Ayer me dijeron que debía "retirarme" a la una de mi oficina, que está en el sector poniente, porque era "el Día del Joven Combatiente" y nadie estaría seguro en las calles del sector en la tarde.
Es increíble el grado en que la izquierda violenta se ha enseñoreado de la parte del país donde no vive la élite política que, por supuesto, se autoprotege bien.
Es increíble el grado en que la izquierda violenta se ha enseñoreado de la parte del país donde no vive la élite política que, por supuesto, se autoprotege bien.
Un poco de "historia real", completamente desconocida por los chilenos de hoy: en 1985, cuando nos regía un gobierno de orden y la violencia terrorista era reprimida, un furgón de Carabineros intentó controlar la identidad de dos sujetos sospechosos en la Villa Francia, donde había frecuentes desórdenes promovidos por el MIR. Pero los interpelados dispararon contra el cabo que quiso controlarlos, Marcelo Muñoz Cifuentes, que quedó tendido con heridas en el tórax y en una pierna, mientras ambos terroristas huían.
Los compañeros del herido bajaron del furgón, pues en ese tiempo tenían autorización para actuar contra los delincuentes (hoy no, pues justamente ayer fue exonerado de Carabineros un oficial que disparó y mató a un sujeto con múltiples órdenes de detención que se resistió a la policía: le espera una segura condena, y a la familia del delincuente una generosa indemnización).
Pero en 1985 los carabineros persiguieron y dieron muerte a los agresores, que resultaron ser los hermanos Vergara Toledo. Un tercer hermano Vergara Toledo, también del MIR, murió dos años después, al estallar prematuramente una carga de dinamita que colocaba en una torre de alta tensión, en el sur.
La falsificación histórica comenzó en 1991, tras la traición de Aylwin a las Fuerzas Armadas y Carabineros, a los cuales había convocado a actuar en 1973, traición perpetrada mediante el "Informe Rettig", que incluía el episodio de los Vergara Toledo bajo el título de "Los Falsos Enfrentamientos". Lo único falso era, en realidad, ese Informe, hoy considerado verdad sacrosanta, pero que en los hechos es parte de la actual "mentira oficial". Pues el enfrentamiento fue real.
Los compañeros del herido bajaron del furgón, pues en ese tiempo tenían autorización para actuar contra los delincuentes (hoy no, pues justamente ayer fue exonerado de Carabineros un oficial que disparó y mató a un sujeto con múltiples órdenes de detención que se resistió a la policía: le espera una segura condena, y a la familia del delincuente una generosa indemnización).
Pero en 1985 los carabineros persiguieron y dieron muerte a los agresores, que resultaron ser los hermanos Vergara Toledo. Un tercer hermano Vergara Toledo, también del MIR, murió dos años después, al estallar prematuramente una carga de dinamita que colocaba en una torre de alta tensión, en el sur.
La falsificación histórica comenzó en 1991, tras la traición de Aylwin a las Fuerzas Armadas y Carabineros, a los cuales había convocado a actuar en 1973, traición perpetrada mediante el "Informe Rettig", que incluía el episodio de los Vergara Toledo bajo el título de "Los Falsos Enfrentamientos". Lo único falso era, en realidad, ese Informe, hoy considerado verdad sacrosanta, pero que en los hechos es parte de la actual "mentira oficial". Pues el enfrentamiento fue real.
La "efeméride" de ayer debería celebrar el coraje de carabineros que supieron reprimir a los antisociales y mantener una sociedad pacífica y libre de delincuencia, como la que había en los años 80, cuando en las poblaciones la gente podía caminar tranquila, porque los malhechores eran reprimidos por la policía. Pero los que celebran hoy son precisamente los violentistas y delincuentes que asuelan esas poblaciones y que además han sido llenados de dinero, a título de indemnizaciones por haber sido "víctimas" de la policía.
En cambio, los carabineros que respondieron el fuego de los Vergara Toledo cumplen largas condenas y son repudiados socialmente como "violadores de los derechos humanos". El propio cabo Marcelo Muñoz, baleado a mansalva por los hermanos, escapó apenas de la prevaricación judicial y de haber sido también enviado a presidio por el juez de izquierda que, más de veinte años después de los hechos, pasó por sobre la verdad, la prescripción y la cosa juzgada, para encarcelar a sus otros dos camaradas uniformados y reconocer una generosa indemnización a la familia de los extremistas.
En cambio, los carabineros que respondieron el fuego de los Vergara Toledo cumplen largas condenas y son repudiados socialmente como "violadores de los derechos humanos". El propio cabo Marcelo Muñoz, baleado a mansalva por los hermanos, escapó apenas de la prevaricación judicial y de haber sido también enviado a presidio por el juez de izquierda que, más de veinte años después de los hechos, pasó por sobre la verdad, la prescripción y la cosa juzgada, para encarcelar a sus otros dos camaradas uniformados y reconocer una generosa indemnización a la familia de los extremistas.
Ya cuando iba un cuarto de siglo después de ese 29 de marzo de 1985, en la misma fecha de 2008, la entonces presidenta Michelle Bachelet --ex ayudista del MIR y ex conviviente del vocero del FPMR-- decía públicamente que los carabineros habían cometido "un crimen horrible". De igual manera, por supuesto, calificaba la muerte de su propio padre, que sabidamente murió por jugar básquetbol en la cárcel teniendo una insuficiencia cardíaca. Y ella hasta cobró el bono de diez millones de pesos que, como "ayuda extra", se dio hace unos años a los parientes de supuestos "ejecutados políticos". En realidad, el general Bachelet estuvo preso en "los procesos de la FACH", donde se investigaba un complot gestado durante la UP por aviadores de izquierda, en connivencia con el MIR, para apoderarse de la base El Bosque, matando a la oficialidad que se les opusiera. Entre paréntesis, en esos procesos se comprobó que entre los papeles del general Bachelet había un ejemplar del "Plan Z", como otros encontrados en diversos allanamientos a sedes unipopulistas.
El hecho es que los cerebros lavados de hoy deben huir de la celebración del "Día del Joven Combatiente" hacia los guettos donde vive la élite política, que no son asolados por la extrema izquierda, como el resto de la ciudad, aunque no por ello están libres de portonazos y similares asaltos perpetrados por los continuadores de los "jóvenes combatientes" del ayer, dueños de la fama, del dinero y de la impunidad de hoy.
El hecho es que los cerebros lavados de hoy deben huir de la celebración del "Día del Joven Combatiente" hacia los guettos donde vive la élite política, que no son asolados por la extrema izquierda, como el resto de la ciudad, aunque no por ello están libres de portonazos y similares asaltos perpetrados por los continuadores de los "jóvenes combatientes" del ayer, dueños de la fama, del dinero y de la impunidad de hoy.