El Presidente de la República y el jefe de la UDI manifiestan preocupación por la carrera presidencial supuestamente desatada dentro del gabinete.
Paradójicamente, lo más reciente que ha hecho el primero ha sido añadir a dos competidores más a esa carrera, recurriendo al dudoso procedimiento de trasladar a dos parlamentarios siempre mencionados entre los "presidenciables" a participar en la contienda ya desatada dentro del ministerio.
Pero, lamentablemente para ellos, estas cosas dependen de la opinión pública, no de la voluntad de los políticos. Cada uno de éstos desearía que una gran mayoría de la gente (si es que no toda) pensara en él o ella como indiscutido futuro Presidente. Tal como Napoleón decía que en la mochila de todo soldado iba un gallardete de general, en la de todo político va una banda presidencial. Y resulta que la gente, apenas comenzado un gobierno, sobre todo si es corto (como los propios políticos dispusieron que lo fuera, pues el de la Constitución original era de ocho años), empieza a pensar en el sucesor del gobernante.
Los encuestadores se hacen cargo de este interés y por eso algunos siempre incluyen la pregunta acerca de quién goza de más preferencias para futuro Presidente. Hace un cuarto de siglo surgió así la figura de Hernán Büchi, que no era político ni tenía aspiraciones presidenciales, pero resultaba ser del gusto de la gente, en desmedro de connotados "señores políticos" que habían esperado pacientemente, o impacientemente, el fin del Gobierno Militar para satisfacer sus muy antiguas ambiciones. Las encuestas impusieron a Büchi, así como la astucia impuso a su rival, Patricio Aylwin.
Después las mismas encuestas dijeron que el preferido de la gente era Eduardo Frei. Todo el mundo "lo supo desde un principio", no obstante que había personajes como Ricardo Lagos que no podían ocultar su sorpresa ante la evidencia que creían tener de que sus merecimientos presidenciales eran tanto superiores a los de Frei. Y Lagos precipitó la idea de las primarias, sin precedentes entre nosotros, creyendo que cuando la gente lo viera y lo oyera frente a Frei no tendría dónde perderse, pero la gente "se perdió", Lagos fue derrotado en las primarias y Frei ampliamente electo.
Posteriormente surgió el fenómeno Lavín, que pasó a encabezar las encuestas desde el comienzo del gobierno de Frei y parecía que nada podia detenerlo, ni siquiera la frenética campaña de Sebastián Piñera por todo el país, hasta que éste se convenció de que no remontaba y, finalmente, Lavín fue candidato y perdió estrechamente contra quien era consagrado favorito de la Concertación por las encuestas, Lagos, ante lo cual nada pudo la tenacidad de Andrés Zaldívar, que forzó otra primaria, sólo para perderla. Finalmente, Lagos ganó estrechamente a Lavín gracias al voto comunista.
En ese tiempo las encuestas destacaron a una mujer, Soledad Alvear, que pasó a encabezarlas porfiadamente, hasta que una desconocida, llamada Michelle Bachelet, empezó a aparecer en ellas, gracias a haber sido nombrada ministra de Salud y haber reemplazado las colas ante los consultorios por un número que se podía pedir por teléfono, así es que uno podía esperar en su casa y no a la intemperie. Después desfiló sobre un tanque y el resto es historia.
Por el lado de la Alianza, Lavín seguía siendo el favorito en las encuestas, pero hubo un montaje del cual no quiero acordarme y a la vez otro personaje que no lograba remontar en ellas, llamado Sebastián Piñera, empezó a recorrer el país infatigablemente, "alojando en hoteles de quinta categoría", como él mismo ha dicho, y conquistando votos de consejeros de Renovación Nacional, hasta ser sorpresivamente proclamado candidato por este partido en la precisa sesión de su Consejo General convocada para designar candidato a Lavín, como lo pre-anunciaba el presidente de la colectividad, senador Sergio Diez, que se autoproclamaba "lavinista". Pero en la votación de RN triunfó Piñera, a quien hasta le sobraron consejeros. Finalmente, él pasó a segunda ronda y fue derrotado con cierta amplitud por Michelle Bachelet, ante la cual visiblemente escatimó recursos, porque sabía que la ventaja de ella era "irremontable", como diría Genaro Arriagada.
Después Piñera se puso inmediatamente a trabajar, ahora sin escatimar recursos, y pasó a encabezar las encuestas presidenciales durante cuatro años, preocupándose de hacer los ofrecimientos y amenazas necesarios para que no surgiera ningún candidato paralelo dentro de la Alianza, y pasó lo que pasó.
Y ahora la historia, como siempre, se repite: la gente se interesa por la carrera presidencial, como invariablemente lo ha hecho; los encuestadores no pueden menos que oír a la gente y hacen la pregunta en sus encuestas, y los competidores, aunque no se lo hubieran propuesto, van ocupando los lugares que las preferencias populares les señalan.
Eso no se puede evitar. Va a seguir teniendo lugar aunque el Presidente lo prohíba. Él podrá intervenir o no intervenir (como sostiene que fue el caso de la elección de la ANFP) y la gente podrá creerle o no (como también fue el caso de la ANFP), pero este proceso no lo puede impedir nadie.
Tenemos carrera presidencial y ella seguirá por los tres años que le restan a Sebastián Piñera, gústele o no a éste o a los presidentes de partidos o a los editorialistas, opinólogos, blogueros y clarividentes.
El país es así y contra eso no hay nada qué hacer.
que quiere que le diga, lo que dice es cierto, por eso digo que deberia eliminarse la politica como profesion, todo se arregla entre cuatro paredes, y nadie escucha a la gente. bueno de cualquier manera seguro que igual ganaba piñera
ResponderEliminar¿Con que nombre nos aporta Hermógenes para que nos represente?. Lance uno, aunque sea colista, pero que nos represente.
ResponderEliminarEn una de esas resulta, porque ultimamente se ha dado todo lo predicho (la costosa bolita de la ANFP entre otros).
Estimado, notable su reseña histórica de los procesos electorales recientes, ojalá todos,y no sólo algunos de nuestros profesores de Historia tuvieran esa claridad y capacidad de síntesis al discutir en sala estos temas con nuestros alumnos de enseñanza media.
ResponderEliminarSi se sembrara en esa instancia, al cabo de un par de elecciones tendríamos de vuelta los períodos presidenciales de 5 años con reelección, de 6 u 8, pero no estos 4 que los hechos por sí solos están demostrando para qué sirven y hacia dónde nos están llevando.
Sólo falta que aparezca en las encuestas el Tony Caluga (que me perdone este último, un gran recuerdo para él, gran patrimonio cultural de nuestro país).
Se le salió lo "mercurial" a don Hermógenes y quiere que la historia sea como él la diseña. A Büchi lo impuso la derecha económica, "el hombre" dijo, y buscaron a un dentista para que lo ungiera, pero ya se sabe que tenía "contradicción vital". Lagos dio la pelea con Frei sabiendo que iba a perder, como la dio Piñera en contra Bachelet para quedar en la pole position en el 2009. Punto.
ResponderEliminarsi lo pone asi don antonio, que quiere que le diga toda la razon
ResponderEliminarMuy interesante su análisis, del cual se puede sacar varias conclusiones. Una de ellas, porque en 20 años de gobiernos concertacionistas se ha avanzado tan poco y queda tanto trabajo por hacer. Y sin embargo en 17 años de gobierno militar (tan criticado y menospreciado por quienes alguna vez fueron sus aliados) se logró sentar las bases necesarias que son hasta el día de hoy, lo que define a nuestra nación, desde el modelo económico, hasta la imagen de seriedad y otros atributos positivos que proyectamos al mundo.
ResponderEliminar