viernes, 26 de febrero de 2016

La Derecha y la Historia


          Este blog nació para expresar verdades que la generalidad omitía u ocultaba. Esa es la principal motivación que me lleva a escribir en él. Y aunque lo hice ayer, hoy me ha motivado a volver a hacerlo un párrafo de una carta del diputado Nicolás Monckeberg (RN), que a mi juicio encierra todo el drama de la derecha chilena, hoy políticamente difunta, en la práctica, porque casi ninguna de las señales de vida que da son de derecha.

          En carta a “El Mercurio” sobre el aborto, cuya tesis de fondo comparto, afirma Monckeberg: “La Iglesia hoy rechaza el aborto, por las mismas razones que antes defendió los derechos humanos y condenó la tortura durante la dictadura militar”.

          Obsérvese que esa frase la pudo perfectamente haber escrito un comunista. Ése es el problema de la derecha: que ha adoptado el lenguaje y los puntos de vista de su peor adversario sobre el Gobierno Militar al cual apoyó. De perder el lenguaje propio a perder la identidad política hay sólo un paso. “Si hablas como tu adversario, pronto actuarás como él”. La frase es mía, pero la pongo entre comillas porque me temo que pase a ser proverbial.

          ¿Qué decía la Iglesia sobre el Gobierno Militar? No lo llamaba “dictadura”, desde luego. Al contrario. Porque ¿alguien recuerda lo que decía el Comité Permanente del Episcopado en 1975, cuando se habían producido las tres cuartas partes de todas las bajas registradas durante el Gobierno Militar en su defensa de la sociedad ante el terrorismo armado de extrema izquierda? Seguramente muy pocos. Decía:

          “Nosotros reconocemos el servicio prestado al país por las Fuerzas Armadas, al liberarlo de una dictadura marxista que parecía inevitable y que había de ser irreversible. Dictadura que sería impuesta en contra de la mayoría del país y que luego aplastaría a esa mayoría. Por desgracia muchos otros hechos, que los propios partidarios del pasado gobierno hoy critican y lamentan, crearon en el país un clima de sectarismo, de odio, de violencia, de inoperancia y de injusticia, que llevaba a Chile a una guerra civil o a una solución de fuerza. Lo ocurrido en tantos otros países del mundo en que minorías marxistas han impuesto o tratado de imponer su dictadura contra la inmensa mayoría de sus habitantes, y no pocas veces con ayuda extranjera, era una clara advertencia de lo que podía suceder en Chile. Que estos temores no eran cosa del pasado lo demuestran entre otros, la actual situación en Portugal y lo que se puede sospechar ocurre en Vietnam del Sur o en Cambodia. Es evidente que la inmensa mayoría del pueblo chileno no deseaba ni desea seguir el destino de aquellos países que están sometidos a gobiernos marxistas totalitarios. En ese sentido, creemos justo reconocer que las Fuerzas Armadas interpretaron el 11 de septiembre de 1973 un anhelo mayoritario, y al hacerlo apartaron un obstáculo inmenso para la paz”.

          Contra lo que afirma Monckeberg, la Iglesia entendía que respaldar la acción de las Fuerzas Armadas era la manera de defender los derechos humanos de los chilenos.

          Añade Monckeberg que la Iglesia “condenó la tortura durante la dictadura militar”. Estoy cierto de que el diputado, ni siquiera hasta hace cinco años, llamaba así a tal gobierno. Ni lo hacían sus opositores democráticos: sólo los marxistas. Es una lástima que se haya cambiado al idioma de éstos.  

          En cuanto a la tortura, obviamente siempre la Iglesia la condenó, aunque no haya emitido pronunciamientos. La tortura a opositores –que ciertamente no eran terroristas— fue generalizada bajo el gobierno de Allende, tanto que el Acuerdo de la Cámara de 22 de agosto de 1973, llamando a las Fuerzas Armadas a intervenir, dijo en uno de sus párrafos: 
“10. Que entre los constantes atropellos del Gobierno a las garantías y derechos fundamentales establecidos en la Constitución, pueden destacarse los siguientes: g) Ha incurrido en frecuentes detenciones ilegales por motivos políticos, además de las ya señaladas con respecto a los periodistas, y ha tolerado que las víctimas sean sometidas en muchos casos a flagelaciones y torturas”.

          Reitero que los torturados durante la UP, entre ellos mis amigos y ex colegas diputados Maximiano Errázuriz y Juan Luis Ossa, no eran terroristas a los cuales fuera necesario extraer información para evitar futuros atentados, sino simplemente políticos opositores. Y los torturaban.

Y no sólo los marxistas. También bajo la DC. La revista izquierdista “Punto Final”, en su edición del 8 de agosto de 1970, publicó un circunstanciado relato de las torturas a extremistas de izquierda bajo el gobierno de Frei Montalva, durante el cual la profesora mirista Magaly Honorato murió a consecuencia de las torturas, las cuales habían sido denunciadas a la Corte Suprema por un grupo de abogados de izquierda, entre ellos Ricardo Lagos. Pero la Corte no tomó ninguna resolución al respecto. Es que la tortura en los interrogatorios era una práctica policial generalizada en Chile desde siempre. Por primera vez hubo sentencias condenatorias de ese delito, por la presión extranjera bajo el Gobierno Militar, en los casos del “Comando de Vengadores de Mártires”, a fines de los ’70, y del transportista de explosivos del FPMR (reconocido como tal por el frentista Sergio Buschmann, pues los diarios aludían al “transportista DC”), Mario Fernández, en los años ’80.

          Actualmente, al ver que personeros de derecha han abandonado la verdad histórica para asumir la versión marxista, sobre todo cuando son muy próximos a quien hace lo mismo, Sebastián Piñera, como en el caso que comento, muchos electores con buena memoria ya han renunciado a ir a votar. Cuando los políticos de derecha se pregunten por qué tanta gente no va a votar por ellos y se abstiene, bueno, ahí tienen la respuesta: porque han adoptado el lenguaje y la versión histórica de la izquierda, y el electorado de buena memoria no quiere molestarse en ir a votar por ellos para que sigan haciendo eso.

jueves, 25 de febrero de 2016

Autoentrevista


          La entrevista de Piñera en “Capital” tuvo consecuencias que a aquél no le agradaron, de modo que su vocera anunció que en lo sucesivo las preguntas y las respuestas las harían ellos mismos y después las enviarían a los medios. Considero que es una buena idea, pese a que los medios no demostraron excesivo interés en el material de su primera “autoentrevista”. Es que la prensa no ha entendido bien: de lo que se trata es de la satisfacción del entrevistado y no del entrevistador o del público. La autoentrevista viene siendo algo así como el ideal de autosatisfacción que imaginaría cualquier personaje público en sus momentos de mayor autoestima.

Como ejemplo elocuente, reproduzco la que me ha hecho mi ego y que yo he respondido a entera satisfacción suya y mía:

          Ego: ¿Cómo describiría la situación del país en este momento?

          Yo: De la siguiente manera: es un país en plena campaña presidencial, en la cual corre, por el momento, un solo candidato, que tiene las ganas (inmensas), los recursos (bi-inmensos) y una Generalísima activa y eficaz.

          Ego: Lo de las ganas y los recursos es obvio, pero ¿quién es la Generalísima?

          Yo: Veo que usted no me lee atentamente. Es Michelle Bachelet, por supuesto, cuyo programa ha puesto al país en condiciones de terremoto grado nueve seguido de tsunami, dando lugar a que la mayoría, en pánico o en estado de “sálvese quien pueda”, esté dispuesta a entregarle el poder al primero, por ruin que sea, que le dé garantías de no seguir con el mismo programa. Y como el único con los medios y las ganas es Piñera, es obvio que ella se ha ganado el título de Generalísima suya.

          Ego: Pero ese candidato no pasaría “la prueba de la blancura”.

          Yo: No, por supuesto. Pero ¿a quién le importa la blancura? Sólo a una minoría ínfima. La mayoría perdona a los que no acatan las reglas, tanto que ha premiado con el gobierno a los que querían tomárselo por las armas. Además, Piñera goza de un manto de protección. A Velasco lo lapidaron por haber cobrado caro un almuerzo con Penta. A ME-O, por haber pasado facturas objetables a SQM. A Pizarro lo han cocido vivo por los cobros de sus hijos a la misma empresa. Todos ellos se han derrumbado en las encuestas. En cambio Piñera, que pasó facturas “rectificadas” por veinte veces la de Velasco y cuyos hijos aparecen tan responsables en lo de SQM como los de Pizarro, ni siquiera es nombrado por los humoristas del Festival ni acusado de escudarse tras sus hijos. Y no pierde un punto en las encuestas.

          Ego: Pero paga un costo: por ejemplo, la columna de Jorge Navarrete en “La Tercera”, “#mifamilianomefalló”, fue lapidaria. Andrés Benítez, en el mismo diario, lo comparó con Frank Underwood, de "House of Cards". Mario Waissbluth, en su Facebook, escribió (y fue compartido más de 3.200 veces, según informa “La Segunda” del 24.02.16), “lo peor que nos podría ocurrir es la reelección de Sebastián Piñera” y “su frescura, para variar, no tiene límites”.

          Yo: ¿Y qué le pasó?

          Ego: Cómo, qué le pasó…

          Yo: Claro, pues le pasó que después tuvo que pedir perdón y juró no hacerlo nunca más, en su mismo Facebook. ¿Se da cuenta del poder de Piñera?

          Ego: Cómo se nota que usted escribió ese blog titulado “El Político Más Poderoso de Chile”…

          Yo: ¡Qué buena y oportuna su referencia! Se la agradezco.

          Ego: ¿Y no tiene algo que decirle a la derecha chilena?

          Yo: ¡Otra buena pregunta, y también muy oportuna! No debería decirle nada a la derecha, porque está muerta, y a manos de Sebastián Piñera, como se lo profeticé en 2009 y se cumplió en 2013, aunque nadie me ha reconocido lo uno ni lo otro. Pero, ya que nos acercamos a la Pascua de Resurrección, y para el caso de que a la derecha le quede un hálito de vida y resucite, le daría tres consejos: el primero,  de orden económico-social y es que tenga como manual de cabecera el libro “La Tiranía de la Igualdad”, de Axel Kaiser, al cual proclamé el mejor libro de 2014, y lo suplemente con la lectura de “La Rebelión del Sentido Común”, de José Ramón Valente, que proclamo en este acto como el mejor libro de 2015, si bien es inexplicablemente difícil de encontrar en librerías. El segundo consejo es de orden comunicacional: que la derecha demuestre y pruebe pública y valientemente la falacia de la consigna comunista de “las violaciones a los derechos humanos” con que mundialmente se ha desvirtuado (con la complicidad pasiva –y a veces activa-- de la misma derecha) la benemérita tarea del Gobierno Militar de derrotar el ejército clandestino de extrema izquierda que se iba a tomar el poder por las armas (cfr. “Plan Zeta”, en “Libro Blanco del Cambio de Gobierno en Chile”, Editorial Lord Cochrane, Santiago, 1974). Y el tercero es de orden político: que reconozca públicamente que ningún régimen ha aplicado en Chile los ideales de una sociedad libre, inspiradores del pensamiento esencial de la derecha mundial, en el grado en que lo hizo el Gobierno Militar, que sustituyó una estructura socialista retrógrada por otra fundada en la iniciativa de los ciudadanos libres; y cambió una democracia corrompida y entregada al abuso de la fuerza armada revolucionaria, por otra protegida y estable, que nos ha dado 25 años de tranquilidad interna y progreso; democracia estable que es la que precisamente procura desmantelar y destruir la revolución neomarxista en curso, encabezada por la Generalísima de Sebastián Piñera.

          Ego: Sensacional, clara y muy pedagógica su respuesta. Gracias.

          Yo: Le ruego no herir mi modestia, porque a mí a humilde no me gana nadie. Por mi parte, agradezco la agudeza de su pregunta, que me ha permitido sintetizar mi pensamiento socio-político-económico.

          Ego: Una última pregunta: usted ha dicho que entre dos males, como Lagos y Piñera, se inclinaría por el primero, porque es menor. ¿En qué se funda?

          Yo: En que Lagos es menos socialista (creó menos ministerios, subió menos impuestos y les hizo menos la pata a los comunistas que Piñera); fue menos odioso en la persecución a los militares (r) y, de hecho, indultó a uno, cosa que no hizo Piñera; Y Lagos tampoco lapidó ni criminalizó a la derecha, como Piñera, que la calificó como un tropel de “cómplices pasivos” de supuestos delitos, desprestigiándola a los ojos del país en términos que la llevaron a la derrota de 2013 y a su agonía política. Pero mi preferencia por el mal menor no significa que haya renunciado al bien, es decir, a que se presente finalmente un verdadero candidato de derecha que siga los tres consejos representativos del pensamiento de ésta, que he reseñado más arriba.

          Ego: Gracias, de nuevo. Ha sido agradable conversar con alguien insobornable como usted.

          Yo: El soborno, sí, no deja de haberlo, sobre todo si hay alguien dispuesto a sobornar y con los medios para hacerlo, y una legión de sobornables. Pero ése es otro tema.

domingo, 21 de febrero de 2016

Ejercicio de Amnesia General


          Insulza fue al sacrificio en un acto de hombría de bien al devolverle la mano a Longueira. Es que hace muchos años el gobierno del cual era ministro fue sorprendido “con las manos en la masa” y entonces apareció Longueira al rescate, en un acto magnánimo (que yo, oportunamente, califiqué de incomprensible, por no haber pedido nada a cambio para su sector). Salvó al gobierno de Lagos, patrocinando un amplio perdón para las irregularidades reveladas. En el caso de los sobres con billetes clandestinos de gastos reservados que, “de capitán a paje”, los altos funcionarios se llevaban para la casa, costumbre que venía desde la administración Aylwin, como éste confesó cándidamente a “El Mercurio” (“fue una corruptela”), el salvavidas además los premió aumentándoles los sueldos en lo mismo que sustraían. ¿Cómo no va a estar agradecido Insulza, a la sazón Ministro del Interior? Pero ahora está pagando en el asador el precio de la vuelta de mano.

          Claro que al dar el espaldarazo ha incurrido en un lapsus de la memoria abismante, una verdadera crisis de amnesia, porque ha puesto como ejemplo del grado de rudeza del quehacer político –que sólo se vio antes, ha dicho ominosamente, en el tiempo inmediatamente anterior al 11 de septiembre de 1973--  el caso Spiniak, de 2003, urdido para acusar falsamente de pedofilia a dos senadores de la UDI, lo que constituyó un torpedo bajo la línea de flotación contra el partido al cual en esos tiempos las encuestas señalaban como inmensamente favorito para ganar las elecciones de 2005.

          Quienes conservamos la memoria recordamos el papel preponderante que cupo en esa falsa acusación a un semanario llamado “Plan B”, al cual todas las sospechas sindicaban como financiado por el ministerio de Insulza, aunque en la comisión investigadora de la Cámara nunca pudo reunirse el quórum para exigir una investigación de la manera en que se financiaba. El “Plan A”, obviamente, era que el diario de gobierno “La Nación” publicara los infundios, pero como era una maniobra muy sucia y no se podía mezclar al gobierno en ella, la tarea fue encomendada a un nuevo órgano, “Plan B”, de periodistas cercanos al oficialismo.

          En realidad, el complot contra la UDI estalló a raíz de las denuncias de la diputada RN Pía Guzmán, que respaldó las revelaciones de una niña llamada Gemita Bueno, en el sentido de haber sido abusada por un senador de aquel partido y conocer otros abusos cometidos por el mismo político y que habrían costado la vida a otra menor.

          El caso adquirió carácter explosivo adicional cuando la hermana de la secretaria del entonces diputado Andrés Allamand (RN), hermana que era partidaria de la UDI, acudió a la oficina de Patricio Cordero, jefe de gabinete del alcalde de Santiago, Joaquín Lavín, y le dio a conocer que su hermana había referido, en la casa donde vivían ambas junto a su madre, que el presidente de RN, senador Sebastián Piñera, había llamado por teléfono desde el sur a Allamand, dejándole el recado de que “Pía Guzmán tiene una bomba contra la UDI” y pidiéndole se pusiera en contacto con ella.

          Todo esto se publicó en los medios y provocó el efecto de otra bomba. Pero entonces la hermana de la secretaria de Allamand apareció de nuevo en la prensa retractándose de su versión y dando a entender que, a raíz de ésta, había sido amenazada de tener que dejar el hogar en que vivía con su madre y su hermana.

          Entonces Pablo Longueira, que era presidente de la UDI, declaró que presentaría una querella y ante la Justicia se aclararía, entre otras cosas, si era verdad o no que Piñera había llamado anticipando la bomba contra los senadores, de cuyos efectos se aprovecharían después ampliamente el gobierno de Lagos y el propio Piñera, que recorría el país precisamente para tomar el control de RN y ser proclamado candidato presidencial, pese a que oficialmente la colectividad se disponía a apoyar a Lavín.

          Piñera retornó a Santiago y amenazó con poner término a la alianza de RN con la UDI si Longueira persistía en llevar a la Justicia el tema del llamado. Entonces intervino Lavín y, para aplacar la tempestad, pidió tanto a Piñera como a Longueira dejar las presidencias de sus respectivos partidos y olvidarse del diferendo. Y se olvidó todo y por eso hoy los protagonistas actúan como si siempre hubieran sido los mejores amigos.

          Entonces, con mayor razón lo ha olvidado Insulza, que a mi juicio tuvo participación protagónica en el episodio que él ahora, junto con otros, repudia como constitutivo de conducta política inaceptable.

          A guisa de “aide-memoire” reproduzco lo que escribí en mi columna de “El Mercurio” al efecto, el 29.10.03: “Un proceso por drogas derivó en otro por pedofilia contra el procesado. La ocasión la pintaban calva. Había que meter a la UDI en eso. Se publicó en el nuevo pasquín (“Plan B”) que había un parlamentario comprometido, pero nadie hizo caso. … Para que la noticia prendiera se resolvió ‘soplársela’ a diputados que trabajaban contra la pedofilia, para que salieran al aire con ella. … Uno de los diputados elegidos (Patricio Walker, DC) no pisó el palito, pero la otra (Pía Guzmán, RN) sí. Lo mejor fue que, precisamente, (la diputada) era de oposición, y de la línea de Sebastián Piñera, que no quiere a la UDI… Es un escándalo exclusivamente UDI. Ésta y Lavín están por las cuerdas. Ya se verá en las próximas encuestas. Éxito total”.

          Éstos son los métodos políticos deleznables que hoy repudia Insulza. Dignísima 
actitud. Lo malo es que eran los que entonces todos creíamos que usaba él.

viernes, 19 de febrero de 2016

Designios de una Mente Fantástica


          Hace muchos años había un humorista famoso, Manolo González, que se reía de todo. En cierta oportunidad decidió autoproclamarse –tal como tantos lo hacen hoy día— candidato presidencial.

          Alguien, con poco humor, lo fue a entrevistar para preguntarle si tenía las capacidades para, en su eventual gobierno, dar solución a los “graves problemas nacionales”. Manolo González le respondió: “No, pero les puedo prometer que nos vamos a reír harto”.

          La última entrevista a Sebastián Piñera, en la revista “Capital”, tiene implícita una respuesta similar para el caso de una eventual segunda campaña suya: podemos estar seguros de que “nos vamos a entretener harto”.

Desde luego, en su primer gobierno el libro más vendido, en sucesivas ediciones, fue “Piñericosas”, con originalidades suyas que iban desde el ámbito cultural (atribuyó la autoría de “Robinson Crusoe” al actor norteamericano Willem Dafoe) hasta el astronómico (nos informó que vivimos en una “galáctea”).

Esta vez está partiendo con un pedestre símil de una eventual competencia presidencial entre Ricardo Lagos Escobar y él: “No será una pichanga, será un clásico, pero confío en que ninguno de los dos traerá a las barras bravas”.

Con risible candor y alta autoestima, eleva la contienda en que va a participar él a la categoría de clásico. Osvaldo Andrade ironizó: “Cuando juegan con el Barcelona, todos los equipos chicos dicen que es un ‘clásico’”. Además, Piñera deja de manifiesto que su candidatura, si bien no oficialmente anunciada, sí está “lanzada”, pues ya propone a su adversario reglas del juego: dejar de lado las “barras bravas”. Éstas, por supuesto, están preparándose para darse sendos banquetes oponiendo la “aulas tecnológicas” a la quiebra del Banco de Talca; los “sobres con billetes” a las facturas pasadas a SQM para pagar ejecutivos de Chilevisión; o el MOP-GATE a la compra de acciones de LAN con información privilegiada. La despierta mente del virtual candidato quiere excluir a las “barras bravas” para evitar que, en una confrontación de dos tejados de vidrio, se registre una quebrazón generalizada.

Por cierto, también ha entretenido a la gente otra “piñericosa” de esa entrevista: decir que, por comparación con Michelle Bachelet, él se preocupó de evitar que su familia le diera problemas durante su gobierno.

Esto, que algunos han considerado de mal gusto, es particularmente pintoresco, porque si a la actual Presidenta su nuera y su hijo le han suscitado problemas, a Piñera los hijos le han servido para eludirlos. En efecto, como informara “La Tercera” del 21 de enero, p. 4, la cuarta firma con mayores montos de documentos cuestionados a SQM es Administradora Bancorp, de Piñera. Pero él afirma no tener nada que ver con ella y por eso el fiscal Gómez señaló que ni siquiera citará a declarar al candidato virtual. La explicación está en “La Tercera” de hoy, 19 de febrero, p. 11, que reproduce la declaración del abogado de Bancorp: dicha sociedad es representada por dos hijos de Sebastián Piñera “y en este caso concreto (Bancorp) cuelga del área de empresas de los hijos… por eso, Sebastián Piñera no ha estado involucrado en su gestión”.

¿Ven ustedes la diferencia? Lo que hacen la nuera y el hijo de la Presidenta tiene a ésta dando vueltas en el asador, cociéndose a fuego lento. Lo que hacen los hijos de Piñera es un tema de ellos y no de él, que olímpicamente dice no haber sabido nada del asunto. En un caso la familia crea problemas, como en el de Caval; en el otro sirve para librarse de ellos, como en el de SQM. ¿No es fantástico?

¿Entienden ahora ustedes por qué, en una eventual contienda Lagos-Piñera, de todas maneras nos vamos a entretener?

miércoles, 17 de febrero de 2016

Es Que No Saben Historia


          Cuando en años recientes salían a las calles las masas de estudiantes (y también adultos), por centenares de miles y todo el mundo se impresionaba (“todo el mundo” siempre ha sido bastante simplón, como que uno de sus representantes decía que el movimiento callejero era “noble, grande, hermoso” –tres sinónimos— sin darse cuenta de que era para derrocarlo a él), yo recordaba que en el centro de Santiago no se veía a multitudes tan entusiastas desde la República Socialista, en 1932, que ofreció tantos “derechos sociales” como el gobierno actual y, naturalmente, duró muy poco (doce días, desde el 5 de hasta el 17 de junio de ese año). Su conductor, el coronel Marmaduke Grove, había prometido todavía más que la Michelle 2.0, tanto que hasta decretó la devolución gratuita a los deudores de los objetos empeñados en “la Tía Rica” (Caja de Crédito Prendario y del Martillo). La gente estaba también tan contenta con los regalos que desfilaba masivamente vivando a Grove y voceando la consigna: “¿Quién manda el buque? Marmaduke”.

          Pero en el paroxismo de la locura popular y en plenos desfiles, un coronel adusto, Pedro Lagos, pescó a Marmaduke y sus ad láteres y los mandó a Isla de Pascua, donde fueron desembarcados sin ceremonias en la caleta Hanga Piko, y hasta ahí duró la alegría popular.

          Otro Lagos ha dicho ahora que mucha gente le pregunta por qué no pone orden aquí, en medio de la nueva hemorragia de “derechos sociales”, que es el nombre que los izquierdistas dan a la entrega de cosas gratis a la gente. La “última chupada del mate” es la propuesta del jefe comunista, Teillier, que mandó matar a seis personas en 1986 pero, como no es militar, ha sido acogido a la prescripción por los jueces (en rigor, sólo pudo hacer matar a cinco, porque el sexto, Augusto Pinochet, se salvó). Impune y cada vez más arrogante, ahora está exigiendo al gobierno terminar con el sistema de las AFPs.

          Como en el Chile contemporáneo siempre se terminan haciendo las cosas que dicen los comunistas, la petición de Teillier no hay que echarla a la broma. En otros medios yo he opinado que esta propuesta suya es “el paso que falta” para completar el “Vals del Adiós” al “milagro chileno” que nos llevó desde la retaguardia de los subdesarrollados en 1973 a la vanguardia del hemisferio en 1990 (“Misión Cumplida”, “la joya más preciada de la corona latinoamericana”, Clinton dixit, y todo eso). Porque he enumerado nueve pilares en los cuales se sustenta el modelo, uno de los cuales son las AFPs, que pasaron los fondos de previsionales de manos de los políticos que abusaban de ellos bajo el sistema de reparto, que es el que quiere Teillier, al de administración individual en inversiones productivas. Ya Michelle 2.0 tiene liquidados, a medio liquidar o en barbecho los otros ocho pilares del “milagro”, el FUT, las privatizaciones (ni siquiera soporta las concesiones hospitalarias), la garantía a la propiedad (el verdadero objeto del “Constitucionario” es confiscar por mayoría simple), el DL 600 de la inversión extranjera, la reforma laboral de “Piñera el bueno”, que terminó con las olas de huelgas, que serán sucedidas por una ola más grande, la de las huelgas sin reemplazo; las ISAPRES, en la mira; el derecho real de concesión minera (amenazado por sucesivos royalties, entre ellos el de "Piñera el malo") y la libre creación de universidades, CFTs e IPs, suprimida junto con la persecución contra el lucro, iniciada bajo este último Piñera.

          En realidad, el “milagro chileno” no fue milagro, porque si usted cambia una enorme cantidad de dinero de manos de funcionarios que lo hacen desaparecer dentro de sus bolsillos a las de empresarios que los hacen rendir, el crecimiento del país pega un salto. Como ahora se está haciendo todo lo contrario, el crecimiento ha dado un salto atrás. Cuando la Concertación y sus cinco gobiernos (siempre incluyo al de "Piñera el malo" entre ellos, como promotor de más impuestos, más ministerios y más presos políticos militares, y cuyos crecimiento y empleo iniciales los debió al insostenible 16,5% de aumento del gasto fiscal que le heredó Velasco en 2010), “le rayaban la pintura” al modelo, se crecía menos. Ahora que se demuelen sus pilares, ya casi no crecemos, y cuando los “derechos sociales” se lo coman todo, vamos a ser otro Brasil de Dilma, Argentina de los Kirchner o Venezuela de Chávez-Maduro.

          La idea de Teillier ya viene siendo como un golpe de gracia al “milagro”. Recuerdo, cuando era joven, los espléndidos departamentos pertenecientes a las Cajas de Previsión del sistema de reparto que él propicia, departamentos que ocupaban prohombres del respectivo régimen. Estuve en algunos. Eran “a todo trapo” y “la gracia” consistía en que sus rentas de arrendamiento eran irrisorias. Como todas las inversiones eran así, tipo “derechos sociales” (a vivir en un departamento con arriendo barato, a recibir un préstamo con interés inferior a la inflación, a comprar una vivienda con crédito hipotecario cuyo dividendo era fijo en pesos con inflación de 50%, a estudiar gratis en la universidad), el país vivía en crisis permanente. Nos disputábamos con Argentina y Bolivia el cetro de la más alta inflación del mundo. Éramos como la Grecia de hoy, un paraíso de los “derechos sociales”. A todo eso puso freno la Misión Klein-Saks, de 1956, “los Klein-Saks”, como los llamaban los comunistas, furiosos porque esa Misión les terminó el caldo de cultivo de la revolución y porque todavía no sabían que después los Kerenskys les iban a poner la alfombra roja hacia el poder. Pero ésa es otra historia.

          Por ahora, para allá vamos, con Teillier la cabeza. Lo puede lograr. “¡Y qué fue, y qué fue, aquí estamos otra vez!”, como voceaban cuando se derogó la Ley de Defensa de la Democracia, que los había puesto donde deberían estar, es decir, fuera de la ley. ¿Habrá un Lagos, como en 1932, que “venga a poner las cosas en orden aquí”? La calle se lo pide, dice él. Y yo también, como mal menor, por supuesto.

domingo, 14 de febrero de 2016

Confieso Haberme Equivocado


          Desde hace muchos años he venido reiterando un pronóstico sobre un tema del acontecer nacional que hoy debo reconocer no se cumplió: el de que nunca se iba a dictar sentencia definitiva en el caso indebidamente conocido como “Caravana de la Muerte”, abierto en ilegalmente 1998 por el ministro sumariante, de triste recuerdo, Juan Guzmán Tapia, transitoriamente famoso en todo el mundo por haber procesado a Pinochet, según el anuncio “urbi et orbi” que le encargó hacer ante las cámaras a Hugo Gutiérrez, abogado comunista defensor de terroristas y perseguidor de militares, hoy diputado gracias a la DC.

Porque si llegaba a cerrarse tal proceso, discurría yo, inevitablemente la propia justicia de izquierda, que prevalece en Chile, iba a tener que reconocer la inocencia del Presidente Pinochet y su general delegado, Sergio Arellano. En efecto, los hechos del proceso eran tan claros que dicha inocencia quedaba de manifiesto (porque en Chile, como no hay estado de derecho para los militares, no rige para ellos la presunción de inocencia, sino que éstos deben probarla; y estaba probada). Y entonces, aunque les fueran ilegalmente desconocidas sus eximentes de responsabilidad (amnistía, prescripción, cosa juzgada), la verdad de lo sucedido, la verdad de los hechos, confirmatoria de la inocencia de Pinochet y Arellano, nunca iba a poder ser desconocida. Por tanto, profetizaba yo, el caso “Caravana” no podía terminar jamás, por una razón política.

          Bueno, me equivoqué. La justicia de izquierda se las arregló para terminarlo, dictar sentencia y, al mismo tiempo, burlarse de la verdad de los hechos, mediante un expediente muy sencillo: primero sobreseyó al ex Presidente por considerar que su estado mental le impedía ser procesado y luego hizo lo mismo con su general delegado, Sergio Arellano Stark. Es decir, los culpó implícitamente. Y en la sentencia sobre los casos que generaron mayor número de muertes, condenó a los militares sobrevivientes, que, en el hecho, sí fueron los únicos responsables de las muertes, PERO A QUIENES LA JUSTICIA DE IZQUIERDA NUNCA HABÍA PRIVADO DE LIBERTAD HASTA AHORA, DURANTE 18 AÑOS, EN PREMIO POR DECLARAR LO QUE ELLA DESEABA OÍR: QUE HABÍAN ACTUADO POR ÓRDENES SUPERIORES, ES DECIR, DE ARELLANO Y PINOCHET. Es que los jueces querían declarar como responsable a Pinochet, por razones políticas.

          Yo escribí un  libro en 2000 sobre el caso, “La Verdad del Juicio a Pinochet”, donde se prueba no sólo la inocencia de este último y su general delegado, sino, además, que el primero no tuvo el menor conocimiento de ninguna de las muertes, cuando ocurrieron. Eso está claro en las páginas del expediente, en las cuales se basó mi libro, que puede ser bajado a los computadores por una módica suma, según se detalla al margen de este blog. Cuando se publicó, figuró por muchas semanas entre los más vendidos, pero fue sólo una gota de agua en el mar de la propaganda de izquierda. No obstante, el ex director de “El Mercurio”, Arturo Fontaine Aldunate, escribió un artículo en “La Segunda” haciendo notar que, muchos meses después de publicado, nadie, pero absolutamente nadie había refutado su contenido. Y así sigue siendo hasta hoy.

          En estos días los verdaderos responsables de las muertes, ya en camino a los noventa años, han debido entrar a presidio, pues se les han desconocido la amnistía, la prescripción y la cosa juzgada, esta última porque el Juzgado de Letras de Antofagasta ya había conocido y fallado acerca de los mismos hechos en 1986, eso sí que, al revés de ahora, aplicando las leyes y absolviendo en virtud de las causales antes mencionadas.

          No se crea que estas atrocidades jurídicas son exclusivas de la justicia chilena. Los familiares de un fusilado en Copiapó cuando la comitiva del general Arellano ni siquiera había dejado Santiago, en la noche del 15 al 16 de octubre de 1973, se querellaron en los EE. UU. contra el entonces teniente Armando Fernández Larios, asilado en ese país, que iba en la comitiva, demandándole una indemnización por la muerte de su pariente. Un hermano de Fernández Larios hizo acompañar al juicio de allá no sólo mi libro sino la prueba fehaciente de que aquél se encontraba en Santiago al ser fusilado el familiar de los demandantes, pero eso no sirvió de nada, porque la “corriente política dominante” en el juicio, tal como acá, era incontrarrestable. El ex teniente fue condenado a pagar. “En todas partes se cuecen habas”. A propósito de eso, he estado viendo la serie sobre el asesinato de la señora de O. J. Simpson y su pareja, en que el futbolista norteamericano fue absuelto habiendo numerosas pruebas de su culpabilidad, tantas, que en un juicio civil posterior O. J. Simpson fue condenado a pagar como culpable de las muertes. Pero quedó libre de cárcel, porque era lo “políticamente correcto”, tratándose de una culpable de raza negra.

          Acá lo “políticamente correcto” era culpar a Pinochet por las muertes de la “Caravana”, cuya misión, irónicamente, era velar por que los juicios en tiempo de guerra fueran justos y se aceleraran, pues la cantidad de extremistas preventivamente presos en los regimientos, en las primeras semanas después del “11”, constituían un problema nacional, dado que miles de familiares se aglomeraban a diario frente a los recintos y eso no debía continuar. Pero como “izquierda” y “verdad histórica” son conceptos antinómicos, lo que predominó fue la versión del libro de izquierda “Los Zarpazos del Puma” y eso es lo que ha quedado. Contiene, por cierto, mentiras espectaculares, como un  supuesto oficio de fecha 17 de octubre de 1973 falsificado, en el mismo caso que afectó en EE. UU. a Fernández Larios, pues la verdadera fecha fue 16 de octubre, pero en ésta la comitiva del general Arellano estaba en Santiago, así es que no podía culpársela de las muertes. Para los bibliófilos que tengan “Los Zarpazos del Puma”, que no deben ser pocos, pues fue el libro más vendido en muchos años, les recomiendo ver sus páginas 150 y 151, donde está el oficio con fecha 17 de octubre de 1973 dando cuenta de trece fusilamientos en Copiapó; y luego la página 139, que reproduce el bando del Jefe de Zona, y que habla de las muertes “en la noche del 15 al 16”; y luego la 150, donde reproduce la orden de sepultación del día 16 ¡para los que, afirma después, fueron muertos el 17! “Para mentir y comer pescado…”

          En fin, mi pronóstico de que el proceso nunca iba a terminar no se cumplió, pues terminó de la única manera en que podía terminar en el Chile de hoy: faltando a la verdad, atropellando las leyes y aumentando el número de militares octogenarios tras las rejas, mientras gozan de libertad y de cuantiosas indemnizaciones todos los terroristas, guerrilleros y subversivos que prepararon la toma del poder por las armas y no la pudieron concretar gracias a la acción decidida de aquéllos, que cometieron el error de acudir al llamado de auxilio de la civilidad democrática y de creer que ésta les iba a agradecer el haberla librado de ser subyugada por la guerrilla de extrema izquierda.

jueves, 11 de febrero de 2016

La Generalísima de Piñera


          Estando, como estamos, en plena campaña presidencial para la elección de 2017, ya los competidores más resueltos están en la liza. En el hecho, como una profecía autocumplida, son Lagos y Piñera. Como yo me doy cuenta de las cosas mucho antes y mejor que la masa de los chilenos, en un blog anterior (16.01.16) y en otras publicaciones mías (Bío Bío TV y “Estrategia”) ya les anticipé que el mal mayor era el representado por Piñera, promotor del odio entre chilenos por su persecución a los militares que combatieron el terrorismo marxista, creador de más ministerios e impuestos, y por lo tanto socialista de facto; y con un prontuario indeseable. Frente a eso, el mal menor lo representa Lagos, menos odioso con los salvadores de la Patria (incluso indultó a uno, Manuel Contreras Donaire, cosa que Piñera no hizo con ninguno); menos socialista que su contendor, pues no creó más ministerios y subió menos los impuestos; y con un prontuario no tan negro como el de su contendor, derivado de los “sobres con billetes”, del MOP-GATE y de las aulas tecnológicas.

          Entonces, entre ambos males, me pronuncié por el menor, Lagos; y anuncié que, en esa disyuntiva, votaría por él. En vista de eso el PPD, partido que Lagos fundó, aprovechó para decir “la ocasión la pintan calva”, reflexionó que “la izquierda y la derecha unidas jamás serán vencidas”, y proclamó a Lagos. Éste replicó: “Pregúntenme en 2017”, como si todos no supiéramos la respuesta.

          Lanzada la campaña entre ambos, entonces, el único que tiene la plata para financiarla, pues es extraordinariamente generoso para gastar en lo que más le importa, su propia ambición, ha posicionado sus piezas y goza de dos grandes ventajas. La primera y principal es que tiene como Generalísima de su campaña a la propia Presidenta, Michelle Bachelet, que ha desatado un tsunami contra el “modelo chileno” a través de iniciativas demoledoras como el fuerte aumento de impuestos y la supresión del FUT, una de las bases del crecimiento; ha embestido contra la libertad de enseñanza; quiere fortalecer el sindicalismo comunista y así apretarles el cuello a los empresarios, cuyas inversiones han sido otra de las bases del crecimiento; ha iniciado un proceso de lavado masivo de cerebros a través de miles de “facilitadores”, para cambiar la Constitución y el modelo de vida de los chilenos; y, en fin, emprende “retroexcavaciones menores”, como el término de las concesiones hospitalarias, la iniciativa para estatizar los derechos de agua, y la creación de una AFP y más universidades estatales. Para la Generalísima de Piñera, está bien todo lo que acerque a Chile a la difunta RDA, cuyo modelo la subyuga a ella pero horroriza a la gran mayoría de los chilenos. Éstos, entonces, se dicen: “entre volver a Hönecker o a Piñera”, prefiero a éste. Y por eso Michelle Bachelet es su Generalísima no oficialmente designada.

          Además, un número creciente de chilenos se horroriza del clima de violencia y anarquía. Ayer un familiar me llamó desde su auto en las cercanías de Temuco, en un “taco” donde permaneció más de dos horas porque había campos incendiados a ambos costados de la autopista y camiones quemados por terroristas en la calzada. Fuerzas Especiales de Carabineros en vehículos blindados pasaban por la berma, y nada de eso aparecía en los “noticieros” de TV ni en los diarios de hoy. Es la realidad del caos que ven cada vez más chilenos, que se dicen: “esto ya no da para más”.

          Y a esta ventaja de Piñera se añade otra: el manto de protección de que goza. Para muestra un botón: lean ustedes en “La Tercera” de hoy 11.02.16, p. 11, cómo a Carlos Ominami, por haber pedido a SQM y obtenido de ésta, mediante facturas de “Alerce Talleres Gráficos S. A.”, $178.500.000, que constituyeron  un “incremento patrimonial” de Ominami, según el SII, se le formalizará por tres delitos tributarios el 9 de marzo. Y, en cambio, Sebastián Piñera, que obtuvo de la misma SQM, a través de su Administradora Bancorp, en la misma época, casi el doble que Ominami, $340.000.000 (ver “La Tercera”, 21.01.16, p. 4), suma que sabidamente fue a su “incremento patrimonial”, pues sirvió para pagar los bonos de desempeño de sus ejecutivos Conca y de Aguirre, en Chilevisión, ni siquiera será citado a declarar, según anuncio del fiscal respectivo.

          Con esa Generalísima y bajo ese manto de protección, Piñera sin duda se yergue como un rival difícil de vencer para el candidato representativo del “mal menor”, Ricardo Lagos Escobar.

lunes, 8 de febrero de 2016

¡Que los Savonarolas Locales Se Callen!


          El sábado un columnista de “El Mercurio”, a quien tengo por afín a RN, exigía a la UDI una condena pública y explícita contra Pablo Longueira.

          ¿Sabe “el terreno en que pisa”? ¿Sabe “la chichita con que se está curando”?  ¿Sabe que “tiene tejado de vidrio”?

          Quiere que la UDI condene a Longueira por haberle pedido financiamiento electoral a SQM.

          ¿Y por qué, entonces, no le exige a RN que condene a Sebastián Piñera por haberle pedido financiamiento electoral a SQM?

          Y hay una pregunta peor: si el día de mañana RN proclama como su candidato presidencial a Piñera (quien, como he anticipado –ver mi blog del 21.12.15-- ya compró la candidatura) ¿también el columnista defensor de la incorruptibilidad política va a emplazar a ese partido, en nombre de la ética, a repudiar públicamente a su candidato?

          Tendría que verlo para creerlo.

          Este país no está preparado para ser incorruptible. Al contrario, en mi opinión (formada sobre la base de lo que sé y lo que veo) es profunda y extendidamente corrupto. La gente que importa lo sabe, pero no quiere que todos lo sepan. A estas alturas, vistas las revelaciones de los casos Caval y SQM, hay un pacto tácito para que “the shit doesn’t hit the fan”. Lo pongo en inglés porque en este blog no se admiten groserías en castellano. Ese pacto tácito lo ha puesto en evidencia el fiscal parecido a D’Artagnan, que es el que quedó una vez removidos los tipos más incómodos, al decir que “no estima necesario citar a declarar a la presidenta Bachelet ni a Sebastián Piñera”. Porque, si lo hiciera, ahí sí que “the shit would hit the fan”. Y al decir lo que ha dicho, nos está comunicando que estemos tranquilos, que ya todo está arreglado. “Uno para todos y todos para uno”.

Porque todos sabemos que el negocio estrella de Caval consistía en que un banco prestara la plata para comprar el terreno y después la autoridad cambiara el uso de suelo para valorizar el terreno; y que ambas cosas se podían conseguir si “la señora” las pedía u ordenaba. Y también todos sabemos que Piñera le pidió plata para su campaña a SQM y después la usó para pagar a sus ejecutivos Conca y de Aguirre; es decir, hizo algo peor que lo que hizo Longueira, pero si el fiscal parecido a D’Artagnan dice que no lo va a citar a declarar es porque ya está garantizado que “the shit will not hit the fan” y debemos estar tranquilos.

          Pero, por favor, que los Savonarolas a la violeta chilenos no se metan  a enredar las cosas, porque entonces, si obligan a la UDI a quemar en la hoguera a Longueira, alguien va a decir que se investigue a Piñera desde el Banco de Talca para adelante, pasando por la compra de LAN a la Corfo, la compra de acciones con información privilegiada, la condena de LAN por colusión, su intervención como Presidente en el caso Cascadas, el pago de coimas en Argentina para conseguir permiso de vuelo y por qué se dieron vuelta los votos en la Cámara para pedir la grabación de la compra de acciones y para formar una comisión investigadora del caso en Argentina; de su moción  para obligar a los bancos a pagar intereses en cuenta corriente cuando no le querían pagar lo que él pedía por Bancard y una larga lista de otras preguntas incómodas. Y van a empezar a investigar todo lo que hacía Caval cuando Sebastián Dávalos era su gerente y su madre era segura futura Presidenta… y “the shit will hit the fan”.

          No. Tranquilos. No hay problema. Pero que los Savonarolas locales se queden callados.

viernes, 5 de febrero de 2016

"Pasa Piola" Una Vez Más


          Si usted quiere sacar lecciones de la vida de Sebastián Piñera no haga todo lo que hace él, porque entonces puede no irse al Cielo. Pero sí hay una lección útil que repetidamente nos da y que ha vuelto a quedar patente hoy día: “Siempre es preciso tener alguien a quien echarle la culpa”. Excelente receta.

          En “La Tercera” (05.02.16, p. 33) se da cuenta de que Ignacio Cueto, gerente de LAN, ha sido condenado a una multa en los EE. UU. por la “Securities and Exchange Commision” (SEC) porque en agosto de 2006 pagó US$1.150.000 a un “consultor” (Manuel Vázquez, asesor del entonces Ministro de Transportes de Kirchner, Ricardo Jaime) “para que se modificara el contrato colectivo con los mecánicos”. Bien, después de nueve años y medio, LAN ha llegado a un acuerdo con la SEC. La “sacó barata”, pues la multa es de US$75.000, y el resto del castigo consiste en que debe contratar clases de ética para sus altos ejecutivos y cumplir un “estricto manual de buena conducta”.

          ¿Qué tiene que ver Sebastián Piñera con todo esto? Aparentemente nada, porque la información de “La Tercera” no lo menciona y no he visto que lo nombren (y ni siquiera tratado el tema) en ningún otro medio. Pero como existe este blog, usted, el país y el mundo pueden saber o recordar algo más.

Si consulta mi comentario del 30 de octubre de 2010, titulado “Modus Operandi” (referido a los procedimientos habituales del protagonista), leerá que Sebastián Piñera era en 2006 el socio controlador de LAN, junto con la familia Cueto, y viajó a Buenos Aires a entrevistarse con Néstor Kirchner, a la sazón Presidente de Argentina, porque a LAN no le daban autorización para volar en ese país. Sebastián sabe cómo se arreglan estas cosas y Kirchner también lo sabía, de modo que lo mandó a hablar con su Ministro de Transportes, Ricardo Jaime y éste le recomendó los servicios de Manuel Vázquez, que era asesor suyo. Al final, Kirchner dictó el decreto 1012 autorizando los vuelos a LAN, pues encontraron una solución muy conveniente: existía una compañía que no tenía aviones pero sí permiso de vuelo. LAN, que tenía aviones pero no permiso de vuelo, la compró por un precio razonable. Y entonces fueron depositados US$1.150.000 en la cuenta de Vázquez y su señora en Roanoke, Florida, EE. UU.

          En ese tiempo el diario “La Nación” de Buenos Aires habló de sumas mucho mayores, insinuando que “algo debía quedar” para Jaime y Kirchner, pero al cabo de nueve años y medio ahora resulta que el tema se redujo a la cantidad antes indicada y la culpa fue sólo de Ignacio Cueto, quien debió confesar a la SEC que “sabía que el consultor no llevaría a cabo un estudio (y) no informó a nadie en LAN que el contrato lo declaró falsamente con propósito de los pagos al consultor”.

          Pero, en su momento, el escándalo en Argentina fue tan grande que en Chile 51 diputados de la Concertación pidieron en 2010 que se formara una Comisión Investigadora de la Cámara sobre el asunto. No contaban con el “modus operandi” de Piñera: al momento de votar en la sala, algunos diputados “se dieron vuelta” y fracasó la idea de la Comisión. Fin de la historia. El “modus operandi” más adelante se aplicó a otra Comisión Investigadora, según veremos.

          ¿Y Sebastián Piñera? Si alguien le pregunta hoy, dirá que “no sabía nada”, lo mismo que dice de su firma Administradora Bancorp, que en “La Tercera” de 21.01.6, p. 4, aparece como la cuarta sociedad “proveedora de SQM de documentos cuestionados”, según el Informe de Shearman & Sterling, que detalla los que han sido “rectificados” (traduzco: “confesados como falsos”) a Impuestos Internos y vinculados a políticos en campaña, en este caso Piñera, a quien en 2009 la secretaria de SQM vio trasponer la misma puerta que todos los políticos que iban a pedirle dinero a la empresa, a cambio de boletas y facturas ahora “rectificadas”.

          Cuando yo le aconsejé a don Francisco, que estaba entrevistando a todos los ex Presidentes, que le preguntara sobre lo anterior a Piñera (ver mi blog “Torpedo para Don Francisco”, 05.05.15), aquél usó el “torpedo” y le preguntó al ex Presidente lo que éste no quería que le preguntaran (por eso después don Francisco se disculpó, pues, al revés del autor de este blog, no le gusta estar mal con nadie). Piñera le contestó que no sabía nada, pues estaba entregado “en cuerpo y alma” a su campaña y esas cosas que le preguntaban las hacían sus empleados. Siempre hay que tener a alguien a quien echarle la culpa. Pero “sus empleados” ocuparon los $340 millones que le extrajeron a Soquimich en pagar los bonos de desempeño a los ejecutivos Conca y de Aguirre, de Chilevisión, que era de Piñera, de modo que su patrón se hizo 340 millones de pesos más rico sin tener la menor idea. Y hasta ahora ha pasado completamente “piola”, mientras otros que pidieron a SQM, como ME-O, su padrastro Ominami, Fulvio Rossi, Pablo Longueira, Martelli y los muchachos de la precampaña de Bachelet están siendo cocidos a fuego lento en el asador.

          Y ahora que se acaba de ir Jadue de la ANFP se culpa a todo el mundo de lo que hizo, menos al “padre de la criatura”, que armó el cuento para sacar a Mayne-Nicholls y terminar poniendo en su lugar a Jadue. Pasó “piola”.

          También hace poco un tribunal falló que no había pruebas para acreditar el famoso “esquema” que sirvió para denostar a tanta gente que compraba y vendía acciones de las sociedades Cascadas, “esquema” con el que Piñera Presidente amenazaba a Julio Ponce si es que no accedía a fusionar las Cascadas, lo que le significaría a aquél una rentable “pasada”. Tan interesado estaba que le preguntó al Ministro de Hacienda (s) en un comité político “cómo iba el asunto de la fusión”. Después se dijo que en ese comité político jamás se había hablado de semejante cosa. Y también está pasando “piola” en ese caso.

          Como en el de la comisión investigadora de su compra de acciones de LAN con información privilegiada, en la cual la mayoría concertacionista se le dio vuelta a quien la presidía, diputado Jorge Burgos, frustrando la principal prueba acusatoria que iba a presentar a la sala. El “modus operandi”, de nuevo.

          ¿Qué importa todo esto? Nada, porque la ética en Chile nunca ha presidido realmente la cosa pública. Lo que importa es “pasar piola”, porque pronto todo se olvida; eludir el “juicio por los diarios” (lo cual se consigue con el “modus operandi”) y siempre, pero absolutamente siempre, tener a alguien a quien echarle la culpa.

martes, 2 de febrero de 2016

La Impopular Dictadura Judicial


               Primero aclaro que Pedro Urdemales ha quedado fuera de sospecha en el caso de la supresión, todavía no bien explicada, de los seguidores o miembros de este blog, que inopinadamente y por primera vez en casi seis años (en que fueron aumentando hasta llegar a 1.568) disminuyeron paulatinamente en pocos días hasta quedar en 1.095. El fenómeno les ha sucedido a muchos otros blogs de diferentes países, que no están bajo la mira, como éste, de Pedro Urdemales, lo que me permite exonerar al singular tramposo chileno de toda sospecha en este caso. Y, afortunadamente, por otra parte, los miembros o seguidores han recomenzado a incrementarse y ya son 1.100.

               Pero no era de eso de lo que quería escribir hoy, sino de la fantástica mezcla de cara dura e ignorancia de los jueces chilenos, que acaba de ponerse otra vez de manifiesto a través de dos fallos suyos, recaídos en una querella del único abogado de la plaza –que yo sepa—que se atreve a velar por los fueros de la legalidad: Raúl Meza.

               Pues, permítaseme la digresión, hay una defensa corporativa de la mayoría de los abogados a los atropellos de la legalidad que cometen los jueces. Se han convertido aquéllos en cómplices pasivos de la prevaricación a expensas de los militares. La misma mayoría de abogados que, encabezada por Patricio Aylwin y Eduardo Frei Montalva, aplaudía a los uniformados después del “11”, cuando les daban duro a los terroristas de izquierda (pues el 60% de las muertes totales ocurrió antes del 31 de diciembre del ’73, cuando esos líderes más aplaudían el Pronunciamiento).

La defensa corporativa de la prevaricación es tal, que cuando mandé un artículo a la revista del Colegio de Abogados, a fines de 2014, exponiendo la flagrantemente cometida en un fallo de la Corte Suprema al que había concurrido, como abogado integrante y redactor, un asiduo colaborador de esa revista, tras varios meses de vacilaciones el consejo de redacción de la misma, naturalmente de mayoría derechista, acordó rechazarlo. Entonces lo publiqué en este blog el 27 de marzo de 2015 (“Artículo Impublicable en la Revista de Abogados”) y hasta la fecha ha merecido 1.864 lecturas y 99 comentarios, seguramente más de los que habría suscitado en la publicación del gremio.

               Pues bien, últimamente la dictadura judicial prevaricadora (“dictadura”, porque no respeta las leyes; y “prevaricadora” porque condena en juicio atropellándolas) se ha superado a sí misma.

               Ustedes recordarán que el año pasado, ante una audiencia de centenares de miles, el juez Alejandro Solís reconoció paladinamente en la TV que él condenaba a los militares sin probar que habían cometido delito, sino en virtud de una “ficción jurídica”, según sus palabras. Desconocía la amnistía y la prescripción fingiendo que sus procesados mantienen hasta hoy personas secuestradas. Como eso es en sí un delito ("fingir" culpabilidad y condenar sin pruebas) el único abogado de la plaza que se atreve, Raúl Meza, interpuso una querella por prevaricación ante la “nueva Justicia”, el 7° Juzgado de Garantía de Santiago, ilusionado con que éste podría respetar el Estado de Derecho y aplicar las leyes.

               Vana ilusión. La “nueva Justicia” resultó peor que la antigua (noción muy extendida a estas alturas entre la población, que en la última encuesta Cadem muestra a la judicatura como la segunda institución más desprestigiada del país, después del Congreso). Pues el juez de garantía declaró inadmisible la querella argumentando que la Corte Suprema ha consagrado en varios fallos la legalidad de la condena por secuestro permanente. El abogado Meza apeló, pensando que semejante doble disparate (en seguida demostraré por qué es doble) no podía ser compartido por la Corte de Apelaciones, pero ésta confirmó el fallo, evidenciando que hay una verdadera dictadura judicial, pues no hay a quién recurrir ante los atropellos a la ley por parte de los jueces. Con razón de Tocqueville escribió que “la dictadura judicial es la peor de todas, porque es la única que no tiene remedio”.

               Explico ahora lo del doble disparate: por una parte lo es, porque todo el mundo sabe que un militar (r) preso en una celda de dos por dos no puede tener secuestrado a nadie, de manera que cuando un juez afirma que sí lo tiene hasta hoy, está mintiendo, y sabe que está mintiendo. ¿Con qué cara les enseña a sus hijos o nietos que no deben mentir? O a lo mejor les enseña a hacerlo…

De ahí la franqueza de Solís en TV cuando confesó que era “una ficción jurídica”. Podrá mentir en sus fallos, pero no ante la TV. Lo malo es que el código le ordena “probar” el delito y no “fingirlo”, y por eso prevarica.

Y, por otra parte, es doble el disparate del juez de garantía y la Corte porque el Código Civil, que enseña cómo interpretar las leyes, dice que las sentencias judiciales sólo pueden tener efecto en los juicios en que “actualmente se pronunciaren” y no en otros, norma que contradicen dichos Juzgado y Corte al declarar inadmisible la querella porque los fallos de la Suprema dicen que es verdad una mentira, como la del “secuestro permanente”.

¿Cómo han podido salirse los jueces dictadores y prevaricadores con la suya? Porque Chile ya no es el de antes. Ya en el país “no hay derecho ni hay derecha” ni hay "doctrina Schneider" de compromiso con la legalidad. A los militares de antes no les habrían metido presos a sus hombres en virtud de fallos que dicen que el Ejército es “una asociación ilícita”, como los ha habido recientemente. A los mandos militares de ahora les dicen eso y hacen como que no oyen. Y de la derecha actual mejor ni hablemos. Para todos los efectos, la mayoría de sus exponentes son iguales a los Kerenskys. Cuando el dignísimo diputado Ignacio Urrutia (UDI) rindió un homenaje en la Cámara en el aniversario de la muerte del general Pinochet, su colega, también UDI, Jaime Bellolio se retiró indignado, tuiteando que “rechazaba los atropellos a los derechos humanos”, es decir, usando la jerga comunista. ¿Quién necesita Kerenskys con estos derechistas?

Así nunca terminará la dictadura judicial. Al contrario, se consolidará, pues fue una derecha degenerada, como la de Piñera, la que la alentó y fortaleció, triplicando el número de querellas ilegales contra militares, negándoles los indultos (cosa que ni siquiera hizo Lagos), y trasladándolos a un penal peor y hacinado (cosa que tampoco hizo ningún otro gobierno de la Concertación).

Tocqueville decía que esa dictadura no tenía remedio; y yo digo que, pese a lo impopular que es (las encuestas lo prueban), con los chilenos, la derecha y los militares de hoy, menos.