"El que maneja el pasado, maneja el presente; y el que maneja el presente, maneja el futuro" (George Orwell).
En Chile la izquierda maneja el pasado, y lo hace con la colaboración de la derecha. Pues aquélla ha llevado a ésta a decir al respecto lo que la primera desea. Inicialmente fue Aylwin quien se dio vuelta y encargó el Informe Rettig para condenar al Gobierno Militar y canonizar a la izquierda. Tanto así que los muertos por los guerrilleros y terroristas de ésta (cerca de medio millar) los atribuyó a un ente indefinido llamado "violencia política", de modo que socialistas, miristas y comunistas quedaran indemnes.
Después empezaron a aparecer los "arrepentidos". El epítome fue cuando este año un diario de derecha fulminó al Gobierno Militar como "violador de los derechos humanos" y elevó a los altares al Informe Rettig como "verdad consensuada" de lo ocurrido, no siendo ni lo uno ni lo otro. Y más encima tenemos un "gobierno de centroderecha" (risas en tribunas y galerías) activo en la prosecución de la venganza marxista, cuyos últimos pasos son las querellas del Ministerio del Interior por la muerte del líder terrorista, prófugo de la justicia, Miguel Enríquez, en 1974, y del cantautor revolucionario pro-cubano Víctor Jara, en 1973, baleado por militares tras haber caído preso en la Universidad Técnica del Estado, desde la cual se había disparado a carabineros dando muerte al suboficial Pedro Angel Cariaga, que estaba en la parte superior de la Comisaría enfrentada a dicha Universidad.
El Ministerio del Interior del Presidente Sebastián Piñera es, en efecto, muy activo en perseguir a uniformados por hechos amnistiados, prescritos y cubiertos por la cosa juzgada, todo en contra de lo que les había prometido el candidato Sebastián Piñera antes de su elección. Se ampara dicha persecución en un decreto de 1997 que creó el "Programa de Derechos Humanos" del citado Ministerio. El abogado Adolfo Paul Latorre ha recordado que habría bastado y bastaría otro decreto como el de 1997 para poner término a dicha persecución ilegal contra uniformados, pero eso es impensable, porque para todos estos efectos y varios más el "gobierno de centroderecha" ha sido "capturado" por la izquierda y jamás se arriesgaría a caer bajo los dicterios de ésta. De ahí no sólo las sucesivas querellas contra uniformados (r) sino el propio hecho de que tal "gobierno de centroderecha" haya cedido hace un año y por veinte años, en forma gratuita, el inmueble fiscal para que funcione el Museo de la Memoria marxista, pivote del lavado cerebral histórico que viene teniendo lugar en el país durante ya por casi 23 años.
El contraste entre más de ocho mil extremistas de izquierda que estuvieron alguna vez presos y fueron finalmente amparados por la amnistía y los más de mil (y aumentando) uniformados (r) querellados en desmedro de dicha amnistía (al final de la administración Bachelet sólo eran algo más de trescientos; la "centroderecha" ha sido más proactiva en perseguirlos); y entre los más de novecientos extremistas indultados por Aylwin y sus sucesores, por sangrientos que hubieren sido sus crímenes, versus el solitario y único indulto a un uniformado (r), obra de Ricardo Lagos, señala cuál es el norte político del país en este último día del año de gracia de 2012.
En otros aspectos al "gobierno de centroderecha" también ha abrazado las banderas de la izquierda, como lo ha comentado Hernán Büchi en entrevista a "La Tercera" de ayer. Tanto que los socialistas recriminan al candidato presidencial Andrés Velasco, Ministro de Hacienda de la administración Bachelet, por haberse opuesto a medidas izquierdistas como los sucesivos aumentos de impuestos impulsados por Sebastián Piñera.
La falta de autoridad para mantener el orden y la seguridad públicos es otro rasgo izquierdista del actual gobierno. Los revolucionarios de la Araucanía siguen impunes. En entrevista de hoy el senador Espina señala que nos hallamos ante una acción terrorista. El Gobierno se vanagloria de que ha evitado que haya víctimas, porque para él, dado su sesgo izquierdista, sólo son tales las bajas del extremismo, pero no cuenta al cabo Hugo Albornoz, muerto a bala en un allanamiento en Collipulli, ni al agricultor Juan Curinao, caído bajo las balas durante un asalto extremista a su propiedad, mientras campea impune por la región un "mapuche" de un metro ochenta, blanco y de ojos azules que comanda las acciones terroristas y del cual nada más se sabe, porque nadie lo persigue.
A todo esto se añade la garantía de impunidad que representa una justicia de izquierda funcional tanto al extremismo pasado como al presente y a la venganza contra uniformados (r). Se ha hecho "tábula rasa" de todo concepto de estabilidad jurídica, que es una de las bases del Estado de Derecho, pues se revive casos de hace casi cuarenta años, a cualquier costo. Así, está sometido a proceso un oficial octogenario, gravemente enfermo y afectado de Alzheimer, por una muerte de 1973. Ya nada importa, ni el derecho ni los hechos ni la verdad histórica: sólo vale el fin propagandístico de la vindicta marxista.
Como la izquierda controla los medios, lo que sabe la mayoría de los chilenos es lo que ella transmite, aunque resulte contradictorio con lo que ella misma ha dicho antes. Pues un profesor de izquierda de la UC le "enseñó" hace unos años a una nieta mía, a través de una lectura obligatoria, que el brigadier (r) Miguel Krassnoff, apodado "El Príncipe", había asesinado a Víctor Jara en el Estadio Chile, y ahora la misma izquierda, representada esta vez por el Ministerio del Interior, afirma que fueron otros ocho oficiales (r) los autores. Entonces, implícitamente confiesa que su acusado de otrora, Krassnoff, no estuvo en el Estadio Chile ni le disparó a Víctor Jara, por mucho que todo ello lo haya publicitado a través de su prensa y enseñado a través de sus profesores en las aulas. Es que "quien controla el pasado" puede darse todas estas licencias.
Y así, con el impulso que le da financiera, ideológica y legislativamente el "gobierno de centroderecha", y la aquiescencia del sector que apoya a éste, la izquierda está de vuelta para hacerse cargo en 2014 de un país que tanto ella como sus supuestos adversarios han enfilado definitivamente rumbo a la izquierda.
Valga terminar diciendo que a los militares (r) les queda un consuelo: no van a estar peor que ahora.
lunes, 31 de diciembre de 2012
sábado, 29 de diciembre de 2012
Un Intento de Balance
Una vez le oí decir a un experto abogado tributarista: "Todo parecido entre un balance y la realidad es mera coincidencia". Es así como a la hora de los balances sobre la situación del país los diagnósticos difieren mucho, según si quien los formula es oficialista u opositor. Es lo mismo que en los tribunales: si te toca una sala de izquierda y eres de derecha, estás embromado; y si te toca una de derecha (a estas alturas eso es virtualmente imposible) te salvaste. Porque todo parecido entre una sentencia judicial chilena y la verdadera justicia es mera coincidencia.
Entonces, veamos algunas partidas del balance: económicamente el país está bien. La regla de oro es que si el PIB crece más que los precios, vamos para arriba, y así es. El desempleo baja, de eso no cabe duda, aunque hayan cambiado la encuesta y eso haya significado que la estadística se "ablandara" y pasara a considerar ocupados a muchos que antes catalogaba como cesantes. Pero el hecho es que hay más ocupaciones.
Sin embargo, el crecimiento actual está fundado en un exceso de gasto. Las últimas cifras de producción manufacturera y minera son exiguas, pero las ventas aumentan fuertemente. El país está gastando más de lo que le ingresa y el déficit en cuenta corriente con el resto del mundo aumentará a 4,6% del PIB en 2013. ¿Recuerdan la "ecuación de Micawber", en David Copperfield?: "Entradas 20 libras; gastos 19 libras 19 chelines 239 peniques, igual Felicidad; Entradas, 20 libras; gastos, 20 libras un penique, igual Miseria". Tarde o temprano la ecuación de Micawber pasa la cuenta. Tendremos que ajustarnos.
Socialmente el país está mal. No hay autoridad. Aquí los violentos consiguen lo que quieren. En la Araucanía hay un clima de terror. El gobierno no quiere, por ningún motivo, que pueda haber una víctima entre los subversivos, porque la izquierda se le vendría encima. Éstos pueden balear y quemar carabineros y pueden matar a civiles no alineados, y a nadie le importa, pero un muerto subversivo puede tener un costo político astronómico y provocar una caída en las encuestas. Y al Presidente lo que más le importa son las encuestas. Agrosuper perdió 400 millones de dólares porque grupos violentos bloquearon su planta de Freirina. Otra planta de cerdos está siendo bloqueada por la fuerza por protestas ambientalistas. Se pierden inversiones y empleos sin más remedio. Las instituciones no funcionan.
Además, el país tiene un problema energético. La primera mala señal la dio el Presidente cuando anuló con un llamado telefónico el proyecto de Barrancones. Es que Amaro Gómez-Pablos tenía una grabación en que el candidato Piñera prometía que no iba a permitir Barrancones, y ese proyecto, que pasó todos los tests ambientales y administrativos y era necesario para el abastecimiento energético, debió sucumbir. Porque Amaro Gómez-Pablos tenía la grabación y eso quizás qué efecto podría haber producido en las encuestas. En fin, después frenaron Castilla y ha quedado empantanado HidroAysén. El futuro energético está en riesgo. Falta autoridad para superarlo, pero no hay autoridad.
Entonces, el presente parece promisorio, pero el futuro no lo es. El político vela por la próxima elección o encuesta, el estadista vela por la próxima generación. Y el país lo preside un político.
Pero Standard & Poor's subió la clasificación de riesgo de Chile a AA-. Estamos cerca de los EE. UU., que tienen AA+ . Pero ellos tienen "precipicio fiscal" y nosotros no. A todo esto, Standard & Poor's tuvo en cuenta la reforma tributaria para subir la calificación, cuando habría debido hacer todo lo contrario, pues tal reforma no va a contribuir al crecimiento, dado que sustrae recursos de los particulares, que invierten en general bien, para entregárselos al Estado, que crea entes como la Comisión Nacional de Acreditación, que encarece los servicios de enseñanza sin mejorar su calidad. Donde está el Estado hay ineficiencias y pérdidas. Malgasta recursos y alienta la corrupción. Pregúntenles ustedes a cualquier empresario, con la condición de que sea "off the record". Y las pérdidas de los FF. CC. estatales van en US$1.800 millones, casi dos reformas tributarias. Las de ENAP van en US$4 mil millones, cuatro reformas tributarias. ¿Y Standard & Poor's dicen que darle más plata al Estado es bueno, sobre todo que ella, en este caso, va a la peor educación, la pública, y no a la mejor, la particular pagada? Yo habría subido de rating a Chile si hubiera sido al revés, si el Estado se hubiera desprendido de mil millones de dólares para financiar la libre lección de establecimientos escolares por las familias pobres, el mejor remedio para la desigualdad de enseñanza y de ingreso.
Última línea del balance, en consecuencia: Chile está bien, pero necesita autoridad para restablecer el orden público y sacar adelante los proyectos energéticos. También necesita un ajuste de su gasto.
En otras palabras, requeriría un verdadero gobierno de derecha. Lo malo es que se avizora todo lo contrario, otro gobierno de izquierda.
Entonces, veamos algunas partidas del balance: económicamente el país está bien. La regla de oro es que si el PIB crece más que los precios, vamos para arriba, y así es. El desempleo baja, de eso no cabe duda, aunque hayan cambiado la encuesta y eso haya significado que la estadística se "ablandara" y pasara a considerar ocupados a muchos que antes catalogaba como cesantes. Pero el hecho es que hay más ocupaciones.
Sin embargo, el crecimiento actual está fundado en un exceso de gasto. Las últimas cifras de producción manufacturera y minera son exiguas, pero las ventas aumentan fuertemente. El país está gastando más de lo que le ingresa y el déficit en cuenta corriente con el resto del mundo aumentará a 4,6% del PIB en 2013. ¿Recuerdan la "ecuación de Micawber", en David Copperfield?: "Entradas 20 libras; gastos 19 libras 19 chelines 239 peniques, igual Felicidad; Entradas, 20 libras; gastos, 20 libras un penique, igual Miseria". Tarde o temprano la ecuación de Micawber pasa la cuenta. Tendremos que ajustarnos.
Socialmente el país está mal. No hay autoridad. Aquí los violentos consiguen lo que quieren. En la Araucanía hay un clima de terror. El gobierno no quiere, por ningún motivo, que pueda haber una víctima entre los subversivos, porque la izquierda se le vendría encima. Éstos pueden balear y quemar carabineros y pueden matar a civiles no alineados, y a nadie le importa, pero un muerto subversivo puede tener un costo político astronómico y provocar una caída en las encuestas. Y al Presidente lo que más le importa son las encuestas. Agrosuper perdió 400 millones de dólares porque grupos violentos bloquearon su planta de Freirina. Otra planta de cerdos está siendo bloqueada por la fuerza por protestas ambientalistas. Se pierden inversiones y empleos sin más remedio. Las instituciones no funcionan.
Además, el país tiene un problema energético. La primera mala señal la dio el Presidente cuando anuló con un llamado telefónico el proyecto de Barrancones. Es que Amaro Gómez-Pablos tenía una grabación en que el candidato Piñera prometía que no iba a permitir Barrancones, y ese proyecto, que pasó todos los tests ambientales y administrativos y era necesario para el abastecimiento energético, debió sucumbir. Porque Amaro Gómez-Pablos tenía la grabación y eso quizás qué efecto podría haber producido en las encuestas. En fin, después frenaron Castilla y ha quedado empantanado HidroAysén. El futuro energético está en riesgo. Falta autoridad para superarlo, pero no hay autoridad.
Entonces, el presente parece promisorio, pero el futuro no lo es. El político vela por la próxima elección o encuesta, el estadista vela por la próxima generación. Y el país lo preside un político.
Pero Standard & Poor's subió la clasificación de riesgo de Chile a AA-. Estamos cerca de los EE. UU., que tienen AA+ . Pero ellos tienen "precipicio fiscal" y nosotros no. A todo esto, Standard & Poor's tuvo en cuenta la reforma tributaria para subir la calificación, cuando habría debido hacer todo lo contrario, pues tal reforma no va a contribuir al crecimiento, dado que sustrae recursos de los particulares, que invierten en general bien, para entregárselos al Estado, que crea entes como la Comisión Nacional de Acreditación, que encarece los servicios de enseñanza sin mejorar su calidad. Donde está el Estado hay ineficiencias y pérdidas. Malgasta recursos y alienta la corrupción. Pregúntenles ustedes a cualquier empresario, con la condición de que sea "off the record". Y las pérdidas de los FF. CC. estatales van en US$1.800 millones, casi dos reformas tributarias. Las de ENAP van en US$4 mil millones, cuatro reformas tributarias. ¿Y Standard & Poor's dicen que darle más plata al Estado es bueno, sobre todo que ella, en este caso, va a la peor educación, la pública, y no a la mejor, la particular pagada? Yo habría subido de rating a Chile si hubiera sido al revés, si el Estado se hubiera desprendido de mil millones de dólares para financiar la libre lección de establecimientos escolares por las familias pobres, el mejor remedio para la desigualdad de enseñanza y de ingreso.
Última línea del balance, en consecuencia: Chile está bien, pero necesita autoridad para restablecer el orden público y sacar adelante los proyectos energéticos. También necesita un ajuste de su gasto.
En otras palabras, requeriría un verdadero gobierno de derecha. Lo malo es que se avizora todo lo contrario, otro gobierno de izquierda.
jueves, 27 de diciembre de 2012
Cosas en que Nos Entretenemos los Chilenos
A la excelente idea del músico Acario Cotapos, de los años '40 ("¿por qué no les vendemos el país a los norteamericanos y nos compramos algo más chiquitito y más cerca de París?") se añadió en los años '60 otra no menos brillante. Creo que fue del abogado y pensador Manolo Montt, y rezaba más o menos así: "¿Por qué no les vendemos el país a los norteamericanos o los japoneses, para que lo hagan producir, y nosotros nos dedicamos a la política, que es lo que más nos gusta?"
Parece que en este momento hemos llegado casi a cumplir este segundo ideal: por una parte está el país real, con mucha inversión nacional y extranjera produciendo cosas útiles, y por la otra estamos los chilenos enfrascados y ensimismados en el quehacer que más nos agrada, que es el de la política, que no produce nada útil pero nos entretiene muchísimo. Este año que viene, 2013, va a ser de febril politización con la introducción de las primarias, éxtasis de politización que va a consumir todas las energías de los chilenos propiamente tales, es decir, de los que viven de los productores de cosas útiles y sólo piensan en la política.
Las primarias van a politizar el año hasta la exacerbación, pero son absolutamente innecesarias, porque para elegir presidente y parlamentarios bastan las elecciones ordinarias. Si se consagrara la libertad para presentar candidaturas y se eliminaran los privilegios de que gozan los partidos no habría ninguna necesidad de pasarnos todo el año en elecciones, como va a ser, porque ya en enero vienen las primeras primarias y el resto del año el sector no-productivo, es decir, el de la política, no se detendrá más hasta 2014.
Será un año en que casi toda la atención, los titulares de los diarios, las radios y las pantallas de la televisión estarán monopolizados por los dimes y diretes, las encuestas, la publicidad, las acusaciones mutuas y las defensas dolidas, los conflictos entre los partidos de gobierno y oposición y dentro de ellos, las renuncias con y sin elástico, en un maremágnum ruidoso que no añadirá absolutamente nada al PIB, como no sea alentar gastos inútiles en publicidad y propaganda periodística, radial y televisiva que serán sólo eso, gasto, pues si los respectivos recursos fueran asignados a cosas que realmente necesita la gente serían mucho más productivos y útiles. Y todo esto con un enorme costo fiscal, porque los políticos se han ido arreglando para que el erario pague por su hobby y ahora les da plata a los partidos y candidatos por competir en elecciones y financia hasta las primarias.
La opinión pública tiene un juicio formado sobre todo esto y eso explica que en las encuestas las evaluaciones de las diferentes instituciones nacionales revelen a los partidos como las peor evaluadas de todas.
Y ello con el perjuicio adicional derivado de que las primarias se prestan para desvirtuar la expresión de la voluntad ciudadana. Porque, por ejemplo, yo, que no soy de la Concertación ni de la DC, podría perfectamente asilarme en el derecho que me da la ley de primarias y votar en las que hagan la Concertación y la DC, pero no para contribuir a una sana democracia, sino para votar por EL PEOR de sus candidatos, con el fin de favorecer al de mi sector. Siempre recuerdo cuando Michelle Bachelet, tras haber ganado la primera vuelta en 2005, expresó: "Muchos partidarios míos me dijeron que habían votado por Sebastián Piñera, para impedir que Joaquín Lavín pasara a segunda vuelta". Y, efectivamente, el propósito de los enemigos de la derecha se cumplió y pasó por estrecho margen el más izquierdista de sus candidatos a segunda vuelta. Esta desnaturalización del sufragio la vamos a ver multiplicada en el curso de este año. Y como todos sabemos que los hijos de las tinieblas son mucho más proactivos que los hijos de la luz (como se comprobó en Providencia el 28 de octubre, por ejemplo), quizás con qué sorpresas nos vamos a encontrar.
Entonces, si bien el paroxismo electoralista realmente no aporta nada al bienestar de los chilenos, por lo menos nos da la certeza de que en 2013 nos vamos a entretener harto.
Parece que en este momento hemos llegado casi a cumplir este segundo ideal: por una parte está el país real, con mucha inversión nacional y extranjera produciendo cosas útiles, y por la otra estamos los chilenos enfrascados y ensimismados en el quehacer que más nos agrada, que es el de la política, que no produce nada útil pero nos entretiene muchísimo. Este año que viene, 2013, va a ser de febril politización con la introducción de las primarias, éxtasis de politización que va a consumir todas las energías de los chilenos propiamente tales, es decir, de los que viven de los productores de cosas útiles y sólo piensan en la política.
Las primarias van a politizar el año hasta la exacerbación, pero son absolutamente innecesarias, porque para elegir presidente y parlamentarios bastan las elecciones ordinarias. Si se consagrara la libertad para presentar candidaturas y se eliminaran los privilegios de que gozan los partidos no habría ninguna necesidad de pasarnos todo el año en elecciones, como va a ser, porque ya en enero vienen las primeras primarias y el resto del año el sector no-productivo, es decir, el de la política, no se detendrá más hasta 2014.
Será un año en que casi toda la atención, los titulares de los diarios, las radios y las pantallas de la televisión estarán monopolizados por los dimes y diretes, las encuestas, la publicidad, las acusaciones mutuas y las defensas dolidas, los conflictos entre los partidos de gobierno y oposición y dentro de ellos, las renuncias con y sin elástico, en un maremágnum ruidoso que no añadirá absolutamente nada al PIB, como no sea alentar gastos inútiles en publicidad y propaganda periodística, radial y televisiva que serán sólo eso, gasto, pues si los respectivos recursos fueran asignados a cosas que realmente necesita la gente serían mucho más productivos y útiles. Y todo esto con un enorme costo fiscal, porque los políticos se han ido arreglando para que el erario pague por su hobby y ahora les da plata a los partidos y candidatos por competir en elecciones y financia hasta las primarias.
La opinión pública tiene un juicio formado sobre todo esto y eso explica que en las encuestas las evaluaciones de las diferentes instituciones nacionales revelen a los partidos como las peor evaluadas de todas.
Y ello con el perjuicio adicional derivado de que las primarias se prestan para desvirtuar la expresión de la voluntad ciudadana. Porque, por ejemplo, yo, que no soy de la Concertación ni de la DC, podría perfectamente asilarme en el derecho que me da la ley de primarias y votar en las que hagan la Concertación y la DC, pero no para contribuir a una sana democracia, sino para votar por EL PEOR de sus candidatos, con el fin de favorecer al de mi sector. Siempre recuerdo cuando Michelle Bachelet, tras haber ganado la primera vuelta en 2005, expresó: "Muchos partidarios míos me dijeron que habían votado por Sebastián Piñera, para impedir que Joaquín Lavín pasara a segunda vuelta". Y, efectivamente, el propósito de los enemigos de la derecha se cumplió y pasó por estrecho margen el más izquierdista de sus candidatos a segunda vuelta. Esta desnaturalización del sufragio la vamos a ver multiplicada en el curso de este año. Y como todos sabemos que los hijos de las tinieblas son mucho más proactivos que los hijos de la luz (como se comprobó en Providencia el 28 de octubre, por ejemplo), quizás con qué sorpresas nos vamos a encontrar.
Entonces, si bien el paroxismo electoralista realmente no aporta nada al bienestar de los chilenos, por lo menos nos da la certeza de que en 2013 nos vamos a entretener harto.
martes, 25 de diciembre de 2012
¿Quién Fue Atilio Zambrano?
Nadie. Tuvo la mala idea de morirse cuando los guerrilleros marxistas le dispararon tiros de escopeta en Cañete, el 20 de diciembre. En un primer momento el flamante Ministro del Interior, Andrés Chadwick, anunció viaje a la zona, pero se arrepintió. Seguramente le dijeron que el que había muerto era "de este lado", y eso no importa. A los de este lado, "que se los coman los perros". Por algo la Corte Suprema dejó libre al autor del homicidio frustrado de un carabinero. Pues los carabineros son de "este lado" y eso no amerita condena en el Chile actual.
Pero ahora Chadwick tuvo que ir a la Araucanía, cuando la guerrilla marxista incendió las casas del fundo de Pío Seco, aunque sólo hirió a éste. Claro, los extremistas quemaron a los perros vivos dentro de las casas y eso, parece, es más grave que matar a Atilio Zambrano.
Pero el consultor de DD. HH. Marcelo Elissalde, que es de "este lado", se dio cuenta de que el mismo día en que mataron a Atilio Zambrano, el Ministerio del Interior sí se movilizó para presentar una querella: la entabló por el "homicidio calificado" de Miguel Enríquez el 3 de octubre de 1974. ¿Caso prescrito, amnistiado, cubierto por la cosa juzgada y que ni siquiera es considerado una violación de derechos humanos por el Informe Rettig? ¿Y qué importa todo eso, si le da dividendo político al Gobierno? Pues la finalidad última y fundamental de este gobierno es que quien lo preside "quede bien" con la izquierda. Ese es un antiguo complejo democratacristiano y Piñera, naturalmente, lo tiene. Nada de lo demás importa. Si matan a Atilio Zambrano, bueno, lo mató la izquierda y si el Gobierno está bien con la izquierda Piñera "queda bien". Eso es lo que importa.
En la Araucanía han tenido lugar este año 280 atentados terroristas como ése. Chadwick ahora viajó a la Araucanía para presentar una querella a raíz del caso 281, el de Pío Seco. ¿Se funda la querella en la Ley Antiterrorista? No, es sólo por incendio y porte ilegal de armas. La Ley Antiterrorista molesta mucho al Partido Comunista y este gobierno quiere ser amigo de éste. Le cedió gratuitamente el Estadio Nacional para celebrar sus cien años (uno por cada millón de muertos) y antes entregó por veinte años, también gratuitamente, el local estatal donde funciona el Museo de la Memoria Marxista.
"Si nos vuelven a tocar, vamos a actuar", dijo un agricultor del sur, vecino de Pío Seco. Pero todos sabemos que no es cierto. Si alguien en Chile actúa contra la guerrilla marxista, el Gobierno se le viene encima con todo. Y como la justicia está dominada por la izquierda, lo van a condenar. Porque aquí, desde los anteriores gobiernos de la Concertación, todo se ha dado para proteger al delincuente, en particular si es terrorista de izquierda, pero no a la víctima. Los jueces de izquierda llaman a eso "altos estándares": son tan altos que los dejan libres a todos. ¿Hay algún preso en el "caso bombas"? Ninguno, salvó el que perdió las manos al estallarle una entre ellas, que está en su casa y no condenado por terrorismo, porque los jueces de izquierda declararon no estar probado que hacer estallar una bomba atemorizara a la población, requisito para que un delito sea considerado terrorista. Y Niemeyer, bondadosamente condenado a prisión domiciliaria por haber puesto una bomba en el mausoleo de Jaime Guzmán, desapareció y está libre. Como todos los responsables del asesinato de Jaime Guzmán. Porque el gobierno argentino da asilo a Galvarino Apablaza, el jefe de sus asesinos. ¿Reciprocidad? No, molestaría a la izquierda, así es que el gobierno chileno le negó el asilo al juez argentino Otilio Romano, requerido por Cristina y su justicia de izquierda como "violador de los derechos humanos" por aplicar la prescripción y exigir "altos estándares" a las querellas de los izquierdistas de allá.
Todos saben que la guerrilla marxista del sur no tiene realmente que ver con los mapuches. De diez asaltantes del fundo de Pío Seco, dos eran mapuches. Entre los otros había tipos altos y de ojos claros. Pero nadie los va a perseguir y, si alguno tiene la infinita torpeza de dejarse atrapar, la justicia de izquierda lo va a dejar libre gracias a los "altos estándares" y la izquierda comunicacional e internacional va a aplaudir.
Hace unos días leí una entrevista del antecesor de Chadwick, Hinzpeter, destituido, tal como Ribera, por Carlos Peña, quien, como es de izquierda, dicta pautas a Sebastián Piñera. Decía allí Hinzpeter, aparte de cosas propias de su cerebro lavado, como que había sido "doloroso para personas de derecha haber formado parte de un gobierno que violó los derechos humanos" y de explicar por qué contrataba a los Quilapayún e Illapu y no a los Huasos Quincheros, que había sido "muy fuerte" para él enviar fuerzas a Aysén (donde los alzados se habían tomado todo ilegalmente, con éxito, porque al final les concedieron todo); y finalmente, en la misma entrevista, Hinzpeter "dijo la firme": "Pero en ningún caso hemos terminado en tragedias de verdad". Eso lo explica todo.
Para Atilio Zambrano, fue "tragedia de verdad" que lo mataran; para Pío Seco, fue "tragedia de verdad" que le quemaran su casa y todo lo que tenía adentro, incluyendo sus perros, pero para el Gobierno de Sebastián Piñera no, porque la única "tragedia de verdad" sería que cayera un guerrillero marxista. Es que entonces los comunistas le gritarían "asesino", funarían sus constantes apariciones públicas y lo podrían transformar en un González Videla o un Pérez Zujovic, con quizás qué consecuencias.
¿Quién fue Atilio Zambrano, entonces? En el Chile de hoy, nadie. Su muerte no importa. En nada empaña la imagen de Sebastián Piñera, que es lo único que vale bajo el gobierno actual.
Pero ahora Chadwick tuvo que ir a la Araucanía, cuando la guerrilla marxista incendió las casas del fundo de Pío Seco, aunque sólo hirió a éste. Claro, los extremistas quemaron a los perros vivos dentro de las casas y eso, parece, es más grave que matar a Atilio Zambrano.
Pero el consultor de DD. HH. Marcelo Elissalde, que es de "este lado", se dio cuenta de que el mismo día en que mataron a Atilio Zambrano, el Ministerio del Interior sí se movilizó para presentar una querella: la entabló por el "homicidio calificado" de Miguel Enríquez el 3 de octubre de 1974. ¿Caso prescrito, amnistiado, cubierto por la cosa juzgada y que ni siquiera es considerado una violación de derechos humanos por el Informe Rettig? ¿Y qué importa todo eso, si le da dividendo político al Gobierno? Pues la finalidad última y fundamental de este gobierno es que quien lo preside "quede bien" con la izquierda. Ese es un antiguo complejo democratacristiano y Piñera, naturalmente, lo tiene. Nada de lo demás importa. Si matan a Atilio Zambrano, bueno, lo mató la izquierda y si el Gobierno está bien con la izquierda Piñera "queda bien". Eso es lo que importa.
En la Araucanía han tenido lugar este año 280 atentados terroristas como ése. Chadwick ahora viajó a la Araucanía para presentar una querella a raíz del caso 281, el de Pío Seco. ¿Se funda la querella en la Ley Antiterrorista? No, es sólo por incendio y porte ilegal de armas. La Ley Antiterrorista molesta mucho al Partido Comunista y este gobierno quiere ser amigo de éste. Le cedió gratuitamente el Estadio Nacional para celebrar sus cien años (uno por cada millón de muertos) y antes entregó por veinte años, también gratuitamente, el local estatal donde funciona el Museo de la Memoria Marxista.
"Si nos vuelven a tocar, vamos a actuar", dijo un agricultor del sur, vecino de Pío Seco. Pero todos sabemos que no es cierto. Si alguien en Chile actúa contra la guerrilla marxista, el Gobierno se le viene encima con todo. Y como la justicia está dominada por la izquierda, lo van a condenar. Porque aquí, desde los anteriores gobiernos de la Concertación, todo se ha dado para proteger al delincuente, en particular si es terrorista de izquierda, pero no a la víctima. Los jueces de izquierda llaman a eso "altos estándares": son tan altos que los dejan libres a todos. ¿Hay algún preso en el "caso bombas"? Ninguno, salvó el que perdió las manos al estallarle una entre ellas, que está en su casa y no condenado por terrorismo, porque los jueces de izquierda declararon no estar probado que hacer estallar una bomba atemorizara a la población, requisito para que un delito sea considerado terrorista. Y Niemeyer, bondadosamente condenado a prisión domiciliaria por haber puesto una bomba en el mausoleo de Jaime Guzmán, desapareció y está libre. Como todos los responsables del asesinato de Jaime Guzmán. Porque el gobierno argentino da asilo a Galvarino Apablaza, el jefe de sus asesinos. ¿Reciprocidad? No, molestaría a la izquierda, así es que el gobierno chileno le negó el asilo al juez argentino Otilio Romano, requerido por Cristina y su justicia de izquierda como "violador de los derechos humanos" por aplicar la prescripción y exigir "altos estándares" a las querellas de los izquierdistas de allá.
Todos saben que la guerrilla marxista del sur no tiene realmente que ver con los mapuches. De diez asaltantes del fundo de Pío Seco, dos eran mapuches. Entre los otros había tipos altos y de ojos claros. Pero nadie los va a perseguir y, si alguno tiene la infinita torpeza de dejarse atrapar, la justicia de izquierda lo va a dejar libre gracias a los "altos estándares" y la izquierda comunicacional e internacional va a aplaudir.
Hace unos días leí una entrevista del antecesor de Chadwick, Hinzpeter, destituido, tal como Ribera, por Carlos Peña, quien, como es de izquierda, dicta pautas a Sebastián Piñera. Decía allí Hinzpeter, aparte de cosas propias de su cerebro lavado, como que había sido "doloroso para personas de derecha haber formado parte de un gobierno que violó los derechos humanos" y de explicar por qué contrataba a los Quilapayún e Illapu y no a los Huasos Quincheros, que había sido "muy fuerte" para él enviar fuerzas a Aysén (donde los alzados se habían tomado todo ilegalmente, con éxito, porque al final les concedieron todo); y finalmente, en la misma entrevista, Hinzpeter "dijo la firme": "Pero en ningún caso hemos terminado en tragedias de verdad". Eso lo explica todo.
Para Atilio Zambrano, fue "tragedia de verdad" que lo mataran; para Pío Seco, fue "tragedia de verdad" que le quemaran su casa y todo lo que tenía adentro, incluyendo sus perros, pero para el Gobierno de Sebastián Piñera no, porque la única "tragedia de verdad" sería que cayera un guerrillero marxista. Es que entonces los comunistas le gritarían "asesino", funarían sus constantes apariciones públicas y lo podrían transformar en un González Videla o un Pérez Zujovic, con quizás qué consecuencias.
¿Quién fue Atilio Zambrano, entonces? En el Chile de hoy, nadie. Su muerte no importa. En nada empaña la imagen de Sebastián Piñera, que es lo único que vale bajo el gobierno actual.
domingo, 23 de diciembre de 2012
El Exclusivo Círculo de los Traicionados
Dentro del enorme círculo de los cerebros lavados que constituyen mayoría en nuestra sociedad, dominan los medios, forman la opinión prevaleciente, inundan las "redes sociales" y repiten monsergas políticamente correctas, sobrevivimos todavía los integrantes de un pequeño círculo minoritario, formado por quienes sabemos la historia tal como fue, seguimos leales a la verdad y a quienes evitaron la perdición del país y, por consiguiente, vamos anotando a diario los olvidos, las "vueltas de chaqueta", los desfallecimientos, las desmemorias y las traiciones.
He notado que en este pequeño círculo nuestro se ha registrado en estos días una súbita efervescencia, gestada a partir de hechos que en blog anterior califiqué como "la última vuelta de tuerca del desvarío". Esa renovada vehemencia se puso de manifiesto en una carta que un oficial (r) de nuestras fuerzas armadas, don Jorge Tejos Rodríguez, envió al Ministro del Interior, Andrés Chadwick, a raíz de la iniciativa de éste de querellarse, a nombre del gobierno, por el "homicidio calificado" del jefe del MIR, Miguel Enríquez, el 27 de septiembre de 1974, cuando fue descubierta la guarida en que se ocultaban y él y otros terroristas. Éstos recibieron con una lluvia de balas al entonces joven teniente Krassnoff, cuyas indagaciones lo habían llevado a descubrirla. Teniente que, a raíz de ese hallazgo, se convirtió en la "bete noir" de la izquierda, cuyos jueces lo han condenado sucesivamente por toda suerte de hechos, sin ley, sin pruebas válidas y sin siquiera declaración indagatoria, a más de sesenta años de presidio.
Varios integrantes de nuestro círculo minoritario me han hecho llegar copia de la carta del oficial Tejos, y también de las que ellos mismos han dirigido al Ministro del Interior, anunciándole su decisión de no votar más por los partidos de derecha, a los cuales hasta ahora habían apoyado.
Y esas cartas son anteriores a saberse, a través de las mismas redes íntimas, que se dictó el decreto exento 1.323 del Ministerio de Bienes Nacionales, firmado por la ministra Catalina Parot Donoso y su subsecretario, Juan Carlos Bulnes Concha, mediante el cual este gobierno ha concedido gratuitamente y por veinte años el usufructo del inmueble fiscal que alberga la mayor falsificación histórica consumada en años recientes, el "Museo de la Memoria y los Derechos Humanos". Este engendro marxista, destinado a ocultar la agresión de la izquierda contra la democracia, la organización de un ejército guerrillero y la tentativa denunciada por Frei Montalva y Aylwin en 1973 de establecer en Chile un régimen totalitario, goza ahora por veinte años del subsidio estatal graciosamente conferido por el que algunos desubicados insisten en llamar "gobierno de centroderecha".
La ministra Parot ha renunciado a la cartera recientemente, para trabajar en la candidatura de Andrés Allamand, quien, como Ministro de Defensa, se preocupó de exonerar a todos los asesores uniformados (r) que hubieran pertenecido a la DINA o la CNI, e incluso a uno que, sin haber estado en ninguna (el general (r) Carter) tenía el pecado de ser yerno del director de la primera. Novedosa causal de exoneración por parenteso político.
Todo eso explica que el oficial (r) Tejos Rodríguez anuncie en su carta al Ministro del Interior su decisión de nunca más votar por la que llama "nueva derecha cobarde, traidora e hipócrita".
Entonces, en futuros análisis de por qué mucha gente no fue a las urnas, defraudando las expectativas de los partidos de centroderecha, seguramente deberá tenerse en cuenta el impacto, reducido y minoritario, pero impacto al fin, de la abstención del sector que se ha sentido traicionado por esas colectividades.
He notado que en este pequeño círculo nuestro se ha registrado en estos días una súbita efervescencia, gestada a partir de hechos que en blog anterior califiqué como "la última vuelta de tuerca del desvarío". Esa renovada vehemencia se puso de manifiesto en una carta que un oficial (r) de nuestras fuerzas armadas, don Jorge Tejos Rodríguez, envió al Ministro del Interior, Andrés Chadwick, a raíz de la iniciativa de éste de querellarse, a nombre del gobierno, por el "homicidio calificado" del jefe del MIR, Miguel Enríquez, el 27 de septiembre de 1974, cuando fue descubierta la guarida en que se ocultaban y él y otros terroristas. Éstos recibieron con una lluvia de balas al entonces joven teniente Krassnoff, cuyas indagaciones lo habían llevado a descubrirla. Teniente que, a raíz de ese hallazgo, se convirtió en la "bete noir" de la izquierda, cuyos jueces lo han condenado sucesivamente por toda suerte de hechos, sin ley, sin pruebas válidas y sin siquiera declaración indagatoria, a más de sesenta años de presidio.
Varios integrantes de nuestro círculo minoritario me han hecho llegar copia de la carta del oficial Tejos, y también de las que ellos mismos han dirigido al Ministro del Interior, anunciándole su decisión de no votar más por los partidos de derecha, a los cuales hasta ahora habían apoyado.
Y esas cartas son anteriores a saberse, a través de las mismas redes íntimas, que se dictó el decreto exento 1.323 del Ministerio de Bienes Nacionales, firmado por la ministra Catalina Parot Donoso y su subsecretario, Juan Carlos Bulnes Concha, mediante el cual este gobierno ha concedido gratuitamente y por veinte años el usufructo del inmueble fiscal que alberga la mayor falsificación histórica consumada en años recientes, el "Museo de la Memoria y los Derechos Humanos". Este engendro marxista, destinado a ocultar la agresión de la izquierda contra la democracia, la organización de un ejército guerrillero y la tentativa denunciada por Frei Montalva y Aylwin en 1973 de establecer en Chile un régimen totalitario, goza ahora por veinte años del subsidio estatal graciosamente conferido por el que algunos desubicados insisten en llamar "gobierno de centroderecha".
La ministra Parot ha renunciado a la cartera recientemente, para trabajar en la candidatura de Andrés Allamand, quien, como Ministro de Defensa, se preocupó de exonerar a todos los asesores uniformados (r) que hubieran pertenecido a la DINA o la CNI, e incluso a uno que, sin haber estado en ninguna (el general (r) Carter) tenía el pecado de ser yerno del director de la primera. Novedosa causal de exoneración por parenteso político.
Todo eso explica que el oficial (r) Tejos Rodríguez anuncie en su carta al Ministro del Interior su decisión de nunca más votar por la que llama "nueva derecha cobarde, traidora e hipócrita".
Entonces, en futuros análisis de por qué mucha gente no fue a las urnas, defraudando las expectativas de los partidos de centroderecha, seguramente deberá tenerse en cuenta el impacto, reducido y minoritario, pero impacto al fin, de la abstención del sector que se ha sentido traicionado por esas colectividades.
viernes, 21 de diciembre de 2012
La Última Vuelta de Tuerca del Desvarío
El "Manifiesto Ante el Desvarío" del ex marino y abogado Adolfo Paul Latorre resume la angustia de todo un sector de la nacionalidad que ha visto derrumbarse uno a uno sus valores básicos. Cuando ya creíamos que nada peor podía verse, nos encontramos hoy con un suelto de crónica de "El Mercurio" que nos anuncia que ¡el Gobierno! se querella ¡por "homicido calificado"! contra varios uniformados (r) por la muerte de Miguel Enríquez, máximo jefe del MIR, el 3 de octubre de 1974.
Con esto, ya Sebastián Piñera superará a Patricio Aylwin, en materia de vuelta de carnero frente al extremismo, lo que no era fácil de lograr. Bueno, ambos nacieron políticamente en la DC, especialista en tales acrobacias.
En los desesperados días de 1973, cuando era inminente el golpe totalitario, todos los demócratas clamaban por que los uniformados usaran sus armas. "Ustedes tienen las bayonetas, pero no las usan", le decía Frei Montalva a un general, y añadía: "Esto se arregla sólo con fusiles". Aylwin, el 11 de julio de 1973, en discurso en el Senado, llamaba a los militares a "poner término" a la situación existente. Todos sabíamos que se nos venía encima el régimen totalitario o, en el mejor de los casos, una sangrienta guerra civil. Los obispos advertían acerca de su inminencia.
En ese tiempo, la mayor amenaza la constituía la más fuerte de las organizaciones armadas ilegales encubiertas por el gobierno de Salvador Allende: el MIR. Una asociación ilícita terrorista formada con el explícito fin de tomarse el poder por las armas. Cuando un regimiento se alzó el 29 de junio de 1973 por su cuenta, el Ministro del Interior, Carlos Prats, que ya en Moscú había prometido que, en caso de un alzamiento opositor, el Ejército entregaría armas al MIR, pedía telefónicamente a Andrés Pascal Allende, jefe mirista y sobrino del Presidente, que usara sus armas contra los amotinados.
Después del 11 de septiembre la mayor amenaza contra la paz interna la representaba entonces el MIR. Éste estaba lejos de haber sido erradicado. Jóvenes oficiales asignados a la función de inteligencia trataban de averiguar los escondites de sus principales jefes. Los mismos seguían cometiendo crímenes y perpetrando atentados. En un asalto a una oficina del Banco de Chile un heroico Agente, amenazado de muerte por Miguel Enríquez para que entregara las llaves de la caja fuerte, le había propinado a éste un golpe de puño tan eficaz que lo había derribado y dejado groggy. Enríquez les ordenó a sus secuaces matar al Agente, y lo llenaron de balas, pero éste sobrevivió y su heroísmo frustró el asalto al banco.
Un metódico teniente, de nombre Miguel Krassnoff, durante 1974 reunió antecedentes hasta identificar una casa donde se ocultaba el cabecilla del MIR. Llegó a ella desprevenidamente, pero fue recibido con una lluvia de balas, de la cual lo salvó un suboficial de carabineros que oyó amartillar los fusiles en el interior y empujó a Krassnoff a un lado. Éste pidió refuerzos, que llegaron, y gracias a los mismos se pudo enfrentar a los terroristas. Al cabo del combate, Enríquez resultó muerto. El Agente del banco al cual él había ordenado matar, sobrevivió, en cambio, aunque recibió numerosos balazos.
Bueno, los años han transcurrido, se ha cambiado la historia, los terroristas derrotados se han travestido de demócratas, se han apoderado del Poder Judicial y hasta ¡cuentan con el apoyo del gobierno "de centro derecha"! ("risas en tribunas y galerías"). Y le ha correspondido a un Ministro del Interior que otrora fuera uno de los jóvenes UDI favoritos de Pinochet, Andrés Chadwick, promover ahora la "última vuelta de tuerca del desvarío". En efecto, el "Programa de Derechos Humanos" (léase "Programa de Persecución contra Militares") de Interior ha interpuesto querella por el "homicido calificado" de Miguel Enríquez. Más años de condena, que ya suman cadena perpetua y más, contra los militares que salvaron a Chile del terrorismo.
Las voces de los Frei Montalva y Aylwin Azócar, agradecidos en 1973 y 1974 y proclamando que los militares habían salvado a Chile, han sido ahogadas por la polvareda política. Los DC se cambiaron de bando una vez más y ahora castigan a los soldados a quienes otrora convocaron a combatir a los extremistas, mientras protegen e indemnizan a éstos.
La historia y la justicia están en manos de la izquierda. El MIR devino "empresa", según dictamen de la Contraloría, tras haber sido asociación ilícita terrorista; sus caídos en la lucha subversiva ahora pasan a ser víctimas de "homicidio calificado", cuando fueron ellos quienes abrieron fuego contra las fuerzas armadas y éste les fue respondido.
Y la gran ironía es que el gobierno "de centroderecha", cuyos hombres hicieron fortuna bajo el Gobierno Militar y colaboraron con éste, encabezan ahora la persecución contra los uniformados a los cuales Frei, Aylwin y, desde luego, toda la centroderecha, convocaron en 1973 y aplaudieron por lo que hicieron.
Este nuevo proceso se inserta en la etapa iniciada por el comunismo con su reciente querella contra todos, incluidos civiles, quienes apoyaron el Pronunciamiento. Es la última vuelta de tuerca del desvarío que ha pasado por sobre la historia, la verdad, la moral, el derecho y los hechos. Es el Chile de hoy, el de la falsificación histórica, del engaño, del atropello del derecho. El Chile que premió al terrorismo y castigó a quienes lo derrotaron. Un país irreconocible, en el cual cada día aporta un dato nuevo para concluir que ha perdido la razón.
Con esto, ya Sebastián Piñera superará a Patricio Aylwin, en materia de vuelta de carnero frente al extremismo, lo que no era fácil de lograr. Bueno, ambos nacieron políticamente en la DC, especialista en tales acrobacias.
En los desesperados días de 1973, cuando era inminente el golpe totalitario, todos los demócratas clamaban por que los uniformados usaran sus armas. "Ustedes tienen las bayonetas, pero no las usan", le decía Frei Montalva a un general, y añadía: "Esto se arregla sólo con fusiles". Aylwin, el 11 de julio de 1973, en discurso en el Senado, llamaba a los militares a "poner término" a la situación existente. Todos sabíamos que se nos venía encima el régimen totalitario o, en el mejor de los casos, una sangrienta guerra civil. Los obispos advertían acerca de su inminencia.
En ese tiempo, la mayor amenaza la constituía la más fuerte de las organizaciones armadas ilegales encubiertas por el gobierno de Salvador Allende: el MIR. Una asociación ilícita terrorista formada con el explícito fin de tomarse el poder por las armas. Cuando un regimiento se alzó el 29 de junio de 1973 por su cuenta, el Ministro del Interior, Carlos Prats, que ya en Moscú había prometido que, en caso de un alzamiento opositor, el Ejército entregaría armas al MIR, pedía telefónicamente a Andrés Pascal Allende, jefe mirista y sobrino del Presidente, que usara sus armas contra los amotinados.
Después del 11 de septiembre la mayor amenaza contra la paz interna la representaba entonces el MIR. Éste estaba lejos de haber sido erradicado. Jóvenes oficiales asignados a la función de inteligencia trataban de averiguar los escondites de sus principales jefes. Los mismos seguían cometiendo crímenes y perpetrando atentados. En un asalto a una oficina del Banco de Chile un heroico Agente, amenazado de muerte por Miguel Enríquez para que entregara las llaves de la caja fuerte, le había propinado a éste un golpe de puño tan eficaz que lo había derribado y dejado groggy. Enríquez les ordenó a sus secuaces matar al Agente, y lo llenaron de balas, pero éste sobrevivió y su heroísmo frustró el asalto al banco.
Un metódico teniente, de nombre Miguel Krassnoff, durante 1974 reunió antecedentes hasta identificar una casa donde se ocultaba el cabecilla del MIR. Llegó a ella desprevenidamente, pero fue recibido con una lluvia de balas, de la cual lo salvó un suboficial de carabineros que oyó amartillar los fusiles en el interior y empujó a Krassnoff a un lado. Éste pidió refuerzos, que llegaron, y gracias a los mismos se pudo enfrentar a los terroristas. Al cabo del combate, Enríquez resultó muerto. El Agente del banco al cual él había ordenado matar, sobrevivió, en cambio, aunque recibió numerosos balazos.
Bueno, los años han transcurrido, se ha cambiado la historia, los terroristas derrotados se han travestido de demócratas, se han apoderado del Poder Judicial y hasta ¡cuentan con el apoyo del gobierno "de centro derecha"! ("risas en tribunas y galerías"). Y le ha correspondido a un Ministro del Interior que otrora fuera uno de los jóvenes UDI favoritos de Pinochet, Andrés Chadwick, promover ahora la "última vuelta de tuerca del desvarío". En efecto, el "Programa de Derechos Humanos" (léase "Programa de Persecución contra Militares") de Interior ha interpuesto querella por el "homicido calificado" de Miguel Enríquez. Más años de condena, que ya suman cadena perpetua y más, contra los militares que salvaron a Chile del terrorismo.
Las voces de los Frei Montalva y Aylwin Azócar, agradecidos en 1973 y 1974 y proclamando que los militares habían salvado a Chile, han sido ahogadas por la polvareda política. Los DC se cambiaron de bando una vez más y ahora castigan a los soldados a quienes otrora convocaron a combatir a los extremistas, mientras protegen e indemnizan a éstos.
La historia y la justicia están en manos de la izquierda. El MIR devino "empresa", según dictamen de la Contraloría, tras haber sido asociación ilícita terrorista; sus caídos en la lucha subversiva ahora pasan a ser víctimas de "homicidio calificado", cuando fueron ellos quienes abrieron fuego contra las fuerzas armadas y éste les fue respondido.
Y la gran ironía es que el gobierno "de centroderecha", cuyos hombres hicieron fortuna bajo el Gobierno Militar y colaboraron con éste, encabezan ahora la persecución contra los uniformados a los cuales Frei, Aylwin y, desde luego, toda la centroderecha, convocaron en 1973 y aplaudieron por lo que hicieron.
Este nuevo proceso se inserta en la etapa iniciada por el comunismo con su reciente querella contra todos, incluidos civiles, quienes apoyaron el Pronunciamiento. Es la última vuelta de tuerca del desvarío que ha pasado por sobre la historia, la verdad, la moral, el derecho y los hechos. Es el Chile de hoy, el de la falsificación histórica, del engaño, del atropello del derecho. El Chile que premió al terrorismo y castigó a quienes lo derrotaron. Un país irreconocible, en el cual cada día aporta un dato nuevo para concluir que ha perdido la razón.
miércoles, 19 de diciembre de 2012
Otra Vez "El Pago de Chile"
Ésta siempre ha sido una nación de individuos acreedores, en el sentido de que una inmensa mayoría cree tener muchos derechos y muy pocas obligaciones. Eso nos ha llevado a acuñar la expresión "el pago de Chile", alusión al insuficiente reconocimiento, por todos los demás, de lo que cada uno dice haber hecho por el bienestar y la grandeza del país. Pues siempre los chilenos estamos esperando algo extra, algo que nos beneficie más allá de todas las retribuciones que durante nuestra vida hemos acordado o pactado libremente con los demás por nuestras prestaciones o servicios.
Yo siempre creí en la aseveración de un amigo en el sentido de que el 11 de septiembre de 1973 se había debido a "los camioneros, las mujeres y Pérez de Arce", aunque no necesariamente estaba de acuerdo en ese orden. Tampoco me fijaba mucho en que el aserto había omitido a "los militares", seguramente debido a que no tenía la pretensión de ser exhaustivo.
Bueno, el hecho es que en estos días algunas entidades comunistas, aportando lo que vendría a ser ya la guinda de la torta del desvarío jurídico que vive el país, han presentado una querella para que se castigue penalmente a todos los responsables del 11 de septiembre de 1973. Afirman que haber apoyado la gesta constituyó un "delito de lesa humanidad", imprescriptible, inamnistiable e imperdonable.
Otro amigo me hizo llegar el texto de la querella, que leí con ansiedad, porque supuse que, tras "los camioneros", "las mujeres" y, bueno, en fin, también "los militares", vendría la mención de "Pérez de Arce"; pero leía y leía y este último no aparecía mencionado para nada.
Apenas, ya hacia el final, se me nombra muy secundariamente, en conjunto con otros personajes a quienes se pide al juez citar a declarar, pero sin atribuirnos casi ninguna responsabilidad en la salvación de la Patria. Es "el pago de Chile".
Ojalá ese pago a mis esfuerzos hubiera sido como el que se les ha dispensado a los que intentaron tomarse el poder por las armas y destruir la democracia, los agresores de entonces, hoy transformados en agredidos; los que se armaron clandestinamente para establecer el socialismo real totalitario, hoy travestidos de demócratas; los entonces sedientos victimarios ("la momia al colchón, el momio al paredón"), devenidos hoy "víctimas", que cobran al erario más de doscientos millones de dólares anuales... y aumentando (¿cuánta plata fiscal y particular esperan ordeñar con esta nueva querella?)
Siempre en mi familia han creído que los comunistas podrían hacerme cosas terribles y, de hecho, hasta me han disparado (claro, esto nadie me lo cree, porque así es la gente). Es que las familias de las personas invariablemente estiman que éstas han tenido una participación principal y relevante en los hechos de mayor importancia de su tiempo. Bueno, ahora los comunistas me han inferido un ataque mucho peor que dispararme, el más vil que podrían haber discurrido: en su querella figuro como un personaje casi sin importancia en el desenlace del 11 de septiembre de 1973. ¡Qué abuso, qué atropello a la razón! En cambio, ellos destacan como uno de los mayores responsables a quien se convirtió, posteriormente, en su gran benefactor moral y pecuniario, don Patricio. Lo elevan a la categoría de uno de los promotores del 11 de septiembre de 1973. Y, la verdad sea dicha, lo fue. Lo malo es que se le olvidó, les clavó el puñal en la espalda a los militares que prestaron oído a sus llamados. Pero esto no tiene importancia. Tan poca la tiene que el Ejército acaba de condecorar a don Patricio y Andrés Allamand acaba de declararlo su político chileno más admirado.
Este proceso iniciado por los comunistas va a durar muchos años. En un país en que se han demolido sistemáticamente las bases del Estado de Derecho (son cuatro: la certeza jurídica, dada por la cosa juzgada y la prescripción; el principio de legalidad, según el cual no puede haber delito sin ley previa; la irretroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia; todos los cuales han sido hechos polvo por la justicia de izquierda) esta querella comunista viene a ser como el último acto, la Marcha Triunfal de la ilegalidad.
Sólo falta que víctima de la misma caiga ahora don Patricio. Como un nuevo Monsieur Guillotin, quien jamás pudo prever que su invento iba a servir para cortarle la cabeza a él.
Yo siempre creí en la aseveración de un amigo en el sentido de que el 11 de septiembre de 1973 se había debido a "los camioneros, las mujeres y Pérez de Arce", aunque no necesariamente estaba de acuerdo en ese orden. Tampoco me fijaba mucho en que el aserto había omitido a "los militares", seguramente debido a que no tenía la pretensión de ser exhaustivo.
Bueno, el hecho es que en estos días algunas entidades comunistas, aportando lo que vendría a ser ya la guinda de la torta del desvarío jurídico que vive el país, han presentado una querella para que se castigue penalmente a todos los responsables del 11 de septiembre de 1973. Afirman que haber apoyado la gesta constituyó un "delito de lesa humanidad", imprescriptible, inamnistiable e imperdonable.
Otro amigo me hizo llegar el texto de la querella, que leí con ansiedad, porque supuse que, tras "los camioneros", "las mujeres" y, bueno, en fin, también "los militares", vendría la mención de "Pérez de Arce"; pero leía y leía y este último no aparecía mencionado para nada.
Apenas, ya hacia el final, se me nombra muy secundariamente, en conjunto con otros personajes a quienes se pide al juez citar a declarar, pero sin atribuirnos casi ninguna responsabilidad en la salvación de la Patria. Es "el pago de Chile".
Ojalá ese pago a mis esfuerzos hubiera sido como el que se les ha dispensado a los que intentaron tomarse el poder por las armas y destruir la democracia, los agresores de entonces, hoy transformados en agredidos; los que se armaron clandestinamente para establecer el socialismo real totalitario, hoy travestidos de demócratas; los entonces sedientos victimarios ("la momia al colchón, el momio al paredón"), devenidos hoy "víctimas", que cobran al erario más de doscientos millones de dólares anuales... y aumentando (¿cuánta plata fiscal y particular esperan ordeñar con esta nueva querella?)
Siempre en mi familia han creído que los comunistas podrían hacerme cosas terribles y, de hecho, hasta me han disparado (claro, esto nadie me lo cree, porque así es la gente). Es que las familias de las personas invariablemente estiman que éstas han tenido una participación principal y relevante en los hechos de mayor importancia de su tiempo. Bueno, ahora los comunistas me han inferido un ataque mucho peor que dispararme, el más vil que podrían haber discurrido: en su querella figuro como un personaje casi sin importancia en el desenlace del 11 de septiembre de 1973. ¡Qué abuso, qué atropello a la razón! En cambio, ellos destacan como uno de los mayores responsables a quien se convirtió, posteriormente, en su gran benefactor moral y pecuniario, don Patricio. Lo elevan a la categoría de uno de los promotores del 11 de septiembre de 1973. Y, la verdad sea dicha, lo fue. Lo malo es que se le olvidó, les clavó el puñal en la espalda a los militares que prestaron oído a sus llamados. Pero esto no tiene importancia. Tan poca la tiene que el Ejército acaba de condecorar a don Patricio y Andrés Allamand acaba de declararlo su político chileno más admirado.
Este proceso iniciado por los comunistas va a durar muchos años. En un país en que se han demolido sistemáticamente las bases del Estado de Derecho (son cuatro: la certeza jurídica, dada por la cosa juzgada y la prescripción; el principio de legalidad, según el cual no puede haber delito sin ley previa; la irretroactividad de la ley penal y la presunción de inocencia; todos los cuales han sido hechos polvo por la justicia de izquierda) esta querella comunista viene a ser como el último acto, la Marcha Triunfal de la ilegalidad.
Sólo falta que víctima de la misma caiga ahora don Patricio. Como un nuevo Monsieur Guillotin, quien jamás pudo prever que su invento iba a servir para cortarle la cabeza a él.
lunes, 17 de diciembre de 2012
La Rotativa Ministerial de Carlos Peña
Hace pocas semanas Carlos Peña, en su columna dominical de "El Mercurio", declaró que el Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, era "inexistente". El aludido envió una larga carta al diario enumerando las variadas razones por la cuales se le debía considerar existente, pero eso de nada sirvió, porque el Presidente le pidió inmediatamente la renuncia y lo trasladó a Defensa.
En realidad, en cuanto a mantener el orden público, que es la principal misión de un Ministro del Interior, Hinzpeter parecía no existir, porque los desórdenes, las ilegalidades y la violencia contra la policía uniformada y la propiedad pública y privada quedaron en definitiva impunes; y quienes la protagonizaron siempre terminaron obteniendo el todo o parte de lo que exigían mediante la fuerza ilegal, hubieren sido ellos magallánicos, ayseninos, calameños, mapuches o estudiantes secundarios y universitarios.
Bueno, la remoción exigida por Carlos Peña tuvo lugar y asumió un nuevo Ministro del Interior, pero entonces en Atacama se tomaron los caminos, agredieron a la fuerza pública y rodearon una industria, todo en completa impunidad, hasta que la empresa afectada terminó por resolver el cierre de su planta, que era lo que los ilegalmente alzados pedían. ¿Por qué despidieron a Hinzpeter, si era igualmente apto para ceder ante las presiones ilegales? Lo despidieron porque lo exigió Carlos Peña.
Ayer este último ya no sólo se limitó a exigir la salida de un Ministro, el de Justicia, sino que anunció su renuncia antes de que éste la presentara. En efecto, tituló su columna: "La Caída de Ribera", sin que el afectado hubiera caído. Entonces, antes de 24 horas el gobierno había acatado su dictum y caía Ribera, visiblemente contrariado. De nada le sirvió argumentar que no había cometido irregularidad alguna ni contar con el respaldo firme de su partido, RN, y de la colectividad aliada, la UDI. El gobierno anunció vagamente que había razones "políticas" justificativas de la renuncia. Nadie las ha especificado, pero están claras: Carlos Peña la ordenó.
Siempre se ha considerado conveniente para la buena marcha del país que haya estabilidad ministerial. Ahora Carlos Peña está provocando una rotativa de ministros propia del régimen parlamentario, que en su tiempo condujo a una inestabilidad política extrema y provocó grandes cambios, la mayoría traumáticos, en la institucionalidad del país.
Creo llegada la hora de que las "fuerzas vivas" de la nacionalidad demanden del columnista poner término a este continuo defenestramiento de ministros, pues el mismo, por su frecuencia y asiduidad, y a falta de verdaderos gobierno y autoridad, hace temer por el futuro de la estabilidad institucional.
En realidad, en cuanto a mantener el orden público, que es la principal misión de un Ministro del Interior, Hinzpeter parecía no existir, porque los desórdenes, las ilegalidades y la violencia contra la policía uniformada y la propiedad pública y privada quedaron en definitiva impunes; y quienes la protagonizaron siempre terminaron obteniendo el todo o parte de lo que exigían mediante la fuerza ilegal, hubieren sido ellos magallánicos, ayseninos, calameños, mapuches o estudiantes secundarios y universitarios.
Bueno, la remoción exigida por Carlos Peña tuvo lugar y asumió un nuevo Ministro del Interior, pero entonces en Atacama se tomaron los caminos, agredieron a la fuerza pública y rodearon una industria, todo en completa impunidad, hasta que la empresa afectada terminó por resolver el cierre de su planta, que era lo que los ilegalmente alzados pedían. ¿Por qué despidieron a Hinzpeter, si era igualmente apto para ceder ante las presiones ilegales? Lo despidieron porque lo exigió Carlos Peña.
Ayer este último ya no sólo se limitó a exigir la salida de un Ministro, el de Justicia, sino que anunció su renuncia antes de que éste la presentara. En efecto, tituló su columna: "La Caída de Ribera", sin que el afectado hubiera caído. Entonces, antes de 24 horas el gobierno había acatado su dictum y caía Ribera, visiblemente contrariado. De nada le sirvió argumentar que no había cometido irregularidad alguna ni contar con el respaldo firme de su partido, RN, y de la colectividad aliada, la UDI. El gobierno anunció vagamente que había razones "políticas" justificativas de la renuncia. Nadie las ha especificado, pero están claras: Carlos Peña la ordenó.
Siempre se ha considerado conveniente para la buena marcha del país que haya estabilidad ministerial. Ahora Carlos Peña está provocando una rotativa de ministros propia del régimen parlamentario, que en su tiempo condujo a una inestabilidad política extrema y provocó grandes cambios, la mayoría traumáticos, en la institucionalidad del país.
Creo llegada la hora de que las "fuerzas vivas" de la nacionalidad demanden del columnista poner término a este continuo defenestramiento de ministros, pues el mismo, por su frecuencia y asiduidad, y a falta de verdaderos gobierno y autoridad, hace temer por el futuro de la estabilidad institucional.
sábado, 15 de diciembre de 2012
¿Aylwin Preso por DD. HH.?
Hace un rato llegó a mi casa un equipo de una estación de TV para saber mi opinión sobre la última locura del estado de "desvarío" nacional: una querella comunista contra todos los civiles que convocaron a las Fuerzas Armadas y Carabineros al pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973.
La justicia de izquierda, que impera sin contrapeso en nuestro país, seguramente acogerá el libelo y, dentro de la lógica de "Solís et al", que nunca necesitaron pruebas ni leyes para condenar a uniformados, ello tendría que conducir a la condena de los que llamaron a los hombres de armas a "poner término" a la situación existente en 1973.
Yo creía que estos términos entre comillas habían sido empleados por primera vez en el Acuerdo de la Cámara de 23 de agosto de ese año, pero leyendo el "Manifiesto contra el Desvarío", del ex marino y abogado Adolfo Paul Latorre, me he encontrado allí con la cita de un discurso en el Senado del senador Patricio Aylwin, del 11 de julio de 1973, en el cual convocaba explícitamente a los militares a "poner término" a la situación existente. Venía pidiéndolo desde mucho antes del 11, en sintonía con la opinión de Frei Montalva en el sentido de que "esto se arregla sólo con fusiles".
Como sabemos, los militares acogieron su llamado, salvaron a la Patria y después fueron condenados a iniciativa del mismo Aylwin por hacerlo. Fue una "vuelta de chaqueta" muy chilena. Tanto como la del Ejército, que condecoró a Aylwin hace pocos días. Debe ser uno de los pocos casos que registran los anales de que una institución traicionada condecore a quien la traicionó. Es que "así es Chile", como diría un futbolista.
Además, Aylwin indultó a todos los extremistas de izquierda, por sangrientos que hubieran sido sus crímenes, muchos de ellos contra miembros del Ejército (había prometido que no lo iba a hacer); y se encargó, además, de formar una comisión sesgada (Rettig) para condenar a los uniformados ante el país y ante la historia. De paso, entonces, así les pagó a los comunistas su apoyo electoral en la elección de 1989.
Como decía su correligionario Juan de Dios Carmona, recientemente fallecido, "los DC echaron a los comunistas con la ayuda de los militares y después echaron a los militares con la ayuda de los comunistas".
Pero, como nadie ha clavado la rueda de la fortuna, hoy los comunistas, que pasaron de ser agresores a agredidos; de totalitarios a demócratas; y de victimarios a víctimas, ahora, en otro giro, pretenden que se condene a los políticos civiles por haber impedido el golpe totalitario en 1973. Nuestra justicia de izquierda no necesita leyes ni hechos ni pruebas para hacerlo. Por una suprema ironía, pocos días atrás el ministro Alejandro Solís, especializado en imponer condenas a diez años y un día sin ninguna base y sin siquiera haber tomado declaración indagatoria al militar condenado, llamó a su presencia al brigadier (r) Krassnoff, a quien le ha impuesto largo más de veinte años de presidio en distintos juicios sin haberlo visto nunca (pese a su obligación legal de haberlo interrogado personalmente en cada caso). Y me han informado que lo trató con amabilidad. ¿Por qué uno no va a ser amable con alguien a quien ha privado de más de veinte años de libertad? Los miristas no tienen por qué dejar de ser civilizados en la esfera social.
Bueno, supongo que ahora los jueces de izquierda no van a condenar ilegalmente a don Patricio Aylwin sin tomarle siquiera declaración indagatoria. Al fin y al cabo, es un civil, no un militar. En todo caso, esta querella comunista, en los propios momentos en que hay tratativas entre DC y los rojos para ver modo de marchar juntos en futuras elecciones, parece decir que en el partido de Lenin y Stalin no todos están de acuerdo en hacer alianzas con los kerenskys chilenos, por mucho que éstos tantas veces los hayan ayudado.
Pero si llegaran a procesar o condenar a don Patricio por haber llamado a los uniformados en 1973, y visto que ha sido el gestor de las condenas ilegales contra quienes acogieron su llamado y ha dispuesto el pago de centenares de millones de dólares anuales como compensación a quienes, a raíz del mismo llamado, no pudieron dar el golpe totalitario, sería del caso reeditar la conocida exclamación de Julio Martínez en 1962: "¡Justicia divina!"
La justicia de izquierda, que impera sin contrapeso en nuestro país, seguramente acogerá el libelo y, dentro de la lógica de "Solís et al", que nunca necesitaron pruebas ni leyes para condenar a uniformados, ello tendría que conducir a la condena de los que llamaron a los hombres de armas a "poner término" a la situación existente en 1973.
Yo creía que estos términos entre comillas habían sido empleados por primera vez en el Acuerdo de la Cámara de 23 de agosto de ese año, pero leyendo el "Manifiesto contra el Desvarío", del ex marino y abogado Adolfo Paul Latorre, me he encontrado allí con la cita de un discurso en el Senado del senador Patricio Aylwin, del 11 de julio de 1973, en el cual convocaba explícitamente a los militares a "poner término" a la situación existente. Venía pidiéndolo desde mucho antes del 11, en sintonía con la opinión de Frei Montalva en el sentido de que "esto se arregla sólo con fusiles".
Como sabemos, los militares acogieron su llamado, salvaron a la Patria y después fueron condenados a iniciativa del mismo Aylwin por hacerlo. Fue una "vuelta de chaqueta" muy chilena. Tanto como la del Ejército, que condecoró a Aylwin hace pocos días. Debe ser uno de los pocos casos que registran los anales de que una institución traicionada condecore a quien la traicionó. Es que "así es Chile", como diría un futbolista.
Además, Aylwin indultó a todos los extremistas de izquierda, por sangrientos que hubieran sido sus crímenes, muchos de ellos contra miembros del Ejército (había prometido que no lo iba a hacer); y se encargó, además, de formar una comisión sesgada (Rettig) para condenar a los uniformados ante el país y ante la historia. De paso, entonces, así les pagó a los comunistas su apoyo electoral en la elección de 1989.
Como decía su correligionario Juan de Dios Carmona, recientemente fallecido, "los DC echaron a los comunistas con la ayuda de los militares y después echaron a los militares con la ayuda de los comunistas".
Pero, como nadie ha clavado la rueda de la fortuna, hoy los comunistas, que pasaron de ser agresores a agredidos; de totalitarios a demócratas; y de victimarios a víctimas, ahora, en otro giro, pretenden que se condene a los políticos civiles por haber impedido el golpe totalitario en 1973. Nuestra justicia de izquierda no necesita leyes ni hechos ni pruebas para hacerlo. Por una suprema ironía, pocos días atrás el ministro Alejandro Solís, especializado en imponer condenas a diez años y un día sin ninguna base y sin siquiera haber tomado declaración indagatoria al militar condenado, llamó a su presencia al brigadier (r) Krassnoff, a quien le ha impuesto largo más de veinte años de presidio en distintos juicios sin haberlo visto nunca (pese a su obligación legal de haberlo interrogado personalmente en cada caso). Y me han informado que lo trató con amabilidad. ¿Por qué uno no va a ser amable con alguien a quien ha privado de más de veinte años de libertad? Los miristas no tienen por qué dejar de ser civilizados en la esfera social.
Bueno, supongo que ahora los jueces de izquierda no van a condenar ilegalmente a don Patricio Aylwin sin tomarle siquiera declaración indagatoria. Al fin y al cabo, es un civil, no un militar. En todo caso, esta querella comunista, en los propios momentos en que hay tratativas entre DC y los rojos para ver modo de marchar juntos en futuras elecciones, parece decir que en el partido de Lenin y Stalin no todos están de acuerdo en hacer alianzas con los kerenskys chilenos, por mucho que éstos tantas veces los hayan ayudado.
Pero si llegaran a procesar o condenar a don Patricio por haber llamado a los uniformados en 1973, y visto que ha sido el gestor de las condenas ilegales contra quienes acogieron su llamado y ha dispuesto el pago de centenares de millones de dólares anuales como compensación a quienes, a raíz del mismo llamado, no pudieron dar el golpe totalitario, sería del caso reeditar la conocida exclamación de Julio Martínez en 1962: "¡Justicia divina!"
jueves, 13 de diciembre de 2012
La Prueba TIMSS y la Verdad
El caso de las informaciones sobre la prueba TIMSS ("Trends in International Mathematics and Science Studies") ha vuelto a ponernos a los chilenos en dificultades con la verdad.
Una parte de esa verdad que es preciso rescatar es que Chile ha tenido el coraje de reincorporarse a la prueba internacional TIMSS, de la cual huyen despavoridos todos los gobernantes demagogos del continente. Pues hoy es el único país de América Latina que se atreve a participar en ella... y así le va. Pero es meritorio ese coraje, que la Concertción no tuvo en 2007, año en el cual se marginó "por razones de imagen". ("Ella" deberá explicarlo).
Los partidarios del gobierno ponen énfasis en que los estudiantes chilenos mostraron avances en sus puntajes, y eso es verdad. Pero no añaden que esos avances deben ponderarse por dos factores: uno, que corresponden a ocho años y no a cuatro, porque, como recién señalé, Chile se marginó de la prueba TIMSS en 2007; entonces, avanzamos más que otros, pero tuvimos ocho años para hacerlo y ellos sólo cuatro; y, dos, que entre 1999 y 2003 Chile había retrocedido, en vez de avanzar. Es decir, que después de arrojarle unos miles de millones de dólares más a ese tonel sin fondo llamado "Ministerio de Educación", los estudiantes chilenos demostraron en 2003 haber quedado PEOR que cuatro años antes y sin ese gasto adicional. Entonces, parte de la mejoría de 2011 corresponde sólo a recuperación de la pérdida de puntajes entre 1999 y 2003.
Otra parte de la verdad que se ha silenciado (apareció en un solo diario, "El Mercurio") es el lugar que ocupó Chile en la prueba: 37 entre 50 en Matemáticas, cuarto básico; 31 entre 42 en Matemáticas, octavo básico; 34 entre 50 en Ciencias, cuarto básico; y 25 entre 42 en Ciencias, octavo básico. Y estamos aventajando sólo a países africanos y subsaharianos de la parte final del ranking.
Otra parte de la verdad que se ha ocultado cuidadosamente (sólo apareció en "La Segunda") es que los puntajes de la Educación Particular Pagada chilena (520 en Matemáticas), habrían ubicado al país sobre Serbia y Australia, por ejemplo, en cuarto básico; y en octavo básico lo habrían situado sobre Israel y Finlandia, en séptimo lugar.
Y en cuanto a Ciencias, en que los colegios particulares pagados obtuvieron 547 puntos, Chile habría sido séptimo, aventajando a los EE. UU., en cuarto básico; y habría sido sexto, aventajando a Eslovenia y Rusia, en octavo básico.
Con esos aportes a la verdad, que los medios en general no han dado a conocer, preocupados, como lo están, de que el Presidente aparezca con una moto dando el "vamos" al Dakar, los chilenos racionales (¿conoce usted a alguno?) se habrían visto forzados a concluir que la educación chilena daría un enorme salto adelante si pudiera ser privatizada, lo cual sería perfectamente factible si en lugar de darle seis BILLONES (millones de millones) de pesos anuales de los contribuyentes a un monstruo dilapidador llamado Ministerio de Educación, se los dieran a familias medias y pobres para que eligieran el mejor colegio particular pagado para sus hijos.
Ciertamente, esos colegios, en un clima de competencia y eficiencia, con métodos y programas innovadores, no mantendrían a la caterva de profesores comunistas que hoy enseñan huelga y lucha de clases en vez de las cuatro operaciones y los elementos científicos básicos y que lanzan a los imberbes a las calles a agredir, destrozar y repetir consignas falsas.
Una parte de esa verdad que es preciso rescatar es que Chile ha tenido el coraje de reincorporarse a la prueba internacional TIMSS, de la cual huyen despavoridos todos los gobernantes demagogos del continente. Pues hoy es el único país de América Latina que se atreve a participar en ella... y así le va. Pero es meritorio ese coraje, que la Concertción no tuvo en 2007, año en el cual se marginó "por razones de imagen". ("Ella" deberá explicarlo).
Los partidarios del gobierno ponen énfasis en que los estudiantes chilenos mostraron avances en sus puntajes, y eso es verdad. Pero no añaden que esos avances deben ponderarse por dos factores: uno, que corresponden a ocho años y no a cuatro, porque, como recién señalé, Chile se marginó de la prueba TIMSS en 2007; entonces, avanzamos más que otros, pero tuvimos ocho años para hacerlo y ellos sólo cuatro; y, dos, que entre 1999 y 2003 Chile había retrocedido, en vez de avanzar. Es decir, que después de arrojarle unos miles de millones de dólares más a ese tonel sin fondo llamado "Ministerio de Educación", los estudiantes chilenos demostraron en 2003 haber quedado PEOR que cuatro años antes y sin ese gasto adicional. Entonces, parte de la mejoría de 2011 corresponde sólo a recuperación de la pérdida de puntajes entre 1999 y 2003.
Otra parte de la verdad que se ha silenciado (apareció en un solo diario, "El Mercurio") es el lugar que ocupó Chile en la prueba: 37 entre 50 en Matemáticas, cuarto básico; 31 entre 42 en Matemáticas, octavo básico; 34 entre 50 en Ciencias, cuarto básico; y 25 entre 42 en Ciencias, octavo básico. Y estamos aventajando sólo a países africanos y subsaharianos de la parte final del ranking.
Otra parte de la verdad que se ha ocultado cuidadosamente (sólo apareció en "La Segunda") es que los puntajes de la Educación Particular Pagada chilena (520 en Matemáticas), habrían ubicado al país sobre Serbia y Australia, por ejemplo, en cuarto básico; y en octavo básico lo habrían situado sobre Israel y Finlandia, en séptimo lugar.
Y en cuanto a Ciencias, en que los colegios particulares pagados obtuvieron 547 puntos, Chile habría sido séptimo, aventajando a los EE. UU., en cuarto básico; y habría sido sexto, aventajando a Eslovenia y Rusia, en octavo básico.
Con esos aportes a la verdad, que los medios en general no han dado a conocer, preocupados, como lo están, de que el Presidente aparezca con una moto dando el "vamos" al Dakar, los chilenos racionales (¿conoce usted a alguno?) se habrían visto forzados a concluir que la educación chilena daría un enorme salto adelante si pudiera ser privatizada, lo cual sería perfectamente factible si en lugar de darle seis BILLONES (millones de millones) de pesos anuales de los contribuyentes a un monstruo dilapidador llamado Ministerio de Educación, se los dieran a familias medias y pobres para que eligieran el mejor colegio particular pagado para sus hijos.
Ciertamente, esos colegios, en un clima de competencia y eficiencia, con métodos y programas innovadores, no mantendrían a la caterva de profesores comunistas que hoy enseñan huelga y lucha de clases en vez de las cuatro operaciones y los elementos científicos básicos y que lanzan a los imberbes a las calles a agredir, destrozar y repetir consignas falsas.
martes, 11 de diciembre de 2012
Ocultando la Prueba TIMSS
He tratado de encontrar los detalles de la prueba internacional TIMSS entre 53 países, pero no los he podido encontrar, pues en ella no sólo le ha ido mal a Chile sino que la misma revela resultados políticamente inaceptables, como los de que la educación particular pagada está al nivel de los mejores países del mundo, mientras la estatal o municipalizada está al nivel de los peores; y que los hombres alcanzan mejores resultados que las mujeres, evidencia que es ilegal e inconstitucional y cuya publicación lo convierte a uno en pasible de delito castigado en la ley antidiscriminación.
En cambio, no he tenido que buscar los detalles de la participación del Presidente Piñera en los alegatos de La Haya (participación que ha sido de nula necesidad) y, sin embargo, me los he encontrado en todos los medios, retratándolo a él de frente, de perfil, sentado y de pie, presenciando los alegatos o sosteniendo teleconferencias con los delegados chilenos, en las cuales, por supuesto, él no ha aportado un solo antecedente original, necesario o eficaz (tres sinónimos, como a él le gusta) para la causa chilena.
Lo que pasa es que los resultados de la prueba TIMSS perjudican la imagen del Gobierno, porque son malos, y, en cambio, la omnnipresencia en relación a La Haya (cree el Presidente) lo favorece, sobre todo en momentos en que CEP toma la muestra de terreno de su última encuesta de 2012. Único indicador estadístico-político que va quedando desde que "se rompió el termómetro" Adimark-GFK por alguna razón que nadie se va a poner a investigar, por supuesto.
Luego, no sé en qué lugar entre los 53 países de la TIMSS terminó Chile, porque esa información es clasificada y políticamente incorrecta, pero sospecho que en el 38 o 40, ganándole a una decena de países africanos. Pero lo que sí no pudo evitarse publicar fue que en los únicos colegios chilenos en que se registró buen puntaje fue en los particulares pagados, que superaron el término medio de 500 puntos, obteniendo 520 en Matemáticas y 547 en Ciencias, al nivel de países como Israel y Finlandia, que están entre los ocho mejores de la muestra.
Los colegios particulares pagados no les cuestan un peso a los contribuyentes (o, en todo caso, sólo algo marginal e inútil que les pueda entregar el Estado, como prohibirles tener sus propios programas y planes de estudio). En cambio los municipales y particulares subvencionados les cuestan este año SEIS BILLONES DE PESOS, lo que significa que durante los cinco gobiernos de la Concertación SE HA DECUPLICADO (explicación para chilenos: multiplicado por diez) EN TÉRMINOS REALES lo que los contribuyentes entregan al ente más monstruoso e inútil de la burocracia chilena, el Ministerio de Educación.
Si éste fuera suprimido y la plata que se lleva su burocracia fuera entregada a los dos millones de padres de familia más pobres, TODOS los niños podrían pagar los mejores colegios y nuestra enseñanza estaría entre las ocho mejores del mundo, al nivel de Israel y Finlandia.
Pero no, los chilenos salen a las calles para pedir todo lo contrario: más plata para la burocracia. Y en el presupuesto de 2013 habrá otro MEDIO BILLÓN DE PESOS para ella. Y todas las TIMSS que vengan también las vamos a tener que ocultar, porque mientras más plata se lleva la burocracia educacional, más lejos vamos a estar de la enseñanza de los países desarrollados. Salvo los alumnos de colegios pagados, que ya tienen el nivel de ésta.
¿Y todavía hay algunos que preguntan por qué en Chile hay desigualdad?
En cambio, no he tenido que buscar los detalles de la participación del Presidente Piñera en los alegatos de La Haya (participación que ha sido de nula necesidad) y, sin embargo, me los he encontrado en todos los medios, retratándolo a él de frente, de perfil, sentado y de pie, presenciando los alegatos o sosteniendo teleconferencias con los delegados chilenos, en las cuales, por supuesto, él no ha aportado un solo antecedente original, necesario o eficaz (tres sinónimos, como a él le gusta) para la causa chilena.
Lo que pasa es que los resultados de la prueba TIMSS perjudican la imagen del Gobierno, porque son malos, y, en cambio, la omnnipresencia en relación a La Haya (cree el Presidente) lo favorece, sobre todo en momentos en que CEP toma la muestra de terreno de su última encuesta de 2012. Único indicador estadístico-político que va quedando desde que "se rompió el termómetro" Adimark-GFK por alguna razón que nadie se va a poner a investigar, por supuesto.
Luego, no sé en qué lugar entre los 53 países de la TIMSS terminó Chile, porque esa información es clasificada y políticamente incorrecta, pero sospecho que en el 38 o 40, ganándole a una decena de países africanos. Pero lo que sí no pudo evitarse publicar fue que en los únicos colegios chilenos en que se registró buen puntaje fue en los particulares pagados, que superaron el término medio de 500 puntos, obteniendo 520 en Matemáticas y 547 en Ciencias, al nivel de países como Israel y Finlandia, que están entre los ocho mejores de la muestra.
Los colegios particulares pagados no les cuestan un peso a los contribuyentes (o, en todo caso, sólo algo marginal e inútil que les pueda entregar el Estado, como prohibirles tener sus propios programas y planes de estudio). En cambio los municipales y particulares subvencionados les cuestan este año SEIS BILLONES DE PESOS, lo que significa que durante los cinco gobiernos de la Concertación SE HA DECUPLICADO (explicación para chilenos: multiplicado por diez) EN TÉRMINOS REALES lo que los contribuyentes entregan al ente más monstruoso e inútil de la burocracia chilena, el Ministerio de Educación.
Si éste fuera suprimido y la plata que se lleva su burocracia fuera entregada a los dos millones de padres de familia más pobres, TODOS los niños podrían pagar los mejores colegios y nuestra enseñanza estaría entre las ocho mejores del mundo, al nivel de Israel y Finlandia.
Pero no, los chilenos salen a las calles para pedir todo lo contrario: más plata para la burocracia. Y en el presupuesto de 2013 habrá otro MEDIO BILLÓN DE PESOS para ella. Y todas las TIMSS que vengan también las vamos a tener que ocultar, porque mientras más plata se lleva la burocracia educacional, más lejos vamos a estar de la enseñanza de los países desarrollados. Salvo los alumnos de colegios pagados, que ya tienen el nivel de ésta.
¿Y todavía hay algunos que preguntan por qué en Chile hay desigualdad?
lunes, 10 de diciembre de 2012
Chile Invertebrado
A nadie que lea este blog con alguna frecuencia se le puede ocultar que tengo una bastante precaria opinión de los chilenos. Los que aprecio individualmente son, en realidad, muy pocos. A la masa mayoritaria de mis compatriotias no le tengo aprecio, por decirlo de una manera respetuosa. Lo cual se me hizo manifiesto, una vez más, cuando vi la semana pasada que el Ejército condecoró al ex Presidente Aylwin. Y en medio de general benelácito.
¿Cómo un país así tuvo un arresto de coraje para librarse del marxismo-leninismo en 1973 y perseverar durante 17 años en construir lo que tenemos hoy? Porque, supongo, nadie va a negar que el verdadero "cambio de chip" (para mejor) se produjo entre 1973 y 1990; y que es un verdadero milagro que todavía las mayorías no lo hayan echado todo a perder.
Me vi reafirmado en esas convicciones cuando vi las fotografías del homenaje del Ejército al ex Presidente Aylwin, el preciso personaje que, primero, lo convocó a usar sus medios para derrotar a los veinte mil extremistas armados que se aprestaban a dar el golpe totalitario; y el mismo que, después, lo puso en la picota pública por ello y ha cohonestado hasta hoy la condena ilegal de numerosos de los soldados que derrotaron al extremismo.
¡Qué cosa más increíble! ¡Condecoran al propio tipo que los traicionó!
No se había visto algo más patético desde el "Nunca Más" del general Cheyre, en que hizo cargar a su institución con todas las culpas nacionales por hechos del pasado.
Es que este país está tan invertebrado que el otro día, en una entrevista, un candidato de derecha, Andrés Allamand, declaró que el político que más admira es ¡Patricio Aylwin! ¿Cuántas puñaladas por la espalda hay que asestar en Chile para que a uno lo admire la derecha?
Mientras tanto, solitaria y casi clandestinamente (no por su voluntad) un marino (r) y abogado, Adolfo Paul Latorre, prepara un "Manifiesto Ante el Desvarío" y lo somete a personas que piensan como él, es decir, a la pequeña minoría del Chile vertebrado. Es un documento extenso. Si uno lee con atención las barbaridades nacionales que denuncia, lo único que puede experimentar es vergüenza de ser chileno.
Embargado de ese sentimiento, pues, cierro este comentario.
¿Cómo un país así tuvo un arresto de coraje para librarse del marxismo-leninismo en 1973 y perseverar durante 17 años en construir lo que tenemos hoy? Porque, supongo, nadie va a negar que el verdadero "cambio de chip" (para mejor) se produjo entre 1973 y 1990; y que es un verdadero milagro que todavía las mayorías no lo hayan echado todo a perder.
Me vi reafirmado en esas convicciones cuando vi las fotografías del homenaje del Ejército al ex Presidente Aylwin, el preciso personaje que, primero, lo convocó a usar sus medios para derrotar a los veinte mil extremistas armados que se aprestaban a dar el golpe totalitario; y el mismo que, después, lo puso en la picota pública por ello y ha cohonestado hasta hoy la condena ilegal de numerosos de los soldados que derrotaron al extremismo.
¡Qué cosa más increíble! ¡Condecoran al propio tipo que los traicionó!
No se había visto algo más patético desde el "Nunca Más" del general Cheyre, en que hizo cargar a su institución con todas las culpas nacionales por hechos del pasado.
Es que este país está tan invertebrado que el otro día, en una entrevista, un candidato de derecha, Andrés Allamand, declaró que el político que más admira es ¡Patricio Aylwin! ¿Cuántas puñaladas por la espalda hay que asestar en Chile para que a uno lo admire la derecha?
Mientras tanto, solitaria y casi clandestinamente (no por su voluntad) un marino (r) y abogado, Adolfo Paul Latorre, prepara un "Manifiesto Ante el Desvarío" y lo somete a personas que piensan como él, es decir, a la pequeña minoría del Chile vertebrado. Es un documento extenso. Si uno lee con atención las barbaridades nacionales que denuncia, lo único que puede experimentar es vergüenza de ser chileno.
Embargado de ese sentimiento, pues, cierro este comentario.
viernes, 7 de diciembre de 2012
Trucos de la Costa Oeste de Sudamérica
Cuando yo era joven, cosa que tenía lugar hace, lamentablemente, mucho tiempo, me cupo en suerte viajar en el vapor "Pizarro" de la Pacific Steam Navigation Company (PSNC, sigla que se hallaba inscrita en diferentes dependencias del barco y que hizo pronosticar a un pasajero, cuando subía a bordo, que ello quería decir "Pocas Serán Nuestras Comidas"; pero el capitán inglés lo oyó y lo rectificó inmediatamente, precisándole que la sigla significaba "Peor Seria No Comer").
En las puertas de fina madera de los amplios camarotes del barco había una plancheta que tenía la siguiente lectura en inglés: "En la costa oeste de América del Sur se recomienda mantener siempre el camarote con llave, porque hay frecuentes robos".
Me llamó mucho la atención, porque quería decir que en las otras costas que recorría el "Pizarro" esos robos no tenían lugar. Algo avergonzado y ofendido, pero no sorprendido, manejé siempre el camarote con llave.
Pues, en efecto, por estas costas solemos observar conductas indeseables o, como se dice ahora, "impresentables". En el juicio de La Haya, por suerte, hasta ahora los chilenos no hemos sido sorprendidos en ninguna. Los peruanos, en cambio, sí: de hecho, han sido pillados con "las manos en la masa". Pues, para ocultar la circunstancia evidente de que siempre aceptaron oficialmente, y de manera explícita, el paralelo frente a Arica como límite marítimo consolidado entre ambos países, han hecho trampa y han sido sorprendidos de manera flagrante. Así puede comprobarse en "El Mercurio" de hoy, página C10.
Pues un investigador chileno, enviado a Lima para encontrar testimonios peruanos que avalaran la tesis de que ese país aceptó expresamente el paralelo como frontera marítima, pidió en el Congreso de Lima el acta de una sesión de 1955 en que el diputado Juan Manuel Peña Prado, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, había reconocido que los objetivos de los acuerdos de 1952 y 1954 incluyeron, textual, "el establecimiento de fronteras marítimas entre los estados signatarios".
Pero en el Congreso peruano le informaron al chileno que "las actas del período 1947-1955 estaban perdidas". Es decir, en un procedimiento propio de la costa oeste de América del Sur, para poder hacer la trampa el Perú se había preocupado de borrar, creía, todas las huellas que lo pudieran delatar. Pero, claro, se olvidaron de algunas, porque el investigador chileno encontró que el diario "La Crónica" de Lima del 7 de mayo de 1955 había publicado íntegro el discurso de Peña Prado. Y, así, éste pudo presentarse en La Haya.
La réplica peruana, en tanto, contando con la seguridad de que se había borrado todas las huellas, aseguró que "el reporte del Congreso no contiene referencias de límites marítimos". Lástima que entre los diarios de sesiones "extraviados" había habido uno publicado in extenso en un diario. Fue como en esas fotos del "apparatchik" de la Unión Soviética en que se borraban los rostros de los caídos en desgracia, maniobra que a veces quedaba en ridículo cuando aparecían otros ejemplares de las mismas fotos que no habían sido previsoramente "trucados".
Por suerte, hasta ahora, a los chilenos no nos han sorprendido haciendo ninguna trampa semejante, del estilo de la costa oeste de Sudamérica. Pero como formamos parte de este territorio geográfico de tan poco prestigio, todavía no rasguemos vestiduras. Aprovechemos, en todo caso, esta transitoria imagen de "gente seria", que proyectamos por contraste con la burda jugada peruana, para adoptar una pose de estudiada dignidad, aunque no estemos muy seguros de que podamos mantenerla incólume hasta el final.
En las puertas de fina madera de los amplios camarotes del barco había una plancheta que tenía la siguiente lectura en inglés: "En la costa oeste de América del Sur se recomienda mantener siempre el camarote con llave, porque hay frecuentes robos".
Me llamó mucho la atención, porque quería decir que en las otras costas que recorría el "Pizarro" esos robos no tenían lugar. Algo avergonzado y ofendido, pero no sorprendido, manejé siempre el camarote con llave.
Pues, en efecto, por estas costas solemos observar conductas indeseables o, como se dice ahora, "impresentables". En el juicio de La Haya, por suerte, hasta ahora los chilenos no hemos sido sorprendidos en ninguna. Los peruanos, en cambio, sí: de hecho, han sido pillados con "las manos en la masa". Pues, para ocultar la circunstancia evidente de que siempre aceptaron oficialmente, y de manera explícita, el paralelo frente a Arica como límite marítimo consolidado entre ambos países, han hecho trampa y han sido sorprendidos de manera flagrante. Así puede comprobarse en "El Mercurio" de hoy, página C10.
Pues un investigador chileno, enviado a Lima para encontrar testimonios peruanos que avalaran la tesis de que ese país aceptó expresamente el paralelo como frontera marítima, pidió en el Congreso de Lima el acta de una sesión de 1955 en que el diputado Juan Manuel Peña Prado, de la Comisión de Relaciones Exteriores de la Cámara, había reconocido que los objetivos de los acuerdos de 1952 y 1954 incluyeron, textual, "el establecimiento de fronteras marítimas entre los estados signatarios".
Pero en el Congreso peruano le informaron al chileno que "las actas del período 1947-1955 estaban perdidas". Es decir, en un procedimiento propio de la costa oeste de América del Sur, para poder hacer la trampa el Perú se había preocupado de borrar, creía, todas las huellas que lo pudieran delatar. Pero, claro, se olvidaron de algunas, porque el investigador chileno encontró que el diario "La Crónica" de Lima del 7 de mayo de 1955 había publicado íntegro el discurso de Peña Prado. Y, así, éste pudo presentarse en La Haya.
La réplica peruana, en tanto, contando con la seguridad de que se había borrado todas las huellas, aseguró que "el reporte del Congreso no contiene referencias de límites marítimos". Lástima que entre los diarios de sesiones "extraviados" había habido uno publicado in extenso en un diario. Fue como en esas fotos del "apparatchik" de la Unión Soviética en que se borraban los rostros de los caídos en desgracia, maniobra que a veces quedaba en ridículo cuando aparecían otros ejemplares de las mismas fotos que no habían sido previsoramente "trucados".
Por suerte, hasta ahora, a los chilenos no nos han sorprendido haciendo ninguna trampa semejante, del estilo de la costa oeste de Sudamérica. Pero como formamos parte de este territorio geográfico de tan poco prestigio, todavía no rasguemos vestiduras. Aprovechemos, en todo caso, esta transitoria imagen de "gente seria", que proyectamos por contraste con la burda jugada peruana, para adoptar una pose de estudiada dignidad, aunque no estemos muy seguros de que podamos mantenerla incólume hasta el final.
jueves, 6 de diciembre de 2012
Este Blog y La Haya
Confieso haber leído sólo en diagonal la masiva información periodística sobre La Haya. Soy como el chileno medio, que no se ha interesado en el tema, según revelan los bajísimos ratings de los programas de TV despachados desde La Haya. Pese a toda esa masividad informativa, el dato más pertinente, importante y decisivo al respecto no lo encontré en la prensa sino entre los comentarios de este blog. Fue entregado por Cristián Muñoz, integrante de la minoría no marxista de comentaristas que me siguen (o persiguen), quien reprodujo el siguiente párrafo del Tratado de 1954 firmado en Lima por Ecuador, Chile y Perú, y ratificado en 1964, 1967 y 1975: "Establécese una zona especial, a partir de las doce millas marinas de la costa, de diez millas marinas de ancho a cada lado DEL PARALELO QUE CONSTITUYE EL LÍMITE MARÍTIMO ENTRE LOS DOS PAÍSES".
En mis lecturas (confesamente diagonales) de la información periodística publicada, nunca me había topado con semejante texto, que resuelve todo el conflicto suscitado por Perú.
Al parecer, en "La Tercera" alguien también leyó los eruditos comentarios de Cristián Muñoz en el citado blog y hoy dicho diario reprodujo, como subtítulo destacado, precisamente lo que había revelado Cristián, quien, entre paréntesis, ha sido víctima de la mayoría violenta de comentaristas de extrema izquierda, que lo han elegido como víctima proiciatoria en estos días.
Pues en la cita que él ha aportado "está todo": Chile, Ecuador y Perú suscriben el hecho de que el paralelo constituye el límite marítimo entre los países. En 1954, entonces, lo que se hizo fue explicitar y solemnizar, con la aprobación de todas las instancias constitucionales de los tres países, una realidad que venía de mucho antes y que constituía todo un precedente limítrofe internacional consolidado.
¿A qué obedeció, entonces, la acción peruana, emprendida pese a tan aplastante evidencia en contra? A un hecho sobreviniente: en 1982 se aprobó una Convención del Mar que estableció (para casos futuros en que hubiera dudas, naturalmente) que las fronteras marítimas podían establecerse mediante una línea bisectriz trazada a partir de la frontera terrestre. En ello los juristas peruanos encontraron un resquicio para comenzar a pedir algo que nunca habían tenido. Y los gobernsntes de ese país, sabedores de que el más antiguo artificio de su política interna para conseguir popularidad consiste en suscitar problemas con Chile, emprendieron el camino judicial.
Con todo, pese a la falta de fundamento de la acción peruana, mantengo mi pronóstico de que la Corte de La Haya va a reconocer al Perú una superficie pequeña de territorio y de mar derivada de considerar como válido lugar de inicio de la frontera marítima el llamado "Punto Concordia", a la orilla del mar, en lugar del Hito 1, doscientos metros más hacia el noreste.
Felicito a Cristián Muñoz por su erudición en este tema (y en otros) y por su entereza para soportar los ataques de la brigada de extrema izquierda que se ha "tomado" los comentarios y que "funa" sin piedad a quienes discrepan de ella.
En mis lecturas (confesamente diagonales) de la información periodística publicada, nunca me había topado con semejante texto, que resuelve todo el conflicto suscitado por Perú.
Al parecer, en "La Tercera" alguien también leyó los eruditos comentarios de Cristián Muñoz en el citado blog y hoy dicho diario reprodujo, como subtítulo destacado, precisamente lo que había revelado Cristián, quien, entre paréntesis, ha sido víctima de la mayoría violenta de comentaristas de extrema izquierda, que lo han elegido como víctima proiciatoria en estos días.
Pues en la cita que él ha aportado "está todo": Chile, Ecuador y Perú suscriben el hecho de que el paralelo constituye el límite marítimo entre los países. En 1954, entonces, lo que se hizo fue explicitar y solemnizar, con la aprobación de todas las instancias constitucionales de los tres países, una realidad que venía de mucho antes y que constituía todo un precedente limítrofe internacional consolidado.
¿A qué obedeció, entonces, la acción peruana, emprendida pese a tan aplastante evidencia en contra? A un hecho sobreviniente: en 1982 se aprobó una Convención del Mar que estableció (para casos futuros en que hubiera dudas, naturalmente) que las fronteras marítimas podían establecerse mediante una línea bisectriz trazada a partir de la frontera terrestre. En ello los juristas peruanos encontraron un resquicio para comenzar a pedir algo que nunca habían tenido. Y los gobernsntes de ese país, sabedores de que el más antiguo artificio de su política interna para conseguir popularidad consiste en suscitar problemas con Chile, emprendieron el camino judicial.
Con todo, pese a la falta de fundamento de la acción peruana, mantengo mi pronóstico de que la Corte de La Haya va a reconocer al Perú una superficie pequeña de territorio y de mar derivada de considerar como válido lugar de inicio de la frontera marítima el llamado "Punto Concordia", a la orilla del mar, en lugar del Hito 1, doscientos metros más hacia el noreste.
Felicito a Cristián Muñoz por su erudición en este tema (y en otros) y por su entereza para soportar los ataques de la brigada de extrema izquierda que se ha "tomado" los comentarios y que "funa" sin piedad a quienes discrepan de ella.
martes, 4 de diciembre de 2012
Chilenos Tratando de Entender
A los chilenos nos vienen diciendo desde hace años que no tenemos ningún problema de límite marítimo con el Perú, porque dos tratados lo establecieron hace más de medio siglo. Todo eso es verdad, pero el derecho contemporáneo, tanto nacional como internacional, no trata de la verdad, sino (dicho en buen chileno) de "encontrarle la quinta pata al gato" para conseguir el objetivo políticamente correcto del momento.
Los peruanos se dieron cuenta hace tiempo de que si no hubieran firmado esos tratados con Chile ellos podrían haber aspirado a tener más mar territorial que el reconocido en ellos. Les "cayó la chaucha" cuando leyeron la Convención de Derechos del Mar de 1980 (que el Perú no ha firmado, entre paréntesis, y que valida la bisectriz y no el paralelo, como sostienen los tratados suscritos con Chile).
A raíz del reciente desenlace del litigio entre Colombia y Nicaragua, se dijo que la Corte había emitido "un fallo salomónico", queriendo significar con ello que se había apartado del derecho estricto y le había dado a Nicaragua "algo" que no le correspondía, para dejarla contenta. Entonces, se concluyó, bien podía suceder que a Perú también le dieran "algo", siendo que no le corresponde, en derecho, nada. Pero todo esto del "fallo salomónico" no tenía ninguna base, porque, como demostró el otro día el abogado y diplomático Carlos Klammer en carta a "El Mercurio", en el caso colombo-nicaragüense la Corte falló estrictamente en derecho, fijando límites territoriales que antes no existían. Es decir, no hubo absolutamente nada de "salomónico". La clase política y el periodismo que pulula en torno de ella, como suele suceder, estaban hablando de algo que no entendían ni sabían ni existía o, como solía decir un huaso deslenguado, "estaban meando fuera de tiesto". Mutis por el foro del "fallo salomónico".
Pero el Presidente Piñera había comprado ese cuento y, ya menos seguro de obtener un buen resultado en La Haya, decidió convocar a los ex Presidentes a La Moneda para "compartir el costo". Si hubiera estado seguro del éxito no los habría convidado. Y luego, cuando fue a "Tolerancia Cero" el domingo, siguió buscando a quién echarle la culpa y dijo que Chile "había cometido errores", lo que enfureció a los ex cancilleres de la Concertación. El desacierto presidencial fue doble, porque al reconocer errores de la parte chilena está implícitamente anticipando que ellos pueden significarle un costo al país.
A estas alturas pienso que los chilenos siguen tratando de entender de qué se trata todo esto.
Yo he sostenido, al responder a un comentario en este blog, que la Corte le puede dar "algo", aunque sea poco, a Perú, sin apartarse del derecho y permitiéndole celebrar alguna cosa: puede hacerlo señalando que el paralelo limítrofe debe ser el que pasa por el "Punto Concordia", a la orilla del mar, y no por el hito 1, que queda más al norte y alejado de la costa. Con eso el límite marítimo se correría unos centenares de metros hacia el sur y a todo lo largo de las 200 millas de soberanía marítima. Esa franja la ganaría Perú y podría decir que "nos derrotó".
Si yo fuera juez, les daría eso a los peruanos, porque creo que, además, les corresponde en derecho (sería largo demostrar por qué). No me extrañaría que el tribunal lo hiciera.
Los peruanos se dieron cuenta hace tiempo de que si no hubieran firmado esos tratados con Chile ellos podrían haber aspirado a tener más mar territorial que el reconocido en ellos. Les "cayó la chaucha" cuando leyeron la Convención de Derechos del Mar de 1980 (que el Perú no ha firmado, entre paréntesis, y que valida la bisectriz y no el paralelo, como sostienen los tratados suscritos con Chile).
A raíz del reciente desenlace del litigio entre Colombia y Nicaragua, se dijo que la Corte había emitido "un fallo salomónico", queriendo significar con ello que se había apartado del derecho estricto y le había dado a Nicaragua "algo" que no le correspondía, para dejarla contenta. Entonces, se concluyó, bien podía suceder que a Perú también le dieran "algo", siendo que no le corresponde, en derecho, nada. Pero todo esto del "fallo salomónico" no tenía ninguna base, porque, como demostró el otro día el abogado y diplomático Carlos Klammer en carta a "El Mercurio", en el caso colombo-nicaragüense la Corte falló estrictamente en derecho, fijando límites territoriales que antes no existían. Es decir, no hubo absolutamente nada de "salomónico". La clase política y el periodismo que pulula en torno de ella, como suele suceder, estaban hablando de algo que no entendían ni sabían ni existía o, como solía decir un huaso deslenguado, "estaban meando fuera de tiesto". Mutis por el foro del "fallo salomónico".
Pero el Presidente Piñera había comprado ese cuento y, ya menos seguro de obtener un buen resultado en La Haya, decidió convocar a los ex Presidentes a La Moneda para "compartir el costo". Si hubiera estado seguro del éxito no los habría convidado. Y luego, cuando fue a "Tolerancia Cero" el domingo, siguió buscando a quién echarle la culpa y dijo que Chile "había cometido errores", lo que enfureció a los ex cancilleres de la Concertación. El desacierto presidencial fue doble, porque al reconocer errores de la parte chilena está implícitamente anticipando que ellos pueden significarle un costo al país.
A estas alturas pienso que los chilenos siguen tratando de entender de qué se trata todo esto.
Yo he sostenido, al responder a un comentario en este blog, que la Corte le puede dar "algo", aunque sea poco, a Perú, sin apartarse del derecho y permitiéndole celebrar alguna cosa: puede hacerlo señalando que el paralelo limítrofe debe ser el que pasa por el "Punto Concordia", a la orilla del mar, y no por el hito 1, que queda más al norte y alejado de la costa. Con eso el límite marítimo se correría unos centenares de metros hacia el sur y a todo lo largo de las 200 millas de soberanía marítima. Esa franja la ganaría Perú y podría decir que "nos derrotó".
Si yo fuera juez, les daría eso a los peruanos, porque creo que, además, les corresponde en derecho (sería largo demostrar por qué). No me extrañaría que el tribunal lo hiciera.