En la procesión de la Virgen del Carmen dos sacerdotes y dos monjas jóvenes desplegaron un letrero en favor de la causa mapuche y una bandera de los separatistas de esa etnia. Al leer la noticia recordé los años '60, cuando sacerdotes y religiosas de izquierda formaron parte de un contingente que "se tomó" la Catedral de Santiago y se encerró en ella. Eran las primeras manifestaciones de los "cristianos por el socialismo". Los años pasaron y la única conclusión a que todo el mundo llegó fue la de que eran mucho más socialistas que cristianos. Algunos empuñaron las armas para emprender una labor tan poco litúrgica como la de matar a quienes no pensaran como ellos. Su receta era la revolución socialista. "Cristo y la Revolución": se trataba de probar que, en el fondo, lo que Jesús nos había venido a decir era que todos los medios de producción debían pasar a manos del Estado.
Bueno, mucha agua pasó bajo los puentes, la receta del Estado dueño de todo fracasó estruendosamente e incluso la del Estado providente y benefactor ha sido abandonada incluso en los países en que funcionaba menos mal, como Suecia, que ha terminado por elegir a gobernantes de centroderecha. Y donde los socialistas permanecen en el poder, han tenido que volverse derechistas, como le sucede a Rodríguez Zapatero en España, que está proponiendo aumentar la edad de jubilación, rebajar la indemnización por años de servicio y facilitar los despidos, todas ellas recetas de derecha, para salir de la crisis en que el excesivo gasto e intervencionismo estatal han sumido a su país. Y al pobre Rodríguez Zapatero los que le hacen huelgas son sus electores de otrora, los sindicalistas más adeptos al PSOE.
Los religiosos y religiosas que adherían al socialismo y a la revolución se han quedado sin banderas de lucha. Es que su receta, simplemente no funciona. Pero la rebeldía contra el orden establecido es un gen que está en el ADN de algunas personas y eso no tiene remedio. Lo que ellas quieren es demoler lo que hay. No tienen claro por qué ni con qué lo van a reemplazar. De lo que se trata es de demoler.
Es difícil saber qué condicionantes personales llevan a la gente a tener esa actitud. Ella veía en el marxismo y su revolución una dialéctica que justificaba la demolición. Ahora ha quedado probado que esa dialéctica no sirve de pretexto para demoler, porque está declaradamente fracasada. Entonces han buscado otra justificación, otra causa que sirva para demoler, que es de lo que, en el fondo, se trata. Hoy día son las luchas étnicas.
La gente de fe va a la procesión del Carmen porque cree en la Virgen y en la religión catòlica. Se supone que los sacerdotes y monjas son los que más firmemente creen en ambas. Si no no habrían tomado los hábitos. Entonces ¿qué los puede inducir a enarbolar símbolos profanos, que representan una causa que divide y que se caracteriza por la violencia? Es el mismo gen destructivo de antes, bajo una nueva forma. Así como su vía de manifestación fue antes la revolución socialista, hoy lo es la lucha separatista indígena.
Hace cincuenta años se tomaban la Catedral. Hoy día irrumpen en la procesión de la Virgen del Carmen. Visten hábitos (o debieran vestirlos) pero su razón de vida no es la fe, porque si lo fuera serían los más cuidadosos en no desvirtuar ni siquiera levísimamente un acto religioso. Es que, en el fondo, creen menos en la Virgen que en la lucha por una causa política. Han dejado de ser propiamente religiosos y han devenido activistas. Así como muchos, antes, terminaron siendo guerrilleros y justificando la violencia, hoy la provocación pública que protagonizaron el día de la procesión revela que están al borde de una reedición de esa violencia, ahora haciéndose parte de la revolución separatista.
Es lo mismo que vimos hace cincuenta años, aunque tenga una etiqueta distinta. La otra vez terminó mal. Mal para sus ideas, para su revolución, para sus personas y para la Iglesia, cuya unidad resultó muy comprometida.
Es que, como escribió Santayana, los que no aprenden de la historia están condenados a repetirla.
La iglesia católica es muy fácil de infiltrar para estos grupos. No reconocen que pertenecen a la teología de la liberación o que son comunistas, pero se niegan a condenar esa ideología.
ResponderEliminarNo les interesa el evangelio, de hecho comparten la mayor parte del tiempo con gente que ni siquiera cree en Dios.
El obispo de Aysén quiere que el estado tenga el monopolio del agua. Diseñó un panfleto lleno de odio llamado "carta pastoral del agua. En su círculo no hay creyentes, sólo intelectuales demasiado sofisticados para creer en Dios.
Suele reunirse y hacer conferencias de prensa con el teólogo de la liberación, el brasileño Leonardo Boff.
Según Teletrece, el discurso bolivariano de Infanti está “basado en la doctrina social de la iglesia“. Teletrece afirmó esto a sus televidentes mientras mostraba imágenes de Infanti con Leonardo Boff, pero Teletrece omitió identificar a Boff.
El canal católico teme exponer a una ideología condenada por Juan Pablo II.
Hay una constante más profunda en el corazón de la izquierda. Citemos a su co-fundador Lenin cuando en el año 1917 asumió el poder en Rusia y señaló “la democracia es la organización destinada a promover el uso sistemática de la violencia de una clase contra la otra, de una parte de la población contra la otra” No señala de ¿Quién a quién? Tampoco ¿Qué hace que a quién? ¿Quién está oprimiendo a quién; quién explota a quién; quién fusila a quién? Pero está claro que necesita el concepto de enemigo para aglutinar, unir y luchar. Esta manera de concebir las cosas es parte del origen de la violencia que es el ABC de la extrema izquierda. Para Lenin ya no interesa lo que hace un hombre o la razón por la que lo hace. Lo importante es atacar a clases de personas, por ejemplo, “prostitutas”, “los que esquivan el trabajo”, “los especuladores”, “los acaparadores”. El decreto culmine de Lenin lo dicta en Enero de 1918 cuando reclama a los organismos oficiales la “eliminación de tierra Rusa de todos los insectos dañinos” ¡Aquí está la fuente de los actos que realizan los”presos políticos mapuches”!
ResponderEliminarNo denoste el "estado de bienestar" de suecia, aunque ahora es gobernada por la centro-derecha, esta solo ha introducido algunas reformas. Ojala que el individualismo propuesto por la derecha no destruya el mejor sistema politico de la historia. Sin embargo hay que reconocer que este sistema politico no es aplicable en paises corruptos y tan poco eticos como lo son la inmensa mayoria de los paises occidentales.
ResponderEliminarTengo la impresión de que, a diferencia de los europeos y su estado de bienestar, nosotros estamos viviendo en un estado de malestar
ResponderEliminarQué buena va a estar la próxima columna de Hermógenes.
ResponderEliminar¿Nos recordará Hermógenes que Correa ha dado refugio a terroristas de las FARC?
ResponderEliminarSeguramente hará el símil de las FF.AA. ecuatorianas y chilenas.
La diferencia está en los pantalones.
Es que las FF.AA. de la región observan el caso chileno en que los "demócratas" han barrido con ellas; y, saben que si no reaccionan, correrán la misma suerte de las chilenas.
Te esperamos Hermógenes.
Argentina se convierte en la segunda Cuba.
ResponderEliminarRefugio de terroristas.
Piñera más interesado en el conflicto ecuatoriano, viaja a Argentina sabiendo que ésta le ha propinado un golpe desconociendo y despreciando nuestro Estado de Derecho.