El estado de
enajenación ciudadana es tal que estamos viendo un absurdo moral sin
precedentes: los respectivos juicios públicos a los hermanos Piñera, José y
Sebastián. El primero condenado por los medios y los “tribunales populares” locales
a vivir en la condición de “enemigo público número uno”, sin haber incurrido en
irregularidad alguna; y el segundo, sorprendido muchas veces en toda suerte de
inconductas, pero erigido en líder benemérito y, al parecer, predestinado a
volver a regir el país.
Esto último
no es nuevo. Sucedió antes, pues hace diez años Sebastián ya acumulaba sobresalientes
“méritos” para ser el representante máximo de los chilenos: el 24 de julio de
2006, a las 15.30 él salía de la sesión del directorio de LAN que había acordado
el pago de un gran dividendo de 0,1507 dólares por acción. Al llegar a ser esto
conocido por el público, haría subir el precio del papel. A las 15.59 un
llamado a la Bolsa ordenaba adquirir 18 millones de dólares en acciones LAN
para Inversiones Santa Cecilia S. A. e Inversiones Mineras del Mar Cantábrico,
ambas sociedades de Sebastián Piñera, dos días antes de que el público supiera
del dividendo, del cual la empresa sólo informó el 26 de julio.
La “pasada” le generó unos 300
millones de pesos de ganancia. Pero lo pillaron (siempre lo pillan, pero esto
parece no afectar su imagen). La Superintendencia lo juzgó y condenó a pagar
una multa que lo privó de la ganancia; pero la autoridad fue benévola, pues no
accionó criminalmente, como podría haberlo hecho, porque el uso de información
privilegiada para obtener una ganancia es un delito. Entonces Sebastián pagó la
multa, declarándose inocente, por supuesto; pero no apeló de la condena, como un
genuino inocente lo habría hecho.
Otros sorprendidos, antes y
después, usando información privilegiada, sufren una condena social general. Él,
en cambio, fue premiado y no condenado, tanto que el pueblo lo eligió
Presidente de la República en 2009-10. Así es Chile.
País sorprendente,
porque cuando Frei Ruiz-Tagle, su rival en esa elección, le enrostró el delito de
uso de información privilegiada durante la campaña, Piñera lo acusó de
“mentiroso”. Frei explicó que “Chile Transparente” había dado a conocer los
hechos a “Transparency International”, como efectivamente había sucedido. Pero,
sorprendentemente, ello generó una crisis en “Chile Transparente”, tanto
que renunció su directorio ¡escandalizado por ese acto de transparencia! Todo
era tan increíble que yo escribí una carta a “El Mercurio” sugiriendo que “Chile
Transparente” cambiara su nombre por el de “Chile Opaco”, puesto que entraba en
crisis por haber hecho saber internacionalmente una situación irregular.
Poco después
el diputado Jorge Burgos (DC) presidió una comisión de la Cámara que investigó
el mismo delito de uso de información privilegiada cometido por Piñera,
comisión donde la Concertación tenía mayoría de 5 a 3. Burgos sometió a
votación la decisión de mandar un oficio a la Bolsa para que remitiera la
grabación de la voz que ordenó la compra de acciones, pues la defensa de Piñera
ante la Superintendencia, como antes se dijo, sostenía que no la había dado él,
sino un sistema computacional automático. Cuando se oyera el llamado a la Bolsa
se aclararía quién lo hizo. Pero la comisión de la Cámara no quiso saberlo: la
votación “se dio vuelta” y, por 5 a 3, rechazó la moción de su presidente de
pedir la grabación. Yo sostuve que esto correspondía a un modus operandi
habitual en Piñera. “Da vuelta” a personas e instituciones.
Otra consecuencia pintoresca del
caso fue que Piñera, en uno de sus viajes presidenciales al exterior, a los
cuales se preocupaba de convidar a diputados comunistas, se contrarió al
comprobar que en el avión estaba sentado el diputado DC Jorge Burgos y le
enrostró a éste: “¿Usted cree que merece ir en este viaje?”. Evidentemente,
alguna secretaria se había equivocado al confeccionar la lista de invitados. No
quedó registrada la respuesta de Burgos.
Premiadas ya
una vez sus hazañas con la Presidencia, y habiendo hecho más “méritos” con
posterioridad, entre ellos el de haber percibido fondos de SQM, Penta, Aguas
Andinas, Andes Task y otras sociedades para su campaña, mediante facturas
objetables (su administrador electoral y gerente de Bancard está sometido a
proceso en ambos expedientes), ahora aspira a la reelección como Presidente.
Él parece creer que el pueblo
va a volver a premiar su habilidad, demostrada cuando parte de los fondos
electorales recibidos por él en 2009 de las empresas citadas, fueron para su
lucro personal, pues los desvió a pagar a sus ejecutivos de Chilevisión, Jaime
de Aguirre y Mario Conca. Él ahora afirma no haber sabido nada del asunto, pero
eso se debe a que se olvida de sus propias mentiras, pues en “El Mercurio” de
24.04.15 él mismo demostró saberlo todo. Dijo: “Efectivamente, desde el año
2005 existe un contrato entre “La Música” (sociedad de de Aguirre) y Bancard,
por el cual tal ‘La Música’ asesoró a Bancard en sus proyectos en el mundo de
las telecomunicaciones. Por ejemplo, la creación de un centro de comunicaciones,
para lo cual compró Machasa. El proyecto de una multimedia e incluso asesoró a
Bancard en la venta de CHV, esto hace casi seis años atrás”.
Nada de eso era verdad y el
propio de Aguirre declaró a “The Clinic” el 26.05.15: “… es desagradable estar
envuelto en algo en que uno tiene un solo gran delito, que es haber sido
inmensamente huevón, y no haber tenido la profundidad de haber investigado por
qué me estaban pidiendo esta mierda (dar facturas a firmas donantes de la campaña
de Piñera). Y yo lo tomé livianamente.
--“¿Te dan ganas de
preguntárselo a Piñera?
--“No. Hay un grupo social en
Chile que está criado para hacer que las empresas tengan altas utilidades que
les corresponden y ojalá un poquito más,
y para eso se estudia ingeniería civil industrial, ingeniería comercial, se
hacen MBA en Estados Unidos, entonces para qué voy a preguntar, si sé”.
--“La pillería…
--“(mueve las manos como
asintiendo).
“--¿Te sientes traicionado?
“--Son palabras muy grandes”.”
En el caso del gerente general
de Chilevisión, Mario Conca, Piñera le pagó bonos de desempeño igual que a de
Aguirre: con plata de la campaña. Así se la ahorraba él y mejoraba los números
de Chilevisión, firma que quería vender. Puro lucro... con dinero para la
campaña. En “El Mostrador” del 22.05.15 Conca reconoció que Piñera le pagó
bonos de Chilevisión a través de Aguas Andinas y Andes Task, firmas
contribuyentes de su campaña.
Algunos van a la cárcel por cosas como éstas. Él no. Al
contrario, fue elegido Presidente y ahora encabeza las encuestas para
reelegirse. Es “Benemérito”.
Una opinóloga de la farándula
televisiva, que en cada programa llama a votar por él, no tiene inconveniente
en diagnosticarlo como un “pillo”. Lo cual parece no plantearle a ella el menor
conflicto de conciencia.
En cambio el hermano, José
Piñera, nunca acusado de ningún delito y ni siquiera de alguna transgresión no
delictual, nunca responsable de haber perdido dos veces el capital de un banco
de que hubiera sido gerente ni que hubiera concedido préstamos a sociedades suyas
¡para comprar acciones del mismo banco! (“ese niño quería quedarse con el
banco”, comentó después el principal controlador); nunca sorprendido fraguando conspiraciones
contra precandidatos(as) de su mismo partido, inocente de dar boletas o facturas
falsas ni menos de haber lucrado personalmente con ellas; sin haber tenido nunca
que “dar vuelta” a una comisión investigadora; nunca acusado de lucrar en la
Bolsa con información privilegiada; nunca cómplice, sino crítico, de la
prevaricación de los jueces de izquierda para encarcelar militares y hasta hoy siempre
defensor del Gobierno Militar al cual sirvió, ahora aparece como “enemigo
público número uno” por defender uno de los pilares del progreso de Chile, el
sistema previsional, y al gobernante que lo instauró.
Al contrario, José Piñera exhibe
una hoja de servicios como protagonista y gestor de políticas y reformas modernizadoras
(previsional, laboral y minera) que pusieron al país a la cabeza del
hemisferio, sacaron de la pobreza a siete millones de chilenos y permitieron
dar un salto en la tasa de crecimiento. Lejos de reconocerle nada, últimamente ha
sido convertido por la corriente dominante en “enemigo público número uno”.
Pues a estas alturas ya no hay
programa radial o televisivo donde no se le someta a escarnio. Todo por decir
que el sistema de pensiones es como un Mercedes Benz, muy bueno, pero si no se
le echas bencina (mayores cotizaciones frente a más años de expectativa de
vida) no puede mantener las mejores pensiones logradas. No sabe que en el Chile
de hoy decir esas cosas es constitutivo de “crueldad social” y una burla a los
sentimientos igualitarios.
Dicen que fue “prepotente” con
un periodista, porque tuvo que leerle siete veces un párrafo donde decía que la
pensión promedio de quienes había
cotizado normalmente era de 650 mil pesos. Porque ironizó con el
“promedio” de pensiones de 220 mil pesos, citado por aquél, dado que se
construía considerando a los centenares de miles de mujeres que cotizaron sólo
una vez para obtener el bono bodas de oro o el bono por hijos y a las cuales se
les da una pensión de cinco mil pesos, porque el sistema de capitalización individual
les da pensión a todos, por poco que coticen, y no se queda con los fondos de
los que no cumplen los requisitos para jubilar, sin darles pensión alguna, como
lo hacía el sistema de reparto.
¡Y qué odioso fue José Piñera
al mostrar el gráfico con el salto hacia arriba del crecimiento registrado
gracias al Gobierno Militar, por contraste con la línea de estancamiento
anterior! Y francamente fue el colmo fue cuando pidió que se hablara de “Presidente
Pinochet” y no de “Pinochet” ni “dictador”.
La
propia derecha que apoyó al Gobierno Militar ahora no apoya la defensa de éste
que hace José Piñera. ¿Por qué? La encuesta CEP lo responde: porque el 70% de
las personas de derecha ahora apoya la reelección de Sebastián Piñera y vio que
el polo opuesto de éste, su hermano, podía amenazar al candidato. Pero eso
quiere decir que el 70% de los del “Sí” “se dieron vuelta la chaqueta” y ahora votan
por uno del “No”.
Al 70%
de la derecha no le importan nada la probidad, la verdad ni la prevaricación
contra los militares que alentó Sebastián Piñera para meterlos presos, si es
que con él a la cabeza puede ganar una elección. El fin justifica los medios. Bueno,
así está la derecha. ¿Ética? Lo importante es ganar. “Lo demás es música”. Por
eso renunció a la UDI y recolecta firmas para ir en primera vuelta presidencial
José Antonio Kast, un tipo decente, de una sola línea, sin escándalos,
sobornos, facturas falsas, trampas ni mentiras en su trayectoria.