Como combato
en varios frentes, uno de ellos el periódico “Estrategia”, voy a reproducir la “Carta
Abierta a Evo” que envié hoy a través de ese medio y que expresa lo principal
de lo que es una muy buena idea para bolivianos y chilenos:
Hermano
Evo: En vez de desgastarte en un juicio con Chile, te sugiero que llames a tu
hermana Michelle y le propongas sentarse a negociar, dejándole ver que eso le
podría significar un repunte en las encuestas y un logro político. Las
condiciones naturales para una negociación ventajosa entre Bolivia y Chile están
dadas. A Chile le sobra litoral y le falta gas natural. A Bolivia le sobra el
gas y no tiene litoral. Ambos países ganarían con un intercambio, porque para
nosotros una caleta menos no importa nada y para ustedes unos metros cúbicos
menos de gas tampoco.
Para no
tener problemas con Perú, Chile te puede dar a elegir alguna caleta de la
región de Antofagasta que antes fue boliviana, para que construyas allí un
puerto soberano, cuyo nombre te sugiero sea “Puerto Evo Morales”, unido por una
autopista con tu territorio. Y por el mismo trazado podría venir el gasoducto.
Así se ahorraría mucho en retroexcavadoras (que no lo sepa Quintana). Ya tienes
un gasoducto a Brasil de 3.150 kilómetros y otro a Argentina. A Chile podría
ser más corto.
¿Recuerdas
que perdiste en el pasado la oportunidad de hacer una millonaria venta de gas
natural a la costa oeste de los Estados Unidos, porque el proyecto sólo era
viable desde un puerto chileno, y en vista de eso renunciaste al negocio, como
el perro del hortelano? Supérate, Evo. No tropieces de nuevo con la misma
piedra. Demuestra que has crecido como estadista. Sobre todo si la venta a los
norteamericanos te generaría una ganancia adicional y se haría desde un puerto
boliviano.
Pero si llegamos
a acuerdo y el negocio se hace, ni siquiera pienses en cortarnos el gas, porque
te cortamos la autopista. “¿Y si se les termina el gas?”, me pregunta un amigo.
No se les va a terminar. Tus reservas, Evo, son las cuartas del mundo en
magnitud: 25 billones de metros cúbicos.
En fin,
piénsalo y haz el llamado. Porque a los de acá es seguro que no se les va a
ocurrir. Nunca les han gustado las buenas ideas. Un abrazo de hermano.
Ustedes saben
que yo ya había expuesto la misma proposición en este blog y me ha llamado la
atención el rechazo casi unánime que ella ha merecido. Para esos efectos
han cerrado filas solidariamente tanto
los partidarios como los adversarios de este blog, los derechistas, centristas
e izquierdistas, los marxistas y los neoliberales, los defensores y
denostadores del Gobierno Militar, los tirios y los troyanos, los o´higginistas
y los carrerinos, los balmacedistas y los congresistas, es decir, todos.
Es que he
propuesto que salgan ganando bolivianos y chilenos y eso es intolerable, porque
aquí se prefiere no ganar nada a resignarse a la idea de que Bolivia gane algo.
Allá, por supuesto, este grado de estupidez es peor, porque han probado (en
2004) que son capaces de perjudicarse
con tal de que Chile no gane nada. Hoy se ha publicado en los diarios la
negociación bajo el gobierno de Lagos para que un gasoducto permitiera embarcar
gas boliviano y venderlo a gran precio a los Estados Unidos, pero los
bolivianos entonces (y me temo que también ahora) prefirieron privarse de ese
gran negocio con tal de que Chile no fuera a beneficiarse en algo.
En el libro “Las
Leyes Fundamentales de la Estupidez Humana”, elegantemente editado en París, Carlo
M. Cipolla clasifica a la especie en cuatro grupos: los inteligentes, los
cretinos, los bandidos y los estúpidos. Los primeros son aquellos cuya acción
los beneficia pero también beneficia a los demás. Son los que el actual gobierno
chileno persigue preferentemente. Los cretinos son los que emprenden acciones
perjudiciales para sí mismos sin darse cuenta de que benefician a otros (sin
ninguna intención de hacerlo). Los bandidos son los que se benefician perjudicando
a otros. Y los estúpidos, los que se autoinfligen un perjuicio sin generar
ningún beneficio a nadie y, eventualmente, generando pérdidas para los demás.
En este
momento bolivianos y chilenos caemos en esta última categoría. Estamos pleiteando
costosamente, en lugar de estar negociando beneficiosamente. Si hiciéramos esto
último, ambos ganaríamos. Lo único claro es que los bolivianos se están
comportando aún más estúpidamente que nosotros, porque ellos podrían
beneficiarse mucho más de una negociación, al no sólo obtener un puerto propio,
sino hacer el gran negocio con la venta de gas a la costa oeste norteamericana
y, por añadidura, desde un puerto boliviano.
Pero en este
mismo momento Bolivia está acreditando su pertenencia al último grupo al
rechazar que la camiseta alternativa de su seleccionado de fútbol pueda ser
roja, como ha propuesto la firma patrocinadora, exclusivamente porque la
camiseta chilena es roja. Les va a representar un costo rechazar la idea de la
firma, pero no les importa, con tal de no usar el color de Chile.
Todavía hay
algo peor para los bolivianos que hoy se creen triunfadores, y es lo siguiente:
si la Corte de La Haya acoge su demanda y obliga a Chile a sentarse a negociar,
estará implícitamente respaldando la idea de que Chile reciba algo, porque, si
no, eso no sería una negociación. Y la sola idea de que Chile reciba algo y no
se limite a ceder un litoral es simplemente inaceptable para la mentalidad
boliviana. No se han percatado de que ellos mismos, con el juicio que han
emprendido, han abierto paso a un beneficio chileno.
El hecho es
que todo lo que se dice y escribe en Bolivia y Chile en estos días –salvo en
este blog, en Bío Bío TV, donde yo aparezco, y en “Estrategia”, donde escribo--
manifiesta un subdesarrollo intelectual extremo. El chauvinismo en ambos países
es una enfermedad grave. ¿Cuántos decenios nos tomará mejorarnos de ella?