Supongo que todos habrán tomado nota de que les advertí oportunamente que la próxima campaña presidencial comienza el lunes 16 de diciembre a primera hora de la mañana. Las posibilidades de la derecha en ella son excelentes, pues el régimen bacheletista-chavista-castrista que asumirá en 2014 dejará muy mal al país y nuestro candidato, entonces, barrerá en las encuestas y asumirá con toda felicidad y alivio general en el 2018 para reconstituir la solidez del país.
Pero hay un postulante que ha anticipado el comienzo de la carrera presidencial y sus iniciales son SP. Está dedicado 24/7 a la campaña y ya no sólo aparece en todos los diarios todos los días, sino que también en casi todas las páginas, con el menor pretexto. Lo mismo en las pantallas. Ni siquiera nos pudimos librar de él para el partido Djokovic-Nadal, pues también estaba ahí, justo detrás de la línea de servicio.
Y anoche, viendo Teletrece, lo vi con su más generosa sonrisa solucionándole el problema a una señora con leucemia que necesita un transplante de médula que le dará su hija, pero que cuesta sesenta millones, y naturalmente SP se los va a dar, no de su bolsillo, por supuesto, que es enorme pero bastante hermético, sino de los gastos reservados de la Presidencia, supongo, pues la última vez que pregunté eran como 260 millones de pesos al mes, así es que el transplante sería "peanuts". Cecilia Morel, movida de su buen natural, que es completamente auténtico, se acercó a la señora con leucemia y obstruyó por un momento parte de la imagen del Gran Protagonista, lo que llevó a éste a darle un pequeño empujón y apartarla, haciéndola trastabillar levemente y llevándola a clavar sus ojos en él con esa mirada tan especial de las señoras a sus maridos cuando éstos las tratan así. Valiente Sebastián. Yo jamás me habría atrevido a empujar a la María Soledad así sin tener antes asegurado un refugio a prueba de bombas en la Antártica. Es que el centro de la foto era de él, para él y todo el tiempo sólo ocupado por él, porque está en plena campaña.
Ya en todos los diarios había aparecido yendo a abrazar a don Patricio en su 95° cumpleaños. Don Patricio es muy admirado por algunos. Allamand declaró que era el político que más admira. Yo declaro que es el que menos admiro, sin perjuicio de estarle eternamente agradecido porque fue muy benévolo conmigo en el examen de Derecho Administrativo de 1956. Pero él y SP se han portado imposible peor con los militares y tienen a decenas de ellos en calidad de presos políticos, don Patricio abogando porque no se les aplicara la amnistía sino hasta el fin del proceso (después de eso los jueces de izquierda dejaron de aplicarla del todo) y SP cerrándoles el único penal decente, a raíz de lo cual se suicidó el general Mena, inocente pero allí preso; y falleció un anciano carabinero a raíz de la lejanía del nuevo penal del centro hospitalario donde atendía sus emergencias. Y todo esto lo hizo SP para conseguir algunos puntos más en las encuestas. Último. Pues su estrategia es ésa: salir del cargo con mejor porcentaje en las encuestas y quedar así posicionado para volver como Gran Protagonista en 2018, dado que ha disfrutado como nadie del cargo, del centro de la foto, de las giras a Europa, Estados Unidos y al Lejano Oriente, rodeado de personas amigas que se ríen de todos sus chistes y hasta lo encuentran encantador y simpático (y se lo dicen).
Su abrazo con don Patricio unió históricamente sus trayectorias, porque ambos usaron a los militares para llegar al poder (don Patricio fue un gatillador del Pronunciamiento, al cual llamaba así; ello se prueba en el libro de Sergio Arellano Iturriaga, "De Conspiraciones y Justicia") y, a su turno, SP consiguió los votos de la familia militar prometiéndole igualdad ante la ley, debido proceso y aplicación de la prescripción a los perseguidos por la justicia de izquierda, nada de lo cual ha cumplido sino, al contrario, manifiestamente ha contravenido. Y ambos, ex dignatario y dignatario actual, los defraudaron después de conseguido su concurso.
A todo esto, con la complicidad de ambos, el país conoce una historia completamente falsa de los hechos de 1973. Ahora se exhibe, por ejemplo, hasta en el cable, la teleserie "Ecos del Desierto", preparada por el canal de que era dueño SP, achacándole al Gobierno Militar las muertes en Antofagasta y Calama en octubre de 1973, que probadamente fueron por completo ajenas a la Junta, como está acreditado en el expediente y en mi libro "La Verdad del Juicio a Pinochet". Pero, además, cuando se produjeron esas muertes don Patricio estaba feliz de lo que sucedía y declaraba a "La Prensa" de Santiago el 19 de octubre de 1973: "...por eso, cuando se produjo el Pronunciamiento Militar y se formó la Junta Militar de Gobierno, nosotros los demócratacristianos habríamos sido inconsecuentes y habríamos faltado a la verdad si no hubiéramos reconocido que la responsabilidad fundamental de lo ocurrido proviene de la acción del Gobierno de la Unidad Popular y que las Fuerzas Armadas no buscaron esto, sino que actuaron por patriotismo, con un sentido de responsabilidad frente al destino histórico de Chile y que nosotros hacemos fe en la disposición que han expresado de que, restablecida la normalidad, ellas devolverán el poder al pueblo, para que éste democráticamente escoja a sus autoridades" Y añadía: "Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio. Yo no me siento con autoridad moral para juzgar si han sido excesivos o no, porque lo cierto es que los militares han tenido muchas bajas y han recibido la acción".
Bueno, las elogiadas Fuerzas Armadas se demoraron un poco en irse, pero devolvieron el poder al pueblo, éste democráticamente eligió a Aylwin y éste, a su vez, en agradecimiento, se alió con la Unidad Popular para guillotinarlas ante la opinión pública chilena y mundial, todo muy parecido a lo que su condigno sucesor SP ha hecho después aprovechándose de un inicuo lavado cerebral a los chilenos para hacerlos olvidar todas las verdades históricas, lo que nos tiene ahora viendo a ambos personajes felicitarse mutuamente, suponemos que de sus astutos ardides para usar a los militares a fin de llegar al poder y después crucificarlos. Sonrientes y abrazados en todas las pantallas y en las portadas de los diarios prodigándose mutuos elogios y parabienes, mientras sus crédulas e incautas víctimas vegetan en medio del oprobio, del engaño y de la persecución desatada en su contra por estos eximios exponentes de las miserias morales de la chilenidad actual.
jueves, 28 de noviembre de 2013
martes, 26 de noviembre de 2013
A.C: Aire Comprimido
Si alguien cree que no va a haber Asamblea Constituyente es que no sabe nada del Chile actual. Es como creer que los jueces de izquierda les van a respetar las leyes a los militares. Hace 22 años Patricio Aylwin decía, en carta a la Corte Suprema, que su gobierno respetaba la Ley de Amnistía. Y en ese tiempo los Tribunales también la respetaban. Eso se llamaba "Estado de Derecho". Bueno, para que usted lo sepa, éste se acabó en Chile. No existe más. La primera vez que los jueces de izquierda atropellaron las leyes para condenar a los militares usted dijo, como el Pastor Niemöller, "no me importa, porque no soy militar". Bueno, ahora le va a tocar a usted. La Asamblea Constituyente va y, sea lo que fuere lo que salga de ahí, lo va a afectar a usted.
Así como en los '90 sólo los abogados comunistas propiciaban desconocer la legalidad a los militares, y los jueces rechazaban las querellas y aplicaban las leyes en tales procesos (pues los magistrados de izquierda eran minoritarios e incluso uno de ellos, Carlos Cerda, recibía sanciones de la Corte Suprema por no respetar la amnistía ni la prescripción ni la verdad de los hechos), ahora eso ha cambiado y TODOS los Tribunales, casi sin excepción (sólo la Corte de Rancagua recientemente acometió un acto de heroísmo y exculpó a Carabineros de las muertes de los frentistas Cecilia Magni y Raúl Pelegrín, muertes que les había imputado el sesgado Informe Rettig) desconocen la legalidad. Y algunos letrados proceden con saña, como el ministro Mesa, de Temuco, que ha encarcelado a 25 ex uniformados por hechos de hace cuarenta años.
Bueno, la misma evolución la va a vivir el tema de la Asamblea Constituyente: hoy sólo la extrema izquierda y el comunismo se juegan por ella abiertamente, pero mañana, sin que se sepa todavía cómo, la tendremos sesionando.
Porque en Chile, cuando nos llega el momento de darnos el balazo en el pie, siempre se hace lo que mandan los comunistas. Ahora han vendido el slogan "Asamblea Constituyente" y éste se ha hecho carne en la gente. Acabo de asistir a una conferencia de un distinguido hombre público de derecha, quien reveló haber ido a comprar a una farmacia donde el vendedor, reconociéndolo, le dijo: ¿"Por qué usted no apoya la Asamblea Constituyente, si ésa es la forma de arreglar nuestros problemas?". La mercadería de contrabando ya está "vendida". Y ha sido "comprada".
Pero la Asamblea Constituyente no es nada. Sólo aire. Pero aire comprimido, que, entre paréntesis, es explosivo. Nadie sabe ni se pregunta quiénes van a integrarla. ¿Cómo se va a elegir a sus miembros? ¿Cuántos van a ser? ¿Qué plazo van a tener para redactar una nueva Constitución? ¿Qué va a decir esa Constitución? ¿Va a haber una monarquía, una república federal, una "democracia popular", un régimen presidencial o uno parlamentario, una o dos cámaras y de cuántos miembros? ¿Cuál va a ser el sistema electoral? ¿Cuál la división del país? ¿Va ella a fijar hasta el salario mínimo, como en Brasil? ¿Cómo se van a aprobar las leyes y con qué quórum? ¿Habrá algo que quede a salvo de la simple mayoría? ¿Podrá una mayoría ocasional quitarle a usted todo lo que tiene? ¿Qué quórum va a haber para darle poderes especiales al Jefe del Estado para gobernar por decreto durante un año, como Maduro?
Ni el boticario que atendió al hombre público ni el ciudadano común es capaz de dar respuesta a ninguna de esas preguntas, que ni siquiera, seguramente, se han formulado. No obstante, la mayoría es partidaria de la Asamblea Constituyente y está convencida de que, cuando haya una, los problemas nacionales (y muy en particular el del saldo deudor de sus tarjetas de crédito, por ejemplo) se van a ver solucionados.
Pero la tal Asamblea es sólo aire. No hay nada allí. Sin embargo, la mayoría vota por ella. Pero contiene aire comprimido, el cual, cuando se descomprima, va a generar un estallido, un cambio muy grande, una transformación. Por eso el mismo ya dos veces citado hombre público, en su brillante conferencia, reveló que un inversionista extranjero le había confidenciado un pronóstico para América del Sur: "Argentina va a ser la próxima Venezuela; Brasil va a ser la próxima Argentina; y Chile va a ser el próximo Brasil".
Para ser sólo aire, aunque comprimido, no es pequeño el cambio que A. C. va a provocar.
Así como en los '90 sólo los abogados comunistas propiciaban desconocer la legalidad a los militares, y los jueces rechazaban las querellas y aplicaban las leyes en tales procesos (pues los magistrados de izquierda eran minoritarios e incluso uno de ellos, Carlos Cerda, recibía sanciones de la Corte Suprema por no respetar la amnistía ni la prescripción ni la verdad de los hechos), ahora eso ha cambiado y TODOS los Tribunales, casi sin excepción (sólo la Corte de Rancagua recientemente acometió un acto de heroísmo y exculpó a Carabineros de las muertes de los frentistas Cecilia Magni y Raúl Pelegrín, muertes que les había imputado el sesgado Informe Rettig) desconocen la legalidad. Y algunos letrados proceden con saña, como el ministro Mesa, de Temuco, que ha encarcelado a 25 ex uniformados por hechos de hace cuarenta años.
Bueno, la misma evolución la va a vivir el tema de la Asamblea Constituyente: hoy sólo la extrema izquierda y el comunismo se juegan por ella abiertamente, pero mañana, sin que se sepa todavía cómo, la tendremos sesionando.
Porque en Chile, cuando nos llega el momento de darnos el balazo en el pie, siempre se hace lo que mandan los comunistas. Ahora han vendido el slogan "Asamblea Constituyente" y éste se ha hecho carne en la gente. Acabo de asistir a una conferencia de un distinguido hombre público de derecha, quien reveló haber ido a comprar a una farmacia donde el vendedor, reconociéndolo, le dijo: ¿"Por qué usted no apoya la Asamblea Constituyente, si ésa es la forma de arreglar nuestros problemas?". La mercadería de contrabando ya está "vendida". Y ha sido "comprada".
Pero la Asamblea Constituyente no es nada. Sólo aire. Pero aire comprimido, que, entre paréntesis, es explosivo. Nadie sabe ni se pregunta quiénes van a integrarla. ¿Cómo se va a elegir a sus miembros? ¿Cuántos van a ser? ¿Qué plazo van a tener para redactar una nueva Constitución? ¿Qué va a decir esa Constitución? ¿Va a haber una monarquía, una república federal, una "democracia popular", un régimen presidencial o uno parlamentario, una o dos cámaras y de cuántos miembros? ¿Cuál va a ser el sistema electoral? ¿Cuál la división del país? ¿Va ella a fijar hasta el salario mínimo, como en Brasil? ¿Cómo se van a aprobar las leyes y con qué quórum? ¿Habrá algo que quede a salvo de la simple mayoría? ¿Podrá una mayoría ocasional quitarle a usted todo lo que tiene? ¿Qué quórum va a haber para darle poderes especiales al Jefe del Estado para gobernar por decreto durante un año, como Maduro?
Ni el boticario que atendió al hombre público ni el ciudadano común es capaz de dar respuesta a ninguna de esas preguntas, que ni siquiera, seguramente, se han formulado. No obstante, la mayoría es partidaria de la Asamblea Constituyente y está convencida de que, cuando haya una, los problemas nacionales (y muy en particular el del saldo deudor de sus tarjetas de crédito, por ejemplo) se van a ver solucionados.
Pero la tal Asamblea es sólo aire. No hay nada allí. Sin embargo, la mayoría vota por ella. Pero contiene aire comprimido, el cual, cuando se descomprima, va a generar un estallido, un cambio muy grande, una transformación. Por eso el mismo ya dos veces citado hombre público, en su brillante conferencia, reveló que un inversionista extranjero le había confidenciado un pronóstico para América del Sur: "Argentina va a ser la próxima Venezuela; Brasil va a ser la próxima Argentina; y Chile va a ser el próximo Brasil".
Para ser sólo aire, aunque comprimido, no es pequeño el cambio que A. C. va a provocar.
domingo, 24 de noviembre de 2013
Cadáveres que Tienen Toda la Razón
La unanimidad de los comentaristas, opinólogos y columnistas sostiene que es imprescindible impedir que la derecha desaparezca y que para eso debe "acercarse hacia el centro", entendiendo por eso repudiar al Gobierno Militar y llamarlo "dictadura", desentenderse de principios morales conservadores, como la defensa de la familia formada en torno al matrimonio de un hombre con una mujer (aunque hasta ahora nadie haya inventado una fórmula mejor para tener, mantener y educar hijos, es decir, para preservar la sociedad) y defender la vida de los que están por nacer; y, en fin, debería dejar de predicar las políticas que inspiran a una sociedad libre.
Por supuesto, la noción de un debido proceso para los presos uniformados (r) ya ni siquiera es mencionada. Ese es un tema del cual sólo hablan algunos sujetos carentes de significación y ni siquiera preocupa seriamente, no ya a la derecha, que se ha olvidado de ellos por completo, sino hasta a la propia "familia militar", pues he leído que en la Antártica, donde los chilenos que hay allí forman parte de esa familia, todos votaron religiosamente el domingo pasado, siendo que los defensores de aquellos presos políticos (Plan Ahora) habían llamado a no hacerlo.
Más de un escribidor sostiene que quienes defienden los principios identificados con la derecha son "cadáveres políticos" y más vale olvidarse de ellos. Entonces ¿por qué están tan preocupados de que la derecha desaparezca? Conste que no niego dicha condición mortuoria, que es real. En días pasados, en que, muy bien amortajados, nos reunimos en un condumio para paladear en conjunto nuestra desgraciada condición, les hice ver que ni siquiera habíamos sido capaces de presentar una candidatura presidencial, en circunstancias que siete alternativas de izquierda o populistas tanto o más extintas que la nuestra lo habían conseguido. Parece que, realmente, "no somos nada". Lo hemos perdido todo, salvo, por supuesto, la razón.
De hecho, en lo que queda de la derecha ya se ha iniciado un éxodo hacia posiciones "populares". Quienes lo han emprendido dicen estar contentos de haberse deshecho de "la mochila de la dictadura" y se muestran proclives al matrimonio homosexual, al aborto y a que un Estado cada vez más grande, gracias a los mayores impuestos, tanto los recientemente aumentados como los que vienen, se haga cargo de "solucionar los problemas de la sociedad". Todo eso es apoyado por una gran mayoría de chilenos.
Como "cadáver político" propiamente tal, sin otro argumento que haber predicho cosas que después sucedieron (como haberle pronosticado a la UDI en 2009 un lúgubre destino electoral si apoyaba a Sebastián Piñera y, más recientemente, haber anunciado en este mismo blog que cuando un grupo de expertos no politizados examinara el censo iba a concluir que era válido), ahora predigo que en cuatro años más las políticas de izquierda van a haber provocado en el país un "estado de malestar" tan generalizado que quienes se presenten personificando los principios que hoy sustentamos los que hemos sido declarados zombies van a obtener un triunfo reparador. Todo esto si la "Nueva Mayoría" no adopta políticas chavistas, kirschneristas o castristas que le permitan hacerse del poder "por las malas", cosa que no cabe desechar, sobre todo a partir de la completa disolución que se ha observado de la otrora llamada "reserva moral", que salvara al país en anterior (y hoy históricamente distorsionada) ominosa coyuntura.
Por supuesto, la noción de un debido proceso para los presos uniformados (r) ya ni siquiera es mencionada. Ese es un tema del cual sólo hablan algunos sujetos carentes de significación y ni siquiera preocupa seriamente, no ya a la derecha, que se ha olvidado de ellos por completo, sino hasta a la propia "familia militar", pues he leído que en la Antártica, donde los chilenos que hay allí forman parte de esa familia, todos votaron religiosamente el domingo pasado, siendo que los defensores de aquellos presos políticos (Plan Ahora) habían llamado a no hacerlo.
Más de un escribidor sostiene que quienes defienden los principios identificados con la derecha son "cadáveres políticos" y más vale olvidarse de ellos. Entonces ¿por qué están tan preocupados de que la derecha desaparezca? Conste que no niego dicha condición mortuoria, que es real. En días pasados, en que, muy bien amortajados, nos reunimos en un condumio para paladear en conjunto nuestra desgraciada condición, les hice ver que ni siquiera habíamos sido capaces de presentar una candidatura presidencial, en circunstancias que siete alternativas de izquierda o populistas tanto o más extintas que la nuestra lo habían conseguido. Parece que, realmente, "no somos nada". Lo hemos perdido todo, salvo, por supuesto, la razón.
De hecho, en lo que queda de la derecha ya se ha iniciado un éxodo hacia posiciones "populares". Quienes lo han emprendido dicen estar contentos de haberse deshecho de "la mochila de la dictadura" y se muestran proclives al matrimonio homosexual, al aborto y a que un Estado cada vez más grande, gracias a los mayores impuestos, tanto los recientemente aumentados como los que vienen, se haga cargo de "solucionar los problemas de la sociedad". Todo eso es apoyado por una gran mayoría de chilenos.
Como "cadáver político" propiamente tal, sin otro argumento que haber predicho cosas que después sucedieron (como haberle pronosticado a la UDI en 2009 un lúgubre destino electoral si apoyaba a Sebastián Piñera y, más recientemente, haber anunciado en este mismo blog que cuando un grupo de expertos no politizados examinara el censo iba a concluir que era válido), ahora predigo que en cuatro años más las políticas de izquierda van a haber provocado en el país un "estado de malestar" tan generalizado que quienes se presenten personificando los principios que hoy sustentamos los que hemos sido declarados zombies van a obtener un triunfo reparador. Todo esto si la "Nueva Mayoría" no adopta políticas chavistas, kirschneristas o castristas que le permitan hacerse del poder "por las malas", cosa que no cabe desechar, sobre todo a partir de la completa disolución que se ha observado de la otrora llamada "reserva moral", que salvara al país en anterior (y hoy históricamente distorsionada) ominosa coyuntura.
martes, 19 de noviembre de 2013
Los Malos Días
Castigué a la Matthei por su complicidad en la última felonía del presidente contra los presos políticos militares y anulé mi voto, junto con escribir vistosamente en la cédula "PINOCHET VIVE". Casi todos los que me rodean me han imprecado por mi conducta, con mi mujer a la cabeza, pese a que ni siquiera fue a votar. Además, cumpliendo con lo que anuncié, voté por Golborne y por el hijo del coronel Labbé, que perdieron, pero mi candidato a CORE resultó electo.
En apariencia, y tal como la UDI, en este momento no tengo candidato para 2018. Pero esto último sólo en apariencia, y voy a explicar por qué, pero antes advertiré que la nueva campaña presidencial comenzará el mismo 16 de diciembre. Tómese razón de que ni la DC ni la izquierda tienen candidato(a) para 2018, y de que, en cambio, en la derecha nos sobran. En efecto, Allamand y Ossandón han quedado excelentemente posicionados en RN, lo que, con gran alivio de mi parte, significa que Sebastián Piñera no tendrá ninguna posibilidad de conseguir de nuevo lo más preciado para él, y eso es bueno para el país.
Dije que la UDI carece de candidato sólo en apariencia, pues en los hechos tiene uno muy potente: Laurence Golborne. Sí, ya sé que perdió, pero nótese que ganó en todas las comunas de la circunscripción oriente, salvo estrechamente en La Florida y ampliamente en Puente Alto, donde la buena gestión de Ossandón como alcalde le permitió conseguir una ventaja de 80 mil votos, merced a la cual no sólo derrotó a Golborne sino que privó de decenas de miles de votos de centro a Soledad Alvear, determinando su derrota. Esto último es muy importante y tiene consecuencias de largo plazo.
Lo que quiero predecir es que las futuras encuestas van a seguir señalando a Golborne como una figura de gran ascendiente y popularidad, porque tiene ese rasgo indefinible tan escaso en la derecha: carisma.
En cuanto a Evelyn Matthei, a quien sancioné con mi anulación del domingo en razón de lo que antes dije, he decidido indultarla y votar por ella el 15, en la confianza de que no va a reincidir y de que, si fuera Presidenta, procuraría cumplir las promesas que Piñera hizo a los presos políticos militares y que no sólo incumplió, sino que escarneció, persiguiéndolos y denigrándolos como nunca siquiera la propia izquierda lo había hecho. Ya lejos el actual Presidente del poder que le ha permitido perpetrar esos abusos, Evelyn podría contribuir a la justicia en ese crucial tema, restableciendo la legalidad y el Estado de Derecho.
Creo que vienen tiempos muy duros para Chile. La elección de Bachelet implicará la destrucción del celebrado "modelo chileno", que ha funcionado tan bien y que ni siquiera los gobiernos de la Concertación, entre los cuales por cierto incluyo al de Piñera, han podido destruir, aunque hayan aumentado desproporcionadamente el tamaño del Estado, los impuestos y los impedimentos para crear riqueza. Lo que se viene es mucho peor que eso. Leyendo hoy miércoles 19 en "El Mercurio" la columna de un supuesto "moderado" de izquierda, como Eugenio Tironi, titulada "Reforma o Revolución", advierto el mismo tono amenazador de Salvador Alleden en su primer mensaje presidencial de 1971, cuando advertía al Parlamento y a todos los chilenos que si su plan revolucionario no era aprobado por el Congreso, se desencadenaría la violencia. Si ése es hoy el lenguaje de un izquierdista moderado como Tironi, imagínense ustedes qué estarán pergeñando los sujetos más extremos de la Nueva Mayoría, como Andrade, Quintana y Teillier.
Además, todos ellos, sin excepción, están perdidos en la mayor de las confusiones, pues, por ejemplo, hablan del "subsidio" que el sistema binominal brinda a la minoría, en circunstancias que la Nueva Mayoría ha obtenido el domingo la elección de siete parlamentarios que tenían menos votos que sus rivales de la Alianza, contra sólo cuatro casos en que esa situación ha favorecido a esta última. ¡La más subsidiada por el binominal ha sido la mayoría! Y la celebrada elección de Carlos Montes en Santiago-Oriente se produjo también gracias al subsidio del binominal, pues obtuvo menos votos que Golborne.
La desconfianza general de los inversionistas, que no siempre se refleja en lo que ellos dicen (pues siempre procuran mostrarse partidarios de los gobiernos), sino en lo que hacen (véase cómo viene cayendo la inversión y cómo baja la Bolsa), junto al deterioro de los términos de intercambio y a la salida de capitales extranjeros (que se va a acentuar con la promesa de Bachelet de derogar el DL 600 que les garantiza estabilidad) van a coincidir con la hemorragia de gasto público que va a generar el acatamiento de las exigencias de "la calle".
Vienen malos días para Chile. Y la que más mal lo va a pasar a raíz de ellos va a ser Michelle Bachelet. Pero eso no es ningún consuelo para la población que va a ser víctima de la superficialidad de su programa y de su falta de idoneidad personal para gobernar bien.
En apariencia, y tal como la UDI, en este momento no tengo candidato para 2018. Pero esto último sólo en apariencia, y voy a explicar por qué, pero antes advertiré que la nueva campaña presidencial comenzará el mismo 16 de diciembre. Tómese razón de que ni la DC ni la izquierda tienen candidato(a) para 2018, y de que, en cambio, en la derecha nos sobran. En efecto, Allamand y Ossandón han quedado excelentemente posicionados en RN, lo que, con gran alivio de mi parte, significa que Sebastián Piñera no tendrá ninguna posibilidad de conseguir de nuevo lo más preciado para él, y eso es bueno para el país.
Dije que la UDI carece de candidato sólo en apariencia, pues en los hechos tiene uno muy potente: Laurence Golborne. Sí, ya sé que perdió, pero nótese que ganó en todas las comunas de la circunscripción oriente, salvo estrechamente en La Florida y ampliamente en Puente Alto, donde la buena gestión de Ossandón como alcalde le permitió conseguir una ventaja de 80 mil votos, merced a la cual no sólo derrotó a Golborne sino que privó de decenas de miles de votos de centro a Soledad Alvear, determinando su derrota. Esto último es muy importante y tiene consecuencias de largo plazo.
Lo que quiero predecir es que las futuras encuestas van a seguir señalando a Golborne como una figura de gran ascendiente y popularidad, porque tiene ese rasgo indefinible tan escaso en la derecha: carisma.
En cuanto a Evelyn Matthei, a quien sancioné con mi anulación del domingo en razón de lo que antes dije, he decidido indultarla y votar por ella el 15, en la confianza de que no va a reincidir y de que, si fuera Presidenta, procuraría cumplir las promesas que Piñera hizo a los presos políticos militares y que no sólo incumplió, sino que escarneció, persiguiéndolos y denigrándolos como nunca siquiera la propia izquierda lo había hecho. Ya lejos el actual Presidente del poder que le ha permitido perpetrar esos abusos, Evelyn podría contribuir a la justicia en ese crucial tema, restableciendo la legalidad y el Estado de Derecho.
Creo que vienen tiempos muy duros para Chile. La elección de Bachelet implicará la destrucción del celebrado "modelo chileno", que ha funcionado tan bien y que ni siquiera los gobiernos de la Concertación, entre los cuales por cierto incluyo al de Piñera, han podido destruir, aunque hayan aumentado desproporcionadamente el tamaño del Estado, los impuestos y los impedimentos para crear riqueza. Lo que se viene es mucho peor que eso. Leyendo hoy miércoles 19 en "El Mercurio" la columna de un supuesto "moderado" de izquierda, como Eugenio Tironi, titulada "Reforma o Revolución", advierto el mismo tono amenazador de Salvador Alleden en su primer mensaje presidencial de 1971, cuando advertía al Parlamento y a todos los chilenos que si su plan revolucionario no era aprobado por el Congreso, se desencadenaría la violencia. Si ése es hoy el lenguaje de un izquierdista moderado como Tironi, imagínense ustedes qué estarán pergeñando los sujetos más extremos de la Nueva Mayoría, como Andrade, Quintana y Teillier.
Además, todos ellos, sin excepción, están perdidos en la mayor de las confusiones, pues, por ejemplo, hablan del "subsidio" que el sistema binominal brinda a la minoría, en circunstancias que la Nueva Mayoría ha obtenido el domingo la elección de siete parlamentarios que tenían menos votos que sus rivales de la Alianza, contra sólo cuatro casos en que esa situación ha favorecido a esta última. ¡La más subsidiada por el binominal ha sido la mayoría! Y la celebrada elección de Carlos Montes en Santiago-Oriente se produjo también gracias al subsidio del binominal, pues obtuvo menos votos que Golborne.
La desconfianza general de los inversionistas, que no siempre se refleja en lo que ellos dicen (pues siempre procuran mostrarse partidarios de los gobiernos), sino en lo que hacen (véase cómo viene cayendo la inversión y cómo baja la Bolsa), junto al deterioro de los términos de intercambio y a la salida de capitales extranjeros (que se va a acentuar con la promesa de Bachelet de derogar el DL 600 que les garantiza estabilidad) van a coincidir con la hemorragia de gasto público que va a generar el acatamiento de las exigencias de "la calle".
Vienen malos días para Chile. Y la que más mal lo va a pasar a raíz de ellos va a ser Michelle Bachelet. Pero eso no es ningún consuelo para la población que va a ser víctima de la superficialidad de su programa y de su falta de idoneidad personal para gobernar bien.
sábado, 16 de noviembre de 2013
Mañana Será Otro Día
Se ha producido una divergencia al interior de este blog, así es que mejor dejemos al destino dirimirla. Si bien carezco por completo del don de la clarividencia, a veces digo cosas que después se cumplen, y una que dije hace cuatro años fue que si la UDI apoyaba a Sebastián Piñera, eso iba a resultar desastroso para ella. Creo que mañana tal cosa quedará comprobada.
Pero en Chile no hay mal que dure más de cuatro años. Pienso que si bien es cierto mañana quedará definido un gobierno que instaurará en el país "otro modelo", fundado en lo que pide "la calle" y no en lo que corresponde a la realidad de la naturaleza humana libremente expresada, que es lo que se conoce como "economía de libre mercado", no será menos cierto, vaticino yo, que en cuatro años más la mayoría de los chilenos va a estar hasta más arriba de la coronilla con los disparates tipo Transantiago, tren al sur y hospital de Curepto que "ellos", los artífices del "otro modelo", habrán hecho siguiendo los dictados de "la calle", que siempre han sido un desastre para quienes han tenido la peregrina idea de obedecerlos.
Claro, "la calle" aparece, en un momento dado (y hoy parece ser uno) como invencible. En 1932 las multitudes santiaguinas recorrían Santiago vivando a Marmaduke Grove, líder de la nueva "República Socialista" y autor de medidas tan populares y bienvenidas como restituir a todos sin pago los objetos que hubieren empeñado en "La Tía Rica", menos conocida como "Caja de Crédito Prendario y de Martillo". Pero como eso no funciona, ni las demás medidas por el estilo decretadas por la "República Socialista" tampoco, un severo coronel Lagos mandó cambiar a los líderes de ese fantástico y popular gobierno y al cabo de unos meses Chile volvió al orden, a fines de 1932, tal como va a volver a comienzos de 2018 por la vía electoral, salvo que alguien anticipe ese desenlace obrando "por las malas"...
Entonces, no se preocupen, pues ya mañana en la noche, junto con el triunfo del "otro modelo", "la calle" y todas las desastrosas consecuencias que el uno y la otra nos depararán por cuatro años, también estarán ya determinadas las figuras a las cuales la mayoría confiará la conducción del país después de esos cuatro años o antes si hay peligro de un desenlace "por las malas".
Así es que, en definitiva, todo será sólo un tema de paciencia y de absorber los perjuicios del tiempo intermedio. Como "no hay bien que por mal no venga" (los chilenos y también los españoles dicen el refrán al revés, "no hay mal que por bien no venga", pero la manera racional y correcta es la primera que les he indicado) "este modelo" va a resultar más eficazmente restablecido todavía después del fracaso del "otro". Así como sin un Allende no habría podido haber un Gobierno Militar que "le cambiara el chip" al país; y sin reforma agraria ruinosa para la agricultura entre 1965 y 1973 no habría podido surgir tan pronto una tierra subdividida óptimamente entre privados para exportar fruta, pues el mercado se habría demorado más en hacerlo solo, así también "este modelo" va a regresar en gloria y majestad en cuatro años más y muy fortalecido, porque el pueblo entero va a comprender que su alternativa, "el otro modelo", era sólo un artificio para dar poder a unos pocos burócratas que creen saber mejor que la gente lo que la gente quiere.
Y aunque los chilenos solemos "tropezar dos veces con la misma piedra" y acostumbramos darnos, cada cuarenta años, "un balazo en el pie", bueno, el caso es que todo eso la mayoría lo va a llevar a cabo mañana, pero con fecha de término el 11 de marzo de 2018... o antes, "si hay peligro de que nos traten de aplastar "por las malas", y la Virgen del Carmen nos manda un Arcángel al rescate, como ha solido hacerlo en el pasado.
Pero en Chile no hay mal que dure más de cuatro años. Pienso que si bien es cierto mañana quedará definido un gobierno que instaurará en el país "otro modelo", fundado en lo que pide "la calle" y no en lo que corresponde a la realidad de la naturaleza humana libremente expresada, que es lo que se conoce como "economía de libre mercado", no será menos cierto, vaticino yo, que en cuatro años más la mayoría de los chilenos va a estar hasta más arriba de la coronilla con los disparates tipo Transantiago, tren al sur y hospital de Curepto que "ellos", los artífices del "otro modelo", habrán hecho siguiendo los dictados de "la calle", que siempre han sido un desastre para quienes han tenido la peregrina idea de obedecerlos.
Claro, "la calle" aparece, en un momento dado (y hoy parece ser uno) como invencible. En 1932 las multitudes santiaguinas recorrían Santiago vivando a Marmaduke Grove, líder de la nueva "República Socialista" y autor de medidas tan populares y bienvenidas como restituir a todos sin pago los objetos que hubieren empeñado en "La Tía Rica", menos conocida como "Caja de Crédito Prendario y de Martillo". Pero como eso no funciona, ni las demás medidas por el estilo decretadas por la "República Socialista" tampoco, un severo coronel Lagos mandó cambiar a los líderes de ese fantástico y popular gobierno y al cabo de unos meses Chile volvió al orden, a fines de 1932, tal como va a volver a comienzos de 2018 por la vía electoral, salvo que alguien anticipe ese desenlace obrando "por las malas"...
Entonces, no se preocupen, pues ya mañana en la noche, junto con el triunfo del "otro modelo", "la calle" y todas las desastrosas consecuencias que el uno y la otra nos depararán por cuatro años, también estarán ya determinadas las figuras a las cuales la mayoría confiará la conducción del país después de esos cuatro años o antes si hay peligro de un desenlace "por las malas".
Así es que, en definitiva, todo será sólo un tema de paciencia y de absorber los perjuicios del tiempo intermedio. Como "no hay bien que por mal no venga" (los chilenos y también los españoles dicen el refrán al revés, "no hay mal que por bien no venga", pero la manera racional y correcta es la primera que les he indicado) "este modelo" va a resultar más eficazmente restablecido todavía después del fracaso del "otro". Así como sin un Allende no habría podido haber un Gobierno Militar que "le cambiara el chip" al país; y sin reforma agraria ruinosa para la agricultura entre 1965 y 1973 no habría podido surgir tan pronto una tierra subdividida óptimamente entre privados para exportar fruta, pues el mercado se habría demorado más en hacerlo solo, así también "este modelo" va a regresar en gloria y majestad en cuatro años más y muy fortalecido, porque el pueblo entero va a comprender que su alternativa, "el otro modelo", era sólo un artificio para dar poder a unos pocos burócratas que creen saber mejor que la gente lo que la gente quiere.
Y aunque los chilenos solemos "tropezar dos veces con la misma piedra" y acostumbramos darnos, cada cuarenta años, "un balazo en el pie", bueno, el caso es que todo eso la mayoría lo va a llevar a cabo mañana, pero con fecha de término el 11 de marzo de 2018... o antes, "si hay peligro de que nos traten de aplastar "por las malas", y la Virgen del Carmen nos manda un Arcángel al rescate, como ha solido hacerlo en el pasado.
miércoles, 13 de noviembre de 2013
Lo Único que Tenemos
Días atrás dije que este domingo iba a votar en conciencia y que, en ese momento, no sabía bien qué me dictaba mi conciencia. Anticipé que cuando lo supiera lo iba a expresar en este blog.
Pues bien, he leído todas las opiniones de quienes siempre hemos apoyado la causa de los presos y procesados políticos militares, causa que pone de manifiesto el mayor escándalo moral y jurídico de nuestro tiempo en Chile, y he visto que tales opiniones son variadas y en algunos casos contradictorias. En lo único en que concuerdan todas es en que esos perseguidos políticos han sido traicionados por Sebastián Piñera, pero difieren acerca de la manera en que debe actuarse este domingo.
¿Qué armas tenemos? Somos contrarios a la violencia y al terrorismo (por serlo, justamente, apoyamos a los presos políticos militares, que libraron al país de ambos). Tenemos escasa capacidad de influir en la opinión pública, pues nuestros pareceres encuentran muy escasa acogida en los principales medios, si bien me he sorprendido gratamente de que "El Mercurio" haya dado cabida hoy, por fin, a la carta del jurista Adolfo Paul Latorre en que critica la ausencia, en un editorial del señalado matutino sobre el Observatorio Judicial, de toda referencia a las inconstitucionalidades, ilegalidades y arbitrariedades sufridas por los referidos prisioneros y procesados a manos de la justicia de izquierda.
Entonces, si somos realistas, la única arma efectiva que tenemos es nuestro sufragio.
El Plan Ahora, que agrupa a muchos de quienes defendemos a los presos políticos militares, sostiene que no debemos ir a votar el domingo, como castigo a la señalada traición sufrida a manos del sector de opinión al cual, se supone, pertenecemos.
Otro grupo respetable, que dice contar con el apoyo de una mayoría de los propios prisioneros políticos, junto con manifestar su repudio al actual gobierno y a los candidatos que avalaron la traición perpetrada por éste, cree que, no obstante ello, se debe ir a votar por los candidatos de la Alianza, en nombre de que constituyen un mal menor frente a la posibilidad de que resulten electos la candidata presidencial y los postulantes a parlamentarios y a CORES de la coalición demo-socialista-comunista, representativos de un mal mayor.
La Fundación Simón Yévenes, bautizada con el nombre del primer mártir poblacional de la UDI, asesinado en los años '80 por el FPMR, (con cuyo vocero convivía precisamente entonces Michelle Bachelet, alias "Claudia"), Fundación que lleva como candidato a diputado independiente en Recoleta y Huechuraba a quien la preside, Pablo Jofré, recomienda votar por éste y, para presidente, por Franco Parisi. En abono de quienes así opinan hay que decir que han sido los únicos, a través de su abogado Raúl Meza, que han interpuesto querellas contra todos los responsables de extrema izquierda como autores intelectuales y a veces materiales de crímenes terroristas, hoy ampliamente amnistiados, prescritos o indultados. Ellos argumentan en su querella que, justamente, no caben perdones ni prescripciones tampoco en esos casos, por tratarse de "crímenes de lesa humanidad", según el propio argumento que los abogados y jueces de izquierda esgrimen para continuar persiguiendo a uniformados por hechos de hace cuarenta años.
Por su parte, el distinguido secretario de un reconocido bastión de derecha, que sesiona semanalmente y también apoya la causa de los prisioneros políticos, les ha escrito a todos sus adherentes sugiriéndoles que deben votar, si lo hacen en Providencia, por el hijo del coronel (r) Cristián Labbé, que va de candidato a diputado en esa circunscripción, y para presidente por Ricardo Israel, un moderado de centroizquierda que aboga por la reconciliación de los chilenos y nunca se ha sumado al discurso del odio bacheletista ni tampoco a la traición piñerista contra los uniformados (r), que, en cambio, ha sido avalada por la candidata Matthei.
Frente al desparpajo de la justicia de izquierda, cuyo exponente máximo en este momento es el ministro sumariante Álvaro Mesa, de Temuco, que está enviando presos a decenas de uniformados (r) en esa ciudad sin fundamento legal y contrariando normas expresas, desparpajo cuyas consecuencias han sido exhibidas y comprobadas internacionalmente, al capturarse en España a los mismos terroristas que la referida justicia de izquierda dejó libres acá, pese a las seis mil pruebas aportadas por la fiscalía local, frente a todo eso, repito, algo hay que hacer, y nuestra única arma es el sufragio. Pues obsérvese el perfecto correlato entre la antigua justicia de izquierda, que pasa por sobre todas las leyes para condenar a los uniformados (r) en desmedro del antiguo procedimiento penal, y la nueva justicia de izquierda, que también pasa por sobre todas las pruebas y normas con tal de dejar libres a los terroristas en desmedro del nuevo procedimiento penal.
¿Me van a decir ustedes que, en presencia de todo eso, nosotros debemos seguir sin hacer nada, sin siquiera utilizar esta mínima y única arma legal y moral que tenemos, ya sea absteniéndonos de ir a votar, ýa sea votando sólo por quienes no han sido autores ni cómplices de la traición, para así dar una lección al sector que ha violado las promesas formuladas para conseguir sus votos hace cuatro años, o asimilar esa experiencia y votar ahora de manera de inferir a los políticos traidores u olvidadizos un castigo ejemplar?
He reflexionado seriamente sobre todo lo anterior y llegado a la conclusión de que no podría votar por la candidata presidencial que es un fiel reflejo, en estas materias, de Sebastián Piñera, al apoyar, como lo hizo, la decisión más siniestra de éste, como lo fue la de sacrificar a los presos políticos militares en el ara del odio marxista, empeorando las condiciones de su injusta prisión. Evelyn Matthei expresamente ha hecho causa común con Sebastián Piñera, que además de lo anterior ha mantenido intacta la estructura de persecución oficial ilícita contra los prisioneros políticos uniformados, a través del Instituto de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, desde el cual el subsecretario Rodrigo Ubilla, a la cabeza de un contingente de abogados de izquierda, inicia más y más querellas ilegales contra aquellos, triplicando el número de las que había bajo la administración Bachelet. Y el actual gobierno mantiene intacta y bien financiada la institucionalidad estatal destinada a deformar la verdad histórica, como asimismo el respaldo al mayor monumento a la falsificación de los hechos del pasado, el Museo de la Memoria, todo ello coronado por la mantención como funcionario de la exclusiva confianza del Presidente de la República en el crucial cargo de Director del Instituto Médico Legal, del médico mirista confeso, Patricio Bustos, cuya institución hace poco dictaminara que el general Bachelet falleció hace cuarenta años a causa de torturas pero, días después, se declarara incapacitada de discernir la causa de muerte de un niño, acaecida pocos días antes en Laguna Verde.
En esas condiciones, me siento moralmente inhabilitado de favorecer con mi voto a Evelyn Matthei, por ser ella la personificación en estas materias de Sebastián Piñera. Y tampoco me interpretan los demás candidatos, ninguno de los cuales se ha pronunciado en contra del ya referido y supremo escándalo judicial de nuestro tiempo. Así es que anularé mi voto para Presidente de la República.
Como trasladé mi inscripción a Providencia cuando, en 2011, quise apoyar la reelección del coronel (r) Labbé como Alcalde, sigo votando allá, de modo que esta vez sí sufragaré por su hijo, candidato a diputado, en la certeza de que él, como su padre, representa el sentir de quienes no aceptamos hacernos parte ni ser cómplices de la arbitrariedad jurídico-política. Y para CORE también voy a votar por el candidato UDI Ruiz-Tagle, en cuyo favor juega la presunción de inocencia en dichos delitos de lesa juridicidad, indiferencia moral culpable, cinismo político y pérdida de la memoria histórica en que han incurrido algunos dirigentes de su coalición, su partido y su candidata presidencial.
En fin, así como apoyé a Laurence Golborne como candidato presidencial en las primarias y critiqué el "pánicus dexterae" (pánico derechista) que llevó a la UDI a bajar en forma inconsulta, precipitada y timorata su postulación, por el hecho de haberse revelado que tenía una inversión en el extranjero, en circunstancias que la misma UDI nunca nada había dicho al efecto antes ni después de apoyar a Sebastián Piñera como candidato presidencial, pese a saberse que cerca de la mitad de sus inversiones millonarias están radicadas en el exterior, así también, por un mínimo de consecuencia, votaré por Golborne para senador, favoreciéndolo también con la presunción de inocencia al no haberse hecho cómplice del desconocimiento de la palabra presidencial dada a los presos políticos militares ni tampoco del empeoramiento de sus condiciones carcelarias.
Lo que comunico a través de este blog para contribuir a la claridad de las conciencias y demás efectos a que haya lugar.
Pues bien, he leído todas las opiniones de quienes siempre hemos apoyado la causa de los presos y procesados políticos militares, causa que pone de manifiesto el mayor escándalo moral y jurídico de nuestro tiempo en Chile, y he visto que tales opiniones son variadas y en algunos casos contradictorias. En lo único en que concuerdan todas es en que esos perseguidos políticos han sido traicionados por Sebastián Piñera, pero difieren acerca de la manera en que debe actuarse este domingo.
¿Qué armas tenemos? Somos contrarios a la violencia y al terrorismo (por serlo, justamente, apoyamos a los presos políticos militares, que libraron al país de ambos). Tenemos escasa capacidad de influir en la opinión pública, pues nuestros pareceres encuentran muy escasa acogida en los principales medios, si bien me he sorprendido gratamente de que "El Mercurio" haya dado cabida hoy, por fin, a la carta del jurista Adolfo Paul Latorre en que critica la ausencia, en un editorial del señalado matutino sobre el Observatorio Judicial, de toda referencia a las inconstitucionalidades, ilegalidades y arbitrariedades sufridas por los referidos prisioneros y procesados a manos de la justicia de izquierda.
Entonces, si somos realistas, la única arma efectiva que tenemos es nuestro sufragio.
El Plan Ahora, que agrupa a muchos de quienes defendemos a los presos políticos militares, sostiene que no debemos ir a votar el domingo, como castigo a la señalada traición sufrida a manos del sector de opinión al cual, se supone, pertenecemos.
Otro grupo respetable, que dice contar con el apoyo de una mayoría de los propios prisioneros políticos, junto con manifestar su repudio al actual gobierno y a los candidatos que avalaron la traición perpetrada por éste, cree que, no obstante ello, se debe ir a votar por los candidatos de la Alianza, en nombre de que constituyen un mal menor frente a la posibilidad de que resulten electos la candidata presidencial y los postulantes a parlamentarios y a CORES de la coalición demo-socialista-comunista, representativos de un mal mayor.
La Fundación Simón Yévenes, bautizada con el nombre del primer mártir poblacional de la UDI, asesinado en los años '80 por el FPMR, (con cuyo vocero convivía precisamente entonces Michelle Bachelet, alias "Claudia"), Fundación que lleva como candidato a diputado independiente en Recoleta y Huechuraba a quien la preside, Pablo Jofré, recomienda votar por éste y, para presidente, por Franco Parisi. En abono de quienes así opinan hay que decir que han sido los únicos, a través de su abogado Raúl Meza, que han interpuesto querellas contra todos los responsables de extrema izquierda como autores intelectuales y a veces materiales de crímenes terroristas, hoy ampliamente amnistiados, prescritos o indultados. Ellos argumentan en su querella que, justamente, no caben perdones ni prescripciones tampoco en esos casos, por tratarse de "crímenes de lesa humanidad", según el propio argumento que los abogados y jueces de izquierda esgrimen para continuar persiguiendo a uniformados por hechos de hace cuarenta años.
Por su parte, el distinguido secretario de un reconocido bastión de derecha, que sesiona semanalmente y también apoya la causa de los prisioneros políticos, les ha escrito a todos sus adherentes sugiriéndoles que deben votar, si lo hacen en Providencia, por el hijo del coronel (r) Cristián Labbé, que va de candidato a diputado en esa circunscripción, y para presidente por Ricardo Israel, un moderado de centroizquierda que aboga por la reconciliación de los chilenos y nunca se ha sumado al discurso del odio bacheletista ni tampoco a la traición piñerista contra los uniformados (r), que, en cambio, ha sido avalada por la candidata Matthei.
Frente al desparpajo de la justicia de izquierda, cuyo exponente máximo en este momento es el ministro sumariante Álvaro Mesa, de Temuco, que está enviando presos a decenas de uniformados (r) en esa ciudad sin fundamento legal y contrariando normas expresas, desparpajo cuyas consecuencias han sido exhibidas y comprobadas internacionalmente, al capturarse en España a los mismos terroristas que la referida justicia de izquierda dejó libres acá, pese a las seis mil pruebas aportadas por la fiscalía local, frente a todo eso, repito, algo hay que hacer, y nuestra única arma es el sufragio. Pues obsérvese el perfecto correlato entre la antigua justicia de izquierda, que pasa por sobre todas las leyes para condenar a los uniformados (r) en desmedro del antiguo procedimiento penal, y la nueva justicia de izquierda, que también pasa por sobre todas las pruebas y normas con tal de dejar libres a los terroristas en desmedro del nuevo procedimiento penal.
¿Me van a decir ustedes que, en presencia de todo eso, nosotros debemos seguir sin hacer nada, sin siquiera utilizar esta mínima y única arma legal y moral que tenemos, ya sea absteniéndonos de ir a votar, ýa sea votando sólo por quienes no han sido autores ni cómplices de la traición, para así dar una lección al sector que ha violado las promesas formuladas para conseguir sus votos hace cuatro años, o asimilar esa experiencia y votar ahora de manera de inferir a los políticos traidores u olvidadizos un castigo ejemplar?
He reflexionado seriamente sobre todo lo anterior y llegado a la conclusión de que no podría votar por la candidata presidencial que es un fiel reflejo, en estas materias, de Sebastián Piñera, al apoyar, como lo hizo, la decisión más siniestra de éste, como lo fue la de sacrificar a los presos políticos militares en el ara del odio marxista, empeorando las condiciones de su injusta prisión. Evelyn Matthei expresamente ha hecho causa común con Sebastián Piñera, que además de lo anterior ha mantenido intacta la estructura de persecución oficial ilícita contra los prisioneros políticos uniformados, a través del Instituto de Derechos Humanos del Ministerio del Interior, desde el cual el subsecretario Rodrigo Ubilla, a la cabeza de un contingente de abogados de izquierda, inicia más y más querellas ilegales contra aquellos, triplicando el número de las que había bajo la administración Bachelet. Y el actual gobierno mantiene intacta y bien financiada la institucionalidad estatal destinada a deformar la verdad histórica, como asimismo el respaldo al mayor monumento a la falsificación de los hechos del pasado, el Museo de la Memoria, todo ello coronado por la mantención como funcionario de la exclusiva confianza del Presidente de la República en el crucial cargo de Director del Instituto Médico Legal, del médico mirista confeso, Patricio Bustos, cuya institución hace poco dictaminara que el general Bachelet falleció hace cuarenta años a causa de torturas pero, días después, se declarara incapacitada de discernir la causa de muerte de un niño, acaecida pocos días antes en Laguna Verde.
En esas condiciones, me siento moralmente inhabilitado de favorecer con mi voto a Evelyn Matthei, por ser ella la personificación en estas materias de Sebastián Piñera. Y tampoco me interpretan los demás candidatos, ninguno de los cuales se ha pronunciado en contra del ya referido y supremo escándalo judicial de nuestro tiempo. Así es que anularé mi voto para Presidente de la República.
Como trasladé mi inscripción a Providencia cuando, en 2011, quise apoyar la reelección del coronel (r) Labbé como Alcalde, sigo votando allá, de modo que esta vez sí sufragaré por su hijo, candidato a diputado, en la certeza de que él, como su padre, representa el sentir de quienes no aceptamos hacernos parte ni ser cómplices de la arbitrariedad jurídico-política. Y para CORE también voy a votar por el candidato UDI Ruiz-Tagle, en cuyo favor juega la presunción de inocencia en dichos delitos de lesa juridicidad, indiferencia moral culpable, cinismo político y pérdida de la memoria histórica en que han incurrido algunos dirigentes de su coalición, su partido y su candidata presidencial.
En fin, así como apoyé a Laurence Golborne como candidato presidencial en las primarias y critiqué el "pánicus dexterae" (pánico derechista) que llevó a la UDI a bajar en forma inconsulta, precipitada y timorata su postulación, por el hecho de haberse revelado que tenía una inversión en el extranjero, en circunstancias que la misma UDI nunca nada había dicho al efecto antes ni después de apoyar a Sebastián Piñera como candidato presidencial, pese a saberse que cerca de la mitad de sus inversiones millonarias están radicadas en el exterior, así también, por un mínimo de consecuencia, votaré por Golborne para senador, favoreciéndolo también con la presunción de inocencia al no haberse hecho cómplice del desconocimiento de la palabra presidencial dada a los presos políticos militares ni tampoco del empeoramiento de sus condiciones carcelarias.
Lo que comunico a través de este blog para contribuir a la claridad de las conciencias y demás efectos a que haya lugar.
domingo, 10 de noviembre de 2013
Piñera a Flote y el Resto a Pique
La única encuesta que le da al Presidente un 40% de aprobación es Adimark; CEP septiembre-octubre le dio 34% y en julio-agosto 31%; la última CERC, de junio, 33%. Como la principal obligación de un columnista es leer a sus similares, me he sorprendido de apreciar que todos aceptan el 40%. Pues, yo creo, por razones que me reservo, que la realidad está mejor reflejada en las otras que le dan menos. Sea como fuere, Héctor Soto, en "La Tercera" del sábado, concluye que mientras Piñera queda, en virtud del 40% de Adimark, a flote, la derecha se va a pique.
Yo le advertí a la derecha ya en 2008 que esto le iba a suceder. Y conste que ni siquiera comparto lo de que Piñera "esté a flote", pues con un tercio de aprobación popular no se flota. Y es extraño que no lo logre, porque la situación relativa del país es favorable. Su gobierno tuvo suerte. Dentro del infortunio del terremoto, la reconstrucción tuvo la virtud de provocar un aumento del gasto que dinamizó la economía. Además, lo favoreció la suerte de que mejoraron mucho los términos de intercambio del país, gracias al excelente precio del cobre, que se acercó a 4 dólares por libra, siendo que Bachelet vivió prolongados períodos de menos de dos dólares. La inyección de recursos extraordinarios ayudó a mejorar el empleo, junto con la suerte de que la encuesta de ocupación cambiara y se tornara menos exigente. Esto condujo a incorporar a la categoría de "ocupados" a muchos que antes eran contabilizados como "desempleados". En todo caso, como observó el profesor Ernesto Fontaine, lo que le valió una poco delicada réplica presidencial en "Tolerancia Cero", este Gobierno nada aportó para esas buenas cifras. De hecho, se limitó a aumentar el gasto público y subir los impuestos, que es la receta de la izquierda. No pudo volver al superávit estructural y ni siquiera al equilibrio estructural del Presupuesto. El déficit en la cuenta corriente con el exterior superó el 4%. Pero Piñera flota.
Es que siempre flota. En "La Tercera" del sábado 9 de noviembre se señala (p. R 15) que tiene cerca de la mitad de su fortuna en el exterior. Cuando a Golborne lo acusaron de tener una cuenta en el exterior, la UDI lo mandó a pique. En cambio, sabiendo lo primero, siempre ha contribuido a dejar flotar a Piñera.
¿Y por qué la derecha se hunde? El columnista de "El Mercurio" Carlos Peña dio tres razones hace dos domingos y el almirante (r) Vergara Villalobos, en carta al diario, añadió una cuarta: el incumplimiento del Gobierno de su promesa de debido proceso y aplicación de la prescripción a los presos uniformados (r), lo que le ha enajenado a la derecha a la familia militar.
Este tema es cuidadosamente eludido por la gran prensa y sólo mantiene actualidad en internet, y nada más que entre quienes apoyamos a esos presos políticos. Son tales, porque están en la cárcel por razones políticas y en contravención a la normativa legal. A este respecto, ya se encuentra en librerías la monumental obra del abogado Adolfo Paul Latorre, "Procesos Sobre Violación de Derechos Humanos", llamado a ser texto de investigación y consulta en las buenas universidades del futuro, ya que no en las actuales que, como toda nuestra sociedad, eluden escrupulosamente este tema.
Justamente el autor del libro me ha dado a conocer el texto de una carta que envió a "El Mercurio", y que debería aparecer hoy lunes 11, haciendo la observación de que un editorial reciente, referido a la necesidad de que exista una mirada escrutadora sobre los fallos judiciales, no aludiera a la principal razón que la justificaría: los procesos sobre violaciones de los derechos humanos, plagados de inconstitucionalidades, arbitrariedades e ilegalidades.
¿Por qué este tema sistemáticamente se elude? ¿Es que contamina a quien lo aborde? ¿Es que el temor al dicterio extremista y a las funas ha terminado por silenciar la conciencia crítica honesta del país?
Leí la columna del sábado en "La Tercera" de Fernando Villegas, opinante valeroso que amenazaba abordarlo. Pues, bajo el título de "Autonomía a Pedido", incluía una prometedora bajada: "Los jueces, con la potestad única de juzgar y condenar, detestan que alguien los juzgue y quizás condene". Y busqué la que estimaba obvia referencia a las arbitrariedades cometidas contra los ex militares. Pero no apareció por ninguna parte, en toda la extensión del artículo. Lo más aproximado a una referencia a ése, el mayor escándalo judicial de nuestro tiempo, venía en la siguiente tibia frase: "Y si es un caso célebre que entra en sintonía con la sensibilidad del momento, entonces se enarcarán graves cejas y se aplastará al infractor con todo el peso de la ley y algo más". "Algo más", eso sería todo.
¿Por qué hay un grupo de ciudadanos excluidos de su derecho más elemental, el de que se les apliquen las leyes, privados de él no sólo impunemente, sino sin que nadie siquiera se atreva a exponer públicamente su situación?
Es que todos "quieren flotar", como el Presidente. Siendo candidato les prometió a los presos políticos uniformados (r) preocuparse de ellos y, ya electo, se dio cuenta de que se bundiría en las encuestas si cumplía. Y no sólo no lo ha hecho, sino que les ha agravado las condiciones carcelarias, lo que indujo al suicidio del que se encontraba entre los más inocentes de todos ellos; y a la muerte de otro, enfermo grave, octogenario, que dependía crucialmente de su cercanía a un establecimiento hospitalario, de la cual la decisión presidencial lo alejó.
Todo esto puede tener consecuencias electorales. El "Plan Ahora" de defensa de los presos políticos uniformados (r) llamó a no votar en los próximos comicios, como protesta por la situación de que son víctimas y ante el hecho de que, finalmente, nadie vela por ponerle término. Pero el propio almirante (r) Vergara, que ha logrado exponer su caso en la gran prensa, ha manifestado considerar tal idea del Plan Ahora como "una soberana estupidez", y ha llamado a votar el domingo. Asimismo, la ex alcaldesa Myrna Dubost, gran defensora de los referidos presos políticos y severa crítica de la traición presidencial a los mismos, ha dado a conocer que obtuvo de ellos el apoyo a la idea de votar por los candidatos de derecha.
Voy a pronunciarme en este mismo blog acerca de lo que, en conciencia y también con un sentido práctico, creo yo mismo que se debe hacer en defensa de los referidos presos políticos. No lo expongo ahora, porque no estoy definitivamente resuelto. Pero siempre he argumentado que, en una sociedad como la nuestra, en que todo se obtiene mediante la presión y la fuerza, muchas veces ilegítima, si los presos políticos uniformados(r) no son capaces realmente de amenazar a nadie, ni siquiera con el ejercicio de una presión plenamente legal, jamás van a recibir ayuda de nadie ante la gravísima injusticia que están soportando.
Yo le advertí a la derecha ya en 2008 que esto le iba a suceder. Y conste que ni siquiera comparto lo de que Piñera "esté a flote", pues con un tercio de aprobación popular no se flota. Y es extraño que no lo logre, porque la situación relativa del país es favorable. Su gobierno tuvo suerte. Dentro del infortunio del terremoto, la reconstrucción tuvo la virtud de provocar un aumento del gasto que dinamizó la economía. Además, lo favoreció la suerte de que mejoraron mucho los términos de intercambio del país, gracias al excelente precio del cobre, que se acercó a 4 dólares por libra, siendo que Bachelet vivió prolongados períodos de menos de dos dólares. La inyección de recursos extraordinarios ayudó a mejorar el empleo, junto con la suerte de que la encuesta de ocupación cambiara y se tornara menos exigente. Esto condujo a incorporar a la categoría de "ocupados" a muchos que antes eran contabilizados como "desempleados". En todo caso, como observó el profesor Ernesto Fontaine, lo que le valió una poco delicada réplica presidencial en "Tolerancia Cero", este Gobierno nada aportó para esas buenas cifras. De hecho, se limitó a aumentar el gasto público y subir los impuestos, que es la receta de la izquierda. No pudo volver al superávit estructural y ni siquiera al equilibrio estructural del Presupuesto. El déficit en la cuenta corriente con el exterior superó el 4%. Pero Piñera flota.
Es que siempre flota. En "La Tercera" del sábado 9 de noviembre se señala (p. R 15) que tiene cerca de la mitad de su fortuna en el exterior. Cuando a Golborne lo acusaron de tener una cuenta en el exterior, la UDI lo mandó a pique. En cambio, sabiendo lo primero, siempre ha contribuido a dejar flotar a Piñera.
¿Y por qué la derecha se hunde? El columnista de "El Mercurio" Carlos Peña dio tres razones hace dos domingos y el almirante (r) Vergara Villalobos, en carta al diario, añadió una cuarta: el incumplimiento del Gobierno de su promesa de debido proceso y aplicación de la prescripción a los presos uniformados (r), lo que le ha enajenado a la derecha a la familia militar.
Este tema es cuidadosamente eludido por la gran prensa y sólo mantiene actualidad en internet, y nada más que entre quienes apoyamos a esos presos políticos. Son tales, porque están en la cárcel por razones políticas y en contravención a la normativa legal. A este respecto, ya se encuentra en librerías la monumental obra del abogado Adolfo Paul Latorre, "Procesos Sobre Violación de Derechos Humanos", llamado a ser texto de investigación y consulta en las buenas universidades del futuro, ya que no en las actuales que, como toda nuestra sociedad, eluden escrupulosamente este tema.
Justamente el autor del libro me ha dado a conocer el texto de una carta que envió a "El Mercurio", y que debería aparecer hoy lunes 11, haciendo la observación de que un editorial reciente, referido a la necesidad de que exista una mirada escrutadora sobre los fallos judiciales, no aludiera a la principal razón que la justificaría: los procesos sobre violaciones de los derechos humanos, plagados de inconstitucionalidades, arbitrariedades e ilegalidades.
¿Por qué este tema sistemáticamente se elude? ¿Es que contamina a quien lo aborde? ¿Es que el temor al dicterio extremista y a las funas ha terminado por silenciar la conciencia crítica honesta del país?
Leí la columna del sábado en "La Tercera" de Fernando Villegas, opinante valeroso que amenazaba abordarlo. Pues, bajo el título de "Autonomía a Pedido", incluía una prometedora bajada: "Los jueces, con la potestad única de juzgar y condenar, detestan que alguien los juzgue y quizás condene". Y busqué la que estimaba obvia referencia a las arbitrariedades cometidas contra los ex militares. Pero no apareció por ninguna parte, en toda la extensión del artículo. Lo más aproximado a una referencia a ése, el mayor escándalo judicial de nuestro tiempo, venía en la siguiente tibia frase: "Y si es un caso célebre que entra en sintonía con la sensibilidad del momento, entonces se enarcarán graves cejas y se aplastará al infractor con todo el peso de la ley y algo más". "Algo más", eso sería todo.
¿Por qué hay un grupo de ciudadanos excluidos de su derecho más elemental, el de que se les apliquen las leyes, privados de él no sólo impunemente, sino sin que nadie siquiera se atreva a exponer públicamente su situación?
Es que todos "quieren flotar", como el Presidente. Siendo candidato les prometió a los presos políticos uniformados (r) preocuparse de ellos y, ya electo, se dio cuenta de que se bundiría en las encuestas si cumplía. Y no sólo no lo ha hecho, sino que les ha agravado las condiciones carcelarias, lo que indujo al suicidio del que se encontraba entre los más inocentes de todos ellos; y a la muerte de otro, enfermo grave, octogenario, que dependía crucialmente de su cercanía a un establecimiento hospitalario, de la cual la decisión presidencial lo alejó.
Todo esto puede tener consecuencias electorales. El "Plan Ahora" de defensa de los presos políticos uniformados (r) llamó a no votar en los próximos comicios, como protesta por la situación de que son víctimas y ante el hecho de que, finalmente, nadie vela por ponerle término. Pero el propio almirante (r) Vergara, que ha logrado exponer su caso en la gran prensa, ha manifestado considerar tal idea del Plan Ahora como "una soberana estupidez", y ha llamado a votar el domingo. Asimismo, la ex alcaldesa Myrna Dubost, gran defensora de los referidos presos políticos y severa crítica de la traición presidencial a los mismos, ha dado a conocer que obtuvo de ellos el apoyo a la idea de votar por los candidatos de derecha.
Voy a pronunciarme en este mismo blog acerca de lo que, en conciencia y también con un sentido práctico, creo yo mismo que se debe hacer en defensa de los referidos presos políticos. No lo expongo ahora, porque no estoy definitivamente resuelto. Pero siempre he argumentado que, en una sociedad como la nuestra, en que todo se obtiene mediante la presión y la fuerza, muchas veces ilegítima, si los presos políticos uniformados(r) no son capaces realmente de amenazar a nadie, ni siquiera con el ejercicio de una presión plenamente legal, jamás van a recibir ayuda de nadie ante la gravísima injusticia que están soportando.
jueves, 7 de noviembre de 2013
Siete Respuestas Para Teresa
Leo cada vez que puedo los escritos de Teresa Marinovic, mujer valiente que les dice en su cara a los chilenos, desde distintos medios, verdades que nadie más se atreve a expresar. Admiro su fluida pluma y su coraje político. Además, le estoy agradecido, porque hace un tiempo, entrevistada en CNN, manifestó algo que, yo creía, ningún habitante de esta larga y angosta faja de tierra se atrevería a decir públicamente jamás: que estaba de acuerdo conmigo.
Pero he leído (miércoles 6) en "El Mostrador" su columna "El ocaso de la derecha y las preguntas pendientes sobre Pinochet". Y tras leerla pienso que, claramente, ya no estamos tan de acuerdo. Para mí es evidente que ella no salió indemne del vendaval publicitario marxista desatado con motivo de los 40 años del Once. Eso se refleja en sus siete preguntas sobre Pinochet y, por eso mismo, me he sentido inmediatamente desafiado a contestarlas, en mi triple calidad de derechista confeso, experto autodesignado en la historia chilena del último medio siglo e inmune autodeclarado al lavado cerebral marxista.
Primera pregunta de Teresa: "¿Se puede sostener --con base racional-- que Pinochet no estuviera al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos?"
Ahí ya ella nos comunica que ha sido presa de la principal consigna adversaria: los "atropellos a los derechos humanos", discurridos por la izquierda marxista. Si un guerrillero suyo mata a un militar, no hay atropello a los derechos humanos. Si un militar mata a un terrorista, sí lo hay, aunque el que declaró la guerra, el agresor, haya sido el terrorismo marxista. La de los "derechos humanos" es una doctrina ad hoc. La izquierda se armó para tomar el poder matando gente. Pero, mediante una propaganda incesante, se ha transformado en víctima. Hábil travestismo, pues anunció que sería victimaria (ahí están los acuerdos unánimes de sucesivos Congresos del Partido Socialista declarando la guerra armada a la "democracia burguesa"), tenía el contingente de tropas, precisado por Altamirano en unos diez mil efectivos; la OEA contabilizó entre doce y quince mil ingresos clandestinos al país durante la UP, y no de gente que viniera a apoyar la labor de las Hermanitas de los Pobres. En 1972 chocaba en Curimón una camioneta cargada de metralletas e inscrita a nombre de la secretaria del Presidente Allende, la "Payita", señalando como su domicilio el Palacio de La Moneda. Un guerrillero extranjero, empleado en una empresa intervenida, asesinaba de un tiro a un teniente de Ejército (Héctor Lacrampette), en agosto de 1973. Entonces los principales líderes de la mayoría democrática llamaron a las Fuerzas Armadas a intervenir. "Esto se arregla sólo con fusiles", proclamaba Frei Montalva. Y los uniformados acudieron al llamado, con fusiles. Entonces ahora Teresa pregunta si Pinochet estaba "al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". Por supuesto, no sólo él, sino que todos estábamos al tanto, "antes de la batalla". Sabíamos que había miles de personas dispuestas a matar para tomarse el poder, pero no sabíamos si iban a triunfar. No sabíamos cuán efectivos eran los extremistas ni tampoco si las Fuerzas Armadas y Carabineros se iban a dividir e iba a haber una guerra civil. Pinochet tampoco lo sabía. Pero sí tenía claro que debía usar las armas. Entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973, según las dos comisiones formadas por la Concertación, hubo 1.823 muertos, 301 a manos de la guerrilla extremista y 1.522 a manos de los uniformados. Es decir, el 57 por ciento del total registrado entre 1973 y 1990. Y en esos tres meses las voces de los líderes políticos democráticos defendían en todos los tonos el actuar de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Pero ni Pinochet ni todos estábamos "al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". De hecho, creíamos que el número de muertos era mucho mayor, pues la prensa extranjera hablaba de cien mil y yo pensaba que exageraban y que no pasaban de diez mil. ¿Sabía Pinochet lo que hacía cada uno de los cincuenta mil uniformados desplegados para terminar con la guerrilla armada? No podía saberlo. Cuando en octubre, en el norte, un solo oficial subalterno, por sí y ante sí, ordenó ejecutar a más de medio centenar de personas en La Serena, Antofagasta y Calama, Pinochet recibió versiones contradictorias sobre los responsables del hecho. No podía saber cuál de sus generales decía la verdad. Por consiguiente, no podía materialmente "estar al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". Han transcurrido quince años desde que se reabrió proceso por esos hechos del norte, y todavía no se cierra. Ya antes, en 1986, habían sido investigados por el juez de Antofagasta y terminado en la aplicación de la amnistía. Pero los distintos oficiales intervinientes en ellos polemizaban en cartas a "El Mercurio", atribuyéndose mutuamente las culpas. ¿Cómo iba a saber Pinochet la verdad entonces? Yo investigué el caso y escribí un libro al respecto y, creo, llegué a la verdad. Y tuve ocasión de explicársela al Presidente Pinochet poco antes de su muerte. Mi versión lo sorprendió mucho, sobre todo al saber que oficiales inferiores, a los cuales consideraba sus amigos, habían procurado descargar en él culpas propias. Entonces, Teresa, Pinochet "no estaba al tanto" de un sinnúmero de cosas. Ni nadie, de todas ellas. Ésa es la respuesta.
Segunda pregunta: "Si estuvo al tanto de lo que ocurría, con la brutalidad y arbitrariedad con que de hecho ocurrió, ¿pensaba que esos hechos se justificaban en términos de legítima defensa?"
El tenor de esta sola pregunta revela que Teresa "compró el paquete propagandístico de la izquierda". Pinochet no estaba al tanto de todo lo que ocurría, porque le habría sido imposible, pero suponía, como Frei Montalva, Aylwin, Jarpa o yo, que los militares disparaban contra los guerrilleros y que éstos disparaban contra aquéllos. Los primeros disparaban mejor (1.522 muertos) y los segundos peor (301 muertos). Y como Frei Montalva, Aylwin, Jarpa y yo habíamos llamado a los uniformados precisamente para eso, los defendíamos. Jarpa y yo, hasta hoy; Frei Montalva y Aylwin, hasta que se les pasó el miedo y les volvió la ambición. Ya a mediados de 1974 Aylwin, sintiendo que su vida no corría peligro y que extrañaba demasiado el poder, fue a visitar al ministro de la Corte Suprema, Rafael Retamal, para representarle el hecho de que no se estaban acogiendo muchos recursos de amparo de detenidos por sospechas de pertenecer a la guerrilla. El juez Retamal le replicó (según versión de Aylwin en sus memorias): "Mire, Patricio, los extremistas nos iban a matar a todos. Ante esta realidad, dejemos que los militares hagan la parte sucia, después llegará la hora del derecho". Ése era el pensamiento de un juez. ¿Usted cree que el pensamiento del general Pinochet podía ser más exigente que el de un juez, en materia de derechos humanos? Ese juez, que era de inclinación pro-DC, sabidamente, no creía que hubiera "brutalidad y arbitrariedad", como usted lo cree ahora, 40 años después; y sí creía que había una respuesta proporcionada al peligro que amenazaba a nuestra sociedad. Entre otras razones, porque el Intendente de Santiago, durante la UP, había proclamado públicamente, respecto de los ministros de la Corte Suprema, que "habría que matar a todos estos viejos momios", por el delito de hacer respetar el derecho de propiedad contra las "tomas" ilegales amparadas por el gobierno UP.
Tercera pregunta: "Si realmente estábamos en estado de guerra y había antecedentes como para suponer que existía capacidad real de resistencia de parte del enemigo ¿con qué estándar ético se forma en el Ejército de Chile para enfrentar al enemigo?"
Hace unas semanas, en el programa "Tolerancia Cero", el abogado Luis Valentín Ferrada acreditó que desde hace muchos años los oficiales de inteligencia antisubversiva chilenos recibieron instrucción en los Estados Unidos, incluso durante el gobierno de la Unidad Popular. Hoy día vemos en las noticias que los norteamericanos, en la lucha antiterrorista, están unánimemente en favor de la eliminación física de los sospechosos de terrorismo, mediante drones o cohetes lanzados desde helicópteros. El Presidente Obama, Premio Nobel de la Paz, mandó matar a Osama Bin Laden sin forma de juicio y luego lanzó sus restos al mar, con unánime respaldo mundial. El ex Presidente Bush, en sus memorias, explica que métodos de apremio, como sumergir la cabeza de los sospechosos bajo el agua hasta que revelaran sus proyectos secretos de atentados, allá son legales. Los israelíes pasaban año a año leyes regulando la tortura en la lucha antiterrorista. Acá, bajo Allende y bajo Frei Montalva, no habiendo una amenaza terrorista generalizada, sí se practicaba la tortura en los interrogatorios de la policía política, como está ampliamente documentado. Todos esos eran "estándares éticos" en su momento y habría sido extraño que, ante la amenaza de un terrorismo armado y activo de más de veinte mil efectivos, el Gobierno Militar se hubiera puesto más riguroso que sus antecesores civiles, los Estados Unidos o Israel para enfrentar al terrorismo extremista. Claro, hay una diferencia: cuando los soldados norteamericanos que han luchado así contra el terrorismo llegan a un aeropuerto, la gente se pone de pie y los aplaude; acá los meten presos.
Cuarta pregunta: "Más allá del Golpe ¿hay alguna razón que explique que Pinochet se mantuviera en el poder durante el tiempo que lo hizo, sólo en su calidad de General Libertador de la amenaza marxista?"
Bueno, la autoridad ejecutiva del Gobierno Militar, hasta 1981, residió en la Junta Militar de Gobierno, que fue presidida por Pinochet. No fue un régimen unipersonal. Después de 1980, Pinochet fue Presidente elegido en un plebiscito, con más del 60 por ciento de los votos. Y todos los encuestadores que sondearon la opinión de los chilenos en 1980 coincidieron en que lo respaldaba una mayoría. Luego, él fue parte del poder Ejecutivo, Legislativo y Constituyente hasta 1980, compartiéndolo con el resto de la Junta; y fue Presidente elegido hasta 1989, de acuerdo con la Constitución. Esas razones explican su permanencia.
Quinta pregunta: "¿Cuál fue la actitud que tuvo el General frente a los miembros de las Fuerzas Armadas que se opusieron al hecho de que él mantuviera el poder político, aún cuando habían sido partidarios del Golpe?"
Se aclaró antes que él compartía el poder en la Junta, hasta 1981. Después, fue titular electo del Ejecutivo y la Junta del Legislativo. Que se supiera, el único general que se alzó contra las políticas sustentadas por la Junta fue el general Leigh, quien fue destituido por acuerdo unánime del resto de la misma Junta, dentro de sus atribuciones, tal como lo hiciera años más tarde, en 1985, con el general Mendoza. No se supo de otras disidencias.
En una oportunidad en que participé, como director de un diario, en un almuerzo con el general Pinochet, en los años '70, él nos expresó algo así como: "Ustedes creen que es muy fácil prescindir de los servicios de un general (había presiones de los civiles partidarios del Gobierno Militar para que se destituyera a un alto ofical cuyas actuaciones eran muy criticadas). "Pero", continuó Pinochet, "si yo remuevo a un general, comienza a sonar en mi oficina el teléfono interno del Ejército y desde distintos puntos del país me piden respetuosamente explicar las razones de la remoción. Y eso es una situación delicada para cualquier Comandante en Jefe", nos expresó, dándonos a entender que su proceder requería un equilibrio muy cuidadoso.
Sexta pregunta: "¿Hay forma de demostrar la muerte de alguno de ellos como hecho no fortuito?".
Hasta ahora nadie ha probado eso, pese a que se ha intentado probar la intervención oficial en muertes sabidamente explicadas por otros motivos, como el suicidio de Salvador Allende, el cáncer terminal de Pablo Neruda y la desafortunada intervención quirúrgica que le costó la vida a Eduardo Frei Montalva (similar a la que casi le costó la vida, a manos del mismo cirujano, a la senadora Isabel Allende, que por eso ha declarado públicamente no compartir la tesis del "asesinato de Frei"). Pero nunca se ha aportado una prueba seria de la muerte de algún general disidente "como hecho no fortuito".
Séptima pregunta: "¿Por qué razón la derecha, partidaria de las libertades individuales, justificó que éstas se sacrificaran durante tanto tiempo? ¿Hay algún tipo de bien que legitime la coerción de la libertad? ¿Por cuanto tiempo?"
La derecha se preocupó de inspirar al Gobierno Militar con su ideario de defensa de las libertades, y por eso bajo ese régimen fueron consagradas muchas libertades que el socialismo había cercenado o limitado. Los chilenos tuvieron cada vez más libertad para elegir, trabajar, emprender, viajar y disponer de lo suyo. Luego, no se sentían menos libres bajo el Gobierno Militar, sino todo lo contrario. La libertad política estaba limitada por el receso de los partidos, pero había amplia crítica pública a las políticas oficiales. En los años '80 me correspondió probar, ante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, que las publicaciones semanales de carácter político, sañudamente críticas del Gobierno Militar, como "Análisis", "Cauce", "Apsi" y "Ercilla" (esta última fue reemplazada después por "Hoy"), eran más numerosas que las publicaciones semanales favorables al Gobierno Militar. Había diarios de oposición, como "Fortín Mapocho" y, en los '80, "La Época". Cuando este último diario apareció, muchos dijeron, "ahora vamos a saber la verdad de las cosas", pero resultó que no traía nada que no apareciera en el resto de la prensa existente y a la cual se tachaba de "sometida al régimen". Y justamente por eso "La Época" no prosperó. No se vendía. Finalmente, fue el propio Gobierno Militar el que impulsó una Carta Fundamental con plenas garantías de libertad política y sus leyes complementarias sobre Partidos y Elecciones, complementando así las restantes libertades individuales con la de carácer político-partidista y electoral. Y por eso pudo llegar una plena democracia que rige hasta hoy y que fue establecida por el Gobierno Militar y no, como algunos repiten sin base, "conquistada" por sus adversarios.
Termina Teresa Marinovic su artículo diciendo: "El hecho es que la derecha, la derecha en ruinas, no ha querido (no hemos querido) dar una respuesta seria a esas preguntas".
Bueno, yo soy de derecha y las he procurado responder, creo, seriamente. He escrito libros que lo hacen parcialmente, como "La Verdad del Juicio a Pinochet", "Terapia para Cerebros Lavados" y, últimamente, "Ni Verdad Ni Reconciliación", que puede leerse, bajo el título de "El Libro de las Verdades Olvidadas", en este mismo blog, con fecha 10 de septiembre (en realidad, apareció el 11, pero este blog tiene el horario atrasado, no sé por qué). Más de tres mil personas ya lo han bajado a sus computadores y, supuestamente, leído, lo que no es frecuente para un libro chileno. También puede encontrarse, bajo el título de "Ni Verdad Ni Reconciliación", "en las buenas librerías". No ha tenido "lanzamiento" porque a estas alturas al lanzamiento de un libro que reivindique la verdad histórica no acudiría casi nadie, por miedo a la "funa" comunista. Y hasta ahora la prensa casi no lo ha mencionado ("La Tercera" sí, una vez).
El tema de fondo consiste en explicar por qué la derecha está "en ruinas", como dice Teresa Marinovic. Y yo creo que la razón ha sido que ella se hizo parte de un gobierno que no la representa, ha traicionado la memoria de otro que sí la representó, ha contribuido a encarcelar ilegal e injustamente a los militares que la salvaron a ella y al país del totalitarismo y, en fin, porque retrocede constantemente ante la propaganda adversa, sin ser capaz de defender ni sus propias actuaciones ni sus propias ideas.
Pero he leído (miércoles 6) en "El Mostrador" su columna "El ocaso de la derecha y las preguntas pendientes sobre Pinochet". Y tras leerla pienso que, claramente, ya no estamos tan de acuerdo. Para mí es evidente que ella no salió indemne del vendaval publicitario marxista desatado con motivo de los 40 años del Once. Eso se refleja en sus siete preguntas sobre Pinochet y, por eso mismo, me he sentido inmediatamente desafiado a contestarlas, en mi triple calidad de derechista confeso, experto autodesignado en la historia chilena del último medio siglo e inmune autodeclarado al lavado cerebral marxista.
Primera pregunta de Teresa: "¿Se puede sostener --con base racional-- que Pinochet no estuviera al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos?"
Ahí ya ella nos comunica que ha sido presa de la principal consigna adversaria: los "atropellos a los derechos humanos", discurridos por la izquierda marxista. Si un guerrillero suyo mata a un militar, no hay atropello a los derechos humanos. Si un militar mata a un terrorista, sí lo hay, aunque el que declaró la guerra, el agresor, haya sido el terrorismo marxista. La de los "derechos humanos" es una doctrina ad hoc. La izquierda se armó para tomar el poder matando gente. Pero, mediante una propaganda incesante, se ha transformado en víctima. Hábil travestismo, pues anunció que sería victimaria (ahí están los acuerdos unánimes de sucesivos Congresos del Partido Socialista declarando la guerra armada a la "democracia burguesa"), tenía el contingente de tropas, precisado por Altamirano en unos diez mil efectivos; la OEA contabilizó entre doce y quince mil ingresos clandestinos al país durante la UP, y no de gente que viniera a apoyar la labor de las Hermanitas de los Pobres. En 1972 chocaba en Curimón una camioneta cargada de metralletas e inscrita a nombre de la secretaria del Presidente Allende, la "Payita", señalando como su domicilio el Palacio de La Moneda. Un guerrillero extranjero, empleado en una empresa intervenida, asesinaba de un tiro a un teniente de Ejército (Héctor Lacrampette), en agosto de 1973. Entonces los principales líderes de la mayoría democrática llamaron a las Fuerzas Armadas a intervenir. "Esto se arregla sólo con fusiles", proclamaba Frei Montalva. Y los uniformados acudieron al llamado, con fusiles. Entonces ahora Teresa pregunta si Pinochet estaba "al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". Por supuesto, no sólo él, sino que todos estábamos al tanto, "antes de la batalla". Sabíamos que había miles de personas dispuestas a matar para tomarse el poder, pero no sabíamos si iban a triunfar. No sabíamos cuán efectivos eran los extremistas ni tampoco si las Fuerzas Armadas y Carabineros se iban a dividir e iba a haber una guerra civil. Pinochet tampoco lo sabía. Pero sí tenía claro que debía usar las armas. Entre el 11 de septiembre y el 31 de diciembre de 1973, según las dos comisiones formadas por la Concertación, hubo 1.823 muertos, 301 a manos de la guerrilla extremista y 1.522 a manos de los uniformados. Es decir, el 57 por ciento del total registrado entre 1973 y 1990. Y en esos tres meses las voces de los líderes políticos democráticos defendían en todos los tonos el actuar de las Fuerzas Armadas y Carabineros. Pero ni Pinochet ni todos estábamos "al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". De hecho, creíamos que el número de muertos era mucho mayor, pues la prensa extranjera hablaba de cien mil y yo pensaba que exageraban y que no pasaban de diez mil. ¿Sabía Pinochet lo que hacía cada uno de los cincuenta mil uniformados desplegados para terminar con la guerrilla armada? No podía saberlo. Cuando en octubre, en el norte, un solo oficial subalterno, por sí y ante sí, ordenó ejecutar a más de medio centenar de personas en La Serena, Antofagasta y Calama, Pinochet recibió versiones contradictorias sobre los responsables del hecho. No podía saber cuál de sus generales decía la verdad. Por consiguiente, no podía materialmente "estar al tanto de lo que ocurría en materia de derechos humanos". Han transcurrido quince años desde que se reabrió proceso por esos hechos del norte, y todavía no se cierra. Ya antes, en 1986, habían sido investigados por el juez de Antofagasta y terminado en la aplicación de la amnistía. Pero los distintos oficiales intervinientes en ellos polemizaban en cartas a "El Mercurio", atribuyéndose mutuamente las culpas. ¿Cómo iba a saber Pinochet la verdad entonces? Yo investigué el caso y escribí un libro al respecto y, creo, llegué a la verdad. Y tuve ocasión de explicársela al Presidente Pinochet poco antes de su muerte. Mi versión lo sorprendió mucho, sobre todo al saber que oficiales inferiores, a los cuales consideraba sus amigos, habían procurado descargar en él culpas propias. Entonces, Teresa, Pinochet "no estaba al tanto" de un sinnúmero de cosas. Ni nadie, de todas ellas. Ésa es la respuesta.
Segunda pregunta: "Si estuvo al tanto de lo que ocurría, con la brutalidad y arbitrariedad con que de hecho ocurrió, ¿pensaba que esos hechos se justificaban en términos de legítima defensa?"
El tenor de esta sola pregunta revela que Teresa "compró el paquete propagandístico de la izquierda". Pinochet no estaba al tanto de todo lo que ocurría, porque le habría sido imposible, pero suponía, como Frei Montalva, Aylwin, Jarpa o yo, que los militares disparaban contra los guerrilleros y que éstos disparaban contra aquéllos. Los primeros disparaban mejor (1.522 muertos) y los segundos peor (301 muertos). Y como Frei Montalva, Aylwin, Jarpa y yo habíamos llamado a los uniformados precisamente para eso, los defendíamos. Jarpa y yo, hasta hoy; Frei Montalva y Aylwin, hasta que se les pasó el miedo y les volvió la ambición. Ya a mediados de 1974 Aylwin, sintiendo que su vida no corría peligro y que extrañaba demasiado el poder, fue a visitar al ministro de la Corte Suprema, Rafael Retamal, para representarle el hecho de que no se estaban acogiendo muchos recursos de amparo de detenidos por sospechas de pertenecer a la guerrilla. El juez Retamal le replicó (según versión de Aylwin en sus memorias): "Mire, Patricio, los extremistas nos iban a matar a todos. Ante esta realidad, dejemos que los militares hagan la parte sucia, después llegará la hora del derecho". Ése era el pensamiento de un juez. ¿Usted cree que el pensamiento del general Pinochet podía ser más exigente que el de un juez, en materia de derechos humanos? Ese juez, que era de inclinación pro-DC, sabidamente, no creía que hubiera "brutalidad y arbitrariedad", como usted lo cree ahora, 40 años después; y sí creía que había una respuesta proporcionada al peligro que amenazaba a nuestra sociedad. Entre otras razones, porque el Intendente de Santiago, durante la UP, había proclamado públicamente, respecto de los ministros de la Corte Suprema, que "habría que matar a todos estos viejos momios", por el delito de hacer respetar el derecho de propiedad contra las "tomas" ilegales amparadas por el gobierno UP.
Tercera pregunta: "Si realmente estábamos en estado de guerra y había antecedentes como para suponer que existía capacidad real de resistencia de parte del enemigo ¿con qué estándar ético se forma en el Ejército de Chile para enfrentar al enemigo?"
Hace unas semanas, en el programa "Tolerancia Cero", el abogado Luis Valentín Ferrada acreditó que desde hace muchos años los oficiales de inteligencia antisubversiva chilenos recibieron instrucción en los Estados Unidos, incluso durante el gobierno de la Unidad Popular. Hoy día vemos en las noticias que los norteamericanos, en la lucha antiterrorista, están unánimemente en favor de la eliminación física de los sospechosos de terrorismo, mediante drones o cohetes lanzados desde helicópteros. El Presidente Obama, Premio Nobel de la Paz, mandó matar a Osama Bin Laden sin forma de juicio y luego lanzó sus restos al mar, con unánime respaldo mundial. El ex Presidente Bush, en sus memorias, explica que métodos de apremio, como sumergir la cabeza de los sospechosos bajo el agua hasta que revelaran sus proyectos secretos de atentados, allá son legales. Los israelíes pasaban año a año leyes regulando la tortura en la lucha antiterrorista. Acá, bajo Allende y bajo Frei Montalva, no habiendo una amenaza terrorista generalizada, sí se practicaba la tortura en los interrogatorios de la policía política, como está ampliamente documentado. Todos esos eran "estándares éticos" en su momento y habría sido extraño que, ante la amenaza de un terrorismo armado y activo de más de veinte mil efectivos, el Gobierno Militar se hubiera puesto más riguroso que sus antecesores civiles, los Estados Unidos o Israel para enfrentar al terrorismo extremista. Claro, hay una diferencia: cuando los soldados norteamericanos que han luchado así contra el terrorismo llegan a un aeropuerto, la gente se pone de pie y los aplaude; acá los meten presos.
Cuarta pregunta: "Más allá del Golpe ¿hay alguna razón que explique que Pinochet se mantuviera en el poder durante el tiempo que lo hizo, sólo en su calidad de General Libertador de la amenaza marxista?"
Bueno, la autoridad ejecutiva del Gobierno Militar, hasta 1981, residió en la Junta Militar de Gobierno, que fue presidida por Pinochet. No fue un régimen unipersonal. Después de 1980, Pinochet fue Presidente elegido en un plebiscito, con más del 60 por ciento de los votos. Y todos los encuestadores que sondearon la opinión de los chilenos en 1980 coincidieron en que lo respaldaba una mayoría. Luego, él fue parte del poder Ejecutivo, Legislativo y Constituyente hasta 1980, compartiéndolo con el resto de la Junta; y fue Presidente elegido hasta 1989, de acuerdo con la Constitución. Esas razones explican su permanencia.
Quinta pregunta: "¿Cuál fue la actitud que tuvo el General frente a los miembros de las Fuerzas Armadas que se opusieron al hecho de que él mantuviera el poder político, aún cuando habían sido partidarios del Golpe?"
Se aclaró antes que él compartía el poder en la Junta, hasta 1981. Después, fue titular electo del Ejecutivo y la Junta del Legislativo. Que se supiera, el único general que se alzó contra las políticas sustentadas por la Junta fue el general Leigh, quien fue destituido por acuerdo unánime del resto de la misma Junta, dentro de sus atribuciones, tal como lo hiciera años más tarde, en 1985, con el general Mendoza. No se supo de otras disidencias.
En una oportunidad en que participé, como director de un diario, en un almuerzo con el general Pinochet, en los años '70, él nos expresó algo así como: "Ustedes creen que es muy fácil prescindir de los servicios de un general (había presiones de los civiles partidarios del Gobierno Militar para que se destituyera a un alto ofical cuyas actuaciones eran muy criticadas). "Pero", continuó Pinochet, "si yo remuevo a un general, comienza a sonar en mi oficina el teléfono interno del Ejército y desde distintos puntos del país me piden respetuosamente explicar las razones de la remoción. Y eso es una situación delicada para cualquier Comandante en Jefe", nos expresó, dándonos a entender que su proceder requería un equilibrio muy cuidadoso.
Sexta pregunta: "¿Hay forma de demostrar la muerte de alguno de ellos como hecho no fortuito?".
Hasta ahora nadie ha probado eso, pese a que se ha intentado probar la intervención oficial en muertes sabidamente explicadas por otros motivos, como el suicidio de Salvador Allende, el cáncer terminal de Pablo Neruda y la desafortunada intervención quirúrgica que le costó la vida a Eduardo Frei Montalva (similar a la que casi le costó la vida, a manos del mismo cirujano, a la senadora Isabel Allende, que por eso ha declarado públicamente no compartir la tesis del "asesinato de Frei"). Pero nunca se ha aportado una prueba seria de la muerte de algún general disidente "como hecho no fortuito".
Séptima pregunta: "¿Por qué razón la derecha, partidaria de las libertades individuales, justificó que éstas se sacrificaran durante tanto tiempo? ¿Hay algún tipo de bien que legitime la coerción de la libertad? ¿Por cuanto tiempo?"
La derecha se preocupó de inspirar al Gobierno Militar con su ideario de defensa de las libertades, y por eso bajo ese régimen fueron consagradas muchas libertades que el socialismo había cercenado o limitado. Los chilenos tuvieron cada vez más libertad para elegir, trabajar, emprender, viajar y disponer de lo suyo. Luego, no se sentían menos libres bajo el Gobierno Militar, sino todo lo contrario. La libertad política estaba limitada por el receso de los partidos, pero había amplia crítica pública a las políticas oficiales. En los años '80 me correspondió probar, ante la Asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa, que las publicaciones semanales de carácter político, sañudamente críticas del Gobierno Militar, como "Análisis", "Cauce", "Apsi" y "Ercilla" (esta última fue reemplazada después por "Hoy"), eran más numerosas que las publicaciones semanales favorables al Gobierno Militar. Había diarios de oposición, como "Fortín Mapocho" y, en los '80, "La Época". Cuando este último diario apareció, muchos dijeron, "ahora vamos a saber la verdad de las cosas", pero resultó que no traía nada que no apareciera en el resto de la prensa existente y a la cual se tachaba de "sometida al régimen". Y justamente por eso "La Época" no prosperó. No se vendía. Finalmente, fue el propio Gobierno Militar el que impulsó una Carta Fundamental con plenas garantías de libertad política y sus leyes complementarias sobre Partidos y Elecciones, complementando así las restantes libertades individuales con la de carácer político-partidista y electoral. Y por eso pudo llegar una plena democracia que rige hasta hoy y que fue establecida por el Gobierno Militar y no, como algunos repiten sin base, "conquistada" por sus adversarios.
Termina Teresa Marinovic su artículo diciendo: "El hecho es que la derecha, la derecha en ruinas, no ha querido (no hemos querido) dar una respuesta seria a esas preguntas".
Bueno, yo soy de derecha y las he procurado responder, creo, seriamente. He escrito libros que lo hacen parcialmente, como "La Verdad del Juicio a Pinochet", "Terapia para Cerebros Lavados" y, últimamente, "Ni Verdad Ni Reconciliación", que puede leerse, bajo el título de "El Libro de las Verdades Olvidadas", en este mismo blog, con fecha 10 de septiembre (en realidad, apareció el 11, pero este blog tiene el horario atrasado, no sé por qué). Más de tres mil personas ya lo han bajado a sus computadores y, supuestamente, leído, lo que no es frecuente para un libro chileno. También puede encontrarse, bajo el título de "Ni Verdad Ni Reconciliación", "en las buenas librerías". No ha tenido "lanzamiento" porque a estas alturas al lanzamiento de un libro que reivindique la verdad histórica no acudiría casi nadie, por miedo a la "funa" comunista. Y hasta ahora la prensa casi no lo ha mencionado ("La Tercera" sí, una vez).
El tema de fondo consiste en explicar por qué la derecha está "en ruinas", como dice Teresa Marinovic. Y yo creo que la razón ha sido que ella se hizo parte de un gobierno que no la representa, ha traicionado la memoria de otro que sí la representó, ha contribuido a encarcelar ilegal e injustamente a los militares que la salvaron a ella y al país del totalitarismo y, en fin, porque retrocede constantemente ante la propaganda adversa, sin ser capaz de defender ni sus propias actuaciones ni sus propias ideas.
martes, 5 de noviembre de 2013
Observatorio del Cinismo General
Cuando el Mal es denominado Bien; cuando la Inmoralidad es llamada Ética; cuando la Mentira Flagrante es descrita como Verdad Judicial; cuando el Soborno determina la "Opinión Mayoritaria"; cuando el Engaño y la Traición a los más indefensos de la sociedad son premiados con alza en los Índices de Popularidad; cuando los Delincuentes Armados son dejados libres y quienes han cumplido la misión de enfrentarlos son mandados Presos; cuando los Medios son manipulados sistemáticamente para ocultar una parte de la Verdad; cuando la Ley no se aplica y se nos dice que eso es Estado de Derecho; y cuando ante todo ello se nos pretende convencer de que vivimos una situación de normalidad democrática, quiere decir que la sociedad está enferma.
Chile es hoy una sociedad enferma. No sé si terminal, pero al menos parcialmente terminal, de una época de la vida nacional. Esto no puede seguir y no va a seguir. Muchas veces he dicho que nos ha llegado el tiempo de darnos "un balazo en el pie". Ahora no sé si irá a ser sólo en el pie.
El espectáculo que se está brindando a raíz del episodio del propuesto "Observatorio Judicial" es un síntoma de esa enfermedad terminal.
¡Un Observatorio Judicial a raíz de que los jueces de izquierda dejan a los delincuentes libres! ¿Y qué Obervatorio han propuesto ante la sucesión de inconstitucionalidades, arbitrariedades e ilegalidades flagrantes cometidas por la justicia de izquierda contra los presos (decenas) y procesados (centenares) políticos que hay en el país, los ciudadanos más débiles e indefensos de todos, porque nadie significativo intercede por ellos y sólo alguien se dirige a ellos cuando necesita sus votos, pero sólo para engañarlos, prometiéndoles lo que sabe que no va a cumplir, para, después, añadir daño al insulto, agravándoles las condiciones de su encarcelamiento ilegal?
En mi ya no corta vida nunca había visto a hombres públicos ni al país caer tan bajo. Hablo de ética. Pero de la ética de verdad, la que consiste en ser honestos, en premiar a los que lo son y no, porque en un momento dado nos conviene, hasta al más pillo de los pillos.
¡Qué risible resulta, en este país moralmente canceroso, esta idea de un "Observatorio Judicial"! Sólo porque a los delincuentes los jueces de izquierda no les hacen nada, cuando durante décadas otros jueces de izquierda, un poco mayores, se han ensañado con total impunidad, mediante la prevaricación reiterada, la arbitrariedad, la parcialidad y la mentira, para poner entre rejas a los más débiles de nuestra sociedad, los uniformados "caídos tras las líneas enemigas". Los que tuvieron la ingenuidad de acudir al llamado de los líderes políticos democráticos y de sus cónyuges que les iban a lanzar granos de maíz a sus cuarteles, para derrotar por las armas, sufriendo centenares de víctimas, a quienes iban a usar sus propias armas soviéticas y cubanas para quitarles a esos líderes y a todos los civiles sus libertades, sus bienes y sus propiedades.
¿Cuántos de los que deben sus enormes fortunas de hoy a esa salvación van a visitar a los pobres presos políticos octogenarios que viven mendigando alimentos básicos y modestas frazadas para sobrevivir en el penal, ahora más hacinado, debido a que el multimillonario que hizo su fortuna bajo el Gobierno Militar y que la ha vuelto a multiplicar por dos y media veces, según Forbes, bajo el propio suyo, decidió incrementarles el castigo por salvar a Chile, trasladándolos a una cárcel peor? (Otro buen negocio, otra "pasada" típica suya, pues dicen que le permitió ganar tres puntos en las encuestas cancerosas de la sociedad cancerosa que así premia el engaño y la traición).
Risible "Observatorio Judicial", tan "observador" que ni siquiera se ha dado cuenta, a lo largo de los años, de que los "secuestrados permanentes", según los jueces de izquierda, supuestamente mantenidos privados de libertad por los secuestradores condenados por ellos que se han suicidado o muerto, pese a esto último no reaparecen liberados por ninguna parte. ¿Sería que esos jueces en sus sentencias no estaban diciendo la verdad? ¿Sería que la Verdad Judicial era, en realidad, Mentira Judicial, y los tales secuestrados no existían y, por tanto, tampoco había tal delito ni debería haber habido tal condena? ¿Cómo a nadie se le ocurrió nunca, ni se le ocurre ahora, "observar" esas cosas tan evidentes?
"Inobservada" hasta hoy continúa una fantástica jueza de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, digna de siquiera una mirada, que en una sentencia de hace pocos años dictaminó que el mirista Woodward, fallecido certificadamente en un hospital del Puerto y enterrado en el respectivo cementerio, también documentadamente, ¡permanecía secuestrado en recintos de la Armada! Lo dijo por escrito y tengo copia de su sentencia. ¿Cómo es que a nadie se le ocurrió, no digo "observar", sino dar apenas una mirada para ver semejantes prevaricaciones?
En estos días debe estar llegando a librerías una obra de gran peso, "Procesos sobre Violaciones a los Derechos Humanos: inconstitucionalidades, arbitrariedades, ilegalidades", del abogado Adolfo Paul Latorre. Medio millar de páginas acerca de los desvaríos de una mal llamada "justicia" que ha atropellado todos los derechos de los chilenos más indefensos de todos. Pues estoy cierto de que no hay ningún otro grupo en nuestra sociedad más desamparado, ninguno que no se alce, proteste ni encuentre defensa cuando se le priva del más elemental derecho ciudadano, que es el de que se le apliquen las leyes.
Aquí todos nos hemos "hecho los lesos" con las tropelías jurídicas cometidas contra los militares (r). Yo sólo he levantado la voz con porfía, pero tal vez debiendo haberme jugado mucho más. Otros han aportado un trabajo jurídico notable, como el jurista Adolfo Paul y su "Yo Acuso" de quinientas páginas. En la Francia finisecular de Emile Zola su "J'Accusse" fue capaz de cambiar el estado de cosas. Es que allá y entonces había una fibra moral sana en la sociedad, que hoy acá ya no existe. ¿Qué han dicho las Fuerzas Armadas frente al escándalo de la prevaricación contra sus camaradas? ¡Nada! Si algún militar activo ha levantado la voz ha sido para aportar un clavo adicional a esa crucifixión judicial. ¿Qué ha dicho el Colegio de Abogados al respecto? ¡Nada! Mi difunto amigo Álvaro Bardón me decía que los abogados debíamos ir a romper nuestros carnets ante los Tribunales. ¡Qué iluso era! ¡Como si a los jueces izquierdistas caraduras, capaces de limpiarse con todas las leyes, la Constitución y la Verdad, que ni siquiera cumplían con tomarles la declaración indagatoria a los reos injustamente condenados, les fuera a importar algo que rompiéramos nuestros carnets en el frontis de los Tribunales! Mucho más, para el caso, les importaba que el MIR o el FPMR les pusieran una bomba en sus departamentos, como lo hicieron cuando alguna vez cumplieron su rol judicial y aplicaron la Ley de Amnistía. Una funa comunista es mucho más efectiva que la rotura del carnet de un abogado legalista.
¡Observatorio Judicial! ¡No me embromen, por favor! Como solían decir las actas de sesiones del antiguo Senado, cuando algún padre conscripto ponía en evidencia algún absurdo extremo de la conducta parlamentaria o gubernamental: "RISAS EN TRIBUNAS Y GALERÍAS".
Chile es hoy una sociedad enferma. No sé si terminal, pero al menos parcialmente terminal, de una época de la vida nacional. Esto no puede seguir y no va a seguir. Muchas veces he dicho que nos ha llegado el tiempo de darnos "un balazo en el pie". Ahora no sé si irá a ser sólo en el pie.
El espectáculo que se está brindando a raíz del episodio del propuesto "Observatorio Judicial" es un síntoma de esa enfermedad terminal.
¡Un Observatorio Judicial a raíz de que los jueces de izquierda dejan a los delincuentes libres! ¿Y qué Obervatorio han propuesto ante la sucesión de inconstitucionalidades, arbitrariedades e ilegalidades flagrantes cometidas por la justicia de izquierda contra los presos (decenas) y procesados (centenares) políticos que hay en el país, los ciudadanos más débiles e indefensos de todos, porque nadie significativo intercede por ellos y sólo alguien se dirige a ellos cuando necesita sus votos, pero sólo para engañarlos, prometiéndoles lo que sabe que no va a cumplir, para, después, añadir daño al insulto, agravándoles las condiciones de su encarcelamiento ilegal?
En mi ya no corta vida nunca había visto a hombres públicos ni al país caer tan bajo. Hablo de ética. Pero de la ética de verdad, la que consiste en ser honestos, en premiar a los que lo son y no, porque en un momento dado nos conviene, hasta al más pillo de los pillos.
¡Qué risible resulta, en este país moralmente canceroso, esta idea de un "Observatorio Judicial"! Sólo porque a los delincuentes los jueces de izquierda no les hacen nada, cuando durante décadas otros jueces de izquierda, un poco mayores, se han ensañado con total impunidad, mediante la prevaricación reiterada, la arbitrariedad, la parcialidad y la mentira, para poner entre rejas a los más débiles de nuestra sociedad, los uniformados "caídos tras las líneas enemigas". Los que tuvieron la ingenuidad de acudir al llamado de los líderes políticos democráticos y de sus cónyuges que les iban a lanzar granos de maíz a sus cuarteles, para derrotar por las armas, sufriendo centenares de víctimas, a quienes iban a usar sus propias armas soviéticas y cubanas para quitarles a esos líderes y a todos los civiles sus libertades, sus bienes y sus propiedades.
¿Cuántos de los que deben sus enormes fortunas de hoy a esa salvación van a visitar a los pobres presos políticos octogenarios que viven mendigando alimentos básicos y modestas frazadas para sobrevivir en el penal, ahora más hacinado, debido a que el multimillonario que hizo su fortuna bajo el Gobierno Militar y que la ha vuelto a multiplicar por dos y media veces, según Forbes, bajo el propio suyo, decidió incrementarles el castigo por salvar a Chile, trasladándolos a una cárcel peor? (Otro buen negocio, otra "pasada" típica suya, pues dicen que le permitió ganar tres puntos en las encuestas cancerosas de la sociedad cancerosa que así premia el engaño y la traición).
Risible "Observatorio Judicial", tan "observador" que ni siquiera se ha dado cuenta, a lo largo de los años, de que los "secuestrados permanentes", según los jueces de izquierda, supuestamente mantenidos privados de libertad por los secuestradores condenados por ellos que se han suicidado o muerto, pese a esto último no reaparecen liberados por ninguna parte. ¿Sería que esos jueces en sus sentencias no estaban diciendo la verdad? ¿Sería que la Verdad Judicial era, en realidad, Mentira Judicial, y los tales secuestrados no existían y, por tanto, tampoco había tal delito ni debería haber habido tal condena? ¿Cómo a nadie se le ocurrió nunca, ni se le ocurre ahora, "observar" esas cosas tan evidentes?
"Inobservada" hasta hoy continúa una fantástica jueza de la Corte de Apelaciones de Valparaíso, digna de siquiera una mirada, que en una sentencia de hace pocos años dictaminó que el mirista Woodward, fallecido certificadamente en un hospital del Puerto y enterrado en el respectivo cementerio, también documentadamente, ¡permanecía secuestrado en recintos de la Armada! Lo dijo por escrito y tengo copia de su sentencia. ¿Cómo es que a nadie se le ocurrió, no digo "observar", sino dar apenas una mirada para ver semejantes prevaricaciones?
En estos días debe estar llegando a librerías una obra de gran peso, "Procesos sobre Violaciones a los Derechos Humanos: inconstitucionalidades, arbitrariedades, ilegalidades", del abogado Adolfo Paul Latorre. Medio millar de páginas acerca de los desvaríos de una mal llamada "justicia" que ha atropellado todos los derechos de los chilenos más indefensos de todos. Pues estoy cierto de que no hay ningún otro grupo en nuestra sociedad más desamparado, ninguno que no se alce, proteste ni encuentre defensa cuando se le priva del más elemental derecho ciudadano, que es el de que se le apliquen las leyes.
Aquí todos nos hemos "hecho los lesos" con las tropelías jurídicas cometidas contra los militares (r). Yo sólo he levantado la voz con porfía, pero tal vez debiendo haberme jugado mucho más. Otros han aportado un trabajo jurídico notable, como el jurista Adolfo Paul y su "Yo Acuso" de quinientas páginas. En la Francia finisecular de Emile Zola su "J'Accusse" fue capaz de cambiar el estado de cosas. Es que allá y entonces había una fibra moral sana en la sociedad, que hoy acá ya no existe. ¿Qué han dicho las Fuerzas Armadas frente al escándalo de la prevaricación contra sus camaradas? ¡Nada! Si algún militar activo ha levantado la voz ha sido para aportar un clavo adicional a esa crucifixión judicial. ¿Qué ha dicho el Colegio de Abogados al respecto? ¡Nada! Mi difunto amigo Álvaro Bardón me decía que los abogados debíamos ir a romper nuestros carnets ante los Tribunales. ¡Qué iluso era! ¡Como si a los jueces izquierdistas caraduras, capaces de limpiarse con todas las leyes, la Constitución y la Verdad, que ni siquiera cumplían con tomarles la declaración indagatoria a los reos injustamente condenados, les fuera a importar algo que rompiéramos nuestros carnets en el frontis de los Tribunales! Mucho más, para el caso, les importaba que el MIR o el FPMR les pusieran una bomba en sus departamentos, como lo hicieron cuando alguna vez cumplieron su rol judicial y aplicaron la Ley de Amnistía. Una funa comunista es mucho más efectiva que la rotura del carnet de un abogado legalista.
¡Observatorio Judicial! ¡No me embromen, por favor! Como solían decir las actas de sesiones del antiguo Senado, cuando algún padre conscripto ponía en evidencia algún absurdo extremo de la conducta parlamentaria o gubernamental: "RISAS EN TRIBUNAS Y GALERÍAS".
lunes, 4 de noviembre de 2013
Tolerancia Mil
¡Qué agradable fue para Sebastián Piñera volver a su ex canal y ser amablemente interrogado por las mismas personas que él contrató para "Tolerancia Cero", antes de vender la estación ventajosa, si bien tardíamente (en relación a su promesa de campaña), a un millonario norteamericano que ha sabido cuidar muy bien su línea de izquierda (los norteamericanos son muy izquierdistas en todo lo que no tenga que ver con su país o su propio patrimonio: ¿cuándo han hecho una reforma agraria como la que predicaron y hasta impusieron a otras naciones, entre ellas Chile?).
El momento más enternecedor del programa fue cuando se presentó como "pequeño accionista" de las Cascadas, y víctima de presuntos abusos. Es un "pequeño accionista" que le vendió a Norte Grande, una de las Cascadas, 1.900 millones de acciones de otra de las Cascadas, Oro Blanco, en US$ 26,7 millones, a precios superiores en 19,0, 24,9 y 35,3 por ciento a los de los días bursátiles previos. ¿Qué dirán los verdaderos minoritarios de este sedicente tal que le vendió acciones a su empresa con tanto sobreprecio? En "La Tercera" de 25 de octubre, p. 35, están publicadas otras operaciones aun mayores que ésa, atribuibles a este singular minoritario. Debe ser, entre los mismos, el que más ha ganado a costa de las viles "empresas abusadoras", vendiéndoles acciones a precios sobre el de mercado.
También despertó admiración su cultura cívica, al señalar que votando "no" en el plebiscito de 1988 había contribuido a impedir la prolongación del Gobierno Militar. Es que él parece saber que a los chilenos se les puede contar cualquier cuento. Ninguno de sus amables circunstantes le replicó nada, siendo que precisamente el triunfo del voto "no" lo que hizo fue prolongar por un año más el Gobierno Militar. Si hubiera triunfado el "sí", aquél habría terminado un año antes, en 1989 en lugar de 1990; y se habría anticipado en un año la vigencia del articulado permanente de la Constitución, que estableció la plena democracia, poniéndose término al período transitorio final del régimen militar. ¡Admirable Sebastián Piñera, que no supo por qué votaba en 1988, y sigue sin saberlo!
Pero aún más admirable fue su intervención cuando llegó el momento en que Fernando Villegas, única voz que esporádicamente en ese programa suele velar por los fueros de la verdad histórica, se atrevió a preguntarle sobre el incumplimiento de su promesa hecha en 2009, como candidato y para conseguir el "voto militar", de velar por la legalidad de los procesos contra uniformados (r) actualmente sometidos a una generalizada prevaricación judicial. La promesa del entonces candidato Piñera se refirió explícitamente a reinvidicar la vigencia de la prescripción de los delitos, pero en "Tolerancia Mil" se le dejó pasar el argumento de que, según los tratados internacionales vigentes (ergo, no por culpa de él) los "delitos de lesa humanidad" supuestamente cometidos por los militares son imprescriptibles. Todo eso lo dijo con una cara dura impresionante, que no se debía sólo a la gruesa capa de maquillaje; y frente a la aquiescencia de sus contertulios, a los cuales visiblemente el tema no les interesa mayormente y, si les interesa en algo, es para influir en el sentido de que los militares sigan siendo perseguidos y condenados con argumentos ilegales y por razones exclusivamente políticas. Pues todo lo que le respondió Piñera al panel es falso. Es falso que se trate de "delitos de lesa humanidad", pues no corresponden a la tipificación de ellos que hace el Tratado de Roma; es falso que éste sea aplicable a sus casos, pues fue incorporado a la legislación chilena muchos años después de ocurridos los supuestos delitos; y, finalmente, es falso que autorice su juzgamiento, porque, al contrario, el Tratado de Roma y la ley que lo estableció en Chile en 2009 dijeron expresamente que no se deberán aplicar a hechos anteriores a su vigencia. Pero "la mula" presidencial "pasó" y el auditorio televisivo cautivo y aún más desinformado que el panel del programa la dejó pasar.
¡Brillante, Sebastián, "pequeño empresario abusado", que tiene muy cerca en su escritorio "una carpeta con sus promesas de campaña para no dejar de cumplir ninguna", pero que ha iniciado querellas contra militares(r) como ningún antecesor suyo y les ha empeorado las condiciones carcelarias como no lo hizo ningún anterior gobernante, por marxista que fuera!
En "Tolerancia Mil" volvió a "hacernos pasar por el aro" a todos. Una vez más. Así es que el país está preparado para comulgar de nuevo con su rueda de carreta en 2017.
El momento más enternecedor del programa fue cuando se presentó como "pequeño accionista" de las Cascadas, y víctima de presuntos abusos. Es un "pequeño accionista" que le vendió a Norte Grande, una de las Cascadas, 1.900 millones de acciones de otra de las Cascadas, Oro Blanco, en US$ 26,7 millones, a precios superiores en 19,0, 24,9 y 35,3 por ciento a los de los días bursátiles previos. ¿Qué dirán los verdaderos minoritarios de este sedicente tal que le vendió acciones a su empresa con tanto sobreprecio? En "La Tercera" de 25 de octubre, p. 35, están publicadas otras operaciones aun mayores que ésa, atribuibles a este singular minoritario. Debe ser, entre los mismos, el que más ha ganado a costa de las viles "empresas abusadoras", vendiéndoles acciones a precios sobre el de mercado.
También despertó admiración su cultura cívica, al señalar que votando "no" en el plebiscito de 1988 había contribuido a impedir la prolongación del Gobierno Militar. Es que él parece saber que a los chilenos se les puede contar cualquier cuento. Ninguno de sus amables circunstantes le replicó nada, siendo que precisamente el triunfo del voto "no" lo que hizo fue prolongar por un año más el Gobierno Militar. Si hubiera triunfado el "sí", aquél habría terminado un año antes, en 1989 en lugar de 1990; y se habría anticipado en un año la vigencia del articulado permanente de la Constitución, que estableció la plena democracia, poniéndose término al período transitorio final del régimen militar. ¡Admirable Sebastián Piñera, que no supo por qué votaba en 1988, y sigue sin saberlo!
Pero aún más admirable fue su intervención cuando llegó el momento en que Fernando Villegas, única voz que esporádicamente en ese programa suele velar por los fueros de la verdad histórica, se atrevió a preguntarle sobre el incumplimiento de su promesa hecha en 2009, como candidato y para conseguir el "voto militar", de velar por la legalidad de los procesos contra uniformados (r) actualmente sometidos a una generalizada prevaricación judicial. La promesa del entonces candidato Piñera se refirió explícitamente a reinvidicar la vigencia de la prescripción de los delitos, pero en "Tolerancia Mil" se le dejó pasar el argumento de que, según los tratados internacionales vigentes (ergo, no por culpa de él) los "delitos de lesa humanidad" supuestamente cometidos por los militares son imprescriptibles. Todo eso lo dijo con una cara dura impresionante, que no se debía sólo a la gruesa capa de maquillaje; y frente a la aquiescencia de sus contertulios, a los cuales visiblemente el tema no les interesa mayormente y, si les interesa en algo, es para influir en el sentido de que los militares sigan siendo perseguidos y condenados con argumentos ilegales y por razones exclusivamente políticas. Pues todo lo que le respondió Piñera al panel es falso. Es falso que se trate de "delitos de lesa humanidad", pues no corresponden a la tipificación de ellos que hace el Tratado de Roma; es falso que éste sea aplicable a sus casos, pues fue incorporado a la legislación chilena muchos años después de ocurridos los supuestos delitos; y, finalmente, es falso que autorice su juzgamiento, porque, al contrario, el Tratado de Roma y la ley que lo estableció en Chile en 2009 dijeron expresamente que no se deberán aplicar a hechos anteriores a su vigencia. Pero "la mula" presidencial "pasó" y el auditorio televisivo cautivo y aún más desinformado que el panel del programa la dejó pasar.
¡Brillante, Sebastián, "pequeño empresario abusado", que tiene muy cerca en su escritorio "una carpeta con sus promesas de campaña para no dejar de cumplir ninguna", pero que ha iniciado querellas contra militares(r) como ningún antecesor suyo y les ha empeorado las condiciones carcelarias como no lo hizo ningún anterior gobernante, por marxista que fuera!
En "Tolerancia Mil" volvió a "hacernos pasar por el aro" a todos. Una vez más. Así es que el país está preparado para comulgar de nuevo con su rueda de carreta en 2017.
sábado, 2 de noviembre de 2013
A la Espera del Izquierdazo
La lectura de las fúnebres expectativas de los comentaristas, editorialistas, blogueros y opinólogos, incluidos los de centro-derecha, nueva derecha y seudo-derecha, no hace sino confirmar las lamentables consecuencias que el entreguismo tiene en política.
Pues la derecha chilena ha renunciado a lo mejor que tiene, por haber sido convencida de que obró mal cuando obró bien. Lo mejor que hizo en los últimos cincuenta años fue llamar a los militares para que salvaran al país de convertirse en otro satélite soviético, y ahora muchos derechistas piden perdón por eso y el resto guarda silencio culpable.
Lo segundo mejor que hizo fue convencer a los militares de que un buen gobierno en lo económico-social, si adoptaba las ideas de la derecha, podía transformar a Chile en la economía más próspera de América Latina, tras haber vegetado por décadas entre las más mediocres, por haber hecho demasiadas concesiones al socialismo.
Y lo tercero mejor que hizo fue convencer a los mismos militares de que debían legar un régimen democrático protegido y estable, cosa que éstos hicieron respaldados por un macizo apoyo popular, manifestado en el plebiscito de 1980, que nadie nunca dudó de que representaba la opinión mayoritaria de los chilenos, como vinieron a comprobar en terreno, antes del plebiscito, los propios encuestadores norteamericanos de Gallup.
Pero para sostener todos esos logros con posterioridad al Gobierno Militar se necesitaba una derecha que tuviera personalidad, claridad de ideas y, sobre todo, fibra moral. Por suerte, como la canción era tanto mejor que el cantante, durante veinte años de triunfos electorales de sus adversarios de centro e izquierda, el modelo económico-social y político legado por el Gobierno Militar sobrevivió sólo con algunos raspados en la pintura. Y tal vez si esos adversarios hubieran seguido ganando el gobierno cada cuatro años el modelo habría sobrevivido, pero cupo la mala fortuna de que la derecha ganó la elección en 2010 en la más indeseable de las condiciones: encabezada por un cómplice activo de sus adversarios, de nombre Sebastián Piñera.
Éste, cual Caballo de Troya, se ha aprovechado de la falta de fibra moral del sector para destruirlo por dentro y tenerlo en este momento no sólo a merced de sus adversarios y listo para recibir una aleccionadora derrota electoral, sino que ha contribuido a desprestigiar al Gobierno Militar, criminalizándolo a él y a sus otrora partidarios (¡que son los suyos!) y a desvirtuar el modelo, aumentando el tamaño del Leviatán, subiendo impuestos, creando ministerios innecesarios, subsecretarías adicionales, superintendencias burocráticas y persiguiendo ilegalmente (contra su promesa de campaña) a uniformados en retiro que lucharon contra el terrorismo marxista, librando al país de él.
Colmó toda medida cuando, para agravarles odiosamente las penas (y ganar apoyo izquierdista en las encuestas), trasladó a esos reos, a estas alturas de avanzada edad y salud precaria, y en medio del ludibrio y las pedradas comunistas, a un penal más inhóspito y alejado de los centros médicos donde ellos deben atender los males propios de la vejez y las privaciones que los afligen.
Es decir, no sólo se ha convertido en cómplice activo de la degeneración del modelo, sino del odio extremista. Todo para ganar tres puntos de popularidad, que ciertamente provienen del extremismo y no de los sectores moderados, que silenciosamente repudian su traición.
Pues bien ¿qué ha dicho o hecho la derecha ante ello? Nada. Eso sólo expone más ostensiblemente su falta de fibra moral. ¿Qué dice ante la insólita carrera emprendida por el régimen para crear una "Subsecretaria de Derechos Humanos", en competencia con la candidata de izquierda y para anticiparse a ella, que la tiene en su programa? Nada. Es sabido que el entorno de los llamados "derechos humanos" es un artificio comunista para procurar la impunidad de la subversión de extrema izquierda en el mundo. Desde que el profesor, historiador y escritor Claudio Véliz comprobara documentadamente que "Amnesty International" había sido una creación de los agentes de Moscú, durante la guerra fría, para procurar un manto de protección a la guerrilla armada, toda esa temática no ha sido otra cosa que un tinglado desde el cual procurar la impunidad del terrorismo subversivo. Y el actual gobierno chileno ha sido mucho más proactivo que sus antecesores socialistas en perseguir a los militares que nos libraron de ese flagelo, triplicando el número de las querellas ilegales en su contra. Si usted le pregunta hoy a un militar en retiro, que es leal con sus compañeros presos políticos de la justicia de izquierda y del gobierno que los degrada y ofende, a quién prefiere en La Moneda, si a un sucesor de éste o a alguien como Michelle Bachelet, le expresan que a esta última, pues no interpuso mil nuevas querellas ni suprimió el humano Penal Cordillera, medidas con las cuales solidariza la actual candidata sucesora del actual gobierno. ¿Por qué ella no capta siquiera el "voto duro" de derecha? Dése usted mismo la respuesta.
Por esas razones ahora todos hacen presagios negros sobre el "izquierdazo" que está a punto de tener lugar en el país y que traerá las más negras consecuencias. Entonces, no preguntes por quién doblan las campanas: están doblando por ti. Ahora sí que fuiste un cómplice pasivo, defendiendo tanto al cómplice activo de la izquierda.
Yo ya en 2009 te advertí de las consecuencias y no me hiciste caso. Ahora soporta el "izquierdazo", y con tu pan te lo comas.
Pues la derecha chilena ha renunciado a lo mejor que tiene, por haber sido convencida de que obró mal cuando obró bien. Lo mejor que hizo en los últimos cincuenta años fue llamar a los militares para que salvaran al país de convertirse en otro satélite soviético, y ahora muchos derechistas piden perdón por eso y el resto guarda silencio culpable.
Lo segundo mejor que hizo fue convencer a los militares de que un buen gobierno en lo económico-social, si adoptaba las ideas de la derecha, podía transformar a Chile en la economía más próspera de América Latina, tras haber vegetado por décadas entre las más mediocres, por haber hecho demasiadas concesiones al socialismo.
Y lo tercero mejor que hizo fue convencer a los mismos militares de que debían legar un régimen democrático protegido y estable, cosa que éstos hicieron respaldados por un macizo apoyo popular, manifestado en el plebiscito de 1980, que nadie nunca dudó de que representaba la opinión mayoritaria de los chilenos, como vinieron a comprobar en terreno, antes del plebiscito, los propios encuestadores norteamericanos de Gallup.
Pero para sostener todos esos logros con posterioridad al Gobierno Militar se necesitaba una derecha que tuviera personalidad, claridad de ideas y, sobre todo, fibra moral. Por suerte, como la canción era tanto mejor que el cantante, durante veinte años de triunfos electorales de sus adversarios de centro e izquierda, el modelo económico-social y político legado por el Gobierno Militar sobrevivió sólo con algunos raspados en la pintura. Y tal vez si esos adversarios hubieran seguido ganando el gobierno cada cuatro años el modelo habría sobrevivido, pero cupo la mala fortuna de que la derecha ganó la elección en 2010 en la más indeseable de las condiciones: encabezada por un cómplice activo de sus adversarios, de nombre Sebastián Piñera.
Éste, cual Caballo de Troya, se ha aprovechado de la falta de fibra moral del sector para destruirlo por dentro y tenerlo en este momento no sólo a merced de sus adversarios y listo para recibir una aleccionadora derrota electoral, sino que ha contribuido a desprestigiar al Gobierno Militar, criminalizándolo a él y a sus otrora partidarios (¡que son los suyos!) y a desvirtuar el modelo, aumentando el tamaño del Leviatán, subiendo impuestos, creando ministerios innecesarios, subsecretarías adicionales, superintendencias burocráticas y persiguiendo ilegalmente (contra su promesa de campaña) a uniformados en retiro que lucharon contra el terrorismo marxista, librando al país de él.
Colmó toda medida cuando, para agravarles odiosamente las penas (y ganar apoyo izquierdista en las encuestas), trasladó a esos reos, a estas alturas de avanzada edad y salud precaria, y en medio del ludibrio y las pedradas comunistas, a un penal más inhóspito y alejado de los centros médicos donde ellos deben atender los males propios de la vejez y las privaciones que los afligen.
Es decir, no sólo se ha convertido en cómplice activo de la degeneración del modelo, sino del odio extremista. Todo para ganar tres puntos de popularidad, que ciertamente provienen del extremismo y no de los sectores moderados, que silenciosamente repudian su traición.
Pues bien ¿qué ha dicho o hecho la derecha ante ello? Nada. Eso sólo expone más ostensiblemente su falta de fibra moral. ¿Qué dice ante la insólita carrera emprendida por el régimen para crear una "Subsecretaria de Derechos Humanos", en competencia con la candidata de izquierda y para anticiparse a ella, que la tiene en su programa? Nada. Es sabido que el entorno de los llamados "derechos humanos" es un artificio comunista para procurar la impunidad de la subversión de extrema izquierda en el mundo. Desde que el profesor, historiador y escritor Claudio Véliz comprobara documentadamente que "Amnesty International" había sido una creación de los agentes de Moscú, durante la guerra fría, para procurar un manto de protección a la guerrilla armada, toda esa temática no ha sido otra cosa que un tinglado desde el cual procurar la impunidad del terrorismo subversivo. Y el actual gobierno chileno ha sido mucho más proactivo que sus antecesores socialistas en perseguir a los militares que nos libraron de ese flagelo, triplicando el número de las querellas ilegales en su contra. Si usted le pregunta hoy a un militar en retiro, que es leal con sus compañeros presos políticos de la justicia de izquierda y del gobierno que los degrada y ofende, a quién prefiere en La Moneda, si a un sucesor de éste o a alguien como Michelle Bachelet, le expresan que a esta última, pues no interpuso mil nuevas querellas ni suprimió el humano Penal Cordillera, medidas con las cuales solidariza la actual candidata sucesora del actual gobierno. ¿Por qué ella no capta siquiera el "voto duro" de derecha? Dése usted mismo la respuesta.
Por esas razones ahora todos hacen presagios negros sobre el "izquierdazo" que está a punto de tener lugar en el país y que traerá las más negras consecuencias. Entonces, no preguntes por quién doblan las campanas: están doblando por ti. Ahora sí que fuiste un cómplice pasivo, defendiendo tanto al cómplice activo de la izquierda.
Yo ya en 2009 te advertí de las consecuencias y no me hiciste caso. Ahora soporta el "izquierdazo", y con tu pan te lo comas.