martes, 31 de enero de 2017

Para Posverdades, el Tiempo


          Al menos en Chile, lo que la mayoría de la gente cree o sabe está equivocado, porque no es verdad. Es lo que en Inglaterra han bautizado como la “posverdad”, consistente en comprobar que algo que se creía cierto, no lo era. Y a lo que en definitiva resultó cierto, que era distinto, lo llamaron “posverdad”.

          Acá en Chile existen dos “verdades” compartidas por la mayoría: que a los militares presos en Punta Peuco y otros recintos se les ha probado que cometieron delitos y están bien condenados por los tribunales; y que Trump es tan malo que el “Washingon Post” lo ha presentado vistiendo el uniforme de gala de Pinochet, un gobernante universalmente demonizado.

          Primera “posverdad”: la revelada por la ex ministra de Corte Gabriela Pérez: a Guillier, ha dicho, lo absolvieron en un juicio “por ser masón”. Vamos ya sabiendo algo que sólo los de la minoría sabíamos: que los jueces chilenos no fallan según las leyes, sino según quién sea el acusado. Si es masón, sale libre; si es militar, va preso, diga lo que diga la ley.

Esta posverdad ha sido reiteradamente acreditada en relación a los militares y la Biblia acerca de ella fue el mejor libro de 2014, proclamado en este blog: “Procesos Sobre Derechos Humanos: Ilegalidades, Arbitrariedades e Inconstitucionalidades”, de Adolfo Paúl Latorre.

          Yo escribí un artículo sobre el tema para la revista del Colegio de Abogados (cuya directiva es de “centroderecha”) denunciando las falsedades flagrantes e ilegalidades de un fallo de la Corte Suprema contra cinco uniformados, redactado por un abogado integrante pro-DC y amigo de esa directiva. La revista denegó su publicación. Es decir, encubrió la prevaricación. Entonces yo publiqué ese artículo en este blog el 27 de marzo de 2015 y acabo de comprobar que a esta fecha lo han leído 1.911 personas. Seguramente más de las que lo habrían leído en la revista del Colegio. Todo es explicable, sin embargo, pues la “centroderecha” defiende a su ex Presidente y actual candidato, Sebastián Piñera, coautor de la mayoría de las prevaricaciones, desde que su gobierno triplicó el número de querellas ilegales contra militares, por ser “militares”. 

          Aprovecho de recordar que la “derecha” tiene candidato propio, José Antonio Kast, que solidariza con los Presos Políticos Militares.

          Entonces, posverdad confirmada por la ex ministra Pérez: los jueces fallan según quién sea el acusado, no según las leyes. Amplio encubrimiento transversal de su delito, tipificado por el código como “prevariación”.

          La otra posverdad, esta vez del “Washington Post”: es sabido que Trump ha proclamado como su propósito principal “hacer a los Estados Unidos grandes de nuevo”. ¿Y qué hizo Pinochet? Hizo a Chile “grande de nuevo”: recibió un  país azotado por la hiperinflación y la pobreza, donde quedaba “harina para pocos días más”, como reconoció Allende; y lo entregó próspero y a la cabeza de América Latina. Como dijo Bill Clinton a comienzos de los ’90, “Chile es la joya más preciada de la corona latinoamericana”. ¿Qué mayor reconocimiento que el de un izquierdista norteamericano?

          Es que, como escribió Paul Johnson en su libro “Héroes”, “el mayor éxito del KGB antes de ser lanzado al basurero de la historia fue la demonización de Pinochet”. El KGB consagró, entonces, una “verdad” mundial: Pinochet era el demonio. Pero ahora el “Washington Post”, diario de izquierda, sin proponérselo, de seguro, publica destacadamente la posverdad: al que se propone hacer a los Estados Unidos grandes de nuevo, lo viste con el uniforme de gala del que hizo a Chile grande de nuevo, Augusto Pinochet.

          Es la segunda posverdad de estos días y, por una de esas ironías del destino, se ha encargado de comunicarla al mundo un órgano norteamericano responsable de haberse hecho eco de la respectiva y falsa “verdad” pergeñada por el KGB.

viernes, 27 de enero de 2017

El Que Se Sube a Todas las Micros


          Que me perdone “La Segunda”, diario que dirigí durante cuatro años a mucha honra, y del cual soy lector impenitente, pero creo que su sección “Documentos” del miércoles 25 no fue producción propia sino un aviso pagado por la no-campaña del no-candidato presidencial Sebastián Piñera, cuya foto en pose favorable ocupa media página de las dos de la publicación. Ese despliegue gráfico no lo admitiría ningún medio celoso de la productividad periodística si no estuviera rigurosamente financiado.

Pero es sólo una sospecha mía. Yo sospecho de todo lo que involucra a Piñera, porque lo conozco. Por ejemplo, el otro día en Economía y Negocios de “El Mercurio” apareció la noticia de que la entidad financiera norteamericana Morgan Stanley consideraba a Alejandro Guillier un político moderado que, si fuera Presidente, se preocuparía del crecimiento. Y dos días después, en similar tamaño y ubicación, Economía y Negocios publicó que otra entidad financiera norteamericana, JP Morgan, opinaba que si salía elegido Piñera la Bolsa chilena subiría en 18 %, pero si salía Guillier caería la confianza en los negocios. Por supuesto, sospeché y sospecho que al leer la primera publicación el infatigable Piñera “se movió” para generar la segunda. “Piensa mal y pecarás (solía decir mi suegro) pero no errarás”, y yo he seguido su consejo.

Es que el político más poderoso de Chile y no-candidato Piñera se encuentra en activa campaña presidencial. El otro día publicó un artículo en “El Mercurio” en defensa de la familia, muy ortodoxo, tanto que hasta yo podría haberlo suscrito. Pero en su gobierno patrocinó el “Acuerdo de Vida en Común”, que es un torpedo contra la solidez de la familia tradicional. Y se retrataba con líderes de la campaña por el “matrimonio igualitario”. Hasta usó esas imágenes en su franja electoral. Es que “se sube a todas las micros”. Por algo su Ministro del Interior, Rodrigo Hinzpeter, confesó que habían ganado en 2009-2010 “abrazando las banderas de la Concertación”.

Y justamente en la publicación de “La Segunda” del miércoles 25 se ha “subido a otra micro”, la del Proceso Constituyente de Michelle Bachelet 2.0, que yo he tratado (con el máximo respeto) como una gran imbecilidad, porque el reemplazo de la Constitución no está siquiera entre las quince principales preocupaciones de los chilenos (véase encuesta CEP); no es necesario, porque la actual Constitución le ha garantizado a Chile más de 36 años de ejemplar estabilidad en un clima de prosperidad sin precedentes; porque ya Ricardo Lagos dijo que es “una Constitución que ya no nos divide, una que es un piso constitucional compartido desde el cual podemos continuar avanzando por el camino del perfeccionamiento de nuestra democracia”; y, en fin, porque cuando realmente se necesita cambiar algo en ella, y aunque no se necesite, como en las recientes reformas para reemplazar el binominal y para elegir popularmente a los Intendentes (que le harán más mal que bien al país), si hay mayoría suficiente se modifica la Carta y listo.

Obviamente, Piñera se subió a esta micro del Proceso Constituyente porque en las encuestas los mismos chilenos a los cuales no les interesa la Reforma Constitucional, si son preguntados si le gustaría “otra Constitución mejor”, contestan mayoritariamente que sí, en un reflejo condicionado igual al que se produciría si les preguntan si quieren “otro auto mejor”.

Piñera está en todas y el único que lo vigila estrechamente es este blog, y él lo sabe, por cuyo motivo se ha preocupado de minimizar su lectura. Hasta mediados de noviembre y desde hacía seis años el periódico digital “El Mostrador” lo publicaba semanalmente, para desesperación de Piñera, porque en esos seis años he denunciado todas sus trapisondas. Pero desde noviembre a esta parte “El Mostrador” no lo ha vuelto a publicar. Adivinen qué sospecho yo.

Es que él sabe que lo tengo estrechamente vigilado. Y en ningún otro medio del país aparecen análisis como los que hago aquí. ¿Han visto en otra parte comentar por qué “el columnista más leído del país” cambió de opinar que Piñera era un “pícaro oportunista” acostumbrado a "saltarse las reglas cuando nadie vigila" y que "parece vacunado contra el desprestigio" a considerarlo “un líder totalmente indiscutido de la derecha en Chile"? ¿En qué otra publicación se ha denunciado una tercera ocasión en que diputados de la Concertación, hoy Nueva Mayoría, “se dan vuelta” para librar a Piñera de una condena en la Cámara (la última denuncia la hice en mi blog anterior del 22 de enero, “Usted es un Privilegiado”).

Es que cuanto escribo obedece a que deseo para mi país un Presidente de derecha que tenga un prontuario impecable y Piñera, que encabeza algunas encuestas, no cumple con ninguno de los dos requisitos. Sí los cumple el candidato presidencial de este blog, José Antonio Kast, que ya logró figurar, por lo menos, en la última CEP y que ayer anunció haber recolectado 15 mil firmas ante notario para participar en la primera vuelta presidencial, más que las recolectadas por cualquier partido para su refichaje. Pero hay que advertir una cosa: a este ritmo, ni mi candidato ni los partidos alcanzaran a tener las firmas necesarias a mediados de abril. Y, si no las logran, ni él ni ellos podrán competir en diciembre. Lo único bueno para el país de eso sería que, por falta de partido que lo presente y falta de firmas, tampoco podría presentarse Piñera.

martes, 24 de enero de 2017

Modus Operandi


          Como observador impenitente, que lo soy, de la actualidad, me llevo topando con Piñera, siempre presente en ella. No es que yo tenga una obsesión con él, sino que es él quien me importuna a mí, porque se inmiscuye constantemente en el primer plano de la actualidad y eso yo no puedo dejar de observarlo. Ahora mismo se ha entrometido en los incendios y uno se lo encuentra hasta en la sopa. No soy yo, es él.

          Y la semana pasada un “casero” me embutió la revista “Caras” por la ventanilla del auto y en ella me encontré con una entrevista a Carlos Peña, a quien se describe como “el columnista tal vez más leído del país”.

          Allí me encontré con una sorprendente apología de Sebastián Piñera, pues dice de él: “No lo veo  como ególatra o tan narcisista” y añade que es “desde luego una de las figuras más resilientes de la política chilena. ¿Dónde hay otro que haya vivido lo que él con el Piñeragate y sus coletazos: amenazas, secuestro de su hijo? ¿Qué haya padecido las mismas humillaciones? Recordemos cuando se le obligó a renunciar en el cerro Santa Lucía en favor de Lavín. ¿Dónde hay un político capaz de soportar todas esas derrotas, esos tropiezos y sea capaz de pararse y ganar? Y cuando gana tomarse la venganza, una venganza elegante, muy digna, pero muy terrible, contra aquellos que lo habían humillado. ¿No fue eso acaso su declaración de los cómplices pasivos?”.

          Tras este panegírico leí la columna del domingo de Carlos Peña en “El Mercurio” donde prodigaba un burlesco y despectivo ataque a Alejandro Guillier, el principal rival de Piñera y único personaje que lo vence en dos sucesivas encuestas de segunda vuelta presidencial (Cerc-Mori últimas) y por margen creciente. Ese ataque del columnista Peña es, pues, otra ayuda suya a Piñera.

Y, en fin, anoche en Teletrece vino de nuevo a mi encuentro Piñera –no fui yo tras él— cuando el mismo Peña, entrevistado esta vez por el Director de Prensa del canal, Cristián Bofill, repitió casi textualmente la apología de aquél aparecida días antes en “Caras” y añadió:

"Es un líder totalmente indiscutido de la derecha en Chile, me parece además que es uno de los líderes políticos más resilientes de la historia política de Chile, un sujeto que ha sido capaz de levantarse una y otra vez. Yo creo que el problema que tiene Piñera --si es que tiene alguno-- es el conservadurismo".

Ojalá fuera ése su único problema, pues aparte de todos los de carácter judicial que tiene acá, "La Nación" de Buenos Aires del 29 de diciembre último nos informó que allá está imputado por soborno por el Juez del Crimen Roberto Canicoba Corral.

Como yo siempre sospecho del personaje, pensé que se “había movido” para motivar a Teletrece para reeditar la apología de "Caras". Es sólo una conjetura mía y nada más, pero fundamentada en que lo conozco muy bien y lo he sufrido en carne propia.

Bueno, a lo mejor todo eso no tendría mucho de particular si no fuera porque yo vivo siempre acosado por una intolerable buena memoria y ésta me hizo desenterrar una columna de Carlos Peña en “El Mercurio” de 23 de agosto de 2015, dedicada al mismo Piñera, donde lo describía como “un pícaro oportunista, alguien que sabe aprovechar la constelación de las circunstancias, tomar ventaja de las debilidades ocasionales de sus competidores, saltarse las reglas cuando nadie vigila… Mientras basta cualquier tímida vinculación entre Soquimich o Penta y algún político para que el escándalo estalle, su prestigio resulte dañado, su confiabilidad desmedrada y su palabra dudosa… nada de eso ocurre con el ex Presidente Piñera. En su caso… nada parece resultar escandaloso. De una extraña manera él parece estar vacunado contra el desprestigio… Se produce así la máxima paradoja que es habitual en la política. Frente a un mismo hecho (las vinculaciones del caso Penta o Soquimich) el que posee el peor comportamiento previo es quien tiene menos riesgo de salir dañado”.

En esa oportunidad no hubo réplica ni contraataque de Piñera ni de sus escuderos habituales. No me sorprendió, porque yo recordaba que hacía muchos años, cuando ambos éramos candidatos a senador por Santiago-Oriente, apareció un gran titular de “Fortín Mapocho” denunciando el escándalo de la gestión de Piñera como gerente del Banco de Talca y la quiebra de éste. Pero en la edición siguiente del periódico tampoco apareció ni réplica ni contraataque de Piñera. Las que sí aparecieron pocos días después fueron las imágenes del asado de camaradería que Piñera brindó al director de “Fortín Mapocho” y su personal y que le garantizó a aquél el cese de toda nueva mención del caso del Banco de Talca por el periódico. Es que Piñera nunca contraataca: coopta.

Así es que esperé, tras la columna de Carlos Peña, que a la falta de réplicas y contraataques sucediera lo que debía suceder y ello sucedió: en un acto muy publicitado en toda la prensa (recordemos que Piñera ya era, como hasta hoy, un no-candidato en no-campaña), en la Universidad Diego Portales, de la cual es rector Carlos Peña, éste y el no-candidato presentaron un libro de Mario Vargas Llosa, en presencia de éste, que fue homenajeado. Peña nunca volvió a atacar a Piñera, pero sí comenzó a elogiarlo.

A quien ataca ahora es a Guillier. En “El Mercurio” del domingo dice que carece de profundidad y vive en un vacío intelectual. Que yo sepa, Guillier tampoco le ha replicado.

Es un tipo decente y lo respeto. Cuando ya estaba próximo el fin de su carrera periodística y se sabía que iría al Senado me convidó a TVN para entrevistarme y absorbió con enorme paciencia el castigo que le propiné a sus ideas de izquierda y a su repudio al Gobierno Militar.

Y porque lo respeto le doy un consejo. Él carece de los dos mil quinientos millones de razones que su adversario esgrime para convencer a sus críticos o para bloquearlos de los medios si no se dejan convencer, que es mi caso. Pero debería hacer lo siguiente: convidar a almorzar a Carlos Peña, columnista y opinólogo muy influyente y con quien es preferible estar bien. Puede ser en el Senado, donde se almuerza bien y gratis (aunque Friedman sostiene que no hay una cosa tal como un almuerzo gratis, lo más parecido a ello es un almuerzo en el Senado chileno) y decirle:

          “Mira Carlos, tú y yo somos de la izquierda moderada. ¿Por qué me atacas y desvalorizas a los ojos de la ciudadanía? Tú sabes que no soy un tipo vacuo ni superficial. Lo acredita mi carrera periodística de treinta años. Hasta el Banco Morgan Stanley ha comentado mis ideas (“El Mercurio”, 24.01.17) y me considera un moderado. Te pido un poco de respeto y nada más”.

          Y yo le añadiría a Guillier: “En mi ya no corta existencia he comprobado el notable efecto que un almuerzo amistoso surte sobre cualquier chileno. Y Carlos Peña no tiene por qué ser la excepción. Además, eres un tipo decente y no un pícaro oportunista. No mereces el trato que te está dando. Mi candidato es otro, por supuesto, y de derecha, José Antonio Kast, pero entre los principios que defiende está el del fair play en la política, de modo que estoy seguro de que compartiría el consejo que te estoy ofreciendo.” 

domingo, 22 de enero de 2017

Usted es Un Privilegiado


          Porque me está leyendo y pocos suelen leerme. Y lo que va a leer no es comentado en ningún otro medio, porque al político más poderoso de Chile no le conviene ni le gusta que se divulgue lo que yo escribo. Por lo mismo este blog no es reproducido en ningún otro medio, salvo el diario digital de pago “Chile Informa”, defensor del legado del Gobierno Militar y de los Presos Políticos Uniformados. Otro diario digital que lo reprodujo durante seis años ha dejado de hacerlo. Conjeture usted por qué.

          Pues ha sucedido que por tercera vez el político más poderoso de Chile “da vuelta” una votación en la Cámara. Las otras dos veces sólo apareció la noticia en “La Segunda”, que es un diario al cual ese político le cuesta controlar, porque se confecciona muy rápido, a mediodía. Esta vez el caso sólo apareció en “La Tercera”, el 19 de enero, que escapó de su control, y reveló que en la comisión de diputados que investiga los negocios de la firma Bancard, “buque insignia” de los negocios del político más poderoso, el diputado Fuad Cahín (DC) propuso enviar a la Superintendencia de Valores y Seguros un oficio solicitando información sobre el historial de las multas que pudieran haber recibido las empresas vinculadas a ese político.

          La Nueva Mayoría tenía ídem, es decir, mayoría, en la comisión, pero perdió la votación, porque algunos de sus diputados “se ausentaron oportunamente”.

          Y así se consumó “la tercera vez”.

          La primera de las dos anteriores, que usted, lector(a) de este blog, tuvo también el privilegio de leer en él y en “La Segunda”, pero en ninguna otra parte, ocurrió hace años cuando el diputado Jorge Burgos, presidente de la comisión investigadora de la compra de acciones de LAN con información privilegiada por parte del político más poderoso de Chile, propuso que se pidiera a la Bolsa la grabación de la voz que había ordenado la compra. Ese político se había defendido diciendo que él no la había ordenado, sino que lo había hecho “un programa automático”. Obviamente, la grabación iba a revelar la voz del “programa automático”, que podía tener un notable parecido con la suya. Y eso él no lo podía permitir, así es que optó por cambiar la mayoría de 5 a 3 que tenía la entonces Concertación en la comisión investigadora, por una mayoría de 5 a 3 para rechazar el oficio a la Bolsa, y lo consiguió. Y Jorge Burgos se quedó con un palmo de narices. Sin el oficio a la Bolsa no pudo acreditar quién ordenó la compra con información privilegiada, que es un delito. Poco después el país premió al político más poderoso de Chile con la Presidencia de la República por, entre otras razones, supongo, su habilidad para cometer ese delito y quedar casi impune (sólo pagó una multa). O tal vez fue elegido porque casi nadie supo lo que acabo de referir. Y a lo mejor todavía casi nadie lo sabe. Por eso usted es un(a) privilegiado(a) al enterarse.

          La segunda vez en que dio vuelta a diputados, ya de la Nueva Mayoría, fue cuando se formó otra comisión investigadora en la Cámara para determinar si ese político, como Presidente de la República, cumplió con su deber de abstención de participar en el negocio de las sociedades Cascadas, en el cual tenía interés personal comprometido.

          La comisión llegó a la conclusión de que no había cumplido con tal deber y entonces su informe pasó a la sala de la Cámara en momentos en que había en ella 41 diputados de la Nueva Mayoría y 31 de Chile Vamos. Y aquí de nuevo se produjo el sorprendente fenómeno de que “se dieron vuelta diputados” y fue Chile Vamos, deseoso de defender al ex Presidente, el que terminó ganando la votación por 41 a 31. Rechazado el informe de la comisión y, por tanto, sin sustento el cargo de que el Presidente de la República dueño de acciones de las Cascadas no había cumplido su deber de abstención. Caso cerrado. Diez diputados de la Nueva Mayoría “se dieron vuelta”. Recuerdo a un desolado diputado PS, Juan Luis Castro, confesando a la prensa que no acertaba a explicarse lo sucedido.

          Pero usted, privilegiado(a) lector(a), supongo, y yo, nos lo explicamos. Y también supongo que igualmente nos explicamos por qué el 18 de enero último se ausentaron, en el momento preciso de la votación, diputados de la Nueva Mayoría en número suficiente para que no hubiera quórum para solicitar el oficio sobre las multas impuestas a Bancard.

          Y así el político más poderoso de Chile, que a su turno cuenta con el concurso de un Poderoso Caballero, “lo consiguió por tercera vez”. ¡Ah!, no busque este relato en otra parte (salvo “Chile Informa”): no lo va a encontrar.

miércoles, 18 de enero de 2017

Nuevos Testimonios de Imbecilidad


          Enero es nuestro Mes de la Imbecilidad. Hace un año la Fiscalía Nacional Económica remeció un mercado que funcionaba libremente y bien, en el cual cualquiera podía comprar, vender, producir e importar: el del papel tissue. Los dos mayores productores se habían puesto de acuerdo, en lugar de destruirse mutuamente para que quedara un solo monopolista. Entonces entró el Estado y armó un juicio por los diarios y la sola Papelera perdió más de mil millones de dólares en valor bursátil, Eliodoro Matte fue crucificado en la plaza pública y traicionado por sus pares (eso es muy chileno: Bolsa, militares, Sofofa). Y esa imbecilidad todavía sigue provocando réplicas. Algunos vivos quieren sacarle plata a la Papelera, “para los consumidores”, que nunca se dieron cuenta de nada y compraron felices todo el papel que necesitaban para limpiarse el trasero y jamás se les habría ocurrido reclamar, porque se lo limpiaban bien y por poca plata. Los vivos quieren chantajear a la Papelera y quedarse ellos con plata, pero la empresa no se ha dejado extorsionar y ha dado la pelea. Bien por ella.

          La FNE, hace un año, venía saliendo de otras dos imbecilidades que había provocado: había armado antes juicios por los diarios contra las farmacias y los productores de pollos, también  condenados en la plaza pública. Pregúntenme en qué terminó todo eso: en nada, por supuesto. Farmacias y polleros siguen funcionando igual. Supongo que habrán inventado alguna transmisión del pensamiento para ponerse de acuerdo, que es lo lógico en vez de destruirse mutuamente, porque los imbéciles inventaron la genialidad de volver a reponer la norma para meterlos presos si llegan a pillarlos poniéndose de acuerdo. Pero todo sigue igual, porque nunca dejó de haber mercados libres de pollos y remedios, posibilidad de producir e importar, comprar y vender con libertad, que es lo importante y nunca dejó de existir.

Cuando hay alguna imbecilidad en la palestra, el público inmediatamente se hace parte de ella. Cuando se denunció “la colusión del papel confort” la gente inmediatamente “castigó” a la Papelera y desvió sus compras desde el papel tissue de ésta al de su competidora, Kimberly Clark. Bueno, ahora se ha descubierto que la Papelera estaba “coludida” con Kimberly Clark en la venta de pañales. ¿Cómo las va a "castigar" el público ahora? ¿Van a comprar pañales chinos? Pueden hacerlo. Todavía hay economía libre. ¡Qué imbéciles!

          Y como estamos en el mes aniversario, ha resucitado otra: la de “la nueva Constitución” que nadie necesita. Porque cuando los políticos se pusieron de acuerdo para modificar la Constitución, por ejemplo, para crear un nuevo sistema procesal-penal o para establecer la elección popular de Intendentes Regionales, simplemente votaron las respectivas reformas constitucionales y las aprobaron. Eso acreditó que cuando hay acuerdo de cambiar algo, poco o mucho, en la Constitución, no hay problema y simplemente se hace si se tiene los votos. Es decir, la Carta no es ninguna “camisa de fuerza”, como algunos sostienen ni menos genera “desafección ciudadana”, como sostiene algún profesor titular del curso de “Imbecilidad General” en la universidad.

          La gente tiene sentido común y por eso la Reforma Constitucional no es tema para ella. Ni siquiera figura entre los quince principales problemas nacionales, según la encuesta CEP, y los que tienen alguna inquietud por ella bajaron de 5% a mediados de año a 2% en diciembre. Entonces, armar un tinglado para cambiar toda la Constitución es, simplemente, otra imbecilidad nacional. Alejandro Guillier, a quien estimo como periodista y considero un tipo decente, pues lo conozco desde los tiempos del Gobierno Militar, del cual era un opositor moderado y razonable, se ha dado cuenta y ha dicho –justamente porque es moderado y razonable— que el tema debería ser dejado para otro gobierno.

          Otra imbecilidad que analicé en mi blog del 29 de diciembre, “La Última Línea de Entel”, fue de carácter particular, pues esa gran firma decidió ser imbécil y no pagarle a mi mujer la renta anual de una servidumbre de postación y tránsito, de unos seis millones de pesos, que vencía el 27 de diciembre y constaba por escritura pública. Hasta los imbéciles saben que la escritura pública es un título ejecutivo, de manera que si uno no paga le embargan bienes y se los rematan, aparte de ingresar a Dicom como deudor moroso, cosa que un representante de mi mujer le advirtió reiteradamente a Entel que sucedería si no pagaban, antes de que cayera en mora.

          Bueno, sucedió. Y como yo hice el blog revelándolo, una persona de Entel me llamó para pagar la renta adeudada, pero el caso ya estaba en manos de un abogado y había una demanda en juicio ejecutivo, ya interpuesta, y costas, y parece que Entel sólo quiere pagar la deuda y no las costas, con lo que va a añadir otra imbecilidad a la anterior y va a esperar a que un tribunal la condene a pagar dichas costas. Por supuesto, va a tener finalmente que pagarle a un abogado propio, además del de mi mujer, para consignar capital, intereses y costas en el tribunal.

          Otra imbecilidad flagrante que se actualizó es la del sujeto que cree que Abel mató a Adán y quiere volver a ser Presidente. Fue a Cañete, donde un cuidador fue quemado en un incendio mapuche y, como tiene prensa a disposición, salió en los diarios caminando entre los escombros humeantes y reclamando porque no se aplica con más rigor la Ley Antiterrorista. ¡Y se olvidó de que él mismo, en 2010 y 2011, suavizó la Ley Antiterrorista para conseguir que ésta dijera que el incendio no es “per se”, un delito terrorista! Estaba bajo en las encuestas y quería bienquistarse con los terroristas (como finalmente lo consiguió al trasladar a los Presos Políticos Militares de “Cordillera” a “Punta Peuco”).

          ¿Cuál es, entonces, la principal característica de las imbecilidades nacionales? Que ningún chileno aprende nada de ellas.

martes, 17 de enero de 2017

Pánico a la Verdad


          El Cuerpo de Reportajes de “El Mercurio” del domingo bien puede ser una síntesis de la maltrecha condición en que se encuentra la verdad en el Chile de hoy.

El tema de La Araucanía “copó” ese Cuerpo con tres artículos de fondo: uno del Premio Nacional de Historia, Sergio Villalobos, afirmando que no existe “deuda histórica” con el pueblo mapuche ni una “cultura ancestral” de esa etnia ni menos un “conflicto” originado en la una o la otra; un segundo del columnista dominical Carlos Peña, procurando probar que la afirmación de la Sofofa en el sentido de que ha dejado de imperar el Estado de Derecho en la Araucanía es una “tontería”, tesis que debe haber asombrado a todos los que viven en esa región y también a todos los que vieron el reportaje de Paulina de Allende-Salazar en TVN, donde fue conducida por territorio ocupado por la guerrilla a hablar con el jefe de las FARC chilenas, un extranjero, naturalmente; todo por completo fuera del alcance de las leyes chilenas, los tribunales y el gobierno ; y un tercer artículo, del escritor Roberto Ampuero, allegando pruebas de que, efectivamente, en esa región se ha entronizado un clima pre-revolucionario como el que recomienda forjar el Che Guevara en su manual sobre “La Guerra de Guerrillas”. Ampuero concluye: “el Estado de Derecho ha caído lamentablemente de rodillas ante experimentados activistas que pretenden sustituirlo, al menos en dicha región, por un régimen que aún no definen…”

          Lo más extraordinario de esos aportes no es nada de lo que dicen, que en el caso del rector Peña es un resumidero de digresiones absurdas, dogmáticas y burlescas, en el de Ampuero una comprobación de verdades actuales evidentes por sí mismas y en el del historiador Villalobos una recordación de otras pretéritas, pero igualmente evidentes, sino que es lo que todos ellos omiten, seguramente por el pánico histórico-político a decir toda la verdad, dominante en la escena chilena actual: que hasta 1990, al terminar la Presidencia de Augusto Pinochet, no existía en esa zona conflicto alguno y sus habitantes indígenas manifestaban agradecimiento al gobierno de entonces por darles solución a sus problemas y, en particular, títulos de dominio sobre sus tierras.

          Los mapuches de La Araucanía, en efecto, representados por una junta de caciques, confirieron entonces a Augusto Pinochet la dignidad de “Gran Conductor y Guía” (“Ullmen F’ta Lonko”). Y por si alguno de los que han lavado los cerebros a las nuevas generaciones tuviera dudas de la espontaneidad del homenaje, ahí están los resultados del plebiscito de 1988, que en La Araucanía dieron un resonante triunfo al “Sí” a Pinochet como Presidente por otros ocho años y bajo la democracia plena y con Congreso elegido, establecida en la misma Constitución de 1980.

          Peña no podía decirlo, porque perdería su condición de izquierdista, que le garantiza la admiración obsequiosa del centro y la derecha; ni Ampuero, que viene de vuelta del comunismo, pero no para tanto, y siempre se cuida de injuriar al Gobierno Militar llamado por la mayoría civil cuando él y otros como él, en “las J”, querían tomar el poder por las armas; ni menos Villalobos, al cual la mayoría de izquierda, que maneja todos los premios en el país, podría revocarle el de Historia y ponerlo en la categoría de “fascista” si osara dedicar el menor reconocimiento al principal estadista chileno del siglo XX.

          El actual “conflicto mapuche” tuvo origen artificial y es de responsabilidad de uno de los personajes más injustamente homenajeados de la política chilena, Patricio Aylwin (hasta la centroderecha llama a “reivindicar su legado”, Allamand dixit), que dictó una legislación generadora de incentivos perversos, el principal de los cuales fue regalar tierras a quienes practicaran la violencia para apoderarse de ellas. Hoy La Araucanía está pagando las consecuencias.

          El pánico a la verdad, entendiendo por tal TODA la verdad, en este caso que bajo las políticas de Pinochet no existía el problema mapuche y que fueron las de Aylwin las que lo crearon, es el rasgo saliente del debate público en todos los aspectos del Chile actual.

sábado, 14 de enero de 2017

Dos Tipos Muy Frescos


          Hay un atributo que resulta enormemente efectivo en la vida pública chilena de la actualidad: la “cara de palo”. Medalla de oro se lleva el político más fresco que registra la escena chilena del presente siglo y tal vez del anterior, Sebastián Piñera. En estos días se ha superado a sí mismo al declarar: “No cabe la menor duda de que el estado de derecho en La Araucanía se ha ido debilitando, porque cada vez hay más crímenes, cada vez son más audaces y cada vez son más violentos, y la impunidad sigue reinando”.
         
          Pues fue justamente bajo su gobierno (2010-2014) que se debilitó la Ley Antiterrorista y se cometieron en esa región los peores crímenes, con muertes de carabineros y habitantes mapuches y el atroz doble asesinato del matrimonio Luchsinger-Mackay. Él promovió una reforma disminuyendo las penas a los autores de atentados, proponiendo además que los incendiarios no fueran considerados delitos terroristas. Esas normas fueron aprobadas entre 2010 y 2011 a iniciativa de su gobierno.

          Y en estos días ha tenido consecuencias otra iniciativa deleznable del mismo personaje. Pues fue promotor y coautor de la prevaricación de los jueces de izquierda contra los militares que combatieron al terrorismo. Su Ministerio del Interior, cuyo Departamento de Derechos Humanos amparaba a una legión de abogados de izquierda, interpuso en 2010 una querella para perseguir como delincuentes a los militares que en 1974 descubrieron la casa en que se refugiaba el cabecilla del MIR –una asociación ilícita terrorista muy activa y autora de sangrientos crímenes— Miguel Enríquez.

          Una patrulla al mando del entonces teniente Miguel Krassnoff ubicó  la casa de la calle Santa Fe. Al verse sorprendidos los terroristas, abrieron fuego desde el interior, lo que obligó a los uniformados a pedir refuerzos. Llegados los mismos, varios miristas huyeron por los techos de casas vecinas, pero Enríquez resultó muerto y Carmen Castillo, su conviviente, herida. Justamente ella fue entregada a una ambulancia por el teniente Krassnoff, quien me ha dicho que, técnicamente, ella ha sido la única persona a la cual él detuvo mientras se desempeñó como analista de inteligencia en la DINA, no obstante lo cual los jueces de izquierda, mediante testimonios falsos y prevaricaciones, le han impuesto 160 años de presidio por otras supuestas detenciones en que no tuvo participación alguna.

          Ahora el ministro sumariante Carroza, que es el segundo tipo fresco al que me quería referir en este artículo, ha cambiado por completo la verdad de los hechos y ha transformado el episodio de la calle Santa Fe en un supuesto asesinato de miristas “pacíficos” a manos de las fuerzas de seguridad. Y busca imponer condenas al personal de inteligencia que, en su oportunidad, fue condecorado por haber expuesto la vida al enfrentarse al jefe del más sanguinario grupo terrorista existente desde los años ’60, el MIR, culpable de alevosos crímenes y atentados, todos los cuales les fueron finalmente perdonados en virtud de la Ley de Amnistía (sí valió para los terroristas) y por indultos dictados por Aylwin (que antes había sido el principal instigador de la acción antiterrorista de los militares), Frei y Lagos.

          Piñera y Carroza son favoritos de la prensa, falsifican la historia y se lavan las manos mientras cometen (el primero como instigador y coautor y el segundo como ejecutor) las peores antijuridicidades de la historia judicial chilena contra los Presos Políticos Militares.

Entretanto, permanece en el olvido un verdadero héroe de ese tiempo en la lucha contra el terrorismo, como lo fue Julio Robinson del Canto, agente de la sucursal “Huelén” del Banco de Chile, que al ser asaltado en 1974 por Enríquez y sus secuaces, que pretendían vaciar la bóveda del banco, propinó al jefe mirista un golpe de puño que lo lanzó lejos y cuyo consiguiente “ojo en tinta” permanecía todavía semanas después del asalto bancario, cuando Enríquez cayó en medio de la misma balacera que él inició en la calle Santa Fe.

          Julio Robinson del Canto recibió seis balas de otro mirista, a quien Enríquez, todavía en el suelo a raíz del puñetazo, le había ordenado: “¡bájalo!”. Pero sobrevivió y en 1974 recibió el reconocimiento de su institución y de todos los sindicatos bancarios por su heroísmo en el cumplimiento del deber.

          Hoy los verdaderos héroes están olvidados o presos y los dueños de la escena son los grandes frescos abusadores de la feble y cambiante memoria colectiva nacional.


PD: A quienes me preguntan por qué este blog ha dejado de ser reproducido por “El Mostrador”, como lo había sido durante más de seis años, les manifiesto que ignoro la razón, si bien la sospecho.

miércoles, 11 de enero de 2017

El País Real y el Suicidio de Lagos


          Usted cree saber lo que está pasando, pero está equivocado, no lo sabe, porque a usted la izquierda le ha contado cuentos y se los ha creído, pese a que no son veraces.

          Eso en cuanto al presente, porque usted tampoco sabe la verdad de lo que sucedió en el pasado chileno, dado que ha comprado la versión de la izquierda, que es falsa. Tranquilo, la han creído igual casi todos, tal como usted. Lo sé porque yo defiendo la verdad histórica y estoy cada vez más aislado en eso. El otro día en un foro de Chilevisión Iván Núñez dijo que Carmen Gloria Quintana había sido quemada por los militares y yo le repliqué que eso no era verdad y que me diera un minuto para referir la verdad, y no me lo dio. Así funciona la información histórica.

          Los medios masivos divulgan versiones que tienen poco o nada que ver con la verdad del presente o del pasado, y por eso ésas son las que la gente cree. Claro, a veces, pero pocas, la verdad emerge pese a ello.

          Por ejemplo, la figura de Lagos surgió precisamente porque la verdad es que el país profundo no quiere la revolución en curso. Pero el Lagos-candidato se ha suicidado porque, tras lanzarse como tal, se izquierdizó, suscribió las reformas revolucionarias, cortejó a los comunistas y, por tanto, cayó en las encuestas, se desinfló. Porque lo que quería la gente era lo que ella le decía a él antes: “Venga a arreglar todo esto”, no a seguir echándolo a perder, como ha ofrecido. “Mutis por el foro”.

          En la última encuesta CEP, al juzgar la situación del país, el 40% opinó que era mala y sólo el 12% que era buena o muy buena. Pero cuando le preguntaron a cada persona, a cada encuestado, por su situación personal, el 29% dijo que era buena o muy buena. No el 12%. Porque una cosa es lo que la gente cree, porque es lo que le dicen, lo que le cuentan los medios, y otra la situación real.

          Y ese 40% de opiniones acerca de que el país está mal también contrasta con el exiguo 7% de los encuestados que dicen estar mal. De nuevo la diferencia entre la imagen colectiva, la versión general, y la realidad.

          O sea, “el malestar social” está artificialmente inflado. Por los medios. Los que están mal son una minoría pequeña, menos de uno de cada catorce chilenos, pero la izquierda pinta un país remecido por el descontento, que pide la revolución, el cambio del modelo. Los medios los maneja la izquierda, aunque los dueños sean de derecha. Y ocultan la realidad colectiva de satisfacción con el modelo. Entonces, si la izquierda maneja las comunicaciones, peor para la realidad.

          Tampoco es verdad que la gente crea en “las soluciones públicas” a los problemas: más “derechos sociales”, más educación pública, más salud pública, más ministerios, más funcionarios. La encuesta CEP dice que el 47% cree que la solución de los problemas debe estar en manos de las personas, es decir, debe tener soluciones privadas; y sólo el 14% cree que debe estar en manos del Estado. 47% versus 14%. Pero en el país se está obrando como si los porcentajes fueran los inversos, como si la mayoría quisiera que el Estado se hiciera cargo y las personas se sometieran. Es que los medios los maneja la izquierda e imponen la versión de ésta, aunque la mayoría no la comparta. Y por eso Lagos se ha inclinado a la izquierda. Y por eso se ha suicidado como candidato. Porque la gente no quiere eso.

          Y también por eso ha surgido Guillier, indefinido, pero no revolucionario. Es un tipo decente y no tramposo, lo que la gente valoriza y por eso gana al tramposo en el “cuerpo a cuerpo” (encuestas Cerc-Mori y otra cuyo nombre no recuerdo y que publicó ayer “El Mostrador” y ningún otro medio). En la primera gana por cinco puntos; en la segunda por dos. Pero si Guillier se izquierdiza, también se va a suicidar como candidato.

          Yo, por supuesto, estoy con José Antonio Kast, que es de derecha, como las soluciones que quiere la mayoría de la gente; y es un tipo decente. Pero la izquierda, que maneja los medios, ni siquiera me admite propaganda pagada para llamar a firmar en notaría por él. Porque el país no es de izquierda, pero ella lo maneja. A ella no le disgusta un Piñera, pues le es afín: alzador de impuestos, creador de ministerios, perseguidor de militares y falsificador de la historia, igual que ella.


Lo que sí le disgusta es lo que la mayoría real quiere: la derecha. Y por eso insiste en hacerla desaparecer.

domingo, 8 de enero de 2017

Muerte Súbita


          Días atrás aparecieron a página casi entera en “El Mercurio” diputados RN y UDI lanzando un misil a Alejandro Guillier, que se había elevado insolentemente en la encuesta Cerc-Mori hasta derrotar por cinco puntos a Sebastián Piñera en segunda vuelta: “denunciaban” que él, como “rostro” de la televisión, no contrataba personalmente sus servicios con los canales, sino que lo hacía a través de una sociedad con su cónyuge, lo cual constituiría –según ellos-- un fraude tributario, porque quien aparecía en pantalla no era un representante de la sociedad sino él personalmente, de manera que estaba eludiendo pagar el impuesto personal o global complementario por sus emolumentos y estaba quedando sujeto a una tasa mucho menor, que es la que afecta a las sociedades.

          Se iniciaba así un “juicio por los diarios”, que en política es el que realmente vale, pues el otro puede demorar años en definirse. Recuérdese el “caso Cascadas”, que estremeció al país cuando se impuso millonarias multas a quienes habían comprado acciones según un “esquema” denunciado por la Superintendencia y provocó la renuncia de un vicepresidente de la Bolsa de Comercio y presidente de una afamada corredora, para terminar en que la jueza que conoció del caso sentenció que no había encontrado el “esquema” por ninguna parte. Lo importante había sido, pues, el “juicio por los diarios” para el efecto de la condena de los acusados ante el tribunal de la opinión pública.

          Pero ahora, tras la denuncia contra Guillier, el “juicio por los diarios” se ha interrumpido y ha sido seguido de un silencio súbito de los acusadores, pues cayeron en la cuenta de que uno de los canales con los cuales aquél habría contratado, como hombre-ancla de la televisión, era Chilevisión, de Sebastián Piñera, es decir, contraparte de Guillier en los contratos y sabedor perfectamente de que éste iba a aparecer en sus pantallas como persona natural y no como la persona jurídica a la cual le pagaba los emolumentos. En otras palabras, Piñera terminaría siendo coautor del supuesto fraude tributario.

          Obviamente, los diputados podrían decir; “no, es que el canal no pertenece a Piñera, sino a una sociedad suya” (probablemente Bancard). ¡Ah!, bien, pero ¿por qué no compró él personalmente el canal, sino a través de una sociedad? Obvio, porque el impuesto a la renta que paga ésta es como la mitad del que pagaría él. ¡O sea, habría cometido el mismo “fraude tributario” atribuido a Guillier!: habría formado esa sociedad (y muchas otras) para eludir impuestos. Estos “vehículos de inversión”, como se les llama, sirven para eso. Y hasta el Director de Impuestos Internos acaba de declarar que otros “vehículos de inversión” usados por Bancard para formar una sociedad en Islas Vírgenes Británicas, un paraíso tributario, cumplieron con la norma tributaria chilena. Declaración sorprendente, desde luego, porque cuando Laurence Golborne arguyó lo mismo al ser defenestrado de su candidatura presidencial por la UDI, tras informarse que tenía una sociedad en Islas Vírgenes Británicas, él se defendió diciendo que había cumplido con la ley tributaria chilena, pero nadie le hizo caso y lo bajaron igual. Fue la sentencia definitiva del “juicio por los diarios”.

          Pero hay más: el legislador, dándose cuenta de que todos formaban sociedades para no pagar tantos impuestos, autorizó las sociedades unipersonales y, finalmente, admitió que los contribuyentes, sin necesidad de ninguna escritura, se enrolaran como “empresario individual” y así eludieran el global complementario.

          ¡Al final, todos hemos hecho lo que los diputados “denunciaron” de Guillier! Como en “Fuenteovejuna”, de Lope de Vega: “¿Quién mató al gobernador?/ Fuenteovejuna, Señor/ ¿Quién es Fuenteovejuna?/ Todo el pueblo, a una”.

          Y así murió de muerte súbita y casi junto con nacer otro “juicio por los diarios”.

viernes, 6 de enero de 2017

La Última Línea de Entel


          Mi mujer me dijo “tráeme mi plata” y yo no pude llevársela, porque Entel no le ha pagado y entonces ella se enojó conmigo. Y ustedes no saben lo que es mi mujer enojada. Todo partió en 2012 cuando Entel quiso tener una servidumbre en un terreno de ella, para poner postes y transitar hacia una antena, y ofreció por escritura pública pagar 230 UF al año antes del 27 de diciembre. Yo le aconsejé aceptar. Hasta ahora Entel había cumplido puntualmente y yo le llevaba su plata a mi mujer antes del 27 de diciembre y éramos tan felices, pero este año parece que llegó un nuevo gerente que quiso mejorar la última línea del balance al 31 de diciembre, dijo que no tenía por qué pagar las 230 UF el 27 y simplemente no pagó, de modo que ahora tengo un abogado redactando la demanda y le he pedido que ponga a Entel en Dicom como deudora morosa que es.

          El caso me hizo recordar a Jaime de Aguirre, que era gerente del canal de Piñera en 2009 y un gerente de Bancard, la empresa de Piñera, le dijo que su bono de reconocimiento lo tenía que cobrar con facturas extendidas a otras firmas que le estaban dando plata a aquél para su elección, pues él quería mejorar la última línea del balance de Chilevisión porque si era elegido la iba a tener que vender, entonces le convenía trasladar ese gasto del bono de 140 millones a las empresas que le estaban dando plata para la campaña, y lo hizo.

          Entonces, cuando los fiscales que investigaban facturas truchas vieron las de de Aguirre y lo llamaron a declarar, el asunto tomó carácter público, sobre todo porque los gringos que habían comprado Chilevisión, más delicados que los chilenos frente a estos trucos, le pidieron la renuncia. De Aguirre, en una entrevista a “El Mostrador”, dijo que todo esto le había pasado por ingenuo (empleó otra palabra, más autóctona) y por hacerles caso a empresarios y ejecutivos que estudian en Harvard y aprenden allá cómo mejorar la última línea del balance y que él había caído en su trampa.

          Bueno, todos sabemos que a Piñera no le va a pasar nada en el caso de las facturas y boletas falsas, y tampoco a de Aguirre, porque ya hay autorizados expertos buscándole la quinta pata al gato y en ese lío están todos los políticos metidos (salvo mi candidato presidencial, José Antonio Kast) y como ellos manejan los poderes Ejecutivo y Legislativo, que a su vez manejan los presupuestos del Judicial, se van a encargar de que este tema quede en nada. En particular porque la encuesta CEP confirma que sigue primero en las presidenciales el propio Sebastián Piñera, cuyas empresas insignia están hasta el cuello en el tema, así es que si no lo arregla Bachelet, lo va a arreglar él, siempre y cuando antes no lo metan preso en Argentina, donde está imputado por soborno por el juez del crimen de Buenos Aires Rodolfo Canicoba Corral, según informó “La Nación” de Buenos Aires el 29 de diciembre.

          La última CEP, en todo caso, dijo lo que tenía que decir y, por supuesto, no se mojó el trasero preguntando por resultados de segunda vuelta presidencial, porque la Cerc-Mori pagó un alto costo por hacerlo y mostrar a Guillier cinco puntos arriba de Piñera.

          Yo le destruí una piñericosa a este último en una CEP anterior, porque cuando mostraban el gráfico en colores de la aprobación presidencial, aparecía terminando su mandato con 50% y ahí cambiaba de color a Bachelet, en circunstancias que Piñera había terminado su mandato con 34% y el 50% había sido de Bachelet al comenzar el suyo. Como el grueso de la gente lo único que mira son los gráficos, creía que ese 50% era de Piñera y él mismo decía que había terminado su mandato con 50% de aprobación.

          Entonces llamé a Harald Bayer, Director del CEP, que pese a haber sido ministro de aquél es un tipo serio, y le dije que no podía seguir con esa piñericosa en su gráfico e inmediatamente lo cambió. Ustedes pueden verlo en la encuesta. Es el gráfico sobre porcentaje de aprobación al gobierno.

          La CEP ha sido muy buena para mi candidato, José Antonio Kast, el único de derecha entre las decenas que han manifestado aspiraciones presidenciales y cuya principal virtud es la de ser un tipo decente. Hasta ahora no había logrado el nivel de conocimiento mínimo para entrar a la CEP, pero esta vez figuró, porque ya llegó al 42%. Dadas las circunstancias, su nivel de aprobación de 19 % es bueno, incluso considerando el rechazo de 39% que tiene, que no es muy diferente al rechazo de 37% de Piñera, por ejemplo.

          Ha sido todo un logro, pero lo fundamental en su caso es reunir las 35 mil firmas y oficializarse como participante en la primera vuelta, acreditando que la derecha en Chile está viva, aunque ningún partido declare pertenecer a ella, y en la certeza de que va a captar durante la consiguiente campaña una buena cuota del 62% que en la encuesta CEP se manifiesta ajeno a la política por las muy buenas razones para marginarse que le dan los políticos que actualmente monopolizan todas las manijas del poder.

miércoles, 4 de enero de 2017

La Contienda es Desigual

       
          Según Allamand (libro “La Salida”), la derecha no existe. El espectro político chileno descrito por él parte de la izquierda y termina en “la centroderecha”, cuya misión, dice, es “reivindicar el legado de Aylwin”, que era de centroizquierda. Entonces a veces parece que fuera verdad que no existimos. Pero yo pienso, luego existo, y soy de derecha. Y hay otros como yo, más de lo que la gente piensa.

          Desde luego, tenemos un buen candidato presidencial, José Antonio Kast. Un tipo decente, que defiende la libertad individual, la familia bien constituida, la verdad histórica, la ley, el orden público y las buenas costumbres. Nuestras ideas. Pero nos dicen que no marca en las encuestas y no va a ganar. Que entonces se debe votar por otro, que no es de derecha, preparó el camino al matrimonio gay, tiene nutrido y oscuro prontuario, proclama la versión falsa de la historia y “a la hora de los quiubos” hace lo que le dicen los comunistas, como aumentar el royalty o mandar a los Presos Políticos Militares a un penal hacinado. Pero, nos dicen, la Nueva Mayoría es peor. Y este "mal menor" sí figura en las encuestas y hasta a veces las encabeza y puede ganar.

          Pero, claro, a lo mejor ni siquiera gana, porque en la Cerc Mori última, sondeo cara a cara y en todo el país, resulta que perdería contra Guillier por 35% a 30% en segunda vuelta. Un partidario y ex ministro suyo argumenta que en esa encuesta los resultados no suman 100%, no cuadran y, por tanto, carece de validez. Pero acabo de revisarla y 35% de Guillier, más 30% de Piñera, más 35% que no votan o no responden, dan 100, es decir, cuadran.

          En  todo caso ¿es “ganar” todo en la vida? Si la buena doctrina, la verdad, la honestidad pierden en las encuestas ¿hay que abandonar todos esos valores? ¿Con tal de “ganar” se puede hacer cualquier cosa, como ocultar, por ejemplo, que el diario “La Nación” de Buenos Aires del 29 de diciembre dice que ese candidato, por el que debemos votar sólo porque “va a ganar”, está imputado de un delito allá? Tremendo notición que casi no se ha sabido acá porque, con tal de ganar, el ocultamiento de información vale. ¿Y si ése saliera elegido y después el juez argentino ordenara su detención y pidiera su extradición?

          Por supuesto, el camino para el mejor candidato, que no está imputado y por el cual, en conciencia, uno cree que debe votar, es cuesta arriba. Le exigen 35 mil firmas ante notario a más tardar en abril. Los partidos políticos, a los cuales se les exige menor número de firmas, han podido reunir sólo la mitad de eso en sus esfuerzos de refichaje, pese a que varios están organizados en todo el país y han recibido centenares de millones de pesos (y uno más de mil millones) de ayuda estatal por ley, que el independiente no tiene.

          Los medios de comunicación no sólo le dan poca cabida a nuestro candidato, sino que la cosa es aún peor: referí en un blog anterior que, como el Estado no nos ayuda, quise hacer un aporte personal y contratar un aviso de pocas líneas, durante un mes, en tres emisoras, llamando a firmar ante notario por José Antonio Kast. Las tres radios con las cuales quise transmitirlo, pagando el precio que habían pedido, finalmente lo rechazaron “por orden superior”. Una fue Radio Agricultura, de “centroderecha”. Está contra la derecha.

          Conclusión: la contienda es desigual, pero, como nunca se ha arriado nuestra bandera, seguimos igual.