La derecha a secas va a ganar por paliza. El que más se parezca a Pinochet va a ser el próximo presidente. ¿Por qué? Porque la mayoría tiene miedo. Miedo de la delincuencia y el terrorismo, miedo a la inmigración desatada, miedo a los jueces que persiguen carabineros y dejan libres a malhechores. Los carabineros son los únicos que protegen a la gente, pero cuando los acusan en los procesos, el alto mando los "da de baja" (echa a la calle) y deben vender su auto y su casa para defenderse de fiscales y jueces tipo Chong y Urrutia. Eso está pasando.
Hace un tiempo asesinaron a tres carabineros en el sur y todavía no hay un detenido. Esto se fue de las manos. Chile es el país con más miedo del mundo. El paraíso del delito y la guerrilla. Y el único gobernante que los derrotó fue Pinochet. Eso lo sabe la gente.
No se equivoquen. Hoy viene José Joaquín Brûnner, uno de la falange de columnistas de izquierda de El Mercurio, sacando cuentas alegres por la mejoría de Boric en las encuestas y porque en el ambiente de negocios parece haber mayor tranquilidad. Pero es porque se acerca la elección de sucesor.
Al mismo tiempo viene la noticia de que a un padre de familia, que fue con sus hijos al estadio Monumental a ver Colo Colo vs. Alianza de Lima, por el hecho de vestir la camiseta del cacique lo golpearon, apuñalaron y asesinaron unos hinchas peruanos inmigrantes cuando fue a estacionar. Los hijos lo quedaron esperando.
La primera carta a El Mercurio de hoy es del dueño de un auto a quien se lo robó un grupo de imberbes con pistolas en una bomba. Lo golpearon, apuntándole. Se queja de que se haya naturalizado decir "salí con vida, eso es lo único que importa." No es lo único. Sugiere irse a vivir a otro país.
En las cercanías de la casa presidencial asesinaron a un turista, no obstante que entregó su dinero y su teléfono. Aquí ya se mata sin ninguna necesidad, porque es casi gratis.
En Santiago roban 34 autos diarios, más de doce mil al año. Es otro gran negocio del "crimen organizado", el que más prospera en este momento.
Vivimos en una sociedad en descomposición, la cual persigue policías y libera delincuentes. No se respeta la ley e impera el miedo. Miedo a salir a pie, por los motochorros, generalmente extranjeros. Miedo a salir en auto, por las encerronas. Miedo a estar adentro de la casa, por los "turbazos" en que llega un grupo de encapuchados, rompe la puertas y se lleva lo que quiere, mientras los dueños miran aterrorizados y después dan gracias por seguir vivos. ¡Qué sociedad más fantástica, hay tantos que seguimos vivos!
¿Cómo lo hacía Pinochet? Metía presos a malhechores y terroristas. Se les podía exigir documentos a todos y eso se hacía. Mandaba regimientos a las poblaciones, reunían a los hombres y les examinaban los antecedentes en un computador. Los "patos malos" con orden de detención se iban presos. En ese tiempo el Instituto de DD. HH. no era parte del gobierno y por lo tanto no se dedicaba a proteger malhechores y perseguir uniformados. Al contrario, éstos estaban a salvo gracias a las disposiciones del Código de Justicia Militar que los eximen de responsabilidad por usar sus armas de servicio cuando son llamados a mantener el orden. Era otro país.
Hoy la gran mayoría de los chilenos quiere ese otro país, pero no se atreven a decirlo para que no los fune la izquierda. Y, acuérdense de mí, lo van obtener votando. Que José Joaquín Brûnner no cante victoria. Se va a llevar grandes sorpresas en las elecciones que vienen. Y la "dura", "extrema", "ultra" derecha que él vitupera va a obtener grandes votaciones.
Pues el del votante con miedo es, lejos, el partido mayoritario del país.