremos de menos, cuanta falta nos hace gente como tu!!
Creo que una fatalidad tan imprevista como irremisible puede hacernos reflexionar sobre lo que significa vivir con tanto odio unos contra otros, nomás por pensar distinto.
ResponderEliminarNunca es tarde para mejorar el propio rumbo, invirtiendo lo mejor de nosotros en lo que nos hace felices.
Mejoremos nosotros primero, para que todo mejore
Cristian, con tu comentario, tu también siembras "veneno". Un poco más de tolerancia, aunque sea sólo por estos momentos.
ResponderEliminarRealmente lamentable la perdida de Felipe Cubillos. Que pena que de lo poco bueno que tenemos, tengamos que perder otro más. Confiemos en que nuestro Dios levante más personas con el Espíritu de Cubillos.
ResponderEliminarMala hierba nunca muere...
ResponderEliminarFelipe Cubillos es genuino exponente de lo que logra en una persona el hacerse a la aventura de la mar, tanto real como simbólicamente. La vida en la mar despierta en cuantos responden a tal llamado nítidos sueños de cosas grandes. Es cosa de repasar la historia. Algo que Chile, como nación esencialmente oceánica y austral que es, debe tener muy presente. ¡Cuán fácil, pues, se brinda al chileno, es decir, al marino, unir el cielo y la tierra en el horizonte de su corazón!
ResponderEliminarTVN que, como Codelco, vive mirándose su zurdo ombligo, ha llorado la partida de figuras de su programa matinal, sacando provecho de su desmesurada capacidad para controlar la pauta pública.
ResponderEliminarBajo la dirección del pintoresco Francisco Vidal, TVN organizó un montaje presentado como votación pública para instalar a Salvador Allende como el más grande de nuestra historia. Gravísima ofensa que está a la espera de ser lavada.
Según tengo entendido, los profesionales de TVN (que iban a filmar las inauguraciones del trabajo del equipo dirigido por Felipe Cubillos en la isla) eran buena gente y, por cierto, merecen la expresión de sentimientos por su desaparición.
Pero TVN, que alega ser EL medio nacional, pasando por sobre sus propios duelos, debió haber saludado la colosal pérdida Felipe Cubillos que, de verdad, sí que fue un Grande de Chile.
Eso reclamo en esta columna.
[+]
Reemplácelo usted. Fondos no parecen faltarle.
ResponderEliminar