Un troll,
evidentemente contratado para refutarme e injuriarme aprovechando los
comentarios a este blog, me hizo, sin embargo, una sugerencia útil: que me
refiriera a la frase de Benjamín Mackenna, de los “Huasos Quincheros”, en entrevista
a “La Tercera”, diciendo, en relación al Gobierno Militar, del cual Mackenna fue
partidario, “los problemas de derechos humanos son imperdonables” (“La
Tercera”, 27.08.17).
Por supuesto,
ésa es la médula de la contradicción vital que vive la derecha. Esta última fue
la espina dorsal civil del Gobierno Militar que aplicó políticas de derecha y por
eso fue muy exitoso. Eso no lo desconoce nadie.
Pero, como afirmó el historiador
Paul Johnson y es por lo demás evidente, el KGB soviético se dedicó a demonizar a Pinochet y
tuvo éxito, sobre la base de una mera consigna: la acusación de que cometía “atropellos
a los derechos humanos”. Y el éxito del KGB se patentiza en que hoy hasta
Benjamín Mackenna repita la consigna o que Harold Mayne-Nicholls, otro
personaje del “Sí”, hiciera hace poco un acto de contrición en “La Tercera” por
haber votado “Sí”; o que Manuel Blanco, otro ex partidario más, escribiera días
atrás en carta a “El Mercurio”, a raíz de la champaña destapada el 11 de
septiembre del ’73: “nadie celebraba las consecuencias posteriores”, como si
hubieran sido desastrosas; o, en fin, que el domingo el columnista de derecha,
Joaquín García-Huidobro, escribiera en “El Mercurio” sobre “la clemencia que nadie tuvo” con el padre de
Bachelet (que murió jugando básquetbol en la cárcel, donde estaba por conspirar
con la extrema izquierda para tomar por asalto la base El Bosque); tras lo cual
el mismo columnista hace un mea culpa: “nos gustaría haber sido más diligentes
para informarnos y haber contribuido, al menos un poco, a mitigar el dolor de
unas personas que, aunque en algunos casos no eran del todo inocentes, merecían
otro trato”. Olvidado ya el miedo que había cuando Frei proclamaba (Acta
Rivera) “esto se arregla sólo con fusiles” y conminaba a un general activo,
diciéndole: “ustedes tienen las bayonetas, pero no las usan”. Es que “el miedo
es cosa viva”.
Simultáneamente
con todos estos testimonios de que la derecha ha comprado la versión del KGB,
ha aparecido en la revista de José Piñera, “Economía y Sociedad”, que lamentablemente
sólo puede adquirirse por suscripción, un “dossier” que va a provocar espasmos
de horror en los “arrepentidos” y su candidato, irredento promotor del “No”, de
la falsificación histórica y de la persecución contra los militares.
El “dossier”
de “Economía y Sociedad” N° 92 contiene, desde luego, el “Acta Rivera”, de
julio de 1973, donde Eduardo Frei Montalva aparece afirmando lo que antes
señalé, pero además tiene la genialidad de equiparar el Acuerdo de la Cámara
que llamó a los militares a intervenir, denunciando los atropellos de Allende,
con la carta de Thomas Jefferson al rey de Inglaterra detallando las
ilegalidades que justificaban la rebelión en su contra.
Otra “perla” del estado de ánimo
nacional en esos tiempos fue la confesión del Cardenal Silva Henríquez, “of all
people”, a William Thayer, que éste dio a conocer en sus memorias, cuando le
dijo, en los días siguientes al 11, que si no fuera por los militares “nos
habrían asesinado” y el Cardenal le replicó: “No sólo a ustedes, sino a mí
también”. (Citado en el libro de Adolfo Paúl, “Prevaricato”, de próxima
aparición).
Es que, cuando tenemos miedo, somos muy distintos que cuando se nos ha pasado y nos olvidamos
de quienes nos libraron de él. Ahora no sólo los derechistas sino, por
supuesto, los kerenskys hacen gárgaras con “los atropellos a los derechos humanos”
y se convierten en escuderos del personaje que ha sido el peor cuchillo para los militares y cómplice activo de la prevaricación contra los mismos.
Un paréntesis:
he comprobado que cuando critico a ese sujeto los lectores de este blog
disminuyen. Pero me consuelo comprobando que siempre lo siguen leyendo las mil
personas que importan en este país. El otro día establecí las evidentes
presunciones del soborno para “dar vuelta diputados”, con el resultado
de que, al denunciarlo aquí y en mi columna de “Estrategia”, y verse así expuestos
los que se daban vuelta, tuvieron que dejar de hacerlo y votar como era debido.
Yo entonces hice el blog y la columna titulados “Milagro en la Cámara de
Diputados”, pues, por una vez, en la comisión investigadora del caso Exalmar
los diputados de la DC y la izquierda no se dieron vuelta a favor de Piñera. Y este
párrafo del artículo de Liberty Valance, en la revista “Sábado” de El Mercurio”
del 19 de agosto, titulado “Universo DC”, revela que ese autor, al menos, me
leyó: “Marcelo Chávez: Una de sus votaciones fue calificada de milagrosa, con
justa razón, porque por milagro es diputado y es difícil que se repita”.
No es
necesario que se me agradezca el servicio prestado por poner en evidencia el
soborno. No lo necesito. Pero queda de manifiesto que, aunque los partidarios
del sobornador dejen de leerme, siempre lo siguen haciendo “las mil personas
que importan” y ello contribuye a que el tumor quede a la vista.