Después de 16 años de lavado cerebral, cuando en 2006 murió Augusto Pinochet, me detuvo en una esquina una modesta señora que por años me había vendido bolsas de choclos, habas y espárragos a mil pesos (ahora valen dos mil) y me dijo: "Anoche me fui a la una de la mañana a hacer la cola para ver a mi general, y recién pude verlo a las 9". Nada más. Una mujer de población que había resistido los 16 años de lavado de cerebros y permanecía incólume en su adhesión a Pinochet. Increíble. Pero cierto.
Cuando Sebastián Piñera se pregunte a dónde se ha ido, en las encuestas, la gente que lo apoyaba, debe recordar que Pinochet tuvo un 43 por ciento de adhesión en el plebiscito de 1988, después de 15 años de Gobierno Militar. Mucha de esa gente, silenciada por el vendaval de violencia síquica y física impuesto por la izquierda en Chile, sigue adhiriendo al régimen que lo salvó de ser otro enclave totalitario y a la memoria de su principal conductor.
Y si esa memoria ha sido traicionada por algunos o muchos uniformados y civiles, hay todavía una minoría, silenciosa pero significativa, la misma que hizo ocho horas de cola para darle su último adiós a Pinochet 16 años después que había dejado el poder, que todavía mantiene su lealtad de pensamiento y principios.
Sebastián Piñera pudo "pasar por el aro" a los uniformados en retiro, consiguiendo que la "familia militar" votara por él, confiada en que se haría justicia a los presos y procesados políticos uniformados. Pero la minoría silenciosa que sigue adhiriendo a lo que significó el gobierno de ellos hoy le está pasando la cuenta. Es minoría, es silenciosa, tal vez no es muy valiente, tal vez no sale a la calle a funar a nadie, pero si se le pregunta en una encuesta, rechaza a Piñera y su gobierno.
Esa gente sabe que más de 600 terroristas de izquierda se acogieron a la Ley de Amnistía, beneficio que se les deniega a los uniformados por iniciativa de Patricio Aylwin, con quien Sebastián Piñera se acaba de abrazar, una vez más, manifestándole admiración (y recibiéndola de aquél). Más de 900 terroristas de izquierda fueron indultados por Aylwin y sus sucesores, mientras continúan los procesos contra uniformados y su número va a llegar, si es que no ha llegado ya, a dos mil. ¿Y qué ha hecho Piñera? Negarles indultos, aunque sean octogenarios y estén enfermos. Aunque se estén muriendo en el penal, como el capitán Cofré, de Carabineros; o hayan fallecido en él, como el suboficial Vallejos. Los hacía ir esposados a recibir atención médica, como se dispuso bajo el ministro de Justicia, Felipe Bulnes, vejamen suprimido por su sucesor. Aunque se les retarde la libertad después de haber cumplido la pena, como sucede hoy, porque el seremi de Justicia "está muy ocupado".
Que Sebastián Piñera no se pregunte adónde se fue el apoyo que tenía, si la minoría silenciosa ve que hoy se pasea libre por el país el mirista Hugo Marchant Moya, condenado a cadena perpetua por el asesinato a mansalva del Intendente de Santiago, Carol Urzúa y dos acompañantes suyos, en 1983, pero perdonado con extrañamiento en Bélgica con trabajo garantizado por Patricio Aylin. Marchant Moya cometió decenas de atentados en 1982 y 1983, antes de asesinar a Carol Urzúa y sus escoltas. En uno de esos atentados perdió la vida un niño, Gabriel Astudillo (informaciones proporcionadas por el experto en Derechos Humanos, abogado Marcelo Elissalde Martel).
Pero Marchant Moya fue perdonado por Aylwin y sólo "sufrió" el extrañamiento a Bélgica. Hoy ha vuelto, con el puño en alto, declarando que en los próximos días se reunirá con los integrantes del MIR para "definir los pasos a seguir. La lucha continúa". Desafiante. Es que el MIR está en el mismo gobierno de Sebastián Piñera. Un alto jefe de servicio suyo, Patricio Bustos, director del Instituto Médico Legal, declara públicamente su pertenencia a esa asociación ilícita, pero al mismo tiempo goza de la confianza del Presidente. Y mientras tanto, el ministro Allamand margina del ministerio de Defensa a los asesores oficiales (r) que hubieran pertenecido a la DINA o la CNI.
¿Y por qué ha podido regresar el mirista Marchant Moya, si fue condenado por asesinato múltiple y luego indultado y conmutado a extrañamiento? Por motivos "humanitarios" que le ha reconocido un juez de izquierda, Joaquín Billard, a su vez múltiple sentenciador de militares juridicamente amparados por la amnistía y la prescripción. Pero no hay motivos humanitarios para el brigadier (r) Wenderoth, que sólo pudo asistir al entierro de su señora esposado; peor suerte tuvo su camarada brigadier (r) Willicke (procesado en el caso Prats, a quien la jueza argentina María Servini de Cubría le dijo textualmente: "Yo sé que usted no tiene nada que ver en el caso Prats, pero quiero que me diga todo lo que hacía la DINA"). Los jueces de izquierda saben lo mismo que la magistrada argentina, pero mantienen a Willicke preso y no lo dejaron siquiera asistir al entierro de su mujer.
Que Sebastián Piñera, entonces, no pregunte a dónde se ha ido el apoyo que tenía. Porque la minoría silenciosa no le va a decir nada, precisamente porque es silenciosa y porque ya no tiene representación. Pero nunca más va a expresarse a favor de él en ninguna encuesta.
viernes, 30 de diciembre de 2011
jueves, 29 de diciembre de 2011
¿Por Qué un 23 Por Ciento?
La Moneda dice que la encuesta CEP dada a conocer hoy ya está obsoleta y que la realidad del apoyo al Presidente es mucho mayor que el 23%, el porcentaje más bajo a un mandatario en 21 años. Primera vez que oigo calificar de anticuado un sondeo el mismo día en que se ha dado a la publicidad. A lo mejor en los quince días desde que terminó el trabajo en terreno de los encuestadores la imagen de Sebastián Piñera ha dado un salto positivo. Pero, entretanto, el dato que hay es ése: 23% de aprobación y 62% de rechazo.
Además, entre todas las figuras públicas con más de 50% de conocimiento por parte de la gente, las que más rechazo suscitan son dos: Camilo Escalona y Sebastián Piñera, con 41 por ciento. Y eso es notable, porque el primero no sonríe jamás y parece esforzarse por caer mal, mientras el segundo sonríe todo el tiempo (al menos cuando hay cámaras enfocándolo) y parece esforzarse por caer bien.
Yo he hecho un desordenado recuerdo de algunas de las razones que tendría para expresar mi rechazo a la gestión del Presidente, incluyendo sólo, por cierto, las que son de dominio público, porque hay varias que me guardo.
Primero, porque no tiene autoridad. Gobernar significa mandar, y él no manda. En este país todo el mundo hace lo que se le ocurre y no pasa nada, sobre todo si el infractor es extremista de izquierda. Gobernar significa conducir al país, y al nuestro no lo conduce nadie.
Segundo, porque incurre en errores permanentes, que la prensa ha llamado "piñericosas", que hacen desmerecer su figura. Me acuerdo de varios: dijo que el autor de Robinson Crusoe era Willem Dafoe (un actor norteamericano); escribió "gabiota" en un twitter, y después culpó a su hija; a la galaxia la llama "galáctea"; ayer le dijo a un sureño de 115 años que era el hombre más "lóngevo" (sic) de Chile.
Tercero, porque, con una llamada telefónica, hizo desistirse a un gran empresario euroepeo de construir la central eléctrica Barrancones, que el país mucho necesita (y necesitará todavía más muy pronto), y que había cumplido todos los trámites ambientales. ¿Qué oferta hizo que el otro no pudo rechazar? Eso no es de Presidentes.
Cuarto, porque "pasó por el aro" a los militares (r), al ofrecerles preocuparse de las ilegalidades de los juicios que se les siguen. A la gente no le gustan los que "pasan por el aro" a otros, aunque sean sus más odiados adversarios.
Quinto, porque sonríe todo el tiempo ante las cámaras. Nadie sonríe todo el tiempo, porque siempre, en un momento u otro, hay razones para no sonreír. Por eso la gente no le cree: un 69% dice que el mandatario no le da confianza.
Sexto, porque quiere estar bien con Dios y con el Diablo, pero más con el Diablo. Por eso lleva a los comunistas a La Moneda, le prometió a Teillier (según declaró Teillier) modificar el binominal, dijo que la revolución en contra suya encabezada por la Vallejo era "grande, noble, hermosa", y declaró que Volodia Teitelboim fue "un gran hombre de la historia de Chile".
Séptimo, porque es sorprendido faltando a la verdad. El año pasado declaró en cámara que "venía piloteando el helicóptero Robinson 44 por la costa", pero después resultó en la investigación, a raíz de que estaba volando antirreglamentariamente, que el piloto era otro, que recibió la sanción de la Dirección de Aeronáutica.
Octavo, porque "roba cámara". Siempre que lo enfocan abrazando a alguien (cosa que sucede todos los días, varias veces al día) es su cara la que capta el primer plano. La del o la otra no se ve, pues queda detrás, oculta.
Noveno, porque un cable diplomático norteamericano, filtrado a través de Wikileaks, afirmaba que es un hombre acostumbrado a caminar al filo de la ilegalidad. Desde los tiempos del Banco de Talca, pasando por el episodio de la obtención de autorización para vuelos de LAN en Argentina, donde se investiga un pago ilícito al alto funcionario de Kirchner que aprobó esos vuelos (tras conversar con Piñera), hasta el episodio de la compra de acciones de LAN con información privilegiada.
Décimo, porque da la impresión de que todo lo maneja. Cuando una comisión investigadora de la Cámara, pedida por diputados de la Concertación, donde había mayoría de la misma Concertación de 5 a 3, votó si se pedía a Banchile Corredores de Bolsa la grabación de la voz que ordenó la compra de las acciones de LAN con información privilegiada, se rechazó hacer ese pedido, por 5 a 3, lo que frustró la investigación. ¿Cómo lo hizo para que la propia Concertación anulara la investigación que ella misma había pedido?
Undécimo, porque tuvo como "electorado cautivo" a los partidarios del Gobierno Militar, que votaron por él a título de "mal menor"; pero ha declarado que ese gobierno fue el peor de la historia de Chile y ha mantenido, particulamermente en el Ministerio del Interior, todo el andamiaje jurídico-publicitario de la izquierda dedicado a denostar la memoria del Gobierno Militar. Los partidarios de éste pudieron votar por el mal menor, pero en ningún sondeo van a volver a votar por él.
Duodécimo, porque el "mal menor" se elegía para que, por lo menos, no hiciera las mismas cosas que la Concertación y, sin embargo, ha terminado haciéndolas. De hecho, es el V Gobierno de la misma.
Décimotercero, porque algunos pensaban que éste iba a ser un gobierno de centroderecha, pero ha agrandado el tamaño del Estado, creando ministerios, subsecretarías, superintendencias; ha aumentado los controles y fiscalizaciones (una ministra suya ha expresado el deseo de que su repartición sea "tan temida como Impuestos Internos"); ha subido los impuestos, al revés de David Cameron, cuyo gobierno es de derecha y está bajando el impuesto a las empresas; ha gravado los ahorros y aumentado el royalty a la minería y la contribución de los bienes raíces. Todo más allá de lo que ya había hecho la propia Concertación.
La gente de derecha no vota por él en las encuestas, por todo eso; la gente de izquierda tampoco, porque es de oposición. ¿Quién queda? Se supone que algunos centristas y DC. ¿Cuántos son? Lo sabemos: 23 por ciento.
Además, entre todas las figuras públicas con más de 50% de conocimiento por parte de la gente, las que más rechazo suscitan son dos: Camilo Escalona y Sebastián Piñera, con 41 por ciento. Y eso es notable, porque el primero no sonríe jamás y parece esforzarse por caer mal, mientras el segundo sonríe todo el tiempo (al menos cuando hay cámaras enfocándolo) y parece esforzarse por caer bien.
Yo he hecho un desordenado recuerdo de algunas de las razones que tendría para expresar mi rechazo a la gestión del Presidente, incluyendo sólo, por cierto, las que son de dominio público, porque hay varias que me guardo.
Primero, porque no tiene autoridad. Gobernar significa mandar, y él no manda. En este país todo el mundo hace lo que se le ocurre y no pasa nada, sobre todo si el infractor es extremista de izquierda. Gobernar significa conducir al país, y al nuestro no lo conduce nadie.
Segundo, porque incurre en errores permanentes, que la prensa ha llamado "piñericosas", que hacen desmerecer su figura. Me acuerdo de varios: dijo que el autor de Robinson Crusoe era Willem Dafoe (un actor norteamericano); escribió "gabiota" en un twitter, y después culpó a su hija; a la galaxia la llama "galáctea"; ayer le dijo a un sureño de 115 años que era el hombre más "lóngevo" (sic) de Chile.
Tercero, porque, con una llamada telefónica, hizo desistirse a un gran empresario euroepeo de construir la central eléctrica Barrancones, que el país mucho necesita (y necesitará todavía más muy pronto), y que había cumplido todos los trámites ambientales. ¿Qué oferta hizo que el otro no pudo rechazar? Eso no es de Presidentes.
Cuarto, porque "pasó por el aro" a los militares (r), al ofrecerles preocuparse de las ilegalidades de los juicios que se les siguen. A la gente no le gustan los que "pasan por el aro" a otros, aunque sean sus más odiados adversarios.
Quinto, porque sonríe todo el tiempo ante las cámaras. Nadie sonríe todo el tiempo, porque siempre, en un momento u otro, hay razones para no sonreír. Por eso la gente no le cree: un 69% dice que el mandatario no le da confianza.
Sexto, porque quiere estar bien con Dios y con el Diablo, pero más con el Diablo. Por eso lleva a los comunistas a La Moneda, le prometió a Teillier (según declaró Teillier) modificar el binominal, dijo que la revolución en contra suya encabezada por la Vallejo era "grande, noble, hermosa", y declaró que Volodia Teitelboim fue "un gran hombre de la historia de Chile".
Séptimo, porque es sorprendido faltando a la verdad. El año pasado declaró en cámara que "venía piloteando el helicóptero Robinson 44 por la costa", pero después resultó en la investigación, a raíz de que estaba volando antirreglamentariamente, que el piloto era otro, que recibió la sanción de la Dirección de Aeronáutica.
Octavo, porque "roba cámara". Siempre que lo enfocan abrazando a alguien (cosa que sucede todos los días, varias veces al día) es su cara la que capta el primer plano. La del o la otra no se ve, pues queda detrás, oculta.
Noveno, porque un cable diplomático norteamericano, filtrado a través de Wikileaks, afirmaba que es un hombre acostumbrado a caminar al filo de la ilegalidad. Desde los tiempos del Banco de Talca, pasando por el episodio de la obtención de autorización para vuelos de LAN en Argentina, donde se investiga un pago ilícito al alto funcionario de Kirchner que aprobó esos vuelos (tras conversar con Piñera), hasta el episodio de la compra de acciones de LAN con información privilegiada.
Décimo, porque da la impresión de que todo lo maneja. Cuando una comisión investigadora de la Cámara, pedida por diputados de la Concertación, donde había mayoría de la misma Concertación de 5 a 3, votó si se pedía a Banchile Corredores de Bolsa la grabación de la voz que ordenó la compra de las acciones de LAN con información privilegiada, se rechazó hacer ese pedido, por 5 a 3, lo que frustró la investigación. ¿Cómo lo hizo para que la propia Concertación anulara la investigación que ella misma había pedido?
Undécimo, porque tuvo como "electorado cautivo" a los partidarios del Gobierno Militar, que votaron por él a título de "mal menor"; pero ha declarado que ese gobierno fue el peor de la historia de Chile y ha mantenido, particulamermente en el Ministerio del Interior, todo el andamiaje jurídico-publicitario de la izquierda dedicado a denostar la memoria del Gobierno Militar. Los partidarios de éste pudieron votar por el mal menor, pero en ningún sondeo van a volver a votar por él.
Duodécimo, porque el "mal menor" se elegía para que, por lo menos, no hiciera las mismas cosas que la Concertación y, sin embargo, ha terminado haciéndolas. De hecho, es el V Gobierno de la misma.
Décimotercero, porque algunos pensaban que éste iba a ser un gobierno de centroderecha, pero ha agrandado el tamaño del Estado, creando ministerios, subsecretarías, superintendencias; ha aumentado los controles y fiscalizaciones (una ministra suya ha expresado el deseo de que su repartición sea "tan temida como Impuestos Internos"); ha subido los impuestos, al revés de David Cameron, cuyo gobierno es de derecha y está bajando el impuesto a las empresas; ha gravado los ahorros y aumentado el royalty a la minería y la contribución de los bienes raíces. Todo más allá de lo que ya había hecho la propia Concertación.
La gente de derecha no vota por él en las encuestas, por todo eso; la gente de izquierda tampoco, porque es de oposición. ¿Quién queda? Se supone que algunos centristas y DC. ¿Cuántos son? Lo sabemos: 23 por ciento.
miércoles, 28 de diciembre de 2011
¡Oh, el Estado! ¡Oh, los Privados! ¡Oh, los Notarios!
Como mi oficina se mudó de comuna tengo que trasladar la patente municipal (que es un impuesto al capital de medio por ciento a las empresas; medio por ciento sobre el capital es como cinco por ciento de impuesto sobre las utilidades de una empresa a la que le va más o menos bien; y más que todas las utilidades de una a la que le va mal, pero pocos se acuerdan de la patente cuando se comenta el nivel de impuestos en Chile).
Pero, para cambiarse de comuna, entre la municipalidad e Impuestos Internos exigen tantas cosas que me aconsejaron contratar a una "especialista". Ella es ex funcionaria municipal y conoce todos los trucos mediante los cuales los municipios tramitan a los que deben hacer cualquier gestión. Por un millón y medio de pesos las hace todas y, como conoce las reglas "desde el otro lado del mesón", a ella no le vienen con "vuelva otro día" ni le piden certificados absurdos. Pero sí le pidieron que mi firma fuera autorizada ante notario.
Yo sabía que eso podía ser terrible para mí. Y en efecto, cuando llegué a las 9.30 a una notaría de esas "descongestionadas" del sector oriente, porque sé que más abajo es mucho peor, había ya unas cien personas "de buena presencia" (comentario discriminatorio y que, supongo, atenta contra los derechos humanos, ya lo sé, pero era así) aglomeradas en la puerta de la Notaría, que todavía no había abierto. Lo hizo con cinco minutos de atraso.
Entramos en tropel y yo dejé pasar a todo el mundo antes, porque me gusta dar el ejemplo, pero nadie pareció darse cuenta ni me lo agradeció.
Pese a ello, corté de la maquinita el número 32. ¡Justicia divina! Había ocho cubículos para atendernos. Saqué la cuenta: ocho funcionarios(as) atendiendo a una persona en tres minutos, significaba que para llegar al 32 iban a pasar 12 minutos. No era grave. Pero en algunos cubículos no había funcionarios; en otros sí, pero no llamaban a nadie o se demoraban mucho. Cuando llevaba media hora parado esperando (las sillas eran insuficientes, y si bien había algunas desocupadas ante los cubículos, una funcionaria dijo que no se podían ocupar, salvo que uno fuera acompañando al solicitante atendido).
Una señora me llamó y me ofreció el número 24, pues a ella le habían regalado el 18 y ya le estaba llegando el turno. Le dí las gracias. Entonces le oí a un señor decir por celular que él tenía el 52 (las conversaciones por celular las oíamos todos), así es que me acerqué y le pasé el 32 que yo tenía, lo que lo hizo prorrumpir en exclamaciones de júbilo y agradecimiento, lo que me llevó a poner cara de dedicado al servicio de los demás.
Todos los pacientes (se llaman así los que esperan con paciencia), en especial los que estábamos de pie, opinábamos que debería haber más notarías. Un notario por manzana, aventuré yo. ¿Cómo no va a haber una persona de confianza en cada manzana, que pueda dar fe de que la firma de uno es de uno? ¡Oh, el Estado!
A los cuarenta minutos de espera se me acercó un señor y me dijo que yo tenía cara conocida, pero no se acordaba de mi nombre. En represalia no se lo dije. Él entonces despotricó contra sus nietos y todo lo que lo hacían gastar. En ese momento se acercó otro señor y me dijo que corría en vacas con un primo mío de mi edad, que era --afirmó-- muy parecido a mí. Entonces me refirió que su hija había egresado de una universidad privada y estaba haciendo la práctica, por lo que no iba a volver más a la universidad, no obstante lo cual ésta le había cobrado medio año de colegiatura y toda la matrícula. Y comenzó a despotricar contra los dueños de la universidad, algunos de ellos políticos de derecha, dijo, y afirmó que le iba a temblar mucho la mano la próxima vez que votara, porque si bien de todas maneras iba a seguir votando por ellos a pesar de lo que le estaban cobrando, que cifró en millones, eran unos tales por cuales. No pude evitar encontrarle algo de razón. ¡Oh, los privados!
A los cincuenta minutos de espera me atendieron y me cobraron cuatro mil pesos, dos mil por cada firma legalizada. En eso me llamó un amigo y colega, al cual, pese a que no me había hecho nada, aproveché de referirle mi odisea. Él me informó que el arancel de los notarios era 500 pesos por cada firma legalizada. ¡Oh, los notarios!
¿Se imaginan ustedes cómo sería Chile si uno legalizara su firma en cinco minutos y por 500 pesos, cambiara la patente de una comuna a otra por mail, pagara a la universidad sólo por las clases efectivas impartidas y así en todo orden de cosas?
No me cabe duda de que el país se iría para arriba como avión.
Pero, para cambiarse de comuna, entre la municipalidad e Impuestos Internos exigen tantas cosas que me aconsejaron contratar a una "especialista". Ella es ex funcionaria municipal y conoce todos los trucos mediante los cuales los municipios tramitan a los que deben hacer cualquier gestión. Por un millón y medio de pesos las hace todas y, como conoce las reglas "desde el otro lado del mesón", a ella no le vienen con "vuelva otro día" ni le piden certificados absurdos. Pero sí le pidieron que mi firma fuera autorizada ante notario.
Yo sabía que eso podía ser terrible para mí. Y en efecto, cuando llegué a las 9.30 a una notaría de esas "descongestionadas" del sector oriente, porque sé que más abajo es mucho peor, había ya unas cien personas "de buena presencia" (comentario discriminatorio y que, supongo, atenta contra los derechos humanos, ya lo sé, pero era así) aglomeradas en la puerta de la Notaría, que todavía no había abierto. Lo hizo con cinco minutos de atraso.
Entramos en tropel y yo dejé pasar a todo el mundo antes, porque me gusta dar el ejemplo, pero nadie pareció darse cuenta ni me lo agradeció.
Pese a ello, corté de la maquinita el número 32. ¡Justicia divina! Había ocho cubículos para atendernos. Saqué la cuenta: ocho funcionarios(as) atendiendo a una persona en tres minutos, significaba que para llegar al 32 iban a pasar 12 minutos. No era grave. Pero en algunos cubículos no había funcionarios; en otros sí, pero no llamaban a nadie o se demoraban mucho. Cuando llevaba media hora parado esperando (las sillas eran insuficientes, y si bien había algunas desocupadas ante los cubículos, una funcionaria dijo que no se podían ocupar, salvo que uno fuera acompañando al solicitante atendido).
Una señora me llamó y me ofreció el número 24, pues a ella le habían regalado el 18 y ya le estaba llegando el turno. Le dí las gracias. Entonces le oí a un señor decir por celular que él tenía el 52 (las conversaciones por celular las oíamos todos), así es que me acerqué y le pasé el 32 que yo tenía, lo que lo hizo prorrumpir en exclamaciones de júbilo y agradecimiento, lo que me llevó a poner cara de dedicado al servicio de los demás.
Todos los pacientes (se llaman así los que esperan con paciencia), en especial los que estábamos de pie, opinábamos que debería haber más notarías. Un notario por manzana, aventuré yo. ¿Cómo no va a haber una persona de confianza en cada manzana, que pueda dar fe de que la firma de uno es de uno? ¡Oh, el Estado!
A los cuarenta minutos de espera se me acercó un señor y me dijo que yo tenía cara conocida, pero no se acordaba de mi nombre. En represalia no se lo dije. Él entonces despotricó contra sus nietos y todo lo que lo hacían gastar. En ese momento se acercó otro señor y me dijo que corría en vacas con un primo mío de mi edad, que era --afirmó-- muy parecido a mí. Entonces me refirió que su hija había egresado de una universidad privada y estaba haciendo la práctica, por lo que no iba a volver más a la universidad, no obstante lo cual ésta le había cobrado medio año de colegiatura y toda la matrícula. Y comenzó a despotricar contra los dueños de la universidad, algunos de ellos políticos de derecha, dijo, y afirmó que le iba a temblar mucho la mano la próxima vez que votara, porque si bien de todas maneras iba a seguir votando por ellos a pesar de lo que le estaban cobrando, que cifró en millones, eran unos tales por cuales. No pude evitar encontrarle algo de razón. ¡Oh, los privados!
A los cincuenta minutos de espera me atendieron y me cobraron cuatro mil pesos, dos mil por cada firma legalizada. En eso me llamó un amigo y colega, al cual, pese a que no me había hecho nada, aproveché de referirle mi odisea. Él me informó que el arancel de los notarios era 500 pesos por cada firma legalizada. ¡Oh, los notarios!
¿Se imaginan ustedes cómo sería Chile si uno legalizara su firma en cinco minutos y por 500 pesos, cambiara la patente de una comuna a otra por mail, pagara a la universidad sólo por las clases efectivas impartidas y así en todo orden de cosas?
No me cabe duda de que el país se iría para arriba como avión.
martes, 27 de diciembre de 2011
Cumbres de la Gesta Republicana
Si un Presidente realmente cree necesario, en el interés del país, hablar con cualquier ex Presidente por el motivo que fuere, lo llama, le pide una entrevista y conversa con él del respectivo asunto. Y nadie tiene por qué enterarse de eso.
Pero si un Presidente necesitado en las encuestas busca urgentemente artificios que le permitan remontar en ellas, entonces organizará un ciclo de entrevistas de breve duración, pero amplísimamente publicitadas, con personas que estén por sobre el bien y el mal, como habitualmente lo son los ex Presidentes de la República. Eso le dará la certeza de volver al protagonismo momentáneamente perdido por consejo de sus próximos, que lo encontraban contraproducente. La foto y el video respectivos aparecerán en todos los medios. Y en algunos casos, como en el de Aylwin, podrá contar con recibir del distinguido interlocutor elogios que den lustre a su imagen, esperables gracias a la comunidad de ideas políticas entre ambos, e inevitables tras haberle prodigado al visitante loas más que suficientes para generar una réplica favorable.
Todo lo anterior, por supuesto, es sólo "para la foto". Para que los chilenos exclamemos a coro: "¡Qué gran gesto republicano! Sebastián Piñera nos une. No me cae bien, pero voy a darle mi apoyo en la próxima encuesta".
Pues, evidentemente, el actual mandatario no ha olvidado que cuando mejor posicionado estuvo en los sondeos fue para el Bicentenario, ocasión en la que se retrató profusamente, junto a todos los ex Presidentes vivos, convertido gráficamente en el pivote y epicentro de la unidad nacional.
A Aylwin, esta vez, Piñera lo ensalzó en su estilo, con tres sinónimos, diciendo que le tiene "especial cariño, respeto y admiración por muchas cosas, pero especialmente por el aporte que él hizo a la recuperación y a la consolidación de nuestra democracia".
Se subentiende que se refería al activo papel de Aylwin para "gatillar" el pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973, que nos salvó del un régimen totalitario (ver detalles en la obra "De Conspiraciones y Justicia", de Sergio Arellano Iturriaga, que fue el mensajero de Aylwin para comunicar a los militares que ya no quedaba posibilidad de arreglo político y había llegado la hora). Ahí se salvó la democracia chilena. Después, el itinerario de retorno a su plenitud fue el diseñado por la Constitución de 1980 y se cumplió cabalmente, sin que Aylwin tuviera arte ni parte en ello, de modo que Piñera no puede haberse estado refiriendo a eso.
Ayer, tras los elogios recibidos, el ex Presidente le declaró a Piñera: "Usted sabe que cuenta con un admirador de mi parte". La sintaxis pudo haber sido más afortunada, pero todos entendimos lo que quiso decir. Por supuesto, no se reveló a qué acuerdos habían llegado sobre la crisis internacional, el sistema binominal y las reformas políticas, que oficialmente eran las materias a tratar. Pero todo el mundo subentendía que ninguna de esas cosas era el real motivo de la reunión y nadie tuvo el mal gusto de pedirles precisiones sobre los acuerdos alcanzados respecto a ellas.
En todo caso, los que siempre hemos dicho que éste es el V Gobierno de la Concertación lo corroboramos ayer una vez más.
A estas horas se supone que Ricardo I ha subido a escena y está jugando el papel secundario; y luego, durante toda esta semana, el Primer Mandatario se las arreglará para seguir acaparando los focos de la atención pública junto a los demás ex Presidentes, aunque para ello haya sido preciso que el Gobierno apresuradamente se desdijera de cuanto había expresado sobre los deméritos de Michelle Bachelet en el tema estudiantil. París bien vale una Misa.
De lo que se trata es de volver a levantar la alicaída imagen presidencial, y se logrará... salvo que Eduardo II salga con algún ex abrupto, como cuando, en un foro de la campaña, sacó a colación la compra por Piñera de acciones de LAN aprovechando información privilegiada. Pero nadie espera que, en una ocasión de unidad republicana, sonrisas y mutuos elogios (tres sinónimos) vaya a volver a cometer semejante atentado contra las reglas no escritas de la escenificación político-publicitaria.
Pero si un Presidente necesitado en las encuestas busca urgentemente artificios que le permitan remontar en ellas, entonces organizará un ciclo de entrevistas de breve duración, pero amplísimamente publicitadas, con personas que estén por sobre el bien y el mal, como habitualmente lo son los ex Presidentes de la República. Eso le dará la certeza de volver al protagonismo momentáneamente perdido por consejo de sus próximos, que lo encontraban contraproducente. La foto y el video respectivos aparecerán en todos los medios. Y en algunos casos, como en el de Aylwin, podrá contar con recibir del distinguido interlocutor elogios que den lustre a su imagen, esperables gracias a la comunidad de ideas políticas entre ambos, e inevitables tras haberle prodigado al visitante loas más que suficientes para generar una réplica favorable.
Todo lo anterior, por supuesto, es sólo "para la foto". Para que los chilenos exclamemos a coro: "¡Qué gran gesto republicano! Sebastián Piñera nos une. No me cae bien, pero voy a darle mi apoyo en la próxima encuesta".
Pues, evidentemente, el actual mandatario no ha olvidado que cuando mejor posicionado estuvo en los sondeos fue para el Bicentenario, ocasión en la que se retrató profusamente, junto a todos los ex Presidentes vivos, convertido gráficamente en el pivote y epicentro de la unidad nacional.
A Aylwin, esta vez, Piñera lo ensalzó en su estilo, con tres sinónimos, diciendo que le tiene "especial cariño, respeto y admiración por muchas cosas, pero especialmente por el aporte que él hizo a la recuperación y a la consolidación de nuestra democracia".
Se subentiende que se refería al activo papel de Aylwin para "gatillar" el pronunciamiento del 11 de septiembre de 1973, que nos salvó del un régimen totalitario (ver detalles en la obra "De Conspiraciones y Justicia", de Sergio Arellano Iturriaga, que fue el mensajero de Aylwin para comunicar a los militares que ya no quedaba posibilidad de arreglo político y había llegado la hora). Ahí se salvó la democracia chilena. Después, el itinerario de retorno a su plenitud fue el diseñado por la Constitución de 1980 y se cumplió cabalmente, sin que Aylwin tuviera arte ni parte en ello, de modo que Piñera no puede haberse estado refiriendo a eso.
Ayer, tras los elogios recibidos, el ex Presidente le declaró a Piñera: "Usted sabe que cuenta con un admirador de mi parte". La sintaxis pudo haber sido más afortunada, pero todos entendimos lo que quiso decir. Por supuesto, no se reveló a qué acuerdos habían llegado sobre la crisis internacional, el sistema binominal y las reformas políticas, que oficialmente eran las materias a tratar. Pero todo el mundo subentendía que ninguna de esas cosas era el real motivo de la reunión y nadie tuvo el mal gusto de pedirles precisiones sobre los acuerdos alcanzados respecto a ellas.
En todo caso, los que siempre hemos dicho que éste es el V Gobierno de la Concertación lo corroboramos ayer una vez más.
A estas horas se supone que Ricardo I ha subido a escena y está jugando el papel secundario; y luego, durante toda esta semana, el Primer Mandatario se las arreglará para seguir acaparando los focos de la atención pública junto a los demás ex Presidentes, aunque para ello haya sido preciso que el Gobierno apresuradamente se desdijera de cuanto había expresado sobre los deméritos de Michelle Bachelet en el tema estudiantil. París bien vale una Misa.
De lo que se trata es de volver a levantar la alicaída imagen presidencial, y se logrará... salvo que Eduardo II salga con algún ex abrupto, como cuando, en un foro de la campaña, sacó a colación la compra por Piñera de acciones de LAN aprovechando información privilegiada. Pero nadie espera que, en una ocasión de unidad republicana, sonrisas y mutuos elogios (tres sinónimos) vaya a volver a cometer semejante atentado contra las reglas no escritas de la escenificación político-publicitaria.
domingo, 25 de diciembre de 2011
Ascanio Ve Para Un Solo Lado
Ascanio Cavallo es uno de esos periodistas cultos, moderados, agradables como personas y que escriben bien. Durante el Gobierno Militar yo lo consideraba un opositor comprensivo y con quien se podía conversar. Estas virtudes lo han convertido en lo que los ingleses llamarían "a man for all seasons" ("un hombre para todas las estaciones", título de la película dedicada a Tomás Moro). Tanto lo es Ascanio que escribe paralelamente en "El Mercurio" y en "La Tercera".
Pero después del Gobierno Militar el carácter se le fue agriando un poco y ya empezó a hablar de "la dictadura", lo que lo hizo, naturalmente, decaer mucho en mi concepto. Pues yo respeto particularmente a los izquierdistas y DC que tienen el buen gusto de seguir hablando del "régimen militar" o del "gobierno militar" y no de "la dictadura", aunque también lo haga, entre otros, el propio "El Mercurio" de hoy en su página D2, nota referida a Andrea Velasco.
Tuve alguna polémica áspera con Ascanio cuando, en una crítica de cine relativa a una película adversa al Gobierno Militar, él corrió con colores propios y sumó una invectiva injusta y por su cuenta contra ese régimen. Cuando la hice ver en mi columna, él alegó que se había limitado a comentar la película, pero yo creo haber demostrado que no sólo hizo eso, sino que aportó odiosidad de su propia cosecha.
Con todo, siempre leo y disfruto su "Bitácora" sabatina en "La Tercera" y muchas veces concuerdo con sus juicios, habitualmente objetivos. Pero este sábado dejó en evidencia que sólo ve por su ojo izquierdo. Se lanzó con todo contra la Corte Suprema por haber votado por Rubén Ballesteros para presidirla, acusándolo de haber integrado Consejos de Guerra, entre 1973 y 1976, que imponían altas condenas a miristas.
¿Y qué quería, que los condecoraran? El MIR era y es una asociación ilícita terrorista y en esos años, cuando podía, asesinaba a uniformados y a civiles en atentados.
Se escandaliza Ascanio de sentencias impuestas a guerrilleros de los '70 por "pertenecer al MIR". Desde luego, esa pertenencia a una asociación ilícita terrorista era constitutiva de delito, aunque no lo sea hoy, en que un alto funcionario de este "gobierno de centroderecha " (risas en la sala) declara paladinamente pertenecer al MIR (el Director del Instituto Médico Legal, en CNN).
¿No llama la atención de Ascanio que la actual Corte Suprema también confirme condenas a personas por mera pertenencia, por haber sido parte de "la cúpula de la DINA", siendo que la DINA era un organismo legal y, todavía más, siendo que dichos imputados eran oficiales que no pertenecían a dicha cúpula y la Corte Suprema no podía ni puede menos de saberlo, pues eran tenientes a la sazón y nunca un teniente ha pertenecido a la cúpula de ninguna organización militar? Pero los jueces "políticamente correctos" votan que sí a eso y condenan a un inocente sin temblarles la mano, y en ese caso Ascanio no dice nada, porque no ve por ese ojo.
Por otra parte, los Consejos de Guerra eran un símbolo de juridicidad en un ambiente convulsionado, creado en el país de los años '70 por más de veinte mil guerrilleros, que habían sido amparados y pertrechados por la UP. Lamentablemente, hubo excepciones a la juridicidad, pues todos sabemos de casos en que uniformados, actuando por su cuenta y contrariando las instrucciones de la Junta (reproducidas en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados"), procedieron contra los miristas de la manera en que lo hacen hoy los isralíes contra los terroristas de Al Fatah o los norteamericanos contra los de Al Qaeda. La Junta no quería eso, sino juicios atenidos a la juridicidad.
En fin, Ascanio termina su "Bitácora", injustamente critica de la Corte Suprema, con esta perla de la visión unilateral de las cosas: "El problema es por qué no puede la Corte Suprema garantizar a los chilenos que no estarán en sus máximos cargos quienes hayan llevado juicios injustos y abusivos, procesos contrarios al derecho y sentencias arbitrarias".
Afirmar eso, referido a Ballesteros, es simplemente fantástico, cuando cumplen penas de presidio, muchas veces perpetuo, decenas de uniformados (r) que han sido condenados, previa confirmación de la Corte Suprema, contraviniéndose leyes expresas y desconociéndose flagrantemente la verdad de los hechos, es decir, previos "procesos contrarios a derecho y sentencias arbitrarias".
Misma Corte Suprema cuya mayoría desaforó al senador Augusto Pinochet por un caso judicial en que no sólo estaba probada su inocencia, sino en que los hechos investigados habían sido expresamente repudiados por él (véase mi libro investigativo "La Verdad del Juicio a Pinochet"). Y misma Corte Suprema que ha hecho de la confirmación de veredictos fundados en el prevaricato un modus operandi judicial habitual.
Y entonces, cuando una mayoría de jueces vota, sorprendentemente, por un par suyo de la minoría que se atiene a la letra de la ley y a la verdad de los hechos, se les acusa de no poder garantizar que no habrá juicios injustos y abusivos. Es justamente una señal de que se podría comenzar a impedirlos. La designación de Rubén Ballesteros puede ser un primer síntoma de que nuestra Corte Suprema podría empezar a actuar para que se pusiera término a "los juicios abusivos y las sentencias arbitrarias".
No resisto terminar este comentario sin citar otra "joya" que aporta Ascanio, para ilustrar lo que se podría llamar "la miseria de la chilenidad". Dice él: "Es raro lo que sucede con esto. En 20 años de transición, las Fuerzas Armadas han comunicado, sin decirlo, sin estridencia, que ningún miembro de la DINA o la CNI llegará a comandante en jefe. Los políticos han transmitido la idea de que ninguno de los civiles que estuvieron cerca del núcleo de las violencias abusivas tendrá altos cargos de gobierno. Pero el Poder Judicial parece no escuchar nada".
Son justamente la deslealtad y la inconsecuencia llevadas al grado de virtud. Es el "lavado de cerebros" impuesto por "la izquierda-víctima-inocente" al país, llevado a su máxima expresión. Es el elogio a los uniformados que primero recibieron la condecoración "Misión Cumplida" por haber salvado a su patria del régimen totalitario y haberlo convertido en un ejemplo para los demás, y que luego traicionaron esa gesta con tal de "quedar bien" con quienes hicieron la intentona de toma del poder por las armas (y con los que se cambiaron de bando para aliarse con ellos). Es el elogio a esa deshonrosa costumbre nacional descrita en la gráfica frase "darse vuelta la chaqueta".
"Es raro lo que sucede", dice Ascanio, justo cuando ha habido una señal de reconocimiento a la legalidad, de apego a la juridicidad y de respeto por la verdad histórica. Para Cavallo, adalid del pensamiento "políticamente correcto", puede ser raro, pero para mí es un destello inesperado de coraje político e integridad moral, que ha surgido donde uno menos podía esperárselo: en el Poder Judicial.
Pero después del Gobierno Militar el carácter se le fue agriando un poco y ya empezó a hablar de "la dictadura", lo que lo hizo, naturalmente, decaer mucho en mi concepto. Pues yo respeto particularmente a los izquierdistas y DC que tienen el buen gusto de seguir hablando del "régimen militar" o del "gobierno militar" y no de "la dictadura", aunque también lo haga, entre otros, el propio "El Mercurio" de hoy en su página D2, nota referida a Andrea Velasco.
Tuve alguna polémica áspera con Ascanio cuando, en una crítica de cine relativa a una película adversa al Gobierno Militar, él corrió con colores propios y sumó una invectiva injusta y por su cuenta contra ese régimen. Cuando la hice ver en mi columna, él alegó que se había limitado a comentar la película, pero yo creo haber demostrado que no sólo hizo eso, sino que aportó odiosidad de su propia cosecha.
Con todo, siempre leo y disfruto su "Bitácora" sabatina en "La Tercera" y muchas veces concuerdo con sus juicios, habitualmente objetivos. Pero este sábado dejó en evidencia que sólo ve por su ojo izquierdo. Se lanzó con todo contra la Corte Suprema por haber votado por Rubén Ballesteros para presidirla, acusándolo de haber integrado Consejos de Guerra, entre 1973 y 1976, que imponían altas condenas a miristas.
¿Y qué quería, que los condecoraran? El MIR era y es una asociación ilícita terrorista y en esos años, cuando podía, asesinaba a uniformados y a civiles en atentados.
Se escandaliza Ascanio de sentencias impuestas a guerrilleros de los '70 por "pertenecer al MIR". Desde luego, esa pertenencia a una asociación ilícita terrorista era constitutiva de delito, aunque no lo sea hoy, en que un alto funcionario de este "gobierno de centroderecha " (risas en la sala) declara paladinamente pertenecer al MIR (el Director del Instituto Médico Legal, en CNN).
¿No llama la atención de Ascanio que la actual Corte Suprema también confirme condenas a personas por mera pertenencia, por haber sido parte de "la cúpula de la DINA", siendo que la DINA era un organismo legal y, todavía más, siendo que dichos imputados eran oficiales que no pertenecían a dicha cúpula y la Corte Suprema no podía ni puede menos de saberlo, pues eran tenientes a la sazón y nunca un teniente ha pertenecido a la cúpula de ninguna organización militar? Pero los jueces "políticamente correctos" votan que sí a eso y condenan a un inocente sin temblarles la mano, y en ese caso Ascanio no dice nada, porque no ve por ese ojo.
Por otra parte, los Consejos de Guerra eran un símbolo de juridicidad en un ambiente convulsionado, creado en el país de los años '70 por más de veinte mil guerrilleros, que habían sido amparados y pertrechados por la UP. Lamentablemente, hubo excepciones a la juridicidad, pues todos sabemos de casos en que uniformados, actuando por su cuenta y contrariando las instrucciones de la Junta (reproducidas en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados"), procedieron contra los miristas de la manera en que lo hacen hoy los isralíes contra los terroristas de Al Fatah o los norteamericanos contra los de Al Qaeda. La Junta no quería eso, sino juicios atenidos a la juridicidad.
En fin, Ascanio termina su "Bitácora", injustamente critica de la Corte Suprema, con esta perla de la visión unilateral de las cosas: "El problema es por qué no puede la Corte Suprema garantizar a los chilenos que no estarán en sus máximos cargos quienes hayan llevado juicios injustos y abusivos, procesos contrarios al derecho y sentencias arbitrarias".
Afirmar eso, referido a Ballesteros, es simplemente fantástico, cuando cumplen penas de presidio, muchas veces perpetuo, decenas de uniformados (r) que han sido condenados, previa confirmación de la Corte Suprema, contraviniéndose leyes expresas y desconociéndose flagrantemente la verdad de los hechos, es decir, previos "procesos contrarios a derecho y sentencias arbitrarias".
Misma Corte Suprema cuya mayoría desaforó al senador Augusto Pinochet por un caso judicial en que no sólo estaba probada su inocencia, sino en que los hechos investigados habían sido expresamente repudiados por él (véase mi libro investigativo "La Verdad del Juicio a Pinochet"). Y misma Corte Suprema que ha hecho de la confirmación de veredictos fundados en el prevaricato un modus operandi judicial habitual.
Y entonces, cuando una mayoría de jueces vota, sorprendentemente, por un par suyo de la minoría que se atiene a la letra de la ley y a la verdad de los hechos, se les acusa de no poder garantizar que no habrá juicios injustos y abusivos. Es justamente una señal de que se podría comenzar a impedirlos. La designación de Rubén Ballesteros puede ser un primer síntoma de que nuestra Corte Suprema podría empezar a actuar para que se pusiera término a "los juicios abusivos y las sentencias arbitrarias".
No resisto terminar este comentario sin citar otra "joya" que aporta Ascanio, para ilustrar lo que se podría llamar "la miseria de la chilenidad". Dice él: "Es raro lo que sucede con esto. En 20 años de transición, las Fuerzas Armadas han comunicado, sin decirlo, sin estridencia, que ningún miembro de la DINA o la CNI llegará a comandante en jefe. Los políticos han transmitido la idea de que ninguno de los civiles que estuvieron cerca del núcleo de las violencias abusivas tendrá altos cargos de gobierno. Pero el Poder Judicial parece no escuchar nada".
Son justamente la deslealtad y la inconsecuencia llevadas al grado de virtud. Es el "lavado de cerebros" impuesto por "la izquierda-víctima-inocente" al país, llevado a su máxima expresión. Es el elogio a los uniformados que primero recibieron la condecoración "Misión Cumplida" por haber salvado a su patria del régimen totalitario y haberlo convertido en un ejemplo para los demás, y que luego traicionaron esa gesta con tal de "quedar bien" con quienes hicieron la intentona de toma del poder por las armas (y con los que se cambiaron de bando para aliarse con ellos). Es el elogio a esa deshonrosa costumbre nacional descrita en la gráfica frase "darse vuelta la chaqueta".
"Es raro lo que sucede", dice Ascanio, justo cuando ha habido una señal de reconocimiento a la legalidad, de apego a la juridicidad y de respeto por la verdad histórica. Para Cavallo, adalid del pensamiento "políticamente correcto", puede ser raro, pero para mí es un destello inesperado de coraje político e integridad moral, que ha surgido donde uno menos podía esperárselo: en el Poder Judicial.
viernes, 23 de diciembre de 2011
Colusión Dañina, Antigua e Impune
Se acusó a tres firmas productoras de pollos de haber acordado cuotas de producción. Los políticos, por unanimidad, y su megáfono, la prensa, las crucificaron ante la opinión pública. Se las acusaba de un crimen atroz: conspirar contra la libre competencia.
Pero si usted quiere criar pollos y venderlos, puede hacerlo libremente. Si usted quiere fundar una empresa productora de pollos, también puede hacerlo. Lo mismo si usted quiere importarlos. Es decir, es un mercado abiertamente desafiable, donde, aunque haya colusión, hay amplia competencia. Aunque tres grandes firmas se pongan de acuerdo en cuotas de producción, nunca podrán subir los precios tanto como para que usted prefiera entrar en el negocio o importar aves.
Bien, ahora suponga que el caso no fuera ése. Suponga que a usted le formularan muchas más exigencias que a Ariztía, Superpollo y Don Pollo, para criar aves. Y también suponga que a sus pollos los gravaran con un impuesto a la venta muy superior al que grava a los de esas tres firmas. Por ejemplo, si al suyo lo gravaran con un IVA del 50 por ciento y al de ellas con uno de 20 por ciento. Usted no tendría caso y ellas estarían protegidas de toda competencia. Podrían subir mucho sus precios, en tanto que usted quebraría. Simplemente, quedaría fuera del negocio porque el Estado le impediría competir. Sería intolerable. ¿Se imagina qué dirían los políticos en ese caso, si en el que se ha presentado, pese al supuesto acuerdo de las firmas, hay amplia competencia, han hecho un escándalo?
Ahora examinemos otro mercado, el de la política. En él operan ciertas empresas que se llaman "partidos políticos". Compiten entre sí por obtener ganancias, que se llaman "votos", gracias a los cuales conquistan poder para mandar a los ciudadanos y gozar de empleos muy bien remunerados. Un parlamentario gana treinta veces más que un obrero, es decir, esa desigualdad es mayor que la que en promedio hay en Chile, y de la cual hablan muchos de los propios parlamentarios. Los políticos están en la cúpula de la riqueza nacional, gracias a que tienen votos, administran el Estado y se quedan con los cargos mejor rentados del país. Pues, en general, a igual función, los cargos públicos son mejor rentados que los empleos privados.
Y esas empresas, llamadas "partidos políticos", son libres de coludirse entre sí. Forman Concertaciones, Alianzas y Coaliciones. Si usted, como emprendedor independiente en el mercado de los pollos puede, al menos, criarlos y ofrecerlos al público, en el mercado político no puede siquiera participar. No puede instar por obtener votos y competir con los partidos. Ellos se presentan en las elecciones con sólo llevar sus listas de candidatos al Registro Electoral. Pero a usted éste le exige miles de firmas para ser candidato. Su única posibilidad es entrar a un partido.
Y, además, estas empresas coludidas impunemente están protegidas por la ley. Los "partidos políticos", a la hora de obtener las ganancias (los votos), se quedan con todos los cargos públicos y parlamentarios, porque forman listas y pactos y pueden sumar todos los sufragios de sus candidatos para alcanzar la "cifra repartidora" que les permite elegir concejales y parlamentarios. Y, todavía más encima, para esas elecciones, y también para las presidenciales y de alcaldes, el Estado les da mucho dinero. Mientras, a usted, independiente, no sólo no le da nada... ni siquiera lo deja inscribirse, porque le exige reunir miles de firmas para ser candidato (centenares de miles para serlo a Presidente). Y, además, las empresas-partidos coludidos se han protegido de tal manera que a usted y a otros candidatos independientes, que pudieran haber pasado la barrera de los miles de firmas, después no les permiten formar listas y sumar sus votos, como lo hacen ellos. De manera que es virtualmente imposible que usted u otro emprendedor independiente alcance la "cifra repartidora" y sea elegido. El de los partidos políticos es un oligopolio "indesafiable".
Y eso que la Constitución dice que las leyes electorales no les darán preferencia alguna a los partidos por sobre los independientes. Pero como los que han hecho esas leyes han terminado siendo los partidos, se han autoatribuido todas las ventajas. Se han reído de esa norma constitucional.
Y ahora los oligopolistas de la política se aprestan a consagrar todavía otra barrera para impedirles a los emprendedores independientes competir: exigirán primarias previas a las elecciones. Es decir, ya no sólo les ponen obstáculos para ser candidatos y se autoatribuyen ventajas para poder sumar votos de lista y ganar así las elecciones, sino que ahora crearán otra barrera previa, que hará imposible llegar a ser candidato independiente, porque los partidos van a administrar las primarias.
Comparada con la colusión de los políticos para protegerse de la competencia en la conquista del mercado del poder, la supuesta colusión de tres empresas productoras de pollos no es ni siquiera un pecado venial. Pero los políticos les han hecho un escándalo. ¿Y quién se los hace a ellos, por la colusión oligopólica que han discurrido para protegerse de la competencia? Nadie. Esa colusión es mucho más dañina que las de cualesquiera otros productores del mercado. Y se ha fraguado para mantener un reparto del poder para manejar las vidas de los chilenos y disfrutar ventajosamente de los impuestos que ellos pagan. Y es antigua y permanece impune. Las protestas contra el sistema binominal, a título de que impide un mayor pluralismo político, son sólo una mota por comparación con el baldón que representan los privilegios consagrados por la colusión de los políticos.
Esa es la más antigus y más impune que existe en el país, pero nadie habla de ella.
Pero si usted quiere criar pollos y venderlos, puede hacerlo libremente. Si usted quiere fundar una empresa productora de pollos, también puede hacerlo. Lo mismo si usted quiere importarlos. Es decir, es un mercado abiertamente desafiable, donde, aunque haya colusión, hay amplia competencia. Aunque tres grandes firmas se pongan de acuerdo en cuotas de producción, nunca podrán subir los precios tanto como para que usted prefiera entrar en el negocio o importar aves.
Bien, ahora suponga que el caso no fuera ése. Suponga que a usted le formularan muchas más exigencias que a Ariztía, Superpollo y Don Pollo, para criar aves. Y también suponga que a sus pollos los gravaran con un impuesto a la venta muy superior al que grava a los de esas tres firmas. Por ejemplo, si al suyo lo gravaran con un IVA del 50 por ciento y al de ellas con uno de 20 por ciento. Usted no tendría caso y ellas estarían protegidas de toda competencia. Podrían subir mucho sus precios, en tanto que usted quebraría. Simplemente, quedaría fuera del negocio porque el Estado le impediría competir. Sería intolerable. ¿Se imagina qué dirían los políticos en ese caso, si en el que se ha presentado, pese al supuesto acuerdo de las firmas, hay amplia competencia, han hecho un escándalo?
Ahora examinemos otro mercado, el de la política. En él operan ciertas empresas que se llaman "partidos políticos". Compiten entre sí por obtener ganancias, que se llaman "votos", gracias a los cuales conquistan poder para mandar a los ciudadanos y gozar de empleos muy bien remunerados. Un parlamentario gana treinta veces más que un obrero, es decir, esa desigualdad es mayor que la que en promedio hay en Chile, y de la cual hablan muchos de los propios parlamentarios. Los políticos están en la cúpula de la riqueza nacional, gracias a que tienen votos, administran el Estado y se quedan con los cargos mejor rentados del país. Pues, en general, a igual función, los cargos públicos son mejor rentados que los empleos privados.
Y esas empresas, llamadas "partidos políticos", son libres de coludirse entre sí. Forman Concertaciones, Alianzas y Coaliciones. Si usted, como emprendedor independiente en el mercado de los pollos puede, al menos, criarlos y ofrecerlos al público, en el mercado político no puede siquiera participar. No puede instar por obtener votos y competir con los partidos. Ellos se presentan en las elecciones con sólo llevar sus listas de candidatos al Registro Electoral. Pero a usted éste le exige miles de firmas para ser candidato. Su única posibilidad es entrar a un partido.
Y, además, estas empresas coludidas impunemente están protegidas por la ley. Los "partidos políticos", a la hora de obtener las ganancias (los votos), se quedan con todos los cargos públicos y parlamentarios, porque forman listas y pactos y pueden sumar todos los sufragios de sus candidatos para alcanzar la "cifra repartidora" que les permite elegir concejales y parlamentarios. Y, todavía más encima, para esas elecciones, y también para las presidenciales y de alcaldes, el Estado les da mucho dinero. Mientras, a usted, independiente, no sólo no le da nada... ni siquiera lo deja inscribirse, porque le exige reunir miles de firmas para ser candidato (centenares de miles para serlo a Presidente). Y, además, las empresas-partidos coludidos se han protegido de tal manera que a usted y a otros candidatos independientes, que pudieran haber pasado la barrera de los miles de firmas, después no les permiten formar listas y sumar sus votos, como lo hacen ellos. De manera que es virtualmente imposible que usted u otro emprendedor independiente alcance la "cifra repartidora" y sea elegido. El de los partidos políticos es un oligopolio "indesafiable".
Y eso que la Constitución dice que las leyes electorales no les darán preferencia alguna a los partidos por sobre los independientes. Pero como los que han hecho esas leyes han terminado siendo los partidos, se han autoatribuido todas las ventajas. Se han reído de esa norma constitucional.
Y ahora los oligopolistas de la política se aprestan a consagrar todavía otra barrera para impedirles a los emprendedores independientes competir: exigirán primarias previas a las elecciones. Es decir, ya no sólo les ponen obstáculos para ser candidatos y se autoatribuyen ventajas para poder sumar votos de lista y ganar así las elecciones, sino que ahora crearán otra barrera previa, que hará imposible llegar a ser candidato independiente, porque los partidos van a administrar las primarias.
Comparada con la colusión de los políticos para protegerse de la competencia en la conquista del mercado del poder, la supuesta colusión de tres empresas productoras de pollos no es ni siquiera un pecado venial. Pero los políticos les han hecho un escándalo. ¿Y quién se los hace a ellos, por la colusión oligopólica que han discurrido para protegerse de la competencia? Nadie. Esa colusión es mucho más dañina que las de cualesquiera otros productores del mercado. Y se ha fraguado para mantener un reparto del poder para manejar las vidas de los chilenos y disfrutar ventajosamente de los impuestos que ellos pagan. Y es antigua y permanece impune. Las protestas contra el sistema binominal, a título de que impide un mayor pluralismo político, son sólo una mota por comparación con el baldón que representan los privilegios consagrados por la colusión de los políticos.
Esa es la más antigus y más impune que existe en el país, pero nadie habla de ella.
jueves, 22 de diciembre de 2011
Las Cosas Que Pasan
Alguien me pregunta qué opino de la inscripción automática y el voto voluntario. Opino que son un avance. Todo lo que sea darles más libertad a las personas (sin atropellar los derechos de los demás) es un avance. Antes estábamos obligados a votar, ahora somos libres de hacerlo o no. Luego, somos más libres y eso es bueno. Y podríamos ser también más modernos si se incorporara la tecnología de la computación al proceso electoral, en lugar del sistema décimonónico que tenemos.
En el país suceden otras cosas buenas y también otras cosas malas. Entre las primeras, instituciones que funcionan mejor, como Fonasa, que atiende más eficientemente a los usuarios. La entidad es dirigida por un ex empresario de derecha. Disminuyen sus listas de espera, paga con más puntualidad, tramita menos a las personas, no hace compras gigantescas y sospechosas. O como Bienes Nacionales, que detecta 3.500 inmuebles fiscales que los gobernantes "progresistas" habían permitido durante veinte años que aprovecharan sus camaradas. "El más rico de todos", el Estado, tiene 17 mil propiedades. ¿Qué estará pasando con las otras 13 mil quinientas? Ya lo sabremos. Toda una alegría ver que una casa fiscal pasa de manos de los "okupas" (de entre los cuales salieron los que ponían bombas) a las de los boy scouts. Otra cosa positiva es haber conseguido que las licencias falsas por enfermedad hayan disminuido y se estén controlando los fraudes, si bien sigue habiendo una cantidad de médicos que han otorgado mil o más licencias en un año cada uno. También es positivo que esté disminuyendo el déficit del Transantiago. Hay más eficiencia que bajo la Concertación. Y más honestidad.
Claro, el "Primer Protagonista" sigue siéndolo. Días atrás el diario informaba de la filmación propuesta por la ex alcaldesa Carolina Plaza, ahora encargada de levantar comunicacionalmente la imagen de la autoridad, que ha filmado una película para ser exhibida en todas partes sobre su infatigable actividad, incluyendo, por supuesto, sus mejores chistes. Ya se está distribuyendo por doquier, exhibiéndola a los grupos que se reúnen para conocer las iniciativas del Gobierno. ¿Llegará a ser tan Bienamado como Kim Jong Il?
Un lector me escribe, a propósito del recuerdo que hice en blog anterior de las pruebas sobre la directa intervención presidencial en la derrota de Mayne-Nicholls, y aporta antecedentes de que "los tres llamados a Bloise" (que el Presidente y Bloise niegan), de haber existido, no habrían sido los únicos. Me acredita --pero me prohíbe revelar las pruebas testimoniales respectivas-- que el Presidente llamó a Londres, donde se encontraba, a otro potencial candidato para oponerse a Mayne-Nicholls, para convencerlo de presentarse a la elección. Y no puedo decir más.
Al mismo tiempo, sigue poniéndose de manifiesto la peor debilidad del Gobierno: su falta de autoridad. El alcalde de Santiago y el rector del Instituto Nacional revelan el lamentable estado en que los usurpadores dejaron el establecimiento, después de seis meses de impunidad delictiva en su interior. La Casa Central de la Universidad de Chile exhibe parecidas llagas. Todo en la mayor impunidad. Lo mismo que en el sur, donde los terroristas recorren los campos advirtiendo a los agricultores que no siembren ni trabajen sus tierras, porque ellos se las van a quitar. Y también destruyendo e incendiando, por supuesto, pero esto ya no es noticia. Impunes y, además, con la garantía de que el Gobierno les ha dicho que, si aplica las leyes, no recurrirá a la más severa, la Antiterrorista.
La caída en la popularidad del gobernante puede haberse precipitado al descubrirse su injerencia en el fútbol profesional, pero su causa última y permanente está en su debilidad como autoridad, en la pérdida del don de mando, en la inobservancia de las leyes y en el constante transigir frente a la violencia ilegal que sufren muchos chilenos de parte de trasgresores impunes. Y su otra causa está en que la ciudadanía no simpatiza con la idea de un "Gran Protagonista" de todo, omnipresente en los medios, al cual sus ministros no pueden dejar de nombrar cada vez que hacen algún anuncio, dando la idea de que si no le atribuyen el respectivo mérito podrían ser reprendidos o destituidos. Y del cual se proyectan películas laudatorias cada vez que se reúne más de una docena de personas.
Las cosas buenas que pasan pueden ayudar a remontar un poco en las encuestas, pero la falta de autoridad y de energía para poner orden amenazan con hacer que ese ascenso sea muy insuficiente. Y la omnipresencia comunicacional, cuando no hay carisma ni autenticidad --y no los hay-- no sirve para que se revierta un juicio público adverso, nacido de que una mayoría no se siente inclinada a admirar al personaje que aparece constantemente presentado como digno de la mayor admiración.
En el país suceden otras cosas buenas y también otras cosas malas. Entre las primeras, instituciones que funcionan mejor, como Fonasa, que atiende más eficientemente a los usuarios. La entidad es dirigida por un ex empresario de derecha. Disminuyen sus listas de espera, paga con más puntualidad, tramita menos a las personas, no hace compras gigantescas y sospechosas. O como Bienes Nacionales, que detecta 3.500 inmuebles fiscales que los gobernantes "progresistas" habían permitido durante veinte años que aprovecharan sus camaradas. "El más rico de todos", el Estado, tiene 17 mil propiedades. ¿Qué estará pasando con las otras 13 mil quinientas? Ya lo sabremos. Toda una alegría ver que una casa fiscal pasa de manos de los "okupas" (de entre los cuales salieron los que ponían bombas) a las de los boy scouts. Otra cosa positiva es haber conseguido que las licencias falsas por enfermedad hayan disminuido y se estén controlando los fraudes, si bien sigue habiendo una cantidad de médicos que han otorgado mil o más licencias en un año cada uno. También es positivo que esté disminuyendo el déficit del Transantiago. Hay más eficiencia que bajo la Concertación. Y más honestidad.
Claro, el "Primer Protagonista" sigue siéndolo. Días atrás el diario informaba de la filmación propuesta por la ex alcaldesa Carolina Plaza, ahora encargada de levantar comunicacionalmente la imagen de la autoridad, que ha filmado una película para ser exhibida en todas partes sobre su infatigable actividad, incluyendo, por supuesto, sus mejores chistes. Ya se está distribuyendo por doquier, exhibiéndola a los grupos que se reúnen para conocer las iniciativas del Gobierno. ¿Llegará a ser tan Bienamado como Kim Jong Il?
Un lector me escribe, a propósito del recuerdo que hice en blog anterior de las pruebas sobre la directa intervención presidencial en la derrota de Mayne-Nicholls, y aporta antecedentes de que "los tres llamados a Bloise" (que el Presidente y Bloise niegan), de haber existido, no habrían sido los únicos. Me acredita --pero me prohíbe revelar las pruebas testimoniales respectivas-- que el Presidente llamó a Londres, donde se encontraba, a otro potencial candidato para oponerse a Mayne-Nicholls, para convencerlo de presentarse a la elección. Y no puedo decir más.
Al mismo tiempo, sigue poniéndose de manifiesto la peor debilidad del Gobierno: su falta de autoridad. El alcalde de Santiago y el rector del Instituto Nacional revelan el lamentable estado en que los usurpadores dejaron el establecimiento, después de seis meses de impunidad delictiva en su interior. La Casa Central de la Universidad de Chile exhibe parecidas llagas. Todo en la mayor impunidad. Lo mismo que en el sur, donde los terroristas recorren los campos advirtiendo a los agricultores que no siembren ni trabajen sus tierras, porque ellos se las van a quitar. Y también destruyendo e incendiando, por supuesto, pero esto ya no es noticia. Impunes y, además, con la garantía de que el Gobierno les ha dicho que, si aplica las leyes, no recurrirá a la más severa, la Antiterrorista.
La caída en la popularidad del gobernante puede haberse precipitado al descubrirse su injerencia en el fútbol profesional, pero su causa última y permanente está en su debilidad como autoridad, en la pérdida del don de mando, en la inobservancia de las leyes y en el constante transigir frente a la violencia ilegal que sufren muchos chilenos de parte de trasgresores impunes. Y su otra causa está en que la ciudadanía no simpatiza con la idea de un "Gran Protagonista" de todo, omnipresente en los medios, al cual sus ministros no pueden dejar de nombrar cada vez que hacen algún anuncio, dando la idea de que si no le atribuyen el respectivo mérito podrían ser reprendidos o destituidos. Y del cual se proyectan películas laudatorias cada vez que se reúne más de una docena de personas.
Las cosas buenas que pasan pueden ayudar a remontar un poco en las encuestas, pero la falta de autoridad y de energía para poner orden amenazan con hacer que ese ascenso sea muy insuficiente. Y la omnipresencia comunicacional, cuando no hay carisma ni autenticidad --y no los hay-- no sirve para que se revierta un juicio público adverso, nacido de que una mayoría no se siente inclinada a admirar al personaje que aparece constantemente presentado como digno de la mayor admiración.
miércoles, 21 de diciembre de 2011
Ausencia y Desconcierto
Inquirido acerca de si mi ausencia de dos días seguidos de este blog había obedecido a una profunda congoja derivada de la desaparición del bienamado Kim Jong Il, mi respuesta ha sido negativa. No me embargó la tristeza, si bien nunca me alegraré de la muerte de nadie, como lo hiciera anoche ante las cámaras el ex Encargado Militar comunista Guillermo Teillier, tratando de explicar su misiva de condolencias y solidaridad a Corea del Norte (dijo que lamentaba los fallecimientos, pero que se había "alegrado de uno solo"). ¿Novedad? Ninguna.
Volviendo al caso de mi deserción, diré que el motivo fue muy simple: escribo siempre por motivación, y durante dos días nada me motivó especialmente a hacerlo. Pero sí debo confesar que una cosa me intrigó sobremanera: la designación por amp-lio margen como Presidente de la Corte Suprema del ministro Rubén Ballesteros. Por varias razones:
Primera, porque se trata de un juez que aplica las leyes. Este hábito es muy minoritariamente observado en nuestra actual judicatura, ampliamente dominada por la izquierda, que siempre hace prevalecer sus preferencias políticas por sobre los mandatos de la legalidad.
Segunda, porque el marxismo y sus compañeros de ruta "funaron" preventivamente al más alto tribunal, precisamente proclamando su rechazo a una posible designación de Ballesteros. Eso, en el Chile de hoy, es garantía de que se obrará según lo desean los "funadores". Y, sin embargo, una Suprema con mayoría de izquierda ha elegido, en votación de inexplicable amplitud, al magistrado de la minoría respetuosa del derecho.
Tercera, porque el Poder Ejecutivo, hacia el cual suelen mirar los jueces al tomar sus decisiones, precisamente en los aspectos en que el ministro Ballesteros hace prevalecer la letra de la ley, ha dado toda suerte de señales en contrario de este juez y concordantes con la mayoría izquierdista. La manifiesta hostilidad de personeros de la confianza del Ejecutivo hacia los presos políticos uniformados, a los cuales se ha hecho concurrir esposados, aunque hayan sido oficiales de alta graduación, a diligencias médicas; y se les desconoce beneficios carcelarios por parte de funcionarios de la confianza presidencial, para no decir nada de los indultos que el Ejecutivo ha denegado, pero podría disponer, sobre todo ante condenas carentes de fundamento jurídico. Para muestra, otro botón: días atrás un abogado me refirió que se había encontrado con un colega del Ministerio del Interior que antes trabajaba junto al abogado de extrema izquierda, Nelson Caucoto, reconocido perseguidor de uniformados (r).
Cuarta, porque la opinión pública, hacia la cual los jueces levantan la mirada con temor reverencial, y cuyo cerebro colectivo ha sido metódicamente lavado (lo sigue siendo: "Los 80" obtiene los mayores ratings de TV) comparte el criterio mayoritario de ilegalidad que siempre ha sostenido el candidato derrotado en la elección de la Suprema, el ministro Jaime Rodríguez Espoz.
En otras palabras, me di cuenta de que había algo que yo no estaba entendiendo en la situación general. Y cuando no entiendo, por principio prefiero guardar silencio.
Bueno, lo he roto ahora, más que todo confiando en que el ilustrado juicio de que hacen gala invariablemente los comentaristas de este blog me ayudará a salir de la perplejidad que me ha provocado el triunfo de Ballesteros sobre González Espoz.
Volviendo al caso de mi deserción, diré que el motivo fue muy simple: escribo siempre por motivación, y durante dos días nada me motivó especialmente a hacerlo. Pero sí debo confesar que una cosa me intrigó sobremanera: la designación por amp-lio margen como Presidente de la Corte Suprema del ministro Rubén Ballesteros. Por varias razones:
Primera, porque se trata de un juez que aplica las leyes. Este hábito es muy minoritariamente observado en nuestra actual judicatura, ampliamente dominada por la izquierda, que siempre hace prevalecer sus preferencias políticas por sobre los mandatos de la legalidad.
Segunda, porque el marxismo y sus compañeros de ruta "funaron" preventivamente al más alto tribunal, precisamente proclamando su rechazo a una posible designación de Ballesteros. Eso, en el Chile de hoy, es garantía de que se obrará según lo desean los "funadores". Y, sin embargo, una Suprema con mayoría de izquierda ha elegido, en votación de inexplicable amplitud, al magistrado de la minoría respetuosa del derecho.
Tercera, porque el Poder Ejecutivo, hacia el cual suelen mirar los jueces al tomar sus decisiones, precisamente en los aspectos en que el ministro Ballesteros hace prevalecer la letra de la ley, ha dado toda suerte de señales en contrario de este juez y concordantes con la mayoría izquierdista. La manifiesta hostilidad de personeros de la confianza del Ejecutivo hacia los presos políticos uniformados, a los cuales se ha hecho concurrir esposados, aunque hayan sido oficiales de alta graduación, a diligencias médicas; y se les desconoce beneficios carcelarios por parte de funcionarios de la confianza presidencial, para no decir nada de los indultos que el Ejecutivo ha denegado, pero podría disponer, sobre todo ante condenas carentes de fundamento jurídico. Para muestra, otro botón: días atrás un abogado me refirió que se había encontrado con un colega del Ministerio del Interior que antes trabajaba junto al abogado de extrema izquierda, Nelson Caucoto, reconocido perseguidor de uniformados (r).
Cuarta, porque la opinión pública, hacia la cual los jueces levantan la mirada con temor reverencial, y cuyo cerebro colectivo ha sido metódicamente lavado (lo sigue siendo: "Los 80" obtiene los mayores ratings de TV) comparte el criterio mayoritario de ilegalidad que siempre ha sostenido el candidato derrotado en la elección de la Suprema, el ministro Jaime Rodríguez Espoz.
En otras palabras, me di cuenta de que había algo que yo no estaba entendiendo en la situación general. Y cuando no entiendo, por principio prefiero guardar silencio.
Bueno, lo he roto ahora, más que todo confiando en que el ilustrado juicio de que hacen gala invariablemente los comentaristas de este blog me ayudará a salir de la perplejidad que me ha provocado el triunfo de Ballesteros sobre González Espoz.
domingo, 18 de diciembre de 2011
Izquierda Chilena: Negacionista e Impune
Si usted quiere disfrutar de momentos de amenidad, estudie las paradojas y piruetas que protagoniza la izquierda chilena. Ahora se encuentra empeñada en una espectacular: hacer aprobar una legislación para meter a la cárcel a quienes "nieguen, minimicen o condonen" las "violaciones a los derechos humanos".
Desde luego, los izquierdistas, primero, se preocuparon de redefinir "violaciones a los derechos humanos", de tal manera que en esa definición no fueran a caer los crímenes que ellos han cometido y cometen. Eso ya lo lograron: el asesinato de un civil (o de un militar) perpetrado por el MIR, el FPMR u otro grupo armado de izquierda, no constituyó una "violación a los derechos humanos", porque ésta sólo tiene lugar cuando el que mata a alguien es un "agente del Estado".
Como la izquierda chilena venía preparando desde 1965, según testimonios objetivos, la lucha armada para tomarse el poder; como durante la UP un centenar de víctimas cayó a manos de la izquierda violenta; y luego, bajo el Gobierno Militar, cuatro veces esa cifra fueron los caídos víctimas del terrorismo de izquierda, había que dejar despejado el punto: esas no fueron "violaciones a los derechos humanos".
Y como ellos no violaban los derechos humanos, pero tuvieron caídos en la lucha armada ¿que eran éstos? "Víctimas", por supuesto. Pues, para ella, no hubo lucha armada. Sólo dos bandos: los uniformados y las "víctimas". Y vendieron tan bien esta pomada que en una memorable carta a "El Mercurio" un Comandante en Jefe del Ejército, en los años '90, Juan Emilio Cheyre, demostró haberla comprado completa y al contado: al hacer referencia a las bajas de la lucha armada contra el extremismo habló de "nuestros camaradas y las víctimas". Y las "víctimas" han cobrado y siguen cobrando del erario miles de millones de dólares de indemnizaciones. El número de causas con el mismo propósito va en aumento y este año llegará a dos mil, y creciendo.
El ejercicio de la democracia establecida en la Constitución de 1980 y los triunfos electorales de la Concertación permitieron a la izquierda reescribir a su amaño la historia reciente. Pero como no ha podido impedir una insistente, si bien muy minoritaria, campaña desplegada por un puñado ínfimo de "cerebros NO lavados" para restablecer la verdad histórica, campaña que ha probado que la violencia armada la inició la izquierda, ésta discurre actualmente penalizar a quienes digan públicamente semejante cosa. Hay que meterlos a la cárcel. Los defensores de esta ley contra la libertad de expresión (entre los cuales la voz cantante ha sido Gonzalo Bustamante, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez --¿qué diría don Pedro Ibáñez, que me entusiasmaba para ir a referirles la verdad histórica a los alumnos de la Escuela de Negocios de Valparaíso, antecesora de la actual Universidad?-- quieren que vayan a la cárcel los "negacionistas", nombre dado en Europa a los que discuten el holocausto judío. Por supuesto, es otra pirueta espectacular de la izquierda, porque los judíos nunca se prepararon para una lucha armada contra ningún régimen europeo y, por tanto, fueron perseguidos injustificadamente; mientras ella sí preparó e inició la lucha armada contra la democracia en Chile.
Pero una pirueta todavía más espectacular, si cabía, fue la que le posibilitó a la izquierda el primer gobierno de los kerenskis chilenos, el de Patricio Aylwin, al formar la "Comisión Rettig". Sus investigadores eran unos 45 abogados de izquierda y sólo cinco de centroderecha (uno de éstos me lo refirió). ¿Y qué hicieron? Practicar ellos el "negacionismo". Hacer desaparecer el terrorismo de izquierda. ¿Usted quiere una prueba? Aquí va: en mi blog del 14 de diciembre referí cómo el sargento de Carabineros Tulio Pereira, intentó el 24 de febrero de 1976 salvar a una niñita, cogida en medio de una balacera entre miristas y agentes de seguridad. Pero un mirista le disparó al sargento a través del cuerpo de la niña, dando muerte a ambos. El episodio está referido por un testigo presencial y puede hallarse en la página 151del libro de Gisela Silva Encina, "Miguel Krassnoff, Prisionero por Servir a Chile", momentáneamente agotado "en las buenas librerías", por el gran interés público que despertó, pero en vías de reposición.
¿Y qué dijo el Informe Rettig de este asesinato? ¿Que el MIR los mató? ¡No! Dijo que el sargento murió "víctima de la violencia política". Pues el negacionismo de izquierda denomina así a la "entidad" que dio muerte en Chile a casi medio millar de uniformados y civiles entre 1973 y 1990. Y en un comentario a mi blog del 14 de diciembre un lector, "Cristián", cuya contribución agradezco, ubicó el párrafo del Informe Rettig referido a la niñita muerta. Dice así: "Susana Elizabeth Sanhueza Salinas... de siete años... se encontraba jugando en el jardín de la casa donde se produjeron los hechos, siendo a juicio de esta Comisión UNA VÍCTIMA INOCENTE DE LA VIOLENCIA POLÍTICA" (mayúsculas mías). Negacionismo puro. El MIR, que la mató, no aparece, no tuvo arte ni parte, según la Comisión. Fue la "violencia política". ¿Cómo iba a tener parte, si el MIR estaba en el alma misma de la UP, cuyos partidos votaron por Aylwin para Presidente; si el jefe del MIR era sobrino de Salvador Allende; si para su cumpleaños éste, en plena UP, le regaló una pistola plateada y nacarada, con una dedicatoria ambigua (como todo lo de Allende) recomendándole usarla "con consecuencia" (cita mía no textual y de memoria).
Entonces el silogismo está completo: las violaciones a los derechos humanos sólo las pueden cometer los agentes el Estado; luego, los terroristas del MIR, del FPMR y de los partidos con armas enumerados por Carlos Altamirano (el PC, el PS, el MAPU y la Izquierda Cristiana), eran inocentes de tales violaciones, de modo que, cuando caían en la lucha, eran "víctimas", pues sus armas se esfumaron (el "Nuevo Ejército", cuyos jefes se han lavado cuidadosamente sus respectivos cerebros, que tenía muchas de esas armas, si es que las conserva, ahora las oculta muy bien: son políticamente incorrectas).
Por supuesto, las "víctimas" no merecen ser castigadas: más de 600 han sido amnistiadas y más de 900 indultadas. ¿Amnistía a uniformados? La justicia de izquierda la deniega. ¿Indultos a uniformados? Sólo uno: Manuel Contreras Donayre. Ricardo I lo indultó a su manera: sin explicarle nada a nadie. El resto, presos o procesados como "violadores de derechos humanos".
Y así la izquierda ha logrado la cuadratura del círculo, que jamás habría conseguido, por supuesto, sin la contribución de los kerenskis chilenos: ella fue "víctima" inocente, quienes la enfrentaron fueron "violadores de los derechos humanos"; los caídos bajo las balas que no provenían de los uniformados no son responsabilidad de ella, sino de una entelequia bautizada por el "Informe Negacionista Rettig" como "violencia política"; y dentro de poco cualquiera que pretenda decir otra cosa va a ir a la cárcel.
Desde luego, los izquierdistas, primero, se preocuparon de redefinir "violaciones a los derechos humanos", de tal manera que en esa definición no fueran a caer los crímenes que ellos han cometido y cometen. Eso ya lo lograron: el asesinato de un civil (o de un militar) perpetrado por el MIR, el FPMR u otro grupo armado de izquierda, no constituyó una "violación a los derechos humanos", porque ésta sólo tiene lugar cuando el que mata a alguien es un "agente del Estado".
Como la izquierda chilena venía preparando desde 1965, según testimonios objetivos, la lucha armada para tomarse el poder; como durante la UP un centenar de víctimas cayó a manos de la izquierda violenta; y luego, bajo el Gobierno Militar, cuatro veces esa cifra fueron los caídos víctimas del terrorismo de izquierda, había que dejar despejado el punto: esas no fueron "violaciones a los derechos humanos".
Y como ellos no violaban los derechos humanos, pero tuvieron caídos en la lucha armada ¿que eran éstos? "Víctimas", por supuesto. Pues, para ella, no hubo lucha armada. Sólo dos bandos: los uniformados y las "víctimas". Y vendieron tan bien esta pomada que en una memorable carta a "El Mercurio" un Comandante en Jefe del Ejército, en los años '90, Juan Emilio Cheyre, demostró haberla comprado completa y al contado: al hacer referencia a las bajas de la lucha armada contra el extremismo habló de "nuestros camaradas y las víctimas". Y las "víctimas" han cobrado y siguen cobrando del erario miles de millones de dólares de indemnizaciones. El número de causas con el mismo propósito va en aumento y este año llegará a dos mil, y creciendo.
El ejercicio de la democracia establecida en la Constitución de 1980 y los triunfos electorales de la Concertación permitieron a la izquierda reescribir a su amaño la historia reciente. Pero como no ha podido impedir una insistente, si bien muy minoritaria, campaña desplegada por un puñado ínfimo de "cerebros NO lavados" para restablecer la verdad histórica, campaña que ha probado que la violencia armada la inició la izquierda, ésta discurre actualmente penalizar a quienes digan públicamente semejante cosa. Hay que meterlos a la cárcel. Los defensores de esta ley contra la libertad de expresión (entre los cuales la voz cantante ha sido Gonzalo Bustamante, profesor de la Universidad Adolfo Ibáñez --¿qué diría don Pedro Ibáñez, que me entusiasmaba para ir a referirles la verdad histórica a los alumnos de la Escuela de Negocios de Valparaíso, antecesora de la actual Universidad?-- quieren que vayan a la cárcel los "negacionistas", nombre dado en Europa a los que discuten el holocausto judío. Por supuesto, es otra pirueta espectacular de la izquierda, porque los judíos nunca se prepararon para una lucha armada contra ningún régimen europeo y, por tanto, fueron perseguidos injustificadamente; mientras ella sí preparó e inició la lucha armada contra la democracia en Chile.
Pero una pirueta todavía más espectacular, si cabía, fue la que le posibilitó a la izquierda el primer gobierno de los kerenskis chilenos, el de Patricio Aylwin, al formar la "Comisión Rettig". Sus investigadores eran unos 45 abogados de izquierda y sólo cinco de centroderecha (uno de éstos me lo refirió). ¿Y qué hicieron? Practicar ellos el "negacionismo". Hacer desaparecer el terrorismo de izquierda. ¿Usted quiere una prueba? Aquí va: en mi blog del 14 de diciembre referí cómo el sargento de Carabineros Tulio Pereira, intentó el 24 de febrero de 1976 salvar a una niñita, cogida en medio de una balacera entre miristas y agentes de seguridad. Pero un mirista le disparó al sargento a través del cuerpo de la niña, dando muerte a ambos. El episodio está referido por un testigo presencial y puede hallarse en la página 151del libro de Gisela Silva Encina, "Miguel Krassnoff, Prisionero por Servir a Chile", momentáneamente agotado "en las buenas librerías", por el gran interés público que despertó, pero en vías de reposición.
¿Y qué dijo el Informe Rettig de este asesinato? ¿Que el MIR los mató? ¡No! Dijo que el sargento murió "víctima de la violencia política". Pues el negacionismo de izquierda denomina así a la "entidad" que dio muerte en Chile a casi medio millar de uniformados y civiles entre 1973 y 1990. Y en un comentario a mi blog del 14 de diciembre un lector, "Cristián", cuya contribución agradezco, ubicó el párrafo del Informe Rettig referido a la niñita muerta. Dice así: "Susana Elizabeth Sanhueza Salinas... de siete años... se encontraba jugando en el jardín de la casa donde se produjeron los hechos, siendo a juicio de esta Comisión UNA VÍCTIMA INOCENTE DE LA VIOLENCIA POLÍTICA" (mayúsculas mías). Negacionismo puro. El MIR, que la mató, no aparece, no tuvo arte ni parte, según la Comisión. Fue la "violencia política". ¿Cómo iba a tener parte, si el MIR estaba en el alma misma de la UP, cuyos partidos votaron por Aylwin para Presidente; si el jefe del MIR era sobrino de Salvador Allende; si para su cumpleaños éste, en plena UP, le regaló una pistola plateada y nacarada, con una dedicatoria ambigua (como todo lo de Allende) recomendándole usarla "con consecuencia" (cita mía no textual y de memoria).
Entonces el silogismo está completo: las violaciones a los derechos humanos sólo las pueden cometer los agentes el Estado; luego, los terroristas del MIR, del FPMR y de los partidos con armas enumerados por Carlos Altamirano (el PC, el PS, el MAPU y la Izquierda Cristiana), eran inocentes de tales violaciones, de modo que, cuando caían en la lucha, eran "víctimas", pues sus armas se esfumaron (el "Nuevo Ejército", cuyos jefes se han lavado cuidadosamente sus respectivos cerebros, que tenía muchas de esas armas, si es que las conserva, ahora las oculta muy bien: son políticamente incorrectas).
Por supuesto, las "víctimas" no merecen ser castigadas: más de 600 han sido amnistiadas y más de 900 indultadas. ¿Amnistía a uniformados? La justicia de izquierda la deniega. ¿Indultos a uniformados? Sólo uno: Manuel Contreras Donayre. Ricardo I lo indultó a su manera: sin explicarle nada a nadie. El resto, presos o procesados como "violadores de derechos humanos".
Y así la izquierda ha logrado la cuadratura del círculo, que jamás habría conseguido, por supuesto, sin la contribución de los kerenskis chilenos: ella fue "víctima" inocente, quienes la enfrentaron fueron "violadores de los derechos humanos"; los caídos bajo las balas que no provenían de los uniformados no son responsabilidad de ella, sino de una entelequia bautizada por el "Informe Negacionista Rettig" como "violencia política"; y dentro de poco cualquiera que pretenda decir otra cosa va a ir a la cárcel.
sábado, 17 de diciembre de 2011
Supongo Que No Debería Escribir Este Blog
Esta mañana vi en el diario que el libro "La Caída", del periodista Francisco Sagredo, se ha convertido en el más vendido entre los de "no ficción". Refiere con todo detalle por qué fue defenestrado Mayne-Nicholls de la ANFP, tema que parece seguir interesando al público lector. Cuando han entrevistado a Sagredo a propósito de su libro, siempre le preguntan cuál fue el papel del Presidente en el desenlace de la ANFP, y él contesta que es preciso leer el libro para enterarse. Pero la respuesta no está en el libro. Más bien, éste no entra en ese tema, sino que se limita a afirmar, por una parte, que el periodista Felipe Bianchi y yo declaramos que había habido llamados presidenciales a Antonio Bloise para animarlo a competir contra Mayne-Nicholls en la elección de la ANFP y, por otra parte, que Bloise jura por Dios que no hubo llamada alguna.
Y ese tema es el que me motiva para escribir este blog. Pero, como tenía dudas, le pregunté a mi mujer si debía hacerlo, y ella me dijo que no, que era una cosa del pasado y muy trillada. Pero este blog tiene por objeto recibir observaciones mías acerca de cosas que me motivan, y la que me motiva hoy es ésa. De modo que si quiero escribir hoy deberé desatender el consejo de mi mujer, que generalmente me da buenos consejos. Así es que, supongo, no debería escribir ese blog. Pero lo voy a hacer.
El libro "La Caída" debería haber averiguado por qué yo declaré, en una entrevista a CNN, que el mismo libro cita textualmente, que el presidente de Everton, Antonio Bloise, había recibido tres llamados del Presidente Piñera para convencerlo de competir en la elección de la ANFP contra Harold Mayne-Nicholls. Bueno, yo lo declaré porque una persona veraz me lo informó a través de un correo electrónico.
El único contacto personal que yo había y he tenido con Harold había sido para desearle la paz en una Misa de ex alumnos del Saint George´s College, el año pasado. Después de eso él me mandó un correo electrónico de agradecimiento, porque en este blog escribí que lo consideraba un tipo honrado, que decía siempre la verdad y hacía bien su trabajo. Después me envió otro más, informándome de la campaña que se estaba gestando entre los clubes para no votar por su reelección, campaña encabezada por Colo Colo, club del cual era accionista controlador el Presidente.
En una entrevista a "La Tercera", entonces, Mayne-Nicholls declaró que le había pedido audiencia al Presidente para hablar de lo que estaba haciendo Colo Colo, y éste le había asegurado ser completamente ajeno a eso y a lo que sucedía en Colo Colo, y él le había creído. Entonces yo hice otro blog afirmando que Harold era ingenuo si le había creído eso al Presidente, y él me respondió que no era ingenuo.
Entonces sucedió lo siguiente: en una reunión o encuentro de apoderados de un colegio de niñas, la hermana de Antonio Bloise le contó, conversando informalmente, a un padre de familia asistente, que el Presidente había llamado tres veces a su hermano para que mantuviera su candidatura. Esto lo supo Harold Mayne-Nicholls y lo supe yo, de modo que así lo afirmé cuando algunos periodistas me pidieron que fundara mi afirmación acerca de los tres llamados. Pero en "La Segunda" apareció la hermana de Bloise diciendo que no había dicho tal cosa.
Otras personas, como la senadora Soledad Alvear y el periodista Felipe Bianchi, también afirmaron que había habido llamados oficiales para influir contra Mayne-Nicholls en la elección que venía. Obviamente, la persona clave era el apoderado del colegio que le había oído a la hermnana de Bloise lo de los tres llamados presidenciales. Yo traté de obtener este nombre de mi fuente, pero ésta se limitó a decirme que el periodista Felipe Bianchi lo tenía. Entonces le pedí a Felipe que me lo diera, y él se negó. Supongo que a esas alturas el apoderado del colegio de niñas estaba muy preocupado por ser el centro de un affaire que molestaba extraordinariamente a La Moneda.
Por otro lado, yo recibí el llamado de un amigo, por encargo de un ministro, en que se me aseguraba que el Presidente no había telefoneado a Bloise. En el libro "La Caída", Bloise jura por Dios no haber recibido ese llamado. Cuando alguien del Gobierno aseguró que, a raíz de todo esto, habría una querella judicial con motivo de informaciones falsas, yo me alegré, porque en esa instancia deberían aparecer el amigo de mi informante y la hermana de Bloise reconociendo (o negando) lo que hubiren conversado. Pero no hubo tal querella y no se pudo verificar la información con el apoderado que se la proporcionó a mi fuente. Y el libro "La Caída" eludió esa investigación, lo que habla de la prudencia de su autor. Luego, el punto que, por lo que he visto, más le interesa a la gente, no queda aclarado en ese libro.
Pero si Bloise jura por Dios que no recibió ningún llamado del Presidente, yo le creo. Yo juro por Dios que ningún ministro me ha llamado a raíz de este asunto, y también digo la verdad, y tengo derecho a ser creído. Pero también es verdad que un amigo común del ministro y mío me llamó por encargo del primero para hablar de esto. Si yo le contara a mi hermana que me llamó el ministro no estaría faltando a la verdad del todo y yo quedaría ante ella como un tipo al cual lo llaman los ministros, lo que seguramente despertaría su admiración hacia mí. Si el Presidente manda un recado y el que lo recibe lo convierte en un llamado personal, para efecto de referírselo a su hermana, y ésta se lo refiere a un conocido que le pregunta si es cierto que su hermano va a competir en la elección de la ANFP, habrá habido una exageración, pero no una mentira. Y también, si todo sale a luz, se puede decir, sin faltar a la verdad, que no hubo un llamado telefónico presidencial, pero también se podrá decir que hubo injerencia presidencial en los comicios de la ANFP. Y no sólo porque el club más activo en promover la derrota de Mayne-Nicholls tenía como accionista-controlador al Presidente, ni porque éste, en la fecha de los comicios, prometió a dos clubes (que votaban y estaban indecisos) construirles o refaccionarles estadios. Las cosas suelen ser así, relativas.
Todo esto lo supieron Mayne-Nicholls y Bielsa y explica el semi-saludo de éste al Presidente. Al entrenador seguramente le chocó ser invitado a La Moneda a un homenaje a la selección, a la directiva y al cuerpo técnico, por parte de quien estaba interesado en remover a la segunda, lo que acarrearía (como acarreó) la salida también del último.
Y todo esto quedó, con sus matices y preguntas no respondidas, en el inconsciente colectivo, que se formó un juicio.
Todos sabemos cuál fue ese juicio.
Y ese tema es el que me motiva para escribir este blog. Pero, como tenía dudas, le pregunté a mi mujer si debía hacerlo, y ella me dijo que no, que era una cosa del pasado y muy trillada. Pero este blog tiene por objeto recibir observaciones mías acerca de cosas que me motivan, y la que me motiva hoy es ésa. De modo que si quiero escribir hoy deberé desatender el consejo de mi mujer, que generalmente me da buenos consejos. Así es que, supongo, no debería escribir ese blog. Pero lo voy a hacer.
El libro "La Caída" debería haber averiguado por qué yo declaré, en una entrevista a CNN, que el mismo libro cita textualmente, que el presidente de Everton, Antonio Bloise, había recibido tres llamados del Presidente Piñera para convencerlo de competir en la elección de la ANFP contra Harold Mayne-Nicholls. Bueno, yo lo declaré porque una persona veraz me lo informó a través de un correo electrónico.
El único contacto personal que yo había y he tenido con Harold había sido para desearle la paz en una Misa de ex alumnos del Saint George´s College, el año pasado. Después de eso él me mandó un correo electrónico de agradecimiento, porque en este blog escribí que lo consideraba un tipo honrado, que decía siempre la verdad y hacía bien su trabajo. Después me envió otro más, informándome de la campaña que se estaba gestando entre los clubes para no votar por su reelección, campaña encabezada por Colo Colo, club del cual era accionista controlador el Presidente.
En una entrevista a "La Tercera", entonces, Mayne-Nicholls declaró que le había pedido audiencia al Presidente para hablar de lo que estaba haciendo Colo Colo, y éste le había asegurado ser completamente ajeno a eso y a lo que sucedía en Colo Colo, y él le había creído. Entonces yo hice otro blog afirmando que Harold era ingenuo si le había creído eso al Presidente, y él me respondió que no era ingenuo.
Entonces sucedió lo siguiente: en una reunión o encuentro de apoderados de un colegio de niñas, la hermana de Antonio Bloise le contó, conversando informalmente, a un padre de familia asistente, que el Presidente había llamado tres veces a su hermano para que mantuviera su candidatura. Esto lo supo Harold Mayne-Nicholls y lo supe yo, de modo que así lo afirmé cuando algunos periodistas me pidieron que fundara mi afirmación acerca de los tres llamados. Pero en "La Segunda" apareció la hermana de Bloise diciendo que no había dicho tal cosa.
Otras personas, como la senadora Soledad Alvear y el periodista Felipe Bianchi, también afirmaron que había habido llamados oficiales para influir contra Mayne-Nicholls en la elección que venía. Obviamente, la persona clave era el apoderado del colegio que le había oído a la hermnana de Bloise lo de los tres llamados presidenciales. Yo traté de obtener este nombre de mi fuente, pero ésta se limitó a decirme que el periodista Felipe Bianchi lo tenía. Entonces le pedí a Felipe que me lo diera, y él se negó. Supongo que a esas alturas el apoderado del colegio de niñas estaba muy preocupado por ser el centro de un affaire que molestaba extraordinariamente a La Moneda.
Por otro lado, yo recibí el llamado de un amigo, por encargo de un ministro, en que se me aseguraba que el Presidente no había telefoneado a Bloise. En el libro "La Caída", Bloise jura por Dios no haber recibido ese llamado. Cuando alguien del Gobierno aseguró que, a raíz de todo esto, habría una querella judicial con motivo de informaciones falsas, yo me alegré, porque en esa instancia deberían aparecer el amigo de mi informante y la hermana de Bloise reconociendo (o negando) lo que hubiren conversado. Pero no hubo tal querella y no se pudo verificar la información con el apoderado que se la proporcionó a mi fuente. Y el libro "La Caída" eludió esa investigación, lo que habla de la prudencia de su autor. Luego, el punto que, por lo que he visto, más le interesa a la gente, no queda aclarado en ese libro.
Pero si Bloise jura por Dios que no recibió ningún llamado del Presidente, yo le creo. Yo juro por Dios que ningún ministro me ha llamado a raíz de este asunto, y también digo la verdad, y tengo derecho a ser creído. Pero también es verdad que un amigo común del ministro y mío me llamó por encargo del primero para hablar de esto. Si yo le contara a mi hermana que me llamó el ministro no estaría faltando a la verdad del todo y yo quedaría ante ella como un tipo al cual lo llaman los ministros, lo que seguramente despertaría su admiración hacia mí. Si el Presidente manda un recado y el que lo recibe lo convierte en un llamado personal, para efecto de referírselo a su hermana, y ésta se lo refiere a un conocido que le pregunta si es cierto que su hermano va a competir en la elección de la ANFP, habrá habido una exageración, pero no una mentira. Y también, si todo sale a luz, se puede decir, sin faltar a la verdad, que no hubo un llamado telefónico presidencial, pero también se podrá decir que hubo injerencia presidencial en los comicios de la ANFP. Y no sólo porque el club más activo en promover la derrota de Mayne-Nicholls tenía como accionista-controlador al Presidente, ni porque éste, en la fecha de los comicios, prometió a dos clubes (que votaban y estaban indecisos) construirles o refaccionarles estadios. Las cosas suelen ser así, relativas.
Todo esto lo supieron Mayne-Nicholls y Bielsa y explica el semi-saludo de éste al Presidente. Al entrenador seguramente le chocó ser invitado a La Moneda a un homenaje a la selección, a la directiva y al cuerpo técnico, por parte de quien estaba interesado en remover a la segunda, lo que acarrearía (como acarreó) la salida también del último.
Y todo esto quedó, con sus matices y preguntas no respondidas, en el inconsciente colectivo, que se formó un juicio.
Todos sabemos cuál fue ese juicio.
viernes, 16 de diciembre de 2011
¿Valió la Pena Tratar de Complacer a Tantos?
¡Cuántas cosas no ha hecho el Presidente Piñera para ganarse el agradecimiento de los comunistas! Los ha convidado a La Moneda, se ha retratado sonriente con los tres diputados rojos elegidos gracias a los Kerenskis chilenos y hasta, creo (de esto no estoy seguro), ha convidado a Teiller, el ex Encargado Militar del partido, a alguna gira al exterior. Este último sostiene que Sebastián Piñera, antes de ser elegido, también le prometió modificar el sistema binominal, para hacer posible la elección de parlamentarios comunistas (cuando los Kerenskis todavía no se habían allanado a posibilitarla).
Y el mismo gobernante mantiene en el Ministerio del Interior a decenas de abogados de izquierda que litigan por mantener presos a uniformados (r), al tiempo que deniega indultos a éstos, aunque sean octogenarios o estén muy enfermos, o ambas cosas. Y alude a ellos como "violadores de los derechos humanos", agregando que nunca les extenderá un perdón. Echó a la secretaria que mandó un formulario de respuesta con buenos deseoa a un acto de desagravio a un brigadier (r) ilegalmente preso. Su ministro Allamand cesa a todos los asesores que hayan tenido vínculos con la CNI, al tiempo que el propio gobernante mantiene como jefe de servicio a un connotado mirista activo. Y ampara el Instituto de Derechos Humanos, un "organismo de fachada" del PC. Y le da más plata al Museo de la Memoria marxista.
Pero no le agradecen nada y ayer hasta lo funaron. Le impidieron decir "el" discurso de la noche. Pues iba a ser el único orador del 20° aniversario de la Fundación Jaime Guzmán. Mal elegido, obviamente. ¿A quién se le ocurrió designar a Sebastián Piñera como único orador en semejante efeméride? Bueno, hay mucha gente que lo ha olvidado todo y, por consiguiente, no ha aprendido nada. Sea como fuere, los malagradecidos comunistas le funaron el evento al Presidente. ¿Que usted dice que no fueron los comunistas? ¿Que fueron de la "surda" o cosas así? ¡Por favor! ¿En qué planeta vive usted? ¿En alguno donde creen que Camila Vallejo y Gabriel Boric no son la misma cosa? ¿O que el Lautaro, el Frente, los okupa que ponen bombas y la Coordinadora Arauco-Malleco no son la misma cosa? ¿Del planeta donde creen que las fotos de los frentistas rojos con el jefe e las FARC eran trucadas?
El Presidente no ha sacado nada, absolutamente nada, con haber traicionado las esperanzas que pusieron en él los militares en retiro, cuando les prometió velar por la legalidad y brevedad de los juicios contra ex uniformados y la aplicación de la prescripción. Los comunistas no lo quieren más por eso y los militares (r) decididamente ahora lo quieren menos.
¿Y qué le está pasando, por tratar de quedar bien con Dios y con el Diablo? Que ya no puede ir a ninguna parte. Quiso ir al Estadio Nacional a cosechar parte del éxito de la "U", y finalmente debió desistir. ¡Cuánto no habría dado él por levantar esa copa ante las cámaras esa noche, a estadio lleno! Era lo que había soñado hacer con Colo Colo, cuando compró el control de Blanco y Negro, pese a haber sido hincha de la UC de toda la vida. Sacrificios que había que hacer para ser popular y querido. Pero lo de Colo Colo fracasó. Peor todavía, siendo él su controlador, el club encabezó la operación para sacar a Mayne-Nicholls y Bielsa y a la hinchada le pareció pésimo. Ésta nunca más volvió a perdonarle eso. Por tanto, temió que si iba al estadio la rechifla iba a ser fenomenal.
Además, los de la U (que ahora son muchos más que antes, por eso de la "vuelta de chaqueta" chilena) no quieren a los de Colo Colo, ni menos si éstos son ex UC. Y no pudo ir no más.
Y al día siguiente tampoco pudo ir a pronunciar el único discurso del aniversario de la Fundación Jaime Guzmán. Ni que le hubieran preguntado a Jaime (porque yo sé la opinión que él tenía de Sebastián Piñera).
Incómoda situación para el Primer Ciudadano del país. Quiso conquistarse a los comunistas y éstos lo funan. A raíz de esa aproximación perdió la adhesión de muchos en la derecha, que no lo defienden o, peor, lo atacan. Dos tercios de los encuestados tienen una opinión desfavorable de él. Una fuerte mayoría afirma no creerle lo que dice. Y ahora hasta tiene que abstenerse de aparecer en público, cuando su máxima aspiración era estar siempre en primer plano.
¿Valió tratar de complacer a tantos para conseguir el reconocimiento de tan pocos?
Y el mismo gobernante mantiene en el Ministerio del Interior a decenas de abogados de izquierda que litigan por mantener presos a uniformados (r), al tiempo que deniega indultos a éstos, aunque sean octogenarios o estén muy enfermos, o ambas cosas. Y alude a ellos como "violadores de los derechos humanos", agregando que nunca les extenderá un perdón. Echó a la secretaria que mandó un formulario de respuesta con buenos deseoa a un acto de desagravio a un brigadier (r) ilegalmente preso. Su ministro Allamand cesa a todos los asesores que hayan tenido vínculos con la CNI, al tiempo que el propio gobernante mantiene como jefe de servicio a un connotado mirista activo. Y ampara el Instituto de Derechos Humanos, un "organismo de fachada" del PC. Y le da más plata al Museo de la Memoria marxista.
Pero no le agradecen nada y ayer hasta lo funaron. Le impidieron decir "el" discurso de la noche. Pues iba a ser el único orador del 20° aniversario de la Fundación Jaime Guzmán. Mal elegido, obviamente. ¿A quién se le ocurrió designar a Sebastián Piñera como único orador en semejante efeméride? Bueno, hay mucha gente que lo ha olvidado todo y, por consiguiente, no ha aprendido nada. Sea como fuere, los malagradecidos comunistas le funaron el evento al Presidente. ¿Que usted dice que no fueron los comunistas? ¿Que fueron de la "surda" o cosas así? ¡Por favor! ¿En qué planeta vive usted? ¿En alguno donde creen que Camila Vallejo y Gabriel Boric no son la misma cosa? ¿O que el Lautaro, el Frente, los okupa que ponen bombas y la Coordinadora Arauco-Malleco no son la misma cosa? ¿Del planeta donde creen que las fotos de los frentistas rojos con el jefe e las FARC eran trucadas?
El Presidente no ha sacado nada, absolutamente nada, con haber traicionado las esperanzas que pusieron en él los militares en retiro, cuando les prometió velar por la legalidad y brevedad de los juicios contra ex uniformados y la aplicación de la prescripción. Los comunistas no lo quieren más por eso y los militares (r) decididamente ahora lo quieren menos.
¿Y qué le está pasando, por tratar de quedar bien con Dios y con el Diablo? Que ya no puede ir a ninguna parte. Quiso ir al Estadio Nacional a cosechar parte del éxito de la "U", y finalmente debió desistir. ¡Cuánto no habría dado él por levantar esa copa ante las cámaras esa noche, a estadio lleno! Era lo que había soñado hacer con Colo Colo, cuando compró el control de Blanco y Negro, pese a haber sido hincha de la UC de toda la vida. Sacrificios que había que hacer para ser popular y querido. Pero lo de Colo Colo fracasó. Peor todavía, siendo él su controlador, el club encabezó la operación para sacar a Mayne-Nicholls y Bielsa y a la hinchada le pareció pésimo. Ésta nunca más volvió a perdonarle eso. Por tanto, temió que si iba al estadio la rechifla iba a ser fenomenal.
Además, los de la U (que ahora son muchos más que antes, por eso de la "vuelta de chaqueta" chilena) no quieren a los de Colo Colo, ni menos si éstos son ex UC. Y no pudo ir no más.
Y al día siguiente tampoco pudo ir a pronunciar el único discurso del aniversario de la Fundación Jaime Guzmán. Ni que le hubieran preguntado a Jaime (porque yo sé la opinión que él tenía de Sebastián Piñera).
Incómoda situación para el Primer Ciudadano del país. Quiso conquistarse a los comunistas y éstos lo funan. A raíz de esa aproximación perdió la adhesión de muchos en la derecha, que no lo defienden o, peor, lo atacan. Dos tercios de los encuestados tienen una opinión desfavorable de él. Una fuerte mayoría afirma no creerle lo que dice. Y ahora hasta tiene que abstenerse de aparecer en público, cuando su máxima aspiración era estar siempre en primer plano.
¿Valió tratar de complacer a tantos para conseguir el reconocimiento de tan pocos?
miércoles, 14 de diciembre de 2011
Descubriendo al Sargento Pereira
Para el improbable caso de que ustedes quieran saber mi opinión sobre el país, yo les puedo decir que encuentro a la mayoría de los chilenos bastante miserable. He reafirmado ese juicio en estos días, a raíz del "hallazgo" de lo que le sucedió al sargento segundo de Carabineros Tulio Pereira Pereira el 24 de febrero de 1976.
¿Qué le sucedió? Que lo mataron. ¿Quiénes? Si hemos de atender a la fuente de información más respetada por la mayoría de los chilenos, para estos efectos, el "Informe Rettig", lo mató un ente indeterminado, al cual dicho Informe llama "la violencia política". Si la víctima hubiera sido un terrorista y el hechor un uniformado, la Comisión Rettig habría dicho con toda precisión que "fue asesinado por agentes del Estado", es decir, habría inculpado al Gobierno Militar. Ésa era la tarea de la Comisión Rettig. Patricio Aylwin la convocó para crucificar a los militares, con la misma determinación con que 17 años antes convocó a los militares para deponer a Allende.
Como parte de la historia del Chile reciente "se ha esfumado" (los terroristas fueron las "víctimas", y quienes les impidieron matar y tomarse el poder fueron "violadores de los derechos humanos") el resultado es que los primeros o sus familias reciben anualmente centenares de millones de dólares como reparación y los segundos están presos.
Cuando en un blog anterior mencioné la muerte del sargento Pereira, todos se sorprendieron. Su caso lo habían olvidado hasta los partidarios del Gobierno Militar que todavía quedan. (Pronto puede constituir delito serlo; hay un proyecto en trámite, defendido por el profesor Gonzalo Bustamante, de la Universidad Adolfo Ibáñez, para ese efecto).
¿Cómo supe yo del sargento Pereira? Porque leí la biografía del brigadier (r) Miguel Krassnoff. Éste descubrió, en febrero de 1976, una guarida del MIR en La Florida. Cuando fue rodeada, desde ella se desató una balacera. Caminando por la calle aledaña a la guarida apareció una menor de cinco años. Krassnoff le indicó al sargento Pereira que la retirara del lugar, ante el peligro que corría. Pereira la tomó en brazos para ponerla a salvo, pero salió una mano de un mirista empuñando un revólver y le disparó al sargento a través del cuerpo de la niñita, muriendo ambos en el acto.
Un crimen atroz, que la casi totalidad de los chilenos ha olvidado por completo. Ahora algunos miles se han enterado, porque han comprado la biografía de Krassnoff. En realidad, se ha agotado la cuarta edición de la misma, tanto que una quinta se está imprimiendo y llegará a librerías en unos días más.
Un diario digital que defiende a los presos políticos uniformados de la aciaga suerte a que los ha condenado la mayoría de jueces de izquierda, que prevarica sin contrapeso en nuestro medio, comprobó la veracidad del caso del sargento Pereira, confesando no haber sabido nada de él antes.
Pero el sargento dejó viuda e hijos, que no soñarían con recibir ni siquiera la décima parte de las compensaciones económicas, educación gratuita, atención de salud sin pago y bonos de diez millones de pesos que han recibido los familiares de terroristas caídos. Incluso este bono lo recibió la señora Bachelet por su padre muerto de un ataque cardíaco, tras un juego de básquetbol que no era aconsejable para su estado de salud, cuando estaba preso.
La mayoría chilena encuentra que este estado de cosas está muy bien. ¿Y de la niñita asesinada por el mirista? Nadie sabe nada. Ojalá su familia haya obtenido alguna reparación, pero sospecho que no ha sido así. Porque ella murió en circunstancias políticamente incorrectas. ¿Cómo reconocer que la asesinó el MIR, si éste es hoy una organización de "víctimas"? La guerrilla terrorista "se esfumó". La Contraloría ha definido al MIR como "una empresa". Sus militantes ocupan altos cargos en este gobierno "de centro derecha" (risas en la sala). ¿Ustedes no lo creen? Pregunten a qué partido pertenece, por ejemplo, el Director del Instituto Médico-Legal, funcionario de la confianza del Presidente Piñera. Yo les voy a decir, porque lo oí de sus labios en una entrevista de CNN: pertenece al "partido" MIR. El ministro Allamand echa sin miramientos a asesores uniformados (r) que hubieren tenido algo que ver con la CNI o la DINA, y hasta a alguno que no tuvo nada que ver, pero es yerno del ex director de la DINA. Pero un mirista puede ser jefe de servicio y gozar de toda la confianza presidencial.
¿Van entendiendo ustedes por qué opino que la mayoría en Chile es miserable?
En la misma biografía de Krassnoff que permitió "descubrir" el caso del sargento Pereira hay un listado de pruebas de la inocencia del brigadier (r) en los juicios que le han acarreado condenas a 144 años de presidio. En un país menos miserable alguien se habría preocupado de verificar si esas pruebas de inocencia son verdaderas. Una Corte Suprema a la cual se le hace saber que en la misma fecha en que un juez sostiene que Krassnoff detuvo a un mirista que luego murió o desapareció, aquél se encontraba en España, junto al general Pinochet, en el funeral de Franco, buscaría corroborarlo. Eso es fácil de comprobar. Sobre todo que debería ser terrible (para un tribunal con real vocación de justicia) condenar a diez o quince años de presidio a un hombre por un crimen que no cometió. Pero eso sólo puede ser terrible en un medio en que la mayoría sea ética, moral, y capaz de luchar por la justicia. No en un medio como éste, en que nadie se ha preocupado de verificar nada. La Corte Suprema no ha decretado una sola "medida para mejor resolver" en casos como el citado. Eso habría sido muy, pero muy "políticamente incorrecto".
De modo que ha sido incómodo para la mayoría que se haya "redescubierto" el caso del sargento Pereira. Y más incómodo aún sería que se averiguara sobre la niñita. Pero la mayoría de los chilenos puede estar tranquila. Nadie va a provocarle tamaña incomodidad.
¿Qué le sucedió? Que lo mataron. ¿Quiénes? Si hemos de atender a la fuente de información más respetada por la mayoría de los chilenos, para estos efectos, el "Informe Rettig", lo mató un ente indeterminado, al cual dicho Informe llama "la violencia política". Si la víctima hubiera sido un terrorista y el hechor un uniformado, la Comisión Rettig habría dicho con toda precisión que "fue asesinado por agentes del Estado", es decir, habría inculpado al Gobierno Militar. Ésa era la tarea de la Comisión Rettig. Patricio Aylwin la convocó para crucificar a los militares, con la misma determinación con que 17 años antes convocó a los militares para deponer a Allende.
Como parte de la historia del Chile reciente "se ha esfumado" (los terroristas fueron las "víctimas", y quienes les impidieron matar y tomarse el poder fueron "violadores de los derechos humanos") el resultado es que los primeros o sus familias reciben anualmente centenares de millones de dólares como reparación y los segundos están presos.
Cuando en un blog anterior mencioné la muerte del sargento Pereira, todos se sorprendieron. Su caso lo habían olvidado hasta los partidarios del Gobierno Militar que todavía quedan. (Pronto puede constituir delito serlo; hay un proyecto en trámite, defendido por el profesor Gonzalo Bustamante, de la Universidad Adolfo Ibáñez, para ese efecto).
¿Cómo supe yo del sargento Pereira? Porque leí la biografía del brigadier (r) Miguel Krassnoff. Éste descubrió, en febrero de 1976, una guarida del MIR en La Florida. Cuando fue rodeada, desde ella se desató una balacera. Caminando por la calle aledaña a la guarida apareció una menor de cinco años. Krassnoff le indicó al sargento Pereira que la retirara del lugar, ante el peligro que corría. Pereira la tomó en brazos para ponerla a salvo, pero salió una mano de un mirista empuñando un revólver y le disparó al sargento a través del cuerpo de la niñita, muriendo ambos en el acto.
Un crimen atroz, que la casi totalidad de los chilenos ha olvidado por completo. Ahora algunos miles se han enterado, porque han comprado la biografía de Krassnoff. En realidad, se ha agotado la cuarta edición de la misma, tanto que una quinta se está imprimiendo y llegará a librerías en unos días más.
Un diario digital que defiende a los presos políticos uniformados de la aciaga suerte a que los ha condenado la mayoría de jueces de izquierda, que prevarica sin contrapeso en nuestro medio, comprobó la veracidad del caso del sargento Pereira, confesando no haber sabido nada de él antes.
Pero el sargento dejó viuda e hijos, que no soñarían con recibir ni siquiera la décima parte de las compensaciones económicas, educación gratuita, atención de salud sin pago y bonos de diez millones de pesos que han recibido los familiares de terroristas caídos. Incluso este bono lo recibió la señora Bachelet por su padre muerto de un ataque cardíaco, tras un juego de básquetbol que no era aconsejable para su estado de salud, cuando estaba preso.
La mayoría chilena encuentra que este estado de cosas está muy bien. ¿Y de la niñita asesinada por el mirista? Nadie sabe nada. Ojalá su familia haya obtenido alguna reparación, pero sospecho que no ha sido así. Porque ella murió en circunstancias políticamente incorrectas. ¿Cómo reconocer que la asesinó el MIR, si éste es hoy una organización de "víctimas"? La guerrilla terrorista "se esfumó". La Contraloría ha definido al MIR como "una empresa". Sus militantes ocupan altos cargos en este gobierno "de centro derecha" (risas en la sala). ¿Ustedes no lo creen? Pregunten a qué partido pertenece, por ejemplo, el Director del Instituto Médico-Legal, funcionario de la confianza del Presidente Piñera. Yo les voy a decir, porque lo oí de sus labios en una entrevista de CNN: pertenece al "partido" MIR. El ministro Allamand echa sin miramientos a asesores uniformados (r) que hubieren tenido algo que ver con la CNI o la DINA, y hasta a alguno que no tuvo nada que ver, pero es yerno del ex director de la DINA. Pero un mirista puede ser jefe de servicio y gozar de toda la confianza presidencial.
¿Van entendiendo ustedes por qué opino que la mayoría en Chile es miserable?
En la misma biografía de Krassnoff que permitió "descubrir" el caso del sargento Pereira hay un listado de pruebas de la inocencia del brigadier (r) en los juicios que le han acarreado condenas a 144 años de presidio. En un país menos miserable alguien se habría preocupado de verificar si esas pruebas de inocencia son verdaderas. Una Corte Suprema a la cual se le hace saber que en la misma fecha en que un juez sostiene que Krassnoff detuvo a un mirista que luego murió o desapareció, aquél se encontraba en España, junto al general Pinochet, en el funeral de Franco, buscaría corroborarlo. Eso es fácil de comprobar. Sobre todo que debería ser terrible (para un tribunal con real vocación de justicia) condenar a diez o quince años de presidio a un hombre por un crimen que no cometió. Pero eso sólo puede ser terrible en un medio en que la mayoría sea ética, moral, y capaz de luchar por la justicia. No en un medio como éste, en que nadie se ha preocupado de verificar nada. La Corte Suprema no ha decretado una sola "medida para mejor resolver" en casos como el citado. Eso habría sido muy, pero muy "políticamente incorrecto".
De modo que ha sido incómodo para la mayoría que se haya "redescubierto" el caso del sargento Pereira. Y más incómodo aún sería que se averiguara sobre la niñita. Pero la mayoría de los chilenos puede estar tranquila. Nadie va a provocarle tamaña incomodidad.
martes, 13 de diciembre de 2011
Vicisitudes del Régimen Encuestocrático
La encuestocracia es el régimen en el cual gobiernan las encuestas. En Chile impera una encuestocracia. Lo que más le importa al Presidente es su figuración en las encuestas. La oposición, igualmente, no da un paso sin estar observando lo que ellas dirán.
Hoy se habla de reforma tributaria porque las encuestas dicen que la mayoría opina que subiendo los impuestos disminuirán las desigualdades. Esto es falso, primero, porque los impuestos los recauda el Gobierno y eso no ayuda a dismnuir las desigualdades, sino que sirve para crear empleos burocráticos y no empleos para los más pobres, que no son los burócratas. Los sueldos de éstos son más altos que los de funciones equivalentes en el sector privado. Y, segundo, es falso también porque un aumento de impuestos, si mejorara la recaudación, implicaría una disminución de la inversión y de la creación de empleos, siendo la falta de empleo la principal razón de la desigualdad. Pues la cesantía de los más pobres bordea el 50 % (jóvenes pobres sin calificación laboral), mientras que entre los más ricos es 2 %, es decir, hay pleno empleo. Si realmente se quisiera disminuir la desigualdad, habría que hacer una reforma laboral creadora de empleos, para flexibilizar y abaratar la contratación de mano de obra, y no una reforma tributaria.
Pero, como vivimos bajo una encuestocracia, y la mayoría cree que subiendo los impuestos disminuirá la desigualdad, aunque eso sea falso, entonces hay que hablar de reforma tributaria. El problema es que quienes hablan de eso no tienen idea de aspectos básicos del tema.
Por ejemplo, he leído que ministros y parlamentarios dicen que la reforma tributaria, junto con subir el impuesto a las empresas, debería rebajar los que gravan a las pymes y las personas. Eso revela que ignoran que las pymes NO PAGAN IMPUESTO A LA RENTA. Según la Ley de la Renta, las empresas que venden hasta mil millones de pesos anuales están exentas de dicho impuesto, siempre que el que deberían pagar no supere los cincuenta millones de pesos. Esa exención, prácticamente, incluye a todos los pequeños y medianos empresarios. Pero los políticos lo han olvidado. Del mismo modo que seguían hablando de que el voto debería ser obligatorio cuando ellos mismos, en 2009, habían aprobado la norma constitucional que consagró el voto voluntario. Se habían olvidado.
Los fiscalizadores de Impuestos Internos, que sí saben de tributos, han declarado que el aumento del impuesto a la renta de las empresas de 17 a 20 por ciento no ha incrementado la recaudación. La explicación más aceptada es que las empresas, para no disminuir su inversión, cuando les subió el impuesto a la renta y tuvieron menos excedentes para invertir, se endeudaron más, y los intereses de los créditos, que son un gasto tributario, fueron deducidos de la base imponible, lo que les permitió pagar igual impuesto a la renta que antes. La tasa de este subió de 17 a 20 por ciento, pero la base tributaria disminuyó y la recaudación final terminó siendo la misma.
Los impuestos a las personas son demasiado altos, pero los pobres están exentos. Y todas las personas "no pobres" con algún grado de preparación forman empresas para no pagar el impuesto global complementario y recurren a todas las posibilidades que contiene la Ley de la Renta para eximirse. Pero el legislador entonces discurre maneras de gravar a las sociedades, y una de ellas es la patente municipal, que es un impuesto al capital y debe pagarse dos veces al año, aunque la empresa tenga pérdidas. Es frecuente que la patente sea mayor que el impuesto a la renta. Entonces se introdujo otra modificación tributaria, mediante la cual las sociedades inmobiliarias quedan exentas de impuesto a la renta y pagan una pequeña patente fija de 1 UTM mensual.
Ni los gobernantes ni los legisladores ni la opinión pública parecen saber cosas como las anteriores y muchas otras que probablemente yo también ignoro, pero que llevan a que las personas que realmente entienden en materia tributaria sepan perfectamente cómo evitar pagar impuestos.
Pero como, bajo el régimen encuestocrático, todo se hace "para la galería" y la galería no entiende nada, va a haber un debate tributario, van a subir algunos impuestos, la recaudación no va a cambiar y la desigualdad tampoco (si es que no empeora) porque ella depende, no de los impuestos, sino de las oportunidades de trabajo de la gente. Y nadie quiere legislar sobre este último aspecto, porque es "impopular" y ningún sondeo de opinión va a arrojar una mayoría que quiera ampliar la libertad de contratación, flexibilizar la legislación del trabajo y abaratar el costo de emplear personas, que serían los verdaderos remedios para disminuir la desigualdad entre ricos y pobres en el Chile de hoy.
Hoy se habla de reforma tributaria porque las encuestas dicen que la mayoría opina que subiendo los impuestos disminuirán las desigualdades. Esto es falso, primero, porque los impuestos los recauda el Gobierno y eso no ayuda a dismnuir las desigualdades, sino que sirve para crear empleos burocráticos y no empleos para los más pobres, que no son los burócratas. Los sueldos de éstos son más altos que los de funciones equivalentes en el sector privado. Y, segundo, es falso también porque un aumento de impuestos, si mejorara la recaudación, implicaría una disminución de la inversión y de la creación de empleos, siendo la falta de empleo la principal razón de la desigualdad. Pues la cesantía de los más pobres bordea el 50 % (jóvenes pobres sin calificación laboral), mientras que entre los más ricos es 2 %, es decir, hay pleno empleo. Si realmente se quisiera disminuir la desigualdad, habría que hacer una reforma laboral creadora de empleos, para flexibilizar y abaratar la contratación de mano de obra, y no una reforma tributaria.
Pero, como vivimos bajo una encuestocracia, y la mayoría cree que subiendo los impuestos disminuirá la desigualdad, aunque eso sea falso, entonces hay que hablar de reforma tributaria. El problema es que quienes hablan de eso no tienen idea de aspectos básicos del tema.
Por ejemplo, he leído que ministros y parlamentarios dicen que la reforma tributaria, junto con subir el impuesto a las empresas, debería rebajar los que gravan a las pymes y las personas. Eso revela que ignoran que las pymes NO PAGAN IMPUESTO A LA RENTA. Según la Ley de la Renta, las empresas que venden hasta mil millones de pesos anuales están exentas de dicho impuesto, siempre que el que deberían pagar no supere los cincuenta millones de pesos. Esa exención, prácticamente, incluye a todos los pequeños y medianos empresarios. Pero los políticos lo han olvidado. Del mismo modo que seguían hablando de que el voto debería ser obligatorio cuando ellos mismos, en 2009, habían aprobado la norma constitucional que consagró el voto voluntario. Se habían olvidado.
Los fiscalizadores de Impuestos Internos, que sí saben de tributos, han declarado que el aumento del impuesto a la renta de las empresas de 17 a 20 por ciento no ha incrementado la recaudación. La explicación más aceptada es que las empresas, para no disminuir su inversión, cuando les subió el impuesto a la renta y tuvieron menos excedentes para invertir, se endeudaron más, y los intereses de los créditos, que son un gasto tributario, fueron deducidos de la base imponible, lo que les permitió pagar igual impuesto a la renta que antes. La tasa de este subió de 17 a 20 por ciento, pero la base tributaria disminuyó y la recaudación final terminó siendo la misma.
Los impuestos a las personas son demasiado altos, pero los pobres están exentos. Y todas las personas "no pobres" con algún grado de preparación forman empresas para no pagar el impuesto global complementario y recurren a todas las posibilidades que contiene la Ley de la Renta para eximirse. Pero el legislador entonces discurre maneras de gravar a las sociedades, y una de ellas es la patente municipal, que es un impuesto al capital y debe pagarse dos veces al año, aunque la empresa tenga pérdidas. Es frecuente que la patente sea mayor que el impuesto a la renta. Entonces se introdujo otra modificación tributaria, mediante la cual las sociedades inmobiliarias quedan exentas de impuesto a la renta y pagan una pequeña patente fija de 1 UTM mensual.
Ni los gobernantes ni los legisladores ni la opinión pública parecen saber cosas como las anteriores y muchas otras que probablemente yo también ignoro, pero que llevan a que las personas que realmente entienden en materia tributaria sepan perfectamente cómo evitar pagar impuestos.
Pero como, bajo el régimen encuestocrático, todo se hace "para la galería" y la galería no entiende nada, va a haber un debate tributario, van a subir algunos impuestos, la recaudación no va a cambiar y la desigualdad tampoco (si es que no empeora) porque ella depende, no de los impuestos, sino de las oportunidades de trabajo de la gente. Y nadie quiere legislar sobre este último aspecto, porque es "impopular" y ningún sondeo de opinión va a arrojar una mayoría que quiera ampliar la libertad de contratación, flexibilizar la legislación del trabajo y abaratar el costo de emplear personas, que serían los verdaderos remedios para disminuir la desigualdad entre ricos y pobres en el Chile de hoy.
domingo, 11 de diciembre de 2011
Querida Angela Merkel
Leí en el diario esta mañana lo siguiente, dicho por Ignacio Walker, senador DC que se entrevistó contigo, supuestamente ayer, en Alemania (perdona que te tutee, pero eres menor que yo y eso me da derecho a hacerlo): "Ellos (los DC alemanes) tienen la inquietud de por qué la DC chilena está en una alianza de centroizquierda, y cuando les cuento que Miguel Krassnoff, condenado a 144 años por crímenes contra la humanidad, es homenajeado por la UDI, es algo que se les escapa a su imaginación; entonces se dan cuenta de por qué estamos en una alianza de centroizquierda".
Esa frase encierra toda la falsedad que caracteriza a la DC chilena.
Querida Angela, ustedes, los DC alemanes, siempre han sido de derecha, lo cual ha representado una bendición para Alemania. Nosotros, los chilenos, siempre hemos tenido una DC de izquierda, lo cual ha representado una maldición para Chile.
Los DC de acá votaron por Salvador Allende, marxista-leninista, para ungirlo Presidente de Chile, en la segunda vuelta electoral en el Congreso Pleno de 1970. Por eso se ganaron el apodo de "los Kerenskis chilenos", por hacer posible el acceso del comunismo al poder. Tan conscientes llegaron a estar de haber hecho algo terrible al país, que antes de tres años su principal líder, Eduardo Frei Montalva, en pleno gobierno de la UP, aconsejaba a quien quisiera oírlo, acudir a los militares para salvarlo. A ese efecto, debes leer el "Acta Rivera", de una reunión entre importantes empresarios y Eduardo Frei Montalva, en que éste les recomendaba ir directamente a los uniformados a pedirles que pusieran término a la situación existente. También los DC votaron el Acuerdo de la Cámara de Diputados, de 22 de agosto de 1973, pidiendo a los uniformados poner término a la situación creada por Allende.
Después del 11 de septiembre de 1973 mandaron una delegación a Europa a defender a la Junta de Gobierno contra la difamación del comunismo internacional ("El Metropolitano", 6 de septiembre de 2000, pág. 16).
El presidente de la DC, Patricio Aylwin, el 19 de octubre de 1973, en el diario "La Prensa", defendía la acción armada de los militares contra el ejército clandestino de la UP en los siguientes términos: "Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio. Yo no me siento con autoridad moral para juzgar si (los militares) han sido excesivos o no, porque lo cierto es que han tenido muchas bajas y han recibido la acción".
El mismo Aylwin, el 4 de enero de 1974, cuando ya había tenido lugar más de la mitad de las muertes que registró el Informe Rettig (encargado por Aylwin en 1990) para todo el período 1973-1990, escribió una carta a la Junta Militar ofreciéndole la cooperación de la DC y recomendándole no incurrir en el error de gobernar por un tiempo demasiado corto (citado en "La Tercera" del 4 de julio de 1999, pág. 6).
Veinte años después de 1970 Aylwin se convirtió en el peor verdugo de los uniformados que, a instancias suyas, derrocaron a Allende. Pues está probado que él "gatilló" el golpe de 1973 (ver el libro "De Conspiraciones y Justicia", de Sergio Arellano Iturriaga, hijo del general Sergio Arellano Stark, hijo al cual Aylwin usaba para mandar mensajes al padre en el sentido de que no había solución negociable con Allende).
Cito los antecedentes anteriores para que tú comprendas "el carácter de la DC chilena", en la cual nunca se puede confiar. Pero su conducta normal es siempre hacer lo que dicen los comunistas. Y eso es lo que están haciendo en el Chile de hoy. No es verdad lo que te ha dicho Walker, en el sentido de que sólo están "en una alianza de centroizquierda": ellos han sido el trampolín para que el comunismo vuelva al Parlamento chileno, para lo cual éste carece de suficientes votos; ellos han pactado con los comunistas y han renunciado a llevar candidatos en tres distritos para permitir que se elija en ellos a tres diputados comunistas. Siguen siendo los mismos que votaron por Allende en 1970 y siguen pavimentándole el camino al comunismo. Siguen siendo "los Kerenskis chilenos", si bien, probablemente, Kerenski mentía menos que ellos.
Pues Walker te ha dicho que la UDI ha rendido un homenaje a Miguel Krassnoff, y eso es una mentira flagrante. Al contrario, la UDI rechazó ese homenaje.
Y Walker te ha dicho que Krassnoff ha sido condenado por "crímenes contra la humanidad", y eso es otra mentira. En Chile nadie puede ser condenado por esa clase de crímenes, salvo que se hayan cometido después de julio de 2009, pues en esa fecha fueron establecidos en el país por una ley, y los delitos imputados a Miguel Krassnoff, y de los cuales es, por lo demás, inocente, fueron cometidos hace más de 35 años. En todo caso, afectaron a personas comprometidas con el terrorismo de extrema izquierda. Y te podría citar la frase de un ministro del Interior alemán DC recomendando "asesinatos selectivos de terroristas" ("El Mercurio", 13 de julio de 2007).
También se puede mentir por omisión, y es lo que ha hecho Walker al decirte que Miguel Krassnoff ha sido condenado a 144 años por aquellos delitos, pues ha omitido informarte que las condenas han sido impuestas por una justicia notoriamente sesgada, sobre la base de meras presunciones y tras desechar las pruebas de la inocencia del inculpado. Tampoco te ha informado que el juez que más años de presidio le ha impuesto, nunca lo ha interrogado, siendo que tal interrogatorio es parte esencial del debido proceso. Ni tampoco te ha informado que, aparte de inocente, en todos los casos Krassnoff está amparado por la ley de amnistía, que ha beneficiado a más de seiscientos extremistas de izquierda, y por la prescripción, que también se reconoce a todos los terroristas, aparte de que la totalidad de los demás terroristas (905, para ser preciso) han sido indultados después de 1990 por Patricio Aylwin.
Muchos en Chile creemos que el brigadier (r) Miguel Krassnoff estáa injustamente oreso, por razones políticas, más allá de las causales legales que lo eximen de responsabilidad penal. Y hay pruebas de ello en todos los procesos que se le han seguido, pero la justicia de izquierda que prevalece en Chile ha desatendido todas esas pruebas, contrariando lo ordenado en los códigos. Krassnoff es un excelente padre de familia y tuvo una impecable hoja de servicios en el Ejército, pero cometió un pecado político: descubrió al cabecilla del principal grupo terrorista chileno, el MIR, en 1976, cosa que la judicatura de izquierda no le ha perdonado.
Querida Angela, no pretendo convencerte con esta carta de todos mis puntos de vista, pero sí sería importante que te informaras bien y por tu cuenta acerca de uno solo: la DC chilena siempre ha sido funcional al Partido Comunista y lo sigue siendo hoy, como que lo ha llevado en sus propios brazos al Parlamento. Y ella siempre termina haciendo lo que dicta el comunismo. El único interludio en que se le opuso fue durante la preparación del golpe militar de 1973, que estuvo principalmente a cargo de uniformados pro-DC; y durante los primeros meses del Gobierno Militar, en que le ofreció apoyo y cooperación, cosa que dicho régimen, conociéndola, no aceptó.
Tú, que sufriste el régimen totalitario rojo personalmente, comprenderás mejor que nadie la gravedad de esa conducta de quienes, indebidamente, dados sus reales fines, tomaron el nombre de Partido Demócrata Cristiano en Chile. Cúidate de ellos. No vayas a ayudarlos en su papel histórico de "Kerenskis chilenos". Después te arrepentirías para siempre.
Yo sé que estas palabras llegarán a tus oídos o que las leerás con tus propios ojos, porque amigos de mi misma opinión las van a traducir para ti y te las van a enviar. Puedes cotejar mis opiniones con fuentes que te merezcan confianza y comprobarás que ellas tienen fundamento.
Te deseo lo mejor, pues sé que compartimos el mismo ideario (muy diferente al de la DC chilena) y deseamos lo mismo para el futuro de nuestros respectivos países. Un gran abrazo.
Esa frase encierra toda la falsedad que caracteriza a la DC chilena.
Querida Angela, ustedes, los DC alemanes, siempre han sido de derecha, lo cual ha representado una bendición para Alemania. Nosotros, los chilenos, siempre hemos tenido una DC de izquierda, lo cual ha representado una maldición para Chile.
Los DC de acá votaron por Salvador Allende, marxista-leninista, para ungirlo Presidente de Chile, en la segunda vuelta electoral en el Congreso Pleno de 1970. Por eso se ganaron el apodo de "los Kerenskis chilenos", por hacer posible el acceso del comunismo al poder. Tan conscientes llegaron a estar de haber hecho algo terrible al país, que antes de tres años su principal líder, Eduardo Frei Montalva, en pleno gobierno de la UP, aconsejaba a quien quisiera oírlo, acudir a los militares para salvarlo. A ese efecto, debes leer el "Acta Rivera", de una reunión entre importantes empresarios y Eduardo Frei Montalva, en que éste les recomendaba ir directamente a los uniformados a pedirles que pusieran término a la situación existente. También los DC votaron el Acuerdo de la Cámara de Diputados, de 22 de agosto de 1973, pidiendo a los uniformados poner término a la situación creada por Allende.
Después del 11 de septiembre de 1973 mandaron una delegación a Europa a defender a la Junta de Gobierno contra la difamación del comunismo internacional ("El Metropolitano", 6 de septiembre de 2000, pág. 16).
El presidente de la DC, Patricio Aylwin, el 19 de octubre de 1973, en el diario "La Prensa", defendía la acción armada de los militares contra el ejército clandestino de la UP en los siguientes términos: "Es muy fácil convertirse en juez de otros que están peleando, mientras uno está cómodamente sentado en el escritorio. Yo no me siento con autoridad moral para juzgar si (los militares) han sido excesivos o no, porque lo cierto es que han tenido muchas bajas y han recibido la acción".
El mismo Aylwin, el 4 de enero de 1974, cuando ya había tenido lugar más de la mitad de las muertes que registró el Informe Rettig (encargado por Aylwin en 1990) para todo el período 1973-1990, escribió una carta a la Junta Militar ofreciéndole la cooperación de la DC y recomendándole no incurrir en el error de gobernar por un tiempo demasiado corto (citado en "La Tercera" del 4 de julio de 1999, pág. 6).
Veinte años después de 1970 Aylwin se convirtió en el peor verdugo de los uniformados que, a instancias suyas, derrocaron a Allende. Pues está probado que él "gatilló" el golpe de 1973 (ver el libro "De Conspiraciones y Justicia", de Sergio Arellano Iturriaga, hijo del general Sergio Arellano Stark, hijo al cual Aylwin usaba para mandar mensajes al padre en el sentido de que no había solución negociable con Allende).
Cito los antecedentes anteriores para que tú comprendas "el carácter de la DC chilena", en la cual nunca se puede confiar. Pero su conducta normal es siempre hacer lo que dicen los comunistas. Y eso es lo que están haciendo en el Chile de hoy. No es verdad lo que te ha dicho Walker, en el sentido de que sólo están "en una alianza de centroizquierda": ellos han sido el trampolín para que el comunismo vuelva al Parlamento chileno, para lo cual éste carece de suficientes votos; ellos han pactado con los comunistas y han renunciado a llevar candidatos en tres distritos para permitir que se elija en ellos a tres diputados comunistas. Siguen siendo los mismos que votaron por Allende en 1970 y siguen pavimentándole el camino al comunismo. Siguen siendo "los Kerenskis chilenos", si bien, probablemente, Kerenski mentía menos que ellos.
Pues Walker te ha dicho que la UDI ha rendido un homenaje a Miguel Krassnoff, y eso es una mentira flagrante. Al contrario, la UDI rechazó ese homenaje.
Y Walker te ha dicho que Krassnoff ha sido condenado por "crímenes contra la humanidad", y eso es otra mentira. En Chile nadie puede ser condenado por esa clase de crímenes, salvo que se hayan cometido después de julio de 2009, pues en esa fecha fueron establecidos en el país por una ley, y los delitos imputados a Miguel Krassnoff, y de los cuales es, por lo demás, inocente, fueron cometidos hace más de 35 años. En todo caso, afectaron a personas comprometidas con el terrorismo de extrema izquierda. Y te podría citar la frase de un ministro del Interior alemán DC recomendando "asesinatos selectivos de terroristas" ("El Mercurio", 13 de julio de 2007).
También se puede mentir por omisión, y es lo que ha hecho Walker al decirte que Miguel Krassnoff ha sido condenado a 144 años por aquellos delitos, pues ha omitido informarte que las condenas han sido impuestas por una justicia notoriamente sesgada, sobre la base de meras presunciones y tras desechar las pruebas de la inocencia del inculpado. Tampoco te ha informado que el juez que más años de presidio le ha impuesto, nunca lo ha interrogado, siendo que tal interrogatorio es parte esencial del debido proceso. Ni tampoco te ha informado que, aparte de inocente, en todos los casos Krassnoff está amparado por la ley de amnistía, que ha beneficiado a más de seiscientos extremistas de izquierda, y por la prescripción, que también se reconoce a todos los terroristas, aparte de que la totalidad de los demás terroristas (905, para ser preciso) han sido indultados después de 1990 por Patricio Aylwin.
Muchos en Chile creemos que el brigadier (r) Miguel Krassnoff estáa injustamente oreso, por razones políticas, más allá de las causales legales que lo eximen de responsabilidad penal. Y hay pruebas de ello en todos los procesos que se le han seguido, pero la justicia de izquierda que prevalece en Chile ha desatendido todas esas pruebas, contrariando lo ordenado en los códigos. Krassnoff es un excelente padre de familia y tuvo una impecable hoja de servicios en el Ejército, pero cometió un pecado político: descubrió al cabecilla del principal grupo terrorista chileno, el MIR, en 1976, cosa que la judicatura de izquierda no le ha perdonado.
Querida Angela, no pretendo convencerte con esta carta de todos mis puntos de vista, pero sí sería importante que te informaras bien y por tu cuenta acerca de uno solo: la DC chilena siempre ha sido funcional al Partido Comunista y lo sigue siendo hoy, como que lo ha llevado en sus propios brazos al Parlamento. Y ella siempre termina haciendo lo que dicta el comunismo. El único interludio en que se le opuso fue durante la preparación del golpe militar de 1973, que estuvo principalmente a cargo de uniformados pro-DC; y durante los primeros meses del Gobierno Militar, en que le ofreció apoyo y cooperación, cosa que dicho régimen, conociéndola, no aceptó.
Tú, que sufriste el régimen totalitario rojo personalmente, comprenderás mejor que nadie la gravedad de esa conducta de quienes, indebidamente, dados sus reales fines, tomaron el nombre de Partido Demócrata Cristiano en Chile. Cúidate de ellos. No vayas a ayudarlos en su papel histórico de "Kerenskis chilenos". Después te arrepentirías para siempre.
Yo sé que estas palabras llegarán a tus oídos o que las leerás con tus propios ojos, porque amigos de mi misma opinión las van a traducir para ti y te las van a enviar. Puedes cotejar mis opiniones con fuentes que te merezcan confianza y comprobarás que ellas tienen fundamento.
Te deseo lo mejor, pues sé que compartimos el mismo ideario (muy diferente al de la DC chilena) y deseamos lo mismo para el futuro de nuestros respectivos países. Un gran abrazo.
sábado, 10 de diciembre de 2011
Ricardo I vs. Giorgio Jackson
El martes pasado se publicó un interesante debate entre Ricardo Lagos Escobar y Giorgio Jackson. Este último los criticó tanto a él como a la Concertación por no haber hecho más "cambios". Todos sabemos lo que para ellos significa "hacer cambios": más Estado, más gasto público, más burocracia, menos libertad de elegir. En resumen, estancamiento, que es lo que la Concertación fue provocando paulatinamente con sus limitados "cambios", si bien en lo básico éstos respetaron el modelo heredado del Gobierno Militar.
Ricardo Lagos, en el debate, se defendió penosamente por no haber hecho "los cambios", en circunstancias que eso, precisamente (opino yo), ha sido lo mejor que ha hecho en su vida política.
Digo que se defendió "penosamente" porque alegó que Jackson se olvidaba "del contexto", constituido por un país con 40 % de pobres y con un ingreso por habitante de 5 mil dólares, en vez de los 15 mil de hoy. Y concluyó que ahora, con menos pobres y mayor ingreso per cápita, era el momento de "los cambios": subir los impuestos, modificar el sistema binominal y eliminar los quórums más exigentes de la Constitución que impiden cambiarlo todo.
Pero el caso es que Ricardo Lagos ha vivido toda una existencia política equivocado. El primer libro que escribió y que lo hizo conocido, fue su memoria de prueba para recibirse e abogado. Se titulaba "La Concetración del Poder Económico" y su tesis se resumía en su receta textual, contenida en las últimas páginas: "La única solución reside en que todos los medios de producción pasen a manos del Estado".
Es decir, su receta era hacer que Chile viviera la peor pesadilla de la historia de la Humanidad, el "socialismo real", que mantuvo esclavizadas a miles de millones de personas durante setenta años y de la cual la gente, apenas se le permitió "despertar", se deshizo cuánto antes, como lo testimonió la caída del Muro de Berlín, en 1989. Hoy los ex Estados esclavos, donde se habían materializado todos "los cambios" que quiere Giorgio Jackson y que se excusa por no haber hecho Ricardo Lagos, son democracias de personas libres y economías de mercado, con la salvedad de China, que es una economía de mercado sin democracia, pero que tarde o temprano será también esto último, porque la libertad económica abre paso a la libertad política.
Justamente lo mejor de Ricardo Lagos como Presidente, reitero, fue que casi no hizo "cambios". Por eso los empresarios "amaban a Lagos". Preservó el modelo económico implantado por el gobernante más importante del siglo XX, y tal vez de toda nuestra historia independiente, a la conmemoración de cuyo fallecimiento fui hoy en la mañana.
Lagos era incluso contrario al "royalty" a la minería, idea comunista que impulsaba el precandidato presidencial del PC, senador Jorge Lavandero (si bien era DC). El ministro de Hacienda de Lagos, Sebastián Eyzaguirre, se pronunció contra el "royalty", y tenía razón, pero las presiones políticas populistas y demagógicas llevaron a que el Gobierno la hiciera suya y aquél se consagrara finalmente. El "royalty", como todos los impuestos, desalienta la inversión. El Estado les cobra a las mineras actuales y eso es lo que se ve, pero deja de percibir todos los impuestos normales que pagarían los proyectos mineros que no se llevan a cabo debido al "royalty",y eso es lo que no se ve.
Ahora Ricardo I promete que, si los suyos vuelven al Gobierno, harán "los cambios". Es decir, lo único bueno que tuvo como Presidente, que fue no hacerlos, no lo va a repetir. En realidad, durante sus 20 años en el Gobierno la Concertación hizo bastantes cambios... para peor, por supuesto: por eso en cada administración suya el país creció menos que en la precedente; y por eso la tasa de crecimiento de Michelle Bachelet fue la mitad de la que entregó en su tiempo el gobierno de Augusto Pinochet. Y si en el gobierno de éste hubo en un momento dado un 40 por ciento de pobres, fue porque soportó una crisis mundial de tremendas repercusiones, como la de 1982, de la cual Chile fue el primer país latinoamericano en recuperarse. Fue "la década perdida de América Latina". Y el cobre estuvo permanentemente, durante dicho Gobierno Militar, en un nivel que era siete u ocho veces menos que en la actualidad. Es más fácil reducir la pobreza si el cobre vale cuatro dólares que si vale 50 centavos de dólar. Esta vez Ricado I olvidó "el contexto".
Giorgio Jackson es un niñito socialista que tiene bien aprendidos los lugares comunes propios de la izquierda, y sería la última persona a cuyas recetas el país debería hacerle caso. Si Ricardo Lagos Escobar y todos sus ad láteres dicen ahora que los "cambios" de Giorgio Jackson "es lo que hay que hacer", quiere decir que "el mejor Lagos", es decir, el que no hizo casi nada y respetó el modelo, ha sido suplantado últimamente por "el peor Lagos", el que decía que "la única solución es que todos los medios de producción pasen a manos del Estado" o el que creyó en un proyecto socialista tan genial como el Transantiago. Si la "nueva Concertación" tiene planes de "cambio" como ése para la educación, la salud o el sistema político, le va a dar en el gusto a Giorgio Jackson, pero va a convertir al país, con suerte, en una segunda Grecia.
Ricardo Lagos, en el debate, se defendió penosamente por no haber hecho "los cambios", en circunstancias que eso, precisamente (opino yo), ha sido lo mejor que ha hecho en su vida política.
Digo que se defendió "penosamente" porque alegó que Jackson se olvidaba "del contexto", constituido por un país con 40 % de pobres y con un ingreso por habitante de 5 mil dólares, en vez de los 15 mil de hoy. Y concluyó que ahora, con menos pobres y mayor ingreso per cápita, era el momento de "los cambios": subir los impuestos, modificar el sistema binominal y eliminar los quórums más exigentes de la Constitución que impiden cambiarlo todo.
Pero el caso es que Ricardo Lagos ha vivido toda una existencia política equivocado. El primer libro que escribió y que lo hizo conocido, fue su memoria de prueba para recibirse e abogado. Se titulaba "La Concetración del Poder Económico" y su tesis se resumía en su receta textual, contenida en las últimas páginas: "La única solución reside en que todos los medios de producción pasen a manos del Estado".
Es decir, su receta era hacer que Chile viviera la peor pesadilla de la historia de la Humanidad, el "socialismo real", que mantuvo esclavizadas a miles de millones de personas durante setenta años y de la cual la gente, apenas se le permitió "despertar", se deshizo cuánto antes, como lo testimonió la caída del Muro de Berlín, en 1989. Hoy los ex Estados esclavos, donde se habían materializado todos "los cambios" que quiere Giorgio Jackson y que se excusa por no haber hecho Ricardo Lagos, son democracias de personas libres y economías de mercado, con la salvedad de China, que es una economía de mercado sin democracia, pero que tarde o temprano será también esto último, porque la libertad económica abre paso a la libertad política.
Justamente lo mejor de Ricardo Lagos como Presidente, reitero, fue que casi no hizo "cambios". Por eso los empresarios "amaban a Lagos". Preservó el modelo económico implantado por el gobernante más importante del siglo XX, y tal vez de toda nuestra historia independiente, a la conmemoración de cuyo fallecimiento fui hoy en la mañana.
Lagos era incluso contrario al "royalty" a la minería, idea comunista que impulsaba el precandidato presidencial del PC, senador Jorge Lavandero (si bien era DC). El ministro de Hacienda de Lagos, Sebastián Eyzaguirre, se pronunció contra el "royalty", y tenía razón, pero las presiones políticas populistas y demagógicas llevaron a que el Gobierno la hiciera suya y aquél se consagrara finalmente. El "royalty", como todos los impuestos, desalienta la inversión. El Estado les cobra a las mineras actuales y eso es lo que se ve, pero deja de percibir todos los impuestos normales que pagarían los proyectos mineros que no se llevan a cabo debido al "royalty",y eso es lo que no se ve.
Ahora Ricardo I promete que, si los suyos vuelven al Gobierno, harán "los cambios". Es decir, lo único bueno que tuvo como Presidente, que fue no hacerlos, no lo va a repetir. En realidad, durante sus 20 años en el Gobierno la Concertación hizo bastantes cambios... para peor, por supuesto: por eso en cada administración suya el país creció menos que en la precedente; y por eso la tasa de crecimiento de Michelle Bachelet fue la mitad de la que entregó en su tiempo el gobierno de Augusto Pinochet. Y si en el gobierno de éste hubo en un momento dado un 40 por ciento de pobres, fue porque soportó una crisis mundial de tremendas repercusiones, como la de 1982, de la cual Chile fue el primer país latinoamericano en recuperarse. Fue "la década perdida de América Latina". Y el cobre estuvo permanentemente, durante dicho Gobierno Militar, en un nivel que era siete u ocho veces menos que en la actualidad. Es más fácil reducir la pobreza si el cobre vale cuatro dólares que si vale 50 centavos de dólar. Esta vez Ricado I olvidó "el contexto".
Giorgio Jackson es un niñito socialista que tiene bien aprendidos los lugares comunes propios de la izquierda, y sería la última persona a cuyas recetas el país debería hacerle caso. Si Ricardo Lagos Escobar y todos sus ad láteres dicen ahora que los "cambios" de Giorgio Jackson "es lo que hay que hacer", quiere decir que "el mejor Lagos", es decir, el que no hizo casi nada y respetó el modelo, ha sido suplantado últimamente por "el peor Lagos", el que decía que "la única solución es que todos los medios de producción pasen a manos del Estado" o el que creyó en un proyecto socialista tan genial como el Transantiago. Si la "nueva Concertación" tiene planes de "cambio" como ése para la educación, la salud o el sistema político, le va a dar en el gusto a Giorgio Jackson, pero va a convertir al país, con suerte, en una segunda Grecia.
viernes, 9 de diciembre de 2011
¿Me Estarán Haciendo Caso?
Desde hace muchos años he sostenido que uno de los peores defectos de este país es que en él casi nadie me hace caso. Pero ahora se ha presentado una situación que sugiere un cambio en ese estado de cosas.
Desde que tenía una columna en "El Mercurio", yo insistía en que la primera razón de la desigualdad del ingreso en Chile reside en que la legislación laboral impide a casi la mitad de las personas más pobres encontrar trabajo. En cambio, en el quintil más rico no sólo hay pleno empleo, sino escasez de "mano de obra": su tasa de desocupación es de 2 por ciento. Sin ir más lejos, el ministro Cristián Larroulet, en artículo publicado el 5 de diciembre en "El Mercurio" (A2), señala que en el decil de los jóvenes más pobres el desempleo es de 48 por ciento (y el año pasado era del 56 por ciento).
En otro artículo reciente en el mismo diario, Hernán Büchi hacía ver que el desempleo de los más pobres en general era cuatro veces el de los más ricos.
¿Cómo entonces no va a haber desigualdad, si en las familias ricas hay cuatro personas trabajando y en las pobres sólo una? Ésa es la causa de la gran desigualdad de ingresos en Chile, donde lo que ganan los más afortunados es 27 veces lo que ganan los más pobres. En países que son puestos como ejemplo (Italia, Corea del Sur y similares) la desproporción es de sólo diez a uno. El ministro Joaquín Lavín ha aclarado, con todo, que si se considera los beneficios sociales para los más pobres, la desproporción en Chile se reduce a 15 a 1.
También el ex Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, acaba de presentar un libro en que menciona los costos laborales (específicamente, la indemnización por años de servicios) como una de las razones por las cuales los pobres encuentran menos empleo y, por tanto, ganan menos que las personas más ricas porque hay demasiados que no ganan nada. Y parece sugerir (no he leído el libro, pero sí las reseñas) la necesidad de mayor flexibilidad laboral.
En otras palabras, en vez de subir los impuestos, que para las personas ya son muy altos y, en el caso de las empresas --según han publicado los fiscalizadores de Impuestos Internos-- el aumento de la tasa de 17 a 20 por ciento aprobado el año pasado no se ha traducido en una mayor recaudación, la solución obvia para la desigualdad está en aumentar el empleo de los más pobres, modificando la legislación laboral para disminuir el costo de contratación de la mano de obra.
Sin perjuicio de lo anterior, en otra publicación he ironizado diciendo que una buena manera de comenzar a "redistribuir el ingreso" sería, por ejemplo, disminuir la dieta parlamentaria de seis a tres millones de pesos, destinando ese ahorro a aumentar en cien mil pesos el sueldo de 5.640 trabajadores que ganen doscientos mil pesos. Claro, a los parlamentarios que critican la desigualdad de 27 a 1 que hay en Chile no les gusta recordar que su dieta es más de treinta veces el salario que gana la mayoría. Ni menos que, si se consideran todos los aditamentos a la dieta, esa proporción puede ser más de 70 a 1.
Pero los que pensamos que la solución para la pobreza y la desigualdad es dar a todos oportunidades de trabajar, no somos partidarios de quitarles la plata a unos para dársela a otros; por lo menos no hacerlo más de lo que ya se está haciendo. Pues eso desalienta la inversión, el empleo y el crecimiento, que son, en definitiva, la verdadera receta sustentable para que no haya pobreza.
Y termino recordando algo que no conviene olvidar: si el gasto social del Presupuesto fuera directamente a los pobres y no pasara por las manos de la burocracia estatal, no habría un solo pobre en Chile. Y si hubiera más libertad de contratación y menos intermediación burocrática, la desigualdad sería como la de los países desarrollados.
Desde que tenía una columna en "El Mercurio", yo insistía en que la primera razón de la desigualdad del ingreso en Chile reside en que la legislación laboral impide a casi la mitad de las personas más pobres encontrar trabajo. En cambio, en el quintil más rico no sólo hay pleno empleo, sino escasez de "mano de obra": su tasa de desocupación es de 2 por ciento. Sin ir más lejos, el ministro Cristián Larroulet, en artículo publicado el 5 de diciembre en "El Mercurio" (A2), señala que en el decil de los jóvenes más pobres el desempleo es de 48 por ciento (y el año pasado era del 56 por ciento).
En otro artículo reciente en el mismo diario, Hernán Büchi hacía ver que el desempleo de los más pobres en general era cuatro veces el de los más ricos.
¿Cómo entonces no va a haber desigualdad, si en las familias ricas hay cuatro personas trabajando y en las pobres sólo una? Ésa es la causa de la gran desigualdad de ingresos en Chile, donde lo que ganan los más afortunados es 27 veces lo que ganan los más pobres. En países que son puestos como ejemplo (Italia, Corea del Sur y similares) la desproporción es de sólo diez a uno. El ministro Joaquín Lavín ha aclarado, con todo, que si se considera los beneficios sociales para los más pobres, la desproporción en Chile se reduce a 15 a 1.
También el ex Ministro de Hacienda, Andrés Velasco, acaba de presentar un libro en que menciona los costos laborales (específicamente, la indemnización por años de servicios) como una de las razones por las cuales los pobres encuentran menos empleo y, por tanto, ganan menos que las personas más ricas porque hay demasiados que no ganan nada. Y parece sugerir (no he leído el libro, pero sí las reseñas) la necesidad de mayor flexibilidad laboral.
En otras palabras, en vez de subir los impuestos, que para las personas ya son muy altos y, en el caso de las empresas --según han publicado los fiscalizadores de Impuestos Internos-- el aumento de la tasa de 17 a 20 por ciento aprobado el año pasado no se ha traducido en una mayor recaudación, la solución obvia para la desigualdad está en aumentar el empleo de los más pobres, modificando la legislación laboral para disminuir el costo de contratación de la mano de obra.
Sin perjuicio de lo anterior, en otra publicación he ironizado diciendo que una buena manera de comenzar a "redistribuir el ingreso" sería, por ejemplo, disminuir la dieta parlamentaria de seis a tres millones de pesos, destinando ese ahorro a aumentar en cien mil pesos el sueldo de 5.640 trabajadores que ganen doscientos mil pesos. Claro, a los parlamentarios que critican la desigualdad de 27 a 1 que hay en Chile no les gusta recordar que su dieta es más de treinta veces el salario que gana la mayoría. Ni menos que, si se consideran todos los aditamentos a la dieta, esa proporción puede ser más de 70 a 1.
Pero los que pensamos que la solución para la pobreza y la desigualdad es dar a todos oportunidades de trabajar, no somos partidarios de quitarles la plata a unos para dársela a otros; por lo menos no hacerlo más de lo que ya se está haciendo. Pues eso desalienta la inversión, el empleo y el crecimiento, que son, en definitiva, la verdadera receta sustentable para que no haya pobreza.
Y termino recordando algo que no conviene olvidar: si el gasto social del Presupuesto fuera directamente a los pobres y no pasara por las manos de la burocracia estatal, no habría un solo pobre en Chile. Y si hubiera más libertad de contratación y menos intermediación burocrática, la desigualdad sería como la de los países desarrollados.
jueves, 8 de diciembre de 2011
Justificando Un Error e Imaginando Cosas
Como me nutro de "fuentes abiertas", las cuales, la verdad sea dicha, son bastante deficientes, porque informan de manera incompleta, ayer supuse que el tercer lugar en las elecciones de la FECH tenía que haber sido de una lista DC, dado que el primero había sido el de una situada a la izquierda de la comunista y el segundo había sido para ésta. Pero no, lo increíble se dio; el tercer lugar fue para una lista "Libertaria" ¡que está a la izquierda de la ultraizquierda y de los comunistas! En su caso el nombre de "Libertaria" está bien elegido, porque significa, contra lo que la mayoría cree, anárquica o partidaria de la supresión de todo gobierno y de toda ley. Es decir, un estado de cosas no muy diferente del que vive la educación chilena hoy, en que abundan los establecimientos "tomados" y nadie manda. Hasta los alumnos del otrora disciplinado Grange hacen barbaridades.
En otras palabras, los que se alegran de la derrota de Camila Vallejo no deberían celebrar, pues los vencedores son peores que ella. Y los que ocuparon el tercer lugar son peores que los peores. Como esto sucede en la principal universidad del país, a la cual, según gustan decir sus "autoridades" (esto es sólo una forma de aludirlas, porque de autoridades no tienen nada; tanto que el rector ni siquiera tiene acceso a su oficina en la casa central) acuden los mejores estudiantes del país.
¿Por qué sucede todo esto? ¿Por qué triunfan ultrismos fracasados histórica y prácticamente? Porque cada vez, en Chile, se enseña menos y peor. Porque dos tercios de los nacidos no tienen un hogar formado por un padre y una madre casados como Dios manda, y ni siquiera como la ley manda. En los hogares bien conformados los niños aprenden cosas esenciales. En cambio, ahora la gran mayoría carece de uno y llega en estado de ignorancia extrema a colegios donde les meten en la cabeza recetas y consignas izquierdistas históricamente fracasadas y les enseñan profesores como Jaime Gajardo, que hasta se niegan a ser evaluados. Y que piensan como él. Es decir, que propician traspasar todo al Estado, previo tomárselo por la fuerza, y hacer desfiles para que los encapuchados ataquen a la autoridad, destrocen establecidmientos y mobiliario urbano y, de ser posible, se tomen hasta La Moneda, lo que parece cada día más factible.
En todo caso, la lista de derecha, mimetizada bajo el paraguas estatista, no obtuvo ningún cargo. ¿Qué habría sucedido si se hubiera presentado francamente como tal y propiciado una "Educación Para la Sociedad Libre", con plena libertad para fundar, organizar y administrar colegios, universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica; con libertad para cada establecimiento de tener sus propios programas y currículae; y con el respaldo estatal para los que no tuvieran suficientes recursos, dándole a cada familia un vale o "voucher" para emplearlo en pagar el establecimiento al que eligiera para cada hijo? Pues para eso sobraría la plata que hoy absorbe y dilapida una burocracia inútil, que no enseña casi nada.
Por supuesto, una educación para la sociedad libre supondría licitar todas las instituciones estatales de enseñanza, comenzando por los colegios municipalizados, que en lugar de ser transferidos de un ente estatal a otro, como se está proponiendo ahora, podrían quedar en manos de particulares que los hubieran licitado, entre los cuales, estoy cierto, habría muchos miles de profesores-empresarios.
Y todo esto habría ofrecido la potencialidad de dar un gran salto adelante en la calidad de la enseñanza. Porque hoy día, en la parte minoritaria de ella que es particular y pagada, aun no teniendo plena libertad de programas y funcionamiento,
se alcanza niveles de calidad equiparables a los de países desarrollados.
Supongo que una lista de derecha con ese programa también habría sido derrotada por el ultrismo. Pero, por lo menos, habría existido un programa alternativo congruente con una sociedad libre y realmente democrática. Y con la potencialidad de dar un gran salto adelante en la calidad de la enseñanza.
Si había que perder, habría sido más honroso caer defendiendo las propias banderas.
En otras palabras, los que se alegran de la derrota de Camila Vallejo no deberían celebrar, pues los vencedores son peores que ella. Y los que ocuparon el tercer lugar son peores que los peores. Como esto sucede en la principal universidad del país, a la cual, según gustan decir sus "autoridades" (esto es sólo una forma de aludirlas, porque de autoridades no tienen nada; tanto que el rector ni siquiera tiene acceso a su oficina en la casa central) acuden los mejores estudiantes del país.
¿Por qué sucede todo esto? ¿Por qué triunfan ultrismos fracasados histórica y prácticamente? Porque cada vez, en Chile, se enseña menos y peor. Porque dos tercios de los nacidos no tienen un hogar formado por un padre y una madre casados como Dios manda, y ni siquiera como la ley manda. En los hogares bien conformados los niños aprenden cosas esenciales. En cambio, ahora la gran mayoría carece de uno y llega en estado de ignorancia extrema a colegios donde les meten en la cabeza recetas y consignas izquierdistas históricamente fracasadas y les enseñan profesores como Jaime Gajardo, que hasta se niegan a ser evaluados. Y que piensan como él. Es decir, que propician traspasar todo al Estado, previo tomárselo por la fuerza, y hacer desfiles para que los encapuchados ataquen a la autoridad, destrocen establecidmientos y mobiliario urbano y, de ser posible, se tomen hasta La Moneda, lo que parece cada día más factible.
En todo caso, la lista de derecha, mimetizada bajo el paraguas estatista, no obtuvo ningún cargo. ¿Qué habría sucedido si se hubiera presentado francamente como tal y propiciado una "Educación Para la Sociedad Libre", con plena libertad para fundar, organizar y administrar colegios, universidades, institutos profesionales y centros de formación técnica; con libertad para cada establecimiento de tener sus propios programas y currículae; y con el respaldo estatal para los que no tuvieran suficientes recursos, dándole a cada familia un vale o "voucher" para emplearlo en pagar el establecimiento al que eligiera para cada hijo? Pues para eso sobraría la plata que hoy absorbe y dilapida una burocracia inútil, que no enseña casi nada.
Por supuesto, una educación para la sociedad libre supondría licitar todas las instituciones estatales de enseñanza, comenzando por los colegios municipalizados, que en lugar de ser transferidos de un ente estatal a otro, como se está proponiendo ahora, podrían quedar en manos de particulares que los hubieran licitado, entre los cuales, estoy cierto, habría muchos miles de profesores-empresarios.
Y todo esto habría ofrecido la potencialidad de dar un gran salto adelante en la calidad de la enseñanza. Porque hoy día, en la parte minoritaria de ella que es particular y pagada, aun no teniendo plena libertad de programas y funcionamiento,
se alcanza niveles de calidad equiparables a los de países desarrollados.
Supongo que una lista de derecha con ese programa también habría sido derrotada por el ultrismo. Pero, por lo menos, habría existido un programa alternativo congruente con una sociedad libre y realmente democrática. Y con la potencialidad de dar un gran salto adelante en la calidad de la enseñanza.
Si había que perder, habría sido más honroso caer defendiendo las propias banderas.
miércoles, 7 de diciembre de 2011
La Derecha Inexistente
En la Universidad de Chile el primer lugar en las elecciones estudiantiles se lo disputaron los comunistas y los que están a la izquierda de los comunistas. Como había una lista gremialista (que es el nombre que la derecha usa en las universidades, porque no se atreve --nunca se ha atrevido-- a postular con su real identidad) la lista restante de alguna significación (pues salió tercera), "Luchar", supongo que debe haber sido de la DC, que tampoco se atreve a postular con su verdadera identidad. ¿Síntoma de derechización?
Bueno, la lista de derecha salió cuarta y no pudo elegir siquiera un cargo en la mesa, pues obtuvo menos de mil votos. "Lo que ha hecho el Gobierno este año se nos asocia", dijo melancólicamente Ambrosio Yobánolo, el candidato gremialista. ¿Y qué ha hecho el Gobierno este año? Decir que el movimiento de la extrema izquierda era "noble, grande, hermoso", cuando no se trataba de otra cosa que de un conato revolucionario para derrocarlo, era sólo revelador de que no entendía nada de nada.
Y luego entrar en la dialéctica de la extrema izquierda, para seguir vaciando recursos públicos en la fracasada enseñanza estatal y creando más controles, más regulaciones, más superintendencias y entes burocráticos con más funcionarios. Lo único que eso podía garantizar era el fortalecimiento de la extrema izquierda.
Y el Gobierno la fortaleció tanto que hasta Camila quedó a la derecha. Bueno, cualquiera puede quedar ahora a la derecha, porque ésta dejó de existir. Cuando no fue siquiera capaz de tener un candidato presidencial de sus ideas ¿qué más podía esperar?
¿Qué viene ahora? Más revolución, por supuesto. "Las movilizaciones seguirán el próximo año", anunció el nuevo líder de la extrema-extrema izquierda, Gabriel Boric, triunfante en la elección estudiantil. Está mal informado. Las movilizaciones siguen. Hoy los encapuchados quemaron tres buses del Transantiago, agredieron ferozmente a un ofical de Carabineros e hicieron estallar bombas en una facultad de la Universidad de Chile de Ñuñoa. No hay un solo detenido. Siete liceos de excelencia de esa comuna permanecen tomados y han sido semidestruidos.
Los comunistas están desolados. La Concertación, se supone, también. Los ganadores de la elección de hoy saltaban rítmicamente gritando "El que no salta es Bachelet". Y la derecha no tiene nada qué decir, porque no existe, no tiene fórmula propia y lo único de lo que puede disxfrutar es de un puñado de desolados puestos públicos en un Gobierno manejado por ideas que no son las suyas.
Bueno, la lista de derecha salió cuarta y no pudo elegir siquiera un cargo en la mesa, pues obtuvo menos de mil votos. "Lo que ha hecho el Gobierno este año se nos asocia", dijo melancólicamente Ambrosio Yobánolo, el candidato gremialista. ¿Y qué ha hecho el Gobierno este año? Decir que el movimiento de la extrema izquierda era "noble, grande, hermoso", cuando no se trataba de otra cosa que de un conato revolucionario para derrocarlo, era sólo revelador de que no entendía nada de nada.
Y luego entrar en la dialéctica de la extrema izquierda, para seguir vaciando recursos públicos en la fracasada enseñanza estatal y creando más controles, más regulaciones, más superintendencias y entes burocráticos con más funcionarios. Lo único que eso podía garantizar era el fortalecimiento de la extrema izquierda.
Y el Gobierno la fortaleció tanto que hasta Camila quedó a la derecha. Bueno, cualquiera puede quedar ahora a la derecha, porque ésta dejó de existir. Cuando no fue siquiera capaz de tener un candidato presidencial de sus ideas ¿qué más podía esperar?
¿Qué viene ahora? Más revolución, por supuesto. "Las movilizaciones seguirán el próximo año", anunció el nuevo líder de la extrema-extrema izquierda, Gabriel Boric, triunfante en la elección estudiantil. Está mal informado. Las movilizaciones siguen. Hoy los encapuchados quemaron tres buses del Transantiago, agredieron ferozmente a un ofical de Carabineros e hicieron estallar bombas en una facultad de la Universidad de Chile de Ñuñoa. No hay un solo detenido. Siete liceos de excelencia de esa comuna permanecen tomados y han sido semidestruidos.
Los comunistas están desolados. La Concertación, se supone, también. Los ganadores de la elección de hoy saltaban rítmicamente gritando "El que no salta es Bachelet". Y la derecha no tiene nada qué decir, porque no existe, no tiene fórmula propia y lo único de lo que puede disxfrutar es de un puñado de desolados puestos públicos en un Gobierno manejado por ideas que no son las suyas.
martes, 6 de diciembre de 2011
La Historia Escrita por Al Qaeda
Cuando los militantes de Al Qaeda escriban su historia, van a relatar los horrores de que les han hecho víctimas los norteamericanos. Los relatos de las torturas sufridas en Guantánamo, mediante los "enhanced methods of interrogation" ("métodos mejorados de interrogación"), el asesinato sin piedad de los militantes del movimiento, con cohetes aire-tierra desde aviones "drones" no tripulados y también desde aeronaves tripuladas, constitutivos todos de atroces violaciones a los derechos humanos; la barbarie máxima alcanzada cuando, mediante la técnica del "submarino", introduciendo la cabeza del prisionero bajo el agua hasta que confesara, se obtuvo el paradero del jefe máximo, Osama bin Laden, para ir a asesinarlo sin juicio y sin ninguna posibilidad de defensa, delante de su mujer e hijos, para luego llevarse el cadáver y hacerlo desaparecer, lanzándolo al mar.
La gente que lea estas historias se va a horrorizar de la barbarie que pusieron en práctica los norteamericanos. Por supuesto, en parte alguna se mencionará lo que hizo antes Al Qaeda. Eso es esencial. Torres Gemelas, Atocha, Londres, el destructor Cole. Todo eso se va a haber esfumado.
El domingo escribí en este blog sobre "El Fantástico Doble Standard Chileno", haciendo ver cómo se han lavado acá los cerebros, "esfumando" la existencia del terrorismo armado de extrema izquierda. Ese blog lo tomó "El Mostrador" y lo publicó. Los lectores de dicha publicación, o por lo menos los que escriben comentarios sobre lo que se publica, parecen ser muy adversos a mis ideas, pues cada vez que aparece algún escrito mío se desatan en improperios en mi contra. Pero en esta ocasión hubo un comentario que me resultó muy llamativo, pues decía, sin improperios y con evidente satisfacción, que dijera yo lo que dijese o argumentara lo que argumentase, la inmensa mayoría de los chilenos tenía una opinión distinta a la mía acerca de lo sucedido en Chile.
Lo cual me lo vino a confirmar la columna de Eugenio Tironi hoy en "El Mercurio", titulada "Dolor Banal", cuya tesis es que recién la tercera generación después del Gobierno Militar se viene a dar cuenta de los horrores de éste, comparando con la situación en Alemania y el Holocausto, en que recién la tercera generación, según Tironi, ha captado la magnitud del mismo.
¿Terrorismo de extrema izquierda, diez mil hombres en armas confesados por Altamirano, doce mil extranjeros ingresados clandestinamente entre 1970 y 1973, certificados por la OEA? Eso se esfumó. La izquierda era tan inocente como los judíos víctimas de Hitler.
Y Tironi cita las teleserties "Los 80", "Los Archivos del Cardenal" y "Prófugos" como testimonios de "los horrores de la dictadura". Por supuesto, no revela que los archivos del Cardenal no fueron de éste, sino del archiverso de la Vicaría de la Solidaridad que era un alto jefe comunista y cabecilla del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que reclutaba guerrilleros para el mismo cuando acudían a la Vicaría en busca de defensa judicial. Todo eso está documentado en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados".
Hace un par de años, cuando un cerebro lavado de la derecha dedicó un elogioso comentario al Museo de la Memoria de Bachelet, ex ayudista del MIR y Presidenta moderada por un milagro que todavía nadie se explica, pero que no se va a volver a repetir, yo mandé una carta a "El Mercurio" describiendo un imaginario "Museo de la Memoria de Hitler". Ahí detallaba cómo el Führer lo habría hecho: mostrando los horrores de las bombas de fósforo lanzadas por los aliados, que quemaban a mujeres y niños de Dresden, Hamburgo y Berlín; la perfidia de los agresores británicos y norteamericanos y las infinitas crueldades de los rusos, que hicieron tierra arrasada de Alemania. Cualquier visitante del Museo de la Memoria de Hitler saldría conmovido y compadecido de los pobres alemanes. Por supuesto, no se encontraría en él ni siquiera una brizna de evidencia de que Hitler había iniciado la guerra, asesinado a millones de judíos, bombardeado a Inglaterra y atacado a traición a Checoslovaquia, Polonia y la Uniòn Soviètica.
A raíz de esa carta, un abogado DC escribió otra furibunda en mi contra a "El Mercurio", sin ningún argumento y sólo con improperios. La mejor prueba de que yo había dado en el blanco.
Seguiremos leyendo "La Historia Escrita por la Extrema Izquierda", fundada en sus teleseries exhibidas en canales de gente de derecha, propalada en universidades fundadas por gente de derecha, que han caído ya en manos de una mayoría de izquierda, y en las cuales se persigue a los disidentes recalcitrantes e irredentos que insisten en contar la historia de una manera diferente a la ya establecida por la corriente dominante, que, por fin, ya en la tercera generación, ha conseguido esfumar sus propias acciones culposas, o mejor dicho dolosas; hacer desaparecer sus atentados; suprimir sus propias torturas, perdidos ya los ecos de los gemidos en el "Callejón de los Suspiros" y, por supuesto, libre de toda resposabilidad por haber, previos acuerdos socialistas explícitos y reiterados, perpetrado el ataque armado contra la que llamaban "democracia burguesa" en Chile.
La gente que lea estas historias se va a horrorizar de la barbarie que pusieron en práctica los norteamericanos. Por supuesto, en parte alguna se mencionará lo que hizo antes Al Qaeda. Eso es esencial. Torres Gemelas, Atocha, Londres, el destructor Cole. Todo eso se va a haber esfumado.
El domingo escribí en este blog sobre "El Fantástico Doble Standard Chileno", haciendo ver cómo se han lavado acá los cerebros, "esfumando" la existencia del terrorismo armado de extrema izquierda. Ese blog lo tomó "El Mostrador" y lo publicó. Los lectores de dicha publicación, o por lo menos los que escriben comentarios sobre lo que se publica, parecen ser muy adversos a mis ideas, pues cada vez que aparece algún escrito mío se desatan en improperios en mi contra. Pero en esta ocasión hubo un comentario que me resultó muy llamativo, pues decía, sin improperios y con evidente satisfacción, que dijera yo lo que dijese o argumentara lo que argumentase, la inmensa mayoría de los chilenos tenía una opinión distinta a la mía acerca de lo sucedido en Chile.
Lo cual me lo vino a confirmar la columna de Eugenio Tironi hoy en "El Mercurio", titulada "Dolor Banal", cuya tesis es que recién la tercera generación después del Gobierno Militar se viene a dar cuenta de los horrores de éste, comparando con la situación en Alemania y el Holocausto, en que recién la tercera generación, según Tironi, ha captado la magnitud del mismo.
¿Terrorismo de extrema izquierda, diez mil hombres en armas confesados por Altamirano, doce mil extranjeros ingresados clandestinamente entre 1970 y 1973, certificados por la OEA? Eso se esfumó. La izquierda era tan inocente como los judíos víctimas de Hitler.
Y Tironi cita las teleserties "Los 80", "Los Archivos del Cardenal" y "Prófugos" como testimonios de "los horrores de la dictadura". Por supuesto, no revela que los archivos del Cardenal no fueron de éste, sino del archiverso de la Vicaría de la Solidaridad que era un alto jefe comunista y cabecilla del Frente Patriótico Manuel Rodríguez, que reclutaba guerrilleros para el mismo cuando acudían a la Vicaría en busca de defensa judicial. Todo eso está documentado en mi libro "Terapia para Cerebros Lavados".
Hace un par de años, cuando un cerebro lavado de la derecha dedicó un elogioso comentario al Museo de la Memoria de Bachelet, ex ayudista del MIR y Presidenta moderada por un milagro que todavía nadie se explica, pero que no se va a volver a repetir, yo mandé una carta a "El Mercurio" describiendo un imaginario "Museo de la Memoria de Hitler". Ahí detallaba cómo el Führer lo habría hecho: mostrando los horrores de las bombas de fósforo lanzadas por los aliados, que quemaban a mujeres y niños de Dresden, Hamburgo y Berlín; la perfidia de los agresores británicos y norteamericanos y las infinitas crueldades de los rusos, que hicieron tierra arrasada de Alemania. Cualquier visitante del Museo de la Memoria de Hitler saldría conmovido y compadecido de los pobres alemanes. Por supuesto, no se encontraría en él ni siquiera una brizna de evidencia de que Hitler había iniciado la guerra, asesinado a millones de judíos, bombardeado a Inglaterra y atacado a traición a Checoslovaquia, Polonia y la Uniòn Soviètica.
A raíz de esa carta, un abogado DC escribió otra furibunda en mi contra a "El Mercurio", sin ningún argumento y sólo con improperios. La mejor prueba de que yo había dado en el blanco.
Seguiremos leyendo "La Historia Escrita por la Extrema Izquierda", fundada en sus teleseries exhibidas en canales de gente de derecha, propalada en universidades fundadas por gente de derecha, que han caído ya en manos de una mayoría de izquierda, y en las cuales se persigue a los disidentes recalcitrantes e irredentos que insisten en contar la historia de una manera diferente a la ya establecida por la corriente dominante, que, por fin, ya en la tercera generación, ha conseguido esfumar sus propias acciones culposas, o mejor dicho dolosas; hacer desaparecer sus atentados; suprimir sus propias torturas, perdidos ya los ecos de los gemidos en el "Callejón de los Suspiros" y, por supuesto, libre de toda resposabilidad por haber, previos acuerdos socialistas explícitos y reiterados, perpetrado el ataque armado contra la que llamaban "democracia burguesa" en Chile.